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lunes, 19 de mayo de 2025

KATI HORNA

Fotógrafa nacida en Hungría en 1912. En 1933 comenzó a trabajar como fotógrafa en París y cinco años más tarde viajó a Barcelona donde trabajó como jefa de redacción de la revista Umbral. El mismo año fue comisionada por el gobierno de la República Española para realizar un álbum sobre la guerra civil y fotoreportajes que sirvieron como propaganda exterior.

Kati Horna era una experta estratega de la visión y sabía cómo organizar el material a su disposición para comunicar un mensaje determinado. Lo había aprendido de los mejores artistas de su tiempo como el pintor, escultor y fotomontador László Moholy-Nagy, quien exaltaba la potencialidad creativa de la fotografía e invitaba a la experimentación. Pero también lo aprendió a lo largo de los viajes que emprendió desde Hungría, su país de origen, cuando era tan solo una adolescente. En Budapest se formó como fotógrafa junto a su amigo de infancia Andre Friedman, alias Robert Capa. En Berlín entró en el círculo del Bauhaus y de Bertold Brecht. En París, ciudad en la que había buscado refugio tras las persecuciones raciales sufridas en Alemania, empezó a trabajar de fotógrafa para Agence Photo al tiempo que se iba empapando de los últimos vestigios del movimiento surrealista. Fue en aquel período cuando recibió el encargo del Ministerio de Propaganda Exterior español para realizar un álbum de fotografías sobre el bando republicano.

Katy Horna

Una mirada anarquista sobre la Guerra de España

Kati Horna viajó a España al igual que otros muchos intelectuales, escritores, pintores y fotógrafos. El país llevaba ya un año sumido en una guerra civil que pedía a gritos ser representada. Era necesario dar a conocer al mundo lo que estaba pasando. Cada uno a su manera y con los recursos del que disponía, los artistas se ponían en juego y se comprometían con la causa antifascista. Kati Horna pertenecía a esas personas. Su afinidad ideológica con el bando anarquista hizo que empezara una colaboración con dos revistas gráficas de la época: Libre Studio y Umbral.

Con una "Rolleiflex" que se adecuaba sobre todo a los primeros planos y retratos, Kati Deutsch Blau captó el día a día de las colectividades en Aragón, la resistencia popular en Madrid, la Barcelona revolucionaria, la retaguardia en Valencia o las iglesias y edificios ocupados. Recorrió con su cámara la España en guerra del periodo 1937-1939. Ella se consideró una "obrera de la fotografía", que nunca publicó en las grandes revistas internacionales de la época. No quiso grandes exposiciones, y concedió muy pocas entrevistas. Eligió en cambio, para sus fotos y carteles, las revistas de ideología anarquista como "Umbral", "Libre Studio", "Tierra y Libertad" o "Mujeres Libres".


Horna, que todos los días durante dos años documentó con sus reportajes los horrores de la guerra, entendió que a veces una sola imagen no era suficiente. ¿Cómo contar la destrucción? ¿Cómo mostrar la muerte sin caer en el estereotipo del reportero en busca de fama? ¿Cómo relatar las condiciones infrahumanas que las mujeres vivían en las cárceles franquistas? Y finalmente, ¿cómo explicar que la guerra ya había sobrepasado cualquier límite tanto físico como moral? Recogiendo los trozos de un mundo en pedazos, adjuntándolos visual y temporalmente y disponiéndolos para que de sus divergencias y contrastes nazca el dinamismo que la imagen necesita para enviar su mensaje


En 1939 llegó con su esposo José Horna a México, estableció amistad con el grupo de artistas surrealistas y retrató a las figuras más destacadas de los círculos del arte y la farándula. Colaboró en diversas revistas mexicanas como Nosotros, Mujeres, y Perfumes y modas. En 1962 participó en la formación de la revista S.nob, junto con Leonora Carrington, Jorge Ibargüengoitia y Alberto Gironella, bajo la dirección de Salvador Elizondo y Juan García Ponce. Para esta revista realizó series fotográficas como Fetiches, y cuentos fantásticos en secuencia fotográfica como Oda a la necrofília, Sacramentalia y Vampiro. Horna tuvo una gran labor educativa, impartió clases en la Escuela Nacional de Artes Plásticas y tuvo un taller abierto en la Academia de San Carlos desde 1973; donde dio clases a fotógrafos como Flor Garduño, Elsa Chabaud, Manuel Monroy, Estanislao Ortíz y Sergio Carlos Rey, entre otros. Fue también maestra de fotografía en la Universidad Iberoamericana.

Kati Horna colaboró en diversas revistas anarquistas como ‘Libre Studio’, ‘Mujeres Libres’, ‘Tierra y Libertad’, ‘Tiempos Nuevos’ y ‘Umbral’, de la que fue redactora gráfica y donde conoció a José Horna, su esposo, pintor español que también colaboró en la mencionada publicación.

El hallazgo de más de más de 6.000 negativos de celuloide y más de 200 en placas de cristal en buen estado de conservación, permitirán conocer imágenes y relatos asociados a la vida cotidiana: «El hallazgo abre el encuadre de los años españoles de Horna, considerada hasta el momento como la retratista de retaguardia y de la cotidianidad femenina, cuyo icono es una mujer dando el pecho a su hijo, en la casa de la maternidad de Vélez Rubio (Almería). La foto fue la portada del número 12 de la revista anarquista Umbral e ilustraba un reportaje titulado La maternidad bajo el signo de la Revolución».

Se trata de la localización de «[…] en 48 cajas de madera que contenían los archivos de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). El sindicato anarquista los sacó de Barcelona en abril de 1939 y tras un largo viaje —con paradas en París y en las ciudades inglesas de Harrogate y Oxford— llegaron en 1947 a su destino: el Instituto Internacional de Historia Social (IIHS), en Ámsterdam. En las cajas reposan más de 500 negativos tomados entre 1937 y 1938 por la fotógrafa, que llegó a España durante la Guerra Civil para ponerse a las órdenes del servicio de propaganda exterior de los anarquistas y anarcosindicalistas de la CNT y de la Federación Anarquista Ibérica (FAI). Se trata de un hallazgo extraordinario que completa la historia que cuentan los 250 negativos que Horna vendió por dos millones de pesetas en 1983 al Estado español y que se conservan en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca».

Se le asocia con la fotografía surrealista, sin embargo, al preguntarle si se consideraba una artista surrealista ella contestó que no, que probablemente la asociaban al movimiento por haber sido amiga de artistas surrealistas mexicanos, pero que en la época ella ni siquiera sabía lo que esa palabra significaba (Horna en Lápiz I, 2001). Muchas de sus fotografías son acercamientos de rostros o ángulos de edificios en ocasiones irreconocibles, a veces notamos que sus imágenes están fuera de foco intencionalmente para producir un efecto de remembranza sin sensación completa de reconocimiento. En sus retratos, el rostro del modelo es el punto central y el resto de la imagen proporciona un ambiente que enfatiza el carácter del personaje. Kati Horna murió en la ciudad de México el año 2000.

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