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sábado, 18 de mayo de 2024

LA CULTURA MATERIAL ETRUSCA

PROBLEMAS GENERALES DE LA ETRUSCOLOGÍA

Las investigaciones de la “Accademia Etrusca” desde 1727 han dado lugar a la Etruscología, disciplina que integra los métodos de investigación arqueológica, histórica, filológica y lingüística para recuperar unitariamente una civilización que abarca nueve siglos anteriores a la era.



ORÍGENES

Hay diversas teorías sobre sus orígenes, tanto antiguas como modernas, así entre las clásicas encontramos a:
  • Herodoto que creía que los etruscos eran lidios llegados de Asia Menor, y
  • Dionisio de Halicarnaso refutando la teoría anterior, creía que eran autóctonos dada la originalidad de sus costumbres y lengua, aunque ninguna de las dos versiones es aceptada científicamente.
En el siglo XIII se pone de manifiesto la teoría nórdica, que afirma que los etruscos llegaron por el norte de Italia basándose en la analogía entre el nombre de los Rhaeti ya presentes en la región y la palabra Rasenna, nombre de los Etruscos en su lengua. Esta teoría que se mantiene hasta finales del siglo XIX defiende una migración común de itálicos y etruscos desde los Alpes réticos al final del II Milenio.

La teoría del origen autóctono retrae los orígenes etruscos a las culturas de época neo-eneolítica sobre las que se impusieron los protoitálicos, portadores de la incineración, así de la fusión de ambas surge la civilización etrusca en la que no puede olvidarse las influencias orientales.

M. Pallottino analiza la escasa validez de las tres teorías (clásicos, nórdica y autóctono) basándose en datos arqueológicos y lingüísticos planteando la teoría más aceptada en la actualidad y que pone el acento sobre la formación histórica más que sobre los orígenes. El concepto de “etrusco” se limita a una época concreta entre el siglo IX y el I a.C. y es resultado del proceso de formación que debe retrotraerse a la época de la Edad de Bronce, momento en que se atestiguan relaciones con pueblos limítrofes y otros más lejanos (Sicilia, Cerdeña y el Egeo).

Área Geográfica

Los etruscos se asentaron en el centro de Italia, aproximadamente en las actuales regiones de Toscana, Lacio y Umbria. Desde ahí se extendieron hacia el norte y costa sur del mar Tirreno, hasta la Campania. Llegaron a ocupar la isla de Córcega. Vivían en ciudades autónomas que compartían lengua, religión y costumbres.



Periodización 
  • Periodo Villanoviano (S. IX – VIII aC.): corresponde con la I Edad del Hierro y es el inicio de la historia etrusca. Supone continuidad del Bronce Final.
  • Periodo Orientalizante (720-580 aC.): denominado también como “cultura de los príncipes”. Primeras importaciones de objetos de lujo de oriente que llegarían en naves griegas y fenicias aunque no implica la llegada de gentes.
  • Periodo Arcaico (580-475 aC.): se considera el siglo de oro de la cultura etrusca adquiriendo la civilización urbana su máxima extensión y de la talasocracia etrusca e instalación en Roma de una dinastía.
  • Periodo Clásico (480-320 aC.) y Helenístico (320-27 aC.): a partir de la derrota de Cumas (474 aC.) inicio de su declive
FUNDAMENTOS DE URBANISMO Y ARQUITECTURA ETRUSCA

El conocimiento de la arquitectura etrusca es muy limitada por dos motivos:
  • Porque la conservación de los edificios es parcial debido al empleo de materiales deleznables, y
  • Porque tradicionalmente las investigaciones se han centrado en las necrópolis, mejor conservadas y con ricos ajuares.
ARQUITECTURA CIVIL

URBANISMO Y CIUDADES


Por regla general las ciudades se sitúan en lugares cercanos a la costa pero nunca al borde del mar por miedo a la piratería, y en ríos, que facilitaban el acceso al mar y al interior garantizando la llegada y distribución de bienes materiales. Su situación implica que generalmente tuvieran instalaciones portuarias para facilitar el comercio y las transacciones.

 

Hay que distinguir dos tipos de ciudades:
  • las creadas de forma espontánea: las más numerosas tratándose de centros urbanos producto del sinecismo entre varios asentamientos habitados desde la Edad del Hierro.
  • los asentamientos habituales desde la Edad de Hierro.
Los asentamientos habituales de las ciudades etruscas se construían según la naturaleza del terreno y adaptándose a ella (secundum naturam soli) y el ritual consistía tras el augurio, en la delimitación de la ciudad (pomerium) mediante el trazado de un surco, ya en el interior se trazaban dos calles que serían los ejes principales y que era realizada por los técnicos (gromatici).

Las ciudades de nueva planta usan el ejemplo de Marzabotto, que estaba situada en una terraza y se prolongaba hacia una colina donde estaba su lugar sagrado.

Su urbanismo:
  • estructura ortogonal y orientada según los puntos cardinales;
  • recinto protegido por una muralla con dos puertas de acceso, y
  • su eje es una calle con orientación norte-sur que está cortada en ángulo recto por tres calles, que se usaban con fines comerciales. Las ocho regiones que surgían de esta división se dividían en ínsulas, lo que recuerda al urbanismo griego, pero la rigurosa orientación de las calles es de origen etrusco.

La elección del lugar es una constante en el urbanismo etrusco. Las ciudades se sitúan en lugares cercanos a la costa, pero nunca al borde del mar por el miedo a la piratería y también cerca de un río que facilita el acceso al mar y al interior, garantizando la llegada y distribución de los bienes materiales.

La situación de estas ciudades implica instalaciones portuarias para facilitar el comercio, así sucede en Tarquinia y Cerveteri. Populonia es el único establecimiento etrusco situado en la costa porque era el centro donde se transformaba de hierro que llegaba de la cercana isla de Elba.

Antes de analizar los diversos ejemplos de ciudades, es imprescindible efectuar la distinción entre las ciudades que surgen de forma "espontánea" y aquellas que son claramente fundaciones. Las primeras, se tratan de centros urbanos productos del sinecismo entre varios asentamientos habitados desde la Edad del Hierro.

A pesar de la tenencia, de que las ciudades etrusca se organizaban siguiendo físicos virtuales nacionales la mayor parte se construían secundum naturam soli1y los cánones sólo aparecen en la segunda mitad del siglo VI. El ritual se articulaba en varias fases:
  • La primera es la toma de augurios, tras lo cual se delimitada el pomerium mediante el trazado de un surco realizado por un muelle y una vaca blancos uncidos a un arado; se debía intentar que la tierra levantadas cayese hacia el interior de manera que quedasen simbolizados la muralla y el foso. En el interior del pomerium se trazaban dos grandes calles que constituyen la fase de la retícula. Esta operación, denominada limitatio, era realizada por los secundum naturam soli. (Literalmente: "según la naturaleza del suelo"). En el urbanismo romano, estos términos se aplican a la fundación de ciudades, adaptándose a la estructura del terreno.
  • Pomerium (también pomoerium). Línea imaginaria que delimitaba la ciudad itálica. En las fundaciones ex novo coincide con el surco realizado con la yunta sagrada en la inauguratio que es la primera fase de la ceremonia de fundación de una ciudad gromatici3, término que deriva del instrumento con que la realizada, la groma, que tenía forma de cruz y de cuyos brazos colgaban y los con plomo que permitían mantener el nivel (figura 2).
  • Por lo que se refiere a las ciudades fundadas de nueva planta (Marzabotto, finales del siglo VI a.C. (figura 3)), el urbanismo presenta una estructura ortogonal y está orientado atendiendo a los puntos cardinales. El recinto está protegido por una muralla en la que se abren dos puertas de acceso, el eje es una arteria como orientación norte-sur está cortada en ángulos rectos por tres calles, todas ellas con una anchura de 15 m y aceras de 5 m, utilizadas con fines comerciales. Las ocho regiones que se crean con esta división se dividían en ínsulas por pequeños ejes viarios norte-sur, cuya anchura es de 5 m. Es evidente que esta división recuerda el característico urbanismo griego cuya creación se atribuye a Hippodamo de Mileto, pero la rigurosa orientación de las calles pertenece a la tradición etrusca y prueba de ello es el hallazgo bajo la vía principal de un cipo con una cruz que marca los puntos cardinales, que se corresponde a la crux de los gromáticos, lo que supone que fue el origen del trazado de los ejes viales, pero también la prueba material del ritual de fundación.
VIVIENDAS

Se caracterizan por la pobreza de los materiales de construcción, así los muros tienen una cimentación de cantos rodados y los alzados son de adobe o de barro y piedras con travesaños de madera (opus craticium). Los elementos decorativos estructurales, como columnas, son de piedra o madera revestidos con cerámica y los techos están cubren con tejas.

El análisis de las viviendas etruscas se basa en la evolución desde el periodo Villanoviano, con cabañas ovales o rectangulares, hasta el esplendor etrusco con edificios construidos con arcilla que recubría los postes y una sola estancia.
 
La arquitectura etrusca se caracteriza por la pobreza de los materiales de construcción, los muros presentan la cimentación de cantos rodados y los alzados se realizan con adobe,aunque también se usa el opus craticium4n el que intervienen cañas y arcilla; los elementos decorativos-estructurales, como las columnas, son de piedra o madera revestidos de cerámica y los techos se cubren con tejas.

En el análisis de la vivienda etrusca se puede constatar una evolución desde el periodo Villanoviano con las cabañas ovales o rectangulares hasta el momento de esplendor de la cultura etrusca. Las cabañas que ocupaban una superficie entre 35 -45 m², estaban construidas con arcilla que recurrir a la estructura de costes y constaba de una única estancia en la que el hogar ocupaba el centro.




Entre los siglos VIII y VII a. C. la evolución social hace que la arquitectura doméstica evolucione hacia plantas rectangulares con divisiones internas y que están construidas con cimientos pétreos y muros de adobe o ladrillo. En la primera mitad del siglo VII a.C. la casa es de planta rectangular y se divide en dos estancias, con cimentación pétrea y muros de adobe y el techo a doble vertiente con tejas. A finales del siglo VII las casas constan ya de varias estancias alineadas, y ya durante el siglo VI evolucionan a dos o tres estancias alineadas precedidas de un vestíbulo exterior (a veces porticado), que parece derivado de las casas griegas documentadas en el S. VIII y en Sicilia en el S. VII aC. siendo su elemento distintivo ese vestíbulo transversal relacionado con actividades agrícolas aunque en Etruria parece más relacionado con las ceremonias aristocráticas.

Los cambios sociales experimentados durante los siglos VIII y VII a.C. Se reflejan también en la arquitectura doméstica que evoluciona hacia plantas rectangulares con divisiones internas, construidas con cimientos pétreos y muros de adobe o ladrillo. A finales del siglo VII las casas están constituidas por varias estancias alineadas y es durante el siglo VI cuando se evoluciona al tipo construido por dos o tres estancias alineadas y precedidas por un vestíbulo, a veces porticado, dispuestos de forma transversal (fig. 4); este vestíbulo parece derivar de la casa griega denominada “ a pastàs”, y cuyo elemento distintivo es el vestíbulo transversal que se relaciona con las actividades agrícolas; sin embargo en Etruria parece relacionado con las ceremonias de representación de las clases aristocráticas.

En el siglo V a.C. hay un cambio en las estructuras, que se documenta en una ínsula (barrio o manzana de viviendas creada por la división del cruce de los ejes) de Marzabotto que mantienen cierta uniformidad. Hay presencia de un corredor de ingreso que está recorrido por un canal de desagüe y un patio central en torno a un pozo para la recogida del agua, del patio se abren cuatro estancias, siendo una de ellas el antecedente del tablinum romano (sala donde se guarda el archivo familiar). Las cimentaciones que se conservan son de piedra y el alzado sería de adobe, y hay indicios de cuatro vertientes ya que se adapta la cubierta al patio abierto.

Con la aparición de una nueva clase aristocrática lleva consigo una nueva creación arquitectónica doméstica que sirve de representación del poder, estas viviendas se denominan “palacios”, destacando los de Murlo y Acquarossa.
  • Murlo
está situado en un lugar apartado y poco habitado, lo que podría indicar que era el centro de más asentamientos menores y que era lugar de reunión de los dirigentes políticos. La construcción inicial, en torno al 650 a.C., tras un incendio, fue sustituida por un segundo edificio, y tiene un patio cerrado y una compleja decoración arquitectónica, este segundo edificio fue destruido intencionadamente y ocultaron las terracotas en fosas y se llevaron los objetos preciosos. El edificio se organizaba en torno a un patio rodeado de estancias de diversos tamaños y funciones, el patio está bordeado de pórticos, y el pórtico del lado noreste se dedicaba a las actividades de la familia.

La decoración arquitectónica consiste en un gran conjunto de acróteras (de formas humanas y de animales fantásticos), antefijas y lastras (que representaban la vida aristocrática e incluso escenas de dioses). El palacio desaparece en el 550-530 aC. y podría estar relacionado con un cambio ideológico coincidente con el crecimiento de las ciudades.

La decoración arquitectónica consiste en un gran conjunto de acróteras, antefija y lastras relivarias. La iconografía está relacionada con la vida aristocrática, para quien las lastras con escenas de banquete debieron decorar la zona donde se situaba la sala del banquete; la carrera de caballos se desarrolla en torno a una columna que surge de un caldero que debía ser el premio; la asamblea de personajes debe considerarse una reunión de dioses en la que aparece Zeus y tras él la diosa Hera que tiene a sus espaldas un sirviente, con abanico, en las otras tres figuras se reconoce a Core con una flor, Deméter con flor y granada, y Hades con la bipenne en, además hay también un sirviente; finalmente el cortejo interpreta una procesión matrimonial y se considera una exhibición de status y riqueza (fig. 7).

Además de las lastras hay que citar las acróteras que son una veintena de figuras humanas sentadas que debían situarse en parejas ya que son femeninas y masculinas y a las que se sumaban animales fantásticos que contribuían a darles un aspecto divino, evocando las imágenes de los antepasados exhibidos en una larga y solemne genealogía (fig. 8). La desaparición del palacio hacia el 550-330 a. C. se relaciona con un cambio ideológico, consciente con el crecimiento de las ciudades donde el demos no podía permitir que en el campo se mantuviese estos centros de poder aristocráticos.

Colina de Poggio Civitate, cerca de Murlo. 

  • Acquarossa
Este palacio está datado entre finales del siglo VII a.C. y principios del VI a.C. y está en el entramado urbano. También hay dos fases, y la primera es destruida para la segunda construcción que consta de dos bloques dispuestos en forma de L, con la parte interior porticada. El edificio C está constituido por un cuerpo central dividido en tres estancias, una central que comunica con dos laterales, donde una de ellas con forma de U es la sala de banquetes. Al sur hay una calle que separa este edificio de un templo con pronaos, esta separación hace pensar en una separación de poderes.

La decoración arquitectónica de las lastras sólo representa cuatro temas: banquetes rigurosamente masculinos, danzas orgiásticas, Hércules y el león, y Hércules y el toro acompañados de otros personajes en carros. Estas escenas eran para evocar gestas que requieren de gran coraje y valentía.

Acquarossa, datada entre finales del siglo VII e inicios del siglo VI a.C. existen también dos fases, la primera data del final del siglo VII y se destruye para construir el edificio del siglo VI que consta de dos bloques dispuestos en forma de L con la parte interior porticada. El edificio C está constituido por un cuerpo central dividido en tres estancias: la central comunicaba con las laterales y en uno de los lados se constatan los restos en U de una sala de banquetes.

Al sur corre una calle que separa este edificio de un templo con pronaos(fig. 9). Esta separación de edificios parece que responde también a una separación de poderes, en la que el dinasta ya no detentaba el poder religioso. En las lastras se representan cuatro temas: banquete, rigurosamente masculino, danzas orgiásticas, Hércules y el león y Hércules y el toro acompañados de hoplitas y personajes en carros.En la escena del toro la biga tirada por caballos alados precede a Hércules y el aburrida está acompañado por un personaje que es acogido con un gesto de saludo por otro que se identifica con Hermes y se interpreta como una llegada triunfal.

En la escena del león de Nemea la biga tirada por caballos sigue a Hércules, guiada por un aburrida acompañado por un guerrero y representa una partida como lo indica el personaje que sube al carro (fig. 10).

Las escenas no hacen sino celebrar la empresa heroica que dará la inmortalidad al príncipe, para lo cual se recurre a la identificación con Hércules, héroe muy querido por los tiranos y que evoca las gestas que requieren fuerza y coraje. El poder de los príncipes de Acquarossa depende de su actitud heroica.

Acquarossa

ARQUITECTURA RELIGIOSA: EL TEMPLO ETRUSCO

Al principio el culto se celebraba en las casas o tumbas, constatándose estancias interpretadas como lugares religiosos, pero a partir de los cambios sociales de los siglos VII y VI aC. se crean áreas sagradas en el interior de las ciudades llevando implícita la emergencia de una clase media que quiere ser participe en los cultos colectivos.

En los primeros momentos el culto se llevaba a cabo en las casas o en las tumbas, constatándose en algunas residencias aristocráticas estancias interpretadas como lugares religiosos. La creación de áreas sagradas en el interior de las ciudades está relacionada con los cambios sociales de los siglos VII y VI a.C. Que llevan implícita la emergencia de una clase media que quiere ser partícipe en los cultos colectivos

El templo más antiguo es el de Veio, de los primeros años del siglo VI a.C. con una sola estancia rectangular cubierta con tejado a doble vertiente que estaba decorado, junto con el frontón, de placas de terracota decoradas en relieve que representan a un hoplita, un carro con auriga y guerrero, y un caballero, que podría conmemorar una expedición organizada por la ciudad.

Los templos construidos en Etruria desde finales del siglo VI a.C. se suelen dividir en dos tipos:
  • los de tipo oikos que serían una continuación de los primeros edificios de culto y son de una sala precedida por un pórtico de cuatro columnas o dos in antis; y
  • el tipo el etrusco-itálico, que según Vitrubio serían de planta cuadrada, con la mitad anterior abierta y porticada con dos filas de cuatro columnas cada una y la otra mitad, la posterior, estaría ocupada por tres naves o una central con los laterales
Arqueológicamente los templos constatados de tres naves son tan escasos en Etruria que hace pensar en que no eran un modelo común sobre todo porque la división tripartita indica la existencia de culto a una tríada aunque no está demostrado. Por eso es posible la sustitución de las naves laterales por una simple expansión del muro creando dos ambulacros laterales con columnas. En algunos casos la parte posterior de las alae estaba ocupadas por un pequeño ambiente cerrado.

Existen, además, otros templos que se alejan del modelo de Vitrubio y se aproximan más a los modelos griegos de tipo períptero.

Aun así para conocer los alzados de los templos es imprescindible la obra de Vitrubio junto a los modelos cerámicos de carácter votivo. Así según Vitrubio el orden arquitectónico etrusco es toscano y tiene relación con el dórico, aunque con características que permiten diferenciarlo, por ejemplo las columnas son de fuste liso y están coronadas por un capitel formado por un equino y un ábaco, y están apoyadas sobre una basa compuesta de toro y plinto, sobre las columnas está el arquitrabe que soporta las vigas transversales (mutuli) que sobresalen y cuyos extremos estaban protegidos de la humedad con lastras cerámicas, sobre las vigas estaba el tejado a doble vertiente y en el ángulo superior del tímpano había una gran viga (columen), y sobre esta y los mutuli había otras más pequeñas transversales (cantherií) donde se clavaban las longitudinales (templa), finalmente hay una superficie de tablones y las tejas planas y curvas. Toda esta estructura lígnea se recubría con terracota para protegerla de la intemperie.
  • Hacia finales del siglo VII aC. las placas del revestimiento se colocan en el tímpano y en el arquitrabe, y se decoran con motivos aristocráticos; las terracotas que decoran los extremos del columen y de los mutuli son geométricas y fitomorfos, las antefijas son cabezas femeninas y prótomos de león en los canalones.
  • A finales del siglo VI aC. se inicia una nueva fase de decoración que se caracteriza por la desaparición de frisos figurados que se sustituyen por motivos fitomorfos.
  • En la tercera fase, desde los inicios del siglo IV a finales del I a.C. falta la policromía y los frontones son cerrados.

ARQUEOLOGÍA DE LA MUERTE EN ETRURIA 

NECRÓPOLIS


En la evolución de la civilización etrusca conviven la inhumación y la incineración. A finales de la Edad de Bronce se difunde la incineración (cultura Protovillanoviana) que sustituye a la inhumación. Los restos cremados se guardan en urnas que se colocan en pozos que pueden estar revestidos de piedras o lajas.

En la I Edad del Hierro aparecen las necrópolis de incineración, con un paralelismo a las grandes concentraciones urbanas en los futuros centros históricos. Los pozos son simples o dobles y las urnas son bicónicas cubiertas en muchos casos con cascos de cerámica o de bronce, mientras en el área toscolacial las urnas tienen forma de cabaña oval o rectangular, referente esencial para el conocimiento de la arquitectura doméstica ya que reproducen las cabañas en las que habitan.


Necrópolis
 
Como ejemplo tomaremos la necrópolis de Tarquinia, donde las tumbas de la primera mitad del siglo IX a.C. son de pozo con urnas bicónicas; en las masculinas las urnas se podían cubrir con cascos de cerámica, navajas de afeitar…y en las femeninas había objetos de hilar. En la segunda mitad del siglo ya aparecen objetos de guerrero en las tumbas masculinas y en las femeninas hay más adornos personales.

Durante el siglo VIII los objetos de guerreros hechos en bronce aumentan, al igual que los objetos en las tumbas femeninas, también de bronce, como cinturones. En la primera época las tumbas suelen ser individuales aunque hay alguna familiar.

En la época Orientalizante aparecen en las necrópolis los túmulos de gran diámetro rodeados de otras tumbas más modestas; las tumbas abiertas son túmulos simples con una sola estancia o dos máximo donde la sencillez de la planta contrasta con el interior y los ajuares.

En el siglo VII a.C. aparecen las tumbas de cámara que pueden acoger a varios miembros de la familia y cubiertas por un túmulo de forma cónica rodeado de un muro pétreo en la parte inferior.

La planta característica del siglo VI a.C. tiene un dromos, una estancia a modo de atrio y la cámara sepulcral con los sarcófagos sobre lechos; en este tipo de tumbas el matrimonio titular estaba en la estancia principal.

En las necrópolis de la época arcaica ya aparecen tumbas de clase social intermedia, son las de tipo dado ya que se alinean a ambos lados de la calle, tienen cuerpo cuadrangular con atrio y dos estancia, más antecámara y cámara donde se colocaban las sepulturas, además tienen una escalera para subir a la parte alta donde se realizaban las ceremonias funerarias. Junto con este tipo de sepulturas continúa el enterramiento en urna colocada en una fosa, de un status social bajo.

Además existen diversas variantes dependiendo del área geográfica:
  • En Veio hay tumbas-fosa cuadrangulares a las que se entra descendiendo por una escalera.
  • En Populonia son tumbas tipo edícula, con una sola estancia cubierta y construida con bloques calizos.
  • En Vulci son tumbas de cajones que se articulan en dromos en pendiente y un vestíbulo descubierto donde se abren las estancias excavadas a distintos niveles
La necrópolis de Tarquinia del siglo V a.C. tiene las tumbas pintadas de arquitectura muy simple y en Cerveteri en el siglo IV a.C. hay grandes hipogeos de cámara única, hechas con bloques pétreos y falsas puertas, interiormente están decoradas con pinturas o estuco.

Ya en época helenística las tumbas son de forma de T, compuestas por un dromos con pequeñas estancias para enterramientos secundarios; también de esta época son las tumbas rupestres con fachadas en forma de edículos o de templetes con columnas talladas en al roca.

A mediados del siglo II a.C. las necrópolis se abandonan. La tipología funeraria etrusca, unida a las aportaciones helenísticas, será la base de muchos monumentos funerarios de la época republicana e imperial romana.

Necrópolis de Tarquinia

 RITUAL FUNERARIO

A partir de la época orientalizante se comienza con la exposición de cadáver en la casa con los lamentos de familiares y quizás de plañideras especializadas, siguiendo luego con el transporte a la tumba, luego la incineración o inhumación y la colocación del ajuar compuesto por los objetos del difunto y las ofrendas.

En el siglo VI a.C. se incorporan nuevas ceremonias, como competiciones deportivas, bailes y banquetes atestiguadas en las pinturas de las necrópolis de Tarquinia. Los juegos fueron parte de las ceremonias ofrecidas en honor del difunto y debieron constar en una primera parte de competiciones de caballos y carros, competiciones atléticas de lanzamiento de disco y jabalina, pugilato, lucha y carreras atléticas, y en una segunda parte incluirían danzas, acrobacias, prestidigitación, canto y manifestaciones escénicas.


 
ESCULTURA

La escultura etrusca se creó generalmente de carácter funerario, pero también existieron esculturas de carácter religioso o de tipo monumental.

Lamentablemente, no han quedado demasiados restos, especialmente debido a la pobreza de los materiales usados: principalmente arcilla o piedra de mala calidad , en el caso de piezas pequeñas, a veces se esculpió con mármol, alabastro e incluso a veces oro y bronce.

Las obras más tardías son muy difíciles de catalogar pues ya se encuentran bajo dominio romano, aunque siguen la técnica etrusca. Existen esculturas de bulto y altorrelieves, relacionados con frontones, generalmente. Lo más normal es que aparezcan formando grupos.

Hay una gran cantidad de canopes o urnas funerarias de distintas formas, como casas, vasijas, etc., en las que comienza a aparecer la figura humana. También se han conservado numerosos sarcófagos.

La escultura etrusca es prácticamente anónima, sólo se conoce el nombre de Vulca, un escultor muy importante que trabajó sobre todo en Veyes.

Algunos ejemplos de la escultura etrusca son:
  • Vasija panzuda
Es el tipo de urna más sencilla a la que se le ponía una tapa con cabeza humana. Se completaba con asas, que en principio eran sencillas pero que luego intentarían imitar los brazos. A veces tenían relieves que simulaban la anatomía humana. También podían tener una base sobre la que asentarse, que en algunas ocasiones asemejaba un trono.

Vasija panzuda

  • Figura de Castellani
Es así llamada por el lugar donde se conserva. Fue realizada en torno al año 600 en arcilla policromada y tiene un tamaño muy pequeño. Se trata de una figura sedente estática y frontal con la mirada al frente y envuelta en un manto ornamentado a base de líneas que se cruzan formando cuadrados. Seguramente llevaría algo en la mano que tiene extendida.

Figura de Castellani

  • Sarcófago de los esposos de Villa Julia
Es del s. VI. Probablemente contenía las cenizas de los representados. Procede de la necrópolis de Cerveteri. Está realizada en terracota policromada. La postura es muy común, están reclinados en el kliné, que está decorado finamente con volutas. Los esposos están juntos y vivos. Quizá celebran un banquete, pero quizá solamente están conversando o ahuyentando a los malos espíritus. Por detrás hay huecos, para poder guardar las cenizas.

El hombre está semidesnudo y en un tono más oscuro que la mujer, que se encuentra totalmente cubierta por la túnica. Los rostros recuerdan al arte arcaico griego. La mujer lleva un tocado muy liso. Las almohadas tienen un tratamiento escultórico de gran calidad

Sarcófago de los esposos de Villa Julia

  • Sarcófago de los esposos de París
Se encuentra en el museo Louvre de París. Es muy similar al anterior, aunque tiene los pliegues más cuidados y los pies abultan más que en el de Villa Julia.
  • Sarcófago de Larthia Seianti
Es del s.II, más grande y de terracota policromada. De nuevo aparece la tapa con una figura recostada viva, pero la tipología es algo distinta: seguramente era un sarcófago para inhumación. La decoración en relieve es a base de columnas corintias adosadas, rosetas, etc. Ya la influencia orientalizante ha desaparecido y la griega es más helenística, más cerca de lo que se va a ver después en Roma. El cuerpo quizá es demasiado largo para ajustarse mejor a la forma del sarcófago.

Ya no es un cuerpo aplastado, sino que tiene una de las piernas un poco doblada. En la mano lleva un platillo o un espejo. El rostro permanece tranquilo y sereno y la mujer debía ser de procedencia noble por sus adornos. El velo está magníficamente realizado, con un remate de florecillas. El modelado también es muy bueno.
Sarcófago de Larthia Seianti
  • Grupo de Veyes
Es una de las obras atribuidas a Vulca, por lo que se realizaron en el s. VI. Se trata de un grupo formado por Hermes, Heracles, Apolo y una figura femenina no identificada que estaban luchando por una cierva.

Apolo de Veyes: se encuentra muy restaurada. Tiene una gran semejanza con la escultura griega arcaica, pero rompe el espacio adelantándose. Además, está cubierto por una túnica con pliegues sencillos pero que no son todos verticales. La cara es muy expresiva y viva.

Hércules de Veyes tiene una postura muy interesante, adelantado e inclinado hacia delante. Faltan los brazos y la cara. La anatomía es todavía muy convencional.

Grupo de Veyes
  • Caballos de Tarquinia
Es lo que queda de un carro tirado por caballos que se realizó en el siglo IV. Era parte de un alto relieve. Las figuras son muy realistas y dan una gran sensación de profundidad. Están realizados en terracota policromada.
 Caballos de Tarquinia
  • La loba capitalina
Se realizó en bronce en el siglo V. Es poco naturalista, especialmente por el pelo y las costillas. No se sabe muy bien dónde estaba. Probablemente era uno de esos monumentos que se encontraban a la entrada de las tumbas, por lo que sería un genio protector. Hay quien dice que quizá fuera griega. Los niños son añadidos posteriores del Renacimiento.

Loba capitolina
  • La Quimera
Se realizó en el siglo IV en bronce y formaría un grupo con Belerofonte. Representa a un animal fantástico con cuerpo de león, cola de serpiente y parte de cabra. Pese a esto, es muy realista, excepto la melena. Aparece encorvada y con la boca abierta para dar sensación de fiereza, pues representa el momento en el que Belerofonte llega a caballo para matarla.

Quimera
  • Marte de Todi
Se realizó en el siglo IV en bronce hueco y es de tamaño casi natural. Está quieto, en contraposto, y tenía en la mano izquierda una lanza y en la derecha una patena (que también se ha conservado). Llevaba un casco o un yelmo y viste una armadura similar a la griega, con la camisa que le sale por debajo.
Marte de Todi
  • Guerrero
Es del siglo IV, de bronce y algo más pequeña que la anterior. En la mano derecha llevaba una lanza. La coraza está muy trabajada. Lleva la cabeza tocada con un casco que tiene unas alas con las que se cubrían las orejas.
Guerrero
  • Bruto
Es ya del siglo III y también está realizado en bronce. Es llamada así porque se pensó que representaba a este personaje, pero en realidad se desconoce su identidad. Hay un gran sentido del retrato. Sólo se conserva la cabeza, pero probablemente se correspondería con un cuerpo de tamaño natural. Los ojos están rellenos de pasta vítrea y la barba y los cabellos están realizados de forma suave pero muy detallista. Es un antecedente de los retratos romanos.

Bruto
  • El Orador o il Arringatore
Está realizado en bronce y tiene características semejantes a la anterior, pero es de cuerpo entero. Se realizó en el siglo I (hacia el 80 a.C.) por lo que durante mucho tiempo se consideró romano, pero fue realizado por algún artista etrusco ya que en la parte inferior de la túnica aparece un nombre en caracteres etruscos, por lo que se cree que debió ser un exvoto realizado por este personaje. Además, se encontró en Perugia, en la zona de influencia etrusca.

Destaca el estudio de las telas y, especialmente, del rostro. Tiene el pelo pegado a la cabeza pero de una forma natural, no como si fuera un casco. Los ojos estarían rellenos de pasta vítrea. Los rasgos son totalmente distintos a los del anterior. También es un retrato del interior, se demuestra su preocupación y concentración con arrugas en la frente, el ceño, la comisura de la boca, etc.

El Orador

PINTURA MURAL 


La pintura mural conservada es de carácter exclusivamente funerario, siendo Tarquinia la que presenta mayor número de donde proceden ¾ partes de los restos conocidos.
  • TÉCNICA
El análisis permite comprobar cambios a lo largo del tiempo, inicialmente en las tumbas más antiguas la técnica es muy simple y la pintura se aplica directamente sobre la superficie alisada del tufo; durante los siglos VI y V se enluce la pared con una capa arcillosa o de cal y se realiza un dibujo previo o boceto mediante incisión o con líneas pintadas de color marrón. A partir del S. IV aC. se produce la incorporación de un enlucido de tres capas de mortero y en la última hay presencia de cal carbonatada, inicio de la aplicación de la técnica al fresco.

Los pigmentos proceden de sustancias minerales y vegetales:
  • blancos de cal,
  • rojos de óxido de hierro,
  • azules de lapislázuli, y
  • negros de carbón vegetal.
La gama cromática más antigua son el negro, rojo, blanco, y en ocasiones el amarillo, y ya más tardíamente el azul, el verde y los tonos medios de las mezclas.

En las pinturas más antiguas se observa la existencia de una línea oscura que bordea las figuras y las superficies interiores son de color uniforme y liso. En el S. IV aC y en época helenística además innovaciones técnicas consecuencia del contacto con Grecia como el sombreado y el “sfumato” que implican el abandono de la línea de contornos.


  • TEMÁTICA
Las pinturas más antiguas datan de la primera mitad del siglo VI aC. y proceden de la necrópolis de Veio aunque perdidas en gran parte por la precariedad de su técnica.

Hay diferentes fases en la temática:
  • Fase orientalizante: la necrópolis de Cerveteri proporciona las mejores tumbas pintadas donde hay animales luchando con un claro origen oriental y que quizás simbolizan la victoria sobre la muerte.
  • Fase en época arcaica: la necrópolis de Tarquinia es clave. Las paredes se decoran con un zócalo, una serie de bandas y un friso figurado; en la pared del fondo y de la entrada los frontones albergan la representación de animales contrapuestos y en el techo la decoración es meramente ornamental recordando la de los tejidos. El repertorio consiste en escenas relacionadas con los ritos fúnebres (juegos funerarios, banquetes, vida del difunto…) y la escena se desarrolla al aire libre o en lugares próximos a la tumba. Los artistas que realizaron estas obras eran griegos, tal vez de Jonia.
  • Comienzos del S V aC.: hay cierta decadencia y sobre todo pérdida de originalidad en las pinturas de la necrópolis tarquinienses.
  • Siglo IV aC.: se difunde una nueva escena en la necrópolis de Tarquinia, como en la Tumbas dell' Orco I y II; en la primera aparecen las nuevas figuras de demonios infernales que serán los protagonistas de la nueva iconografía funeraria; en la segunda aparece la representación del Hades poblado de héroes.
  • Segunda mitad del siglo IV: se data la Tumba François en la necrópolis de Vulci, su iconografía ya no se relaciona con el mundo funerario sino son el social y político. El centro de referencia para estudiar la pintura funeraria del siglo II a.C. continúa siendo Tarquinia, como las procesiones de magistrados que se pintan en la Tumba Bruschi y del Convegno.
  • Segunda mitad del siglo III y II: supone el inicio de motivos iconográficos que tendrán continuidad en época romana, como los desfiles triunfales y procesiones de magistrados.
INTERPRETACIÓN

Las pinturas etruscas tienen una función ritual e incluso mágica y religiosa, ya que las escenas de banquete, fiestas, danzas… otorgaban al difunto la alimentación y el bienestar.

A partir del siglo IV hay grandes cambios en la iconografía y se extiende la creencia en un “reino de las sombras” que se corresponde con el Hades griego.

Relacionado con la iconografía, y con diversas opiniones, se encuentran los juegos fúnebres que se podrían considerar como la evocación de los juegos funerarios celebrados a la muerte del difunto, aunque también es posible que sean el recuerdo de juegos sufragados en vida por el titular de la tumba, un claro ejemplo es la tumba “delle Bighe” donde se representan tribunas repletas de espectadores, por lo que se trata de auténticos juegos públicos.



LAS PRODUCCIONES ARTESANALES
  • CERÁMICAS
La producción más antigua y que prevalece sobre el tipo bucchero es el impasto, que se fabrica con arcilla no depurada a mano o en torno lento, después del secado se recubre con una capa de barro diluido y luego se decora mediante incisión, impresión, incrustación…y finalmente se cuece a 800ºC; tras la cocción y ocasionalmente se pueden adherir hojas de estaño para formar complejos motivos.

La cerámica de tipo bucchero se considera la cerámica nacional de los etruscos y se realiza a torno, en negro o gris y no lleva barniz ni pintura; la técnica consiste en la utilización de una atmósfera reductora que transforma el óxido férrico de la arcilla de color rojo en óxido ferroso de color negro; la exportación de este material se hacía por todo el Mediterráneo y se considera una evolución de la cerámica del periodo Villanoviano.

 

En su evolución se detectan distintas calidades; una fase muy cuidada en el siglo VII a.C. conocida como bucchero sottile, con las paredes muy finas y decorada con motivos geométricos. Otra fase intermedia en el siglo VI con producciones estandarizadas decoradas. La Etruria interior fabricaba el denominado bucchero pesante.

Las técnicas decorativas de este tipo de cerámica eran muy variadas, impresión con punzón, incisiones de motivos geométricos, florales y zoomorfos, estampillados con motivos geométricos, vegetales y humanos, también hacía alto y bajo relieves con animales, escenas de danza…

A inicios del siglo VIII a.C. llegan las importaciones griegas geométricas y en el segundo cuarto del siglo se comienzan las imitaciones aplicando sus técnicas y decoraciones etruscas, donde finalmente es difícil la distinción de las cerámicas etruscas e importadas.


  • METALISTERÍA
Las minas jugaron un papel muy importante en la formación de la cultura etrusca, y su comercio es el que permite la intrusión de Etruria en el comercio internacional.

Los recursos mineros etruscos son abundantes, cobre, hierro, plomo, plata…y otros se importan, como el oro y el estaño.

Se conocen muy pocos restos de la extracción de los minerales, pero se han hallado algunos pozos de boca muy estrecha y poca profundidad que se atribuyen a funciones mineras. Los restos encontrados son restos desechados con el material inerte que acompaña al mineral y que son el residuo del bloque extraído; el siguiente proceso era la fusión en hornos, que paulatinamente van evolucionando hasta los hornos de dos rejillas que estaban construidos con piedras unidas por arcilla y son de forma cilíndrica y unos dos metros de altura, la base estaba excavada en el suelo y arriba tienen un orificio de aireación.

En el trabajo del bronce hay dos técnicas fundamentales. El bronce laminado que se decora mediante grabado y repujado y el bronce fundido, donde la técnica de la cera perdida es la más común.

Los objetos fabricados en bronce pueden ser:
  • Armas y equipos guerreros, como corazas, cascos, escudos, cinturones…
  • Fíbulas, que son broches a modo de adornos personales y que pueden ser de varios modelos, como los de arco simple, de navecilla, con arco serpentiforme, de forma angular…
  • Candelabros, donde el fuste apoya sobre un trípode y está coronado por una estatuilla con elementos puntiagudos.
  • Sítulas, recipientes con forma de tronco de cono invertido y asas móviles
  • Urnas cinerarias, donde predominan las bicornes de dos asas
  • Espejos y cistas
El trabajo en oro y metales nobles aumenta en el periodo orientalizante en ajuares y con técnica de filigrana y granulado. Tras una fase de empobrecimiento en el siglo VI a.C. las joyas vuelven a ser abundantes.

jueves, 16 de mayo de 2024

ARTE BIZANTINO Y ARTE ISLÁMICO ORIENTAL EN LA BAJA EDAD MEDIA

EL ARTE BIZANTINO DURANTE LA BAJA EDAD MEDIA: 1204‐1453 

Durante la Alta y Plena Edad Media el Imperio Bizantino alcanza un refinamiento plástico e iconográfico  que deja una impronta significativa en el arte románico, pero es en la figuración gótica donde se ven madurar gran parte de estas influencias, a partir de la recuperación de las formas de la Antigüedad clásica que se produce en el Periodo Medio (siglos IX a XII) y de la incorporación sistemática de fondos dorados, presentes ya en los primeros mosaicos bizantinos. 

Los conflictos entre la Iglesia  romana y la ortodoxa conducen  finalmente al enfrentamiento militar entre latinos y griegos, pues estos últimos son obligados a pagar un tributo a las fuerzas occidentales contra el que se rebelan, y el 12 de abril de 1204 los cruzados (fundamentalmente tropas al servicio de algunos condes franceses y nobles italianos) asedian Constantinopla por mar, saqueando la ciudad y sus tesoros como si se tratara de una medina musulmana, despojando a los templos de sus riquezas, abriendo sepulturas y arrancando las obras de los muros. 

Numerosas piezas suntuarias y valiosas reliquias son llevadas a occidente, sobre todo a Venecia y París, para ser, posteriormente, custodiadas en lugares como la basílica de San Marcos y la Sainte Chapelle. 

Las fuerzas occidentales ocupan Constantinopla durante más de medio siglo (1204‐1261), en lo que se conoce como Imperio Latino, nombrando emperador al conde Balduino de Flandes y sometiendo a una fuerte represión a la población ortodoxa, hasta que, en 1261, Miguel VIII Paleólogo reconquista la capital expulsando a los cruzados. 

Entre 1261 y 1453, el Imperio Bizantino es gobernado por la dinastía de los Paleólogos, en lo que se conoce como la Tercera Edad de Oro o periodo tardobizantino, una etapa de florecimiento artístico pero  de  decadencia  en  lo  económico  y  lo  político,  marcada  por  el  fraccionamiento  en  pequeños estados regidos por gobernantes locales, que favorecen el desarrollo de las artes, y que culmina con la conquista otomana de Constantinopla en 1453. 

LA ARQUITECTURA TARDOBIZANTINA 

En  los  siglos  XIII  y  XIV  tiene  lugar  una  floreciente  actividad  constructiva, existiendo  cuatro  centros principales de creación artística, Trebisonda, Nicea (en la actual Turquía), el Épiro y Morea (en la Grecia actual), lugares que cuentan con promotores de las artes (gobernantes, nobles o particulares) así como con grandes intelectuales y teólogos. 

La fragmentación territorial se refleja en una cierta diversidad de tipologías arquitectónicas, dentro de una tendencia continuista con las soluciones y técnicas constructivas anteriores, con preferencia por el esquema de planta en cruz griega inscrita en un cuadrado, propio del Periodo Medio Bizantino. 

En  cuanto  a materiales,  se mantiene  el  uso  del  ladrillo,  que  se emplea  de  un modo  cada  vez más decorativo en los paramentos exteriores, con bandas ornamentales, dientes de sierra, nichos y otros elementos incurvados que dinamizan los muros. 

Muchas  construcciones  de  este  periodo  son  reconstrucciones,  ampliaciones  y  cuerpos  adosados  a basílicas  anteriores,  a  las  que  se  añaden  pórticos  exteriores  y  un  cuerpo  o  capilla  con  funciones funerarias, el paraklesion. 

Desde  época  de  Miguel  VIII  Paleólogo  (1223‐1282)  se  llevan  a  cabo  construcciones  de ampliación  en  Constantinopla,  como  la  iglesia meridional del monasterio de Constantino Lips, ordenada por la reina Teodora en 1282 al sur de la iglesia septentrional, datada en el siglo X.  

A  este  nuevo  edificio  se  añade  una  galería porticada  que  recorre  los  lados  sur  y  oeste, elemento  característico  de  este  momento, abovedado y dotado de función estructural, al recibir los empujes de la cúpula. 

Cúpula y bema de la iglesia meridional del monasterio de Constantino Lips (Hoy mezquita de Fenari Isa). Estambul. 

 En este periodo, Santa Sofía de Trebisonda recibe igualmente el añadido de tres pórticos exentos, que "abrazan" la iglesia en los lados norte, oeste y sur. 

Iglesia de Santa Sofía. Trebisonda. 

La  iglesia  de  San  Salvador  en  Chora  de Constantinopla,  levantada  en  los  siglos  XI  y  XII,  es ampliada  y  reconstruida  entre  1316  y  1321  por iniciativa de Teodoro Metochites, primer ministro del emperador  Andrónico  II  Paleólogo  (1282‐1328), añadiendo una gran cúpula central, un doble nártexa los pies (Oeste) y un paraklesion o capilla funeraria al sur, incorporando una rica decoración en mosaico y  pinturas  murales  en  las  que  se  despliega  un elaborado programa iconográfico. 

Este  paraklesion,  destinado  al  enterramiento  de personajes insignes, como el propio mecenas de la ampliación,  consiste  en  una  especie  de  nave lateral  rematada  en  un  ábside  y  recorrida  por arcosolios laterales, que albergan los sepulcros.  

 Vista exterior del lado este y planta de la iglesia de San Salvador de Chora (actual Kariye Camii) (1316‐1321). Estambul. (Paraklesion marcado en amarillo)

En  Grecia,  concretamente  en  el  Epiro,  se construye  la  iglesia  de  los  Santos Apóstoles  de Salónica (h. 1310‐1329), edificio de nueva planta situado  en  un  gran  complejo  monástico, encargado por Nefón I (1310‐1314), patriarca de Constantinopla.  

Tiene  planta  de  cruz  griega  inscrita  en  un rectángulo  y  cubierta  por  cinco  cúpulas, rematada con tres ábsides en el lado este y el resto de los flancos rodeados por una galería cerrada, que no se aprecia desde el exterior y constituye  la  principal  innovación arquitectónica de esta época. 


Planta de la iglesia de los Santos Apóstoles. Salónica (1310‐1329). 

Desde  fuera,  el  edificio  sorprende  por  su  verticalidad  y  por  el  tratamiento  decorativo  en  la disposición  del  ladrillo,  con  variados  patrones  geométricos,  así  como  por  la  cúpula  central sobresaliendo en altura y escalonada en dos pisos horadados por ventanas. 

Iglesia de los Santos Apóstoles. Salónica.

El característico aspecto exterior de estos edificios  se  observa  igualmente  en  la iglesia  de  Santa  Hodegetria  en  Mistras, encargada  por  el  abad  Pacomios  hacia 1310,  con  estructura  cruciforme organizada  en  dos  pisos,  coronados  por una cúpula central y otras cuatro situadas en los brazos de la cruz. 

Exteriormente,  destaca  su  verticalidad, el  escalonamiento  de  volúmenes  y  el dinamismo  de  los  muros  y  la  cubierta, donde  se  juega  con  la  dirección  de  la tejas  de  las  cúpulas,  en  forma  de caparazón de tortuga.  

Esta iglesia está situada en la ladera de una montaña de Mistras donde se encuentran otras basílicas erigidas en la misma época con un aspecto muy similar (iglesia de la Pantanassa y Santa Sofía). 

En esta población se erigió igualmente el palacio de  los  Déspotas,  un  excelente  ejemplo  de arquitectura  civil  bizantina  de  la  época  que combinaba ladrillo y piedra, recogiendo algunas influencias  de  la  arquitectura  gótica  europea, como  los  balcones  en  voladizo  sobre  ménsulas (matacanes), del mismo modo que en el palacio de Constantino Paleólogo (hijo de Miguel VIII) en Constantinopla.

 iglesia de Santa Hodegetria. Mistras (c. 1310)

Palacio de los Déspotas. Mistras.

MOSAICO Y PINTURA EN TIEMPOS DE LOS PALEÓLOGOS 

En el  campo  de  las artes  figurativas existe  también  cierta  diversidad  derivada  de  la  fragmentación territorial,  pero  siempre  sujeta  a  una  continuidad  con  la  tradición  bizantina  de  épocas  anteriores, siguiendo a  rajatabla el programa iconográfico  tradicional definido en el Periodo Medio, aunque la ubicación de los temas iconográficos varía. 

Con  frecuencia aparecen los donantes de la obra representados junto a los personajes sagrados, como ya ocurre en el primer arte bizantino, y siguen recogiéndose, de forma preferente, las doce fiestas litúrgicas bizantinas o Dodekaorton, la selección de las festividades más importantes de la iglesia  ortodoxa  asociadas  a  momentos  de  la  vida  de  Jesús  y  de  la  Virgen,  ubicados  en  lugares preestablecidos de la iglesia, o frecuentemente reunidos en objetos suntuarios y tablas pintadas. 

El Dodekaerton lo constituyen: La Anunciación, la Natividad de Cristo, la Presentación en el templo,  el  Bautismo  de  Cristo,  la  Transfiguración,  la  resurrección  de  Lázaro,  la  entrada  en Jerusalén, la Crucifixión, la Anástasis, la Ascensión, el Pentecostés y la Dormición de la Virgen, y  en  sus  representaciones  se  fijan  los  detalles  iconográficos,  basados  en  los  evangelios apócrifos,  imitados  posteriormente  en  el  arte  Gótico  occidental,  donde  la  propia  temática mariana bebe del arte bizantino. 

Ejemplo destacado es el Doble Icono de las Doce fiestas, de inicios del siglo XIV, conservado en el Museo dell'Opera del Duomo de Florencia y realizado con la técnica del micromosaico. 

Díptico o Doble Icono de las Doce Fiestas, realizado con la técnica del micromosaico (inicios siglo XIV). Museo dell'Opera del Duomo, Florencia.

La  principal  novedad  que  aparece  en  mosaicos  y  pinturas  es  la  búsqueda  del  naturalismo,  de  la expresión de sentimientos y el dinamismo otorgado a las escenas, que contrasta con el fuerte carácter simbólico, hierático y esquemático de la plástica bizantina inicial. 

Esta emotividad se inicia ya en el Periodo Medio, resultando difícil establecer si empieza antes en el arte cristiano oriental o en el occidental, pues el flujo de viajeros, estudiosos y libros entre el mundo latino y el ortodoxo se incrementa notablemente a partir del siglo XII, por lo que parece responder a un cambio conjunto de actitud, conforme a la nueva mentalidad de la época. 

Un ejemplo emblemático de este naturalismo y sentimentalismo artístico es el mosaico de la Deesis de la tribuna meridional de Santa Sofía de Constantinopla, probablemente ofrecido a la basílica por el propio Miguel VIII para conmemorar su conquista de la ciudad en 1261 y uno de los escasos ejemplos de mosaico de este periodo, debido a la crisis económica. 

La Deesis es uno de los temas más frecuentes del arte bizantino y consiste en la representación de  Jesús  bendiciendo,  flanqueado  por  la  Virgen  y  San  Juan  Bautista,  que  interceden  por  la humanidad ante el Señor, siendo interesante la importancia otorgada al Bautista, característica del cristianismo oriental, mientras en Occidente, Juan evangelista recibe mayor atención por ser el autor de la Revelación Apocalíptica. 

Este mosaico destaca por la enorme elegancia y delicadeza de sus figuras, con un claroscuro tan matizado que parece desdibujar los contornos y conceder blandura y movimiento a los rostros (efecto que si ya requiere maestría con la pintura, es excepcional su logro con la disposición de pequeñas  teselas),  consiguiendo  crear  un  efecto  de  humedad  en  los  ojos  vidriosos  y  unas tonalidades matizadas en las sombras faciales que buscan conmover al espectador, pues Jesús destila  una  tristeza  resignada, asumiendo  su  destino, mientras la Virgen y el Bautista parecen haber roto a llorar. 

Mosaico de la Deesis, tribuna meridional de Santa Sofía de Constantinopla (h. 1261).

Este estilo refinado, conocido como el manierismo de la época paleóloga, alcanza su máxima expresión en la iglesia de San Salvador en Chora de Constantinopla, con un completo programa iconográfico realizado en pintura y mosaico encargado por Teodoro Metochites con la ampliación del edificio en 1316‐1321. 

 Aunque no ha llegado todo hasta la actualidad tras su transformación en mezquita (Kariye Camii), en el  doble  nártex  se  conservan escenas  cristológicas  y marianas, mientras  en el pareklesion  se sitúan algunas de las pinturas murales más importantes, con episodios del Juicio Final y figuras de santos. 

En  un  luneto  del  esonártex, que da acceso a la iglesia, hay un  mosaico  sobre  fondo dorado donde se representa a Teodoro  Metochites  en proskynesis  (prosternación ritual)  ante  Cristo  entronizado,  ofreciéndole  la maqueta  de  la  iglesia, vistiendo  un  llamativo  traje, propio  de  la  nobleza constantinopolitana,  con  un prominente  turbante  decorado  con  bandas  doradas  y blancas. 

En las partes altas del nártex y de la naos se conservan otros ricos  mosaicos  dorados representando la Deesis, a los santos Pedro y Pablo y un completo ciclo de escenas de la vida de la Virgen (esonártex), que se inicia con el  Abrazo  en  la  puerta  dorada,  e  incluye  pasajes anecdóticos  y  de  carácter  apócrifo,  como  los  Siete primeros pasos de María y la elección de José como esposo.  

Teodoro Metochites ofreciendo la maqueta de la iglesia. Mosaico del esonártex de San Salvador en Chora de Constantinopla.

Dormición de la Virgen. Mosaico del esonártex de San Salvador en Chora de Constantinopla. 

En  las  partes  altas  del exonártex,  por  su  parte, aparece  un  ciclo igualmente  completo  de escenas  de  la  Vida  de Cristo,  representadas  con una  gran  cantidad  de detalles y un estilo que ha sido,  en  ocasiones, definido  como  artificioso, por las posturas forzadas y la expresividad facial de las figuras,  que  resultan excesivamente  teatrales para el contexto bizantino.  

Bodas de Caná. Mosaico de la bóveda del exonártex de San Salvador en Chora de Constantinopla. 

En el Paraklesion se encuentran unos  frescos de gran calidad, extraordinariamente conservados, donde se dispone el Juicio Final en la bóveda y la Anástasis en el ábside, escena destacada por su calidad y riqueza cromática, cuyas figuras extremadamente alargadas representan perfectamente el manierismo bizantino de esta época. 

La blancura del traje de Jesús y de su mandorla estrellada destacan sobre el fondo oscuro, que pretende aludir al abismo infernal, y a sus pies aparece el demonio maniatado y vencido, con el rostro  envuelto  en  un  paño,  y  las  puertas  infernales  quebradas,  mientras  Cristo  saca  de  sus tumbas a Adán y Eva, a izquierda y derecha, tras los que se disponen San Juan Bautista y diversos reyes, patriarcas y profetas del Antiguo Testamento. 


 Fresco de la Anástasis, bóveda de horno del paraklesion, iglesia de San Salvador en Chora (1316‐1321). Constantinopla.
En estas pinturas se observa una gama cromática más matizada que en los mosaicos de la iglesia adyacente, debido a las posibilidades que ofrece esta técnica, estando los arcosolios también decorados al fresco, como el de la tumba de Teodoro Metoquites, aunque se ha perdido gran parte de su decoración.

La conquista otomana de 1453, dirigida por Mehmed II (1432‐1481), pone fin a los más de mil años de duración de este imperio, renombrando la ciudad de Constantinopla como Estambul, pero su impronta cultural permanece durante siglos.
 
Fresco del Juicio final, bóveda del horno del Paraklesion.
iglesia de san salvador en Chora (1316-1321). Constantinopla

El  arte  cristiano  oriental  ejerce  una  gran  influencia  fuera  de sus  fronteras  durante  la  Baja  Edad Media,  por  ejemplo  en  los  fondos  dorados  y  la  maniera  greca  que  son  tendencia  durante  el Duecento y Trecento italiano, debido a la llegada de innumerables obras bizantinas a Venecia tras el saqueo cruzado. 

También existe un importantísimo influjo bizantino en la Rus de Kiev (siglos IX a XI) y en el principado de Moscú desde el siglo XIV, afianzado por los enlaces matrimoniales, de  forma que el arte ruso procede directamente del Bizantino, perpetuando hasta tiempos recientes la plástica de los iconos dorados y las cúpulas bulbosas derivadas de esta arquitectura. 

Tras la caída del Imperio Bizantino, Moscú se proclama como Segunda Constantinopla y Tercera Roma, pretendiendo conservar la dignidad imperial de los basileus en la figura del Zar. 

La  arquitectura  bizantina  ejerce  también  una  significativa  influencia  en  la  otomana,  patente  en edificios como la Mezquita Azul de Estambul, que sigue muy de cerca las soluciones espaciales de Santa Sofía.  

 Por otro lado, aún después de la conquista otomana, existe una continuidad artística y cultural en los monasterios ortodoxos de Grecia y Turquía que mantienen su vida religiosa pese a la ocupación islámica, preservándose en ellos la  tradición litúrgica y artística en el  conocido como  "arte post‐bizantino", con importantes escuelas de pintura de iconos, como las de Meteora y el Monte Athos. 

Todo el arte  ortodoxo,  figurativo  o arquitectónico,  sigue la estela  del estilo  bizantino  hasta la actualidad. 

EL  ARTE  ISLÁMICO  ORIENTAL  DURANTE  LA  BAJA  EDAD  MEDIA.  EL IMPERIO TURCO 

A  la  caída  del  califato  abasí  de  Bagdad,  este  se  descompone  en  tres  reinos  que  paulatinamente sucumben  ante  las  oleadas  de  diferentes  pueblos,  teniendo  lugar  una  considerable  fragmentación política y militar de los territorios del islam, tanto en Oriente como en Occidente, con dependencias de un gran número de tribus y dinastías. 

En  Occidente  son  las  tribus  bereberes,  inicialmente  almorávides  y  luego  almohades,  quienes  se hacen con el control de la zona. 

En Oriente, primero los buyíes y a continuación los selyuquíes (tribus turcas) conquistan Bagdad a mediados del siglo XI,  teniendo lugar un  florecimiento económico y cultural en la zona de Persia durante el siglo XIII con la dinastía selyúcida, hasta que en 1260 es invadido por los mongoles. 

En  Siria  y  la  alta  Mesopotamia  los  emires  árabes  y gobernadores  turcos  dan  paso  a  la  dinastía  de  los zanquíes, artífices entre los siglos XI y XIII, de un renacer cultural  que  reclama  el  pasado  clásico,  con  obras  tan significadas  como  el  alminar  de  la  Gran  Mezquita  de Alepo,  destruida  en  2013  a  consecuencia  de  la  guerra siria.  

Alminar de la Gran Mezquita de Alepo (siglo XII).

Los mongoles acaban con la fragmentación dinástica de los antiguos territorios del islam, pero dividen el  territorio  en  emiratos  y  uno  de  ellos,  el  otomano,  acaba  conquistando  a  todos  los  demás  y unificándolo nuevamente. 

La expansión otomana comienza con Osmán I  (1288‐1326) a expensas de los antiguos  territorios bizantinos  de  Bulgaria  y  Serbia  y  en  1361  conquistan  Adrianópolis,  punto  estratégico  para  el comercio de Bizancio, control del paso entre Oriente y Occidente, donde establecen su capital hasta 1453, refundándola con el nombre de Edirne. 

La apropiación de los territorios del Imperio bizantino les permite establecer una base estable desde donde  dirigir  su  expansión  hacia  Europa  en  el  siglo  XIV,  conquistando,  progresivamente,  Tracia, Sofía, Albania y, en 1453, Constantinopla, trasladando allí la capital. 

Continúan por Frecia, Serbia, Bosnia y Herzegovina en 1482, haciéndose, durante un breve periodo de un año, con el control de Otranto (en el sudoeste de Italia), puerto que enlazaba Bizancio con Occidente, perteneciente a la corona de Aragón desde 1282. 

En el subcontinente indio, tras de la desaparición del Imperio Gupta en 550, época de gran esplendor y unidad del territorio, en época medieval se suceden y reparten por su geografía diferentes culturas, destacando la cultura hoysala, en el suroeste, en la región de Karnata (actualmente Kamataka). 

Los cerca de cien templos hoysala que se conservan (de los mil quinientos que se estima existieron), sin parangón y declarados Patrimonio de la Humanidad, son construcciones donde la escultura y las formas labradas pueblan y ocupan todos y cada uno de sus espacios, tallados en diorita, roca que permite el desarrollo de un gran detallismo en la representación de todos los rasgos, de escenas que versan sobre el erotismo, la épica hindú y sus deidades, obteniendo espectaculares juegos de luz y sombra como parte de los volúmenes, con el templo de Chennakesava o de Keshava, del siglo XV, como uno de sus ejemplos más conocidos.

Templo de Chennakesava (Keshava) (siglo XV). Somanathapura, India. 

Las  peculiaridades  de  esta  arquitectura, confinada  en  los  apartados  territorios  del suroeste, tienen poco desarrollo más allá de sus fronteras,  aunque  acaba  produciéndose  una fusión con la arquitectura islámica del  sultanato de  Delhi,  como  en  el  alminar  de  Qutab, comenzado a  finales del  siglo XII y concluido en 1368,  y  considerado  el  minarete  más  alto construido  con  ladrillos,  aunque  combina  el ladrillo con la arenisca roja, tallada con profusión de  formas  (evidente  ligazón  con  la  arquitectura hindú) y versículos del Corán.  

 Alminar de Qutab y mausoleo.Delhi, India. 

En el siglo XIII los turcos comienzan a penetrar por el norte fundando en 1206 el sultanato de Delhi, y aunque los hoysala y después los chalukya ejercen cierto freno a la penetración otomana en el sur del subcontinente, no son capaces de detener una expansión que lleva al sultanato a dominar casi todo el territorio indio desde el siglo XIII al XVI, un vasto periodo en el que diferentes dinastías se suceden, lo que lleva a que esa fusión y síntesis entre las arquitecturas islámica e india se extienda también a otras manifestaciones, como la música y la literatura. 

El sultanato de Delhi genera un corredor de influencias artísticas con considerables repercusiones en el continente europeo, entre ellas la tradición de las narraciones y la literatura. 

En el sur de la India existe una tradición, asentada desde el siglo IX, de canciones, textos poéticos y cuentos, escritos en malayalam, cuyas formas penetran en el continente europeo con la llegadade  los  turcos,  especialmente  la  de  los  cuentos  encadenados  con  estructura  repetitiva, normalmente acompañados de ilustraciones en forma de viñetas. 

La obra más famosa es Kalila e Dimna, una recopilación de relatos en forma de cuentos y fábulas indios,  traducidos  primero  al  persa  en  época  sasánida  y  después  al  árabe  (Kalila  wa‐Dinma), pasando al castellano durante el reinado de Alfonso X, alrededor del 1250.

Ilustración del manuscrito Kalila wa‐Dimna. Egipto (h. 1310). Biblioteca Estatal de Baviera. 

Con el tiempo, los otomanos amalgaman las variadas influencias recibidas y absorbidas de su vasto imperio, dándole una forma más o menos unitaria, aunque esto no ocurre antes del final de la Edad Media. 

La corte otomana practica una política de protección y captación de creadores y alarifes procedentes de  todos los  territorios  cercanos y en  1258,  con la  caída  de Bagdad en manos  de los mongoles, aprovechan  la  huida  masiva  de  artistas,  generando  una  confluencia  y  asimilación  de  corrientes artísticas y repertorios llegados desde Siria, Irán y Turquía. 

Por otro lado, los otomanos mantienen una tolerancia hacia las gentes del Libro, los creyentes de las  diferentes  religiones  monoteístas,  sin  imponerles  su  religión,  aunque  sí  los  tributos  y  la aceptación del gobierno musulmán, e incorporando también sus lenguajes artísticos. 

Venecia es el principal puerto de Europa para el acceso comercial de los turcos, la vía de entrada prioritaria de las obras de arte orientales en Occidente, la cerámica china, las especias y la seda, aunque la influencia comercial se extiende también a Génova, Florencia y Ragusa.  

La arquitectura otomana adopta formalmente los lenguajes de la arquitectura selyúcida, bizantina e iraní principalmente, sin olvidar las incorporadas por los zanquíes y ayyubíes y las indias. 

Se  hace eco  de las  formas  derivadas  de la arquitectura  bizantina y  toma  como modelo  para  sus grandes mezquitas el de Santa Sofía, obteniendo espacios en los que las grandes falsas cúpulas se mantienen como suspendidas, ingrávidas, rompiendo con el esquema tradicional de las mezquitas y su organización e incorporando un modelo con origen en una construcción cristiana pero que se remonta realmente al Imperio Romano en sus referencias al Panteón de Agripa. 

La  mezquita  Haci  Ozbek  de  Iznik  ,  de  1333,  está  considerada  la  primera  mezquita  otomana cubierta por una sola cúpula, seguida por la mezquita de Yeçil (1378‐1387), en la misma ciudad y de iguales características, cuyo nombre (yeçil = verde) viene dado por los azulejos que revisten su minarete. 

Con el  tiempo, la arquitectura otomana, de planta  cuadrada y cubrición mediante cúpulas, va liberando  los  espacios  interiores  de  las  mezquitas,  despejándolos  de  soportes  y  obteniendo efectistas juegos de luces y sombras. 

Las madrasas, los mausoleos, baños y qaravanseray, sin olvidar los palacios, forman parte también de las construcciones turcas más destacadas, siguiendo las líneas y los modelos asentados por las diferentes  dinastías  antecesoras  y  las  diversas  tradiciones  de  un  vasto  territorio,  para  confluir finalmente en un discurso más o menos homogéneo. 

El modelo de madrasa, fijado por los selyuquís, se estructura en torno a una planta rectangular, con  un  patio  central,  celdas  cubiertas  por  bóvedas  y  un  iwan  en  cada  uno  de  los  ejes, correspondiéndose con cada una de las aulas. 

Mezquita de Yeçil (1378-1387). Iznik

En Iznik (la antigua Nicea, capital del Imperio Bizantino entre 1204 y 1261), centro productor cerámico con larga  tradición, se desarrolla, en el último cuarto del siglo XV, una pasta cerámica blanca, muy brillante y luminosa (formada por una arcilla y una frita ‐vidrio pulverizado‐ que reduce el punto de fusión),  con  cubierta  de  engobe  (arcilla  líquida)  y  vidriado  de  plomo  y  un  uso  abundante  del  azul cobalto  (fritware  azul  y  blanca),  que  busca  la  emulación  de  las  porcelanas  chinas  y  que  tiene  una enorme difusión en Occidente. 

Los motivos empleados se adoptan de las porcelanas chinas y se hacen confluir con los de tradición árabe, en un desarrollo para nada casual, sino debido al impulso de la corte otomana, interesada en la  consecución  de  un  producto  capaz  de  emular  a  las  porcelanas  chinas  azul  y  blancas,  de  gran predicamento tanto en sus territorios como en todas las cortes europeas. 

El  palacio  de  Topkapi,  en  Estambul,  centro  administrativo  del  Imperio  construido  por  el  sultán Mehmed II en 1459, muestra en sus paramentos arrimaderos y frentes de enmarcación de puertas de acceso a espacios señalados, con composiciones de azulejería de Iznik. 

Azulejería de Iznik. Palacio de Topkapi, Estambul. (Segunda mitad siglo XV). 

Las creaciones chinas más fantásticas del mundo cerámico, que han tenido una elevada influencia en el  arte  contemporáneo  occidental,  se  realizan  en  el  periodo  Sung  (960‐1279),  etapa  coincidente cronológicamente con el periodo bajomedieval, en que la corte, empujada por las invasiones de los tártaros, se retira hacia el sur, llevando consigo los talleres cerámicos, y durante la cual se conjuga la cerámica con el pensamiento  filosófico  taoísta, produciéndose los más bellos objetos cerámicos en forma de sutiles celadones de transparencias verdosas. 

Tras un breve periodo en el que la dinastía Yuan sucede a la Sung (1280‐1367), la dinastía Ming se establece de forma prolongada (1368‐1644), produciendo una cerámica diferente, con fondo blanco y motivos y escenas en azul, primero, y luego polícromos, conocida como porcelana azul y blanca. 

Durante las dinastías Yuan y Ming se produce una abundante exportación de esta porcelana azul y blanca  destinada  al  mercado  islámico,  siendo  los  celadones  en  forma  de  grandes  cuencos especialmente reclamados por los nobles turcos y pasando de ahí a la imitación desde sus propios centros cerámicos, empleando pastas de frita. 

Porcelana Ming