"El arte no es un espejo para reflejar la realidad, sino un martillo para darle forma." Bertolt Brecht
El cartelismo político es la vertiente del cartelismo que se enfoca a la propaganda política. El cartel político es un instrumento gráfico y visual eficaz para la transmisión de las ideologías. Ha sido definido como "un grito en la pared" que atrapa la atención y obliga a percibir un mensaje. Durante todo el siglo XX se ha utilizado como herramienta de propaganda política de cualquier régimen político, democrático o autoritario; pero sobre todo destacó su uso en las dos guerras mundiales y durante el periodo de entreguerras, cuando los soviéticos, fascista y nazi lo utilizaron con profusión y eficacia, al igual que ambos bandos de la guerra civil española.
La Unión Soviética dio lugar al movimiento artístico moderno de la vanguardia rusa. Junto con los impresionantes desarrollos socioeconómicos de principios de siglo XX, los artistas parecían rechazar el pasado y buscar formas innovadoras de expresión en diferentes tipos de arte. Estos carteles son claros ejemplos de los movimientos artísticos, como el constructivismo, suprematismo y, más tarde, realismo socialista, un fértil punto de encuentro entre arte e ideología.
Historia y evolución
La mayor evolución en el cartel político se produjo en la Rusia posterior a 1917. En 1919 aparece un nuevo tipo de cartel cuyo autor fue Mijail Cremnyi.4 Su título genérico era Ventana satírica de los Telégrafos Rusos, y se le conoce normalmente por la sigla ROSTA. Las “ventanas” consistían en ilustraciones con pies que recuerdan la secuencia cinemática de las viñetas delcómic. El poeta Mayakovsky, que había participado en el renovado interés general por las tradiciones nativas, hizo los diseños más famosos de esta serie, donde desarrolló una notable combinación de poesía e imagen. Es muy significativo que la producción de estos diseños se llevara a cabo mediante un esfuerzo colectivo y que las copias se hicieran y distribuyeran rápidamente para exhibirlas en las “ventanas”.
Durante la guerra entre la Unión Soviética y la Alemania nazi, los carteles de propaganda política se convirtieron en la forma principal de la pintura:
La antigua Unión Soviética no inventó el cartel propagandístico, pero probablemente ha sido uno de los países más prolíficos en este tipo de arte.
Los carteles propagandísticos estaban entre las herramientas más importantes para influenciar a la opinión pública en la Unión Soviética.
El texto que acompañaba a cada póster era un mensaje claro y explícito para el público, mientras que el uso de técnicas específicas (modificación, deformación y amplificación de fotografías) transmitía indirecta y subconscientemente un mensaje a favor o en contra de una opinión, una persona o una elección política.
La Unión Soviética dio lugar al movimiento artístico moderno de la vanguardia rusa. Junto con los impresionantes desarrollos socioeconómicos de principios de siglo XX, los artistas parecían rechazar el pasado y buscar formas innovadoras de expresión en diferentes tipos de arte. Estos carteles son claros ejemplos de los movimientos artísticos, como el constructivismo, suprematismo y, más tarde, realismo socialista, un fértil punto de encuentro entre arte e ideología.
Un grito en la pared
También la revolución produjo profusión de carteles políticos, con algunas originalidades, las tiras educativas del ROSTA (Servicio de Telégrafos Ruso) que no se parece a nada conocido hasta entonces. Viñetas de cuatro o más dibujos ilustrando aspectos educacionales, sanitarios y políticos. Además los cartelistas rusos de primera hora de la revolución, como los republicanos, se constituyeron en espontánea vanguardia produciendo carteles de concepción innovadora. Es entonces cuando nace la vanguardia creadora soviética, que en cartelismo, adopta la teoría artística del "constructivismo", que como todas las teorías marxistas de la época, trata de expresar desde supuestos de clase, de la clase trabajadora, claro está, una visión revolucionaria de lo que está ocurriendo en todas partes de la URSS, campo, ciudad, fábricas, ejercito, etc... Técnicamente se desliza por una peligrosa tendencia al fotomontaje (muy imitada en la GCE) que termina plasmando una realidad cuasi industrial más que ideas revolucionarias. Por este motivo, el final del "constructivismo" coincide prácticamente con la llegada de Stalin, quién, no perdonó a los artistas del cartel, como no perdonó a nadie, sufriendo muchos de ellos purgas y prisión. Con Stalin, el "Realismo Socialista" y La Asociación de Artistas Revolucionarios es lo único que pervive. De la primera época destaca el cartel de Dimitri Moor, "¿Te has alistado como voluntario?", donde un miliciano del ejercito ruso nos señala con su índice al más puro estilo del cartelista americano Flagg. Este gesto, también sería imitado por otros cartelistas, entre ellos el español Goñi.
Los carteles soviéticos de toda hora tuvieron una influencia decisiva, y no sólo, como en el caso del bando rebelde, por posibles analogías ideológicas, que las hubo, sino por la influencia directa de españoles conocedores del cartel soviético y la inmensa presencia que todo lo ruso tuvo en la zona republicana desde el otoño del 36. No obstante, en nada se parecen ambos fenómenos artísticos, como en nada se parecen ambos procesos políticos. España era un país democrático, parlamentario y con profusión de partidos políticos. Desde el primer momento de la guerra, la espontaneidad artística de los cartelistas españoles, aficionados y profesionales se pone en marcha para demostrar que una de las más inmediatas consecuencias del arte en la República (aunque fuera en guerra) es la diversidad y la imaginación, frente a la monotonía del cartel ruso. En cualquier caso, cuando se examinan individualmente carteles de ambos países, los parecidos saltan muy a menudo.
EL FOTOMONTAJE COMO UNA NUEVA FORMA DE AGITACIÓN – GUSTAVE KLUTSIS, MOSCÚ 1931
El fotomontaje, por ser el método más moderno en el campo de las artes plásticas, está íntimamente unido al desarrollo de la cultura industrial y a la acción artística de masas.
El fotomontaje es la forma que toma la agitación y la propaganda en el campo del arte. Es natural, por tanto, que haya sido utilizado principalmente en el campo cultural de la Unión Soviética.
En el desarrollo del fotomontaje hay que distinguir dos tendencias. La primera tiene su origen en la publicidad de Estados Unidos: es lo que se llama el fotomontaje publicitario formalista que ha sido utilizado por los dadaístas y los expresionistas occidentales. La segunda se ha desarrollado de una manera completamente independiente sobre suelo soviético: es el fotomontaje de propaganda política el que ha elaborado sus propios métodos, principios y leyes de construcción. Después ha alcanzado la legitimidad de ser llamado “el nuevo aspecto del arte de masas” o el arte de la construcción del socialismo.
Este aspecto del fotomontaje a ejercido una influencia importante en la prensa comunista de Alemania y en otros países que se han apropiado de este método para presentar la literatura de masas.
En la URSS, el fotomontaje apareció en el Frente de Izquierdas de las Artes después de la desaparición de la no-objetividad. Para el arte de agitación era necesario un medio de representación realista basado en una técnica de vanguardia, que gozase de una precisión gráfica y de una expresión extremas.
Las viejas formas de arte plástico, como el dibujo, la pintura o el grabado, se revelaron insuficientes, con su técnica atrasada y su métodos de trabajo anticuados, para satisfacer el compromiso de las masas revolucionarias.
La esencia del fotomontaje radica en la utilización que hace de la fuerza físico-mecánica de la cámara fotográfica (de la óptica) y de los recursos de la química con una finalidad de agitación y de propaganda. Cuando la foto sustituye al dibujo, el artista representa tal o tal momento de una manera más verídica y más viva, y por ello con un mayor grado de sensibilidad para las masas.
Lo importante de esta sustitución es que la foto no es el croquis del hecho visual, sino su fijación exacta. Esta actitud, este lado documental, dan a la foto un poder de acción sobre el espectador imposible de alcanzar por la representación gráfica.
Los carteles de propaganda, cubiertas e ilustraciones de libros, eslóganes leninistas, periódicos murales y cuñas rojas han necesitado nuevos métodos de representación más vivos, más contundentes y más exactos. Se necesitó un arte sostenido por un buen equipo técnico y que utilizara las fuentes de la química. UN ARTE AL NIVEL DE LA INDUSTRIA SOVIÉTICA. Este arte es el fotomontaje. No hay que pensar que el fotomontaje se reduce a una disposición expresiva de las fotos. Lleva consigo un eslogan político, color y elementos puramente gráficos.
La organización expresiva de todos estos elementos únicamente pude ser realizada en el plano de la ideología y del arte por una nueva clase de artista –un militante- especialista del trabajo político-cultural de masas, un constructor que posee el arte de la foto y que construye su composición según las leyes completamente nuevas en el campo del arte. Los nuevos procedimientos de construcción se han convertido en indispensables para los nuevos elementos de representación así como para el nuevo orden social.
Los carteles soviéticos y su eficacia comunicativa
Todo cartel soviético, no importa la fecha de creación, lleva consigo la estampa de expresividad y calidad gráfica. La atención a los detalles es impresionante. El ámbito de técnicas usadas es inabarcable. Los carteles soviéticos son un cofre con un tesoro lleno de inspiración para cualquier diseñador gráfico, sin mencionar el placer de verlos. Y lo que es importante, todo cartel soviético tiene una referencia histórica esencial para el entendimiento de los distintos significados que han ido adquiriendo con el tiempo.
En la Unión Soviética, el movimiento constructivista, de la mano de Lissitzky, Rodchenko, Klutsis y Stenberg, considerará el arte al servicio de la nueva sociedad comunista, consagrándose el diseño industrial, las artes aplicadas y la comunicación visual. Este trabajo de los constructivistas tendrá un impacto importante en el diseño occidental, sobre todo a través de la Bauhaus y el movimiento «de Stijl».A partir de 1932, el realismo social pasó a ser el arte oficial de la Unión Soviética.
En la ex Unión Soviética los bolcheviques promovieron un movimiento llamado constructivismo ante una sociedad cada vez más industrializada, entre los cartelistas más importantes de este movimiento están Lissitsky y Alexander Rodchenko.
En la ex Unión Soviética los bolcheviques promovieron un movimiento llamado constructivismo ante una sociedad cada vez más industrializada, entre los cartelistas más importantes de este movimiento están Lissitsky y Alexander Rodchenko.
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