Buenaventura Durriti (León, 1896 - Madrid, 1936) fue un dirigente anarquista
español y una de las figuras legendarias del anarquismo. Hijo de un obrero de
ideología socialista, trabajó desde los catorce años como mecánico
ferroviario en León. En 1913 se afilió en la sección metalúrgica de la Unión
General de Trabajadores (UGT). Tras participar en la huelga
revolucionaria de agosto de 1917, hubo de exiliarse a Francia.
Era el segundo de ocho hermanos. El padre de origen vasco (de Lapurdi) era un curtidor que junto a su hermano Ignacio participan en la huelga que este gremio protagonizó en 1903 en León para reivindicar la jornada de 10 horas. Las condiciones en las que vivían ‘Los Durruti’ como la de muchos otros trabajadores de León eran deplorables por aquellos años, se siente impresionado por las condiciones de vida de aquellos hombres que recogían colillas del suelo para poder fumar (así lo relató su hermano Santiago al escritor leonés Julio Llamazares, autor entre otras obras maestras de “Luna de lobos” llevada al cine): Se puso a trabajar en una huerta de Santa Ana y vendió los melones con los que le pagaron para comprarles tabaco, les llevó las cajetillas, y en presencia del maestro proclamó: «Lo más triste de un hombre es trabajar toda la vida y llegar a viejo sin recursos y tener que ir a un asilo de mendicidad para vivir malamente. Yo, como soy chico, pido a mis maestros, que me eduquen como mejor sepan para poder ser útil a los trabajadores» (La entrevista es recogida en el libro ‘Los Durruti’; apuntes sobre una familia de vanguardia de José Antonio Martínez Reñones).
A los 14 años deja de ir a la escuela y empieza a trabajar en el taller de Melchor Martínez, iniciándose en la mecánica y en el socialismo de conciencia -su hermana Rosa contó que venía con un real a casa y decía: «Madre, mire lo que la traigo; mientras ellos se enriquecen mire usted lo que la traigo» (Relata Wenceslao Álvarez Oblanca en la Historia del anarquismo leonés). Cumplidos los 20, en 1916, ingresa en el Depósito de Máquinas del ferrocarril, el empleo le dura poco, fue despedido tras la huelga de 1917. Hubo 200 detenidos en toda la provincia. De los mil ferroviarios que se presentaron a trabajar tras terminar la huelga sólo fueron admitidos seiscientos. José Buenaventura Durruti se estrena por primera vez como preso en la cárcel de León. Esta experiencia refuerza su conciencia. No tardó mucho en comprender que las huelgas y manifestaciones pacíficas no son suficientes para hacer avanzar reivindicaciones, causa e historia de clase; que los banqueros, terratenientes y grandes empresarios de la industria y el Estado representan la explotación, la supeditación de una clase sobre otra. Tras su salida marcha a Asturies y al poco tiempo a Francia para no hacer el servicio militar. A partir de este momento su vida es un peregrinaje de país en país y de cárcel en cárcel. Regresa en 1919, vuelve una vez más a Asturies, empleado como mecánico en La Felguera, uno de los núcleos industriales más importantes de la época. Allí conoce a ‘El Toto’, el leonés Gregorio Martínez Garmón, de Santa María del Páramo que le informa de los progresos del sindicato en la provincia con Laurentino Tejerina a la cabeza, mientras otro leonés Ángel Pestaña impulsaba su expansión en Barcelona; así es como entra en contacto y afilia a la CNT.
A su regreso a España en 1920, se estableció en
Barcelona e ingresó en la Confederación Nacional del Trabajo (CNT).
Junto a Ricardo Sanz, Francisco Ascaso y Joan García, entre otros, fundó
en 1922 el grupo anarquista Los Solidarios, al que se atribuiría
en 1923 el atentado contra el cardenal y arzobispo de Zaragoza Juan
Soldevila. Su objetivo era luchar contra las bandas armadas dirigidas
por los empresarios catalanes. El grupo intervino en un atraco contra la
sucursal del Banco de España en Gijón, en el que fue detenido Francisco
Ascaso, quien fue liberado pocos días después por Durruti y sus
colaboradores.
Durruti formuló una teoría de la revolución
social basada en el golpe de estado insurreccional, a cargo de grupos de
combate minoritarios. Con el advenimiento de la dictadura de Primo de
Rivera, Durruti y Ascaso viajaron a Argentina y a otros países de
Hispanoamérica (1924-1925); mediante atracos entendidos como activismo
revolucionario, reunieron durante ese periodo fondos para las
agrupaciones anarquistas. De nuevo en Europa, se radicaron en Francia.
En 1927 fueron detenidos al descubrirse sus planes para secuestrar a
Alfonso XIII. Expulsados de España el año siguiente, viajaron a Berlín y
se establecieron en Bélgica en 1929.
Al proclamarse la Segunda República (1931), se
instaló en Barcelona e impulsó la Federación Anarquista Ibérica (FAI).
Opuesto a la consolidación de la República parlamentaria y a los
sucesivos gobiernos republicanos, participó activamente en las revueltas
anarquistas de 1932 y 1933, y en la fracasada revolución de octubre de
1934. Esta experiencia le llevó a defender el no boicot de la CNT a las
elecciones de febrero de 1936; la participación mayoritaria de los
afiliados contribuiría a la victoria del Frente Popular.
La vida de Durruti transcurre agitada de un lado a otro hasta el inicio del golpe, varias veces en la cárcel de donde se escapa acusado de varios atentados, viaja por Latinoamérica, socializa dinero para ayudar a los presos anarquistas, es confinado en Canarias, detenido en Francia… Entre tanto y tanto se casa y tiene una hija. Según cuentan vivían en una casa de miseria que solo tenía una mesa, dos sillas y una cama sin colchón, a la que ponían una manta sobre el somier para dormir. Durruti tiene que enfrentar grandes apuros económicos, en aquella época nadie le da trabajo por estar en la lista negra; por fin su compañera logra trabajo en un cine, él queda al cuidado de las labores de casa, la niña… en esa situación le encuentran algunos compañeros que preguntan al respecto más de una vez al propio Durruti cuya respuesta fue extraordinariamente clara: “Cuando mi compañera va a trabajar, yo limpio la casa, hago las camas y preparo la comida. Además, baño a la niña y la visto. Si crees que un anarquista tiene que estar metido en un bar o un café mientras su mujer trabaja, es que no has comprendido nada”. Otra de las respuestas en que muestra su marcada clarividencia fue: “Los trabajadores saben perfectamente que los ladrones no se levantan a las seis de la mañana. Los verdaderos ladrones, aquellos que se lucran del robo de nuestro trabajo, son los hijos de puta burgueses”.
Durante su avance hacia la capital aragonesa procedió a la
colectivización de los territorios recuperados, pero no logró entrar en
Zaragoza, poco pudieron hacer allí sin artillería ni tanques, se cuenta que fueron colectivizando pueblos, pero la prioridad para Durruti era parar el fascismo y vencer el golpe militar.
El 5 de agosto de 1936, Buenaventura Durruti dio su famosa entrevista "Nuevo mundo en nuestros corazones" poco después del estallido de la guerra civil con el periodista Pierre Van Passen.
Esta es la cita completa: “Siempre hemos vivido en barrios bajos y agujeros en la pared. Sabremos cómo acomodarnos por un tiempo. Para ti no debes olvidar que también podemos construir. Somos nosotros quienes construimos estos palacios y ciudades, aquí en España y América y en todas partes. Nosotros, los trabajadores. Podemos construir otros para tomar su lugar. Y mejores. No tememos en absoluto a las ruinas. Vamos a heredar la tierra; no hay la menor duda al respecto. La burguesía podría destruir y arruinar su propio mundo antes de abandonar el escenario de la historia. Llevamos un mundo nuevo aquí, en nuestros corazones. Ese mundo está creciendo en este minuto ".
Por las calles y las plazas de Madrid
va el entierro de Durruti Buenaventura
camino de Barcelona y una comitiva de camaradas
silenciosos le despiden con los puños levantados
murió el hombre y nació el mito ¡Recordad y resistid!
Buenaventura Durruti, pelo en pecho, barba dura
caído defendiendo la libertad en las barricadas
frente al fascismo y a sus aliados
fusil en mano, rodilla en tierra
defendiendo la libertad y a sus camaradas
se basó en el espíritu libertario y el sacrificio voluntario
su procesión fúnebre enmudeció mente y corazón
Barcelona en Negro y Rojo, camaradas y compañeros en la guerra
vio una afluencia de 500.000 almas - grandiosa - en la Vía Layetana
gente que no olvida y recuerda al camarada libertario
siempre consecuente, siempre fiel al pueblo y a la Revolución
Buenaventura Durruti |