Euskal Herria (País Vasco) había vivido, allá por
1982, una explosión de bandas "radikales" como nunca antes se había
producido en ningún lugar de la península ibérica, y que sacudió los cimientos
de la escena musical de forma ostensible. El caldo de cultivo allí era idóneo:
El País Vasco cuenta con importantes zonas industriales, y la crisis económica
de la época condenó al paro a muchos jóvenes. Si a eso le unimos la
consiguiente "moda" de la heroína y el mal llamado "problema
vasco", no es de extrañar que toda una generación apostara por la
filosofía punk del "no future" y su legado musical (siempre combativo
contra el poder establecido) sea tan rico.
La etiqueta de Rock Radical Vasco (RRV) surge en 1983 de la mano de José Mari Blanco (ex manager de La Polla Records) y Marino Goñi (fundador de las compañías discográficas Soñua y Oihuka), y fue acuñada tras un festival contra la adhesión de España a la OTAN. Algunos grupos rechazaron la designación por considerarla comercial y otros por incluir la palabra "vasco", reivindicándose como apátridas.
Los grupos del RRV estaban amparados por pequeñas discográficas locales y tenían su propio circuito de conciertos en la zona, aunque también realizaron conciertos fuera de su ámbito de origen y su música pudo escucharse en toda la geografía española. Las formas de difusión no eran las clásicas y habitualmente se dieron a conocer en los medios de la cultura alternativa (gaztetxes, radios libres, fanzines, etc.), así como en algunas de las páginas de la sección cultural del diario Egin.La situación en el País Vasco en los años 1980 era un caldo de cultivo de la canción protesta que antes realizaran cantautores folk como Benito Lertxundi, Mikel Laboa, Xabier Lete, Errobi, Mixel Labéguerie, Urko, Pantxoa eta Peio, etc.
- La crisis económica desestructuró la sociedad vasca y generó altos niveles de desempleo y pérdida de poder adquisitivo de la población agravada por el incremento de natalidad.
- La marginalidad aumentó especialmente en los suburbios de las zonas industriales y con ella el consumo de drogas de gran mortalidad como la heroína.
- La transición política, debido en parte a la dispersión política de la izquierda nacionalista vasca, se ralentizó en comparación con otras zonas.
- La creación de un plan denominado Zona Especial Norte (ZEN) que considera como sujetos potencialmente peligrosos a los jóvenes.
EUSKADI EN LOS AÑOS OCHENTA: EL CALDO DE CULTIVO DEL RRV
Lo que se había silenciado a sangre y fuego en los padres se convirtió en el grito de los hijos. Un grito de desencanto, de frustración, de violencia y de rebelión que se dio en llamar Rock Radikal Vasco.
Frente a cultura tutelada por la Transición como fue la Movida Madrileña, el Rock Radikal Vasco es un grito anti-todo, un grito contra la sociedad, un grito de rebeldía contra el sistema que muy pronto sería canalizado por los movimientos abertzales, llegando a convertir varias de las canciones de estos grupos en himnos de resistencia y de rebeldía.
Desde el sarri, sarri de Kortatu, grupo donde empezó Fermin Muguruza, pasando por el nos somos nada de la Polla Records de Evaristo, disfrutando ser una zorra como las Vulpess hast el mítico no hay tregua de Barricada, el Rock Radikal Vasco ha dejado una huella en la cultura musical de este país, una huella silenciada por la cultura ofical que, sin embargo, ha conseguido escribir una página en la historia contemporánea de este país y de Euskal Herria.
Ante esta situación, el denominado Rock Radical Vasco (RRV) nace como expresión musical de redefinición de contenidos "anti" (sistema, policía, nuclear, consumo, represión, militar, machista...) que se caracteriza por su rechazo a aceptar un sistema de cosas impuestas. El «cualquiera puede hacerlo» del punk y la cultura underground, hace que se creen numerosos grupos que eran una forma de expresión, como los fanzines y las radios libres, y a su vez cientos de bandas de música comienzan a dar sus primeros pasos, desarrollándose en paralelo una incipiente industria del sector (sellos discográficos, estudios de grabación, distribuidoras independientes).
Por su parte, la izquierda abertzale, agrupada desde 1978 en torno a la coalición política Herri Batasuna y el periódico Egin, acogieron a aquellos grupos del RRV más afines con sus posturas (Kortatu, Hertzainak, Barricada, etc.), organizando festivales (Egin rock, Martxa ta borroka) como forma de relación con la desencantada juventud vasca. Si bien no todos los grupos musicales aceptaron esa "etiqueta", rebelándose abiertamente algunos de ellos, como Eskorbuto, que continuaron con su particular ideología "anti-sistema", rechazando la concepción política nacionalista vasca.
Otros autores minimizan la influencia del MLNV en el RRV, aludiendo a que éstos grupos eran mucho más hedonistas que políticos, y por otro lado, aunque la base política de la izquierda abertzale desde entonces se sumó aún más al movimiento "anti", éste era mucho más heterogéneo.
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