¿El fin justifica los medios? Normalmente la respuesta es no, pero en el periodismo a veces es necesario traspasar los límites marcados en nuestros afán de intentar explicar el mundo. Uno de los periodistas más polémicos y claves en el periodismo de investigación es Günter Wallraff.
GÜNTER WALLRAFF SU VIDA
Günter Wallraff es un periodista de investigación encubierta y escritor alemán. Hijo de un empleado y de una mujer de la alta burguesía, pronto abandonó el bachillerato. Después de un periodo de aprendizaje, se hizo librero. En 1963 intentó obviar su paso por el ejército declarándose objetor de conciencia: no lo consiguió. Su negativa a empuñar las armas le condujo al psiquiátrico. En esta época empezó a escribir algunos diarios, de los que más tarde publicaría fragmentos. Durante los años siguientes, sumergido en el mundo laboral y decidido a volver públicos y transparentes los ámbitos más oscuros y desconocidos de la sociedad occidental, inició su trayectoria como periodista comprometido. Tras unos reportajes sobre el ejército (Desobediencia al mando, 1966) y la industria alemana (Informe sobre el centro del mundo, 1967), sus obras empezaron a agitar la opinión pública, levantar polémicas y procurarle no pocos quebraderos de cabeza ante los tribunales.
Es el suyo un periodismo de alto riesgo. Como él mismo dice en El periodista indeseable (1977) -obra en la que denuncia la manipulación informativa tras su empleo en la redacción del rotativo alemán Bild-, jamás trabaja de oídas, de segunda mano: se introduce en los lugares conflictivos y luego explica -con apoyo documental- lo que ha vivido. Su metamorfosis en el obrero turco Ali, queda ampliamente reflejada en Cabeza de turco: abajo del todo (1965). Tan sólo cuatro meses después de su publicación, se habían vendido más de dos millones de ejemplares, había veintidós traducciones en marcha (incluida la turca), dos obras de teatro, un espectáculo satírico... y un importante movimiento de opinión en favor de los inmigrantes turcos en la RFA. También investigó en Japón en 1990 como trabajador inmigrante iraní. El reportaje difundido en la televisión japonesa causó conmoción.
CABEZA DE TURCO: ¿EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS?
Publicado en 1985 en Alemania, donde se convirtió en todo un best-seller, se trata de un testimonio periodístico, no literario, sobre los diversos trabajos (o sub-trabajos) que realizó Wallraff en el papel de Alí, el trabajador turco en que se convirtió después de ponerse una peluca negra, unas lentillas oscuras y destrozar su alemán nativo (he aquí una transformación a veces un tanto pueril pero también muy literaria, sobre todo en su parte lingüística). Un reportaje sobre las condiciones laborales y sociales de los inmigrantes en la Alemania de los 80. “Hay que enmascararse para desenmascarar a la sociedad, hay que engañar y fingir para averiguar la verdad”, escribe el autor en el prólogo, titulado “La metamorfosis”. Toda una poética de la literatura política.
La publicación de "Cabeza de turco" provocó una auténtica conmoción en Alemania, donde en pocos meses se vendieron más de dos millones de ejemplares, convirtiéndose en el mayor best-seller de la posguerra, un verdadero fenómeno sociocultural. Durante dos años, Günter Wallraff abandonó su identidad y mediante lentillas oscuras, una peluca, bigote, utilizando un alemán rudimentario se transformó en Alí, un inmigrante turco dispuesto a hacer los trabajos más duros, más insalubres, más peligrosos para poder sobrevivir. Así, con sueldos de miseria y condiciones escandalosas, trabaja sin respiro en una hamburguesería McDonald?s, de bracero en una granja, de obrero de la construcción sin papeles ni contratos, lo utilizan como cobaya de la industria farmacéutica, investiga la postura de la Iglesia católica y de las sectas, efectúa limpiezas sin protección alguna en las entrañas de las refinerías metalúrgicas, hace de chófer de un traficante de esclavos, forma parte de un comando suicida reclutado para reparar una avería en una central nuclear.
La historia está narrada a modo de reportaje en sus catorce capítulos. Aquellos más extensos son los principales de la historia, por lo que Wallraff los divide en secciones principales. A lo largo del relato, Wallraff es en todo momento el narrador y el protagonista, por lo que combina narraciones con diálogos vividos por él mismo en primera persona mientras era Ali e incluso con diálogos de otros, sobre todo al final, en lo relativo al tráfico de obreros entre la central nuclear y Adler. Asimismo, muestra siempre la diferenciación entre lo que hace como Ali y lo que anota propiamente como Wallraff al transcribir la historia. Se muestra en la práctica totalidad de la historia con cierta ira e incredulidad hacia lo que está padeciendo, utilizando igualmente recursos estilísticos que buscan atraer al lector hacia su lado o, al menos, a sentir empatía por su situación.
Para dar un mayor énfasis y credibilidad a la historia, incorpora fotografías de él mismo en algunos de los diferentes trabajos, en ocasiones junto a compañeros. Adjunta también documentación relativa a seguridad, certificados y demás, que por supuesto, eran completamente ignorados e incumplidos por las subempresas que le empleaban. Para terminar de completarlo, lo adereza con extractos de noticias y con testimonios de trabajadores que han soportado duras condiciones laborales.
CABEZA DE TURCO: LA CARA OCULTA DE LA SOCIEDAD CAPITALISTA
El crecimiento de la riqueza en el mundo desarrollado va acompañado de un incremento de la población pobre. Este fenómeno va asociado en buena parte a los casos de marginalidad urbana. Los estudiosos han acuñado el término Cuarto Mundo para designar al grupo de población más desfavorecido de los países ricos.
Gran parte del Cuarto Mundo lo componen los inmigrantes, en su mayoría ilegales. Sufren una situación de rechazo por parte de una sociedad racial y culturalmente diferente, los cuales provocan brotes de racismo y xenofobia por ambas partes.
Esta sociedad les asigna casi siempre los trabajos despreciados por la población, cuando no les cierra totalmente las puertas del trabajo legal, lo cual les obliga a realizar actividades ilegales o reciben un salario inferior al de una persona del país receptor al realizar el mismo trabajo.
Otro tipo de marginación sufrida está ligada a su etnia (por ejemplo, los gitanos), su posición social (aquellos que poseen menos recursos que la media del país) o de su género (Este último se da, también, en nuestro Primer Mundo: un hombre puede cobrar un salario mayor que una mujer por realizar el mismo trabajo)
En la Unión Europea hay más de 50 millones de pobres. Es un problema que afecta sobre todo a Italia, Portugal, España; Grecia e Irlanda. Los colectivos más afectados son los jóvenes, las mujeres y los ancianos.
Las historias de Alí forman la cara B sobre la que se construye la comodidad de nuestro primer mundo, signifique esto lo que signifique… Un primer mundo capitalista y pseudocristiano, moralmente conservador, que nunca predica con el ejemplo.
En nuestra feliz de conocerse y opulenta sociedad europea, se habla constantemente de bienestar, de desarrollo, de libertad, de justicia, de seguridad, de cultura... como algo ya plenamente asentado, conseguido para nosotros y para las generaciones futuras, donde la Unión Europea representaría algo así como el faro de democracia social que ilumina al resto del globo terráqueo. En el plano económico también se remarca la idea de un justo capitalismo social o democracia social de mercado, sin la cual el desarrollo o la libertad no tendrían cabida
Este libro de Günter Wallraff nos muestra como es la vida de los de abajo del todo, que no están sólo en la televisión, sino que nos los cruzamos en la calle, pueden ser dependientes, camareros u obreros de la construcción, pero sobre todo son vecinos nuestros... ciudadanos. Y sólo unidos, asegurando en la lucha de clases sus derechos sociales, que son los nuestros, podremos observar, entender y destruir este sistema que impide el desarrollo normal de la democracia a la que mantiene de rehén: el capitalismo.