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POEMAS, CUENTOS Y ESCRITOS REVOLUCIONARIOS DE DANIEL FERNÁNDEZ ABELLA is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License. Para utilizar primero y siempre sin ánimo de lucro ha de consultar al autor. Daniel Fernández Abella todos los derechos reservados.

lunes, 30 de septiembre de 2024

EL RETRATO

Píntame, silvestre, natural, sin tapujos y ataduras
Toma el pincel, traza cada parte de mi, algunas partes se encuentran rotas y otras sólidas
Cambia el tono, el tono de color, dando otro contraste cambiando quien era, quien fui y quién soy
Píntame, de un solo trazo, sin sombras, sin matices, sin arreglos
Toma el pincel y deja que se deslice por este lienzo vacío
y que haga arte con el movimiento de tu mano
píntame desde el balcón, desde la playa, desde una ciudad desierta
busca cualquier paisaje donde inspirarte 
que permita que tu arte fluya como el río que desemboca en la mar
Píntame y que el pincel trace mi piel, mis ojos y mis labios
que forje y esculpa cada parte de mi 
que penetre en el interior de mi alma
y saque al exterior mi verdadero ser
Píntame en carboncillo, en pastel, en acuarela
como tú quieras
pero asegúrate de estar siempre a mi lado

viernes, 27 de septiembre de 2024

EL REFLEJO DEL ESPEJO

Sobre la consola el espejo se adosa al muro con bollones de bronce labrado. Lo pusieron allí para que su fría lámina abriera profundidades recónditas al estrecho pasillo hacia el lado del ensueño. Del pasillo aprisionado en la penumbra que media entre la puerta de acceso al departamento y una cortina obscura, tras la cual se supone el comienzo de la intimidad. La luz no entra al abrirse la puerta porque el rellano es ciego, y a su vez las gentes no favorecen la imposible intrusión, apresuradas por irse más allá de la cortina, a esa gran habitación que finaliza con un muro de cristales, balconada florida sobre el aire de un parque.

Una ventana al alma y a otros mundos. Esa era la finalidad del espejo; ver con detalle el reflejo de nuestro ser y nuestra alma, observar con detalle las imperfecciones en nuestra piel y nuestro cuerpo, como la huella de los vicios y las virtudes marca nuestro rostro y el paso del tiempo lame lentamente nuestro cuerpo orallándoolo y dejando su eterna marca en surcos en la piel.

Observa tu reflejo .Mira. Siempre mira. Mira mucho. Mirar con ojos que tocan, con ojos que sienten, con ojos que abrazan, aman, incluso odian. Siente como te devuelve la mirada, como escudriñan tus ojos buscando cualquier detalle, cualquier imperfección. Pero mira. Nunca dejes de mirar. La vida pasa en los ojos. Incluso si los mantienes cerrados, incluso si no pueden ver. La vida pasa en los ojos.

Ver el espacio inútil entre el sueño y la realidad. Llenarlo. Intenta llenarlo con todo lo que eres. Hay grandes dificultades que superar, momentos en los que querrás no mirar. En esos momentos hay que mirar aún más, en esos momentos hay que abrir aún más los ojos. Para que puedas ver lo que puedes hacer para ver algo diferente. El secreto del éxito es ver bien. Entiende a quién tienes delante, a quién tienes a tu lado, a quién tienes detrás. Hay que ver bien para elegir bien, para decidir bien. Aunque duela, aunque pese, aunque tengas ganas de no mirar. Mirar. Siempre mira.

Ya no hacían los espejos como antes. Ahora todos provenían de la China, y simplemente reflejaban las cosas a su manera, a grado tal, que en vez de invertir las imágenes, las enderezaban, obligándolo en ocasiones, paradójicamente, a verse tal como era. Por ejemplo, el lunar que siempre le había aparecido en el espejo en la mejilla derecha, ahora le aparecía en la izquierda y más de una vez le había dicho al dentista que le dolía la muela equivocada.  

Un gesto enarca tu boca y un insidioso escalofrío recorre tu imagen. Quedas instantáneamente endurecida, cual si la alcanzara la solidificación del espejo, con la sensación de que no lograrás jamás un movimiento. Algo tiembla en tu interior y repercute dolorosamente en tu corazón. A tu ritmo la sangre se precipita por el intrincado ramaje de tus arterias. Aprieta los dientes conteniendo la respiración, tensa cada fibra de tu cuerpo. Luego, con brusquedad, aspiras el aire, jadeante, y por un momento logras tranquilizar el corazón, devolviéndolo a su ser habitual. Miras reposadamente tus ojos de una imagen que te devuelve con idéntica calma la mirada. Y es por allí, por esa mirada, por donde el miedo penetra en ti, colmando tu pecho, extendiéndose tumultuoso, anegándote toda. Terrible miedo irrazonado, miedo puro, no sabes a qué, acaso a ti misma. Miedo puro inexorable. Girar de paisajes sumergidos, y en central remolino su cara, la tuya, la de otros , enfrentadas en única soledad, con los ojos de ahogada aferrándose a ti, empujándote a la oscuridad, hacia el fondo de pavorosas grietas y fosas olvidadas..

Despiertas de ese sueño, tan absorta en tus pensamientos que parece la realidad misma y ves tu reflejo devolviéndote la mirada con un sonrisa. El espejo refleja tu verdadero ser: Cuando estás de mal humor, tu belleza es aún más verdadera, profunda y prístina. Como el mar que esconde sus maravillas bajo la superficie luminiscente del agua, así es para ti cuando ninguna sonrisa elegante se refleja en el encanto natural de tu rostro.

Los espejos son como la conciencia. Uno se ve allí como es, y como no es, pues quien se ve en lo profundo del espejo trata de disimular sus fealdades y arreglarlas para parecer a gusto.

lunes, 23 de septiembre de 2024

LA ISLA MISTERIOSA

Si existe un lugar que parezca salido de un cuento de hadas, es la isla misteriosa. Entre mares y océanos, las mareas y los vientos llevan a los navegantes a este mágico lugar, sin que los mapas y los cartógrafos sepan situarla en la vasta inmensidad del océano.  La niebla envuelve las montañas mientras las cascadas parecen brotar de todos lados. Al caminar por sus senderos, el viajero siente que está en otro mundo, rodeado de paisajes dramáticos y verdes que desafían la realidad. La isla también tiene sus mitos y leyendas, que se sienten más vivos cuando estás frente a los acantilados, mirando el mar infinito.

El viento abrasador se cura con la luz del sol. Mientras la hierba juega con la corriente. El sol es débil y la niebla es una pena. Pero la nube solitaria aún requiere esfuerzo para darse cuenta de que la montaña es su hogar.

Al borde del acantilado la mujer pelirroja suspiró inmensamente. Cerró los ojos y su aliento lanzó una chispa. Y todo cambió. Su voz resonó a través y por todas partes, vibrando y cambiando la melodía y el curso del viento. Su latido murmura con las cascadas contra la corriente. Y finalmente, se desvanece. Desvaneciéndose a lo largo de la nube solitaria y la niebla vergonzosa.

Han pasado eones, milenios, incluso antes de que existiera lo que llaman tiempo. Nunca en todos mis años ningún humano ha venido a mí sin ninguna intención o motivación egoísta. Me han adorado como a una diosa, me han reverenciado como divina, solo para usarme para las criaturas que cobijo en mis profundidades, para los vientos que traigo a sus velas, para las olas que arrastran sus tierras, y luego me desechan cuando llega una tormenta, cuando los peces se van a otra parte, cuando ya no soy de utilidad.

Me han temido como a un monstruo, temerosos de lo desconocido que yace debajo de mi inmensidad. Las olas se estrellan más ligeras en las orillas de mi ser como una risa oscura que nadie puede oír que transmite mi diversión cósmica. Los humanos nunca cambian. Temen lo que no entienden, y lo que no entienden, lo destruyen.

He sido testigo de los ríos que corren hacia mí como un niño que llora sería su madre, sucio y magullado por un mundo perverso, lleno de la inmundicia de miles de hombres que eligieron la ignorancia; He visto cielos que persuadían a las nubes para que se volvieran cada vez más oscuras con una ira ancestral, teniendo que llevar la carga de todas las voces escandalosas de mis mares, una vez hermosos; he visto cómo aquellos que han sido cegados por lo que han construido continúan destruyendo lo que no salió de sus manos, tomando implacablemente de mis aguas, matando mis pulmones, asesinando el corazón de la vida que tan desesperadamente quieren conservar.

Pero no he dejado de dar, no he dejado de enviar lluvia, no he dejado de crear vida para los pocos que me han hecho su santuario. He escuchado innumerables historias de desamor mientras las lágrimas de jóvenes y viejos se mezclan y se mezclan con la sal de mis olas.

Mi canción de ascenso, caída y choque ha sido la canción de cuna para almas inquietas, sus corazones imitando el ritmo de mi baile. He visto profesiones de amor, de flores esparcidas sobre mi superficie; he llevado mil anillos de todas las formas y tamaños, de promesas rotas y tiempo perdido; He sido el lugar de descanso de naufragios llenos de hombres por una causa perdida, de niños inocentes no deseados, de aquellos a quienes la muerte se ha llevado demasiado pronto. He visto a aquellos que intentan devolverme lo que me corresponde; a aquellos que comen y hacen lo que hicieron los demás; a aquellos que ven belleza en mi desconocido; a aquellos que se contentan con ver al sol desaparecer en mis profundidades mientras la luna canta conmigo.

Y para ellos, soy más gentil, más cálida, más suave.

No me confundas, podría haber dicho mientras las olas golpeaban con suficiente fuerza en algún lugar para romper un glaciar en dos. He sido las tumbas de aquellos que pensaron que yo era su único fugitivo, de aquellos que saltaron desde alturas imposibles, ansiando la brusquedad de mi ser dentro de sus pulmones. Cuerpos de moretones y violencia han estado en mis aguas. No penséis que no los acuné, los sostuve como a bebés, mientras guiaba suavemente los cuerpos que una vez llené de vida hacia abajo, hacia abajo, hacia las arenas más suaves de mis suelos, y los deposité allí, nunca más solos en mi medio.

Incluso entre todos ellos, de los que quieren conservar sus vidas durante demasiado tiempo y de los que quieren renunciar a ellas demasiado pronto, ni uno solo tuvo un pensamiento egoísta o una intención oculta cuando vinieron a mí. Ninguno me ha amado y se quedó solo por eso.

El viento acaricia mis cabellos, lo hace, me doy cuenta, y finalmente lo reconozco en la fracción de segundo en que su cabeza toca la más mínima parte de mí. Me ha amado toda su vida, con todo lo que es, simplemente porque lo hace. Soy toda la vida que ha regresado a mí, y la dulzura de mil almas lo atrapa, lo sostiene, lo mece como a un niño que necesita consuelo. "Oh, no", digo, mi voz son todas las voces del pasado. "No podemos destruir algo que nos ha amado tan hermosamente".

Incluso la hierba que piso podría haber estado de acuerdo, testigo de las incontables horas que pasó en ese acantilado, tratando de capturar todo de mí, de la belleza que vio en mí. Lo puse de pie donde estaba haciendo arte, y todos mis años en la Tierra nunca podrían haberme llevado a esperar lo que hizo a continuación.

Grito, la ira de cien vidas liberadas al viento y las llevó donde nadie podía escuchar excepto yo.  La voz se pierde entre el clamor del mar y la naturaleza apacigua con la ira mientras el viento dispersa el dolor y diluye las penas que se pierden en el horizonte. Pasó la nube inmensa; toda suya... todo suyo.

Huracanes de vientos; lluvia andante semiparalela y en todo el acantilado los cabellos terráqueos danzan todos iguales al son de trompetas invisibles que vienen del mar. Una colorida danza invisible donde el viento dirige el ritmo.

Una suave brisa me alborota el pelo mientras el lejano aroma de la lavanda llena mis pulmones. El cielo se vuelve un poco más brillante y la luz del sol se cuela entre las nubes para iluminar una hermosa cabaña. Dentro, cuelgo otro cuadro en una pared cubierta de imágenes del océano: del cielo nocturno reflejado en el agua negra, de la luz del sol que se refleja en las olas, de un horizonte de color que se sumerge en las comodidades de la oscuridad.

Y mientras el viento abrasador sigue su curso. La luz del sol cubre con su manto todo el acantilado, ahuyentando las nubes mientras la hierba juega con la corriente. El sol es débil y la niebla es una pena. Pero la nube solitaria aún requiere esfuerzo para darse cuenta de que el acantilado es su hogar. Y me resguardo en el calor de mi hogar, sintiendo el abrazo de la hierba, del mar y del viento, agradecidos y exhaustos, una extraña simbiosis y un regalo para todos los viajeros.

miércoles, 11 de septiembre de 2024

PARTE DE GUERRA DESDE GAZA

Ya no hay ruido. Solo silencio
y sin embargo la muerte sigue cayendo del cielo
y sigue cabalgando por las calles
podando de raíz las hierbas con su guadaña

Ya no hay ruido. Solo silencio
y sin embargo los gritos de dolor crean un coro de muerte
los llantos de los niños llamando a sus madres muertas
sin apenas pronunciar las palabras aprendidas bajo tierra

Ya no hay ruido. Solo silencio
y sin embargo la noche en la ciudad es oscura,
excepto por el brillo de los misiles;
silenciosa, excepto por el sonido
del bombardeo;

siguen cayendo las bombas
y los gritos de dolor continúan
sin embargo para mi, ya no hay ruido. Solo silencio
mi cuerpo y el de mi familia están sepultados bajo los escombros

miércoles, 4 de septiembre de 2024

LOS SOLDADOS VASCOS AL SERVICIO DE LA REPÚBLICA: EUSKO GUDARIAK

Durante la guerra civil española Euskadi contó con una serie de aspectos que dieron un carácter propio a la fase bélica padecida en tierra vasca. La fundamental era la presencia en la Euskal Herria peninsular del EAJ-PNV, que se convirtió en el punto referencial del marco autonómico vasco refrendado por una República acosada por el alzamiento militar. Esta fuerza tuvo en Eusko Gudarostea una fuerza militar propia, diferenciada en el ámbito vasco de las demás Milicias levantadas por el resto de fuerzas político sindicales presentes en Euskadi. Esa fuerza la componían 28 batallones de primera línea, incluidos tres de Ingenieros.
 

Los jeltzales abadiñarras (Jeltzale o también Jelkide es una palabra vasca utilizada para referirse a los simpatizantes, miembros y dirigentes del Partido Nacionalista Vasco (PNV), cuyo nombre en Euskera es Eusko Alderdi Jeltzalea, de ahí que las siglas oficiales como se conoce sean EAJ-PNV), especialmente los más jóvenes, pasaron a formar parte de los distintos batallones constituidos por orden de EAJ-PNV, acudieron así al frente de batalla en defensa de la libertad.

Otros muchos, formaron parte del Comité Local de Defensa también por orden del partido. Éstos se encargaban de mantener el orden público en las calles abadiñarras dentro del ambiente bélico que se respiraba. Desde finales del año 1936 hasta mediados de 1937 Abadiño se convirtió en un sitio de tránsito de batallones de distinta ideología.

En Elorrio, a los pies del Intxorta, donde se mantenían cruentas batallas entre ambos bandos, se establecía una de las bases del Euzko Gudarostea, donde cada organización política desde las organizaciones del Frente Popular (PSE, UGT, JSU, PCE,CNT,IR, Republicanos...) hasta representantes del nacionalismo vasco (PNV, ANV, ELA,Jagi-Jagi...) estaban integradas y coordinadas.

La relación de los batallones fue la siguiente: 
  • PNV: 12 batallones
  • ANV 2 batallones
  • Bizkaiko Mendigoxale Batxa 2 batallones
  • STV 3 batallones
  • UGT-PSOE 7 batallones
  • JSU 9 batallones
  • PCE 4 batallones
  • Izquierda y Unión Republicana 2 batallones
  • CNT 6 batallones.
Aguirre asumió el mando del ejército vasco. El Eusko Gudarostea, las juventudes nacionalistas comenzaron a encuadrarse en auténticas unidades de Milicias mediante una movilización municipal dirigida desde los diferentes batzokis, y controlada por el Bizkai Buru Batzar desde Sabin Etxia mediante la gestión de Ramón de Azkue hasta la llegada de Gamir Ullibarri.


EL EUSKO GUDAROSTEA: Vascos nacionalistas contra el fascismo

Las fuerzas que integraron el Ejército que se movilizó en Euskadi durante la guerra del 36 para hacer frente al alzamiento militar, no constituyeron un bloque definible por unos objetivos político- sociales únicos. Todos los partidos o sindicatos que quedaron, de uno u otro modo, a favor de la legitimidad republicana, organizaron sus propias milicias voluntarias. Entre estas, las del Partido Nacionalista Vasco fueron la fuerza más representada, merced a las 28 unidades tipo batallón que agrupó en Euzko Gudarostea. En términos historiográficos este hecho ha posibilitado muchas veces la visión de un Ejército en el que la ideología nacionalista primaba entre sus unidades.


Conocido el Alzamiento militar, la primera reacción del Partido Nacionalista Vasco en Bizkaia fue la de ordenar la constitución de guardias armadas que garantizasen el orden en las poblaciones, evitando así posibles excesos revolucionarios como los que empezaron a darse en otras zonas bajo control republicano. Fue en Guipúzcoa donde se formó el núcleo primigenio de Euzko Gudarostea. Allí, en torno a la Junta de Defensa Nacionalista creada en Azpeitia, se fundó en los primeros días de agosto Euzko Gudarostea. Esta entidad, quedó bajo el mando de un capitán de Intendencia, Cándido Saseta, y bajo el control de los diputados peneuvistas Irujo, Lasarte, y Monzón.

Las juventudes nacionalistas comenzaron a encuadrarse en auténticas unidades de Milicias mediante una movilización municipal dirigida desde los diferentes batzokis, y controlada por el Bizkai Buru Batzar desde Sabin Etxia mediante la gestión de Ramón de Azkue.

El hecho fundamental en las decisiones del PNV fue la imposibilidad de contar para sus proyectos con el llamado Ejército Vasco. Por el miedo a una guerra civil con sus aliados frentepopulistas y anarquistas, el PNV tuvo que renunciar a un golpe de timón en tierra vasca, bien fuese este hacia el independentismo, o hacia una negociación menos oscura que la efectuada con el Vaticano y los fascistas italianos.
Sociológicamente, los combatientes nacionalistas eran casi todos naturales del País Vasco, el 80% tenían entre 20 y 30 años. Sólo un 6% de los hombres de entre 20-25 años, y alrededor del 30% de los de entre 26-30 años, estaban casados, y su media de hijos, salvo en el grupo poco numeroso de 20-25 años, aparece como inferior al de otras formaciones. Por último, cabe destacar que los gudaris del PNV presentaban un menor porcentaje global de trabajadores industriales-artesanales, tanto cualificados como no cualificados, con un 65% del total, y en cambio tenían un importante núcleo de labradores, 22%, y de empleados, cerca del 9%, además de un apreciable número de estudiantes.

La aventura bélica de la Euskadi autónoma acabó en gran medida en Santander, en agosto de 1937. El Pacto con los italianos se frustró ante la negativa de Franco a concesiones no asumidas por él, y Mussolini hubo de contentarse con conseguir para los vascos una represión menos brutal que la que se ofrecía con la gran captura de miles de combatientes vascos atrapados, incluidos lo que quedaba de Euzko Gudarostea.

El Eusko Gudarostea luchó en el Frente del Norte contra las tropas sublevadas de Franco desde agosto de 1936 hasta julio de 1937, participando en la Ofensiva de Villarreal y en las campañas en torno a Bilbao. El Eusko Gudarostea sufría inicialmente la falta de un Estado Mayor convenientemente calificado para una difícil situación (situación salvada en gran medida cuando el oficial profesional Alberto de Montaud y Noguerol fue designado para dirigir el Estado Mayor en septiembre de 1936), así como de servicios anexos de logística y comunicaciones idóneos para el combate.

También era muy acusada la división ideológica de gran parte de la tropa: batallones de ideología marcadamente izquierdista luchaban en el mismo bando que las tropas del PNV y ANV. Como muestra cabe indicar que desde los inicios del conflicto, las tropas republicanas de Euskadi que estaban adscritas a partidos de izquierda ordenaron el uso exclusivo de la bandera tricolor de la Segunda República Española como distintivo, pero las fuerzas simpatizantes del PNV exigieron (y lograron) imponer el uso simultáneo de la ikurriña vasca como emblema de sus batallones.

Pese a la situación de guerra, el control político del Eusko Gudartostea se mantuvo firmemente en manos del PNV y del gobierno vasco, luchando a la vez por mantener su autonomía operativa respecto del Ejército del Norte dirigido por el general Francisco Llano de la Encomienda (que teóricamente unificaba el mando bélico republicano en Asturias, Santander y Euskadi), al punto que a fines de abril de 1937 el lehendakari José Antonio Aguirre asume personalmente el mando del Estado Mayor del Eusko Gudarostea, dejando al general Alberto de Montaud como asesor.


La cantidad total de combatientes efectivamente movilizados por el Eusko Gudarostea alcanzó los 75,000 hombres a fines de marzo de 1937, siendo que en ese momento se hallaban 45,000 combatiendo en el frente, mientras erróneamente el general Emilio Mola, jefe de las tropas sublevadas en el frente vizcaíno, subestimaba la fuerza del Ejército vasco en "40 compañías con 25,000 hombres". A pesar del heroísmo de las tropas vascas, éstas sufren constantes derrotas en la campaña de 1937 debido a la escasez de artillería pesada y la carencia de aviación de combate en cantidad suficiente, mientras las tropas franquistas contaban con aplastante superioridad en cantidad y calidad de ambos tipos de armamento. El aislamiento geográfico hizo muy difícil al gobierno republicano de Valencia el envío de municiones y armas al Frente del Norte, incluida Vizcaya. Al carecer de medios para una ofensiva masiva contra los franquistas (pese a la relativa abundancia de reclutas y voluntarios entusiastas), la táctica del Eusko Gudarostea se torna básicamente defensiva desde marzo de 1937, intensificando la construcción del Cinturón de Hierro de Bilbao.

Los Mendigoxales 

También se crearon los  Mendigoxales o Montañeros de Bizkaia, una suerte de milicia nacionalista, beata, conservadora y hostil con los movimientos de izquierda pero furibundos antifascistas. A pesar de sus profundas diferencias, luchó codo con codo con batallones republicanos, del PSOE, JSU, PCE o CNT contra Franco y sus socios Hitler y Mussolini. Las compañías nacionalistas celebraban misas de campaña diarias y contaban con capellanes castrenses entre sus filas, que fueron laminados y purgados por Franco tras la guerra, algo que obvió el editorialista de Radio María en su discurso. 

Desplegados entre el Gorbea y Aramaio perdieron y recuperaron en varias ocasiones la cima del Gorbea ante una fuerza superior de requetés. Finalmente desalojaron a los navarros tras un ataque sorpresa al alba para asegurar la montaña frontera entre Álava y Bizkaia. Sin embargo el esfuerzo había sido importante y las bajas eran numerosas. De los 630 hombres del batallón más de 40 estaban heridos o enfermos, las municiones y suministros escaseaban y enfrente los carlistas habían sido reforzados con artillería pesada. Además la mejora del tiempo hacía cada vez mas frecuente el ataque de los cazas italianos y nazis. Contra todo pronóstico, el frente se mantuvo estable durante semanas. A mediados de junio, el Estado Mayor ordena un repliegue para defender una posición más importante. Bilbao estaba a punto caer en manos de los fascistas.

Los orígenes de los “Jagi-Jagi" -nombre con que también se les conocía a los mendigoxales-  se encuentran en el sabinianismo político,  que se había reflejado en la formación de “Aberri” (1921-1923). En 1930 se unificaron “Aberri” y “Comunión  creando el nuevo  Partido Nacionalista Vasco (PNV).  Desde  esta  fecha,  hasta  finales  de  1933  y  principios de 1934,   no  hubo  ningún  grupo  político  separatista.  Es entonces cuando los “Jagi-Jagi” abandonaron  el PNV constituyendo una agrupación independentista: Elías Gallastegui, Angel Aguirreche,  Cándido  Arregui, Manuel de la Sota, Fidel  Rotaeche,  Trifón  Echebarría, Jordánde  Zárate, Adolfo  Larrañaga,  Lezo de Urreztieta,  Agustín  Zumalabe,  etc. Elías Gallastegui fue el principal impulsor de este movimiento separatista durante la República, sin embargo durante la Guerra Civil se mantuvo apartado de toda actividad  política. Las causas de esta disidencia  fueron: el estatutismo del  PNV, la participación de significados peneuvistas en la Agrupación Vasca de Acción Social Cristiana  (AVASC) y la Universidad  Social  Obrera Vasca  (USOV), además de las polémicas personales entre Gallastegui y otros jelkides. La Federación Vizcaína de Mendigoxales y algunos  guipuzcoanos, se separaron del PNV.  En el resto de Euskadi tuvo pocos seguidores, incluso en  Álava se mantuvieron dentro del partido, lo que originó  algunas tensiones. Durante la Revolución de octubre de 1934 varios mendigoxales fueron encarcelados por su participación en aquellos acontecimientos. A nivel cultural crearon la sociedad “Pizkundia”, donde se impartían clases de euskera, danzas vascas,  doctrina política, etc., y cuando estalló el conflicto bélico estaban pensando en constituirse en partido político.

 Batallón medigonxale


Las milicias vascas en Madrid

En diciembre de 1936 llegaba a la plaza de Moncloa un batallón de milicianos que hablaban en un extraño idioma y llevaban boina. No pocos pensarían que se trataban de brigadistas internacionales, pero se equivocaban: eran las Milicias Vascas. En aquel momento nadie lo sabía, ni siquiera ellos mismos, pero se convertirían en parte de la historia de este frente, en el que permanecerían los dos siguientes años. 

A mediados de septiembre de 1936, cuando un puñado de vascos comenzaron su organización, con independencia de cualquier partido. En apenas dos semanas lograron reclutar a cerca de doscientos milicianos, venidos de toda la península y de todas las militancias, aunque principalmente cercanos al comunismo. Su sede se estableció en el Hogar Vasco de la Carrera de San Jerónimo

En octubre las MVA partieron al frente de la Carretera de Extremadura, con Lizárraga al mando, pero no participaron en combates hasta que el frente retrocedió hasta Navalcarnero, a finales de aquel mes. Tras la toma de esta localidad por los rebeldes, el mando republicano organizó un contraataque en el que participaron las MVA, aunque sin éxito.

A  finales de noviembre de aquel primer año de la guerra, las MVA se transformaron en un verdadero batallón y fueron trasladadas al lugar donde más duros eran los combates: Parque del Oeste, Moncloa y especialmente Ciudad Universitaria se convierten a partir de aquí en el hogar de los vascos. Aquí se enfrentaron a un combate de desgaste, que cada vez tenía menos que ver con aquella guerra de alpargatas y más con la Primera Guerra Mundial. Los ataques frontales a posiciones atrincheradas fueron el día a día de los primeros meses de 1937, hasta que el alto mando desistió en su afán de conquistar directamente las facultades y hospitales convertidos en fortalezas por los rebeldes.

El batallón vasco, renombrado 158º Batallón, pasó el resto de la guerra en la Ciudad Universitaria. La guerra se hizo estrictamente estática, aunque el intercambio de bombas, granadas y disparos era constante. Se generalizó una modalidad de guerra primitivista ya ensayada ampliamente durante la Primera Guerra Mundial, la guerra de minas, que no consistía más que en excavar una galería subterránea hasta la posición enemiga y volarla con explosivos.


Bombardeos sobre ciudades vascas

El bombardeo de Durango

El bombardeo de Durango fue el primer ataque aéreo que ordenaba Hitler para apoyar al bando sublevado. El general Emilio Mola ya había amenazado previamente por radio que si la sumisión de Vizcaya no era "inmediata", arrasaría toda la provincia, puesto que disponía de "recursos suficientes para hacerlo". El ataque aéreo comenzó temprano por la mañana desde el barrio de Kurutziaga, mientras gran parte de la población madrugaba y realizaba sus quehaceres de un miércoles.

En el pueblo mercantil de Durango cayeron bombas sobre el convento de Santa Susana, donde 11 monjas fallecieron debido a la explosión. Asimismo, en la iglesia de Santa María, el padre Carlos Morilla murió por el estallido de otra bomba. Morilla se había refugiado en el pueblo vizcaíno tras huir de Asturias debido a la guerra. De la misma manera, también resultó dañada la iglesia del colegio San José de los Jesuitas, donde Rafael Villalabeitia celebraba misa. Se registraron más de cincuenta bajas, mayoritariamente civiles que habían acudido al templo religioso aquel 31 de marzo de 1937.

En Durango se produjeron tres bombardeos. El ataque fue el primero a núcleo urbano civil y fue uno de los más terribles del conflicto bélico español. El ataque se realizó en tres momentos a lo largo del día. El primero de ellos fue a las ocho de la mañana, cuando "muchas de las víctimas estaban asistiendo a misa y no tuvieron ninguna oportunidad". El segundo fue al comenzar la tarde, en la estación, que en este caso sí era un objetivo militar. El tercero fue a última hora, de nuevo en el caso viejo del municipio.

El ataque fue efectuado por cuatro aviones Savoia, que despegaron en la madrugada del 31 de marzo de 1937 del aeródromo de Soria cargados, cada uno de ellos, con veinte bombas de 50 kilos y cuatro bombas incendiarias de 20 kilos. "Afortunadamente uno tuvo que regresar a la base porque sufrió una avería en el vuelo", ha detallado Irazábal. Los tres aviones que continuaron el vuelo fueron escoltados desde Logroño por nueve cazas, que ametrallaron a la población cuando los aviones terminaron el bombardeo.
Durando bombardeado

El bombardeo de Eibar

El día 14 de abril de 1931 Eibar se convirtió en la primera ciudad del Estado que hizo ondear la legítima bandera republicana, pero seis años después pagó cara su osadía. Al igual que otras localidades vascas como Durango, Otxandio o Gernika, la ciudad armera fue arrasada por los bombardeos de las aviaciones de Hitler y Mussolini que, coordinadas con la fuerza aérea de los sublevados comandados por Franco, dejaron una imagen desoladora en la ciudad, destruida por las llamas y convertida en escombros.

El estallido de la Guerra Civil provocó un cambio radical en la vida eibarresa. Nada más sublevarse las tropas el 18 de julio de 1936, los vecinos formaron el batallón Amuategi. Se encargaron de frenar a las puertas de Eibar la ofensiva de las tropas nacionales, hasta abril del año 1937. La mayoría de sus integrantes murieron en la guerra o fusilados, o tuvieron que huir a Francia y América.

Considerada “clave” en el aprovisionamiento de armas para las distintas Juntas de Defensa de Gipuzkoa y Bizkaia, Eibar se vio inmersa en la guerra a finales de septiembre de 1936. Para entonces la mayoría de los pueblos de Gipuzkoa ya habían sido conquistados por las fuerzas golpistas. De hecho, esos días solamente resistían a los ataques fascistas Elgeta y la ciudad armera, que tras la llegada del frente fue “primera línea de combate” durante siete largos meses; “hasta abril de 1937”.

En cualquier caso, para cuando las tropas afines a Franco recalaron en Eibar la ciudad armera ya había sufrido la crueldad de la guerra. No en vano, el primer ataque aéreo sobre la ciudad se produjo el 29 de agosto de 1936. Ese día, explica Gutiérrez, “dos aviones lanzaron una veintena de bombas que dejaron un muerto y ocho heridos”. Fue un primer aviso; toda vez que “durante la ofensiva de finales de septiembre para ocupar los montes que dominan las alturas de la ciudad se produjeron cinco bombardeos, en octubre otros dos y en noviembre cuatro más, para consolidar las posiciones”.

En diversas ocasiones las bombas cayeron fuera de la ciudad, mientras que en otros casos alcanzaron sus objetivos: el cuartel de María Ángela y la fábrica Orbea en Arragüeta; las comisarías de la Junta de Defensa, la Casa del Pueblo, los coches del parque móvil y el puesto de mando del edificio consistorial en Untzaga, la fundición Aurrera, el barrio de Matxaria, la Escuela de Armería...

En los meses siguientes y hasta la ofensiva final de abril el casco urbano de Eibar no sufrió ataques aéreos ya que “debido a la proximidad de los contendientes en el frente del monte Akondia no se podía utilizar la aviación aérea sin peligro de provocar fuego amigo y causar bajas entre las fuerzas sublevadas”.
Eibar bombardeada
El bombardeo de Sestao

Aquel domingo de mayo Sestao era un pueblo sometido a una dinámica bélica que se mantenía en el tiempo desde los últimos días de septiembre de 1936. En el pleno municipal del dos de octubre el Ayuntamiento muestra su protesta más enérgica «por el hecho vandálico de bombardear los facciosos las poblaciones civiles».

El 23 de mayo era un domingo marcado por diversos sucesos. Galdakao había sido objetivo principal de la aviación alemana cuatro días antes, en un ataque sobre un refugio en el que murieron quince vecinos. El mismo día en Barakaldo, las bombas derribaron siete casas, mataron a una persona e hirieron a otras siete, y en Erandio Goikoa, un baserritarra y su hijo morían bajo la metralla de las bombas mientras trabajaban en el campo. El carguero Habana, a bordo del cual viajan cuatro mil niños vizcaínos evacuados a Gran Bretaña, ha arribado a Southampton el sábado por la tarde. Lo recoge la prensa de la mañana para tranquilidad de los progenitores de los más de doscientos niños y niñas de Sestao que han hecho la travesía.

El 23 de mayo de 1937 se produjo el mayor bombardeo sobre Sestao, llevado a cabo por cuatro aviones que durante doce minutos arrojaron su mortífera carga, dejando 22 muertos y 80 heridos, la mayoría mujeres y niños.  El número de casas destruidas fue elevado, sobre todo, en la calle Iberia, pero también en Chavarri, Vista Alegre, casas del Escribano, grupo La Unión, Lorenzo Llona y las escuelas. Sufrieron desperfectos otros muchos edificios entre ellos la sucursal del Banco de Vizcaya y la central de Telégrafos.

En este ataque del día 23, el objetivo no era la industria, pues pasaron por encima de Altos Hornos y el resto de las fábricas del municipio sin tocarlas, tampoco atacaron el tren ni los puentes, para romper las comunicaciones con el frente. Al igual que en muchos otros pueblos y ciudades se mató sin reparo a la población civil, buscando provocar el terror.

Bombardeo sobre Sestao

El bombardeo de San Sebastián

En la mañana del 13 de agosto de 1936, 6 aviones —presuntamente italianos y procedentes de un aeródromo en la Rioja— comenzaron a sobrevolar la ciudad a gran altura, abrieron las compuertas y comenzaron a dejar caer la mortal carga.

Una de las bombas fue a caer el patio de la manzana que comprende el número 7 de la calle San jerónimo y los números 14 y 16 de la calle Embeltrán. Allí se vivirá dos dramáticas escenas:

En el piso 3º del 7 de San Jerónimo, la viuda de Sotés, una anciana que vivía imposibilitada en su cama, estaba siendo ayudada por una muchacha de la familia, Candida Ruesgas, estudiante de Magisterio, a ponerse las medias. En aquel preciso instante, escucharon los motores de los aviones y se apresuraron a ponerse sobre seguro. Un momento después, cayó la bomba, que destrozó una chimenea, causando el incendio de la misma, y diversos destrozos en la vivienda de la anciana y en varios pisos de ambos inmuebles.

En el 4º Dcha. del 16 de la calle Embeltrán, vivía la familia de la viuda de Arbaolaza. El hijo, un muchacho de unos 17 años, dormía en aquel preciso momento. A causa de las explosiones y el ruido de los aviones, al despertarse, se vistió de cualquier manera, y se asomó por la ventana de su cuarto —que daba al patio del bar Iruña— para ver el “espectáculo”. Al momento, ocurrió la explosión, causando abundantes daños en el mobiliario del piso, saliendo el muchacho indemne, sin rasguño alguno.

Una bomba cayó junto al 54 de la calle de Urbieta, lugar que ocupaba la tienda de alimentación Carrasquedo. El proyectil causó un hoyo de unos dos metros cuadrados por uno y medio de profundidad. Los cascotes de la explosión hirieron a los vecinos que se habían refugiado en la bodega de dicho establecimiento. La explosión destrozó la tienda de Carrasquedo, quedando comunicada con la tienda de al lado, vacía en aquel momento y que anteriormente había sido una cordelería. En la actualidad se conservan marcas de metralla en el lateral derecho del portal número 56, siendo, quizás, el único rastro superviviente de este bombardeo.

En la casa que ocupa el número 6 de la Plaza del Centenario, una bomba entró por el 6º, atravesando los sucesivos pisos hasta estrellarse en el 2º —domicilio de la familia Campane—, sin llegar a estallar. El proyectil fue trasladado a la CNT —seguramente al cercano cuartel de las escuelas de Amara—.

A poca distancia del anterior edificio, en el número 1 de la misma plaza —propiedad de la familia Zappino— otra bomba alcanzó el 5º Izq., domicilio en aquel entonces de la viuda e hijos de Barcáiztegui. El proyectil entró por el “ángulo noroeste del marco del lucero sobre la cocina del piso alto de servicio”, cayendo sobre una mesa de mármol, destrozandola y llenando de cascotes el inmueble. La bomba, en su caída, derribó una chimenea, cayendo ésta a la terraza del inmueble inmediato, y causando daños en otras dos chimeneas. En el momento del ataque, tanto el 4º —habitado por la familia Lemoniez— como el 5º, habían sido evacuados por orden del Frente Popular, por haberse incautado de la torrecilla superior de la casa para usarla en previsión de un ataque sublevado.

En la casa número 9 de la calle Amara, de reciente construcción y propiedad del industrial Landart, cayó otra bomba, causando serios desperfectos. El proyectil impactó de refilón, destrozando las habitaciones de los pisos 4º y 5º. Según el diario Frente Popular, uno de los pisos estaba habitado por una familia que trabajaba en la Tabacalera. El edificio se conserva en la actualidad, pero tuvo que sufrir en su fachada una reforma radical, perdiendo su aspecto vanguardista.

Otra bomba cayó en el número 18 de la calle Urdaneta, en cuyos bajos se encontraba la Escuela de la Sagrada Familia. El proyectil atravesó los diferentes pisos para llegar al primero sin llegar a estallar, siendo recogido por el Cuerpo de Bomberos, sito en la misma manzana. El diario Frente Popular especuló con que dicha bomba iba dirigida contra la Casa de Socorro —cuyo tejado estaba pintado con una cruz roja de gran tamaño—, ya que una de las naves de la misma colindaba con el edificio bombardeado.

Sobre la bomba que cayó en la bahía de la Concha. En la playa de la Concha, estaba la niña María Trinidad Castillo —de unos 12 años—, vecina de San Bartolomé, junto con su madre y hermanos disfrutando de la playa. Entonces, observaron a un avión sobrevolar la bahía. Por el momento no se sobresaltaron, pues pensaron que se trataba de la avioneta publicitaria de “Impermeables El Búfalo”, la cual solía “bombardear” con impermeables a los veraneantes. En lugar de impermeables, el avión dejó caer una bomba. No hace falta decir que el susto fue tremendo, una simple escena lo resume: a causa de las prisas, quedaron los zapatos de la niña María Trinidad enterrados en la arena. Este testimonio ha sido facilitado por Eva Etxebeste, hija y nieta de las protagonistas.

A parte de los daños materiales, los daños personales se redujeron a 5 heridos. En principio todos ellos fueron asistidos en la Casa de Socorro, aunque los más graves serían trasladados al Hospital Civil de Manteo.

A la tarde, los aviones volvieron a sobrevolar San Sebastián con nefastas intenciones y, por desgracia, con peores resultados que en el bombardeo de la mañana.

Nuevamente, los aviones dejaron caer dos bombas en Amara, ésta vez en las cercanías del retrete del parque de Amara, sin producir desgracia alguna. No será la única, dos bombas más caerán en los Altos de Amara, sin llegar a explotar: una a pocos metros de la vivienda de María Teresa Fortea, viuda del malogrado Manuel Andrés Casaus y otra en la huerta de los señores Echave; ambas recogidas por los bomberos. Más adelante analizaremos el posible porqué de esta “obsesión” por bombardear Amara.

En la calle de Moraza, en las proximidades de la linternería Torres, caerá otra bomba que, por suerte, no llegará a explotar. También sería recogida por los bomberos.

Dos bombas más cayeron sobre el número 4 de la calle Urbieta: una fue a parar al patio interior y la otra atravesó los pisos 5º y 4º, quedando alojada en el 3º. Pese a los grandes destrozos no hubo ninguna desgracia personal.

Otra cayó en el número 32 de la calle Garibay, próximo a la sede del diario Frente Popular —antigua sede del Diario Vasco—. En el instante en que cayó la bomba, la “fuerza percutora” hizo que varios periodistas fueran lanzados a “varios metros de distancia” del lugar donde se hallaban. El propio diario especulará con que aquel proyectil iba dirigido contra la redacción y talleres.

Al parecer, el proyectil chocó con la esquina de la terraza del 6º piso, arrancando un pedazo de la misma, y explotando sobre el balcón del 4º —habitación de Bernardo Beristain—. La metralla entró en el piso, arrasando con el mobiliario de cuatro habitaciones, el techo y haciendo un hoyo en el suelo, desde que podía verse el piso inferior, el 3º —habitado entonces por el notario Fernando Fernández Sabater—, donde también habían quedado destrozadas las cuatro habitaciones de la misma rasante del piso superior. Pese a los grandes destrozos, no hubo que lamentar víctimas gracias a la casualidad: en el domicilio de Bernardo Beristain, se hallaba la esposa de éste y tuvo la suerte de haberse “recluido” en las habitaciones que daban a la calle Garibay (?), cosa que le salvó la vida. En el piso inferior, pasó algo similar: el notario Fernando Fernández Sabater y su padre —un hombre de avanzada de edad—, al hallarse en las habitaciones exteriores también pudieron salvar la vida.

Otra bomba fue a caer en la calle San Marcial, en el edificio del bar la Espiga. El proyectil impactó en el tejado, atravesando tres pisos —llegando a atravesar una cuna con su colchón, en la que por suerte no había nadie— haciendo explosión y quedando la espoleta sobre la cama de una habitación del primer piso. La espoleta fue recogida por los bomberos.

En aquellos instantes se vivió un momento verdaderamente trágico. En el momento que se advirtió la presencia de los aviones, María Zabalegui Errazquin, dueña de una carnicería existente en la calle de San Marcial, apremió a todos los viandantes a que entraran en el establecimiento para guarecerse del bombardeo. La fatalidad quiso que, María, siendo madre de siete hijos, al no ver a ninguno de ellos a su lado, se decidió a salir en su búsqueda. En aquel fatal y preciso instante, la metralla caía sobre la calle. María no llegó a salir de su tienda. El diario Frente Popular no pudo ser más explícito: “la pobre señora fue alcanzada por un casco que le destrozó el vientre y la región dorsal produciéndole la muerte casi instantáneamente. Casi no tuvo tiempo de salir, pues con un pie dentro de su establecimiento le sorprendió la muerte”.

Otro lugar donde cayó una bomba fue en el edificio que hace esquina entre la calle de Easo con la de San Marcial. Allí impactó en el balcón central de un piso propiedad de un tal Elorza. El proyectil arrancó de cuajo la repisa balaustrada de piedra del balcón y la baranda; en el granito de la base del edificio produjo enormes destrozos y la puerta de acceso a la casa número 1 quedó totalmente destruída. El diario Frente Popular especulará con que el proyectil iba dirigido contra el Hotel Londres, que había sido convertido en hospital de sangre.

La bomba caída ante el Hotel Londres causó varios muertos. En el momento en que hicieron aparición los aviones, Plácida San Juan, junto con su hija, abandonó el domicilio familiar, sito en la calle Fuenterrabía número 22, y se dispuso a buscar a sus otros cuatro hijos, que estaban en la playa. En el preciso instante en que llegaba a la altura de la calle Easo, hizo explosión la bomba de la que hemos hablado, matando en el acto a la madre e hiriendo mortalmente a la hija. No serán las únicas víctimas mortales del momento: la metralla segará en un instante la vida de otros dos hombres y dejará herido mortalmente a otro: Eustaquio Prior Marco.

Eustaquio Prior Marco, era un conocido taxista de San Sebastián. En el momento en que cayó la bomba del Hotel Londres, marchaba para coger su coche; quedando gravemente herido, fallecerá tres días más tarde.

Como dice el diario Frente Popular, aquella explosión debió de ser verdaderamente tremenda. Un trozo de metralla hirió en un brazo a un ciudadano que se hallaba a cien metros de distancia, en la puerta de la farmacia Carrasco, que se hallaba en la esquina de la calle Easo con Pí y Margall —hoy Arrasate—.

Tras el bombardeo, los sanitarios enclavados en el Hotel Londres y los enviados por la Comisaría de Sanidad —situada en el Hotel del Príncipe— harán todo lo posible por dar asistencia a las víctimas.



Desarrollo de la guerra en Euskadi:El intento del Ejército Vasco, el bombardeo de Gernika y la derrota del "cinturón de Hierro"

En diciembre de 1936 el Ejército Vasco atacó en Araba (la ofensiva de Legutiano), con intención de recuperar Gasteiz, pero no lo consiguieron. De ahí en adelante, el ejército dirigido por el general Mola, y después de la muerte de éste, al mando del general Dávila, fue tomando Bizkaia, gracias a los decisivos bombardeos aéreos.

El cinturón de hierro era un sistema de protección que se construyó alrededor de Bilbao (1936). Recién construido por orden del Gobierno Vasco, comenzaba en Plencia y, rodeando Bilbao, llegaba hasta San Julián de Muskiz: estaba a unos 20 km de Bilbao. Estaba formado por trincheras, alambradas, ametralladoras, lugares de observación y caminos. Pretendía ser la base de la defensa de Bilbao; pero fue rápidamente desmantelado por las fuerzas franquistas, por la parte de Larrabetzu el 11 de junio de 1937. Ocho días después cayó Bilbao. Los fallos técnico-militares en la construcción del cinturón y el hecho de que uno de los ingenieros de la obra se pasara al enemigo facilitó mucho a éste las cosas a la hora superar el sistema de protección.

El capitán Alejandro Goicoechea, uno de los oficiales que tomó parte en la construcción del Cinturón de Hierro, se pasó al bando atacante en marzo con todos los planos. Según se podía ver en éstos, las obras estaban sin finalizar aún. Los atacantes dispusieron de toda la información para atacar por los sitios más débiles.

Mapa de fortificaciones de Bizkaia,
el Cinturón de Hierro y la línea Artxanda


Sin embargo el 11 de junio fue roto el cinturón de hierro por Aretxabalagañe con 140 piezas de artillería, 100 aviones, 30 batallones, una inmensa fuerza para la época, y el día 19 entraban las tropas sublevadas en Bilbao. Escenas de evacuación se repitieron en los días anteriores, por tierra y mar, como los cuatro mil niños embarcados en el Habana en mayo, origen de una parte de la diáspora vasca, y toda una serie de lugares míticos, escenario de episodios de guerra entre el 1 de abril y el 19 de junio de 1937: Intxortas, Kampanzar, Kalamúa, Sollube, Bizkargi, Peña Lemona, Pagasarri. Cumbres que jalonaron el avance de los sublevados hasta Bilbao. Y sobre todo Gernika. El 26 de abril, en una operación de dudoso valor militar, por no decir sin valor militar, y gran efecto sicológico, la aviación franquista (alemana e italiana; aviones Savoia con base en Soria y Alcalá de Henares; VB -bombarderos experimentales alemanes- y Junker-52, con base en Burgos) bombardeaba a la población civil de la localidad de Gernika en día de feria, provocando varios centenares de muertos. Se inauguraba así una práctica muy empleada durante la Segunda Guerra europea: el bombardeo de ciudades.


Tras los fracasos en las batallas del Jarama y Guadalajara, la masa de maniobra rebelde quedó agotada. Madrid quedaba fuera de su alcance y se hizo patente que la guerra iba a ser larga. 

El Norte presentaba un mayor potencial: disponía grandes recursos materiales y humanos. La conquista de esta zona, además, liberaría una gran masa de maniobra que podría aplicarse en un nuevo intento de tomar Madrid. Aunque la iniciativa republicana quiso que la historia siguiese otro curso, la balanza quedaría definitivamente inclinada en favor de los rebeldes. Esta ofensiva, que comenzaría por Vizcaya, se haría con tropas locales: las recién creadas Brigadas de Navarra. Ayudadas, por supuesto, por una gran masa artillera con componente italiano y la aviación de la Legión Cóndor

El camino, sin embargo, estaba lleno de obstáculos. El terreno montañoso no podía flanquearse, y el frente se había fortificado durante 6 meses.

El plan ofensivo preveía un avance por los valles de orientación S-N y E-O principales hasta converger en el centro de Vizcaya, desde dónde se rompería el Cinturón de Hierro para tomar Bilbao.

El primer paso sería un empuje S-N en dirección Ochandiano, con el objetivo de tomar del revés las imponentes posiciones republicanas frente a Vergara y Escoriaza. 

La ruptura se realizaría asaltando la posición llave del sector: el monte Albertia, la punta del "Triángulo Rojo". Este monte, de 868 metros de altura, tenía unas fortificaciones respetables y en buen estado, como indican los informes entregados por Alejandro Goicoechea en febrero. 

La ruptura se encomendó a la 4ª Brigada de Navarra, apoyada por aviación y 22 baterías de artillería.
El asalto inicial dependería especialmente de la artillería, y las preparaciones fueron meticulosas. Desde el observatorio de la Cruz de Urbina, se coordinó la acción de una masa artillera de 86 piezas, de las cuales 22 eran pesadas. 

Durante 1 hora dispararían 5041 proyectiles. Equivalente a unas 60 toneladas, la mayoría concentradas en los últimos minutos de la preparación.  A ello hay que añadir los proyectiles de 26cms, cuyos proyectiles pesaban 215kgs.  En comparación, sobre Guernica cayeron entre 20 y 30 toneladas de bombas.

En definitiva, se aplicaría (por primera vez en este frente) el axioma de "la artillería conquista, la infantería ocupa". 

La infantería avanzaría sobre los montes Albertia y Maroto, protegidos por la artillería, y después tomarían el Jarindo, cerrando así el "Triángulo Rojo".

El asalto al Albertia se encomendó al 1º Batallón del Flandes nº5, que partiría del entorno de Ulíbarri Ganboa a las 5:30. Iba precedido de la 8ª Cía. del Requeté de Álava, en labores de exploración. Ésta llegó a la Casa Forestal antes de las primeras luces.

Con la ruta abierta, los de Flandes tomaron posiciones en las faldas del monte.
A las 7:45 dio comienzo la enorme preparación artillera. Toda la cima quedó cubierta de explosiones, al amparo de las cuales los soldados se aproximaron a  las bases de partida para el asalto.

Éstas se encontraban a unos 300 metros de las trincheras republicanas, en los parajes conocidos como la Campa de la Manzanilla y la Cuadra.  Los últimos pliegues en el terreno antes de quedar batidos por las ametralladoras del batallón Meabe nº2 "Stalin".

Mientras los atacantes contemplaban las explosiones, los defensores las sufrían. Junto a los del Stalin, ocupaba posiciones el Bón. Ariztimuño. Los testimonios son estremecedores. Al amainar la lluvia de metralla, los del Flandes avanzaron para cortar las alambradas. Para su sorpresa, los defensores seguían vivos y dispuestos a combatir:

Este es el terreno que tuvieron que atravesar: el claro de la campa y el hayedo en cuesta, hasta llegar a los parapetos del Meabe y Ariztimuño, casi borrados hoy en día. Costó hora y media y 15 muertos. Superado este obstáculo, los asaltantes se adentraron en la posición y tomaron del revés el resto de trincheras. Las compañías que las defendían perdieron la mayoría de sus efectivos, principalmente capturados o heridos y muertos durante el bombardeo.

El Maroto sufrió un final similar, defendido hasta agotar las municiones, y el Jarindo cayó a primera hora de la tarde. El Triángulo Rojo había sucumbido. 

Bilbao quedaba a 40kms en línea recta, pero tardaría dos meses y medio en caer.

En definitiva, el asalto al Albertia marcó la tónica de las operaciones posteriores: el enorme despliegue de medios de apoyo pudo abrir el camino a la infantería, pero esa dependencia hizo que las operaciones tuvieran que ser lentas y metódicas.

El 19 de junio los franquistas tomaron Bilbao, que era el último foco de resistencia vasca, después de superar el "cinturón de Hierro" construido por el Gobierno Vasco.

Las fuerzas rebeldes de Vasconia esencialmente compuestas por requetés, habían logrado para Franco, Mola había muerto ya, aniquilar un frente difícil liberando fuerzas para otras zonas, dotarle de una zona estratégica en términos económicos (altos hornos en Bilbao) y darle su primera victoria significativa.

A partir del 20 de abril de 1937 los franquistas atacaron el frente Republicano en Guipúzcoa, una lucha encarnizada que milicianos y gudaris, con escaso armamento, lograron contener; hasta que la aviación alemana bombardeando todo el día rompió las líneas del Ejército Vasco. El día 24, las tropas de Mola tomaron Elgeta. Era primavera, pero se volvió invierno. Los primeros en comprobarlo fueron los dueños de los caseríos que se encontraban situados a los pies de Intxorta. Ellos fueron los primeros que vieron bajar a los fascistas victoriosos, y también los que antes que nadie comprobaron sus ansias de sangre.

La Guerra Civil en Euskal Herria acabó el 24 de agosto de 1937, cuando los italianos del bando de Franco y los representantes del PNV firmaron el pacto de Santoña. El PNV prefirió la paz fuera de la República Española y firmar por su lado.



LÁGRIMAS SECAS

Estaba solo. No había nadie a su alrededor. Se sintió como algo fuera de lo normal. La gente le solía esquivar y le echaban furibundas miradas, mezcla de temor, odio y miedo. ¿Qué debes hacer si te sientes mal hasta tal punto que todo está jodido? ¿Te comportas delante de la gente como si nada hubiera pasado? Guardas los secretos de los demás, ayudas a alguien que está pasando por un momento difícil y luego te sientes tan mal que simplemente te sientas en casa, escuchas la misma canción una y otra vez, te sientas en un rincón y no entiendes qué. hacer a continuación? ¿Qué hacer?

¿Cómo saber si una persona te necesita o no? Le pregunto directamente si me necesitan y él dice que sí. Pero continúa ofendiéndome sin darse cuenta y, a menudo, me hace llorar. Lloro casi todas las noches y duermo con los ojos hinchados por las lágrimas. Estoy tremendamente celoso de él, incluso de sus amigas; recientemente hice tal lío en una conferencia, después de lo cual, creo, cualquier otro me habría abandonado. Esta es la primera vez que tengo un amor así, a distancia. Sé que todo el mundo dice que el amor a distancia es imposible, mucha gente me lo contó, pero esta es la primera vez que experimento tal amor, tal, se podría decir, amor verdadero. Pero a veces pienso que de nosotros dos, sólo yo amo de verdad. Qué doloroso es a veces cuando me responde con indiferencia y frialdad. Al comienzo de la relación teníamos dos tradiciones, no estaban rotas, pero recientemente él comenzó a romper una tradición y luego rompió la segunda.

Debe ser extraño vivir y no saber por qué. Por ejemplo, vivo sólo gracias a mis personas cercanas, e incluso ellas a menudo descuidan mis sentimientos. Alguien, cuando tiene dolor, escucha música triste, lo que lo hace más doloroso. Había una vez que podía llorar varias horas porque era malo, raro, ¿no? No podía hacer nada por cambiarla. No podía. Se sentía insignificante ante la gigantesca sociedad. 

La vida no consiste en ser siempre feliz, en doradas puestas de sol y tonterías parecidas. La vida es trabajo. La persona que amamos rara vez se merece todo el amor que le damos, porque nadie vale tanto en realidad, y quizá tampoco merezca tener que cargar con ello. Uno acaba por sufrir una decepción. Se desilusiona, deja de confiar y tiene que aguantar muchos días malos. Pierde más de lo que gana, y acaba por odiar a la persona que ama en la misma medida que la ama. Sin embargo, uno se arremanga y se pone a trabajar, en todos los aspectos, porque eso forma parte del proceso de hacerse mayor"

Ese recuerdo hizo que de sus ojos brotasen lágrimas de incomprensión. Nadie le quería. Se sentía solo. Sucede, te enamoras, todo está bien, luego la traición, el sufrimiento, en general, todo es como está en el guión... Y piensas, ya está, esto no volverá a suceder...

Vives solo, parece que tienes trabajo, amigos, novias, pero eso es todo... aún así, falta ese mismo calor de un ser querido. no puedes comprar, vender ni intercambiar AMOR por nada más. No se puede multiplicar por cien partes, no se puede matar y no se puede destruir. No puedes conseguirlo mediante el engaño, no puedes olvidarlo, no puedes preguntarlo.

Lo principal es no arrepentirte de tu tiempo. Si pierdes, nunca te lo perdonarás. El invierno se acerca con su ventisca y nos cubre.

EL DEPORTE Y LA SEGUNDA REPÚBLICA. EL BATALLÓN DEPORTIVO

Fue en octubre de 1936 cuando se creó el denominado «Batallón Deportivo» de Madrid, una suerte de facción del Frente Popular formada exclusivamente por deportistas. Aunque en otras regiones españolas tuvo un carácter más esporádico, con una presencia más moderada de los atletas, en la capital sí fue norma. Futbolistas, boxeadores o ciclistas conformaron este ejército, iniciado con la incautación de la Federación Castellana de Fútbol y la posterior cesión de poderes de su homóloga nacional, en favor de la República. El denominador común de los integrantes se debía tanto a este elemento circunstancial, relativo a la toma de la federación, como a la creencia de que por sus características podrían aportar un extra en el frente. Aunque mucho se ha escrito sobre esta cuestión, con un calculado apunte heróico, no existe la seguridad de que en términos generales su participación en la defensa de Madrid fuera fundamental, más allá de la batalla de Usera, que sí lo fue.

El distintivo del batallón, sirva como apunte para comprender la profunda relación con el fútbol, era el mismo que empleaban los jugadores españoles que competían en el extranjero. Los brazaletes de la Federación Española definían ahora su compañía.



Pioneros del ciclismo

A finales de 1934, ya había voces que reclamaban la necesidad de instaurar en España una vuelta ciclista al estilo de las que se disputaban en Francia e Italia. La práctica del ciclismo aumentaba de forma prodigiosa en nuestro país, pero no fue hasta principios de 1935 cuando se aceleraron las gestiones para la organización de la carrera. Fue iniciativa del diario vespertino madrileño Informaciones (1922-1983) poner en marcha esa primera edición, igual que en la creación del Tour de Francia fue protagonista la publicación L’Auto y en la del Giro de Italia La Gazzetta dello Sport.

Aquella primera edición de la Vuelta contó con 50 participantes (32 de ellos españoles); con bicicletas de hierro y escasa preparación física, sólo lograron acabar la prueba 29 de ellos. Recorrieron 3.425 kilómetros divididos en 14 etapas que tenían como meta importantes ciudades: Bilbao, San Sebastián, Zaragoza, Barcelona, Valencia o Sevilla.

Baloncesto

España participó en el primer Campeonato de Europa de Selecciones de Baloncesto. Fue en 1935, en la ciudad suiza de Ginebra. Aquello era un intento por organizar el basket europeo y que este nuevo deporte llegase cada vez a más países. El año siguiente debía estrenarse como deporte olímpico en Berlín, con lo que el deporte de la canasta cobraba una dimensión más seria.

España participó con Rafael Martín, los hermanos Emilio y Pedro Alonso, Juan Carbonell, Armando Maunier, Fernando Muscat, Cayetano Ortega y Rafael Ruano, todos ellos bajo la dirección de Mariano Manent, entrenador del Barcelona. La mayoría de jugadores eran del área de Barcelona y de Madrid.

Eran otros tiempos en el baloncesto, donde las posiciones eran de defensa y atacante y donde no había cambios. Ya hemos visto que solo había 8 seleccionados para todo un torneo. La mayoría había disputado ese mismo año el primer partido de la historia de la selección contra Portugal.

El equipo que competía bajo la bandera tricolor de la República, superó el primer partido 25-17 frente a Bélgica, con 8 puntos de Pedro Alonso, que pasaba por ser el mejor jugador del equipo. Tras ello el equipo pasó a semifinales, donde esperaba Checoslovaquia. 21-17 sería el resultado para el combinado dirigido por Maunier, que se aseguraba una medalla a la espera de lo que sucediese en la final. Allí, los 11 puntos de Jurcins fueron demasiado. Letonia ganaba el oro y España conseguía su primera medalla en un Eurobasket, además en el primero que se jugaba. Lo que nadie imaginaba era lo que tardaría en llegar la segunda.


El batallón deportivo y Chamartín

Los deportistas del Madrid republicano no se iban a quedar al margen de la defensa de la ciudad y la formación de tropas gremiales. A mediados de septiembre se creó el Batallón Deportivo, en el que la Federación Española de Fútbol tendría un papel esencial. Ocupada por milicianos la Federación Castellana de Fútbol, la Española decidió ceder sus poderes y con los fondos que existían se decidió la formación del Batallón Deportivo, en el que además de futbolistas había boxeadores, atletas, árbitros… La sede del Madrid F.C., en el Paseo de Recoletos, se convirtió en la sede del Batallón.

El "Batallón Deportivo" se forma en octubre de 1936 con voluntarios del mundo deportivo; era una más de las unidades milicianas "gremiales" -maestros, panaderos, metalúrgicos, agentes de comercio, tenderos- más que "políticas". Según los datos de la Comandancia de Milicias se forma en Octubre y el 7 de octubre ya opera en la "Columna Sánchez Plaza" de la zona de Extremadura  luego "Columna de la Carretera de Extremadura"; en 1936 tiene 23 muertos y 7 desaparecidos, lo que es una cifra enorme en comparación con otras unidades similares y a sus efectivos ( 278 hombres en 29 de octubre); al morir asesinado el presidente del "Barça" se retitula "Deportivo Suñol" (sic, era "Sunyol"); termina integrado en la 53ª Brigada Mixta (ex "Agrupación Lopez Tavar")

El Batallón Deportivo, que nació al amparo de la incautación de la propia Federación de Fútbol, según refiere El Liberal del 1 de enero de 1937 que detalla pormenorizadamente su creación. La desaparición de un fraternal camarada en lides futbolísticas, el diputado de la Esquerra catalana José Suñol, de quien se decía entonces que fue aprehendido y fusilado por los facciosos en la Sierra, hizo concebir a ese grupo de dirigentes la idea de aplicar una buena porción de los fondos de la Federación Española a la creación y sostenimiento de un batallón de milicias, cuya primera compañía llevaría el nombre del malogrado ex presidente del Barcelona F. C. Se decide pues crear un batallón de deportistas donde se integraron futbolistas, boxeadores, atletas, o ciclistas, pelotaris, jugadores de baloncesto y hasta toreros entre otros, a quienes aleccionaban profesores de la talla de Rafael Hernández Coronado, Heliodoro Ruiz o Rafael Tolosa.


Entre los integrantes del «Batallón Deportivo» destaca Félix Quesada, defensor del Real Madrid entre 1922 y 1936. Con apostura recia, futbolista de carácter y líneas de plomo, ayudó a conquistar las dos primeras Ligas del club madridista. Pero más allá de sus victorias como jugador, su figura adquiere importancia en este caso porque tuvo que acreditar su afinidad a la República, como si el simple alistamiento no bastara. A pesar del extremismo y la intransigencia inicial, Quesada fue aceptado en la oficina de reclutamiento, situada improvisadamente en la sede de la Federación Española, en la calle Claudio Coello.

"Los deportistas madrileños, por iniciativa de la Federación Española de Fútbol, se ocupan estos días de la formación de un núcleo de fuerzas voluntarias que llevará el nombre del malogrado Josep Sunyol, presidente que fue del Barcelona C. F. En esta nueva fuerza pueden inscribirse cuantos deportistas se muestren dispuestos a defender las libertades republicanas. La salida de la columna para el frente se verificará el día 7 de septiembre. El día anterior se verificará un festival en el campo del Madrid, en el que luego de un partido que jugarán los primeros equipos del Madrid y del Valencia será entregado a los milicianos del deporte un banderín. La recaudación que se obtenga en el partido a que nos referimos será destinada a los Hermanos de Sangre".

Al Batallón Deportivo se inscribieron Lecue (Madrid), Marín (ex del Atlético, recién fichado por el Madrid), Quesada (Madrid), Espinosa (Madrid), Fraisón (Sporting de Gijón), Paquillo (Ferroviaria), García de la Puerta (Ferroviaria), Cosme (Atlético), Villita (Madrid), Emilín (Madrid), Moleiro (Carabanchel), Pablito (Nacional), Cotillo (Tranviaria), Pedrín (Salamanca), Gómez (Ferroviaria), Trinchant (Ferroviaria), Rocasolano II (Mirandilla de Cádiz) y otros varios de equipos de menor categoría. La inscripción de deportistas de cualquier modalidad dio para formar dentro del Batallón Deportivo tres compañías, que llevaron los nombres de Sunyol, Valencia y Alcántara.

 Entrenamiento del Batallón Deportivo en el campo del Madrid F.C.,
 en Chamartín de la Rosa.

El cuartel de esta nueva milicia se estableció en la planta baja del Madrid C.F., y el día anterior a su partida hacia el frente se celebró un partido entre los equipos del Madrid y el Valencia, además de un festival cuya recaudación se destinó a los hospitales de sangre, tan importantes en periodos de guerra.

Los uniformes del Batallón Deportivo lucían insignias bordadas con los colores con los que la selección española había jugado sus partidos hasta el inicio de la guerra. Clave fue su participación en las batallas de Navalcarnero y Usera. A la primera compañía que se formó se le puso el nombre de José Sunyol, el ex presidente de la Federación Catalana y del Barcelona y miembro de Ezquerra que había sido fusilado en el madrileño puerto de Guadarrama por los rebeldes.

Las instalaciones del Madrid en Chamartín pasaron de ser el campo de entrenamiento del equipo blanco, que en junio se había proclamado campeón de Copa en Valencia contra el Barcelona, a terreno de instrucción para las milicias deportivas.

Pero la relación entre el Real Madrid y el «Batallón Deportivo» no se redujo a la figura del duro defensor madridista, que, por cierto, años después fue seleccionador nacional, una vez instalada la dictadura. La milicia republicana, que tomó el nombre de José Suñol, presidente del Barcelona, asentó sus principales ubicaciones en las instalaciones del club madridista en la capital. El Frente Popular, en el primer año del conflicto, se apoderó de la sede de la entidad en el paseo de Recoletos y de su estadio de Chamartín. El primer espacio lo utilizó como cuartel durante la guerra (también como lugar para alistamientos), mientras que el segundo fue empleado como campo de entrenamiento militar para los milicianos.

La sede de la Federación Española, sita en la Calle Claudio Coello número 10, se convirtió en el centro de reclutamiento para los deportistas. Allí acudieron futbolistas de Madrid, Atleti, CD Nacional, del Deportivo Valladolid… La edad mínima para alistarse era de 21 años, pero en el caos que se vivían y aprovechando su buen estado físico como deportistas, muchos menores de edad pasaron a formar parte del Batallón Deportivo. La idea de Paco Hernández Coronado, Álvarez Zamanillo o Ángel Rodríguez, dirigentes de la Federación Castellana y miembros del Frente Popular, era una realidad.

A la segunda compañía se la llamó Valencia y a la tercera Alcántara, en recuerdo al primer muerto del Batallón Deportivo. Julián Alcántara, jugador del Deportivo Nacional, murió en el frente y fue enterrado en Madrid el 19 de octubre de 1936 portando su ataúd tres milicianos futbolistas: Emilín (Arenas de Guecho y Real Madrid y que emigró a Argentina al acabar la guerra), Lecue y García de la Puerta.

Conocidos como ‘soldaditos de plomo, los futbolistas y deportistas del Batallón Deportivo tuvo un papel importante en batallas como las de Navalcarnero o en Usera, cuando los milicianos lograron alejar de Madrid el optimismo de los sublevados, que aseguraban que “estamos a dos pesetas en taxi del centro de Madrid”. Además de empuñar las armas encontraban tiempo para organizar partidos benéficos, como el del 24 de septiembre de 1936 entre jugadores del Batallón y una selección de Madrid y Atleti. Los ingresos fueron para los niños acogidos en la Casa Cuna y que habían quedado huérfanos desde el estallido de la guerra.


Los dirigentes populares del Madrid F. C. pusieron a disposición de los organizadores su local social. La Federación Castellana, todos sus elementos personales. Y así se formó este Batallón en torno a los deportistas, algunos incluso del Madrid como Quesada, Bonet, Emilín, García de la Puerta, Villita, Cosme o Lecue.

Pasados los primeros momentos, el mando pasó a manos del comandante Sanchís Zabalza y además fue dividido a su vez en tres Batallones: el referido Suñol, Valencia y Alcántara (como homenaje a Julián Alcántara, ex jugador del Nacional, muerto en Guadarrama).

Posteriormente, se reestructuró, pasando a formar parte del III Cuerpo del Ejército, dependiente del Coronel Ortega. Aquí se produce una escisión entre los deportistas (que son destinados a la sección de Automovilismo) y el resto (que es enviado al frente).

Tuvo un papel importante en batallas como las de Navalcarnero o en Usera, cuando los milicianos lograron alejar de Madrid el optimismo de los sublevados, que aseguraban que “estamos a dos pesetas en taxi del centro de Madrid”, como se afirma en la web  http://www.marca.com/reportajes/2011/12/el_poder_del_balon/2012/05/23/seccion_01/1337803518.html.

Así, poco a poco, el Batallón fue disgregándose (algunos de los futbolistas marcharon a Valencia o Barcelona, donde sí había fútbol) hasta desaparecer definitivamente.

Real Madrid Republicano

Así la Federación Obrera acordó designar un Comité directivo que sustituyera a la vigente junta directiva siendo Vallejo, Sechí y Verts, asesorados por Pablo Hernández Coronado, quienes formarían dicho comité. Aunque para el Libro Oficial del Centenario (2002), la presidencia la asumió Leandro Sechí, la información proporcionada por la hija de Juan José Vallejo, Isabel Vallejo, en escrito personal al autor, nos aclara que será nuestro protagonista el que de facto ejerza de presidente. Curiosamente el libro, fuente oficial del Club que reunió a un importante equipo de investigadores para la redacción de los textos, no cita a José Vallejo entre los incautadores (al menos en alguno de los capítulos; sí en otros (¡).

El texto íntegro de la incautación del Madrid F. C., lo reproducía el diario El Sol dos días después: “Constituidos en el Madrid FC D. José Vallejo, en representación de la Federación Cultural Deportiva Obrera; D. Agustín Varela, por la Juventud de Izquierda Republicana; D. Agustín Nieto, por la Juventud Socialista Unificada; D. Vicente Veres, socio del Madrid afiliado a la UGT; D. Leandro Sechi, socio del Madrid, afiliado a Amigos de la Unión Soviética, y D. Alfonso Reyes, socio del Madrid afiliado a Izquierda Republicana, con D. Pablo Hernández Coronado, asesor técnico; D. Pedro Manzano, por la Asociación de Espectáculos Públicos (UGT) y D. José Carlos Alonso en representación de todo el personal del club sin excepción, acuerdan la incautación de dicho club, asumiendo todas las funciones que los reglamentos conceden a la Junta directiva, incautación que se verifica para orientar la marcha del Club en un sentido popular, que sin desvirtuar la organización tipo profesional del mismo, permita la extensión de los beneficios deportivos que puedan proporcionar todas sus instalaciones a las masas populares, que en estos momentos están defendiendo heroicamente la República democrática de nuestro país.”

 “Primero. Respetar toda la plantilla del personal que no sea desafecto al régimen.

Segundo. Convocar a la anterior Junta directiva para el próximo sábado a las cuatro de la tarde, a los efectos de transmisión de poderes.

Tercero. Autorizar la utilización de todas las instalaciones del Club y local social, excepto el campo de juego, a todos los socios del Madrid afectos al régimen que exhiban autorización al efecto de su organización.

Cuarto. Poner a disposición del Gobierno Civil, con todas sus disponibilidades y preparar la organización de un partido internacional o varios, si es posible, con objeto de recaudar fondos para la suscripción a favor de las víctimas del fascismo.

Asimismo, se acuerda dar traslado de esta acta a la Dirección general de Seguridad, a los organismos deportivos superiores y poner copia de ella en todos los locales sociales. Y para que conste, todos firmamos la presente en Madrid a cuatro de agosto de 1936. – Por la Comisión V. Veres.”

El Real Madrid fue, de hecho, el último campeón de la Copa republicana, pocos días antes de la sublevación. Su presidente de entonces, Rafael Sánchez-Guerra era un republicano convencido, el primero que ondeó la bandera tricolor desde el balcón del ayuntamiento de Madrid, hace ya 89 años. Ya con la guerra declarada, la incautación por el Frente Popular fue justificada con los siguientes argumentos: “Un club democrático como el Madrid, con un plantel de socios netamente republicanos de izquierda, no podía temer nada. La Deportiva Obrera, que tiene un gran concepto de los principios deportivos, encontró justos los razonamientos de algunos socios, y juntos concibieron un plan que ha sido puesto en práctica y aprobado sin excepción alguna, por todos los sectores deportivos de Madrid. Reunidos socios del Madrid y directivos de la Federación Obrera acordaron designar un Comité directivo que sustituya a la actual Junta directiva. El citado Comité, nombrado ya, está integrado por dos directivos pertenecientes a la Federación Deportiva Obrera. Uno de ellos es Juan José Vallejo”. Vallejo, por cierto, fue fusilado al término de la contienda.

 La plantilla del Real Madrid en la temporada 1935-1936.

El militar comunista Antonio Ortega Gutiérrez estuvo  al frente de la institución entre 1937 y 1939. Nacido en la localidad burgalesa de Rabe de las Calzadas en 1888, inició su carrera militar en 1906, entrando a formar parte del Cuerpo de Carabineros. Cuando estalló la guerra era teniente y estaba destinado en Irún. Su destacado papel en la defensa de la ciudad le facilitó ser nombrado gobernador civil de Guipúzcoa en agosto de 1936, tomando el mando de las fuerzas republicanas en la campaña de Guipúzcoa, con las que participó en los combates alrededor de Irún y San Sebastián. Tras crearse el gobierno autónomo vasco cesó en su puesto y fue enviado a Madrid, incorporándose a las Milicias Vascas Antifascistas. En la capital se puso al frente de la 40ª Brigada Mixta y de la 7ª División, ya con el rango de teniente coronel, encargándose de la defensa de la ciudad en el área de la Ciudad Universitaria. En mayo de 1937 fue nombrado director general de Seguridad por el nuevo  gobierno republicano de Juan Negrín, cargo al que llegó con el aval del Partido Comunista, formación a la que se afilió.

Aunque no era aficionado al fútbol, el presidente Ortega asumía sus responsabilidades y defendía la creación de un nuevo estadio, tal y como declaró a la revista Blanco y Negro. «Madrid, que ha ganado su capitalidad, debe tener todo aquello que poseen otras ciudades que han sido más frívolas con relación a la guerra. Todos, entonces, debemos ayudar al gran club, sin olvidarnos de otros de la misma región. Estos vendrán después, pero colaborando todos para la gran obra del mejor terreno deportivo de España, habremos hecho desaparecer antagonismos viejos.”.

 Sus declaraciones al semanario Blanco y Negro eran prueba de una mentalidad prácticamente espartana: “La nueva práctica del deporte aplicada a la guerra ha evitado, en primer lugar, el preciosismo y la exhibición, y ha conseguido que los soldados, libres de antaños prejuicios, fortalezcan sus músculos, alimenten sus pulmones y posean una resistencia esencial hoy en cualquier clase de combate (…) El Madrid, y yo estimaré que así sea, debe conseguir el mayor campo deportivo de España, el más importante estadio. La ciudad, que se ha ganado heroicamente su capitalidad, debe tener todo aquello que poseen otras ciudades que han sido más frívolas con relación a la guerra”.

Tras triunfar la insurrección del coronel Casado contra el gobierno de Juan Negrín, con la que se intentó poner fin a la Guerra Civil mediante un acuerdo entre militares, Ortega fue cesado en su responsabilidad militar. Ante la inminente entrada de las tropas franquistas a Madrid se desplazó a Alicante, donde fue detenido el 13 de abril de 1939 antes de poder coger un barco en dirección a Argelia. Dos meses después y tras un consejo de guerra, fue ejecutado mediante el sistema del garrote vil.
Antonio Gutiérrez

Como también lo es la de Rafael Sánchez-Guerra, el presidente del Real Madrid hasta 1936. Concejal republicano del Ayuntamiento de Madrid -fue el más votado-, de adscripción republicana y conservadora, permaneció toda la guerra en la capital junto a su gran amigo el socialista Julián Besteiro y ninguno de ellos se fugó cuando tuvieron ocasión porque consideraban que no habían cometido delito alguno salvo la fidelidad a sus ideas. Sin embargo fueron condenados a fuertes penas de cárcel (a Besteiro le acusó el fiscal de que su ejemplo como persona intachable podría hacer aceptable su ideología). Besteiro murió poco después en prisión y Sánchez-Guerra, con el apoyo de sus parientes que militaban en el bando franquista -la familia Barroso, que ostentaban importantísimos cargos- pudo marchar al exilio en 1946.

Rafael Sánchez-Guerra

JUAN JOSÉ VALLEJO

Juan José Vallejo González fue la persona que encabezó la incautación del entonces Madrid Foot-ball Club en el comienzo de la guerra civil, cuando la Federación Cultural y Deportiva Obrera, órgano sectorial del Frente Popular, tomó el club el 4 de agosto de 1936, así como varios de los estamentos futbolísticos del Madrid cercado por las tropas golpistas, como la Federación Española de Fútbol (en la que también fue protagonista actuando como vicepresidente) o el Colegio de Árbitros.

En noviembre de 1936 se incorporó al 5º Regimiento de Milicias Populares, integrándose posteriormente en la 43ª Brigada Mixta. Durante la guerra operó con esta Brigada en los frentes del Centro, Levante y Extremadura. Para 1938 alcanzó el grado de capitán y posteriormente de Comandante de Estado Mayor. En marzo de 1939 será detenido por las tropas rebeldes, y hecho prisionero pasando por varios campos de concentración en Rota, Cádiz, etc. Pasó también cárcel en Sevilla, aunque no cumplió condena, ya que logró escapar de prisión con un grupo de compañeros, pues la condena a muerte era segura, como oficial del ejército republicano que era. La hija apunta que se trasladó clandestinamente a Barcelona ya que, por razones de seguridad, no podía volver a Madrid. Allí casará con Dolores Calderón Ramón, nacida en 1922, y con quien tuvo cinco hijos: Isabel, Carlos, Dolores, Rosario y Nuria. Y concluye su hija “Siempre fue un ejemplo para nuestra familia, por su humanidad, su entrega a la lucha por la defensa de la justicia social, y su compromiso vital en la defensa de las libertades democráticas”.

Juan José Vallejo falleció en Barcelona el 27 de enero de 1978 con 65 años. En la necrológica que publica La Vanguardia se habla de que había sido fundador de las Juventudes Comunistas y de las Juventudes Socialistas Unificadas, así como promotor de la Olimpiada Popular de 1936 y comisario político del Batalló Jove Guaria del 5.e Regiment. Era militante comunista desde hacía 40 años. La necrológica se la ponían sus compañeros del PSUC de Poble Nou. En otra necrológica en el mismo medio (realmente se publicaron de él tres necrológicas este día) se dice que había sido presidente de la Cooperativa Pau i Justicia también de Poble Nou. La tercera la debió contratar el grupo de agentes comerciales colegiados, quienes anuncian el traslado del féretro tras el entierro, al cementerio de San Boi de Llobregat envuelto el ataúd en la bandera republicana.

Más información aquí https://www.cuadernosdefutbol.com/2020/04/el-presidente-del-real-madrid-mas-ignorado-y-desconocido-juan-jose-vallejo-gonzalez-1912-1978/ 

Juan José Vallejo

Barça republicano

El F.C. Barcelona tiene un presidente, Josep Sunyol, fusilado por los franquistas en el frente del Guadarrama en los primeros días de la guerra. 

Josep Sunyol i Garriga, presidente del Barça en los tiempos de la República, diputado de Esquerra Republicana y del Front D'Esquerres de Catalunya.  En el caso de Josep Sunyol, su relevancia social y deportiva como presidente del FC Barcelona no le sirvió para evitar que lo mataran, más bien al contrario. Se ha especulado que aquella brutal masacre sería la respuesta de los falangistas castellanos a la muerte de su líder regional, Onésimo Redondo (llamado el Caudillo de Castilla) y de sus dos lugartenientes, quienes, poco antes, también habían atravesado accidentalmente el frente de guerra, habían caído en una emboscada y habían sido abatidos por milicianos anarquistas (24 de julio de 1936) en Labajos (Castilla), a poca distancia del lugar donde serían fusilados Sunyol, Ventura y sus dos acompañantes.

Sunyol, nacido en Barcelona en 1898, había sido presidente accidental del FC Barcelona en 1925, cuando el gobierno de Primo de Rivera clausuró el estadio de Les Corts y Joan Gamper tuvo que emprender el camino del exilio. Posteriormente ocuparía varios cargos directivos dentro del club y volvería a ser presidente en 1935 por aclamación de los socios. En el plano político había ejercido como diputado de Esquerra Republicana de Catalunya en las Cortes de Madrid (1931-1933). Y en el plano profesional había sido fundador y editor de varias publicaciones de prensa, de ideología catalanista y republicana, entre las que destacaba La Rambla, el rotativo en que trabajaba Pere Ventura i Virgili.

Fue fusilado el 6 de Agosto de 1936 mientras repartía gran parte de su fortuna de la empresa del Real  Automóvil de Catalunya al pueblo madrileño en su lucha para aplastar el fascismo, las tropas rebeldes y la conspiración organizada por los monárquicos con las fuerzas del Eje para acabar con la Segunda República Española.
Josep Sunyol 

La selección vasca

Mucho se ha escrito sobre ella. Formada a instancias del Lehendekari Aguirre en 1937, le cupo un papel importante tanto en la recaudación de fondos, como en la cosecha de adhesiones a la causa republicana. El combinado contaba con figuras del último campeón, el Athletic de Bilbao y también grandes jugadores del Madrid (por entonces, no Real sino Madrid FC): Gregorio Blasco, Serafín Ahedo, Pedro y Luis Regueiro, Isidro Lángara, Ángel Zubieta, Emilio Alonso, Ignacio Aguirrezabala, Rafael Egusquiza, entre otros.

Comenzaron con una exitosa gira en Europa, recorriendo Francia, Polonia, Dinamarca, Checoslovaquia, Dinamarca y Noruega. En la Unión Soviética supieron de la caída de Bilbao. Entonces la selección puso rumbo al continente americano, donde muchos jugadores se incorporaron y brillaron en equipos locales.



Batallón Ciclista Errico Malatesta

Este batallón fue fundado por un militante de la CNT aficionado al ciclismo: Miguel Viríbay, llevaba el nombre del destacado militante anarquista italiano, lo que deja claro la procedencia de sus integrantes. El Batallón Ciclista contó con secciones destacadas en todos los frentes, una de sus tareas principales y más intensa fue la destinada al servicio del Estado Mayor del Ministerio de la Guerra, que estaba dirigida por José Iturria, otro amante del ciclismo.

El Batallón ocupó la iglesia de la calle Conde de Peñalver número 36 como cuartel, y contó con mujeres, que el año 1935 había creado el primer grupo ciclista completamente femenino de Madrid al que llamaron As.

Pertenecemos al Batallón ciclista Enrique Malatesta y prestamos los servicios de enlace y otros relacionados con los mismos. El título con el cual encabezamos estas líneas es para poner de manifiesto que la mayoría de los ciclistas pertenecientes a este Batallón éramos combatientes de las trincheras, de las cuales salimos trasladados al mismo, por ser de bastante utilidad nuestros servicios en dicho Batallón. El grupo con destino en esta Brigada mixta lo componemos doce ciclistas entusiastas de este deporte. Trabajamos incansablemente, ayudados de manera eficacísima por nuestras inseparables compañeras, las máquinas. Y digo nuestras porque cada cual ha tenido que aportar la suya para poder prestar este servicio a la causa, que, como en todas las guerras modernas, es imprescindible, ya que estos servicios llevan las órdenes de ataques, repliegues, contraseñas, señales de aviación, etc., y realizan toda clase de servicios de enlace.

Este Batallón se formó con el fin de conservar en todo lo posible los Servicios motorizados, que son utilísimos para otros más necesarios y que nosotros con nuestra máquina no podemos realizar, como son los relevos de fuerzas, transporte de material, abastecimiento, etc., así como al mismo tiempo economizar el combustible, gastando lo menos posible, con el fin de que no falte para otros servicios más necesarios. Bien es cierto que la máquina consume, por lo menos, nuestra carne y a veces nuestra paciencia. ¡Si vierais qué bien se curan los catarros cuando tenemos un parte urgente y el sol pega de plano!, ¡la impresión que recibimos cuando estamos acostados muy a gusto, descansando del trabajo diario, y sentimos el timbre de los partes, nos tiramos de la cama medio adormilados, nos sentamos en nuestro ya familiar asiento, el sillín, y nos damos cuenta de que llueve y el piso está encharcado! Entonces nos acordamos de los paraguas, aunque no sea más que para que no se moje la máquina, o nuestro equipo. En este momento nos acordamos del parte que tiene que llegar a su destino, y nuestras piernas hacen presión sobre las bielas de la máquina, y esta, en prueba de cariño, aumenta su velocidad, y el parte, claro está, se encuentra en dos minutos en su destino. Entonces emprendemos el regreso, aguantando el calor, la lluvia o el frío.

En nuestro cometido tenemos algunos curiosos. Vemos cómo en las carreteras y arroyos de las calles juegan, sin dar importancia al peligro, los niños pequeños y algunos mayorcitos, sin importarles que exponen su vida. Igualmente algunos perritos, cuando llevamos prisa, se nos cruzan en nuestro camino, y nosotros, con más paciencia que Gutiérrez, apretamos los frenos para no desplancharlos, y, claro está, damos con nuestros huesos en el suelo. Mientras nos levantamos vemos al gracioso perrito cómo corre con el rabo entre las piernas, sin duda para que no le tomemos la matrícula y le hagamos pagar las arrugas de nuestra bicicleta, que se ha quedado del golpe con más arrugas que Lerroux. Nosotros hemos declarado la guerra a los perros porque no saben las leyes de la circulación ni tienen quién se las enseñe. No obstante, seguiremos con nuestro buen humor y satisfechos de nuestro servicio prestado a la causa, a la cual no abandonaremos hasta su fin. Suena otra vez el timbre. Estamos preparados. Son las consignas. Cada cual con su máquina toma una dirección, sin duda la del triunfo.

¡Salud! Ciclistas de servicio en la Brigada".

El 20 de junio de 1937, del periódico La Trinchera, perteneciente a la 7ª División Mixta, se incluyó una declaración de los ciclistas de Malatesta titulada: Notas de unos combatientes del Batallón Ciclista.