desde la última vez que nos besamos
en la cálida noche de verano
nuestros cuerpos se juntaron
carne y sangre fueron un solo ser
juntamos nuestras manos
mil jinetes galoparon
en la lejanía del montes de los álamos
y juntamos alma y carne
y fuimos uno solo
pensamiento perdido
flores marchitas de loto
y florecieron los cerezos
y el mundo se cubrió de sombras
mientras el tiempo se paraba
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