Cuando los escritores, poetas o dramaturgos escriben, tratan de expresar realidades de la vida cotidiana: imágenes de un mundo que nos rodea, cuadros de miles de paisajes donde impera el silencio, donde confluyen miles de emociones que están escondidas en nuestras entrañas, esperando a florecer con la llegada del sol de la primavera tras los meses del gélido invierno.
Sin embargo, el oficio de escritor es duro, cansado y ofrece un futuro incierto.
Los proyectos de poetas, por ejemplo, realizan alabanzas a personajes concretos, a un amor inalcanzable, a una persona determinada, a un compromiso social como fue la Generación de los 50) o, simplemente expresan de forma lírica sus sentimientos, esas balas que disparan sus entrañas a corazones furtivos, a mentes dormidas o, simplemente, al vacío imperante en el espacio: la nada.
Es común el dicho Las palabras se las lleva el viento: todos los que nos dedicamos a la escritura debemos reconocer que somos los primeros que publicitamos nuestro arte o afición: desde aquel que escribe como afición hasta el preso que escribe versos a través de los barrotes de una cárcel.
La escritura, al igual que la cultura, es un vehículo de expresión libre aunque luego existan instituciones, personas que ladran y escupen bilis y heces descalificando y despreciando nuestro trabajo.
Pablo Neruda lo expresó de esta manera: Podrán cortar las flores pero nunca acabarán con la primavera… a pesar de que seamos repudiados por la gente, descalificados, menospreciados o elevados a los altares y divinizados, considerados creadores de opinión.
Algunos escritores han ( y hemos) marcado nuestro compromiso social: Desde el verso de Gabriel Celaya : la poesía es un arma cargada de futuro, pasando por autores como Blas de Otero o José Martí, el revolucionario cubano y también poeta:
Mi verso es como un puñal
que por el puño, echa flor.
Mi verso es un surtidor
que da un agua de coral.
Mi verso es de un verde claro
y de un carmín encendido.
Mi verso es un ciervo herido
que busca en el monte amparo.
¡Penas! ¿Quién osa decir
que tengo yo penas? Luego,
después del rayo, y del fuego,
tendré tiempo de sufrir.
Yo sé de un pesar profundo
entre las penas sin nombres:
¡la esclavitud de los hombres
es la gran pena del mundo!
¡Hay montes, y hay que subir
los montes altos: ¡después
veremos, alma, quién es
quién te me ha puesto al morir
que por el puño, echa flor.
Mi verso es un surtidor
que da un agua de coral.
Mi verso es de un verde claro
y de un carmín encendido.
Mi verso es un ciervo herido
que busca en el monte amparo.
¡Penas! ¿Quién osa decir
que tengo yo penas? Luego,
después del rayo, y del fuego,
tendré tiempo de sufrir.
Yo sé de un pesar profundo
entre las penas sin nombres:
¡la esclavitud de los hombres
es la gran pena del mundo!
¡Hay montes, y hay que subir
los montes altos: ¡después
veremos, alma, quién es
quién te me ha puesto al morir
Marcamos nuestro compromiso con intentar cambiar el mundo a mejor, transfórmalo desde las entrañas, clamar a los cielos por el amor esquivo, prohibido, atractivo, inalcanzable maldito como escribió José Zorrilla en Don Juan Tenorio:
Cuán gritan esos malditos
Pero mal rayo me parta
Si al acabar esta carta
No pagan caro sus gritos.
La poesía es y seguirá siendo el vehículo de los amantes prohibidos, de los bohemios, de los tímidos, de los viejos románticos, de los revolucionarios, de los sin voz… de todos aquellos que intentamos cambiar el mundo a mejor.
LA LÍRICA ES COMUNICACIÓN
Mediante la lírica, un autor crea textos expresivos con la intención de transmitir sus estados emotivos y mentales. Los rasgos de la lírica se han revelado históricamente como el cauce expresivo más adecuado para plasmar y comunicar temas y conceptos como la confidencia amorosa, la exaltación conmemorativa, la plegaria sagrada, etc. Cada género poético ha ido desarrollando unos rasgos métricos y expresivos adecuados a sus contenidos.
a) Concentración viva de la emoción confiada a las imágenes y al ritmo
La poesía no crea mundos ni reales ni posibles o ficticios sino momentos de lucidez e intensidad emotiva y estética, de clarividencia y éxtasis, por eso se centra o concentra su mirada en fragmentos significativos de la realidad, objetos, momentos, ideas, imágenes, recuerdos, anhelos, sueños, visiones, atisbos, etc a los que transforma mediante la palabra, creando ritmos, sonoridades, tonos, imágenes y sensaciones que provocan vivencias profundas, de naturaleza sensible y emotiva e intelectual a un tiempo. Es característica de la poesía la capacidad evocadora y emotiva de las imágenes y los ritmos construidos con las palabras.
b) Es una especie de liberación del peso de la realidad.
Para expresar la emoción con sensación de veracidad, la poesía pretende una especie de liberación del peso de la realidad, empezando por un intento de evaporación o difusión de las categorías más determinantes de la percepción humana: el espacio y el tiempo, la continuidad y la causalidad lógica. El espacio y el tiempo en ellos es solo el fondo o el tema de reflexión y proyección de emociones pero no es el sustento de una acción como en la narración o en el drama.
Formalmente esto se advierte en el tipo de referencias temporales y espaciales:
-Abundancia de rasgos atemporales: verbos impersonales; verbos en presente e infinitivo que también son intemporales; ausencia de verdadera progresión o continuidad temporal; empleo del pretérito indefinido no como señal o referencia cronológica, sino como expresión de nostalgia, de tiempo recordado, de tiempo ido.
-En cuanto a las referencias espaciales, tampoco constituyen verdaderos referentes dimensionales capaces de construir un espacio de ficción coherente.
c) Sujeto de la enunciación: presencia directa de la voz personal del poeta
En la lírica el sujeto de la enunciación es el poeta que habla desde la posición o identificación como un yo-lírico expresivo que está muy identificado y “pegado” al autor real.
d) En la lírica la realidad se percibe como verdadera, auténtica, vivida realmente por el poeta. No es ficción.
La lírica es un modo particular de percibir la realidad en el que esa realidad se percibe como verdadera, auténtica, vivida realmente por el poeta. La lírica se fundamenta sobre la autenticidad de la realidad interior. No es ficción; no crea mundos ficticios, no construye emociones fingidas: aunque el autor pueda fingir los estados y emociones que el poeta expresa, esas emociones, sentimientos, estados afectivos, mentales y vivenciales que se transmiten a través del texto poético, deben aparecer ante el lector como expresión de actitudes y estados verdaderos. De ahí la dificultad de separar poeta y autor (yo lírico y yo empírico o real).
e) La poesía es comunicación.
La poesía es una búsqueda confidencial de identificación sentimental con lectores y oyentes. En el receptor pretende conseguir un efecto de “identificación”.
El texto poético no es un texto “ensimismado”, sino que es esencialmente dialógico, busca comunicar con el otro. El poeta ha de salir de sí, ser capaz de transformar su experiencia subjetiva en un texto objetivo que transmita por sí mismo la veracidad y autenticidad de esa vivencia para que el otro pueda, a su vez, experimentar su propia vivencia. El poeta actúa como mediador; el referente no es él, como persona, sino la vivencia en sí misma[1], que él trata de sostener o construir mediante palabras, ritmos, imágenes, tonos, estados emocionales, sugeridos y evocados.
La poesía establece más lazos comunicativos y más variados con el lector que ningún otro género. Es sintomático y prueba de ello, el uso del “tú” (poco frecuente en la narrativa) como desdoblamiento del yo lírico (una especie de “autodiálogo” distanciador), o como referente personal (una especie de lector explícito) con el que se establece una relación de implicación directa. Lo mismo ocurre con el “os” y el “vosotros” exhortativo, desiderativo, apelativo, igualmente inusual en otros géneros, al igual que el “nos” y el “nosotros” mediante los cuales el yo del poeta se desindividualiza. El poeta quiere llevar a vivir al otro y a los otros, una vivencia lo más semejante a la suya. El lector tiene que colaborar “dejándose llevar”. Tiene que implicarse íntimamente, romper su aislamiento, como lo hace el poeta al revelar su interior.
La poesía, siendo el género más subjetivo, es, a la vez, el más universal, en el sentido de que expresa emociones y vivencias más universales.
f) Poesía y verso
Identificar verso con lírica y poesía es históricamente incorrecto. El macrogénero de la lírica no tiene que identificarse con todo lo que esté escrito en verso.[2]Existe la prosa poética que tan lírica como la poesía en verso. Por otra parte, la narrativa ha utilizado también el verso sin dejar por ello de ser narrativa(como ocurre en el relato en verso de Edgar Allan Poe El cuervo). También hay teatro en verso, que no por ello deja de ser teatro.
[1] Machado, al morir su mujer, escribió sobre su dolor. Lo que transmite en algunos poemas de Campos de Castilla no es su historia sino su dolor.
[2]Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez
La poesía es una búsqueda confidencial de identificación sentimental con los lectores y los oyentes. El texto poético es un fundamentalmente un diálogo: Busca una comunicación con el otro. El poeta ha de salir de su prisión para transformar su texto subjetivo en un texto objetivo que transmita por si mismo la veracidad y autenticidad de esa vivencia personal para que pueda ser experimentada en los receptores.
El poeta actúa como mediador al transmitir su experiencia personal mediante palabras, ritmos, imágenes, tonos y estados emocionales.
La poesía establece más lazos comunicativos y más variados con el lector que ningún otro género literario: es sintomático y prueba de ello es el uso del tú como desdoblamiento del yo lírico (autodiálogo) o como referente personal ( lector explícito) con el que se establece una relación de implicación directa. Lo mismo ocurre con el "os" y el "vosotros" al igual que el "nos" y el "nosotros" mediante los cuales el yo del poeta se desindividualiza.
El poeta quiere llevar a los otros una vivencia lo más semejante a la suya; por lo teno, el lector y los oyentes deben "dejarse llevar": deben implicarse íntimamente, romper su aislamiento para poder sentir nuevas vivencias y nuevas emociones.
Como bien dijo Gabriel Celaya, La poesía es un arma cargada de futuro.