La Asociación de Mujeres Antifascistas fue una entidad asociativa de carácter feminista y unitaria creada en España en 1933 por el Partido Comunista (PCE), en un principio como corresponsal de la "Unión de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo" creada por la Internacional Comunista, tras el triunfo de Hitler en Alemania en el mismo año. Su impulsora fue Dolores Ibárruri "La Pasionaria" y en ella se integraron un buen número de las activistas de la izquierda política durante la Segunda República Española. El Comité de Valencia fue fundado por Pilar Soler Miquel, Manuela Ballester y Agustina Sánchez Esteban. Fue la organización feminista más importante de la época. Tras la Guerra Civil sus miembros fueron represaliadas por el franquismo. Por ello, la organización pasó al exilio con el nombre de Asociación de Mujeres Antifascistas Españolas (AMAE) y estuvo activa sobre todo en Francia y México.
Historia
En 1933
Jorge Dimitrov, secretario de la III Internacional, envía una carta a Bernadette Cattaneo, destacada dirigente comunista belga, en la que le propone la creación de una Asociación de carácter internacional que agrupe a las mujeres de forma unitaria, contra el fascismo y los planes de guerra de Alemania e Italia. Esta asociación recibirá el nombre de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo, y extenderá su trabajo con agrupaciones de mujeres por gran parte del mundo hasta entrados los años 60 del pasado siglo. En un primer momento María Rabaté, será la secretaria del Comité Nacional de Francia. Gabrielle Duchene presidirá el Comité Mundial y Bernardette Cattaneo se ocupará secretaria del Comité Mundial.
Ese mismo año, Dolores Ibárruri recibirá la visita de la delegación de la Asociación Mujeres contra la Guerra y el Fascismo con el fin de crear la sección española, y la puesta en marcha de la organización no se hará esperar. A lo largo del año se crearán comités de iniciativa por toda la geografía española.
El comienzo de la actividad más significativa de Mujeres Contra la Guerra y el Fascismo se producirá en Madrid en 1934, durante el bienio Negro con motivo de la movilización de reservistas, decretada por Diego Hidalgo para su traslado a Marruecos. Se prepara entonces una manifestación, a finales de agosto, por parte de la Asociación. Se ocupará de la tramitación para legalizarla Catalina Salmerón, hija Nicolás Salmerón quien fuera Presidente de la I ª República. Y a pesar de la negativa del gobierno para conceder las debidas autorizaciones, la manifestación se llevará a cabo con éxito y con la especial participación de las Trabajadoras de Tabacos de Madrid. Poco después se realizaría una manifestación análoga y de igual éxito en Zaragoza.
En Julio de 1934 celebran su Iº Congreso en España, con la presencia de 78 delegadas de los Partidos Republicano, Comunista, Socialista y compañeras sin afiliación política, quedando constituido el Comité Nacional de Mujeres Contra la Guerra y el Fascismo y siendo elegida Presidenta,
Dolores Ibárruri y Presidenta de Honor, Doña Catalina Salmerón; en este Comité participarán, mujeres de gran relevancia política como
Victoria Kent,
Clara Campoamor, María Martínez, Veneranda Manzano y María Teresa León, Lina Odena… entre otras.
El Congreso se celebrará en Madrid del que saldrán elegidas 8 delegadas para participar en París en el I Congreso Internacional, que se realizará en agosto del mismo año. La composición será heterogénea: Delegadas a la reunión en París de del Comité Mundial de AMA serán, Encarnación Fuyola secretaria del Comité Nacional, Matilde Cantos por el PSOE, Amparo Navarro del Comité Provincial de Valencia, Manuela Ortiz, campesina, Teresa Cabreros del Comité Provincial de Madrid. Por Cataluña: Dolores Bargalló, Emiliana Ruiz, Eloisa R. Malasechevarría y Maria Luisa Algara.
En el congreso se establecerá su línea de pensamiento político y de acción, entendiendo que la guerra es un elemento consustancial al fascismo, como elemento fundamental.
AMA pasará a ser ilegalizada en el mismo año de su creación, por parte del gobierno, tras la revolución de Asturias, ya que al igual que organizaciones políticas y sindicales han apoyado la huelga general de 1934. Con el fin de eludir la vigilancia gubernamental se crea la Asociación Pro Infancia Obrera, el Comité Nacional de AMA para poder actuar en la semi-legalidad, va a utilizar estas siglas para continuar su labor, y al tener PIO un carácter benéfico la asociación va a ser tolerada.
La situación en Asturias, tras la revolución es de suma gravedad para las familias trabajadoras que han participado en ella, y el Comité de AMA bajo el amparo de sus nuevas siglas va a intentar paliar la situación de estas familias: en Asturias han quedado unos seiscientos niños abandonados como consecuencia de la represión. PIO, que cuenta con participación del Socorro Obrero Español, el Socorro Rojo Internacional además de los partidos de izquierda va a trasladarse a Asturias rescatando a los niños del abandono en se encuentran, como resultado de los fusilamientos y encarcelamiento sufridos por sus familias. A partir de este momento, bajo nombre de PIO la asociación actuará en todo lo relacionado con la infancia.
El 15 de febrero de 1936 se edita el primer número del órgano oficial de AMA, la revista: "Mujeres" y en su consejo de redacción figuran Dolores Ibárruri “Pasionaria”, Margarita Nelken, Ilsa Wolf, Encarnación Fuyola, Aurora Arnaiz, Lina Odena, Eveline Kahm y Emilia Pagnon. Su contenido definía con claridad el compromiso con la clase obrera, la liberación de la mujer y lógicamente la lucha antifascista.
La Mujer contra el fascismo
Las mujeres han sido siempre objetivo del fascismo. Por eso tienen una amplia tradición de luchas contra el mismo que sigue hasta nuestros días. El fascismo tiene como meta aplastar a cualquier colectivo organizado de la clase trabajadora, individualizarla y entregarla abatida a la explotación de los capitalistas. Bajo esta lógica, el fascismo predica que las mujeres tienen que ser racialmente “limpias” para cumplir el trío “Niños, Cocina, Iglesia” (Kinder, Küche, Kirche, las tres KKK de los nazis y del Ku-Klux-Klan).
Millones de mujeres fueron martirizadas en el altar de estos objetivos desde el ascenso de Mussolini al poder hasta la derrota del eje fascista en la Segunda Guerra Mundial. Judías, gitanas, sindicalistas, minusválidas, lesbianas, luchadoras de izquierdas y de las resistencias populares sufrieron de todo: violaciones, mutilaciones, mastectomías, esterilizaciones, experimentos salvajes de eugenesia en los campos de concentración, ejecuciones y asesinatos.
Pero, al mismo tiempo, las mujeres han dado ejemplos fantásticos con su participación en la lucha antifascista. En el Estado español en 1936, en Londres en la batalla de Cable Street, en Grecia, Francia e Italia en las filas de la Resistencia… En Milán, que fue liberada y que ahorcó a Mussolini gracias a la lucha partisana de sus obreros y obreras, las mujeres patrullaban armadas por las calles.
Todas lucharon contra el franquismo y por la emancipación de la mujer, y juntas lograron avances sociales tan significativos como el aborto libre y gratuito. Emprendieron toda una revolución, y para ello no solo tuvieron que enfrentarse al fascismo, sino también, a veces, a sus propios compañeros.