La Comuna de París fue un gran movimiento revolucionario en que los trabajadores de París lucharon, en una situación difícil y ardua, por romper la explotación y la opresión que sufrían, y reemplazaron al Estado capitalista por sus propios órganos, para reorganizar la sociedad con bases completamente nuevas, manteniéndose en el poder durante más de dos meses antes de ser derrotados.
Por aquellos años más de 200.000 parisinos formaban la Guardia Nacional, milicia de ciudadanos dedicada a mantener el orden público, pero desde setiembre de 1870 se rearmó, pasando de tener 60 batallones a 254 y además a poseer cañones y ametralladoras fabricados en París y abonados por suscripción pública.
Ante la cercanía del Ejército prusiano. El 28 de febrero de 1871 el comité de la Guardia Nacional ordenó pegar por todas las calles parisinas el "Cartel Negro", en señal de luto, recomendando a los ciudadanos que no saliesen de sus hogares y evitasen todo altercado y manifestación. La misma Guardia Nacional, ayudada por civiles, puso a salvo su armamento, ocultándolo. Al día siguiente el ejército prusiano desfiló por una ciudad desierta, abandonándola al día siguiente y sin incidente alguno.
Las inquietudes de la población se confirmaron cuando la nueva Asamblea aprobó las medidas aprobadas por Thiers: el 10 de marzo se suprime la moratoria de letras, alquileres y deudas que deben ser abonadas inmediatamente, lo que causa la quiebra de 300.000 obreros, pequeños talleres y tiendas; y suprime el salario de las guardias nacionales, dejando sin recursos a miles de familias. El recién nombrado jefe de Ejército en París, prohíbe la salida de seis periódicos republicanos y ordena condenar a muerte a G. Flourens y A. Blanqui por sus participación en la revuelta de octubre de 1870.
Cuando París estaba dormida, en la madrugada de 18 de marzo de 1871, Thiers ordenó a sus tropas ocupar los puntos estratégicos, recuperar el armamento de la Guardia Nacional y arrestar a los revolucionarios más conocidos. Enseguida las mujeres se despertaron, dieron la voz de alarma y se enfrentaron a los soldados, que pronto se vieron superados en número. Los enfrentamientos sangrientos dieron un giro radical cuando el general Lecomte ordenó disparar a las masas desarmadas y sus soldados le desobedecen y le arrestan. A la tarde Thiers ordena abandonar la capital a sus tropas, su policía y sus funcionarios; en una retirada caótica y apresurada dejando olvidados varios regimientos (unos 20.000 soldados), los oficiales fueron apresados, mientras uno 1.500 hombres sin orden alguna se sentaron a esperar el periodo de la Comuna.
El Gobierno había abandonado la ciudad. En un movimiento que al principio fue heterogéneo y un tanto confuso, el poder pasó a manos del pueblo, a manos del proletariado.
La Comuna adoptó algunas medidas que caracterizaron su sentido revolucionario y sus objetivos verdaderos:
- Sustituyó el ejército regular, instrumento ciego en manos de las clases dominantes, y armó a todo el pueblo.
- Proclamó la separación de la Iglesia del Estado.
- Suprimió la subvención del culto, dejando de pagar al clero por parte del Estado.
- Dio un carácter estrictamente laico a la instrucción pública, asestando un duro golpe a los gendarmes de la sotana; además de ser la educación gratuita y obligatoria.
- Se creó una Formación Profesional en donde los obreros daban gratis la prácticas a los alumnos.
- Se crearon guarderías para cuidar a los hijos de los trabajadores.
- Se controló por parte de la municipalidad los alquileres, fijándose un tope máximo de precio.
- Se prohibió el trabajo nocturno en las panaderías
- Se abolió el sistema de multas.
- Se promulgó un decreto por el que las fábricas y todos los talleres abandonados o paralizados por sus dueños serian entregados a las cooperativas obreras, con el fin de reanudar la producción.
- Se dispuso que la remuneración de todos los funcionarios no fuera superior al salario normal de un obrero.
Una de las principales características de la Comuna fue la LIBERTAD, de la que se podían beneficiar todos, incluso los partidarios del gobierno de Versalles, proclamándose la libertad de prensa, de reunión y asociación.
Todas las medidas tomadas por la Comuna suponía una amenaza para el viejo mundo, basado en la opresión y la explotación. Por primera vez el proletariado derrocaba al poder establecido y establecía sus propios órganos de gobierno y reemplazaba al estado monárquico- burgués capitalista, que veía como la Comuna les hacia perder todos sus privilegios económicos y sociales. Lo que explica también la fuerte represión que se ejercería sobre los "communards" y que gran parte del mundo viera a la Comuna como una revuelta de "vagos" proletarios.
Ante el temor de Bismark a que el fenómeno de la Comuna se contagiara al resto de Europa, devolvió a Thiers todas las tropas que mantenían aún retenidas, para que pudiera eliminar a los comuneros. Así cuando el gobierno de Thiers reorganizó sus fuerzas y pudo dominar a la mal organizada revolución, los generales bonapartistas se dispusieron a realizar una verdadera matanza en París jamás vista antes.
Así el 21 de mayo de 1871, el ejército del gobierno de Versalles se lanzó a la conquista, calle por calle, de París. La lucha fue desigual ante el poderío militar del ejército regular. Durando la sangrienta batalla una semana, hasta el 28 de mayo, cuando cae la última barricada. Como era de esperar la represión ulterior fue brutal.
Cerca de 30.000 parisienses fueron asesinados por una soldadesca llena de odio, unos 45.000 fueron detenidos y posteriormente muchos de ellos fusilados, miles y miles fueron desterrados o enviados a las colonias a trabajos forzados, en donde muchos de ellos murieron por enfermedades. Esta represión consiguió eliminar el movimiento obrero francés, llegando Thiers a proclamar, disfrutando de su victoria, que: "El socialismo ha sido eliminado por un largo tiempo".
Una represión tan grande que hizo que este acontecimiento tan importante de la Historia fuera olvidado intencionadamente, pasando a ser como una anécdota de la Guerra Franco-Prusiana que derrocó a Luis Napoleón III, que trajo la III República a Francia y la unión de Alemania.
El tiempo de cerezas
Las cerezas evocan cosas diferentes: recuerdan, por su color, la sangre y la bandera roja, ligadas a la Comuna, lo que hace que la canción permanezca asociada a la idea de libertad, solidaridad y resistencia a la opresión. Y por otra parte, las cerezas evocan la dulzura y el verano, en un medio festivo.
La canción, amada por el pueblo francés, dice que la época de las cerezas dura muy poco, pero que siempre habrá un tiempo de cerezas, ese tiempo fugaz que todos añoramos vivir algún día.
Las revoluciones pueden ser traicionadas, aplastadas, pero siempre habrá quien luche por la libertad, por el bienestar de los demás, por la alegría de todos.
La Internacional
En 1871, un obrero francés que participó en la Revolución de 1848 y fue miembro del consejo de uno de los municipios y las barricadas de la Comuna de París, Eugène Pottier, escribió la letra de la que sería "La Internacional", el himno de los trabajadores de todo el mundo. Pottier había organizado a los diseñadores de telas (éste era su oficio, además de escritor) incorporando su gremio a la AIT (Primera Internacional) desde 1864. Luego de la derrota de la Comuna se exilió en Inglaterra y EEUU, pero volvió a Francia en 1880. En 1886 compuso una canción en honor a la Comuna.
Las estrofas de aquel poema se convirtieron en la letra de "La Internacional", la cual fue usada como el himno de la Primera Internacional en sus últimos años de actividad (1871-1876) y fue luego adoptada por las Internacionales que le siguieron y por el movimiento socialista en general.
Murió en 1887, sin escuchar cantar "La Internacional". A su entierro acudió una manifestación obrera encabezada por la bandera roja. En 1908 se le levantó un monumento en el cementerio Père-Lachaise de París, donde fueron fusilados muchos comuneros.
“La Lira de los Trabajadores” le encargó la musicalización de la poesía de Pottier a P. Degeyter en 1888. Durante algunos años sólo fue conocida por los obreros franceses. En 1892 fue aprobada por la II Internacional como el himno oficial de los trabajadores. Luego la letra fue modificada según el país y la corriente política que la cantara (anarquistas, socialistas, comunistas).
Las estrofas de aquel poema se convirtieron en la letra de "La Internacional", la cual fue usada como el himno de la Primera Internacional en sus últimos años de actividad (1871-1876) y fue luego adoptada por las Internacionales que le siguieron y por el movimiento socialista en general.
Murió en 1887, sin escuchar cantar "La Internacional". A su entierro acudió una manifestación obrera encabezada por la bandera roja. En 1908 se le levantó un monumento en el cementerio Père-Lachaise de París, donde fueron fusilados muchos comuneros.
“La Lira de los Trabajadores” le encargó la musicalización de la poesía de Pottier a P. Degeyter en 1888. Durante algunos años sólo fue conocida por los obreros franceses. En 1892 fue aprobada por la II Internacional como el himno oficial de los trabajadores. Luego la letra fue modificada según el país y la corriente política que la cantara (anarquistas, socialistas, comunistas).
Gustave Coubert fue un pintor revolucionario, activo participante de La Comuna de París, en la que fue designado "ministro" de cultura. Luchó en las barricadas para instaurar una sociedad fraternal y un gobierno obrero. Fue condenado a prisión por los reaccionarios tras la derrota de la Comuna como principal responsable de la decisión del derribo de la columna Vendome, símbolo de la tiranía y del imperialismo napoleónico.
Desde su nacimiento en 1819, en el seno de una familia de propietarios rurales en el antiguo Franco Condado y la incidencia que en su formación como persona y artista, tuvieron las revoluciones de 1830 y 1848. Experiencias intensas que flanquearon la trayectoria que en el arte le llevó a liderar el movimiento realista y en política, a desempeñar una actividad comprometida y relevante en 1871 durante la insurrección revolucionaria de la Comuna.
Tras la caída del Segundo Imperio, Courbet es elegido Presidente de la Federación de artistas. Mientras que París sufre el sitio de los ejércitos prusianos y que muchos huyen de la capital, Courbet permanece en la ciudad. Él, que ya había seguido con interés los acontecimientos de 1848, guarda sin duda en la mente el recuerdo de su abuelo, revolucionario "sans-culotte" en 1789.
En febrero de 1871, su compromiso se confirma: se presenta a las elecciones legislativas, sin éxito. En abril de 1871, la comisión ejecutiva de la Comuna de París le encarga reabrir los museos parisinos y organizar el Salón.
Electo del Consejo de la Comuna, Gustave Courbet, sin embargo, no es guardia nacional y no participa pues en los combates. Detenido por los versalleses el 7 de junio, en septiembre el pintor fue condenado a seis meses de cárcel y a una multa de 500 francos, a los que se añadieron 6 850 francos de gastos procesales. La sentencia es más bien clemente, comparada con las penas de muerte y de deportación que afectan a otros partidarios de la Comuna... pero tan solo es el comienzo de sus problemas judiciales.
Jules Vallès nace en Le Puy-en-Velay (Alto Loira), el 5 de junio de 1832, en Francia reina Luis Felipe. En 1840 marcha a vivir a Saint Etienne; su padre que es maestro ha sido trasladado al Colegio Real de esta ciudad, aquel mismo año en París Thiers forma gobierno. En 1848 se instala en París para estudiar y es testigo de la revolución de mayo y de la proclamación de la República. Luis Napoleón es elegido presidente por sufragio universal. Carlos Marx y Federico Engels redactan en Londres el Manifiesto Comunista.
Su primer libro, El dinero, publicado anónimamente en 1857, es un virulento ataque contra el financiero Jules Mirès. Sus artículos, publicados con el seudónimo de Max en Le Figaro y otros periódicos, le proporcionaron notoriedad.
En 1869 se presentará a las elecciones legislativas como socialista revolucionario, pero no será elegido. En el año siguiente toma parte en los disturbios políticos y revolucionarios de la Comuna, con 30 insurrectos ocupa durante unas horas la alcaldía de la Villette y forma parte del comité revolucionario de los 20 “arrondissements· de París.
En 1885 se agrava su diabetes. Redacta su testamento y se lo entrega a su fiel amigo Héctor Mâllot. El 25 de enero, a la temprana edad de 52 años, muere en París. Su entierro provoca una verdadera manifestación popular. Un año antes de su muerte en su periódico Le Cri du Peuple, escribe un trabajo que alcanzará gran resonancia: L’Aficche rouge (El cartel rojo), en este texto nostálgico, Vallès nos recordará un cartel que en forma de proclama fue pegado en los muros de París, el 6 de enero de 1871, y que pasó a la historia con este nombre. El manifiesto fue redactado por cuatro militantes representantes de diversas tendencias agrupadas en la coordinadora de los veinte distritos de París, entre los cuales se encontraba Jules Vallès.
Además de sus artículos, reunidos en Los refractarios (1866) y La calle (1867), lo más importante de su obra es el ciclo inconcluso de novelas autobiográficas (Jacques Vingtras, 1879; El niño, 1881; El bachiller, 1881 y El insurrecto, 1886), así como las obras póstumas: Recuerdos de un estudiante pobre (1930), El cuadro de París (1932) y Un hidalgo (1932).
Louise Michel
De ideas anticlericales, anarquistas, republicanas e internacionalistas, la poeta y escritora Louise Michel estuvo siempre comprometida con la reivindicación de los derechos de las mujeres y con la revolución social.
Fue una pedagoga innovadora, practicaba una enseñanza basada en los ideales republicanos y ese estilo libre no siempre gustó a las familias: impartía clases fuera de las aulas, prohibía los castigos físicos, escribía pequeñas obras teatrales para que los alumnos las interpretaran, daba clases de ciencias naturales.
Fue en París donde empezó a asistir a reuniones republicanas y a debates sociales y políticos, donde se relacionó con revolucionarios, aunque ella no se sentía vinculada a un color político determinado.
Su nombre está vinculado a la Comuna de París de 1871, en la que mantuvo un papel destacado: conduce ambulancias, impulsa la creación de comedores infantiles, organiza guarderías y recluta mujeres para formar un batallón femenino. formó parte del Comité de Mujeres y participó cuando las mujeres impidieron que los soldados de Versalles bse llevaran los cañones de la Guardia Nacional, que habían sido pagados por el pueblo para defender París de la invasión prusiana, un episodio que acabó con el amotinamiento de los soldados contra sus oficiales. Louise Michel presidió el Comité de Vigilancia femenino y participó en el de hombres, ambos destinados a proporcionar techo y comida a los necesitados.
Su madre es secuestrada y Louise Michel se entrega para lograr su liberación. En consejo de guerra la condenan al destierro en Nueva Caledonia, un archipiélago de Oceanía bajo dominación francesa.
En julio de 1880 fue amnistiada junto con otros revolucionarios; regresó a Francia con la idea inicial de volver a crear una escuela para los canacos. El 9 de noviembre entró en París después de casi diez años de ausencia. Se dedicó entonces a pronunciar conferencias en clubes revolucionarios por todo el país, en aliento del espíritu de la Comuna, con importante asistencia de público, y estudió las teorías económicas anarquistas de Piotr Kropotkin.
Su legado social es incuestionable. En sus últimos años vivió entre Londres y París, impartió conferencias y continúo publicando: poemas, artículos, obras de teatro, memorias… Como curiosidad, en la Guerra Civil Española, dos batallones de brigadistas llevaban su nombre, en reconocimiento a su lucha y a toda una vida dedicada a la justicia social. Una feminista que luchó por la igualdad de género, social y política.
Louis Michel |
MARX Y LA COMUNA DE PARÍS
Para Marx y Engels, que siempre admiraron la valentía de los comuneros, no se habían dado todavía las condiciones históricas y económicas para desarrollar la revolución socialista. Y también criticaron la debilidad organizativa, por causa de la diversidad ideológica existente en la Comuna, lo que hizo que en los momentos decisivos no se tomaran las decisiones más rápida y correctamente.
En otoño de 1870, Marx ya había prevenido a los obreros de París, de que la tentativa de derribar al gobierno sería un disparate dictado por la desesperación; pero cuando el 18 de marzo de 1871 se impuso a los obreros el combate decisivo y aceptaron, y la insurrección fue un hecho, Marx saludó la revolución proletaria con grandísimo entusiasmo, a pesar de sus malos augurios.
Y no se contentó con entusiasmarse con el heroísmo de los comuneros, que, que según sus palabras, "tomaban el cielo por asalto". Marx veía en aquel movimiento revolucionario de mases una experiencia histórica grandiosa, un cierto paso adelante de la revolución proletaria mundial y un paso práctico más importante que cientos de programas y raciocinios. Analizar esta experiencia, sacar de ella las enseñanzas tácticas, revisar a la luz de ella su teoría: he aquí como concebía su misión Marx.
Francia, cuna de revoluciones
de ciudades que luchan contra reyes y tiranos
de gorros frigios y escarapelas tricolores
de batallones marchando al son de la marsellesa
Vuelven a surgir las barricadas y ciudadanos forman batallones
en ciudades y pueblos ¡A las armas, ciudadanos!
Marchad con la esperanza por bandera frente al dolor y los horrores
de aquellos que os oprimen, hijos de la revolución francesa
Parisinos, herederos de Robespierre y los sans-cullottes jacobinos
de la Asamblea Nacional, de la Marianne y su llama de revolución
que nos guía hacía un futuro mejor y marca nuestro camino,
camino glorioso para nuestra clase: su emancipación
París en pie, Paris, ciudad que vale más de mil misas, París levantada
París que resiste al ejército opresor, París que alza la roja bandera de la revolución
tomando el cielo por asalto, dejando una estela brillante en la noche estrellada
mientras florecen los cerezos, recuerdos guardados en el corazón
¡Ciudadanos! ¡Era el sombrío pasado que se hundía, que rugía cuando la torre tomamos!
Nos sentimos ebrios de terribles esperanzas... ahogadas en plomo, barro y sangre
ahora ya olvidadas, ahora ya sepultadas, ahora tan distantes
tiempos pasados ya olvidados, de esperanza sepultada, de ciudadanos, camaradas y hermanos