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miércoles, 22 de mayo de 2019

EL FUERTE DE CARCHUNA

En la noche del 23 de mayo de 1938 una treintena de republicanos, entre quienes se encontraban cuatro tenientes asturianos del Ejército Popular, lograron llevar a cabo la evasión de más de trescientos presos antifascistas del fuerte franquista de Carchuna, ubicado a escasa distancia de la localidad granadina de Motril.

El comando partió desde Castell de Ferro, pequeña localidad costera cercaba a Carchuna, embarcando en una pesquero y una barca que iba a remolque. Desembarcaron según lo previsto y, tras asegurar los accesos al fuerte para evitar que llevaran refuerzos a la guarnición, lo asaltaron sin sufrir bajas propias. Una vez liberados los prisioneros, estos señalaron al oficial al mando de la guarnición y a unos suboficiales como autores de malos tratos y son fusilados sobre el terreno. Tras una pequeña lucha contra las fuerzas franquistas de la zona, los prisioneros y el comando lograron alcanzar las líneas gubernamentales.
Fuerte de Carchuna (Granada)

El plan de rescate

En menos de 48 horas reúnen a un puñado de hombres, Los Niños de la Noche, que se embarcarán en una misión que parece propia de un guion de película. El riesgo de ser descubiertos y asesinados era enorme; las probabilidades de liberar a los asturianos del fuerte, escasas.

Una vez consiguen pasar a las líneas republicanas, convencen a Bárzana para organizar el rescate de sus compañeros. La Operación Carchuna comienza en realidad el día 21 de mayo, pero una avería y un error de rumbo separa a las embarcaciones, por lo que se aborta la operación. No será hasta la noche del 23 cuando los asaltantes ejecutan el asalto definitivo. 


La operación Carchuna, por ir primero al final, a lo que comportó, fue una incursión republicana tras las líneas del bando nacional en la costa granadina, a pocos kilómetros de Motril. Allí, de noche y con lanchas, un grupo de soldados de lo que hoy en día se consideraría un comando de operaciones especiales, se infiltraron en el Castillo de Carchuna, reconvertido entonces en prisión, asesinaron a cuatro crueles carceleros ("por justicia poética", parece que dijo uno de los asaltantes) y liberaron a los alrededor de 300 asturianos allí presos, más ocho soldados del bando nacional que aprovecharon la oportunidad para cambiar de ejército. Es esta, con independencia del color político, la más audaz y cinematográfica operación de un ejército español en la retaguardia del enemigo y, sin embargo, es una acción durante casi 70 años silenciada, hasta que un grupo de historiadores con título y otros simplemente aficionados (Jesús Castillo, Txema Prada y Floren Dimas, entre otros) la repescaron hace unos 10 años y consiguieron dar incluso con supervivientes de aquel rescate, como Marcelono Díaz: "Aquello fue una cosa espectacular, una maniobra relámpago con la que lograron sacarnos del presidio. Éramos cientos de personas y salimos de allí con vida... ¡Y que hoy nadie se acuerde de nosotros!".

Además de los tenientes Joaquín Fernández y José Fernández; sus tres compañeros de fuga, los también tenientes Secundino Álvarez (natural de Sama de Langreo, de 25 años), Esteban Alonso (minero de 23 años) y Cándido Adolfo Muriel (mecánico, 23 años), así como dos miembros de las Brigadas Internacionales: Irving Goff (un duro y valiente judío de Brooklyn de 38 años) y William Aalto, también neoyorkino, dos personajes que parecen sacados de una novela. Completa el grupo una treintena de suboficiales y soldados especialmente entrenados en guerrillas, así como un comisario político.

Las condiciones, como es habitual en este tipo de penales, son muy duras bajo el sol de Granada. Cuatro de los oficiales republicanos, Joaquín Fernández Canga, Secundino Álvarez Torres, Esteban Alonso García y Cándido Adolfo Muriel López, reúnen valor y consiguen fugarse a pie por los montes cercanos hasta las líneas republicanas, unos kilómetros hacia el este.

Mapa del fuerte de Carchuna

La fuga

Un breve tiroteo, lucha cuerpo a cuerpo y otro centinela muerto. Abren las puertas y liberan a los confusos prisioneros, mientras los soldados de la guarnición se rinden. Pero antes, sentencian a muerte al alférez que comandaba a los carceleros, así como a tres sargentos y el cabo furriel, todos ellos responsables de los malos tratos hacia los presos: allí mismo son asesinados. El propio informe del servicio de Propaganda no omite ni una coma acerca de esta ejecución extrajudicial que considera justificada.

Tras muchos vítores a Asturias, reparten los fusiles máuser de la guarnición entre los presos y parten a enfrentarse con los soldados franquistas que les cerrarán el paso en la carretera. Alguno cae herido o muerto en la refriega, como Gabino García Díaz.

Para facilitar el paso del grupo de rescate junto a los 308 asturianos liberados por las líneas del frente nacional de la zona, el 220.º Batallón de la 55.ª Brigada, unidad que cubría el frente granadino, lanzó un «ataque de distracción apoyado por algunas baterías de artillería y de mortero». Así, el grupo de rescate y los prisioneros asturianos liberados conseguirían regresar a posiciones republicanas antes de la amanecida del 24 de mayo, convirtiéndose en los protagonistas de una historia que todavía hoy empieza a escribirse.

La operación ha concluido con un éxito espectacular y muy pocas bajas. El 27 de mayo de 1938, poco después de su liberación, se celebró un gran acto homenaje en Almería para rendir tributo la liberación de aquellos 300 presos. Hoy día, una placa en el fuerte recuerda aquella proeza protagonizada por asturianos.

Los prisioneros de Carchuna, casi todos asturianos y muchos de ellos de las comarcas mineras, eran utilizados en trabajos forzados para construir un aeródromo cercano y los caminos de acceso a las posiciones del frente. 

La represión en Asturias

Tras la conquista de Asturias, la represión de los sublevados fue muy dura. Sólo en Oviedo unos mil prisioneros republicanos fueron fusilados.​ En otros casos, los presos republicanos fueron enviados a batallones de trabajo, a los Campos de concentración franquistas,​ o se vieron obligados a unirse al Ejército franquista (alrededor de 100.000).​ Además, con la conquista de la franja cantábrica el bando sublevado pasó a controlar el 36% de la producción industrial española, el 60% de la producción de carbón y la casi totalidad de la producción de acero.​ La caída de Asturias también permitió a la Armada franquista poder trasladarse al Mar Mediterráneo para reforzar a las unidades que ya se encontraban allí hostigando a las líneas de suministro de la República.​ Sin embargo, numerosos soldados republicanos que no habían sido hechos prisioneros o que no se habían rendido, se escondieron en las montañas asturianas y formaron partidas de guerrillas que mantendrán un hostigamiento severo y constante contra las autoridades franquistas,​ al punto que el orden público en la zona recién ocupada Asturias quedará en manos del ejército franquista por seis meses más. La actividad guerrillera supuso una demora en posibles nuevas ofensivas del Bando sublevado.

El parte oficial del Estado Mayor de Franco cifraba en 6.000 los prisioneros hechos el día 22 de octubre, cifra que ascendía ya a 15.000 al día siguiente y que no paró de aumentar. En todas las poblaciones se improvisaron cárceles. En Sama, el teatro Manuel Llaneza y la Casa del Pueblo de los socialistas; en Oviedo, La Cadellada fue convertida en campo de concentración; en Avilés, hizo las mismas funciones la fábrica de La Vidriera y la Quinta Pedregal; en Gijón, la plaza de toros, El Coto, La Algodonera, el Cerillero...

Desde noviembre de 1936, que se realizó el primer fusilamiento en Oviedo, hasta diciembre de 1950, el total de fusilados en la capital asturiana fue de 1.376. En la cárcel de El Coto de Gijón, desde el 30 de noviembre de 1937 al 19 de diciembre de 1949, el número de fusilados fue de 1.246. Sumados los muertos en Camposancos y otros campos de concentración en Galicia, los fusilados en Luarca y en otras localidades, y los cientos de muertes irregulares, el total no se debió alejar mucho de los 4.500 que ya señaláramos hace años (Javier Rodríguez Muñoz, «La represión franquista: paseos y ejecuciones»), cifra algo más del doble de la consignada por Ramón Salas Larrazábal («Pérdidas de la guerra») para el mismo concepto. Algunos de los trabajos que están realizando al amparo de la llamada Ley de la Memoria Histórica dan unas cifras mucho más elevadas de muertes irregulares.

La mayoría de las fosas de quienes murieron por defender la libertad y la República en Asturias son pequeñas. Las hay individuales y colectivas. De guerra, en las que se enterraban a los combatientes muertos o fusilados tras el combate, y de civiles represaliados al término de la Guerra Civil. El número real de desaparecidos no se conoce todavía, pero sí se sabe que por lo menos fueron 20.000 y que alrededor de 7.000 fueron fusilados tras ser condenados en consejo de guerra.

La diferencia es que, mientras que los muertos del bando de los sublevados obtuvieron reparación económica y social en cuanto concluyó la guerra, con enterramientos católicos, misas, honores, esquelas en la prensa y puestos en la Administración reservados a los hijos de los caídos, los descendientes de los vencidos solo tuvieron derecho al olvido y la vergüenza

El traidor Franco en su odio a lo que representabais os tuvo por primeros,
orgullo proletario, revolucionarios, en sus campos de concentración
Asturianos de braveza, obreros, campesinos, intelectuales y mineros
siempre fieles al pueblo y a la revolución

pueblo leal a la libertad y a su clase, en mi recuerdo siempre prisioneros
siempre perseguidos y humillados
pero nunca vencidos ni doblegados
orgullo de pueblo, orgullo de clase, orgullo obrero

Millones de puños gritan su cólera por los aires,
millones de corazones golpean contra sus cárceles
Asturias grita Viva la Dinamita, viva la Revolución
recordando lo sufrido y lo que han pasado

leales al pueblo y a la libertad, no pudo doblegarle nadie
por tanta represión causada, por muchos golpes que duelen
asturianos de braveza, de acero, lluvia y carbón
siempre en mi recuerdo prisioneros pero nunca derrotados

Monumento en el Alto de la Tornería

10 comentarios:

  1. El combate por la república, bloqueada en el exterior e imposibilitada de recibir armas, fue una gesta heroica de soldados y ciudadanos que durante casi tres años resistieron la prepotencia de los golpistas apoyados por la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini...

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  2. TAMBIÉN PUBLICADA AQUÍ https://correodelatarde.wordpress.com/2020/05/23/el-fuerte-de-carchuna/?fbclid=IwAR1-_K6G_Vq5xh3qUDrEsod2xeD6aaPDgBjNN8anK_y6_GzmCC1qTfU5QIw

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  3. Excelente artículo de un episodio muy poco conocido de la guerra civil.

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  4. El día anterior, se fugaron también 795 presos del Fuerte de San Cristóbal, en Pamplona.

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    1. https://diariosdeunescritorrevolucionario.blogspot.com/2017/05/la-fuga-de-san-cristobal.html

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  5. Excelente artículo para poner en la actualidad lo q quisieron y quieren ocultarnos hasta hoy.
    En Asturies estamos orgullosos de nuestros antepasados y estamos obligados, igual q el resto de España, a no olvidar sus luchas y continuar siempre su ejemplo.

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  6. Perdón, me llamo Xoxe Nel y escribí la entrada anterior.

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  7. Gracias, mil gracias ✊🏿✊🏿✊🏿✊🏿

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  8. Excellente articulo sobre un hecho que no conocía. Gracias.

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