Las golondrinas, esas acróbatas del cielo, parte indispensable de nuestra literatura, de nuestra cultura. Este ave sigue despertando nuestra imaginación cuando alza el vuelo, cuando la vemos difuminarse en el horizonte con la fragilidad de su tamaño y su velocidad. Nuestros ojos escrutan el horizonte buscándolas, intentando averiguar su paradero cuando en su batir de alas desaparecen de nuestra vista.
Las golondrinas parecen haber cautivado la imaginación de la gente a lo largo de los años. Son atractivas, acrobáticas, migrantes de larga distancia y una de las aves más voladoras. Aristóteles las observó alrededor del año 363 a. C. y estipuló que, dado que las golondrinas desaparecían de Europa, específicamente de Grecia, durante el invierno y luego reaparecían volando sobre masas de agua la primavera siguiente, las aves debían haberse sumergido en el lodo para pasar los meses fríos. Este mito, perduró durante 1800 años, hasta bien entrado el siglo XIX . En realidad, nadie lo comprobó. Los pescadores contaban historias de atrapar golondrinas en sus redes y de cómo las golondrinas, cubiertas de lodo, despertaban y volaban alrededor de los barracones de pescadores.
Durante muchos años, la golondrina fue considerada el símbolo de la llegada de la primavera. El clima se predecía según su comportamiento. Si volaban bajo, significaba lluvia; si volaban alto, buen tiempo. Hay algo de cierto en esto, ya que los centros de baja presión, que traen mal tiempo, dificultan el vuelo de las aves. Los agricultores acogieron con satisfacción la llegada de las golondrinas, ya que se creía que traían buena suerte a las granjas y protegían a los animales de las enfermedades.
En la antigüedad, las golondrinas se asociaban con los dioses, así como con las almas de los muertos. En la antigua Grecia, la golondrina se asociaba con Afrodita, la diosa del amor, y se creía que traía buena suerte y felicidad. En la mitología griega y romana, las deidades podían cambiar de forma y metamorfosearse en golondrinas . Las madres en duelo consideraban sagrada al ave, ya que se creía que transportaba el alma de sus hijos fallecidos; matar una golondrina se consideraba de mala suerte. Los cristianos modernos ven a la golondrina como un símbolo de sacrificio y renacimiento, así como un símbolo de nuevos comienzos.
Se dice que la golondrina elige una pareja para toda la vida y regresa al mismo nido año tras año. Esto se considera un símbolo de amor y devoción, y muchas parejas optan por incorporarla como decoración de su boda como símbolo de su compromiso mutuo.