Antecedentes históricos
En Septiembre de 1932 el gobierno de la II República aprobaba la Ley de Reforma Agraria, Ley 265/1932 de 21 de Septiembre, que básicamente trataba de la ocupación y rentabilización de la tierra infrautilizada propiedad de los terratenientes y latifundistas, por el campesinado.
Por diversas circunstancias, está ocupación no se hizo efectiva en Extremadura hasta Marzo de 1936, un mes después del triunfo del Frente Popular en las elecciones generales de Febrero.
El 25 de Marzo de 1936, ochenta mil campesinos extremeños procedieron de forma pacífica y sin incidentes de relieve a la ocupación de unas 250.000 hectáreas de tierra. Si bien el gobierno censuró esta ocupación por haber excedido lo estipulado con arreglo a ley, los cuatro potentados propietarios de la tierra, una vez iniciada la guerra civil, consecuencia de la intentona golpista del ejército sublevado, con el soporte de la siempre omnipresente Iglesia Católica, mostraron su descontento a las autoridades militares franquistas que con la ayuda del fascismo internacional andaban a la conquista de territorios.
Estas quejas tuvieron su respuesta la noche-madrugada del 14 de Agosto con la entrada de las tropas del General Juan Yagüe en Badajoz. El 15 por la mañana las calles de la ciudad eran ríos de sangre. En una noche el 10% de la población había sido pasada literalmente a cuchillo. En esa época, Badajoz contaba con unos 40.000 habitantes y se calcula que entre hombres, mujeres y niños fueron asesinadas entre dos y cuatro mil personas en una sola noche, ejecuciones por fusilamiento en los días posteriores a parte.
La masacre de Badajoz se produjo en los días posteriores a la Batalla de Badajoz, durante la Guerra Civil Española, y fue el resultado de la represión ejercida por el fascismo contra civiles y militares defensores de la II República, tras la toma de la ciudad de Badajoz por las fuerzas sublevadas contra la II República española, que se llevó a cabo el 14 de agosto de 1936 por la noche y el 15 de agosto de 1936 por la mañana.
El 10 de agosto alcanzó Mérida, ciudad que ocupó al día siguiente y donde se fusionaron los ejércitos nacionales del Norte y del Sur. Tres días después, y tras una enconada batalla que causó grandes pérdidas en sus tropas, entró en Badajoz, sometiendo a la población a una durísima represión. Seguidamente conquistó las localidades de Navalmoral de la Mata, Talavera de la Reina y Maqueda.
El 13 de agosto los nacionales alcanzaron la ciudad, situaron sus ofensivas en tres zonas estratégicas, la brecha abierta en la muralla localizada junto al actual parque de los Legionarios donde estaban situados los que su mismo nombre indica, la Legión, la brecha abierta en lo que se conoce como la carretera de la Circunvalación junto al puente de la Autonomía donde se encontraban los moros y la brecha abierta en la conocida como avenida de Huelva, junto al Instituto Zurbarán donde se encontraban los falangistas y demás sublevados. La Alcazaba de Badajoz parecía un fuerte muy difícil de alcanzar para Yagüe. Los obuses eran lanzados y volaban por encima de las cabeza de las personas que vivían junto a la estación de trenes, todo el que intentaba escapar hacia Portugal, al entrar los nacionales en la ciudad, era detenido y enviado de vuelta por los militares de Salazar. Al amanecer del día 14, la artillería rebelde abrió fuego contra las murallas de Badajoz. Este intenso bombardeo, con aviones alemanes e italianos, duró varias horas y destrozó las murallas y las viviendas de los alrededores.
Los protagonistas
Yagüe tomó parte en la represión de la revolución de Asturias de 1934, al mando de tropas expedicionarias marroquíes. Fue un fervoroso falangista y amigo personal de José Antonio Primo de Rivera.
En febrero de 1936 ocupó el cargo de jefe de la 2ª Bandera de la Legión destacada en Dar Riffien, acuartelamiento cercano a Ceuta, donde hizo de enlace entre el general Emilio Mola y el grupo de militares destinados en África que conspiraban contra la República instaurada en España; al tiempo que comenzó a actuar como agente oficioso del general Franco.
La legión
El nacimiento de la Legión Española en 1920 obedece a un proyecto del entonces teniente coronel de Infantería Millán Astray. Con el nombre original de Tercio de Extranjeros –ahora encuadrado en las fuerzas del ejército de tierra español– serviría como fuerza de choque en la dura guerra de Marruecos. La contienda africana estuvo marcada por una violencia extrema que definiría el terror represor del franquismo.
Es, según Paul Preston, «la persona que más influencia ejerció en la formación moral e ideológica de Francisco Franco». Contribuyó «al ideario violento de la extrema derecha española» con la creación del cuerpo copiado de la Legión extranjera francesa donde «institucionalizó y evangelizó –cita el historiador en Las tres Españas del 36– los valores brutales y embrutecedores con que Franco libró y ganó la guerra civil española».
Mário Neves
En su primera crónica, emitida el día 15, decía: Escenas de horror y desolación en la ciudad conquistada por los rebeldes […] Acabo de presenciar un espectáculo de desolación y de espanto que se apagará de mis ojos […] Junto a las paredes de la Comandancia Militar, la calle está salpicada de sangre […] Le preguntamos a Yagüe si había muchos prisioneros, nos respondió que sí – y fusilamientos… decimos nosotros. Parece que ha habido dos mil…; el comandante Yagüe se sorprendió con la pregunta declara ¡No deben ser tantos! […] Estas notas redactadas minuciosamente […] no conseguirán dar una pálida idea del espectáculo de desolación y de horror que han visto mis ojos.
REPERCUSIONES DE LA MASACRE
En Septiembre de 1932 el gobierno de la II República aprobaba la Ley de Reforma Agraria, Ley 265/1932 de 21 de Septiembre, que básicamente trataba de la ocupación y rentabilización de la tierra infrautilizada propiedad de los terratenientes y latifundistas, por el campesinado.
Por diversas circunstancias, está ocupación no se hizo efectiva en Extremadura hasta Marzo de 1936, un mes después del triunfo del Frente Popular en las elecciones generales de Febrero.
El 25 de Marzo de 1936, ochenta mil campesinos extremeños procedieron de forma pacífica y sin incidentes de relieve a la ocupación de unas 250.000 hectáreas de tierra. Si bien el gobierno censuró esta ocupación por haber excedido lo estipulado con arreglo a ley, los cuatro potentados propietarios de la tierra, una vez iniciada la guerra civil, consecuencia de la intentona golpista del ejército sublevado, con el soporte de la siempre omnipresente Iglesia Católica, mostraron su descontento a las autoridades militares franquistas que con la ayuda del fascismo internacional andaban a la conquista de territorios.
Estas quejas tuvieron su respuesta la noche-madrugada del 14 de Agosto con la entrada de las tropas del General Juan Yagüe en Badajoz. El 15 por la mañana las calles de la ciudad eran ríos de sangre. En una noche el 10% de la población había sido pasada literalmente a cuchillo. En esa época, Badajoz contaba con unos 40.000 habitantes y se calcula que entre hombres, mujeres y niños fueron asesinadas entre dos y cuatro mil personas en una sola noche, ejecuciones por fusilamiento en los días posteriores a parte.
La masacre de Badajoz se produjo en los días posteriores a la Batalla de Badajoz, durante la Guerra Civil Española, y fue el resultado de la represión ejercida por el fascismo contra civiles y militares defensores de la II República, tras la toma de la ciudad de Badajoz por las fuerzas sublevadas contra la II República española, que se llevó a cabo el 14 de agosto de 1936 por la noche y el 15 de agosto de 1936 por la mañana.
El 13 de agosto los nacionales alcanzaron la ciudad, situaron sus ofensivas en tres zonas estratégicas, la brecha abierta en la muralla localizada junto al actual parque de los Legionarios donde estaban situados los que su mismo nombre indica, la Legión, la brecha abierta en lo que se conoce como la carretera de la Circunvalación junto al puente de la Autonomía donde se encontraban los moros y la brecha abierta en la conocida como avenida de Huelva, junto al Instituto Zurbarán donde se encontraban los falangistas y demás sublevados. La Alcazaba de Badajoz parecía un fuerte muy difícil de alcanzar para Yagüe. Los obuses eran lanzados y volaban por encima de las cabeza de las personas que vivían junto a la estación de trenes, todo el que intentaba escapar hacia Portugal, al entrar los nacionales en la ciudad, era detenido y enviado de vuelta por los militares de Salazar. Al amanecer del día 14, la artillería rebelde abrió fuego contra las murallas de Badajoz. Este intenso bombardeo, con aviones alemanes e italianos, duró varias horas y destrozó las murallas y las viviendas de los alrededores.
Las estimaciones más comunes apuntan que entre 1800 y 4000 personas fueron ejecutadas , en unos hechos calificados por varias asociaciones de derechos humanos como crímenes contra la humanidad. También se denunciaron estos hechos como genocidio en 2007. La denuncia ante la Audiencia Nacional no prosperó al encontrarse fallecidos los máximos responsables de la matanza y ser un delito que no estaba tipificado cuando se cometió.
Fusilamientos en la plaza de toros de Badajoz. Martí Bas |
Los protagonistas
Juan Yagüe EL CARNICERO DE BADAJOZ
Juan Yagüe Blanco (1891/1952) era un militar africanista que desarrolló parte de su carrera en la zona del Marruecos ocupado por España y formó parte del cuerpo de la Legión.
Yagüe tomó parte en la represión de la revolución de Asturias de 1934, al mando de tropas expedicionarias marroquíes. Fue un fervoroso falangista y amigo personal de José Antonio Primo de Rivera.
En febrero de 1936 ocupó el cargo de jefe de la 2ª Bandera de la Legión destacada en Dar Riffien, acuartelamiento cercano a Ceuta, donde hizo de enlace entre el general Emilio Mola y el grupo de militares destinados en África que conspiraban contra la República instaurada en España; al tiempo que comenzó a actuar como agente oficioso del general Franco.
A principios de junio del mismo año rechazó el cargo de agregado militar en una embajada que le ofreció Santiago Casares Quiroga, presidente del Gobierno y ministro de la Guerra. El 17 de julio de 1936 se sublevó contra el Gobierno republicano tomando sin dificultad la plaza de Ceuta, donde se encontraba destinado, y haciéndose días después con el mando supremo de la Legión. Más tarde se trasladó a Sevilla y se puso al frente de las columnas que iniciaban su marcha hacia Madrid.
En Extremadura se unificaron tres columnas compuestas por unos 8.000 hombres. El entonces comandante jefe de la columna llegó a Badajoz el 14 de agosto de 1936 con la idea de hacerse con un puerto estratégico para su avance hacia Madrid.
En 1937, ascendido ya a general de brigada, se hizo cargo del mando del Cuerpo del Ejército Marroquí con el que ocupó Barcelona. En agosto de 1939, terminada ya la contienda, fue nombrado ministro del Aire en uno de los gobiernos presididos por Franco. En 1942 fue ascendido a teniente general a cargo de la Capitanía General de la VI Región Militar (Burgos). El 22 de octubre de 1952, con la dignidad militar de capitán general a título póstumo, el jefe del Estado le concedió el título de marqués de San Leonardo de Yagüe.
La legión
El nacimiento de la Legión Española en 1920 obedece a un proyecto del entonces teniente coronel de Infantería Millán Astray. Con el nombre original de Tercio de Extranjeros –ahora encuadrado en las fuerzas del ejército de tierra español– serviría como fuerza de choque en la dura guerra de Marruecos. La contienda africana estuvo marcada por una violencia extrema que definiría el terror represor del franquismo.
Es, según Paul Preston, «la persona que más influencia ejerció en la formación moral e ideológica de Francisco Franco». Contribuyó «al ideario violento de la extrema derecha española» con la creación del cuerpo copiado de la Legión extranjera francesa donde «institucionalizó y evangelizó –cita el historiador en Las tres Españas del 36– los valores brutales y embrutecedores con que Franco libró y ganó la guerra civil española».
Un episodio sobre la inducción de este comportamiento bárbaro lo encontramos en una anécdota relatada por Arturo Barea en 1926, entonces periodista y después autor de la magnífica –y muy reseñable en este caso– La forja de un rebelde, en la que afirma que Millán Astray peleó cuerpo a cuerpo con un legionario para hacerse respetar.
Pudiera parecer anecdótico reseñar los comienzos africanos de la Legión, pero no es así. Por un lado, el prestigioso hispanista Sebastian Balfour señala en su obra Abrazo mortal –reeditada recientemente, en 2018– cómo los métodos y las estrategias utilizadas en el Rif fueron puestas en práctica tiempo después durante la guerra entre 1936 y 1939. Y, por otro lado, se cifran en unos 80.000 los marroquíes que acudieron al conflicto militar en la Península, donde fueron empleados como carne de cañón en vanguardia y donde, además, exhibieron una crueldad a la altura de los deseos más íntimos de sus mandos militares. Unos mandos que dejaron, además de cabezas de rifeños cortadas, una maldición que todavía hoy envenena el Rif: el bombardeo con armas químicas. Un bombardeo que sitúa hoy al Rif como una región con una tasa de enfermos de cáncer muy por encima del resto de Marruecos –gracias también al napalm arrojado entre 1957 y 1958 por las tropas del general Mizzian, recién reincorporado en el Ejército marroquí tras abandonar el español con consentimiento de Franco. Otro acto que bebe directamente del Ejército español africanista, aunque ya no se protagonizara en su nombre.
David Torres afirmaba en la presentación de la novela Todos los buenos soldados que “la historia del legionario que pegó fuego a un burdel con las putas y los clientes dentro es verídica”, que no se trata de una leyenda urbana. Además, relataba que la corrupción siempre acompañó al Ejército español, algo obvio por otra parte. Corrupción que ha sido especialmente consentida en la Legión, una unidad que siempre contó con una licencia especial para el consumo de drogas, la desmemoria de los antecedentes penales y los desmanes más inimaginables a cambio de sus servicios.
El Cura de Zafra
Juan Galán Bermejo, que había sido el cura de Zafra (Badajoz) y ahora capellán de la 11ª bandera del 2º Regimiento, estaba entre los asaltantes. Descubrió a un miliciano escondido en un confesionario y lo mató con su pistola, no era ésta la primera de las ejecuciones privadas del padre Galán, que estaba orgulloso de todas. Pocos días más tarde, en el despacho del gobernador civil de Badajoz, Antonio Bahamonde, de la comandancia del general Queipo de Llano, le pidió al padre que le dejase ver la pistola que había usado en la catedral. Galán la mostró y dijo: “Aquí está. Esta pistola ha librado al mundo de más de un centenar de revolucionarios”.
El cura de Zafra se encargó de marcar a quienes debían matar. No en vano declaraba, a preguntas de Marcel Dany, de la Agencia Havas, que “(…) todavía no hemos tenido tiempo de legislar cómo y de qué manera será exterminado el marxismo en España; por eso, todos los procedimientos de exterminio de estas ratas son buenos. Y Dios, en su inmenso poder y sabiduría, los aplaudirá”.
El cura Juan Galán Bermejo siempre portaba una pistola de dotación sobre la sotana, y fue el ejecutor directo de unos 750 asesinatos.
El Cura de Zafra |
Antonio Castejón, el carnicero de Zafra
Noche del 7 de agosto de 1936. Las tropas rebeldes se encontraban a pocos kilómetros de Zafra (Badajoz). Habían tomado el pueblo más cercano, Los Santos de Maimona, en la carretera general entre Sevilla y Badajoz, tras haber machacado con el bombardeo de la aviación a los milicianos de Puigdéndolas.
Zafra estaba aterrorizada ya que la gente sabía ya de la “limpieza” que estaban realizando Asensio y Castejón en las poblaciones tomadas por sus columnas mixtas de legionarios, regulares y “moros”.
El militar africanista, ya se había ganado una justa fama de sanguinario en la represión de los barrios obreros de Triana y de la Macarena en Sevilla, así como también en la “liberación” de bastantes poblaciones de los alrededores de la capital andaluza, como Alcalá de Guadaira y Arahal entre otras, llegando hasta Puente Genil en la provincia de Córdoba.
Especialmente dura fue la represión que encabezó en esta población cordobesa. Tras ser tomada gracias al bombardeo de la aviación y a la desproporcionada superioridad numérica y de preparación de las tropas al mando de Castejón, éstas procedieron a fusilar a todos los hombres que encontraban en las calles, en sus casas, en cualquier lugar… La matanza fue horrorosa. Varios cientos de personas fueron fusiladas ese mismo día. Algunas fuentes estiman que fueron más de mil.
Así cumplía Castejón las órdenes de Queipo de Llano que ya había preparado el camino de la masacre con su discurso del 23 de julio en Radio Sevilla:
(…) "Estamos decididos a aplicar la ley con firmeza inexorable: ¡Morón, Utrera, Puente Genil, Castro del Río, id preparando sepulturas! Yo os autorizo a matar como a un perro a cualquiera que se atreva a ejercer coacción ante vosotros; que si lo hiciereis así, quedaréis exentos de toda responsabilidad" (…)
A Castejón “le gustaba” ejercer la represión de una forma matemática. Cuando tomaba una población quería que las gentes de “orden”, los habitantes simpatizantes con la sublevación militar, le presentaran una lista de quienes se hubieran destacado por sus ideas de izquierdas. El número tenía que ser, invariablemente, el 1% de la población total.
En el caso de Zafra, este número ascendía a la cantidad de 70 personas (en 1936 la población era de unos 7000 habitantes). Tras su elaboración, la lista se expuso en una habitación y los habitantes de derechas pudieron entrar y tachar el nombre que creían oportuno. Pudieron efectuar hasta tres tachaduras, pero, para eliminar unos, había que reemplazarlos por otros nuevos, con el fin de mantener siempre el mismo número.
El párroco Daniel Gómez Ordóñez, tras un largo tira y afloja, consiguió sacar varios nombres. Finalmente quedaron 48. Poco a poco, los ocupantes realizaron las primeras detenciones; en muchas plazas había grupos de presos, todos con las manos en alto.
Una vez en las afueras, comenzaron los fusilamientos: los mataron en grupos de siete, de modo que el resto de los detenidos veía lo que les esperaba. A cada trecho fusilaban un grupo y la carretera que une Zafra con Los Santos de Maimona quedó sembrada de cadáveres.
Mientras, en Zafra continuaba la represión, ahora a cargo de la nueva Junta Gestora nombrada a dedo por los militares. En los primeros meses de ocupación, eliminaron a más de 200 personas en un pueblo de 7.000 habitantes, caracterizado por no haber tenido ni una sola víctima de derechas durante la Segunda República. Hay evidencias de que, en su mayor parte, la represión fue encomendada a la Falange.
Todos estos asesinatos contaban, como no podía ser de otro modo, con la bendición apostólica de una iglesia que desde el principio se declaró a favor de los golpistas prestándoles con entusiasmo todo su apoyo moral, ideológico, material y humano. Éste ultimo se personifica, en el caso de Zafra, en la figura del “padre” Juan Galán Bermejo que, al contrario que su compañero Daniel Gómez, que hizo lo que estuvo en su mano para reducir la lista de los fusilados, se encargaba de señalar a los que iban a ser ajusticiados, llegando incluso a realizar el “trabajo” personalmente.
https://www.foroporlamemoria.info/2011/03/grandes-asesinos-fascistas/?fbclid=IwY2xjawEm_7ZleHRuA2FlbQIxMAABHVwZrzoPbIpJneQykyScZUmoHXkW2S7VBf0btU9eZ7bdmEurTjKiJqzjng_aem_QhtDuaGZ-WvY7N8KAfvnKw
Antonio Castejón |
El joven periodista envió desde la frontera de Caya, varias crónicas a Lisboa en las que se hizo eco "de la entrada a sangre y fuego de las tropas fascistas en Badajoz" y recogió de primer mano el testimonio de los refugiados que huían de la ciudad.
Además, antes del amanecer del 15 de agosto de 1936, consiguió cruzar la frontera y entrar en Badajoz, desde donde manda su crónica, en lo que fue la primera noticia de la masacre hacia la opinión pública. A pesar de los intentos de la histografía y de los publicistas franquistas, las crónicas de Mario Neves han quedado como el más vivo reflejo de la barbarie con la que se emplearon los sublevados en la ocupación y represión de Badajoz.
REPERCUSIONES DE LA MASACRE
El texto que sigue a continuación es un extracto del célebre artículo de Jay Allen sobre la masacre franquista de Badajoz: Matanza de 4.000 personas en Badajoz, ‘ciudad de los horrores’.
Jay acababa de volver del lugar de la carnicería y, al escribir su luego famoso artículo sobre los hechos, trataba de asimilar el horror de lo ocurrido. Una vez publicado, ocasionó considerables daños a la causa del Ejército rebelde de España. Se convirtió en una de las crónicas de la Guerra Civil española más importantes y citadas, y lo convirtió a él en blanco de los improperios de la derecha católica americana.(Paul Preston)
«Slaughter of 4,000 at Badajoz, City of horrors»
«Esta es la historia más dolorosa que me ha tocado escribir. La escribo a las cuatro de la madrugada, enfermo de cuerpo y alma, en el hediondo patio de la Pensión Central, en una de las tortuosas calles blancas de esta empinada ciudad fortificada. Nunca más encontraré la Pensión Central y nunca querré hacerlo. Vengo de Badajoz, a algunas millas de aquí, en España. Subí a la azotea para mirar atrás. Vi fuego. Están quemando cuerpos. Cuatro mil hombres y mujeres han muerto en Badajoz desde que la legión y los moros del rebelde Francisco Franco treparan por encima de los cuerpos de sus propios muertos para escalar las murallas tantas veces empapadas de sangre. Intenté dormir. Pero no se puede dormir en una sucia e incómoda cama en una habitación que está a una temperatura similar a la de un baño turco, donde los mosquitos y los chinches te atormentan igual que los recuerdos de lo que has visto, con el olor a sangre en tu propio cabello y una mujer sollozando en la habitación de al lado»
«Miles fueron asesinados sanguinariamente después de la caída de la ciudad (.) desde entonces de 50 a 100 personas eran ejecutadas cada día. Los moros y legionarios están saqueando. Pero lo más negro de todo: la «policía internacional» portuguesa está devolviendo gran número de gente y cientos de refugiados republicanos hacia una muerte certera por las descargas de las cuadrillas rebeldes (.) Aquí [en la plaza de la catedral] ayer hubo un ceremonial y simbólico tiroteo. Siete líderes republicanos del Frente Popular fueron fusilados ante 3.000 personas (.) Todas las demás tiendas parecían haber sido destruidas. Los conquistadores saquearon según llegaron. Toda esta semana los portugueses han comprado relojes y joyería en Badajoz prácticamente por nada (.) los que buscaron refugio en la torre de Espantaperros [torre medieval de Badajoz] fueron quemados y fusilados.»
«De pronto vimos a dos falangistas detener a un muchacho vestido con ropa de trabajo. Mientras le agarran, un tercero le echa atrás la camisa; descubriendo su hombro derecho se podían ver las señales negras y azules de la culata del rifle. Aún después de una semana se sigue viendo. El informe era desfavorable. A la plaza de toros fui con él. Fuimos entre vallas al ruedo en cuestión (.) Esta noche llegará el pienso para el «show» de mañana. Filas de hombres, brazos en aire. Eran jóvenes, en su mayoría campesinos, mecánicos con monos. Están en capilla. A las cuatro de la mañana les vuelven a llevar al ruedo por la puerta por donde se inicia el «paseíllo». Hay ametralladoras esperándoles. Después de la primera noche se creía que la sangre llegaba a un palmo por encima del suelo. No lo dudo, 1800 hombres- había mujeres también- fueron abatidos allí en doce horas. Hay más sangre de la que uno pueda imaginar en 1800 cuerpos.»
«Volvimos al pueblo pasando por la magnífica escuela e instituto sanitario de la República. Los hombres que los construyeron están muertos, fusilados como ‘negros’ porque trataron de defenderlos. Pasamos una esquina, ‘hasta ayer había aquí un gran charco de sangre renegrida’, dijeron mis amigos. ‘Todos los militares leales a la República fueron ejecutados aquí, y sus cuerpos se dejaron durante días a modo de ejemplo’. Les dijeron que salieran, así pues, dejaron sus casas precipitadamente para felicitar a los conquistadores y fueron fusilados allí mismo, y sus casas saqueadas. Los moros no tenían favoritos.»
Jay Allen
Chicago Tribune, 30 de agosto de 1936
«Slaughter of 4,000 at Badajoz, ‘City of Horrors', Is Told by Tribune Man» Chicago Tribune, 30-8-1936 Instituto Cervantes |
El oficial Hans von Funck, agregado militar de la Alemania nazi y uno de los pocos militares alemanes de alta graduación que estuvieron presentes en las operaciones del Ejército Sur,73 envió un informe a Berlín en el que desaconsejaba el envío de tropas regulares alemanas a España, porque, textualmente: «él es un soldado acostumbrado a la lucha, que ha combatido en Francia durante la Gran Guerra, pero que jamás ha contemplado la brutalidad y la ferocidad con que el Ejército Expedicionario de África desarrolla sus operaciones. Por ello desaconseja el envío de tropas regulares alemanas a España, porque, ante tal salvajismo, los soldados alemanes se desmoralizarían». Von Funck era un aristócrata prusiano que tuvo un destacado protagonismo en la Segunda Guerra Mundial como comandante de la 7.ª División Panzer.
Fue una matanza fotografiada y explicada al mundo. Los sublevados se dieron cuenta del error y fabricaron noticias falsas donde se negaban todos los sucesos. Pero no se pudieron negar la evidencia.
“La batalla de Badajoz fue de las más cruentas de la campaña. El 14 de agosto de 1936 se produjo el asalto de la Legión contra las murallas de la ciudad. La batalla se alargó hasta que anocheció, y tras lo cual las fuerzas del Ejército de África desencadenaron una sangrienta represión. Algunas fuentes hablan de 2.000 y 4.000 civiles ejecutados. La magnitud de la matanza se trasluce, en mayores proporciones, en la respuesta que Yagüe le dio al periodista John T. Whitaker, del New York Herald Tribune, cuando éste le interrogó sobre lo sucedido: “Por supuesto que los matamos. ¿Qué esperaba usted? ¿Iba a llevar 4.000 prisioneros rojos conmigo, teniendo mi columna que avanzar contrarreloj? ¿O iba a soltarlos en la retaguardia y dejar que Badajoz fuera roja otra vez?”.
La masacre de Badajoz tuvo una gran influencia en el desarrollo de la guerra. La publicación en la prensa extranjera de estos sucesos ocasionó que Franco a partir de entonces ordenase el cese de matanzas que pudieran tener gran trascendencia mediática y perjudicase la imagen de los sublevados.Extremadura, tierra donde el tiempo transcurre lentamente
donde el presente y el pasado se unen y se mezclan siendo un solo ser
No cesará la alondra ensangrentada en su furioso cantoRecordando lo que pasó, las heridas en esta tierra siguen abiertas
Llorando en silencio por lo que pasó, por lo que sufrieron y callaron sus gentes
por aquellos que traicionaron con sus actos al pueblo que juraron defender
sangre, lágrimas y sudor mezcladas con el polvo del tiempo y los enmudecidos llantos
de épocas cercanas ahora ya olvidadas, hojas en la historia, palabras desiertas
Bajo un bramido de campanas, crece la ejecución, gime el acero
castigando a aquellos que por su dignidad y libertad se levantaron en primavera
un 25 de marzo, reclamando Pan, Trabajo y Tierras para los jornaleros
recordando que la tierra es para quien la trabaja, la clase obrera
No cesará la alondra ensangrentada en su furioso canto recordando la huella
de Yagüe y los militares traidores a la democracia y al pueblo trabajador
que ahogaron en sangre estas tierras, sembrando muerte, dejando mella
instaurando años de represión, de miedo, de silencio y de dolor
Y que este sádico asesino de masas tenga una calle en Oviedo es,aparte de incomprensible, repugnante.
ResponderEliminarEste país no tiene arreglo y la última muestra la tenemos en los resultados electorales de Andalucía
ResponderEliminarAhora, este desgraciado país está en manos de ignorantes, incultos, indiferentes y hasta crueles votantes sin escrúpulos que ni saben, ni les interesa la justicia. Extremadamente egoístas e insolidarios, que están traicionando a tantos luchadores, muchos de los cuales murieron para que ahora tengamos unos derechos que los fascistas borraron y que ahora pueden volver votados por espreciables analfabetos funcionales...
ResponderEliminar👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼😭😭😭
Eliminar👏👏👏👏👏👏
EliminarComo es posible que los andaluces, que fueron humillados, pisoteados, ninguneados por los señoritos, ahora les den su voto? Tan cerriles son tantos? Lo son, desgraciadamente para todos nosotros...
ResponderEliminarPaís de imbeciles difícil que quepa 1 +
ResponderEliminarSegún una fuente, asesinaron a más de 12000 personas en Badajoz, no 4000
ResponderEliminarEs lamentable que haya tanto analfabetismo en lo que es nuestra historia más reciente y puede que se repita si siguen votando Fascismo
ResponderEliminarNo todos tuvimos la oportunidad de ir a un colegio
ResponderEliminarEs verdad. Pero a pensar por uno mismo si.
EliminarUn saludo muy cordial
ResponderEliminarEste general yagüe, fue una persona por decirle algo muy mala, masacro a miles de extremeños, y de muchos otros sitios, su hija es María Eugenia Yaguüe, la que sale mucho en la tele hablando de los famosos, escribió un libro de su padre que nada tiene que ver con lo que fue su padre de verdad, el carnicero de Badajoz
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