Rosa Luxemburgo es, como pocos personajes en la historia, alguien que no tiene detractores. Quizá la derecha en su momento, a principios del siglo XX, la vio como una amenaza (y por cierto lo era). Pero hoy, a décadas de su desaparición, su vida y obra son un verdadero punto de referencia en la lucha revolucionaria en todas partes del mundo y nadie podrá poner en telo de juicio su absoluta integridad moral, su entrega, su mística para con la causa que abrazó.
SU VIDA
Rosa Luxemburgo nació en la localidad polaca de Zamosc (perteneciente a Rusia en esa
época) el 5 de marzo de 1871 en el seno de una familia judía y estudió
en Varsovia, en donde comenzó a frecuentar asociaciones políticas.
Abandonó Polonia en 1889 para evitar ser encarcelada por sus actividades y se instaló en Suiza. Estudió ciencias naturales y economía política
en la Universidad de Zurich, donde escribió su tesis doctoral titulada
El desarrollo industrial de Polonia (1898).
En 1898 emigró a Alemania y obtuvo la nacionalidad de ese país al
contraer matrimonio con un trabajador alemán. Se afilió al Partido
Socialdemócrata Alemán (SPD), la organización más importante del
socialismo internacional. Cuando estalló la Revolución Rusa de 1905,
Luxemburg se trasladó a Varsovia para participar en la lucha, pero fue
detenida. Tras su liberación, impartió clases de economía política en la
escuela del SPD de Berlín (1907-1914) y escribió una obra titulada
La acumulación del capital (1913).
Cuando
estalló la I Guerra Mundial, Karl Liebknecht y Luxemburg, opuestos a la
decisión socialdemócrata de votar a favor de los créditos de guerra,
formaron una facción revolucionaria dentro del SPD conocida como el
grupo de los espartaquistas. Fue encarcelada por su radical oposición al
conflicto bélico (en prisión escribió su fundamental obra,
La crisis de la socialdemocracia);
cuando fue puesta en libertad en noviembre de 1918, colaboró en la
fundación del Partido Comunista Alemán (KPD), compuesto por los miembros
de su anterior grupo. Opuesta a actitudes violentas, criticó con dureza
la dura represión que establecieron los bolcheviques. Pese a mostrarse
reacia, tomó parte en el fallido levantamiento espartaquista de enero de
1919, en el que Liebknecht y ella fueron arrestados y ejecutados
(cuando eran conducidos a prisión) por las tropas alemanas el día 15 de
ese mismo mes.
A través de toda la obra de Rosa Luxemburgo se manifiesta la lucha contra el reformismo.
Eduard Bernstein fue el primero contra quien Rosa alzó las armas.
Bernstein redefinió el carácter fundamental del movimiento obrero como,
"un partido de reforma democrática socialista" y no como un partido de
revolución social. Oponiéndose a Marx, arguyó que las contradicciones
del capitalismo no se vuelven más agudas, poco a poco el capitalismo se
vuelve más tratable, más adaptable. Tal como lo describía Marx, hay una
tendencia hacia la prosperidad permanente. La adaptabilidad del sistema a
las necesidades del momento también se muestran en la mejora de las
condiciones económicas, sociales y políticas de la clase trabajadora,
como resultado de las actividades de los sindicatos y las cooperativas.
Contradicciones en el capitalismo
Rosa Luxemburgo sostenía que las organizaciones monopólicas capitalistas
(cártels y trusts) y las instituciones de crédito tendían a profundizar
los antagonismos en el capitalismo y no a mitigarlos.
Rosa dice
que, los cártels y los trusts no son «medios de adaptación» en su
acción definitiva sobre la economía capitalista que hagan esfumarse las
contradicciones en el seno de ésta, sino que son precisamente uno de los
medios que la economía capitalista se ha procurado para aumentar la
anarquía misma, para extender las contradicciones y acelerar su
hundimiento."
Dice Rosa que también los créditos, lejos de
evitar la crisis capitalista, en realidad la profundizan. Las dos
funciones más importantes del crédito son expandir la producción y
facilitar el intercambio, y ambas agravan la inestabilidad del sistema.
La crisis económica capitalista se desarrolla como consecuencia de las
contradicciones entre la permanente tendencia de la producción a
expandirse, y la limitada capacidad de consumo del mercado capitalista.
El crédito, al estimular la producción, fomenta la tendencia a la
superproducción, y ésta, sujeta a seria inestabilidad en circunstancias
adversas.
Desde 1873, el capitalismo no había sufrido ninguna
crisis económica importante. Pero, dice Rosa: "
Apenas se había deshecho
Bernstein de la teoría marxista de las crisis en 1898, cuando estalló
una fuerte crisis general en 1900, y, siete años después, en 1907, una
crisis nueva procedente de los Estado Unidos afectó al mercado mundial.
Los hechos incontrovertibles destruían la teoría de la «adaptación» del
capitalismo. Al mismo tiempo, podía comprobarse que quienes abandonaban
la teoría marxista de las crisis, sólo porque había fracasado en el
cumplimiento de dos de sus «plazos», confundían el núcleo de la teoría
con una pequeñez externa e inesencial de su forma, con el ciclo decenal.
La formulación del ciclo de la industria capitalista moderna como un
período decenal, sin embargo, era una simple constatación de los hechos
por Marx y Engels en 1860 y 1870, que, además, no descansaba en ley
natural ninguna, sino en una serie de circunstancias históricas siempre
concretas que estaban en conexión con la extensión intermitente de la
esfera del capitalismo juvenil."
De hecho,
"estas crisis pueden
producirse cada 10 o cada 5 años o, alternativamente, cada 20 y cada 8
años... La suposición de que la producción capitalista pueda «adaptarse»
al intercambio presupone una disyuntiva: o el mercado mundial crece
infinita e ilimitadamente o, por el contrario, se interrumpe el
crecimiento de la fuerzas productivas, a fin de que éstas no superen los
límites del mercado. La primera parte es una imposibilidad física y la
segunda se enfrenta con el hecho de que continuamente se producen nuevas
transformaciones técnicas en todas las esferas de la producción, que
originan nuevas fuerzas productivas día a día."
Dice Rosa, lo
fundamental para el marxismo es que las contradicciones en el
capitalismo -entre las crecientes fuerzas de producción y las relaciones
de producción- se agravan progresivamente. Pero que tales
contradicciones deban expresarse en forma de crisis generales
catastróficas es algo meramente "
inesencial y accesorio."
Rosa
sostenía que cuando Bernstein negaba las cada vez más profundas
contradicciones del capitalismo, mutilaba la base de la lucha por el
socialismo. De esa manera el socialismo se transformaba, de una
necesidad económica en una esperanza idealista, en una utopía. Bernstein
preguntaba:
"¿Por qué razón hay que derivar el socialismo de la
necesidad económica?" "¿Por qué razón hay que degradar la inteligencia, la conciencia jurídica, la voluntad del
hombre?". Rosa comentó: "Por lo tanto, la distribución justa que
propone Bernstein ha de hacerse merced a la voluntad libre del hombre,
no condicionada por la necesidad económica, o, más precisamente, como
quiera que la voluntad misma no es más que un instrumento, merced a la
comprensión de la justicia, en resumen, por la idea de la justicia.
Asesinato de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht.
Ambos tomaron parte en la frustrada revolución de 1919 de Berlín. La revuelta fue sofocada por el ejército y la actuación de los "freikorps" (grupos paramilitares) al servicio de la socialdemocracia alemana. A su término, cientos de personas, entre ellas Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht fueron encarceladas, torturadas y asesinadas por dichos grupos.
En la noche del 15 de enero de 1919 sus cuerpos fueron arrojados a un canal. Al día siguiente todo Berlín sabía que la mujer que había desafiado a todos los poderosos y había "enamorado" a los asistentes a innumerables asambleas estaba muerta. Así, mientras se buscaba su cuerpo, un joven de 21 años, Bertolt Brecht, escribió:
"La Rosa roja ahora también ha desaparecido.
Donde se encuentra es desconocido.
Porque ella a los pobres la verdad ha dicho.
Los ricos del mundo la han extinguido".
Rosa Luxemburgo vivió y murió en un tiempo de transición en el que un mundo viejo se hundía y otro surgía de los escombros de la guerra. Sus camaradas intentaron construir el socialismo, sus asesinos y enemigos ayudaron a Hitler a subir posteriormente al poder.
Las últimas palabras de Rosa de Luxemburgo, escritas en la noche de su muerte, fueron sobre su confianza en las masas y en lo inevitable de la revolución:
"El liderazgo ha fallado. Incluso así, el liderazgo puede y debe ser regenerado desde las masas. Las masas son el elemento decisivo, ellas son el pilar sobre el que se construirá la victoria final de la revolución. Las masas estuvieron a la altura; ellas han convertido esta derrota en una de las derrotas históricas que serán el orgullo y la fuerza del socialismo internacional. Y esto es por lo que la victoria futura surgirá de esta derrota".
"¡El orden reina en Berlín! ¡Estúpidos secuaces! Vuestro orden está construido sobre la arena. Mañana la revolución se levantará vibrante y anunciará con su fanfarria, para terror vuestro: ¡Yo fui, yo soy y yo seré!".
Tanto Rosa como Karl tienen una gran carga simbólica para el marxismo, de modo especial en Alemania, donde actualmente, un domingo a mediados de enero se celebra, cada año en Berlín, se celebra un homenaje a estos dos dirigentes comunistas asesinados el 15 de enero de 1919.
El 31 de mayo de 1919 el cuerpo de la comunista y revolucionaria Rosa Luxemburgo fue encontrado e identificado después de una autopsia en Berlín. Cinco meses después de haber sido asesinada por paramilitares derechistas que trabajaban a instancias del gobierno socialdemócrata.
SU LEGADO Y SU HUELLA EN LA HISTORIA
Rosa Luxemburgo es la mujer cuyo papel en la lucha y en la elaboración
teórica del comunismo ha sido más importante dentro de la historia del
movimiento obrero internacional. Su extraordinaria inteligencia, empuje y
capacidad -hablaba once idiomas- fueron razones para que pronto destacara como
uno de los principales dirigentes de la socialdemocracia internacional.
Consagró su vida a la educación internacionalista del proletariado a través de
artículos de prensa, conferencias, escuelas obreras e impresionantes discursos,
en los que destacó como una agitadora brillante, y apasionada. Sus escritos son
una aguda defensa sin concesiones de la revolución proletaria y de la
honestidad en el compromiso político revolucionario.
Lenin se refirió a ella como una "
representante
destacada del proletariado revolucionario y del marxismo sin
falsificaciones" en su artículo escrito en 1920
"Una contribución a la historia de la cuestión de la
dictadura". Con gran emoción Lenin escribió sobre ella: "
Aunque las águilas precipitándose
desde lo alto, puedan volar más bajo que las gallinas, éstas por más que
desplieguen sus alas, nunca pueden llegar a las nubes". Efectivamente,
ninguno de los numerosas escritos de Rosa Luxemburgo son banales o
superficiales; en todos ellos resplandece su propia personalidad, en todos
ellos está acuñada su personalidad y su originalidad. Por eso desprenden una
luz distinta y en ellos siempre se aportan puntos de vista novedosos,
distintos, singulares.
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Rosa Luxemburgo |