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martes, 21 de junio de 2022

22 JUNIO GRAN GUERRA PATRIA

El 22 de junio de 1941 a las 3:15 a.m. (hora alemana), más de 3 millones de tropas de la #Wehrmacht (las fuerzas armadas nazis) dan inicio a la invasión a la Unión Soviética: la #OperaciónBarbarroja. Victoria táctica del Eje, victoria estratégica soviética.

Antecedentes

Mucho antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, los nazis desarrollaron planes para controlar el "espacio vital" en el Este. Según el Plan General "Ost", llevado a cabo por los nazis desde 1939, la población de los territorios ocupados de Polonia y la parte europea de la URSS debía ser exterminada en un 75-85%. La suerte de los pueblos caídos bajo el dominio nazi, estaba echada de antemano: la muerte o la esclavitud.

Después de la derrota de Francia en 1940, la Wehrmacht (fuerzas armadas de la Alemania nazi) comenzó a desarrollar el proyecto para la campaña del Este. El plan fue expuesto en su versión final en la directiva 21 del 18 de diciembre de 1940 del Alto Mando Supremo de la Wehrmacht, bajo el nombre en clave "Barbarroja". Se dedicó mucha atención a las acciones para el establecimiento de un régimen de ocupación y explotación económica de los territorios conquistados y el exterminio de los pueblos de la URSS. El inminente conflicto bélico debía ser una guerra de aniquilación.

El plan "Oldemburgo" ("carpeta verde"), aprobado el 29 de abril de 1941, un suplemento económico de la Operación Barbarroja, supuso el desvío de todos los recursos de los territorios ocupados para satisfacer las necesidades de la población alemana y la Wehrmacht. Esto condenó a la población a una hambruna inevitable. La orden del 13 d mayo de 1941 sobre la aplicación de la jurisdicción militar en los territorios del plan Barbarroja liberó de hecho a los soldados y oficiales alemanes de la responsabilidad por crímenes contra la población civil y la "orden sobre los Comisarios" del 6 de junio de 1941 condenó a muerte a los instructores políticos del ejército rojo a los que se negó el estatus de prisionero d guerra

Preparándose para la guerra contra la URSS, los líderes nazis enfatizaron que el objetivo era "la destrucción de Rusia como estado", los pueblos de los estados Bálticos, Bielorrusia, Ucrania mismo destino. "El propósito de la operación es destruir la fuerza vital de Rusia..."; "en el este, la crueldad en sí misma es un bien para el futuro". El genocidio sería primero para los judíos y los gitanos, luego ese destino aguardaría a los pueblos eslavos.

Según estimaciones de investigaciones rusas y extranjeras, de los 27 millones de soviéticos que murieron en la Gran Guerra Patria, al menos 13 millones fueron civiles de los territorios ocupados, de los cuales alrededor de 7,5 millones fueron exterminados de manera deliberada.

22 junio 1941: Comienza la Gran Guerra Patria

El 22 de junio de 1941 después de una larga preparación de artillería, a las 4:00 de la mañana, las tropas alemanas, violando pérfidamente el tratado de no agresión firmado con la URSS, atacaron la frontera soviético-alemana en toda su extensión desde el Mar de Barents hasta el Mar Negro. 

Para este ataque, Alemania y sus aliados en Europa crearon un ejército invasor sin precedentes en la historia: 182 divisiones y 20 brigadas (hasta 5 millones de personas), 47,2 mil cañones y morteros, unos 4,4 mil aviones de combate, 4,4 mil carros de combate y cañones de asalto y 250 buques. En la agrupación de tropas soviéticas opuestas a los agresores, había 186 divisiones (3 millones de personas), alrededor de 39,4 cañones y morteros, 11 mil carros de combate y más de 9,1 mil aviones. 

El 23 de junio de 1941, se creó en Moscú el cuerpo supremo de liderazgo estratégico de las fuerzas armadas: el Gran Cuartel General o Stavka. Todo el poder del país se concentró en manos del Comité de Defensa del Estado (GKO por sus siglas en ruso) formado el 30 de junio. Iosif Stalin fue nombrado Presidente del Comité de Defensa del Estado y Comandante en Jefe Supremo. 
El país comenzó a implementar un programa de medidas de emergencia bajo el lema: “¡Todo por el frente! ¡Todo por la victoria!" 

22 de junio de 1944: en plena #IIGM, el #EjércitoRojo inicia la Operación Ofensiva Bagration para destruir al Grupo de Ejércitos Centro alemán. Decisiva victoria soviética, la Wehrmacht fue expulsada de casi toda la #URSS. Fue la mayor derrota de las fuerzas alemanas de tierra durante la #2GM y costó a la Wehrmacht muchos más hombres y material que la batalla de #Stalingrado, ocurrida 16 meses antes. 

22 de junio. Día terrible marcado en la memoria
se congelaron los relojes y el mundo quedó en silencio, callado
mientras la muerte escribía páginas con tinta roja en nuestra historia
mientras el enemigo sembraba sal y muerte en los campos devastados

Rugidos por la noche a los días de la guerra.
sin noches ni días de descanso, la muerte no frena su camino y hace daño
Las crecientes explosiones, misiles ciegos que riegan la hierba en un rocío de estaño,
no hay un segundo de silencio. Lloran los campos y padece la tierra

no hay tiempo para funerales ni lágrimas de arrepentimiento
los cuervos de las montaña celebran un festín de soldados muertos
Acerca de los muertos, ya hablaremos más adelante. Ahora no es el momento
La muerte en la guerra es común y grave. Campos regados con sangre y de cadáveres cubiertos

No terminé mis estudios, no he leído los libros. Yo estaba junto a él. Estoy en la misma trinchera
resistiendo junto a mis camaradas y paisanos al invasor que pretende borrar nuestra existencia de la historia
en el día más largo y la noche más oscura por primera vez se llevó la guerra en el país por carretera.
debemos hacer creer a nuestros camaradas a pesar de todo en la victoria

a pesar de misiles, tanques y bombarderos no conseguirán doblegar el acero y el temple de nuestro pueblo y gentes
Para los muertos en la venganza y el odio, se llevará a la victoria. Recordad el año 1941.¡Presentes!
el dolor campa a sus anchas por los escombros de nuestros pueblos y ciudades sembrado por el invasor
no conseguirán doblegarnos a pesar de la muerte causada, el hambre, la peste y el horror


lunes, 30 de mayo de 2022

BRIGADISTAS ITALIANOS CONTRA FRANCO: LA BRIGADA GARIBALDI

Posiblemente Italia haya sido uno de los protagonistas indiscutibles de la primera mitad del siglo XX. Su victoria pírrica en la Primera Guerra Mundial tras el abandono de la Triple Alianza, el auge del fascismo de Musolinni, su participación en la Segunda Guerra y su posterior derrota lo convierten en uno de los actores fundamentales para entender la reciente historia contemporánea.

Cuna y nacimiento del fascismo, también lo fue de su ejecutor, los partisanos, pero también de la Brigada Garibaldi, voluntarios italianos que lucharon en la Guerra de España contra las tropas de Musolinni que apoyaba a los golpistas dirigidos por Franco. La Guerra Civil Española es considerada el “ensayo general de la Segunda Guerra Mundial”, habiendo visto, en primer lugar, la oposición entre los bandos que pocos años después se habrían enfrentado en el conflicto global, esto es, las fuerzas fascistas, apoyada económica y militarmente por la Italia de Mussolini y el Tercer Reich, y las fuerzas republicanas, apoyadas por la Unión Soviética y las Brigadas Internacionales.


La Italia fascista

El triunfo del fascismo italiano se vio acompañado de una política exterior intervencionista: La política exterior de la Italia Fascista se basó en convertir al país en una potencia hegemónica sobre el Mar Mediterráneo dentro de un espacio de influencia que el nacionalismo latino consideró su “Marenostrum”, aunque también a nivel mundial y marítimo compitiendo con Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos y Japón. Además de la intervención y apoyo a los golpistas españoles durante el golpe de estado contra la república el 18 de julio de 1936.

Sin embargo a pesar de la propaganda y el terror fascista, el movimiento antifascista estaba en auge en el país. Durante el VII Congreso de la Comintern, el Partido Comunista Italiano aplicó una política de frente único que avivó y reforzó la unidad de acción de los comunistas y antifascistas italianos, no solo en el país sino también en las asociaciones de emigrantes italianos. Se sucedieron manifestaciones de solidaridad en Roma, Milán, Génova, Bolonia y otras ciudades italianas a favor de la república española a pesar de la represión estatal. El Partido Republicano, el Partido Comunista y el Partido Socialista firmaron un pacto de unidad de acción de ayuda a España el 25 de agosto de 1936 frente al apoyo de Musollini a Franco.

Este apoyo quedó patente en las manifestaciones, el envió de dinero a través del Comité de Ayuda a España y, en última instancia, en el envío de voluntarios italianos en las Brigadas Internacionales.

Brigadistas italianos contra Franco

Los primeros voluntarios italianos entraron en España en agosto de 1936. Eran emigrados políticos residentes en Francia enrolados en la 22 centuria de las Milicias Populares que entraron en combate en el frente de Aragón junto a dos columnas de ametralladoras e infantería dirigidas por Carlo Rosselli, dirigente de la organización Justicia y Libertad, creada en Francia por exiliados italianos. También cabe mencionar al Batallón de la Muerte o Centuria Malatesta, enviados a combatir al frente norte a Irún contra las tropas del general faccioso Mola. Tras la caída de Irún, fueron reagrupados en la Centuria Gastone Sozzi e incorporados a la Columna Libertad en las Milicias Populares de Cataluña.

Sin embargo, el batallón más importante y recordado fue el Batallón Garibaldi, nombrado en honor del héroe italiano de la reunificación del siglo XIX. Debe su nombre a la figura histórica de Giuseppe Garibaldi, héroe nacional de Italia. Fue la segunda Brigada internacional en ser creada (en un primer momento denominada 2.ª Brigada Internacional) y estaba formada principalmente por ciudadanos italianos procedentes de Francia, Bélgica, Suiza, San Marino, Estados Unidos, la URSS y de la propia Italia. se enrolaron en el batallón más de 500 de todas las edades, de diversos sectores de la población y de convicciones políticas diferentes (comunistas, socialistas, republicanos, jiilistas...) y fue dirigido por Randolfo Pacciardi, miembro del Partido republicano, Antonio Roasio (PCI) y Amedeo Azzi (PSI).


El Batallón Garibaldi nació como Legión Italiana el 27 de octubre de 1936, a través de un acuerdo sellado en París entre los partidos republicano, socialista y comunista italianos. Desde el inicio tuvo como comandante al republicano Randolfo Pacciardi y como comisarios políticos al comunista Antonio Roasio, Luigi Longo y al socialista Amedeo Azzi. 

El 1 de noviembre de 1936 se integra en la XII Brigada Internacional junto con los batallones Thälmann y André Marty, otorgando su nombre a la recién creada brigada. Se puso al mando del comandante Máté Zalka (alias General Lukács) junto al Coronel Bielov (Karlo Lukanov) como jefe de Estado Mayor y Luigi Longo como Comisario político.

Las fuerzas golpistas cambian de estrategia e intentarán una nueva táctica para tomar la Capital. Así, tras los intentos por el sur (Defensa de Madrid), noroeste (Carretera de la Coruña) y este (Batalla del Jarama), el nuevo frente se creará en el noreste con la intención de asediar Madrid tomando Guadalajara, y cortar y avanzar por la carretera que la unía a Alcalá de Henares (la Nacional II), vital para la defensa republicana por su posición estratégica. El 10 de noviembre de 1936 el Batallón Garibaldi fue enviado al Frente del Centro donde atacó a los fascista en el cerro de los Ángeles y defendió la Ciudad Universitaria. También frenó la ofensiva fascista en Pozuelo de Alarcón, donde a pesar de su valor y audacia, sufrieron grandes pérdidas. Éstas fueron reforzadas con nuevos voluntarios italianos: el más numeroso encabezado por el comunista Guido Picelli, ex diputado italiano y dirigente de la defensa proletaria en Parma frente a la Marcha sobre Roma de Mussolini en 1922.

Continuó su participación en Aravaca y Pozuelo y en la Segunda batalla de la carretera de La Coruña, donde se distinguió en la defensa de Boadilla., tomando el pueblo de Mirabueno y Los Almadrones, sin poder progresar en su avance en el Monte de San Cristóbal

En febrero de 1937 participó en la Batalla del Jarama. La XII Brigada, y especialmente el batallón André Marty, tenían la misión de guardar los puentes de Pindoque y Arganda, pero los tiradores de Ifni sorprendieron al batallón en el Puente de Pindoque que perdió muchos efectivos. Se procedió a la reorganización y el General Luckács cedió el mando a Randolfo Pacciardi. A pesar de la pérdidas, consiguieron frenar a los fascistas, que perdieron el 50% de sus efectivos.

El Ejército del Centro republicano, al mando de Enrique Jurado, Líster y Víctor Lacalle, que contaban con unos 20.000 hombres, se enfrentará a un ejército formado por el Corpo di Truppe Voluntarie (CTV), los soldados italianos mandados por Mussolini , y comandados por Mario Roatta Mancini, militar con experiencia en Abisinia y que participaban con 35.000 combatientes.

Durante la Batalla de Guadalajara, los interbrigadistas italianos de la XII Brigada contuvieron el ataque, y algunos soldados entraron en contacto con sus compatriotas italianos, los cuales les confundieron por soldados del Corpo Truppe Volontaire y cayeron prisioneros de los republicanos. El CTV estaba mandado por el general italiano Mario Roatta, quien intentó realizar una “Guerra relámpago” El Duce ordeno al general Roatta que lograra una autorización de Franco para realizar una operación independiente del CTV y después de varios planes distintos, entre ellos uno de tomar Valencia sede en ese momento del gobierno Republicano. Franco accedió a permitir una operación del CTV sobre Madrid, pero con la condición que los italianos marchasen flanqueados por fuerzas españolas como en Málaga. Sin embargo, las tropas italianas no estaban acostumbradas a desenvolverse en el barro de la alcarria. El barro y el mal tiempo dificultaron sus movimientos del CTV las tropas republicanas con el 4º Cuerpo del Ejército con tres divisiones del Jarama reciben la orden de cortar el paso a los italianos, apoyados por carros soviéticos T-26 B y su aviación. La resistencia republicana fue en aumento hasta el punto de convertirse en contraataque. El CTV comenzó su retirada perdiendo centenares de prisioneros y abundante material. Las tropas de Orgaz no se movieron de sus posiciones del Jarama a pesar que sus enemigos abandonaron el campo de batalla para atacar a los italianos. Sin que nadie echara una mano a los italianos, el CTV se retiró penosamente. 

Disponían de muchísimo material bélico recién enviado por Italia, sobre todo blindados de todo tipo. Junto a ellos la División Soria comandada por el general Moscardó, elevado a altos mandos tras su resistencia en el Alcázar de Toledo. Lo formaban unos 10.000 soldados.

El 8 de marzo de 1937 los comandantes italianos al mando lanzan un brutal ataque frontal sobre Brihuega con artillería, tanques y aviación. Pronto rompen las líneas republicanas y el avance parecía que iba a ser rápido, sin embrago, la presencia de lluvia y , sobre todo la niebla, hizo que el avance fuera muchísimo más lento ante la falta de visibilidad.

Aun así la CTV llegará el 11 de marzo hasta Trijueque, a tan solo 20 km de Guadalajara. Este hecho atmosférico hizo que los republicanos pudieran retirarse a posiciones más protegidas y reagruparse con nuevos refuerzos desde Madrid, entre ellos la XI y XII BI y los tanques T-26 de Pavlov, todos ellos dirigidos ahora personalmente por el propio Vicente Rojo, jefe del Estado Mayor del Ejército Popular.

Las tropas de Moscardó también se quedaron atascadas en Copernal. Sin saber tomar decisiones alternativas su división quedó casi inutilizada para el resto de la ofensiva. Este hecho le costaría su carrera militar a Moscardó, y ya no tuvo responsabilidades el resto de la guerra.

La noche del 11 de marzo una intensa lluvia, seguida de frío y nieve, dejó un campo de batalla muy desfavorable a los fascistas italianos, que dejaba la mayoría de sus carros de combate y blindados inutilizados en el barro y en el asfalto congelado de la N-II. Justo en la mañana del día 12 se inicia el contraataque republicano.

En el mayor ataque aéreo hasta el momento por parte de la República, bombardean durante todo el día las columnas de la CTV en Trijueque, aniquilando los batallones. Al día siguiente un ejército al mando de Líster se encargará de retomar las bolsas de resistencia fascista italiana, obligados a resistir ante la negativa de Franco a retirarse como castigo por la previsible derrota. La aviación bombardeará continuamente a las columnas atrapadas en la N-II, dejando un ingente material bélico en el terreno.

El 14 de marzo es enviada la XII BI a Brihuega para retomarla de un batallón de “camisas negras” que se había hecho fuerte en un edificio cerca de Brihuega (Palacio de los Ibarra). En esa XII BI se encontraba el Batallón Garibaldi, formado por los antifascistas italianos, lo que provocó el primer enfrentamiento entre italianos. Antes del asalto se dio una nueva forma de guerra que hasta entonces no se había visto, la guerra psicológica. El batallón Garibaldi montó grandes altavoces y se tiraron miles de octavillas en italiano intentando convencerles de que se rindieran. Esto no sucedió y los antifascistas italianos lanzaron un ataque contra sus propios compatriotas en un muy cruento combate cuerpo a cuerpo, tomando finalmente el caserón.

Tras decenas de escaramuzas se decide que el 18 de marzo sea el día de la ofensiva final para reconquistar Brihuega, en manos todavía de un contingente italiano. Las divisiones de Líster, del anarquista Cipriano Mera y las dos brigadas internacionales se lanzarán a tomar la estratégica localidad alcarreña. Con el apoyo de artillería y aviación retoman la ciudad tras fuertes combates. A la vanguardia volvieron a estar los italianos del Batallón Garibaldi, que volvieron a luchar contra sus compatriotas. Este avance sin contemplación produjo la retirada en desbandada del resto del ejército de la CTV.

Los brigadistas internacionales italianos eran antifascistas convencidos, casi todos exiliados en Francia y que su lucha en España era su forma de luchar contra Mussolini. Al igual que el resto de los brigadistas tuvieron altísimas bajas por luchar siempre en vanguardia.

Malaboca

El brigadista italiano Malaboca, al que los españoles le decían Malalengua no era uno más entre los antifascistas nucleados para combatir con armas a los fascistas en territorio ajeno: inventó un método original para desalentar al enemigo, acaso un antecedente de lo que luego sería llamada “la batalla cultural”.

Malaboca llevó a cabo lo que el escritor Paco Ignacio Taibo, nacido en España, bisnieto de italianos y radicado de niño en México, llamó “la guerra de palabras”, en su notable ensayo “Arcángeles. Doce historias de revolucionarios herejes del siglo XX”, publicado en 1998 por Editorial Planeta.

Al principio, provisto de un megáfono, en medio del frío, de la nieve, y de hombres impacientes por ir al combate, un internacionalista decía a sus compatriotas del bando sublevado: “Hermanos italianos, el pueblo de España lucha por su libertad. Deserten. Venid a nosotros, los recibiremos como camaradas, nosotros los hombres del Batallón Garibaldi”.

El 10 de marzo pasó al Frente de Aragón para intentar frenar la reciente Ofensiva franquista pero tuvo también un elevado número de pérdidas El 2 de abril el comandante, Eloy Pardinas, y el comisario de la brigada, Quinto Battistatta (alias Raimondo), fueron capturados y fusilados por el Corpo Truppe Volontaire en Gandesa. La brigada quedó aislada en Cataluña de la zona centro republicana pero pudo aprovechar este importante revés para reorganizarse bajo el mando del italiano Alessandro Vaia (alias Martino Martini). En junio el Batallón Garibaldi partió junto a otras Brigadas Internacionales al frente de Huesca, para participar en una ofensiva que pretendía tomar la ciudad pero que no tuvo éxito. Fracaso paliado en la ofensiva de Brunete, donde atacaron Villanueva del Pardillo el 9 de julio y capturaron gran cantidad de prisioneros y trofeos. Entre 1937 y 1938 las numerosas pérdidas y las dificultades para cruzar la frontera aumentó el número de soldados españoles en la brigada.

Los brigadistas eran sobre todo obreros más o menos calificados, albañiles, mineros, fabriles, campesinos. Había pocos intelectuales, la mayoría de los cuales eran en realidad "revolucionarios profesionales" como Togliatti, Longo y Vidali. También había unas sesenta mujeres italianas, principalmente empleadas como enfermeras, la más conocida de las cuales era la fotógrafa Tina Modotti. El viaje a España fue en todo caso difícil y agotador para todos, ya que hubo que construir pasillos y pasajes clandestinos para llegar allí, sobre todo desde países que habían caído bajo el dominio nazi-fascista.

Antonio Eletto, el último voluntario italiano

Antonio Eletto, considerado el último voluntario italiano hasta ahora vivo de las Brigadas Internacionales que participaron en la Guerra Civil Española 1936-39, ha fallecido en Romagnano Sesia, a los 94 años, según ha informado el Comité de Resistencia y Constitución de la Región del Piamonte (norte).

Eletto nació en 1915 en Fagnano Alto, en la provincia central italiana de L’Aquila, aunque residía desde hacia años en esa localidad de la provincia norteña de Novara. El fallecimiento se produjo el pasado sábado y será enterrado mañana, martes, en Romagnano Sesia.

En 1936, tras emigrar a Alsacia-Lorena, se enroló como voluntario en la I Compañía del Batallón Garibaldi, que mandaba Guido Picelli y formaba parte de las Brigadas Internacionales que ayudaban al Gobierno de la República española.

En 1937 Eletto resultó herido en el Cerro San Cristóbal e internado en un campo de concentración.

En 2006 participó en los actos conmemorativos del 70 aniversario de la Guerra Civil española organizados por la Región del Piamonte.


Aldo Morandi

El teniente coronel Morandi, que es descrito como un antifascista indómito por sus biógrafos, recogió en un diario su lucha en los frentes del ejército republicano, tanto en Andalucía como en Las Rozas (Madrid), el Jarama y el Bajo Aragón. El original mecanografiado de ese diario, titulado Guardando il Passato. Un Diario della guerra di Spagna (1936-1939) —Mirando el pasado. Un Diario de la guerra de España— de unos 400 folios, fue cedido recientemente por la familia del militar al historiador español Francisco Moreno Gómez, quien, tras un laborioso trabajo de catalogación, ha publicado el libro Brigadistas Internacionales en la España democrática (Utopía Libros). Junto al diario, Moreno recibió casi un centenar de fotografías que aportan una visión y un testimonio hasta ahora inédito del papel que jugaron los brigadistas internacionales en la Guerra Civil. Se estima que más de 9.000 de estos perdieron su vida luchando contra el fascismo en España.

Morandi, ascendido a mayor el 6 de enero de 1937, se traslada con la Brigada y participa en la batalla de Las Rozas. Después narra su paso por la batalla del Jarama, hasta que aparece, con su 20º Batallón Internacional, en la batalla de Pozoblanco, el 17 de marzo de 1937. Después, ascendido a teniente coronel, mandará la 86ª Brigada Mixta, desde el 8 de abril de 1937. Un año completo estará Morandi en el norte de Córdoba, donde relata un sinfín de luchas, fatigas y peligros y se posiciona en el flanco republicano contra la Peñarroya franquista.

Por otra parte, Morandi ofrece muchísimas referencias del llamado “hospital americano”, dirigido por el doctor Friedman, instalado primero en Valsequillo y, a finales de junio de 1937, en un colegio de Belalcázar. Más adelante se pone al frente de la 63 División, con puesto de mando en Villanueva de Córdoba. Allí, discutiendo un día con el gobernador civil, expresa el objetivo de su vida: “Yo he venido voluntario a España a luchar contra el fascismo y no a meterme en política”. 

El diario de Aldo Morandi destaca el “heroísmo” de estos intelectuales británicos, caídos frente a la cota 320, a la vista de Lopera. Los mandaba otro excepcional capitán inglés, Georges Nathan, caído luego en la batalla de Brunete.  Morandi también relata en su diario las visitas de personalidades al frente del norte de Córdoba, como los fotógrafos Robert Capa y Gerda Taro, además de los escritores Simone Weil o Hemingway, a quien le gustaba pasar horas y horas con la unidad de guerrilleros republicanos.

Aldo Morandi
Guido Picelli

El 5 de enero de 1937 cayó en combate ante el cerro de San Cristóbal, en el frente de Guadalajara, un combatiente antifascista de primera hora, el diputado comunista Guido Picelli, capitán de la compañía de choque del batallón Garibaldi de la XII Brigada Internacional.

España, primeros días de enero de 1937, en el pueblo de Mirabueno en la provincia de Guadalajara. Picelli asume, sólo por un día (!), el mando del batallón «Garibaldi» de voluntarios antifascistas italianos, y logra la única victoria de los antifascistas en el frente de defensa de Madrid: al frente de sus hombres, lanza un relámpago de ataque, rompe las líneas fascistas, entra en Mirabueno, hace prisioneros a decenas de franquistas y libera gran parte de la carretera que une Madrid con Zaragoza. Pero, tres días después, Guido Picelli murió alcanzado por una bala... «en la espalda a la altura del corazón». Una bala disparada con un arma que no pertenecía a los fascistas de Franco.

A Guido Picelli se le organizan tres funerales de Estado, en Madrid, Valencia y Barcelona. Según los periódicos de la época, 100.000 personas asistieron al funeral en la capital catalana, incluido el cónsul soviético en Barcelona Antonov-Ovseenko, el legendario bolchevique que lideró la toma del Palacio de Invierno durante la Revolución de Octubre. 



La Retirada: continúa la lucha en casa

En 1939 quedaban sólo 900 combatientes. Tras la desmovilización de las Brigadas Internacionales, muchos italianos protegieron la evacuación de la población civil a Francia a través de las montañas. El 11 de febrero desfilaron por última vez y cruzaron la frontera francesa: 600 voluntarios habían muerto, otros 2000 estaban heridos  y 100 cayeron prisioneros, de estos últimos, ninguno regresó a su hogar.

Muchos acabaron en campos de concentración franceses, y entregados a las autoridades italianas por el gobierno de Vichy, donde fueron encarcelados en la isla de Ventotene. En agosto de 1943, tras el armisticio entre el gobierno del general Badoglio y el mando Aliado tras una oleada de huelgas en los centros industriales, fueron puestos en libertad y organizaron la guerra de guerrillas en Italia. En Francia participaron en la resistencia, liberando a los reclusos del campo de la muerte de Buchenwald y organizaron guerrillas en Holanda, Bélgica , Luxemburgo y Yugoslavia.

Gracias a la experiencia en la guerra de España, por algunos proseguida en Francia en los campos y después en la cárcel o en la frontera con Italia, los veteranos a menudo recubrieron cargos de responsabilidad en las filas de la Resistencia. Es éste, por ejemplo, el caso del futuro Secretario del PCI Luigi Longo que, luego de haber sido Comisario General de las Brigadas Internacionales en España y uno de los exponentes destacados de la organización comunista del campo del Vernet, será uno de los líderes más importantes de la Resistencia Italiana.

Siempre en el campo comunista, y para continuar con los más conocidos, pasaron de España y después de Francia (aunque no siempre por los campos de concentración ) dirigentes partisanos y gapistas como Giovanni Pesce, Osvaldo Negarville, Antonio Roasio, Giuliano Pajetta y muchos otros.11 Siempre Spriano anota como, a través de éstas y otras figuras fundamentales, «la experiencia española – que es experiencia unitaria– juega en algunas direcciones precisas: justamente en aquella de los Gap […]; en aquella de una concesión no de partido de las formaciones garibaldinas […]; en aquella de dar mucha importancia a la figura del comisario político […]; en la audacia y en la capacidad de organización que se encuentran en los cuadros dirigentes del partido que surgió después

Escribía Longo en un artículo publicado en Stato Operaio el 30 de marzo de 1939: “Guadalajara scrisse in lettere indelebili che cosa puo la volonta, la fermezza, 1 ‘unitá anche solo di un pugno di uomini, quando questi incarnano le aspirazinoni piu profonde di tutto il popolo contro le legioni, anche se superiormente armate, del fascismo, mancati pero della fede e di un ideale.”

No sorprende, entonces, que también entre los comunistas toscanos veteranos de España, y, en varios casos también del internamiento y de la Resistencia en Francia, fueran numerosos aquellos que revistieron cargos de mando en la guerra partisana. Eran, a menudo, personalidades de gran importancia, a veces incluso de nivel internacional que, gracias a la experiencia de lucha, al prestigio y al patrimonio de conocimientos acumulados viajando por Europa, han instituido el refrán roselliano Hoy en España, mañana en Italia, asumiendo así un rol muy importante en la guerra. El heroísmo de los garibaldinos permanecerá para siempre en la historia de la lucha del pueblo español y de la historia militar. Hasta el enemigo ha tenido que reconocer el valor de Luigi Longo y la capacidad del comandante del Batallón Garibaldi, Barontini.


Sufrimos en nuestras carnes la represión y el fascismo
y nos negamos a aceptar que otros sufran ese mismo destino
por eso vamos a España a frenar a la bestia y apoyar a nuestros hermanos
por nuestros familias, por los pueblos del mundo, por la humanidad

Juventud en nuestros corazones, portando la roja bandera de la victoria
marchamos con la estrella roja en nuestras frentes
liberando las ciudades y a las masas junto a los obreros españoles
con la ametralladora cargada pagaran los fascistas por sus crímenes contra nuestra clase y nuestra gente

Nosotros somos los jóvenes garibaldinos, expresión del antifascismo
Nosotros somos los veteranos de España que al monstruo frenamos y combatimos
Combatimos contra los fascistas asesinos, esencia del militante partisano
que lleva y agita la roja bandera de la libertad

siempre en nuestros corazones antifascistas italianos, siempre en la memoria
recordados en las canciones, en las ciudades, en los pueblos y sus gentes
a pesar de la derrota y la opresión de los vencedores
en un futuro cercano conseguisteis la venganza y la victoria ¡Tenedlo siempre presente!

jueves, 19 de mayo de 2022

LEPA RADIĆ

Lepa Radić fue una chica yugoslava que peleó contra las fuerzas Alemanas lideradas por el Tercer Reich, durante la Segunda Guerra Mundial. Sentenciada a muerte y ahorcada, se convirtió en la imagen de la resistencia yugoslava frente a la invasión nazi.

De acuerdo con la autora Jasmina Čaušević, la joven Lepa Radić nació el 25 de diciembre en Bosanka Gradiska en la antigua Yugoslavia, y tuvo una infancia normal, asistiendo a la primaria y secundaria, siendo reconocida como una excelente estudiante seria que le gustaba leer constantemente trabajos literarios avanzados. Desde pequeña estuvo interesada en la política, ya que su tío Vladeta Radić estaba involucrado en el movimiento de trabajadores.

Antes de los 15 años, formó parte de la Liga de jóvenes comunistas de Yugoslavia (SKOJ, por sus siglas en serbo-croata, una rama del partido Comunista de ese país que se formó en 1919, y que fue prohibido dos años después, fungiendo como una organización clandestina, ya que era perseguida por la monarquía que estaba establecida en ese entonces.

A los 15 años, en 1941, Lepa Radić ya formaba parte del Partido Comunista de Yugoslavia. Sin embargo, ese mismo año las Potencias del Eje invadieron la nación y establecieron el estado falso de Estado Independiente de Croacia, liderado por la Ustase, una organización fascista, ultranacionalista y terrorista, influenciada por el nazismo alemán.

En noviembre de ese año, después de encontrar a los miembros del Partido Comunista, la Ustase arrestó a la familia de Lepa Radić al igual que a ella. Sin embargo, un mes después, el 23 de diciembre, gracias a algunos miembros del Ejército de Liberación Nacional (también llamados Partisanos), Lepa logró escapar junto con su hermana Dara.

En febrero de 1943, Lepa Radić con 17 años, se unió al Ejército de Liberación, y ayudó a transportar a los heridos durante una de las confrontaciones más fuertes que hubo entre las fuerzas del Eje contra los partisanos, la batalla de Neretva, a un refugio en Grmech.. Poco después se enfrentó contra las fuerzas alemanas, la 7.ª División de Montaña SS Prinz Eugen, a quienes disparó con valentía. Sin embargo, fue capturada y trasladada a Bosanska Krupa donde, después de ser torturada durante varios días en un intento de extraer información, fue sentenciada a muerte por ahorcamiento.

Con la soga al cuello, gritó: 

"¡Viva el Partido Comunista, y los partisanos!
¡Luchen, gente, por su libertad!
¡No se rindan ante los malvados!
¡Seré asesinada, pero hay quienes me vengarán!"

En sus últimos momentos en el cadalso, los alemanes ofrecieron perdonarle la vida, a cambio de los nombres de los líderes y miembros del Partido Comunista en el refugio, pero ella rechazó su oferta con las palabras: 

"No soy un traidor de mi gente, Sabrán sus identidades cuando ellos vengan a vengar mi muerte".

Tenia 17 años. Posterior a su muerte, y después de terminada la segunda Guerra Mundial, el país de Croacia (antes Yugoslavia) le dio el premio Héroe de la orden de la gente, siendo así la persona más joven en recibirla.

Llevaron la guerra a vuestro hogar y ocuparon vuestras tierras
sembrando la muerte y la miseria, llevando solo dolor, sufrimiento y muerte
a vuestros pueblos y vuestras vidas, llevando el hambre y la guerra
desvanecida toda esperanza de victoria y de paz algunos maldijisteis vuestra suerte

pero no agachasteis la mirada ni hincasteis la rodilla ante los invasores teutones
y cogisteis las armas y fuisteis a los montes y nació la resistencia partisana
No os rindáis, por favor no cedáis, aunque el miedo muerda nunca abandones
la esperanza no está perdida. Por vuestros hijos, vuestros padres y vuestras hermanas

Perseguidos durante la noche, arrestados junto a sus familiares y vecinos
sabiendo cuál iba a ser vuestro final, huisteis al amparo de la oscuridad
intentando escapar con los heridos intentando evitar tal cruel destino
intentando correar en pos de tan anisada libertad

capturadas, intentaron doblegaros, sentenciada ya vuestra suerte, 
pidiendo los nombres de vuestros camaradas
pero negaste ser traidores a vuestra gente y vuestro partido
y el silencio fue lo único que consiguieron los invasores

"Sabrán sus identidades cuando ellos vengan a vengar mi muerte"
gritasteis con vuestro último aliento en la soga que os sentenciaba
Ni en la muerte pudieron doblegaros. Nunca pudieron contigo.
reflejo del ideal partisano, de la resistencia antifascista con honores

LEPA RADIĆ

martes, 3 de mayo de 2022

BRIGADISTAS FRANCESES EN LA GUERRA ESPAÑOLA

Sin duda, una característica de la historia de la primera mitad del siglo XX es la gran cantidad de conflictos bélicos sufridos: desde las dos guerras mundiales hasta la Guerra Civil española. Y, como en toda obra literaria contamos con la presencia de actores, en este caso, de países y estados. Uno de esos protagonistas es Francia.

Francia se convirtió en uno de los actores más importantes de estos conflictos: en el caso de la guerra española, su papel de villano quedó patente al negar su apoyo a un gobierno hermano como el del Frente Popular, pese a saber que la instalación de un gobierno aliado con Alemania e Italia habría supuesto que Francia quedara cercada por potencias hostiles.

Francia en los años 30

Francia en 1936 contaba con un gobierno hermano al igual que el español. El Frente Popular contaba con 337 de los 559 escaños de la Asamblea Nacional e implementó los "Acuerdos Matignon", acuerdos que beneficiaban mayoritariamente a los trabajadores, acuerdos que la burguesía y propietarios se negaron a cumplir. Apoyándose en grupos fascistas, crearon la situación perfecta para la desestabilización del país. Tl era el panorama de Francia cuando en julio de 1936 los fascistas se sublevaron en España contra el gobierno legítimo del Frente Popular.

Como estado hermano, Francia debería haber mostrado su apoyo a España, sin embargo, León Blum decretó el 25 de julio de 1936 una política de "neutralidad estricta", prohibiendo la exportación de armas a España y firmando con Gran Bretaña el acuerdo y un Comité de de No Intervención,  Comité creado bajo fuerte presión diplomática del gobierno británico, cuyo objetivo fue evitar la intervención extranjera en la guerra civil española. 

León Blum

Tres elementos del ambiente político francés tuvieron una incidencia en la política adoptada en 1936 respecto al conflicto español: la presencia de gobiernos análogos en ambos países, el agudo enfrentamiento de las fuerzas políticas conforme a líneas de fractura también análogas a las que existían en España y la amplia difusión del pacifismo.

La coalición electoral que triunfó en las elecciones francesas de abril y mayo de 1936, integrada por los partidos radical, comunista y socialista, era casi idéntica a la que había triunfado en las elecciones españolas de febrero de aquel año, cuyos principales componentes eran los partidos de Izquierda Republicana, socialista y comunista. Existían sin embargo diferencias importantes. La Izquierda Republicana representaba una izquierda liberal de clase media no muy distinta de la encarnada por el partido radical francés, pero dentro de este el tono era más conservador, en parte porque los objetivos fundamentales de su programa, como asentar el régimen republicano o disminuir la influencia de la Iglesia en la vida pública, se habían logrado hacía décadas. 

Junto a esa división de la opinión, el sentimiento pacifista, particularmente agudo en la izquierda, era otro de los factores por los que el gobierno francés difícilmente podía emprender una política de la que se pudiera temer que condujera a una guerra con Alemania o Italia. Las monstruosas pérdidas humanas causadas por la primera guerra mundial habían impulsado la corriente pacifista, que se hacía notar tanto entre los militantes sindicales, sobre todo en el poderoso sindicato de maestros que en su congreso de agosto de 1936 se pronunció por el desarme unilateral, como en la masa de la población, muy especialmente entre los campesinos. De los partidos políticos aquel en que más se hacía sentir el pacifismo era precisamente el socialista, en el que su principal representante era Paul Faure.

En septiembre de 1936 se creó el Comité de No Intervención, con el fin de evitar la participación de potencias extranjeras en la Guerra española. La política de no intervención fue una gran farsa diplomática. Mientras las potencias democráticas, Gran Bretaña y Francia, se abstuvieron de intervenir en la guerra civil, Alemania e Italia apoyaron de manera sistemática y decisiva a la España de Franco. Así mismo, la Unión Soviética envió ayuda a la España republicana, no respetando los compromisos de no intervención.

Sin embargo, los trabajadores franceses a través del Partido Comunista, sindicatos como la CGT y el Socorro Popular Francés constituyeron numerosas organizaciones de apoyo a la República española: Comité de Ayuda a los Refugiados del Norte De España, Comisión de Solidaridad con el Pueblo Español, Comité de Instalación de Niños Españoles, Comité Nacional de Mujeres y Muchachas de Francia y, en última instancia, las Brigadas Internacionales.


Brigadistas franceses en España

Los brigadistas fueron la máxima expresión de solidaridad y altruismo con la república española. 8500 antifascistas franceses, con o sin partido, fueron a combatir a España a pesar del silencio cómplice de su país. Muchos estaban en la Olimpiada popular de Barcelona en 1936 y otros tantos consiguieron pasar los Pirineos a pesar de los esfuerzos de las autoridades franceses por convertirla en una frontera infranqueable.

En Barcelona crearon el primer batallón junto a los voluntarios belgas llamado Comuna de París, en honor a la insurrección popular parisina. Otros batallones fueron el batallón André Marty, el batallón Henri Vuillemin, el batallón Louis Michel, el batallón Domingo Germinal, el batallón Henri Barbusse y el batallón 6 de Febrero.


Los voluntarios franceses que pelearon en España representaban a todas las corrientes del Frente popular, siendo los comunistas el grupo más numeroso.  Pelearon veteranos de la Primera Guerra Mundial, de las guerras coloniales de Marruecos, Siria o Indochina y muchachos muy jóvenes que acabaron siendo héroes de la Resistencia francesa en la Segunda Guerra mundial.

El batallón Comuna de París entró en acción el 1 de noviembre de 1936, destinado en Vallecas, para reforzar la defensa de Madrid. Los hombres van equipados con viejos rifles Remington del ejército inglés, que habían sido retirados tras la guerra de 1914-1918: sin correas de suspensión ni bayonetas, sin granadas ni ametralladoras, sin cascos, máscaras antigás ni víveres de reserva. perderán dos tercios de sus efectivos en los combates de Ciudad Universitaria. Junto a la brigadas Garibaldi y el batallón Thaelmann, atacaron el Cerro delos Ángeles frenando la ofensiva fascistas hacia el Manzanares .El 15 de diciembre frente a Boadilla del Monte, pueblo ocupado por las tropas franquistas, el batallón sufrirá enormes pérdidas. 

También participaron en la Batalla del Jarama, donde tuvieron grandes pérdidas pero consiguieron frenar el avance fascista. En marzo de 1937 fueron enviados a la carretera de Zaragoza donde frenaron el avance del Cuerpo Expedicionario Italiano, tomando Casa del Cobo y el Palacio de Ibarra.

Se reagruparon en la 14ª Brigada Internacional, que tomó el nombre de "La Marsellesa". “La Marsellaise” se creó, el 2 de diciembre de 1936 en Albacete con los batallones “Sans Nom” o “Des Neuf Nationalités”, “Vaillant-Couturier”, “La Marsellaise” y “Henri Barbusse”. Su jefe de Estado Mayor fue el francés André Heusler como comisario. Participaron en ofensivas en la Sierra de Guadarrama, en Brunete y en el sector de la Cuesta de la Reina, al sur de Madrid, donde sufrieron grandes pérdidas.



En marzo de 1938, fueron trasladados al frente de Aragón. A costa de grandes esfuerzos, consiguieron frenar a los fascistas expulsándoles de Caspe y participaron en la ofensiva del Ebro, donde en verano de 1938 consiguieron tomar posiciones ocupadas por los fascistas a pesar de sufrir numerosas bajas. Al atardecer, el contraataque fascista arrojó a la Brigada hasta el río. Algunos regresaron a nado, pero de los 1.000 hombres que habían cruzado el Ebro sólo volvieron un centenar, la mayoría heridos. El “Commune de Paris” fue condecorado por esta acción con la Medalla al Valor. En septiembre de 1938, participaron en la defensa de los territorios arrebatados a los fascistas hasta que el gobierno republicano retiró del frente a los voluntarios extranjeros, despidiéndose de ellos en Barcelona expresando la inmensa gratitud y el cariño del pueblo español.

La figura de Jean Bouret

Jean Bouret nació en el distrito 14 de París. Después de estudiar en la École Normale d'Instituteurs de Évreux, en la Facultad de Letras de París y en la École Pratique des Hautes Etudes, sección de etnología, se casó en 1935 en Bagneux y se convirtió en profesor en el Colegio de Gisors, donde enseñó de 1936 a 1940. Ingresó en el Partido Comunista en fecha desconocida, se incorporó a las Brigadas Internacionales, regresó de España gravemente herido . En 1941, se incorporó al Instituto de Etnología y participó en las acciones de una de las primeras redes de Resistencia, el Groupe du musée de l'Homme.




Josep Almudever Mateu

Nacido en Marsella y con doble nacionalidad española y francesa, Josep Almudever Mateu se alistó en el Ejército republicano en 1936 a los 17 años y luchó en Teruel antes de resultar herido.

Tras recuperarse, se alistó en las Brigadas Internacionales, cuyas hazañas alcanzaron un estatus legendario a través de las obras de escritores y cineastas como Ernest Hemingway, John Dos Passos, George Orwell y André Malraux.

Mateu fue capturado en Alicante en 1939, cuando el bando republicano perdió la guerra, y pasó por campos de prisioneros y cárceles. El 1 de abril de 1939 fue encarcelado en el campo de Albatera, donde compartió penalidades con otros 17.000 presos republicanos, hasta el extremo. 

Al ser liberado se convirtió en combatiente antifascista entre 1944 y 1947, antes de exiliarse a Francia. Decide continuar el combate contra la dictadura enrolándose en la Agrupación Guerrillera de Levante. Allí actuará de enlace hasta 1946, cuando a raíz del atentado del ferrocarril en Catarroja, son detenidos la mayoría de los compañeros, entre ellos, tres vecinos de Silla: los hermanos Víctor y José Benedicto, y José Arévalo, fusilados en Paterna.

Allí rehizo la vida relacionado con los españoles exiliados, las asociaciones francesas y participando en varios encuentros internacionales. Todas estas vivencias las relata en un libro, en conferencias y entrevistas de prensa y radio, y en el documental 'El último brigadista'.

Josep Almudever Mateu 
Pierre Rebierre

En 1934 se incorporó a la célula comunista de la empresa y fue destituido a finales de 1934. Había resultado herido en abril durante un enfrentamiento entre miembros del Frente Común contra el Fascismo y militantes de extrema derecha.

En febrero de 1935, miembro del comité de desocupados del distrito 16 de París, donde residía (boulevard Exelmans), fue detenido mientras pegaba carteles de la Unión de comités de desocupados de la región parisina.

En octubre de 1936, Pierre Rebière pertenecía a la delegación francesa que negoció con el ministro español Diego Martínez Barrio la constitución de las Brigadas Internacionales, creación aprobada oficialmente por el gobierno republicano el 22 de octubre de 1936. Comisario del batallón Commune-de-Paris de la brigada XI, participó en los combates de Madrid, luego fue herido en febrero de 1937 durante la batalla del Jarama. De regreso a Francia, participó en la organización de la ayuda a la España republicana y, desde 1938, fue uno de los miembros fundadores y tesorero de la Amicale des Volontaires en Espagne Républicaine (AVER), cuya sede se encontraba en su domicilio, 33 rue Poliveau.
En el IX Congreso del Partido Comunista (Arles, 25-29 de diciembre de 1937), fue elegido diputado al comité central.

Movilizado en octubre de 1939, desmovilizado en Dordoña en junio de 1940, Pierre Rebière regresa a París y se une a la Resistencia en noviembre. Participó en la formación de la Organización Especial del Partido Comunista y entrenó a sus primeros grupos. A finales de octubre de 1941, tres días después de la ejecución de los rehenes en Châteaubriant (Loire-Inférieure, Loire-Atlantique), abatió en Burdeos (Gironde), junto a dos compañeros españoles, a un oficial alemán e hirió a otro. Luego fue responsable de crear el personal local de lo que se convertiría en enero de 1942 en Francs-tireurs et partisans français (FTPF). También fue responsable de la propaganda para el gran suroeste. Detenido el 15 de diciembre de 1941 por las Brigadas Especiales, fue torturado y luego entregado a las autoridades alemanas el 10 de enero de 1942, nuevamente torturado. y encarcelado en la prisión de La Santé (París, XIV arr.). Condenado a muerte por el tribunal militar alemán el 9 de septiembre, recibió un disparo el 5 de octubre en el campo de tiro de Place Balard. Fue aprobado después de la Liberación con el grado de teniente coronel de la FTPF.

En 1955, se le dio su nombre a una calle del distrito 17. Se ha colocado una placa conmemorativa en 59 rue Chardon-Lagache (París, distrito 16), donde vivió Pierre Rebière en la década de 1930.


Henri Tanguy

Era un metalúrgico comunista nacido en 1908. Tenía 25 años cuando llegó a España. 
Fue comisario político de la XIV Brigada Internacional, que jugó un papel importante en la batalla del Ebro. La Brigada fue casi aniquilada y Henri Tanguy fue herido. 

Durante la segunda guerra mundial, tomó el nombre de clandestinidad de Rol en homenaje a su amigo Théo Rol que había estado con él en España; fue el máximo responsable de los FTP ( Francotiradores y partisanos) de la zona de París y luego, de los FFI (Fuerzas Francesas del Interior) en la misma área, cuando se les unieron las fuerzas gaullistas. El general Dietrich von Choltitz, jefe militar de la plaza de París firmó la rendición del ejército alemán ante Henri Rol Tanguy, en contra parece ser, de la voluntad del general De Gaulle, que no veía con buenos ojos que este acto se realizará ante un comunista. Henri Rol Tanguy siguió fiel a sus ideales hasta su fallecimiento, en 2002.

Henri Tanguy 


Comienzo de otro conflicto

Los brigadistas que habían permanecido en España después de 1938 fueron, como los demás combatientes republicanos, rechazados por los soldados nacionalistas. En 1939, tras el colapso de Cataluña , una gran parte de ellos cruzó la frontera y regresó a Francia. Luego, como los otros 450.000 españoles que huían de las represalias de Franco, fueron internados en campamentos improvisados instalados a lo largo de la costa mediterránea, especialmente en Argelès-sur-Mer , Saint-Cyprien , Agde y Gurs .

Al igual que los exiliados españoles, los brigadistas franceses recibieron el desprecio de su propio país. El gobierno galo los internó en campos de concentración junto a los refugiados españoles y, poco después, la segunda Guerra mundial llamó a sus puertas. Muchos veteranos participaron en La Resistencia contra los nazis, como Pierre Rebierre,  exbrigadista del Batallón Comuna de París y miembro del PCF, que fue miembro del Comité Militar Nacional y fue fusilado por los nazis en octubre de 1942. 

Aún internados al estallar la Segunda Guerra Mundial , los ex brigadistas sufrieron varias fortunas. En virtud del artículo 19 del armisticio del 22 de junio de 1940 , los internados alemanes y austríacos fueron entregados a los nazis . La mayoría de ellos pasan por el campo de Drancy antes de ser transportados a Alemania, en particular a Dachau , donde había un bloque reservado para ex brigadistas, el Interbrigadistenblock . Otros, como el judío Kurt Goldstein, son enviados directamente a Auschwitz.

La lucha continuó en las cárceles, donde se crearon comités de apoyo, y , posteriormente en las filas de la Resistencia, donde muchos brigadistas franceses combatieron junto republicanos españoles exiliados. Son lo que Arthur Koestler, que compartió cautiverio con ellos, llamó La escoria de la tierra en un libro, gente que no tenía ningún sitio al que ir. Muchos republicanos se quedaron atrapados en Francia. Su objetivo era acabar primero con los nazis y luego con Franco, de hecho protagonizaron un intento fallido de invadir España en 1944. Otros brigadistas se unieron a la Resistencia francesa : podemos citar a Artur London , Henri Rol-Tanguy (gerente de FFI en París en 1944), Jean Chaintron , Auguste Lecœur.  Muchos lo pagaron con la vida, como Pierre Georges ( alias "Coronel Fabien"), Jules Dumont,  fusilado el 15 de junio de 1943, Pierre Rebière, filmado el 5 de octubre de 1942, Marcel Lamant (ex brigadista y comisario político del batallón, denunciado, torturado y fusilado en el fuerte de Mont Valérien ), Marcel Langer (guillotinado en Toulouse en 1943), Jean Grandel, fusilado en Châteaubriant el 22 de octubre de 1941 o Joseph Epstein (apodado "Coronel Gilles", un comunista polaco fusilado en Fort Mont-Valérien el 11 de abril de 1944).

Tras la victoria contra el fascismo en 1945, excombatientes de la brigada internacional se agruparon en la Asociación de ExVoluntarios Franceses en la España Republicana (AVER). De los 8500 brigadistas franceses, 3000 murieron en España y otros 3000 en la filas de la Resistencia y campos de concentración nazis.

La calidad de veteranos fue otorgada en 1996, por Jacques Chirac, a los supervivientes franceses de las Brigadas Internacionales, a petición de los diputados comunistas , entre ellos tres hijos de brigadistas, José Fort, Jean-Claude Lefort y François Asensi .

Hijos de Robespierre y de la revolución francesa
Herederos de la comuna parisina y de su espíritu solidario
que os empujó a combatir al fascismo en tierras extranjeras
dejando atrás familia, patria, amigos y una vida sencilla

En marcha bajo los acordes de la Internacional y la Marsellesa
vinisteis a España a combatir al fascismo reaccionario
frente al silencio de vuestra patria que dio puñalada trapera
a un gobierno hermano, mientras se sumergía en esa pesadilla

que es la guerra y la muerte que sembraba el fascismo en el continente europeo
que convirtió España en su campo de pruebas ante la pasividad del mundo
obviando que la batalla española era la antesala de la guerra que llegaba
que de lo que sufrirían los pueblos y la humanidad

Frente al silencio y traición de gobernantes, hicisteis un esfuerzo hercúleo
enarbolando los principios de vuestra revolución, sin dudar un segundo
modernos jacobinos y sans cullotes que volvían a las barricadas
intentando frenar al monstruo que sembraba muerte, dolor y maldad

¿escuchas el vuelo negro de los cuervos en nuestros llanos?
El odio nos persigue y el hambre nos empuja, la miseria nos arropa
Mañana sangre negra se secará bajo el sol brillante en nuestros caminos
¿escuchas los gritos ahogados del país que está encadenado?

Recordad, ciudadanos, a quienes fueron a combatir por la libertad de sus hermanos
aquellos olvidados por los poderosos, muertos en tierras lejanas, hijos de la derrota
aquellos que vinieron a España a intentar librarla de su cruel destino
aquellos que intentaron liberarla de los monstruos del pasado

Monumento Brigadas Internacionales en París

martes, 29 de marzo de 2022

LOS NIÑOS DE LA GUERRA

Hasta 35.000 niños se exiliaron en total de nuestro país. Los principales destinos fueron: Francia, Bélgica, Reino Unido, Méjico y Rusia. Estos niños salieron en diferentes expediciones organizadas en su mayoría desde el norte de España. Vascos y asturianos eran los más numerosos. Una de las expediciones en las que se evacuaron a más niños salió desde el Musel de Gijón la madrugada del 23 de septiembre de 1937.

Fue un viaje complicado. La armada franquista, con  el crucero Cervera, controlaba las aguas del norte y los rusos no eran bienvenidos. Hasta Saint-Nazaire viajaron en un carguero francés llamado “Dairiguerrme”, donde les esperaba el barco ruso que les llevaría hasta Leningrado, el Kooperatssia y después, en Londres, el “Felix Dzerzhinsky”. Fueron días de largo viaje hasta llegar a la actual San Petersburgo, donde una marea de gente les esperaba en el puerto para darles una cálida acogida. Las mujeres besaban y abrazaban a los más pequeños, y los hombres vitoreaban a los niños haciéndoles sentirse los héroes en los que se habían convertido. Para todos ellos, la temprana separación de sus familias fue un hecho traumático que marcaría sus personalidades de por vida. Según el testimonio de Raúl Morales que viajaba en ese barco junto con su hermano Mariano: “Para ellos, éramos hijos de un pueblo heroico que estaba sufriendo una agresión fascista”.

Para situar el espacio-tiempo de estos niños evacuados, se debe desglosar su experiencia en la antigua URSS en diferentes etapas, todas ellas condicionadas por el contexto político y social de cada momento:

1ª.- De 1.937 a 1.941. Hay una coincidencia general de una etapa feliz en la que se sienten cuidados y protegidos.

2ª.- De septiembre de 1.941, con la invasión alemana a la URSS hasta el final de la guerra en 1.945. Algunos de los jóvenes combaten como voluntarios en el Ejército Rojo y padecen los rigores de la guerra. Se calcula que murieron unos 400 españoles de los cuales la mayor parte fueron de la generación de “los mayores” que llegaron a Rusia en 1.939 tras haber combatido en la Guerra Civil española.

Unos 80 de los caídos fueron de los que llegaron siendo niños, según recoge el libro Memoria de la Fundación Nostalgia entre otros.

Se denomina indistintamente «Niños de Rusia» o «Niños de la Guerra» al colectivo de evacuados, mayoritariamente niños, que partieron hacia la antigua U.R.S.S. desde los puertos de Gijón, Bilbao o Valencia, entre otros lugares de origen. La evacuación fue el resultado de un acuerdo entre el gobierno de la República Española y el de la U.R.S.S. destinado a proporcionar refugio a los niños durante el desarrollo de la guerra civil. La etapa, cuya duración se estimó en un principio de unos meses, se extendió veinte años, pues la repatriación de la mayor parte del colectivo no tuvo lugar hasta 1956-1957.

Los menores que no combatieron fueron evacuados mayoritariamente a la zona llamada de los “alemanes del Volga” y a Samarkanda. De estos niños murieron de hambre y enfermedad más de 200, muchos de ellos en el cerco de Leningrado antes de que consiguieran evacuarlos por el “camino de la vida”, que estaba trazado sobre el hielo del Lago Ladoga, perfectamente relatado en el libro de Nieves Cuesta, Simplemente mi vida.

Los más pequeños de los niños ubicados en la Casa Nº1 de Pravda, con el estallido de la Segunda Guerra Mundial en Rusia, fueron evacuados a la región de Nemtsi Poboltsie, situada a las orillas del río Volga, a un pueblo llamado Kukus donde pudieron seguir estudiando, según el testimonio de Raúl Morales, que se encontraba en dicho grupo.

3ª.- De 1.945 a 1.956-57. Es una etapa en la que las experiencias son muy diversas y antagónicas. Se produce una diáspora, aunque la mayoría reside en la zona de Moscú y en Ucrania. En esta etapa, la mayor parte de los protagonistas son críticos con muchos aspectos de la vida en el llamado “socialismo real”. En 1.953, al morir Stalin, se produce un fuerte movimiento entre muchos jóvenes españoles para retornar, cosa que logran a través de un convenio intermediado por la Cruz  Roja. En un promedio del 50%, unos vuelven y otros se quedan.

4ª.- De 1.958 en adelante.  De los que volvieron a España en los siguientes dos años, retornaron a la URSS varios cientos que no se afincaron en España por rechazo de sus familias de aquí o añoranzas de personas de allí, y sobre todo por dificultades laborales, falta de convalidaciones de titulaciones y problemas de vivienda. A partir de 1.957 se interrumpieron las expediciones y no se permitieron retornos individuales por parte de España hasta el restablecimiento de la democracia y de las relaciones diplomáticas entre ambos países en 1.977, en el que hubo nuevos retornos, sobre todo cerca de los años noventa, una vez jubilados.

Paradójicamente, el punto de partida de todos estos niños evacuados fue el mismo. Sin embargo, los diferentes acontecimientos que se produjeron y las elecciones de cada uno de ellos, una vez se hicieron mayores, les haría vivir vidas muy diferentes, a pesar de contar con un mismo origen. Entre ellos hay futbolistas, médicos, traductores, profesores, escritores, pintores y un largo etc.

Traicionados y olvidados, os obligaron a huir de vuestra tierra
frente al silencio cómplice de las democracias occidentales. Ceguera selectiva
de aquellos que miraron hacia otro lado mientras padecíais los horrores de la guerra
que los fascistas llevaron a vuestra puerta. Silencio cómplice que ahonda en la herida

De la extensión de Rusia, de sus tiernas ventanas, con los brazos abiertos y extendidos
de un pueblo que siempre estuvo allí salió una voz profunda de máquinas y manos
a aquellos que tanto sufrieron y fueron olvidados, aquellos que todo lo habían perdido
y fueron denostados: Rusia y su pueblo los acogieron como al hijo pródigo, como a un hermano

Dos patrias llevaron desde entonces consigo: aquella añorada y pérdida, siempre recordada
y aquella que les acogió sin rechistar, las dos en el corazón, las dos en llamas de amor
una siempre en la memoria, recuerdos tristes y dolorosos de lo que se perdió
la otra, tierra que pisaban al andar, tierra de los soviets, tierra de acogida frente a la abandonada

Esperadme porque volveré. Esperad cuando os invada la pena, mientras la lluvia cae y la nieve cubre los caminos
Esperadme cuando los vientos barran la nieve y los amigos se sienten junto al fuego para brindar por mi persona, recuerdos tristes, canciones sin gloria
Cuando creáis que ya no existo, ¡Nunca olvidéis! recordad a viandantes sucios y olvidados, lo mejor de España, garabatos en la historia actual y en la memoria
Nunca entenderán que en medio de la muerte, vosotros, Rusia, soviéticos, con vuestra espera, nos salvasteis de tan cruel destino


sábado, 26 de marzo de 2022

LOS MAESTROS DE LA REPÚBLICA

Una de las principales figuras históricas que nos ha dejado la Segunda República es la figura del maestro y uno de sus logros (que pudo llevarse a cabo) es el intento de llevar la educación al pueblo. El intento de alfabetizar un pueblo ignorante, rompiendo por primera vez el monopolio educativo que estaba en manos de la iglesia, fue una de las grandes proezas que trajo la proclamación de la II República.

La II República se  inspiró en el programa educativo de la Institución Libre de Enseñanza, y pese a las circunstancias históricas, su estilo ha permanecido y se puede apreciar en la labor de centros e instituciones sociales en España y América Latina.

LA EDUCACIÓN DURANTE LA REPÚBLICA

La Constitución republicana de 1931 no consagró un capítulo expresamente a ello pero fue el texto que más extensamente se ocupó de los problemas de la educación. Proclamaba la escuela única, la gratuidad y obligatoriedad de la enseñanza primaria, la libertad de cátedra y la laicidad de la enseñanza. Igualmente, establece que los maestros, profesores y catedráticos de la enseñanza oficial serán funcionarios y que se legislará en el sentido de facilitar a los españoles económicamente necesitados el acceso a todos los grados de enseñanza, a fin de que no se hallen condicionados más que por la aptitud y la vocación.



Poco después de la proclamación de la república, el gobierno republicano-socialista comenzó la tarea de reforma del sistema educativo con los primeros decretos aprobados.

En primer lugar se abordó el tema del bilingüismo en Cataluña, poniendo fin a la política represiva contra el catalán de Primo de Rivera. En segundo lugar, se comenzó con la reorganización del Consejo de Instrucción Pública, presidido por Miguel de Unamuno, asumiendo un modelo de escuela unificada, desde la educación infantil hasta la universitaria. La religión dejó de ser una materia obligatoria.

Los maestros vieron en la República la oportunidad de ejercer su labor como docentes, una labor vilipendiada hasta entonces. Decenas de maestros apoyaron las labores educativas republicanas viendo como su profesión era dignificada socialmente: Gracias a una labor ardua y entusiasta fue posible la alfabetización del pueblo. Esta labor sería cruelmente reprimida por el franquismo, quien realizaría un castigo cruel, sistemático y ordenado contra los maestros.

Las Misiones Pedagógicas

Durante la Segunda República se proyectó la construcción de 15000 escuelas, se triplicaron los institutos de secundaria, se crearon Misiones Pedagógicas, en las que participarían intelectuales como Lorca o Max Aub a través de compañías itinerantes de teatro (la Barraca) que llevarían la educación a los pueblos profundos y aislados de España.

Como recoge el Decreto de Creación del Patronato de Misiones Pedagógicas el propósito era "llevar a las
gentes, con preferencia a las que habitan en localidades rurales, el aliento del progreso y los medios de participar en él, en sus estímulos morales y en los ejemplos del avance universal, de modo que los pueblos todos de España, aún los apartados, participen de las ventajas y goces nobles reservados hoy a los centros urbanos".


Dicho Patronato estableció bibliotecas y organizó sesiones cinematográficas, audiciones radiofónicas y discográficas, representaciones teatrales, exposiciones reducidas de obras de arte y museos circulantes. Otra de las funciones del Patronato era favorecer la formación del magisterio organizando cursos de perfeccionamiento destinados a los maestros de la zona, además de organizar conferencias y lecturas en las que se afirmasen los principios democráticos y se analizaran cuestiones relativas a la estructura del Estado y sus poderes, a la participación ciudadana, a la actividad política, es decir, conferencias que enseñaran a la gente valores cívicos y políticos, reivindicando la figura del ciudadano frente al súbdito.

El primer propósito de las Misiones era que el pueblo gozase contemplando la belleza de las creaciones humanas, que se divirtiese con la visita de aquellos modernos juglares y valorasen aquellas cosas que no están en función de un aprovechamiento utilitario inmediato.

El Museo del Pueblo era un conjunto circulante de copias de cuadros casi todas del Museo del Prado, hechas por pintores entonces muy jóvenes como Ramón Gaya, Juan Bonafé y Eduardo Vicente. En la organización de esta colección es donde Cossío consagró más energías porque si hay algo original en sus ideas pedagógicas es en su concepción de la educación estética.

El Patronato también organizaba cursos para maestros, especialmente con la colaboración de Pablo Gutiérrez Moreno, director de las Misiones de Arte, el inspector Vicente Valls Anglés y la maestra Elisa López Velasco.

LA FIGURA DE LOS MAESTROS

La labor del personal docente durante la II República fue encomiable y en concreto la de los miles de maestros y maestras que desarrollaron su labor en pueblos y ciudades. Su labor de ser, durante todos estos años, la vanguardia de la cultura y los valores republicanos les supuso un gran coste personal. Cientos fueron asesinados por los secuaces del golpe militar de 1936, y decenas de miles fueron expedientados y/o apartados durante décadas de su profesión. Los más afortunados sufrieron el exilio.

Como bien retrata Josefina Aldecoa en su obra Historia de una maestra, los maestros tenían una clara convicción en la enseñanza y la educación del pueblo: Es natural que queráis saber, antes de empezar, quiénes somos y a qué venimos. No tengáis miedo. No vamos a pediros nada. Al contrario; venimos a daros de balde algunas cosas. Somos una escuela ambulante y que quiere ir de pueblo en pueblo. Pero una escuela ambulante donde no hay libros ni matrícula, donde no hay que aprender con lágrimas, donde no se pondrá a nadie de rodillas, donde no se necesita hacer novillos. Porque el Gobierno de la República que nos envía, nos ha dicho que vengamos ante todo a las aldeas, a las más pobres, a las más abandonadas y que vengamos a enseñaros algo, algo de lo que no sabéis por estar siempre tan solos y tan lejos de donde otros lo aprenden y porque nadie, hasta ahora, ha venido a enseñároslo; pero que vengamos también, y lo primero, a divertiros. Y nosotros quisiéramos alegraros, divertiros casi tanto como os alegran y os divierten los cómicos y titiriteros…

Finalizada la Guerra Civil, Franco y sus seguidores comenzaron una depuración de profesores y maestros: desde el triunfo del franquismo, las cátedras y puestos docentes son ocupadas sistemáticamente por miembros del Opus Dei y falangistas. Miles de maestros se vieron forzados al exilio, otros muchos fueron apartados de la docencia y otros fueron fusilados.

Como bien dijo Julio Anguita:
"Alguien dijo que la Guerra Civil la ganaron los curas y la perdieron los maestros. Acertaron plenamente con el aforismo."


Los Maestros en el exilio. la labor pedagógica tras la Guerra Civil

El exilio de 1939 fue un hecho de suma relevancia histórica. Aunque no existen censos cerrados, las cifras nos indican que cerca de medio millón de españoles cruzaron la frontera tras el triunfo delas fuerzas franquistas. En bastantes ocasiones huyeron familias al completo, incluidos niños en edad escolar, lo que supuso a bastantes exiliados tener que añadir a sus múltiples preocupaciones la inquietud por la formación de sus hijos. El destino de la mayoría fue Francia, aunque algunos grupos relativamente numerosos pudieron embarcarse rumbo a naciones iberoamericanas o se instalaron en otros países europeos como Rusia, Bélgica o Gran Bretaña. Pese a lo que pudieran parecer, las posibilidades de continuidad de la actividad pedagógica de los docentes no guardaron relación con esas cifras. Tuvo mucha mayor importancia, prácticamente decisiva, el idioma del país de adopción. Los que permanecieron en territorios no hispanoparlantes debieron plantearse perentoriamente el aprendizaje de otra lengua, imprescindible para alcanzar la mínima integración laboral y social. A ello debemos sumar que la mayor parte de esos países contaban con sólidos y eficaces sistemas educativos,cuya misión primordial consistía precisamente en la socialización de nuevas generaciones.

Dentro del contexto europeo, el único caso de actividad educativa amplia y consolidada fue la efectuada con«los niños de la guerra» en la URSS. Pero la iniciativa duró poco al truncarse en junio de 1941 con la invasión de Rusia por las tropas alemanas. Tras el armisticio, las actividades pedagógicas con esos niños, que ya comenzaban a pasar a la edad adulta, se asemejaron mucho a las que se llevaron a cabo en otros países europeos. Todas ellas tuvieron como meta preferente el mantenimiento de los referentes culturales y de las señas de identidad grupales.

Dentro de las propuestas que llevaron a cabo las maestras y los maestros republicanos, ocupan un lugar destacado los «colegios del exilio». Bajo esa denominación se agrupan los centros docentes creados por la propia colectividad republicana con la doble finalidad de proporcionar trabajo a los maestros y profesores y facilitar la escolarización de los niños y jóvenes que habían escapado junto con sus familiares. Casi todos estuvieron ubicados en México, aunque el elenco podría incluir algún otro sito en la República Dominicana o Venezuela. Pero sólo en tierras mexicanas concurrieron una serie de especiales circunstancias, que posibilitaron la creación de tan peculiares instituciones. En primer término, como ya se indicó, a tierras mexicanas llegó un amplio colectivo de republicanos, cifrado en torno a los veinte mil, entre los que se encontraban un buen número de niños en edad escolar. A ello debe sumarse que el sistema educativo de ese país no contaba, pese a los notorios avances efectuados durante la presidencia de Cárdenas, con capacidad suficiente para atender a la totalidad de población infantil. El déficit era especialmente importante en la capital, en donde se establecieron la mayoría de los refugiados y que ya se había convertido por aquel entonces en un importante foco de atracción de la emigración interna.

A ello se sumaba que entre los recién llegados se encontraban no pocos maestros y profesores a los que las organizaciones del exilio debían buscar empleo, según los acuerdos establecidos con las autoridades cardenistas. Además, desde la perspectiva del exilio, allí se instalaron algunos de los más destacados líderes republicanos, se reorganizaron los partidos y sindicatos españoles y se constituyó el gobierno de la república española en el exilio, hasta que se trasladó a París en 1946. Y, lo que a la larga influyó más en la vida cotidiana de todos los exiliados, se establecieron las sedes principales del Servicio de Evacuación de los Republicanos Españoles (SERE) y de la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles (JARE). Estos organismos resultaron claves para el desarrollo de gran número de iniciativas, ya que hasta finales de la década de los cuarenta manejaron los fondos que las autoridades españolas habían situado en el extranjero. A todo ello debemos sumar que el colectivo republicano, con sus líderes a la cabeza, contó siempre con el apoyo político de los sucesivos gobiernos mexicanos, lo cual le permitió afrontar proyectos inviables de todo punto sin tal respaldo.

Básicamente, la iniciativa de los «colegios del exilio»puede diferenciarse en dos bloques. De una parte, en los primeros meses de 1940 se fundaron en diversas ciudades de provincias varios centros con la común denominación de Colegios Cervantes. Todos contaron con la ayuda del Patronato Cervantes, creado por el SERE y cuya finalidad consistió en«promover la creación de centros de enseñanza privados en todo el territorio de la República, ajustándose a la legislación al efecto vigente en el país». Su junta directiva estuvo presidida por Juan Roura Parella y comenzó sus actividades en diciembre de 1939. El primero en recibir un encargo concreto fue el maestro alicantino José María Sánchez Sansano, residente en Veracruz, quien alquiló un edificio en una de las calles más céntricas de la ciudad. Así comenzó su andadura en los primeros días de febrero de 1940 el Instituto Cervantes de Veracruz, con un claustro formado casi exclusivamente por profesores exiliados. Le siguieron otros que fueron abriendo sus puertas pocos días después: el Grupo Escolar Cervantes de Córdoba, el Colegio Cervantes de Torreón y el Instituto-Escuela Cervantes de Tampico. También existen referencias difusas sobre el funcionamiento de otros Colegios Cervantes en Jalapa, Cuernavaca y Tapachula (Chiapas).

En su conjunto estas entidades, a diferencia de los colegios de la capital, se desenvolvieron desde sus inicios en un ambiente y con un alumnado netamente mexicano, sin apenas presencia de escolares españoles. Su tarea pedagógica les llevó a realizar un interesante y eficaz proceso de mestizaje cultural y educativo que resultó clave para que la mayoría de ellos pudiera estar en activo durante décadas, hasta el punto de que los de Córdoba y Torreón todavía continúan abiertos en la actualidad, ochenta años después de su fundación.

El otro grupo de «colegios del exilio» estuvo radicado en la Ciudad de México. El primero que abrió sus puertas, en agosto de 1939, fue el Instituto Luis Vives. A éste se le unieron, pocos meses después, el Instituto Hispano-Mexicano Ruiz de Alarcón y la Academia Hispano-Mexicana. Los claustros de los tres estuvieron formados por maestros y profesores exiliados y los hijos de los refugiados, con contadísimas excepciones, conformaron su alumnado. El panorama se modificó en 1941 cuando el Ruiz de Alarcón se vio obligado a cerrar sus puertas debido a problemas económicos. La JARE, para hacerse cargo del alumnado y de los docentes que quedaban en situación bien precaria, creó en los primeros meses de ese año el Colegio Madrid. Con esos tres centros, el Vives, la Academia y el Madrid, quedó fijado el panorama de los colegios de exilio en la capital, que no se vio alterado hasta la década de los sesenta, con la aparición de las escuelas de los maestros freinetistas citadas con anterioridad.

Todas las entidades citadas implantaron el modelo pedagógico republicano, por lo que no puede extrañar la denominación «colegios del exilio». Lógicamente, la trayectoria particular de cada uno, los de la capital y los de provincias, presenta elementos de gran interés, merecedores de un análisis detallado. Ninguno escapó a las complicaciones, que superaron con gran esfuerzo, y también pasaron por etapas más prósperas y tranquilas. Tras unos inicios delicados, debido en gran medida al desconocimiento del hábitat en el que debían desenvolverse, la gran mayoría se consolidó. Como señas comunes de identidad presentaron un modelo educativo de calidad, que podría calificarse incluso de excelencia, definición laica y la puesta en práctica de avanzadas metodologías didácticas. 

Todo ello aderezado con referencias constantes al ideario político y educativo de la Segunda República. El resultado de tal esfuerzo fue que, a partir de mediados de la década de los cuarenta y con la salvedad de las dos escuelas freinetistas capitalinas que se incorporaron décadas después, existió esparcida por la república mexicana una pequeña constelación de centros docentes que, surgida de un tronco educativo común, fue desarrollando una paulatina adaptación a la sociedad en la que se encontraban. Se trató de un pequeño foco de saber pedagógico y de práctica educativa del que se beneficiaron los niños exiliados y miles de escolares mexicanos y que alcanza su especial significación cuando se lo compara con los sombríos trazos ideológicos y la retrógrada mentalidad educativa que regía las aulas de la España franquista.

La consolidación de los «colegios del exilio» no resultó sencilla.

De una parte, los maestros y profesores tuvieron que realizar ímprobos esfuerzos. También resultó crucial el apoyo de los organismos de la República en el exilio, aunque éste no llegó a todos por igual. Los colegios ubicados en el Distrito Federal recibieron de la JARE o del SERE significativas cantidades. Especialmente destacado fue el caso del Colegio Madrid, tutelado por la JARE, que fue el único que contó con un inmueble en propiedad desde sus inicios, mientras que los restantes tardarían años en conseguir locales propios. El compromiso de la JARE resultó tan intenso que sufragó prácticamente en su totalidad la oferta educativa de ese colegio en los primeros años, oferta que, en ese periodo, incluyó enseñanza reglada, atención médica y odontológica, comedor escolar y talleres con actividades formativas por las tardes. Por su parte, la Academia Hispano-Mexicana se caracterizó por mantener un talante algo diferente. Aun situándose dentro del universo político, social y educativo del exilio republicano español en México, sus directores establecieron desde sus inicios vínculos estrechos con personalidades mexicanas y manifestaron su intención de no ser exclusivamente un reducto de refugiados. La misma denominación de la institución simboliza tal voluntad. El Vives, por último, mantuvo intensas relaciones con la SERE y, pese a contar con una matrícula más reducida, siempre tuvo a gala realizar una fiel aplicación del modelo educativo republicano.