Alentó el Pacto de Ostende (1866) intentando derrocar a la reina Isabel II. El 19 de septiembre de 1868, después de proclamar el manifiesto España con honra apoyado por Práxedes Mateo Sagasta y Manuel Ruiz Zorrilla, con la ayuda de Francisco Serrano Bedoya y Juan Bautista Topete, desembarcó en Cádiz. Una parte del Ejército se dirigió a Madrid y Prim consiguió las adhesiones de ciudades de Andalucía, Cataluña y Levante. Formado gobierno provisional, presidido por Francisco Serrano, le encargó el Ministerio de Guerra.
La Revolución de 1868 en España y la salida de Isabel II dio lugar a un gobierno provisional presidido por Serrano, y del que estaban también formando parte los otros generales sublevados. El nuevo gobierno convocó Cortes Constituyentes, que con una amplia mayoría monárquica, proclamaron la Constitución de 1869, que establecía como forma de gobierno una monarquía constitucional. Una dificultad inherente al cambio de régimen fue encontrar un rey que aceptase el cargo, ya que España en esos tiempos era un país que había sido llevado al empobrecimiento y a un estado convulso, y se buscaba un candidato que encajara en la forma constitucional de monarquía.
En junio de 1869 asumió la presidencia del gobierno, sin abandonar el Ministerio. Presentó la candidatura de Amadeo de Saboya, que las Cortes aceptaron (noviembre de 1870).
En el inmediato gobierno provisional presidido por Francisco Serrano, Prim se encargó del Ministerio de la Guerra; en las Cortes constituyentes defendió la definición del nuevo régimen como una monarquía democrática, que quedó plasmada en la Constitución de 1869. Serrano pasó entonces a ejercer la Regencia mientras se encontraba un rey para el trono vacante, sustituyéndole Prim como presidente del Consejo de Ministros. Desde ese cargo fue uno de los principales defensores de la candidatura de Amadeo de Saboya; pero unos días antes de que éste llegara a Madrid para iniciar su reinado, Prim murió asesinado en un atentado cuya autoría nunca ha podido ser esclarecida.
CONTEXTO HISTÓRICO
Los progresistas, liderados por el general Prim, firmaron el Pacto de Ostende (1866) con unionistas y demócratas con el objetivo de derrocar a la reina Isabel II e implantar el sufragio universal. La crisis económica y el descontento político contra los impopulares y corruptos moderados desencadenaron la revolución. En septiembre de 1868 el unionista almirante Topete se pronunció en Cádiz junto a Prim y el general Serrano, al frente de la Unión Liberal desde 1867. La sublevación fue apoyada por las Juntas revolucionarias que se organizaron en las grandes ciudades, la mayoría dirigidas por los demócratas, partidarios del sufragio universal, amplias libertades (de culto, de asociación etc.) y la supresión de los odiados consumos y de las quintas. La revolución de 1868, llamada Gloriosa, triunfó con rapidez en el país ya que sólo se opusieron algunos moderados que formaban la camarilla de la reina. Derrotados éstos en la batalla de Alcolea, la reina Isabel II perdió el trono y se exilió a Francia.
Tras la revolución se formó un Gobierno Provisional presidido por el general Serrano y compuesto por unionistas y progresistas, con Prim al frente del Ministerio de la Guerra. El nuevo gobierno convocó elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal, que fueron ganadas por los progresistas. Las Juntas revolucionarias fueron disueltas y los demócratas se escindieron en dos facciones: los dispuestos a colaborar con el Gobierno (fuera monarquía o república) y los que querían una república federal. El Gobierno Provisional eliminó los consumos como deseaban las clases populares pero no las quintas.
Al año siguiente se aprobó la Constitución de 1869, cuyas principales características eran:
- Soberanía nacional.
- La forma de Estado era la monarquía democrática pero se recortaban las atribuciones reales, aún decisivas (disolver las Cortes, libre designación de ministros).
- El poder legislativo residía en las Cortes bicamerales (Senado y Congreso), cuyos miembros eran elegidos por sufragio universal masculino para mayores de 25 años. El Senado seguía siendo una cámara de notables.
- El poder ejecutivo quedaba en manos del Consejo de Ministros.
- El poder judicial lo ejercían los tribunales de justicia y se creó el jurado popular.
- Amplia declaración de derechos (libertad de cultos, de imprenta, de enseñanza etc., reconociéndose por primera vez los de asociación y reunión)
- El Estado se organizaba de forma descentralizada. Los ayuntamientos tenían alcaldes elegidos por los vecinos.
Una vez aprobada la Constitución, se inició la Regencia de Serrano y Prim fue nombrado jefe de gobierno. Como se establecía la monarquía y nadie quería a los Borbones, hubo que buscar un rey lo que no resultó fácil. Finalmente fue elegido por las Cortes el italiano Amadeo de Saboya el candidato de Prim. El ministro de Hacienda, Figuerola, tomó importantes medidas: estableció la peseta como moneda, promulgó la Ley de Minas, que permitía su venta a empresas privadas- por lo general extranjeras- y rebajó los aranceles aduaneros para facilitar el librecambismo (arancel Figuerola), aunque no hizo una reforma fiscal.
EL LEGADO DEL GENERAL PRIM EN LA HISTORIA
Ya durante su propia vida, la figura de Prim despertó el interés de los biógrafos, pero también fue tema frecuente para la novela histórica española y extranjera de los siglos XIX, XX y XXI.
Louis Blairet escribió Le général Prim (París, 1868) y Benito Pérez Galdós centró en este personaje el trigésimo noveno de sus Episodios nacionales, Prim (1906), así como Francisco Agramonte su Prim. La novela de un gran liberal de antaño(1931). En el siglo XXI han escrito novelas sobre su figura y muerte Ian Gibson (La berlina de Prim, 2012) y José Calvo Poyato (Sangre en la calle del Turco, 2011) entre otros.
También se escribieron textos biográficos, como el de Víctor Balaguer (Prim: vida militar y política de este general, 1860) o el anónimo de 1866 (Biografía del general don Juan Prim, conde de Reus y margués de los Castillejos), la relación de su asesinato por parte de Roque Barcia, la biografía de Francisco José Orellana (Historia del general Prim, 1871), la clásica investigación de Antonio Pedrol Rius Los asesinos del general Prim (1960).
En 2014 se estrenó por Televisión española un telefilm que refleja los acontecimientos que rodearon al magnicidio de Prim, titulado Prim, el asesinato de la calle del Turco, con Francesc Orella dando vida al personaje.
Juan Prim |