Una ventana al alma y a otros mundos. Esa era la finalidad del espejo; ver con detalle el reflejo de nuestro ser y nuestra alma, observar con detalle las imperfecciones en nuestra piel y nuestro cuerpo, como la huella de los vicios y las virtudes marca nuestro rostro y el paso del tiempo lame lentamente nuestro cuerpo orallándoolo y dejando su eterna marca en surcos en la piel.
Ya no hacían los espejos como antes. Ahora todos provenían de la China, y simplemente reflejaban las cosas a su manera, a grado tal, que en vez de invertir las imágenes, las enderezaban, obligándolo en ocasiones, paradójicamente, a verse tal como era. Por ejemplo, el lunar que siempre le había aparecido en el espejo en la mejilla derecha, ahora le aparecía en la izquierda y más de una vez le había dicho al dentista que le dolía la muela equivocada.
Un gesto enarca tu boca y un insidioso escalofrío recorre tu imagen. Quedas instantáneamente endurecida, cual si la alcanzara la solidificación del espejo, con la sensación de que no lograrás jamás un movimiento. Algo tiembla en tu interior y repercute dolorosamente en tu corazón. A tu ritmo la sangre se precipita por el intrincado ramaje de tus arterias. Aprieta los dientes conteniendo la respiración, tensa cada fibra de tu cuerpo. Luego, con brusquedad, aspiras el aire, jadeante, y por un momento logras tranquilizar el corazón, devolviéndolo a su ser habitual. Miras reposadamente tus ojos de una imagen que te devuelve con idéntica calma la mirada. Y es por allí, por esa mirada, por donde el miedo penetra en ti, colmando tu pecho, extendiéndose tumultuoso, anegándote toda. Terrible miedo irrazonado, miedo puro, no sabes a qué, acaso a ti misma. Miedo puro inexorable. Girar de paisajes sumergidos, y en central remolino su cara, la tuya, la de otros , enfrentadas en única soledad, con los ojos de ahogada aferrándose a ti, empujándote a la oscuridad, hacia el fondo de pavorosas grietas y fosas olvidadas..
Despiertas de ese sueño, tan absorta en tus pensamientos que parece la realidad misma y ves tu reflejo devolviéndote la mirada con un sonrisa. El espejo refleja tu verdadero ser: Cuando estás de mal humor, tu belleza es aún más verdadera, profunda y prístina. Como el mar que esconde sus maravillas bajo la superficie luminiscente del agua, así es para ti cuando ninguna sonrisa elegante se refleja en el encanto natural de tu rostro.
Los espejos son como la conciencia. Uno se ve allí como es, y como no es, pues quien se ve en lo profundo del espejo trata de disimular sus fealdades y arreglarlas para parecer a gusto.
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