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jueves, 2 de mayo de 2024

LOS SEVEROS Y LA CRISIS DEL IMPERIO

Bajo la denominación de "crisis del siglo III" se conoce el gran proceso de desintegración de las estructuras que habían sido características del Alto Imperio. Presenta sus antecedentes en el siglo II d.C. y manifiesta palpablemente sus primeros síntomas bajo los Severos (193-235 d.C.). La confluencia de los problemas de estabilidad en la jefatura del estado -donde las rivalidades entre los mandos de los ejércitos tuvieron una causa determinante- con las invasiones de los pueblos bárbaros, llevarán a una fase de "anarquía militar", cuyos momentos más agudos se sitúan entre el 235-268 d.C. La reacción de los emperadores ilirios, que culminó con la entronización de Diocleciano (284 d.C.),supondrá una progresiva y dolorosa recuperación que permitió la supervivencia del Imperio.



Los Severos

El año de los cinco emperadores

Tras la muerte de Cómodo en el 192, los pretorianos(solados de la guardia Pretoriana) colocaron en el poder a Pertinax, entonces prefecto de Roma. Pertinax quiso iniciar una reforma del senado y del ejército, motivo por el cual, senadores y militares se sublevaron y fue asesinado en el 193. el vacío de poder condujo a una guerra civil entre el 193-197, que terminó con la victoria del militar Séptimo Severo.

Este nuevo emperador romano (en el cargo entre 193-211) fue el primero de origen norteafricano, hablaba púnico y se sentía mucho más vinculado a las tradiciones de las provincias orientales que a las romans. fundó la Dinastía de los Severos (193-235).


Política reformista de Septimio Severo

La Dinastía Severa tuvo un marcado carácter militar. Septimio Severo llevó a cabo una serie de reformas por las que fortaleció la autoridad del ejército y restableció el orden imperial. ante todo, hay que hablar de las reformas de la casa imperial. El término "Dinastía" fue adoptado por primera vez tras la sucesión de Septimio Severo. Los emperadores Severos se denominaban a sí mismos Dominius. La importancia de las mujeres de los emperadores comienza con Julia Domna, esposa de Septimio Severo, de origen sirio, que adoptó el título de diva y supo recoger el concepto de herencia de los reyes helenísticos y convertirse en garante de sucesión.

En cuanto a la política interior de Septimio Severo, destaca el fortalecimiento del Consilium Principis, convertido en un consejo deliberante pero también legislativo (promulgó rescriptos, aunque firmados por el emperador). En él, participaron eminentes juristas de la época (entre ellos, Ulpiano), que supieron elaborar el derecho necesario para justificar la omnipotencia del Príncipe y del Estado. Se promulgaron además más de 4000 leyes que buscaron proteger a los Humiliores frente a los honestiores: el senado fue definitivamente despojado de sus atribuciones políticas, legislativas, judiciales y económicas: Septimio Severo introdujo en él a numerosos homines Nuoi procedentes de las provincias orientales y africanas del Imperio.

La más importante de las reformas de Septimio Severo fue la militar, pues convirtió al ejército en el apoyo fundamental de su gobierno. estableció en la capital del imperio nuevos cuerpos militares con componente provinciales, para contrarrestar la fuerza del cuerpo de los pretorianos de Roma. empleó una gran parte de los presupuestos del estado en el ejército y le concedió numerosos privilegios: aumento de la soldada, concesión del derecho de casamientos a los soldados mientras cumplían el servicio militar (esto permitió a su mujeres e hijos acceder automáticamente a la ciudadanía), facilitación del acceso a grados superiores y a la administración civil (mediante el establecimiento de una nueva carrera dentro del orden ecuestre, donde no había distinción entre civiles y militares) y la introducción de la Annona Militaris (nuevo impuesto que consistía en transferir productos agrícolas de los predios particulares directamente a las legiones, lo que sirvió para salvaguardar a los soldados de la inflación, pero al mismo tiempo empobreció a los agricultores)

El desastre provocado por la guerra civil, el declive demográfico y productivo y los cuantiosos gastos que exigían el ejército y el aparato burocrático del estado agravaron la crisis económica heredada de Marco Aurelio y Cómodo. Septimio Severo intentó frenar la crisis económica devaluando hasta un 50% el denario y practicando una política económica muy intervencionista: el Estado confiscó tierras y se convirtió en el mayor terrateniente, comprometiéndose a arrendar las tierras para su explotación con contratos a largo plazo (lo que favoreció el paso del esclavismo al colonato), así como también controló el comercio con duras reglamentaciones: con todo esto, Septimio Severo logró contener la crisis, propiciando cierta estabilidad y prosperidad.

En cuanto a la política exterior, Septimio Severo consolidó las fronteras de Oriente y África. En Oriente, dirigió personalmente la guerra contra el Imperio Parto, a consecuencia de la cual, Mesopotamia volvió a  caer en manos de los romanos. Luego, se dirigió a Occidente para sofocar las rebeliones calcedonias de Britania, pero esta batalla fue interrumpida por su enfermedad y muerte en el 211. Su hijo Caracalla se apresuró a firmar la paz con los calcedonios y asegurar el antiguo Limes de Adriano.

Septimio Severo

Política interior y exterior de Caracalla

Septimio Severo fue sucedido por su hijo Caracalla (en el poder entre el 211-217): este llevó a cabo una profunda reforma monetario de sentido inflacionista. Introdujo una nueva moneda de plata (el antoniniano), con valor asignado a 2 denarios, pero con peso real de medio denario: al no ser su valor real equivalente al asignado, se trataba de una simple medida para simular la inflación. La moneda de oro (el áureo) también fue devaluada, pasando a valer 50 denarios (el doble que con el sistema de Augusto).

La obra legislativa más importante de Caracalla fue la Consitutio Antoniniana, por la que se concedió la ciudadanía romana a todos los hombres libres del imperio, salvo a los Dediticci (los entregados voluntariamente a Roma mediante el acto jurídico de la Deditio, tratándose de una condición inferior dentro del libre manumitido). Para algunos autores, la Constitutio Antoniniana pretendía en realidad someter a todos los habitantes del imperio a pagar los impuestos exigidos a los ciudadanos.

En el 217, se produjo una conjura en la que perdió la vida Caracalla a manos del prefecto del pretorio Macrino: este fue aclamado por el ejército, convirtiéndose en el primer emperador de rango ecuestre: su cortísimo principado (entre 217 y 218) fue un paréntesis dentro de la dinastía de los Severos. Entre tanto, Julia Domna había creado en Siria una especie de dinastía femenina con su hermana Julia Mesa y las dos hijas de esta. Julia Soemías y Julia Mammea. en el 218, un sector del ejército que todavía confiaba en la familia de los Severos proclamó augusto a Heliogábalo, hijo de Julia Soemías: el enfrentamiento subsiguiente entre las fuerzas militares particulares de heliogábalo y las de Macrino terminaron con la derrota de este último.

Los últimos severos: Heliogábalo y Alejandro Severo

Heliogábalo (en el poder entre 218-222) se dedicó casi en exclusiva a su función de sumo sacerdote del dios oriental El Gabal (sol invicto) e intentó imponer su religión como única del Imperio. Dejó los asuntos de Estado en manos d elas princesas sirias (su madre Julía Soemías y su abuela Julia Mesa): sus tendencias pacifistas y orientalizantes generaron la oposición del ejército y de la sociedad occidental. para aplacar el conflicto, Julia mesa propuso la sustitución dentro de la misma dinastía de Heliogábalo por su primo Alejandro Severo. El ejército apoyó al nuevo Príncipe y dio muerte a Heliogábalo y su madre.

Alejandro Severo (en el poder entre 222-235) fue proclamado emperador siendo menor de edad, por lo que el gobierno quedó en manos de su madre Julia Soemias. Durante su principado, se desarrolló una política favorable al Senado (la Prefectura del Pretorio dejó de pertenecer al orden ecuestre para pertenecer al orden senatorial) al tiempo que atendió a los más necesitados (recordando el humanismo de los emperadores antoninos). En lo religioso, apoyó el cristianismo. El declive del gobierno de Alejandro severo se debió al descontento del ejército (que dejó de disfrutar de algunos beneficios que emperadores le habían otorgado) y la crisis económica ( la inflación llevó al estado romano a subir los impuestos, provocando la ruina de los artesanos y comerciantes que vivían de la economía monetaria y del descontento de la plebe urbana, que reclamaba más repartos y espectáculos gratuitos). La decadencia de las ciudades provocó la tendencia al autoabastecimiento económico de los latifundios y el auge del colonato. También el ejército se autoabasteció y se alejó de los circuitos económicos normales. el empobrecimiento de grandes capas de la población hizo surgir focos de rebelión en las ciudades. La propia organización social del Imperio vigente durante siglos se tambaleaba, perfilándose la polarización de tod la sociedad en dos grandes bloques (honestiares y Humilliores). En el exterior, aumentaron los conflictos con pueblos limítrofes (sobre todo, los Sasánidas persas y los bárbaros de Germania). Finalmente, la crisis hizo que el ejército arrebatara el control del poder a la aristocracia senatorial. En el 235, el ejército asesinó a Alejandro Severo y a su madre, Julia Soemías, acabando definitivamente con la Dinastía Severa. Nombró en su lugar a Maximiliano el tracio, el primero de "los emperadores ilirios", que, en medio de la anarquía, lograrán salvar el Imperio romano.

La crisis del Imperio

Revisión Histórica de la crisis del siglo III

Entre la muerte de Alejandro Severo (235) y la proclamación de Diocleciano (284) transcurre un periodo de 50 años, comúnmente llamado Anarquía Militar y que puede considerarse de transición entre el Principado y el Dominado. En él, se produjeron guerras, usurpaciones, invasiones y catástrofes de todo tipo. Sus principales características son el protagonismo de los militares en detrimento del orden senatorial y la pérdida de credibilidad de la autoridad imperial. Hay una gran dificultad en su conocimiento debido a la escasez y mediocridad de las fuentes y la mayoría de las fuentes escritas son autores tardíos (siglos IV y V) como Aurelio Víctor y orosio. Estos autores describieron el siglo III como una sucesión de catástrofes, y la imagen que tradicionalmente se ha tenido de dicha época está en gran medida influida por su relatos.

Los problemas del imperio se habían hecho patentes ya en la época de los Antoninos (entre el 96-192), cuando los límites del Imperio habían llegado a su máxima expansión: desde el 235; Roma hubo de enfrentarse al resurgimiento del imperio persa, con sapor I (dinastía sasánida): en Occidente, aumentó enormemente la presión de los pueblos germánicos a lo largo del Rin y el Danubio: de ahí que el imperio romano se viese obligado a mantener guerras en todos los frentes. Estos conflictos externos constituyen una de las primeras causas aducidas tradicionalmente por los historiadores para explicar la crisis general del imperio en el siglo III.

Para muchos historiadores, la principal causa de la crisis general del Imperio fue la crisis económica, que mostró sus primeros síntomas con los Antoninos (96-192) y se consumó con los Severos (193-235): se produjo un empobrecimiento progresivo de la población, un descenso demográfico, un proceso de ruralización de la economía y un abandono del comercio. Los emperadores comenzaron a encontrar dificultades para financiar todos los gastos imperiales y ello les llevó a subir los impuestos y depreciar la moneda, con la consiguiente inflación. comenzaron a desarrollar políticas económicas intervencionistas para resolver la crisis económica, aunque persistió la libertad de iniciativa privada. tor de los medios por los que se intentó resolver la crisis económica fue el paulatino reforzamiento del poder imperial, con el consiguiente deterioro de las relaciones entre el príncipe y el senado. Esto se manifestó en la cuestión sucesoria, pues mientras el senado intentaba la designación del mejor por la aristocracia, los emperadores trataron de imponer la sucesión dinástica (primero los Antoninos y después los Severos).

Otra causa también aducida por muchos autores está en el progresivo fortalecimiento del ejército, que con la crisis del siglo III logró arrebatar el control del poder político a la aristocracia senatorial además, el ejército se convirtió en una vía de movilidad social hacia los estratos más elevados y favoreció la relación cada vez mayor con el mundo bárbaro. Finalmente será el ejército quien imponga a los emperadores (con los Ilirios, los emperadores son proclamados por el ejército y posteriormente reconocidos por el senado). En el fondo, las maniobras militares representan diversos intereses de grupos sociales encontrados.

También cabe destacar la crisi de la religión romana tradicional (paganismo) y el auge de las religiones orientales (especialmente, el cristianismo). Algunos historiadores antiguos acusaron al cristianismo de ser el principal responsable de la crisis general del imperio. hoy en día, tiende a relativizarse el papel de la religión como causa de la crisis del siglo III, aunque, sin duda, jugó un papel, en la misma y preconfiguró en parte la nueva época bajo-imperial.

La Anarquía Militar

Durante la Anarquía Militar (235-248), en ningún momento se produjo un vacío de poder ni despareció la administración imperial, sino que el ejército siempre actuó en defensa de su emperador de turno. En estos 50 años, los ejércitos proclamaron más de 25 emperadores, todos ellos de origen militar ( por lo que se les llama "emperadores-soldados") y la mayoría procedentes de Iliria (por lo que también se les llama "emperadores ilirios"). El periodo de la anarquía Militar suele estudiarse en tres etapas: Maximino el tracio y los Gordianos (235-245), el centro de la crisis (245-268) y la restauración de los emperadores ilirios (268-284).

En el 235, el ejército asesinó a Alejandro Severo y nombró en su lugar a Maximino el tracio (235-238), primer emperador ilirio, quien simboliza perfectamente la nueva clase gobernante despreciable para la vieja nobleza romana: se trata de un soldado que realizó un Cursus Honorum rapidísimo y conquistó el poder con violencia. Orientó toda su actividad imperial hacia la guerra germánica y su valía militar quedó demostrada porque terminó con éxito la guerra contra los germánicos en el Rin. Agravó la oposición del senado debido a su política de confiscaciones de bienes a la aristocracia para financiar la guerra. en el 238 estalló una revuelta senatorial que desembocó en la proclamación de los emperadores Gordiano I y II: contra ellos se rebelaron enseguida los pretorianos, que impusieron al emperador Gordiano III como solución de compromiso entre ambos grupos de poder (senatoriales y pretorianos). los emperadores ilirios fueron apartados hasta el 268.

Entre los años 245-250, todas las fronteras del Imperio se desmoronaron, mientras innumerables rebeliones militares de senadores y caballeros destruyeron definitivamente la ya ilusoria coexistencia de un Estado de burócratas ecuestres y magistrados senatoriales. En el 251, el emperador Decio fue aniquilado en lucha contra los Godos. En el 260, Sapor I tomó prisionero al emperador Valeriano y tomó Antioquía. Su hijo y sucesor Galieno no logró liberarlo debido al cuantisos resctae impuesto por Sapor I. entonces urgió la necesidad de concentrar el mayor número de tropas en la frontera oriental, con el riesgo evidente de debilitar el Limes occidental: en consecuencia, las bandas germánicas del estrecho del Rin depredaron las costas de las Galias y llegaron incluso hasta las desprotegidas ciudades del egeo. El mundo romano se rompía en pedazos, aunque las distintas provincias no tuvieron la misma suerte. La cerca de Alejandría siguió acuñando moneda y el comercio en el Mediterráneo se mantuvo, aunque ya no controlado por Roma, sino descentralizado.

Aureliano y los emperadores ilirios

Fue una revolución militar la que salvó al imperio en el periodo 268-284. La aristocracia senatorial quedó definitivamente excluida del mando militar para dejar paso a los militares profesionales que surgían normalmente de los rangos inferiores del ejército. estos profesionales remodelaron el ejército: la lenta y pesada legión fue dividida en pequeños destacamentos para lograr una defensa más flexible contra los ataques bárbaros; los destacamentos fronterizos quedaron protegidos a su espalda por una nueva fuerza de choque de caballería, los llamados Comitatus ("compañeros"): con estas medidas, se conformó un ejército de 600.000 hombres, el más grande de la Historia hasta ese momento: además, para sufragar sus necesidades, los emperadores reforzaron la burocracia y aumentaron los impuestos: el nuevo modelo de ejército obtuvo grandes éxitos, pacificándose todas las fronteras. El Imperio quedó provisionalmente salvado y los militares se convirtieron en su héroes: en lo sucesivo, el origen aristocrático o popular dejará de ser lo más importante, pero se abrirá una nueva fractura entre los ricos y poderosos (honestiores) y los pobre sy los débiles (humilliores).

Aureliano (270-275) fue el más importante de los emperadores ilirios: con él se produjo la reunificación del imperio, se realizaron importantes reformas económicas y se trató de resolver el conflicto religioso. la reunificación del imperio se logró con el sometimiento de los efímeros reinos de Palmira y la Galia, que se habían independizado del Imperio romano, y la derrota de los alamanes en Italia. Para protegerse de la amenaza de nuevas invasiones germánicas, Aureliano construyó el "Muro aureliano" de Roma y patrocinó el amurallamiento de otras ciudades estratégicas del norte de Italia: en cuanto a las reformas económicas, su política fiscal se dirigió principalmente contra los más ricos, pues fue acompañada de la condonación de deudas con el estado a los pobres, así como de la distribución gratuita de productos de primera necesidad entre la plebe romana.

Por otro lado, trató de luchar contra la inflación mediante la creación de nuevas monedas, pero su estrategia fracasó al no actuar sobre las causas reales de la inflación (como demuestra la depredación contínua sufrida por tales monedas hasta Diocleciano). Por último, en cuanto a la cuestión religiosa, aureliano percibió que el politeísmo tradicional romana evolucionaba en los últimos siglos hacia un monoteísmo solar, que trató de fomentar como elemento de unidad moral del Imperio en un momento debían subordinarse. Trató de sincretizar este culto con otros orientales de similares características, logrando así cierto consenso que solo el cristianismo rechazó. amparado por la nueva divinidad oficial de sol invictus, Aureliano se autoproclamó Dominus et deus.

Aureliano

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