La decisiva batalla de Stalingrado, entre el 23 de agosto de 1942 y el 2 de febrero de 1943, fue uno de los hitos más importantes de la Segunda Guerra Mundial. Más, a partir de ese momento, al que se sumó más tarde la batalla de miles de tanques y tropas rusas en Kursk, signó la derrota definitiva de Alemania, que empezó a retroceder hasta quedar apretada en su propio territorio.
La Batalla de Stalingrado denominada por los nazis como "Rattenkrieg" guerra de ratas, está considerada la batalla más sangrienta de la historia de la humanidad por el enorme número de bajas que sufrieron ambos bandos. Aunque, la ofensiva alemana para capturar Stalingrado, actual Volgogrado, comenzó el 17 de julio de 1942 las fuerzas nazis llegaron a la curva del río Don el 22 de agosto, desde dónde lograron avistar Stalingrado. Al día siguiente, la Luftwaffe (fuerza aérea nazi) comenzó un masivo bombardeo sobre la ciudad, lo que provocó la destrucción de la ciudad. Aunque, primeramente, los nazis lograron controlar hasta un 90% de la ciudad no pudieron vencer a las resistencias soviéticas. Así, tras 7 meses de duros combates entre el ejército nazi y el Ejército Rojo, los soviéticos lograron expulsar a los invasores de Stalingrado.
Operación Azul
Tras el revés de las tropas fascistas a las puertas de Moscú y el estancamiento en el frente norte en Leningrado, la ofensiva del ejército nazi es orientada hacia le frente sur con destino a los pozos petrolíferos del Cáucaso con la creación de dos grupos de ejército al mando de los generales Wihen List y Fedor von Bock. Hitler estaba obsesionado con la conquista de la ciudad que lleva el nombre de su enemigo, lo que le supondría la derrota en la batalla más cruenta de la historia donde selló de forma definitiva la suerte del conflicto en el teatro europeo.
La Wermacht, acostumbrada a batallas de rápidas maniobras en campo abierto, se vio envuelta en una "guerra de ratas" (Rattenkrieg) donde en cada edificio, calle o apartamento debí enfrentarse a un enemigo con una gran ferocidad e insistencias por ambos bandos, donde las posiciones cambiaban de dueño varias veces al día. Renombrados son los complejos industriales, Barricadas, Octubre Rojo y Tractores. el túmulo funerario Tártaro, conocido como Mamayev Kurgan, situado en el centro de la ciudad y de 100 metros de altura, que dominaba perfectamente todo el entorno urbano y la Casa Pávlov, llamada sí en honor al sargento Yakov Pávlov, que junto a un pequeño pelotón de hombres y habitantes del edificio, lo convirtió en un lugar inexpugnable.
Operación Urano
La noche del 12 de septiembre de 1942 en el Kremlin tiene lugar la reunión entre Stalin, Zhukov y Vassilievski donde este le dice a sus generales que deben preparar una maniobra de distracción para aliviar la presión que el Vi ejército alemán mantiene sobre el 62º ejército y Stalingrado.
Los generales le proponen estudiar un plan más ambicioso que lleve al cerco del VI ejército y de todos sus apoyos exteriores que protegen los flancos de las tropas alemanas. a la noche siguiente, los dos hombres se presentan ante Stalin con el plan.
Para esta ofensiva le proponen una gran maniobra envolvente desde los flancos norte y sur del ejército aprovechando que estos flancos están guarnecidos por tropas de inferior preparación (rumanas, húngaras e italianas) mientras tanto el 62 ejército con la ayuda del 64 ejército debe aguantar y entretener al Vi ejército en la ciudad, reponiendo tropas y munición desde el Volga.
Las fuerzas soviéticas, conducidas por el general Gueorgui Zhúkov, llevaron adelante una estrategia de contención y desgaste de los alemanes en su intento de tomar la ciudad, mientras ganaban tiempo para reunir hombres y armas en la retaguardia, para emprender la contraofensiva denominada Operación Urano, que se inició el 19 de noviembre de 1942, que arrolló desde los flancos a los ejércitos aliados del Eje en el Don, y embolsó al 6.º Ejército Alemán del general Paulus y parte del 4.º Ejército Panzer dentro de Stalingrado.
El 19 de noviembre el intenso fuego de artillería destroza las posiciones del ejército rumano al norte y al sur, dando paso a las divisiones blindadas con apoyo de la infantería, cerrando el paso a los invasores. el ejército rojo rompió las líneas defensivas rumanas, cerrando el 23 de noviembre el paso al invasor en la localidad de Kalach.
El cerco
Para el VI ejército alemán y parte del IV ejército Panzer empieza a partir del 23 de noviembre una lucha contrarreloj por la supervivencia: ante la indecisión de Paulus, quien no se atreve a discutir las órdenes de Hitler incapaz de escapar del cerco; la Lutwafe ha prometido abastecer de todo lo necesario a la guarnición sitiada pero sus cálculos fueron demasiados optimistas. De las 750 toneladas de víveres necesarios, solo tienen 350 toneladas sin que las pistas de aterrizaje Pitominik y Gumrak estén operativas debido al invierno ruso. A temperaturas de 40 grados bajo cero, disentería, piojos y tifus, 330 000 soldados alemanes quedaron encerrados y aislados, a merced del hambre y el frío. Finalmente, abatidos por los constantes fracasos del general Von Manstein por intentar romper el cerco, los continuos ataques soviéticos harían que Friedrich Paulus, desobedeciendo las órdenes de Hitler, rindiera su 6.º Ejército en febrero de 1943.
Finaliza la batalla
Tras 200 días de “Rattenkrieg” o guerra de ratas, el Ejército Rojo logró destruir totalmente el 6.º Ejército alemán y parcialmente el 4.º Ejército alemán e iniciaron el contrataque para reconquistar las tierras soviéticas tomadas anteriormente por los nazis.
El 62. Ejército formado como el 7 ° Ejército de Reserva como parte de la Reserva del Alto Mando Supremo fue la formación del Ejército Rojo al que se le encomendó la difícil tarea de resistir en Stalingrado. El ejército comandado por Vladimir Ikovlevich Kolpakchi decidieron retirarse a Stalingrado después de que los alemanes cruzaran el río Don. El comandante Kolpakchi fue sustituido por el teniente general Anton Lopatin, pero éste a su vez, fue sustituido por el teniente general Vassili Chuikov que lideró a las tropas soviéticas durante toda la Batalla de Stalingrado.
Los meses más fríos de la batalla (desde el 1 de noviembre al 2 de febrero) que coinciden además con el contraataque ruso y la debacle alemana.
El Volga se congeló totalmente y permitió la movilidad de las tropas soviéticas que habían estado atrapadas dentro de la ciudad los dos meses anteriores. De los 94 días comprendidos entre el 1 de noviembre y el 2 de febrero tan solo en 11 la temperatura superó 0 °C mientras que en 45 días bajó de –10 °C y en 19 bajó de –20 °C. Hubo tres claros episodios fríos: el de Navidad, el de mediados de enero y el de finales de enero.
El error táctico que cometieron fue el mismo de los franceses el siglo anterior: tenían miedo al frío y nunca lo subestimaron pero pensaron que si conquistaban una región o determinadas ciudades el resto del país se derrumbaría como un castillo de naipes. El principal obstáculo al que se enfrentaron no fue el frío sino la falta de suministros: combustible, medicinas, alimentos, soldados, etc. “El enemigo número uno es y será siempre el hambre”, comentaba un médico alemán. El doctor Girgensohn advirtió que los soldados del kessel empezaron a morir de inanición a mediados de diciembre: atrofia del corazón y del hígado, ausencia total de tejido graso y drástica reducción del músculo.
Según sus estudios, la combinación de cansancio, tensión y frío desequilibró gravemente el metabolismo de la mayoría de los soldados de modo que asimilaban solo una parte de las calorías ingeridas (que apenas llegaban a 500). Las alucinaciones y los suicidios aumentaron a causa de la inanición y se redujo la capacidad de supervivencia a las enfermedades. A partir de noviembre se produjeron epidemias de tifus, disentería, fiebre paratifoidea e ictericia y la plaga de piojos era terrible. Un soldado llegó a encontrar hasta 200 solamente en su casco.
Los inviernos en territorio ruso son tan duros que incluso hoy día cualquier ejército vería limitada su capacidad de operación pese a los adelantos de los que se disponen. El error táctico del ejército germano fue subestimar la extensión de la URSS y no disponer de un plan B en caso de que la conquista se alargara más allá del otoño.
La rendición de Paulus
La derrota alemana en Stalingrado confirmó lo que muchos expertos militares sospechaban: la capacidad logística de las fuerzas alemanas era insuficiente para abastecer y mantener una ofensiva en un frente que se extendía desde el mar Negro hasta el océano Ártico. Esto se confirmaría poco después en la nueva derrota que Alemania sufriría en la batalla de Kursk. El fracaso militar convenció a muchos oficiales de que Hitler estaba llevando a Alemania al desastre, acelerándose los planes para su derrocamiento y dando como resultado el fallido atentado contra Hitler de 1944. La ciudad de Stalingrado recibiría el título de Ciudad Heroica.
Con mayores o menores detalles, Friedrich Paulus y su Estado Mayor fueron capturados en la mañana del 31 de enero de 1943. “En la mañana del 31 de enero una delegación del cuartel general del 64° Ejército, encabezada por el jefe del estado mayor del ejército, mayor general I.A. Laskin, el jefe de la sección operativa del ejército, el Coronel Lukin, y el comandante de la 38° Brigada de Fusileros Motorizados, el Coronel Burakov, descendieron al sótano del edificio de la plana mayor del 6° Ejército. Al llegar al Cuartel General de Paulus, presentaron un ultimátum para el cese de la resistencia y la completa capitulación del grupo rodeado de fuerzas alemanas. En los documentos del 64° Ejército se indicaba claramente que el lugar donde fueron capturados era el edificio sede de Paulus y sus principales mandos. Esto fue escrito en blanco y negro en el “Informe sobre las Circunstancias de la captura del Comandante del 6° Ejército Alemán, Mariscal de Campo Paulus”, que fue enviado a Rokossovskii por militares del Consejo del 65º Ejército. Este informe declaraba: En la mañana del 31 de enero de 1943, el mariscal de campo Paulus se encontraba en el edificio sede de su Cuartel General (la parte central de la ciudad de Stalingrado). Durante los combates el edificio fue rodeado por elementos de la 38° Brigada de Fusileros Motorizados bajo el mando directo de la brigada adjunta, comandante de asuntos políticos, teniente coronel L.A. Vinokur. Tras el cerco del edificio, el personal ayudante de Friedrich Paulus llegó con una propuesta para llevar a cabo las negociaciones. El informe fue firmado por todos los miembros del consejo militar del ejército, incluido Laskin, que bajó personalmente al cuartel general de Paulus.
A las 10.00, a Paulus se le presentó un ultimátum para que cesara la resistencia y rindiera por completo al grupo rodeado de fuerzas alemanas. Él aceptó el ultimátum, pero hubo un problema con la capitulación total. El comandante del grupo del sur de las fuerzas alemanas en Stalingrado, el mayor general Fritz Roske, firmó una orden de cese de actividades de combate y realizar la entrega de armas. En ese momento Roske estaba llevando a cabo los deberes del comandante de la 71° División de Infantería en lugar del General de Infantería Alexander von Hartmann, que había perecido el 26 de enero. Eso debe enfatizarse que fue Roske, no Paulus, quien emitió la orden. Más tarde, durante un interrogatorio de Shumilov, Paulus enfatizó que Roske tomó la decisión por su cuenta y que él (el comandante del 6° Ejército) no lo confirmó.
Durante las negociaciones exigieron que Paulus diera una orden a las tropas del grupo del norte para cesar la resistencia, pero el comandante del 6° Ejército se negó. Durante el interrogatorio de Shumilov, Paulus justificó su posición de la siguiente manera: “No puedo dar órdenes de capitular a las tropas no subordinadas [directamente] a mí. Espero que entiendan la situación de un soldado y entiendan sus deberes”. El comandante de la 29° División Motorizada, Leyser, el jefe de artillería del LI Cuerpo, Mayor General Vassoll, y el comandante de la 1° División de Caballería rumana, General Bratescu, se rindieron junto con Paulus.” Fuentes: https://stalingradfront.com/.../articles-about.../paulus/ “Stalingrad – City on Fire” de Alexei Isaiev (2019)
Un detalle de Paulus y su entorno familiar es que poco antes de rendirse, envió su anillo de bodas a su esposa en el último avión que partía de su posición. No la había visto desde 1942 y no la volvería a ver, ya que ella murió en 1949 mientras él aún estaba en cautiverio soviético.
Mientras la batalla se estuvo librando, ningún corresponsal extranjero destinado en Moscú obtuvo permiso para viajar a Stalingrado. Las herméticas y recelosas autoridades soviéticas esperaron hasta el 4 de febrero de 1943 para dejar entrar a una primera tanda de reporteros internacionales –británicos, estadounidenses, franceses, checos y chinos.
Entre ellos se encontraba Paul Winterton, que transmitió esta información para la BBC:
"Las calles de Stalingrado, si podemos llamar así a los espacios abiertos que quedan entre las ruinas, todavía muestran todas las huellas de la batalla". Están los habituales restos de cascos y armas tirados por el suelo, los montones de munición, papeles revoloteando por la nieve, libros de bolsillo de los alemanes muertos y cuerpos destrozados, tendidos en el mismo sitio donde cayeron o apilados en grandes montones, congelados, esperando a ser enterrados. Stalingrado nunca podrá reconstruirse. Tendrá que ser levantado de nuevo.
Pero aunque todos sus edificios han sido reducidos a ruinas, todavía queda vida allí. A lo largo de esa estrecha franja de cemento que los rusos mantuvieron durante los largos meses de asedio, se extiende una ciudad de refugios, refugios ocupados por los soldados que aún no se han marchado y por unas pocas mujeres que se quedaron a lavar y cocinar para esos hombres. Entre ellos hoy se vive un verdadero ambiente de fiesta. Nunca antes he visto unos hombres y mujeres que parezcan sentirse tan orgullosos. Saben que han cumplido una misión extraordinaria, y que lo han hecho bien. Su ciudad ha sido destruida, pero ellos han derrotado al invasor a base de un tesón y un valor inquebrantables. Estos hombres y mujeres han luchado y trabajado durante meses, de espaldas a un río que habían jurado no cruzar en su retirada, enfrentándose a un enemigo situado en el único alto desde el que se dominaba la ciudad y que les atacaba con bombas y morteros, incesantemente, de día y de noche. Pero sus pies se mantuvieron firmes sobre su estrecho asidero, sin resbalar en ningún momento. Créditos: Notas sacadas del libro Stalingrado "La ciudad que derrotó al Tercer Reich" de Jochen Hellbeck.
Los soviéticos ganaron la batalla más sangrienta de la historia, en el cual alrededor de 1.429. 619 ciudadanos y militares soviéticos perdieron la vida en pos de un futuro sin fascismo.
Yo quise escribirte al igual que hizo el camarada Neruda
a tu heroica resistencia donde se batieron el cobre, el acero y el soldado
donde escribí versos sobre tu resistencia heroica y ruda
donde cambió el curso de la guerra a orillas del Volga: Stalingrado
Donde la Bestia que Europa quemó y arrasó fue derrotada
donde sus sueños y deseos fueron truncados
donde resurgió la llama de la esperanza avivada
por tu victoria y resistencia en el lodo ensangrentado
Honor a ti, Patria del Proletariado
honor a tus hijos, madres y nietos en la bruma
honor a ti, Stalingrado
Ciudad de resistencia en la espesura
Honor al combatiente proletario que se alzó contra el fascismo
honor al Comisario, al campesino, al obrero y al soldado,
honor a la historia de aquellos que combatieron por el socialismo
honor a la Patria de los Soviets y a la ciudad de Stalingrado
tanta sangre derramada frenando al fascismo que intentó doblegarnos y ponernos de rodillas
no pudieron con la entereza y resistencia del pueblo soviético que resistió al invasor
¡Stalingrado, miserable montón de escombros, pero resplandeciente!
Las hermosas ciudades del mundo te miran con asombro y silencio, callados
entre las ruinas aparecen hombres, rostros negros de polvo y pólvora, rostros de pesadilla
que vuelven a la vida cuando el aliento salvaje de la libertad les ensancha el pecho y retoma el dolor
Stalingrado, siempre en pie, resistente frente al invasor, punto de inflexión, ¡Presente!
honor al obrero y al campesino, al pueblos soviético que frenó al invasor y a sus soldados
Honor y memoria al pueblo soviético que cavó la tumba del fascismo,
honor a la resistencia que frenó al fascismo en la patria del Proletariado
honor a los ideales del socialismo
Siempre símbolo de Resistencia, Stalingrado