Secundino Delgado fue el padre indiscutible del nacionalismo canario (como
en Cuba fue apóstol de su independencia otro canario: José Martí Perez , el
"hijo
de la Isleña"). Aquel grito de independencia que lanzaba
Secundino era apremiante y necesario, y que podía haber hallado eco en la década
de los años 30, si otras circunstancias políticas transformadas en guerra civil
no hubieran truncando aquel buen deseo ya suficientemente arraigado entre los
canarios.
Secundino Delgado luchó toda su vida, a través de los ideales del
progresismo y de la independencia nacional que adquirió en Cuba, por su pueblo
canario con el objeto de que despertara de aquel largo letargo de injusticias
que le obligaban a emigrar o a malvivir en una sociedad injusta y clasista.
Más tarde aquel inicial independentista canario intransigente, desde Florida
y Cuba, tornó su ímpetu en los últimos años de su vida para convertirse en un
moderado autonomista, tal vez desengañado por las circunstancias que le tocó
sufrir, culminando en su detención el 2 de marzo de 1902 por orden del General
Weyler, que dispuso su prisión en una cárcel de Madrid. Lo que aquel general,
dignificado como Marqués de Tenerife, no pudo llevar a cabo desde La Habana a
pesar del intento en 1896, si lo logró desde su puesto de mando en Madrid, como
ministro de la Guerra.
SU VIDA
Secundino Delgado, padre de la nación canaria, nació en Añaza (Santa Cruz de
Tenerife) el 5 de Octubre de 1867, de una familia modesta (su padre era
herrero), de la que nacieron siete hermanos más.
En esa época es cuando comienzan a surgir en Tenerife
las primeras organizaciones obreras y asociaciones de trabajadores; sin
embargo, a pesar de que poco a poco se irían politizando, la función de estas
primeras asociaciones era fundamentalmente asistencial y benéfica,
influenciadas por la moral cristiana (llegando a participar en ellas personas
ajenas a la clase obrera, como comerciantes católicos y pequeño-burgueses
republicanos que colaboran en dichas asociaciones concibiéndolo como una obra
de caridad). También ocupará un lugar importante el interés por la formación y
educación de los trabajadores, en un contexto donde la inmensa mayoría de la
población era analfabeta.
Emigró a América antes de cumplir los veinte años. Secundino va a sumarse a
la causa de los independentistas cubanos, estableciendo contacto con sectores independentistas
de corte anarquista y a comienzos de 1885 se establece en Estados Unidos
(concretamente en Tampa), casándose
en
Nueva York con Mary Trifft. Allí trabajará en una fábrica de tabacos,
participando además en el Círculo de Trabajadores. En Tampa participará en la
redacción del periódico obrero
El Esclavo, semanario de ideología
anarquista que defendía la independencia de Cuba. En Cuba colabora con los
"rebeldes"
en la guerra contra el ejército español de ocupación, y donde pronto será un
"elemento
peligroso", para los servicios de información del ejército colonial. Sus
armas serán siempre la palabra y los periódicos.
En 1896 viene a Canarias y nueve meses después viaja a Venezuela esquivando la persecución española. Es el momento de intensificar su trabajo por Canarias, primero teniendo como causa la independencia y, a partir de 1901, una autonomía de amplios poderes para el Archipiélago Canario.
Será en Venezuela donde Secundino comienza a establecer
contactos con la colonia canaria que allí residía, con objeto de organizar un
movimiento independentista canario y difundir estas ideas (a través de una
publicación que se titulará
El Guanche). Esta vez las personas con las
que toma contacto proceden de la pequeña burguesía republicana de La Palma,
relacionadas también con la masonería; se trata de José Esteban Guerra Zerpa,
que había trabajado en el periódico
El Time y fundado el Diario de
Avisos (más tarde dejaría la dirección de este periódico, que evolucionaría
hacia el conservadurismo); y otro personaje que se intuye que pueda ser
Francisco Brito Lorenzo. Sin embargo, a pesar de que sus colaboradores no
procedieran de este ambiente, Secundino mantendrá en esta etapa su discurso
obrerista. Se funda así el periódico El Guanche, con Secundino como
director-redactor, el cual tendrá como lema “sólo por las Canarias y para los
canarios”, debido a la prohibición que hacía la legislación venezolana sobre la
participación extranjera en la política del país (que afectaba también a la difusión
de propaganda); ello no impide, sin embargo, que Secundino continúe firmando
artículos donde hable del internacionalismo, y del proletariado como “una sola
familia”. Pero El Guanche de ningún modo se trata de un periódico obrerista, y
de hecho parte de su financiación procede de los comerciantes isleños de Venezuela,
por tanto no es igual el discurso de Secundino que el discurso populista e
interclasista de algunos de los colaboradores. Por otro lado cabe destacar que
los redactores de El Guanche apuestan decididamente por la independencia de
Canarias, rechazándose explícitamente las propuestas autonomistas. En el
discurso de El Guanche también son habituales los ataques al caciquismo.
Gracias a la creación de asociaciones obreras promovidas por el periodista y
tipógrafo José Cabrera Díaz comienza así una incipiente conciencia de clase y
la idea de unir a todos los trabajadores varones (si bien comienzan a aparecer
tímidamente algunas reivindicaciones tendentes a la igualdad entre sexos,
cercanas al feminismo). Se forma así la Asociación Obrera de Canarias, y su
órgano de expresión, el periódico
El Obrero. José Cabrera Díaz será el
presidente de dicha asociación, en la que también participará Secundino
Delgado.
Si bien en la Asociación Obrera de Canarias había presencia de anarquistas
(como Secundino Delgado) y socialistas, el posicionamiento de la asociación, o
al menos de parte de sus dirigentes, tendían hacia el reformismo. Esto puede
observarse en los artículos publicados en El Obrero, si bien ello no quiere
decir que de vez en cuando se publicaran artículos y discursos con planteamientos
más radicales. De todas maneras la conciencia de clase no estaba todavía del
todo formada en Canarias, y en la Asociación Obrera podemos llegar a encontrar
incluso a monárquicos (si bien posteriormente romperán con ella). Si bien
Secundino Delgado partía de una tradición cercana al anarquismo, y ya había
defendido la lucha de clases con anterioridad, al ver que su discurso no logra
calar lo suficiente en los trabajadores Canarios decide adaptarse en parte al
discurso vigente en la Asociación Obrera de Canarias. Por otro lado hay que
seguir teniendo en cuenta la reacción españolista que tiene lugar tras el 98,
lo que imposibilita que puedan defenderse planteamientos independentistas. A
esto hay que sumar la dependencia económica de Canarias con respecto a
Inglaterra, que ya es señalada por el propio Secundino.
Desde la Asociación Obrera de Canarias, Secundino y otras personas
promoverán la creación de un partido obrero que se presentara a las elecciones.
Surge así el que está considerado por muchos como el primer partido de tipo
obrero de Canarias el 22 de Octubre de 1901: el Partido Popular Autonomista
(PPA). De nuevo nos encontramos con que el discurso no es homogéneo, y se
entremezclan los planteamientos interclasistas y moralistas, con otros donde se
plantea la lucha de clases. Donde sí parece haber unidad de criterios es en lo
que respecta a la cuestión del anticaciquismo. El PPA pretendía presentarse
también como una alternativa al caciquismo.
El PPA se declaraba como autonomista, llegando a negar en varias ocasiones
que fuera una organización que defendía la independencia de Canarias. Autores
como Jesús de Felipe Redondo llegan a negar el carácter nacionalista del PPA,
si bien admite que en él habían algunos nacionalistas como Secundino Delgado.
De todas formas, el concepto que presenta este autor aquí de nacionalismo es
bastante restrictivo, identificando este concepto con el nacionalismo que surge
en el siglo XIX y muy relacionado con el romanticismo.
El PPA se presentó a las elecciones municipales de 1901, mas sin lograr
buenos resultados, obteniendo un concejal en el Ayuntamiento de Santa Cruz de
Tenerife. La explicación de este fracaso electoral hay que buscarlas, por un
lado, en la propia estructura política de la capital del Archipiélago Canario
en esos momentos y, sobre todo, por la propia situación de la Asociación Obrera
de Canarias conducida por el interés particular de Secundino Delgado, al
terreno de la lucha electoralista cuando desde sus inicios había quedado
meridianamente claro que la Asociación tenía un carácter apartidista, en parte
producto del empuje de sus componentes más conservadores que temían que
existiera un partido que se nutriera del voto obreros y, en parte también, por
la impronta del anarquismo entre las clases trabajadoras de la ciudad. No se
hizo esperar el debate interno en la Asociación Obrera de Canarias que
rápidamente se desvinculará totalmente del Partido Popular Autonomista. Esto
explica que Secundino Delgado, privado del órgano de expresión de la
Asociación, El Obrero, fundara un periódico con la cabecera
¡Vacaguaré!,
el cual tendrá una vida muy efímera.
Los redactores de este nuevo periódico eran Secundino Delgado y Manuel Déniz,
con algunas colaboraciones de José Cabrera Díaz. Este periódico defenderá más o
menos los mismos postulados que el PPA.
Como consecuencia de una vida de luchas, es perseguido y encarcelado en
Madrid por Weyler, desde marzo de 1902 hasta enero de 1903. Fueron diez meses
de sufrimiento extraordinario.
Escribió en numerosos periódicos dedicados a Cuba, a los obreros y a
Canarias. Fue fundador de los periódicos:
'El Esclavo', en
Tampa hacia 1892;
'El Guanche' en Caracas el 18 de Noviembre
de 1897; y
'Vacaguare', en Tenerife el 30 de Enero de 1902. Su
obra literaria principal es
'¡Vacaguare!' (Vía Crucis) que
escribió en Arafo entre el 25 de Marzo y el 21 de Abril de 1.904. Lamentables
fueron los últimos años de su vida. Aquella orden se cumplió y Secundino fue
detenido por la Guardia Civil, cuando se hallaba en su casa de descanso de
Arafo. Conducido a pie hasta la prisión de Santa Cruz de Tenerife, para
seguidamente ser trasladado a la Modelo de Madrid.
Se llevaron a cabo gestiones para su liberación especialmente por el
consulado de los Estados Unidos, que representaba los intereses de Cuba en
España dada su nacionalidad cubana. No obstante fue internado en la Cárcel
Modelo de la capital de España, donde permaneció casi un año sin recibir el
auto de procesamiento, motivo de la detención, ni ser sometido a juicio. Con la
intermediación de otro gran canario, Nicolás Estévanez, se logró su libertad.
Durante su estancia en prisión adquirió o agravó la enfermedad pulmonar que
padecía y que causó más tarde su muerte, 4 de mayo de 1912, en la casa donde
habitaba en la Calle Progreso de Santa Cruz de Tenerife y posiblemente, por
contagio, la de sus hijos Darwin y Lila.
El asunto había trascendido a la prensa madrileña y a toda la de España y al
propio Congreso, donde ningún diputado supo dar razones de aquella injusticia.
Estamos pues ante la presencia de un insólito personaje que jugándose su
bienestar y prosperidad, por sus ideales prefirió denunciar el mal que aquejaba
a las islas y a los isleños, muy a sabiendas de lo que estaba arriesgando en
semejante empresa. Conociendo el peligro de un enfrentamiento a la dura
administración española, repetía frecuentemente
"Qué importan los
sacrificios si algún día llega a alumbrar nuestra Patria el Sol de la
libertad".