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sábado, 18 de julio de 2020

MAQUIS

Tras la victoria del fascismo en España, la guerra no acabó para algunos. La resistencia republicana marchó al monte y emprendieron una lucha desde las sierras españolas. La lucha guerrillera duró hasta 1952. En Octubre de 1944 el número de guerrilleros en las montañas alcanzó las 70,000 personas y el Partido Comunista agrupó a más de 10,000 combatientes exiliados que habían resultado victoriosos en la Segunda Guerra Mundial contra los nazis. Se acometió una operación de reconquista de España apoyada por material militar a través del Valle de Arán.

El apoyo popular que obtuvo la incursión fue humilde, la población estaba sacando la cabeza de la contienda civil y Franco envió 50,000 hombres fuertemente armados apoyados con aviación como respuesta. Aguantaron algunas semanas pero tuvieron que batirse en retirada una vez más. A partir de ese momento empezó una persecución contra los maquis en toda España.


Quiénes fueron los maquis

En un principio se les denominó como “los huidos” o “los del monte”, pero tras la efectividad demostrada contra Hitler en la Francia ocupada y en sintonía con sus congéneres franceses, comenzaron a usar el nombre que poseían en el país galo, proveniente de la palabra corso-italiana macchia, usada para designar a los montes de matorrales y arbustos donde se emplazaban estas fuerzas de la resistencia francesa.

En España, por tanto, el vocablo “maquis” sería sinónimo de guerrillero, así como el título de estos grupos que, ocultados por la sierra y en los lugares más recónditos de la geografía española, fueron formando su propia defensa frente al ejército franquista, la Guardia Civil y la policía armada, y decidieron que antes de morir capturados, combatirían desde los montes por los ideales de la libertad y la democracia.




Qué papel desempeñaron los maquis en la guerra civil española

La importancia que tomó la guerra de guerrillas fue cada vez más tenida en cuenta por los líderes republicanos, siendo en ese principio Juan Negrín su mayor valedor. 

El mismo presidente, ministro de Defensa desde 1938, veía en estas guerrillas la posibilidad de ofrecer acciones militares relevantes en la retaguardia enemiga. Por ello, se dispusieron órdenes para que sus combatientes se dedicaran a torpedear las vías de suministro, liberar prisioneros políticos, además de cortar la comunicación entre los distintos frentes y mandos, e incluso encargarse de la transmisión de información que pudiese ser utilizada en favor del ejército republicano. Aparte, se estipulaba que ante una posible caída del resto del país en manos sublevadas, las guerrillas se convertirían en el modo único de lucha contra el franquismo, a la espera de la ayuda internacional.

Desgraciadamente, la finalización de la Guerra Civil meses antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, aisló a muchos de estos grupos, que en algunos lugares contaban con grandes contingentes, como en el norte, Teruel, Extremadura, La Mancha y Andalucía. 

Esto sucedió al tiempo en que miles de personas cruzaron la frontera con Francia antes de la caída definitiva de Cataluña, desde donde muchos exiliados se enrolaron en la Resistencia francesa, que serían el germen de la Agrupación Guerrillera Española y posteriormente de la Unión Nacional Española antifranquista, cuya misión resultaría en el apoyo al ejército francés de liberación contra la invasión nazi, conservando la esperanza de que posteriormente volverían de nuevo sobre España.

Monumento a los maquis en Santa Cruz de Moya (Cuenca)


Los maquis en la postguerra

Al finalizar la guerra en abril de 1939, a las guerrillas del monte tan solo les quedaba el apoyo exterior del PCE, poder que fue decayendo tras el intento de invasión del Valle de Arán en la Operación Reconquista de España, en 1944, suponiendo este hecho la derrota de la mayor fuerza guerrillera leal a la República. Este hecho provocó su retirada, dejando completamente solas a las guerrillas aisladas del interior, que únicamente confiaron en la ayuda de los puntos de apoyo del llano, es decir, mujeres y hombres que desde las aldeas y pueblos cercanos ayudaron a estas guerrillas, arriesgando sus propias vidas.

Estos puntos de apoyo, conocidos como enlaces, fueron tan importantes o incluso más que los guerrilleros para la resistencia antifranquista, ya que eran estas personas las encargadas de facilitar a los guerrilleros munición, alimentos y noticias o información sensible acerca de los movimientos de los cuerpos armados franquistas. Dicha labor los ponía directamente en el punto de mira de la Guardia Civil, que a menudo los descubría, apresaba e incluso fusilaba mediante la llamada Ley de Fugas.
Las mujeres fueron sobre todo las que más ayudaron en la primera etapa, debido a que eran menos vistas y tenidas en cuenta. Esta discriminación hacia la mujer les sirvió para desenvolverse mejor en la ayuda a “los huidos”, siendo imprescindibles para esos guerrilleros, que no podían avanzar ni mantenerse de no ser por ellas. Poco a poco, estas mujeres también se vieron obligadas a echarse al monte tras ser perseguidas por las fuerzas franquistas y fueron ellas las que se encargaron mayormente de volver desde Francia para recoger a los que se quedaron en España, tras la paulatina disolución de las guerrillas.

Esta fue y será la épica de estas guerrillas antifranquistas, que eligieron combatir por una causa frente al miedo impuesto por la represión de una dictadura, sin saber qué iba a pasar mañana, pero sin olvidar sus fuertes ideales desde aquellos montes y montañas que les darían por siempre el famoso nombre de los maquis.
Operación Reconquista

El 2 de octubre de 1944 comenzó la denominada “Operación Reconquista”, la invasión del maquis, la guerrilla antifranquista.

La «operación Reconquista de España» fue planificada por el Estado Mayor de la AGE. Para efectuar la invasión se creó la División 204ª, formada por 12 brigadas. Como responsable militar de la misma se nombró a Vicente López Tovar.

El objetivo de esta ofensiva era la conquista del sector de territorio español comprendido entre los ríos Cinca (Huesca y Lérida) y Segre (Lérida, Gerona y Zaragoza) y la frontera francesa.

Posteriormente se declararía la zona conquistada bajo el gobierno de la República, por entonces en el exilio, para provocar un levantamiento general en toda España contra Franco. La esperanza era que ello obligaría a intervenir a los aliados para «liberar» España al igual que estaban «liberando» el resto de Europa de la amenaza nazi-fascista.

El ataque principal por el Valle de Arán (Lérida) se vio complementado por operaciones de distracción en otros valles pirenaicos durante las semanas previas, con objeto de distraer fuerzas enemigas. Además debían evaluar la situación en el interior y contactar con grupos de huidos. Los puntos más importantes de penetración a lo largo de la cadena montañosa fueron Roncesvalles y Roncal en Navarra, Hecho, Canfranc y Arán en Huesca, Andorra y Cerdaña en Cataluña, si bien hubo operaciones menores en otros puntos.

Las ofensivas de invasión maqui fueron repelidas por un gran número de efectivos que el régimen franquista trasladó a la zona, compuesto por guardias civiles, policía armada y batallones del ejército de las tres Regiones Militares implicadas, en este caso la IV catalana, V aragonesa y VI mixta que incluye a Navarra y País Vasco entre otras. En resumen, la defensa de las provincias limítrofes fronterizas pirenaicas que son Guipúzcoa, Navarra, Huesca, Lérida y Gerona. Cada batallón enviado contaba con entre 300 y 1300 soldados y aunque no se sabe cuantos batallones fueron enviados de cada Región Militar, se sabe que superaban en número a los efectivos guerrilleros.

El ejército guerrillero logró conquistar varios pueblos y aldeas, alzando la bandera republicana, llevando a cabo mítines antifranquistas en las plazas y controlando durante días parte de la frontera por donde entraron camiones con material y refuerzos. Sin embargo fracasó en la toma de Viella, en el Valle de Arán (Lérida), principal objetivo de la operación, y finalmente, desbordados por la desventaja numérica y material, comenzaron la retirada. El repliegue concluyó el 28 de octubre de 1944, cuando los últimos combatientes rebasaron la frontera, sin haber llegado a ver el esperado levantamiento civil republicano, latente en la sociedad pero oculto por miedo. Los cinco años de represión franquista había hecho mella en la sociedad y el poder militar sobre la población civil una realidad. Se calcula que murieron unos 300 guerrilleros y 700 fueron presos.


La figura de Jesús Monzón

De origen navarro, gobernador civil de Alicante durante la guerra, ya afiliado al PCE, acabó en Francia con la retirada y se negó a ir a la URSS o a México. Reorganizó en torno suyo a los comunistas españoles e impulsó la alianza de Unión Nacional, la Agrupación de Guerrilleros Españoles con si XIV Cuerpo y, en definitiva, la resistencia comunista española en Francia. En 1943 se instaló en España para impulsar la resistencia interior. Se mostró reacio a aceptar la tutela de la dirección de Moscú o México porque sostenía que, desde la distancia, desconocían la realidad del país.

Promovió la operación Reconquista de España, la invasión del valle de Arán en octubre de 1944 para ofrecer a al gobierno de la República en el exilio un territorio liberado y que reclamara la intervención aliada para derribar a Franco. Carrillo lo desplazó, anulando sus órdenes y acusándolo de irresponsabilidad. Fue detenido, juzgado y condenado a más de veinte años de cárcel y, aunque expulsado del partido, mantuvo la disciplina comunista en prisión secundando sus plantes y huelgas de hambre. Cuando recobró la libertad, trabajó como profesor de Economía. Fue rehabilitado a título póstumo por el PCE en los años 90.



Jesús Monzón


Vencieron y al final pasaron
Perdimos todo: familia, compañeros, nuestra tierra
pero nunca perdimos ni del todo ganaron
seguimos la resistencia en el monte, continúa la guerra

Resistencia en los montes y en la sierra
frente a aquellos que vencieron
y con su poder oprimieron
a los vencidos de la contienda

perseguidos y tachados de simples bandidos
por aquellos que por la fuerza recordaron
que ellos fueron el bando vencedor
que en su nueva España no eran bienvenidos

silenciados por las balas, sus voces son ecos y cantos
en los montes que recuerdan y no olvidan
que no para todos, solo para unos cuantos
terminó la Guerra

Entristecida sierra
estremecida por la sangre vertida
por las manos de un fusil
empuñado por la Guardia Civil.



1 comentario:

  1. Que ingrata ha sido la historia con estos hombres y mujeres que decidieron no rendirse. Impensable que a día de hoy haya gente con tantos princípios y con los huevos suficientes como para defenderlos con su vida.

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