Un paseo por el parque como cada día. Como cada día. Una forma de desconectar, de salir de la rutina, de olvidarse del trabajo camino a casa después de un día agotador. Mis pensamientos se agolpaban en mi mente creando una caótica sinfonía de ruidos y gritos. Mientras me perdía en una vorágine de ideas, un pequeño ser volteó cerca de mí: su batir de alas me desconcertó y, por un momento, mi mente se quedó en blanco. Un pequeño gorrión se posó en mi hombro.
Su aleteo me absorbió y por un momento el tiempo pareció detenerse. El gorrión no tiene canto agradable como el chingolo, su primo hermano, o como la ratona,que salta y canta en la siesta Él no ha tenido tiempo de aprender a cantar ni a imitar el canto de los otros pájaros, como la calandria. El solo pía constantemente haciéndose presente en las casas, en los jardines y en las calles. Este pequeño ser parecía un ángel enviado por algún ser que limpiaba mis pensamientos y malas ideas, despejando mi mente y mi alma sin saber cómo.
Jugando entre mis dedos, la pequeña ave saltaba y agitaba sus alitas mientras recorría la superficie de la palma de mi mano buscando algún trozo de comida. Desmenucé un trozo duro del bocadillo de la mañana y el pequeño animal picoteó con ansia las migas. una vez saciado, me dedicó una última mirada antes de agitar sus alas y perderse en el horizonte.
Muy dulce y hermoso!!
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