Mi 23-F
no tiene nada que ver con un intento de golpe de estado. No hubo guardias
civiles entrando en el congreso a punta de pistola, no es una anatomía de un
instante minucioso, no habla de un político abulense caído en desgracia, de la
imposición a punta de pistola al Partido Comunista, no hay ningún elefante
blanco, ni me observa las atentas miradas de Kissinger y Willy Brandt.. Mi 23-F
ni siquiera ocurrió en 1981. No es un hecho de la historia reciente española,
sino un hecho más relevante en mi vida personal. Un antes y un después en mi vida y en la vida
de su protagonista.
Un día
como hoy Manuel Pilares, el escritor lenense nos dejó. Tras una vida intensa de
reuniones, de tertulias de café, de discusiones políticas y culturales en el
Café Gijón, de fotos con Pío Baroja, Alfonso Sastre, Eva Forest, Marcial Suárez,
Antonio Gala, Camilo José Cela y otros grandes de literatura de mediados del
siglo XX; guiones con Fernando Fernán-Gómez,
Emma Cohen, Jaime de Armiñán, José Luís Garcí y películas con actores como la
recientemente fallecida Amparó Baró; el 23 de febrero de 1992 nos dijo adiós,
sin tiempo para despedirse ni prepararse para su último viaje, ligero de
equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar del poeta sevillano Antonio Machado.
Ese es
mi 23-F particular, alejado de la historia oficial pero relevante en mi vida.
Mi abuelo Manuel Pilares |
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