Los británicos que apoyaron a la República lo hicieron en varios frentes: el propagandístico (atacando la inacción de su Gobierno), el económico (recaudando fondos para comprar material y «compensar» a las familias de los soldados), el militar (reclutando hombres) y el humanitario (enviando equipos médicos, donando ropa, comida enlatada y evacuando a cuatro mil niños bilbaínos en mayo de 1937). El Habana, un buque con capacidad para 400 personas partió con más de 4.200 pasajeros entre niños, educadores y otra tripulación. La "expedición a Inglaterra", como se denominó al viaje, había comenzado: los niños evacuados permanecieron en ese campamento varios meses, en algunos casos hasta casi medio año, asistidos por voluntarios y la población local. El plan inicial era que los niños volvieran a casa al cabo de un corto periodo de tiempo, pero el desarrollo de la contienda española modificó esos planes y los pequeños fueron repartidos por colonias por todo el país, también en el área de Eastleigh.
Este último aspecto se canalizó a través del National Joint Committee for Spanish Relief, una organización que agrupó a más de cien plataformas —de cristianos a comunistas— con el objetivo de «aliviar el sufrimiento de las víctimas de la guerra». En teoría era un cuerpo «no partidista, no político y no sectario», pero su inclinación fue claramente republicana. El comité funcionó hasta los años cincuenta, dando cobertura a los exiliados. A menudo se emplea la expresión Aid Spain para referirse a la ayuda británica como un todo organizado, pero no era un movimiento oficial, sino una corriente social capitaneada por los comunistas y, en menor medida, los laboristas. El Comité contenía todas las sensibilidades políticas: conservador, laborista liberal y fue presidida por la duquesa de Atholl, perteneciente al Partido Conservador. El comité exigía a sus miembros una declaración formal de apoyo al gobierno republicano. El Partido Comunista sostuvo una campaña independiente.
Obreros e intelectuales apoyaron al gobierno republicano: a través de mítines y manifestaciones se recaudó dinero y materiales para la república española, sobre todo víveres y ambulancias. Tras la caída de Barcelona en febrero de 1939, los refugiados españoles constituyeron el Comité Británico de Ayuda a España, que fletó el buque Sinaia con 1200 familias con destino a México.
En Albacete, ciudad donde se iban formando las Brigadas Internacionales de voluntarios que llegaban a España para defender la República contra Franco, para primeros de 1937 se iba ultimando la preparación del batallón británico dentro de la 15 Brigada Mixta del Ejército Popular de la República. El batallón contaba con cerca de 500 efectivos que habían venido reclutándose desde el comienzo de la guerra, y participando, encuadrados en diferentes unidades, en diversas acciones bélicas, incluso la defensa de Madrid.
Aunque con anterioridad a su organización en España en 1937 ya habían llegado algunos voluntarios procedentes del Reino Unido, no es hasta entonces cuando se considera su formación.
Los primeros voluntarios británicos fueron incorporados a los batallones franceses y alemanes. Mientras en territorio inglés, el Partido Comunista fomentó una campaña de reclutamiento de voluntarios que concluyó el 9 de enero de 1937 tras la modificación de una ley de 1870 que prohibía el alistamiento en ejércitos extranjeros y amenazaba a sus infractores con multas y cárcel o ambas cosas. El 20 de febrero el Comité de No Intervención acordó prohibir la salida de voluntarios para España y establecer un sistema de control en la frontera franco-española. Muchos británicos eludieron esa ley haciéndose pasar por turistas.
El mensaje de la «lucha por la libertad de España» caló especialmente entre los sindicatos de la clase obrera, de la que salieron la mayoría de los dos mil quinientos británicos que se unieron a las Brigadas. También entre muchos «intelectuales proletarios» educados o autodidactas, comunistas, laboristas o, en algunos casos, «niños de ciudad». Sus ideas sobre el socialismo y la lucha de clases provenían de sus lecturas y clubes de debate. Tenían pequeñas bibliotecas con clásicos ingleses (Charles Dickens y Jack London), textos políticos (el Manifiesto Comunista y Merrie England), literatura soviética y una novela fetiche sobre los primeros pasos del socialismo en Inglaterra, Los filántropos en harapos (Robert Tressell, 1914).
De los 2000 voluntarios británicos que vinieron, el 80% pertenecía a la clase obrera militante en movimientos comunistas y laboristas. Algunos ya estaban en España en las Olimpiadas Populares de Barcelona, como la pintora Felicia Browne, donde junto a jóvenes obreros formaron la Centuria Tom Mann. luego fueron trasladados a Albacete e incorporados al
Batallón Thalemann. Los primeros voluntarios fueron incorporados también al
Batallón Marsellesa y fueron traslados al Frente Sur.
A finales de enero de 1937 nació el Batallón Británico. en las cuatro compañías y unidades auxiliares del Batallón había 600 hombres. Fueron incorporados a la XV brigada Internacional junto a los batallones Franco-belga, Dimitrov (eslavos) y norteamericano.
Lugares donde combatió el Batallón Británico de las Brigadas Internacionales.
El primer enfrentamiento digno de mención tuvo lugar durante la Batalla del Jarama en febrero de 1937, en donde cuatrocientos cincuenta de los seiscientos integrantes de la unidad murieron o fueron heridos de gravedad, bajo la dirección del comandante Tom Wintringham. Tomó posiciones en Morata de Tajuña y rechazó los ataques de la Legión Extranjera. Tras el combate, quedaban 225 hombres y perdieron a la Compañía de Ametralladoras. A pesar del avance enemigo y sus tanques, consiguieron rechazar el embiste y el 27 de febrero pasaron a la ofensiva. Perdieron en dos días todos sus jefes y comisarios y fueron sustituidos por soldados rasos, que consiguieron frenar al fascismo dejando su vida en el campo de batalla. En la madrugada del día 12 de febrero de 1937, el Batallón Británico de la XV Brigada Internacional, inició el descenso desde la loma hacia la orilla del río Jarama para impedir el paso de las tropas sublevadas a Madrid. Pero, aunque ellos no lo sabían, las tropas ya habían cruzado el río y los soldados ingleses e irlandeses fueron sorprendidos, siendo sometidos a un bombardeo de tres horas de artillería y ametralladora, antes de ser atacados por al menos tres batallones de infantería marroquí de élite. De los 400 hombres que formaban las compañías de infantería, solo quedaron 125. En total, quedó menos de la mitad del batallón.
En marzo de 1937 pasaron a la guerra de posiciones hasta el 17 de junio, donde tomaron parte en la ofensiva de Brunete.
En julio del mismo año, Vicente Rojo, general republicano, ordenó el desplazamiento de unidades, entre ellas la Brigada Británica, hacía Brunete para, actuando en esa zona, aliviar el peso sobre la capital de España donde se libraba una batalla desigual. El comandante George Nathan fue jefe de operaciones del estado mayor. Jack Cunningham mandó tres de los seis batallones de la brigada. El 6 de julio, bajo el mando de Fred Copeman, salieron a a los accesos meridionales de Villanueva de la Cañada para cortar la carretera de Brunete. El batallón participó en la batalla ocho días consecutivos y sufrió grandes pérdidas, incluida la del escocés Alex McDade, quien compuso la canción más célebre de la XV Brigada. En los años siguientes surgieron distintas versiones en los batallones británico y americano, pero siempre sobre la melodía de «Red River Valley».
There’s a valley in Spain called Jarama,
That’s a place that we all know so well,
for ‘tis there that we wasted our manhood,
and most of our old age as well.
El 22 de julio recibieron la orden de mantener una posición clave en el sur de Villafranca donde sufrió varias pérdidas antes de replegarse.
El batallón mandado por Paddy O'Daire y Arthur Ollerenshaw participó en el Frente de Aragón. Los británicos lucharon en Belchite (agosto) y Teruel (diciembre), pero la República no logró su objetivo, recuperar Zaragoza. En octubre de 1937, el batallón visitó Madrid para reorganizarse, recibiendo una bandera ricamente bordada y las visitas de Artur Horner, secretario del Sindicatos de Mineros de Gales y Harry Pollit, secretario del Partido Comunista. El 22 de diciembre tomaron Teruel y lo defendieron de la ofensiva franquista de enero de 1938. En febrero atacaron Segura de Baños, donde hicieron prisionera a una compañía y se apoderaron de sus armas y no sufrieron tantas pérdidas, gracias a la madurez del mando y la mejor preparación de su combatientes.
Entre marzo y abril de 1938, la guerra se inclinó definitivamente hacia los nacionales. Franco lanzó una ofensiva para aislar Cataluña y dividir el territorio republicano en dos, lo que provocó una crisis en el Gobierno de Negrín y el fin de Indalecio Prieto como ministro de Defensa. El 10 de marzo entraron en el pueblo de Calaceite fue un lugar miserable para el batallón británico: de los seiscientos cincuenta hombres que lo componían, ciento cincuenta murieron o resultaron heridos y otros tantos fueron capturados. El 11 de marzo fueron cercados y solo consiguieron huir por la noche. El día 15 llegaron a Caspe pero el jefe de batallón, Sam Wild y tres voluntarios más fueron hechos prisioneros. Sin embargo, lograron escapar y ocuparon una posición frenando a los fascistas, hasta que tuvieron que retirarse. El 31 de marzo sufrieron una emboscada cerca de Calaceite. A pesar de que consiguieron averiar varios tanques enemigos, cayeron prisioneros 140 hombres y el comisario del batallón, Walter Tapsell, fue fusilado.
El batallón resurgió una última vez en julio de 1938, a tiempo para la batalla del Ebro (aunque tras la derrota en el frente de Aragón muchos españoles cubrieron los huecos que quedaban en las brigadas). Consiguieron neutralizar los focos de resistencia y las posiciones de los moros y se ganaron el título de "batallón de Choque" atacando una cota que protegía Gandesa.
En realidad, su participación fue muy limitada: aquel verano, Negrín aceptó retirar a los combatientes extranjeros con la ingenua esperanza de que Franco hiciera lo mismo. «El Gobierno español, en su deseo de contribuir con actos al apaciguamiento que todos deseamos, y resuelto a hacer desaparecer todo pretexto para que se pueda continuar dudando del carácter netamente nacional de la causa por la que se baten los Ejércitos de la República, acaba de decidir la retirada inmediata y completa de todos los combatientes no españoles que luchan en las filas gubernamentales», anunció en septiembre ante el Comité de No Intervención de la Sociedad de Naciones (Ginebra). Los últimos brigadistas abandonaron el frente unos días más tarde. El 5 de agosto el batallón fue retirado a la reserva y el 23 de septiembre cruzaron el Ebro para volver a Inglaterra.
El número de muertos de la unidad durante su estancia en España fue de aproximadamente cuatrocientos noventa, y mil doscientos heridos graves sobre un total de dos mil voluntarios.
El 28 de octubre de 1938 Barcelona da el adiós del pueblo español a las Brigadas Internacionales, las cuales --según lo dice la Pasionaria en su discurso de despedida-- salen de nuestro suelo por «razones de estado» --alusión nada amable, sino más bien irónica (y hasta cargada de una connotación fuerte que tal vez no le fuera desconocida, a saber: el significado de razones maquiavélicas, de la alta política opaca y a menudo inconfesable). El regreso del batallón británico se demoró hasta el 7 de diciembre por las dificultades del gobierno británico. A su llegada en la estación Victoria en Londres, fueron recibidos por una gran multitud de personas. Los supervivientes prometieron seguir en Inglaterra la lucha por España.
La figura de Tom Wintringham
Wintringham nació en Grimsby en 1898. Obtuvo un lugar en Balliol College, Universidad de Oxford, donde leyó Derecho. Sin embargo, abandonó sus estudios para unirse al Royal Flying Corps y sirvió en la Primera Guerra Mundial. Dejó el Ejército en 1919.
Wintringham se convirtió en periodista especializado en asuntos militares. Estableció una revista titulada 'Left Review' y en 1923, Wintringham se unió al Partido Comunista Británico. En 1926, fue encarcelado por sedición e incitar a los soldados a amotinarse, parte del período previo a la Huelga General; Wintringham fue uno de los planificadores detrás de esta huelga.
En 1936, Wintringham viajó a España para cubrir la guerra desde el punto de vista de un periodista. Wintringham se unió al bando republicano y se convirtió en el comandante del Batallón Británico de la Brigada Internacional. Luchó en la Batalla del Jarama y en 1937, Wintringham resultó gravemente herido en Quinto y se vio obligado a regresar a Gran Bretaña. Sin embargo, en el tiempo que pasó en España, aprendió mucho sobre la guerra de guerrillas y conoció a expertos en este campo. Wintringham creía que la guerra de guerrillas era una verdadera "guerra popular" por la libertad.
Mientras estaba en España, Wintringham tuvo un romance con una periodista estadounidense llamado Kitty Bowler. Más tarde se casaron, pero Bowler fue condenado como espía trotskista y Wintringham fue expulsada del Partido Comunista Británico por negarse a dejarla. Sin embargo, ya se había preocupado por el comportamiento servil del Partido Comunista Británico hacia Moscú y es probable que en algún momento hubiera ocurrido una división.
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Tom Wintringham |
George Nathan fue uno de los oficiales más competentes de las Brigadas Internacionales. A pesar de los prejuicios contra su homosexualidad, fue capitán en la XIV BI y Jefe del EM de la XV. Al grito de "En avant, mes dames!", luchó en Lopera, Jarama y Brunete, donde murió. Nathan decidió unirse a las Brigadas Internacionales y fue capitán en el contingente británico de la XV Brigada Internacional, luchando en el bando republicano. Posteriormente fue ascendido a Mayor y Jefe de Estado Mayor del Batallón 15. Aparentemente Nathan era apreciado y admirado por sus hombres. Fred Copeman lo describió como " eficiente, capaz, con mucho coraje; sobre todo, un típico oficial británico ... que al dar órdenes dejaba a quienes las recibían sin hacerse ilusiones sobre lo que se requería". Jason Gurney agregó: "Él es la única personalidad que sirve en las Brigadas Internacionales que emerge como una auténtica figura de héroe, con una mitología propia. Varias personas de todas las naciones se comportaron magníficamente, pero ninguna de ellas tenía la cualidad esencial más grande que la vida que distinguía Jorge Nathan".
El 14 de julio de 1937 reúne a un batallón de soldados republicanos españoles en fuga, durante la batalla de Brunete; más tarde ese día fue alcanzado por un fragmento de bomba y murió. Peter O'Connor, de Waterford, anotó en su diario que "el mayor Nathan, uno de los más grandes soldados que participaron en la primera lucha contra el fascismo, murió hoy en un bombardeo aéreo ".
El 16 de julio de 1937 George Montague Nathan fue asesinado por una bomba aleatoria de un Junkers Ju 88 como las Brigadas Internacionales en la Batalla de Brunete. Según Kenneth Sinclair Loutit: "Al final de un día en el que, ignorando el fuego dirigido contra él, una vez más, bastón en mano, caminó por una posición de batallón vacilante y mal defendida. Había estado mostrando a la infantería española que se desmoronaba. que aguantar fue fácil. Como siempre estuvo impecable en su participación y ese día, fiel a la tradición de la Brigada de Guardias, murió con las botas limpias. Alcanzado por fragmentos de mortero, supo que su número había subido y pidió a los que estaban cerca de él que lo cantaran con las canciones de marcha de su segundo y último amor, las Brigadas Internacionales"
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George Nathan |
Lon Elliot
Lon Elliott, librero inglés, fue uno de los miles de comunistas que no dudaron en darlo todo por defender a los pueblos españoles contra el fascismo, combatiendo en importantes batallas como las del Jarama o Brunete.
El Condado de Mercyside, cuya capital es Liverpool, en una placa que fue donada a la Asociación de las Brigadas Internacionales de Gran Bretaña, utilizó sus versos para homenajear y recordar a todos sus caídos en la lucha contra el fascismo en España. En la citada placa, que se encuentra en la Jack Jones House (sede de la Unión de Sindicatos de Liverpool, que lleva el nombre de otro de los brigadistas que formó parte del grupo de más de 200 hijos de la ciudad que lucharon en España contra Franco, Hitler y Mussolini), se cita a los 27 de entre ellos que cayeron en la lucha por la libertad en los campos de España.
Los versos de Lon Elliott que aparecen en la placa-homenaje son los siguientes:
"Los fusiles que nunca más empuñaréis
en otras manos alzan aún su voz frente a la noche.
Vuestros puestos ya los han ocupado otros hermanos
que recordarán cómo moristeis en defensa de lo justo,
el día que tomasteis las armas, desafiasteis el poder
de los siglos y moristeis victoriosos.
Camaradas, descansad ahora, porque todo lo que amasteis, llegará a ser.
No buscasteis la muerte, pero al encontrarla,
y más una muerte así, mejor que una vida de ignominia,
podéis descansar ahora satisfechos. Se ha encendido una llama de esperanza,
la bandera de la libertad tremola de nuevo desplegada
y todo lo que amasteis vive más fructuoso en este mundo".
Lon Elliot
Fred Copeman
Fred Copeman nació en Wangford Union Workhouse en Suffolk, en 1907. Su madre y su hermano George también estaban en el asilo. A la edad de nueve años, Copeman trabajó en la granja de la casa de trabajo, pero finalmente fue trasladado a un hogar para niños en Beccles.
Al estallar la Guerra Civil española, Copeman decidió unirse a las Brigadas Internacionales en defensa del gobierno del Frente Popular. El 26 de noviembre de 1936, Copeman tomó un tren en barco a Francia. Fue herido en el Jarama pero se recuperó y más tarde se convirtió en comandante del Batallón Británico.
Se convirtió en ayudante de Jock Cunningham en marzo de 1937 y luego fue ascendido a comandante de batallón. Dirigió el Batallón Británico desde el 17/3/1937 hasta el 19/7/1937. Regresó al Reino Unido para una campaña de propaganda en agosto de 1937. Regresó para convertirse en oficial de estado mayor de la 15ª brigada. Volvió a dirigir el batallón británico desde el 11/9/1937 hasta el 26/12/1937.
Copeman enfermó poco antes de la ofensiva de Teruel en diciembre de 1937. Padecía un apéndice gangrenoso y una astilla por una bala que había entrado en el revestimiento del estómago. Después de la operación fue enviado de regreso a Inglaterra para recuperarse en mayo de 1938.
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Fred Copeman |
Jack Cunningham
Llegó a España el 19/10/1936. Después de ir a España sirvió en varias unidades: la Comuna de París y la Compañía N ° 1 del Batallón Británico . Se incorporó al Batallón de la Compañía de Ametralladoras de la Comuna de París, XI Brigada Internacional en noviembre de 1936. Miembro de la Brigada Internacional N ° 1 de la Compañía XIV en Lopera .
Jugó un papel clave en la batalla del Jarama de febrero de 1937 . Para luchar en el Jarama, un informe dice que "salió del hospital con fiebre para ir a luchar". Fue herido en enero del 37 en Los Rozas . Junto con Frank Ryan , reunió a los restos del batallón británico en una acción defensiva que mantuvo la línea fuera de Madrid, bloqueando así el intento de Franco de apoderarse de la capital. Una de las principales acciones militares de la guerra, le costó al batallón cerca de 500 de los 600 hombres que habían combatido.
Cunningham fue hospitalizado desde el 15 de marzo hasta mayo de 1937, tras lo cual fue ascendido a Capitán. Fue enviado de regreso a Gran Bretaña en agosto de 1937 y no regresó a España.
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Joseph Wallace Cunningham |
Alex McDade
Alex McDade fue un poeta y obrero de Glasgow que fue a España a luchar con la XV Brigada Internacional en la Guerra Civil Española Fue comisario político del Batallón Británico y resultó herido en la Batalla del Jarama en febrero de 1937 . Fue asesinado en el primer día de la Batalla de Brunete en Villanueva de la Cañada , el 6 de julio de 1937. Él escribió el poema "valle del Jarama".
La canción basa su música en la canción folklórica irlandesa Red River Valley, canción nostálgica popular irlandesa. Esta canción recuerda la Batalla del Jarama, en febrero de 1937, donde el ejército republicano y las Brigadas Internacionales lograron repeler la acción del bando sublevado que pretendía cortar las comunicaciones de Madrid. McDade murió peleando en Brunete pocos meses después, y su canción se transformó en estandarte de los brigadistas internacionales y su lucha antifascista.
Publicado en 1938 en The Book of the XV International Brigade, por el Comisariado de Guerra. McDade era un obrero de Glasgow, que alcanzó el puesto de comisario político en la XV Brigada, responsable del bienestar de los soldados. Fue herido en el Jarama, y cayó en la batalla de Brunete, el 6 de julio de 1937.
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Alex McDade |
Charlie Hutchison
Charles William R. Hutchinson nació en Witney, Oxfordshire, el 10 de mayo de 1918. Su madre, cuyo apellido de soltera era Harper, presumiblemente no estaba en condiciones de criarlo, ya que Hutchison cuenta que creció en el National Children's Hogar y orfanato en Londres. En la primavera de 1936, Hutchinson, que acababa de cumplir 18 años, vivía en Fulham y trabajaba como camionero. También fue presidente de la rama de la Liga de Jóvenes Comunistas local y parece claro, por los comentarios que hizo más tarde, que se había involucrado personalmente en la batalla contra los camisas negras de Mosley. A fines del verano de 1936, esto lo llevó, como casi 2500 de Gran Bretaña e Irlanda, a ofrecerse como voluntario para ir a España y llevar personalmente la lucha a Franco, Hitler y Mussolini. Como explicó: “Soy medio negro. Crecí en el Orfanato y Hogar Nacional de Niños. El fascismo significaba hambre y guerra ». Charles Hutchison citado en MJ Hynes, 'The British Battalion of the XVth International Brigade', disertación de licenciatura inédita, Universidad de Manchester, 1985, p. 40. Luchó en la Batalla de Lopera poco después de su llegada y resultó herido durante los combates donde el gran comunista y poeta británico John Cornford perdió la vida. Después de recuperarse de sus heridas, se negó a ser repatriado y debido a su juventud, fue reasignado como conductor de ambulancia en el Ejército Republicano. Sus oficiales superiores lo describieron como "un trabajador duro y capaz" y dijeron que sus opiniones políticas eran "buenas para su edad, bastante desarrolladas".
Tras la repatriación, luchó contra el fascismo en Dunkerke, el norte de África e Italia. En abril de 1945, estuvo entre las tropas británicas que liberaron el campo de concentración de Bergen Belsen. Reanudó su vida en Fulham y en 1947 se casó con Patricia Holloway, una compañera comunista. Charlie Hutchison, comunista de toda la vida, murió en 1993.
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Charlie Hutchison |
David MarshallTras el golpe de estado fascista de abril de 1936, en España, y el estallido de la Guerra Civil, el funcionario aficionado a la lectura David Marshall falsificó la firma de su padre para obtener el pasaporte que le permitiera ir a luchar por la defensa de la libertad sosteniendo a la República Española. Integrado en las Brigadas Internacionales, se encuadró en la Centuria Inglesa Antifascista de Tom Mann, que ostentaba en su enseña la frase "la disciplina proletaria vencerá al fascismo", en el marco de la XII Brigada Internacional.
A partir de entonces, Marshall, afiliado al Partido Comunista, cultivó a la par su compromiso político y su vocación literaria. Sin dejar nunca de escribir, David Marshall fue de nuevo voluntario, pese a un inicial rechazo por su pasado de Brigadista, en la II Guerra Mundial, participando en el desembarco de Normandía y en la liberación del campo de exterminio de Belsen.
Al regresar, ya desmovilizado, a Inglaterra, recupera su trabajo de funcionario, escribe, y, con más de 50 años, cambia de oficio y emprende una nueva labor de tramoyista y constructor de escenarios en el legendario grupo teatral de agitación Theatre Workshop, que dirigía Joan Littlewood.
Sin embargo, "pese a su temperamento jaranero, nunca se desradicalizó", ha escrito el historiador Paul Preston con motivo de la muerte de Marshall, hablando también de su poesía comprometida escrita en los tiempos de Margaret Thatcher.
Sus poemas fueron incluidos en la antología Poems for Spain, que Stephen Spender y John Lehman editaron en 1939. Su última publicación fue, en 2005, año en que falleción: el libro The tilting planet (El planeta inclinado), donde, bajo el sello coeditorial de la británica Asociación en Memoria de las Brigadas Internacionales, Marshall incluye nuevos poemas de ámbito español y otros de diversa temática.
Su compromiso antifascista fue continuo, y también su frustración con unas así llamadas "democracias" que traicionaron una y otra vez al pueblo y que, dejaron de lado a los trabajadores poniéndose de lado de sus enemigos: el capital y su rostro mas sincero, el fascismo.
En el poema He vivido una época de héroes, Marshall deja constancia de su compromiso eterno con los combatientes por la libertad, con la clase obrera y los antifascistas, "sus camaradas y compañeros", "objetores al sometimiento y la persecución", y de su rabia contra el los que no han hecho más que traicionarles.
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David Marshall |
HE VIVIDO UNA ÉPOCA DE HÉROES
He vivido una época de héroes
y heroínas; de grandes objetores
al sometimiento y la persecución.
Me he jugado el tipo con innumerables
soldados desconocidos
muertos por decenas de miles.
Los trabajadores que salvaron Madrid,
aquellos muchachos que cayeron en El Alamein
en Arnherm o en Stalingrado.
Esos fueron mis camaradas, mis compañeros,
civiles, reclutas, partisanos,
quienes con fabulosas hazañas lograron
una victoria extraordinaria.
En sepultura sin memoria yacen,
sin ningún boato, sus canciones en el olvido,
a nuestros hijos no se les enseña su historia.
Pero es tú responsabilidad haberlos olvidados,
porque aunque seas capaz de luchar como ellos
serás traicionado como lo fuimos nosotros.
David Marshall
El papel del Reino Unido y la Segunda República. La No Intervención
Desde el primer día, los facciosos recibieron el apoyo de las fuerzas reaccionarios inglesas y la mayoría conservadora en el parlamento: El gabinete de mayoría conservadora en el poder desde 1931, presidido entonces por Stanley Baldwin, había visto en el estallido de la guerra española sobre todo un grave obstáculo para su política de apaciguamiento y el peligro de estallido de una nueva guerra europea. Además, debido a la situación española durante el primer semestre de 1936 y a las noticias sobre lo que sucedía en la retaguardia republicana, los gobernantes británicos estaban convencidos de que en España, bajo la mirada impotente del gobierno republicano, se estaba librando un combate entre un Ejército contrarrevolucionario y unas execrables milicias republicanas dominadas por militantes comunistas y anarquistas. Así lo habían advertido los representantes diplomáticos y consulares británicos en el país con reiterada insistencia:
"La verdad sobre España era que hoy no existía ningún gobierno. De un lado estaban actuando las fuerzas militares y de otro se les oponía un Soviet virtual " (llamada telefónica del agregado comercial el 21 de julio); "
Si el gobierno triunfa y aplasta la rebelión militar, España se precipitará en el caos de alguna forma de bolchevismo" (despacho del cónsul general en Barcelona el 29). Esa doble preocupación quedó patente en la única directriz política que Baldwin le dio a su ministro de Asuntos Exteriores, el secretario del Foreign Office, Anthony Eden, el 26 de julio de 1936:
"De ningún modo, con independencia de lo que haga Francia o cualquier otro país, debe meternos en la lucha al lado de los rusos".Minuta de sir Samuel Hoare, 5 de agosto de 1936. Recogida en E. Moradiellos, La perfidia de Albión (...)
En función de ese doble motivo, y a fin de garantizar la seguridad de la base naval de Gibraltar (clave en la ruta imperial hacia la India) y de los cuantiosos intereses económicos británicos en España (el 40 por ciento de las inversiones extranjeras en España eran británicas), el gobierno del Reino Unido decidió inmediatamente adoptar de hecho una actitud de estricta neutralidad entre los dos bandos contendientes. Una neutralidad que significaba la imposición de un embargo de armas y municiones con destino a España, equiparando así en un aspecto clave y capital al gobierno legal reconocido (único con capacidad jurídica para importar dicho material) y a los militares insurgentes. Por eso mismo, se trataba de una neutralidad benévola hacia el bando insurgente y notoriamente malévola hacia la causa del gobierno de la República. Una minuta reservada del Primer Lord del Almirantazgo (Ministro de Marina) expresaba muy bien el carácter diferencial de esa política: "Por el momento parece claro que debemos mantener nuestra política de neutralidad. [...] Cuando hablo de »neutralidad» quiero decir estricta neutralidad; es decir: una situación en la que los rusos ni oficial ni extraoficialmente den ayuda a los comunistas. En ningún caso debemos hacer nada que estimule el comunismo en España, especialmente si tenemos en cuenta que el comunismo en Portugal, adonde probablemente se extendería y sobre todo a Lisboa, sería un grave peligro para el Imperio Británico"
Cegado por el anticomunismo, deseoso de evitar más conflictos en Europa y de "apaciguar" a Hitler, el gobierno conservador de Stanley Baldwin apenas ocultó su preferencia por los golpistas españoles. Londres puso en práctica una "maliciosa neutralidad" respecto al Frente Popular, tras convencer a Francia, muy comprometida con su alianza con Gran Bretaña, de no hacer nada.
Winston Churchill, desde fuera del gobierno, intervino directamente en las negociaciones con Blum --con el que mantenía buenas relaciones-- para convencerle de que era mejor que ganaran los militares que ver a los “comunistas” hacer la revolución y masacrar “a la burguesía”
El
Comité de NO Intervención fue un Comité creado por iniciativa francesa, bajo fuerte presión diplomática del gobierno británico, cuyo objetivo fue evitar la intervención extranjera en la guerra civil española. El 8 de agosto de 1936, Italia y Alemania se adhirieron al pacto.
De ahí en adelante, hasta 27 países europeos, incluyendo la URSS, se adhirieron al pacto.
La política de no intervención fue una gran farsa diplomática. Mientras las potencias democráticas, Gran Bretaña y Francia, se abstuvieron de intervenir en la guerra civil, Alemania e Italia apoyaron de manera sistemática y decisiva a la España de Franco. Así mismo, la Unión Soviética envió ayuda a la España republicana.
Carente de medios para comprobar las denuncias y acusaciones de infracción del Acuerdo, el Comité se convertía de facto en una pantalla que ocultaba la ayuda militar de algunos de sus adherentes a los sublevados fascistas en contra del Gobierno legítimo español.
El recelo en el Foreign Office ante el sesgo de los acontecimientos en la España republicana y la aplicación de los principios de la política de apaciguamiento están en el origen de esta política.
A modo de conclusión, se puede citar la expresiva apreciación de la “No-Intervención” hecha por el ex ministro de Estado de la República Española, Álvarez del Vayo en su libro
‘La batalla por la libertad’:
“Ha sido un brillante modelo del arte de servir en bandeja la víctima de la agresión a los Estados agresores, observando las refinadas maneras del gentleman y dando la sensación, al mismo tiempo, de que el único fin que se persigue al proceder así es conservar la paz”.
La lucha continua: España en el corazón y la memoria
Nada más regresar a su patria los voluntarios ingleses, crearon la Asociación de la Brigada Internacional. La asociación se sumó a la lucha política orientada a continuar la ayuda a la república española. Sus miembros hablaron en actos celebrados por todo el país en defensa del pueblo española, recaudando fondos no solo para España sino para los compañeros encarcelados en campos de concentración franceses y en las cárceles franquistas.
Durante la Segunda Guerra Mundial, hicieron una campaña pro liberación de los voluntarios que se encontraban en las cárceles y campos de concentración de Francia y el Norte de África. Los brigadistas lucharon en los frentes de la Segunda Guerra Mundial a pesar de que muchos de ellos no fueron admitidos en el ejército por la hostilidad del mando militar.
La Asociación de la Brigada Internacional editó una revista Spain today donde publicaba informaciones sobre la lucha antifascista del pueblo española hasta que dejó de aparecer por falta de medios. también recaudó sistemáticamente dinero para retribuir a los abogados ingleses y observadores internacionales en los procesos montados contras los presos políticos españoles. Sus actividades mantienen vivo el legado de las Brigadas internacionales en Gran Bretaña.
Recuerdos de España de un valle llamado Jarama y Belchite, Aragón, Albacete y Teruel
lugares guardados en la memoria donde hace tiempo combatimos contra un enemigo
que pretendía aplastar a un pueblo libre y digno y someterlo a un destino tenebroso y cruel
mientras el mundo miraba hacia otro lado, callando, tapándose los oídos, siendo un ciego testigo
pero vinisteis de todas partes a intentar frenar ese cruel destino y cargasteis los fusiles de solidaridad
desde los páramos escoceses hasta la península gales bajando las colinas y montañas inglesas
cruzasteis el mar y vinisteis a combatir en tierra extranjera para cumplir vuestra promesa
de un mundo de pueblos hermanados contra el fascismo, enemigo de la clase obrera y de la libertad
Negándoos a callar e ignorarlo cogisteis los fusiles y vinisteis a combatir
por su libertad y la vuestra pues el fascismo es el enemigo de la humanidad
y no hay frontera, idioma o distancia que lo impida ni silencio cómplice que intente prohibir,
como aquellos gobernantes que traicionaron al pueblo, luchar por la democracia y la libertad
Y cada primavera florecéis en la boca de los fusiles y en las tierras de la memoria
en los paisajes del Jarama yacéis sin sepultura, bajo tierra, sin lápidas que os recuerden
escribisteis una página con sangre roja de solidaridad en nuestra historia
no solo se recuerda a los vencedores, vuestra hazaña hizo que nos acordemos incluso de los que pierden
Vuestra huella y ejemplo en la historia perdurará, compañeros del Batallón Británico y la XV Brigada
y contarán a futuras generaciones vuestra vida y vuestras hazañas defendiendo la libertad
en cada primavera que florece en el valle del Jarama, bajo la lluvia y la noche estrellada
historias de un pasado cercano, de un grito que llama al recuerdo y a la solidaridad