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martes, 26 de noviembre de 2024

CAPÍTULO 14. EL NEOLÍTICO EN EL PRÓXIMO ORIENTE. PRECEDENTES MESOLÍTICOS. EL PPNA Y EL PPNB. EL NEOLÍTICO CERÁMICO

INTRODUCCIÓN

Pocos son los focos en el planeta que nos permitan estudiar los procesos socio-culturales y económicos que desembocaron en la producción de alimentos. Uno de ellos es la zona de Próximo Oriente
o Levante. Por esta razón numerosos investigadores centraron sus estudios sobre el origen del Neolítico en esta zona.

El motivo de tal decisión se debe a:
  • Se trata de una región donde se encuentran especies silvestres que fueron predecesoras de las domesticadas.
  • En esta región surge uno de los núcleos del que emergen sociedades completamente urbanas.
  • Es la zona nuclear de los sistemas productores europeos.
Debido a su uso generalizado en manuales y libros especializados se sigue empleando los acrónimos en inglés para referirnos a las diferentes fases del Neolítico de Próximo Oriente. Por último la cronología se expresa en dataciones radiométricas calibradas (cal) antes del presente (before present, BP).



PRECEDENTES MESOLÍTICOS

El medio natural

El Creciente Fértil es el área comprendida entre el sur de Siria hasta la cuenca Media del Éufrates, que abarca el Sinaí, Israel, Palestina, Líbano, oeste de Jordania y Siria al este (también llamado corredor
levantino). Las montañas del Taurus, el Este de la Meseta de Anatolia al norte y los montes Zagros, y las cuencas del Éufrates y el Tigris al este. Las zonas altas de esta zona reciben precipitaciones en torno a
200 milímetros cúbicos, suficiente para el desarrollo de cereales sin irrigación. La zona sureste de Anatolia, el Taurus y los Zagros contienen una importante masa forestal compuesta principalmente por roble. Esta área fue objeto de investigación sobre los orígenes del Neolítico porque es donde, se dan los ancestros salvajes de las especies domesticadas. El trigo salvaje (Triticum boeticum) ancestro del trigo (Triticum monococcum) se encuentra en Turquía y el Zagros. La cebada silvestre (Hordeum spontaneum) antecesor de la cebada (Hordeum vulgare) se da en el corredor Levantino, el Taurus y el Zagros, y también al Oeste de Creta y Libia. El farro o “escanda” (Triticum diccoides) es antecesor de la especie cultivada (Triticum dicoccum) que se encuentra en el Zagros y el Taurus. Las legumbres
como las lentejas o guisantes se dan desde el Mediterráneo al Mar Caspio.

En cuanto a los animales, la oveja doméstica (Ovis aries) podría descender del muflón de los Urales (Ovis orientalis), el cual, se distribuye entre el este del Mediterráneo hasta el Himalaya. La cabra doméstica (Capra hircus) desciende de la cabra montesa (Capra hircus aegragus) que se extiende desde el Zagros a Pakistán. El uro (Bos primigenius) sería el predecesor del toro doméstico (Bos taurus),
mientras que el cerdo desciende del jabalí (Sus scrofa).

 Los grupos mesolíticos

Los grupos cazadores-recolectores de Próximo Oriente incorporan desde temprano, las especies silvestres en su economía, como los grupos Kebarienses (tecnocomplejo que ocupo la zona levantina entre 18.000 – 15.000 años cal BP), que ya usaban morteros de piedra para moler trigo y cebada silvestre. Estos morteros se emplearían cuando ocupaban dicho territorio para la recolección del grano. En el yacimiento de Ohalo II se recogieron millares de semillas carbonizadas de cereal silvestre (trigo y cebada) y otros frutos (almendra, pistacho, aceituna y uva).

Entre el 14.900 y 13.700 años cal BP aparece el Natufiense (complejo mesolítico más conocido) presentando una economía predadora basada en la caza de gacelas, y la recolección de cereales y
leguminosas silvestres, empleando para ello dientes de hoz para cortar las espigas de grano, y morteros y molederas para su procesado. Muchos autores consideran a estos grupos, los predecesores del Neolítico en la región.



EL NEOLÍTICO PRECERÁMICO A (PPNA)

Introducción

El Pre-Pottery Neolithic A o Neolítico precerámico A (PPNA) en una cronología comprendida entre 12.175 y 11.000 años cal BP y duraría apenas un milenio. Comenzó en la etapa fría del Dryas, a finales del Pleistoceno. A inicios del Holoceno, comenzó en el Próximo Oriente el inicio de la producción de alimentos, menos en la región del Zagros, que se retrasaría un milenio. El tecnocomplejo está localizado en el corredor levantino entre el valle del río Jordán, los lagos del oasis de Damasco, hasta el Éufrates Medio, y al norte llegando hasta Anatolia.

El tecnocomplejo fue identificado por primera vez en el yacimiento de Tell el-Sultán de Jericó (Israel), entre los cuales destacan, Khiam, Netiv Hagdud y Nahal Oren en Israel, Aswad, Mureybet, Qamarel Cheikh Hassan en Siria o Cayönü en Turquía.

Se considera que existieron 3 grupos, el Sultaniense (en cuenca del río Jordán), el Mureybetiense (norte región Levantina y Éufrates Medio), y el Aswadiense (oasis de Damasco).

Asentamientos

Los poblados del PPNA son muy variables en sus dimensiones (de 2 a 3 ha a 100 m2) con unidades de habitación circulares u ovales (de 4-8 metros de diámetro), similares a las del Natufiense. La mayoría semienterradas en el suelo y con una hilera de piedras en la base (de hasta 80 cm de altura), y tapial o ladrillos de adobe para realizar la superestructura. Los techados pueden ser cónicos o planos, y el interior suele estar poco acondicionado o compartimentado, con el suelo de tierra apisonada y un hogar marcado por piedras y escalones desde la puerta al suelo.

La viviendas pueden agruparse formando racimos de viviendas, dependiendo de la topografía del terreno, y en el caso del poblado de Jericó rodeados por una muralla, pudiera ser por medidas defensivas
o para protegerse de las crecidas del río (razón más plausible, ya que los poblados circundantes no disponen de murallas).

Existen otros edificios de uso comunal (simbólico o ritual) como el edificio semicircular en el yacimiento de Dhra’ (Israel), levantado con paredes de arcilla y una serie de extraños pilares en su interior, interpretado como un lugar para actividades religiosas.

En Jericó destaca su torre asociada a la muralla del poblado, teniendo en su origen una altura de 8’5 metros y un diámetro de 8 metros, y albergaba en su interior estructuras circulares destinadas al
almacenamiento de excedentes. La torre posee una escalera estrecha que conducía a la parte superior y es posible que también albergara enterramientos en su interior.


Ritos funerarios y religión

Los ritos funerarios siguen tradiciones natufienses, donde las necrópolis son abundantes en los poblados como Jericó, Nahal Oren o Hatoula (Israel). Existe una clara diferenciación en el trato de las sepulturas entre adultos y niños.

Los adultos y jóvenes eran enterrados individualmente y sin ajuar, y tiempo después, cuando tejidos y músculos del difunto se habían podrido, la sepultura se volvía a abrir y se extraía el cráneo del
cadáver. Estudios etnográficos apuntan a que este comportamiento podría ser debido a algún tipo de ritual comunitario y, tras dicho ritual, los cráneos se colocaban entre los muros de las casas, en el
suelo, o en estanterías domésticas, como en Netiv Hagdud (Israel), junto a aperos y utensilios de molienda.

Algunos niños han aparecido enterrados dentro de las viviendas, justo debajo de los pilares que sujetan la techumbre, y algunos adultos aparecen enterrados intramuros o extramuros fuera de la necrópolis, cuya finalidad, aun es un enigma.

La conclusión de los investigadores en base a la ausencia de ajuar, la sencillez de estas y la manipulación post-mortem, podría ser empleado para reafirmar la territorialidad colectiva, integración en la comunidad y minimizar las diferencias socioeconómicas entre individuos y clanes.

Para muchos autores, el Neolítico supone una ruptura simbólica con el pasado cazador-recolector, y se pasa de un simbolismo Paleolítico y Mesolítico basado en un bestiario animal, a un nuevo simbolismo con la Diosa-Madre como elemento principal. La Diosa-madre se acompaña de un elemento masculino (en el caso del Próximo Oriente)encarnado en forma de toro, formando ambos el sistema religioso de
estos grupos, existiendo (según Jacques Cauvin) una diferenciación entre los superior (o divino) y lo inferior (humano o cotidiano).

Las evidencias arqueológicas las tenemos en yacimientos como Netiv Hagdud o Dhra’ (Israel) donde aparecieron figurillas femeninas, rompiendo con el simbolismo natufiense de repertorios zoomorfos y
representaciones fálicas, aunque también se han encontrado representaciones fálicas en contextos del PPNA, como en el yacimiento de Salibiya IX, donde una figura femenina de rodillas,
cuando se observa al revés, representa un falo. Sin embargo, el yacimiento que mejor ilustra este cambio de mentalidad es Göbekli Tepe (Turquía), con una fase PPNA (en la cual se hallaron veinte
recintos) y otra PPNB 

Cultura material

Se caracteriza por la industria lítica tallada por métodos de hojas unipolares para obtener hojas y hojitas, muchas de ellas destinadas a la obtención de puntas de flecha del tipo Khiamiense, dientes de hoz,
perforadores y buriles, que dependiendo de la región, se confeccionaban con diversas materias primas.
En los utensilios para trabajar madera, destacan las hachas bifaciales, cinceles y hachas pulimentadas. Para moler cereal y otros frutos se emplearon morteros (heredados del natufiense y otros grupos mesolíticos) y los molinos de mano (que serán típicos del PPNB).

Subsistencia

Los grupos del PPNA tienen una economía cazadora-recolectora. Así lo atestiguan los estudios de fauna y restos de los yacimientos.

La base de la dieta estaba formada por:
  • La recolección de cereales silvestre, frutos secos y frutas.
  • La caza de gacelas, ungulados, aves, pequeños mamíferos y la pesca. La fauna domesticada tuvo un protagonismo muy escaso en este momento.
  • En cuanto a la agricultura, existe debate entre si existían especies cultivadas (pero aún en estado silvestre) o especies totalmente domesticadas, ya que en el yacimiento de Tel Awash, Jericó y Netiv Hagdud, aparecen tanto grano de trigo doméstico, como grano de cebada silvestre.
 Estudios experimentales han intentado conocer el tiempo necesario para que una especie pase de
su morfología silvestre a la doméstica, y concluyen que segando anualmente un tipo de cereal, éste pudo tener morfología doméstica en una horquilla de entre 20 a 200 años, pero empleando otros métodos, como recolectar el grano pasando una cesta por la espiga, permite que el cereal doméstico se mezcle con el salvaje, lo que amplía el periodo. Por tanto, el hecho de que no haya grano  doméstico en los yacimientos no es indicativo de que no existiese la agricultura.

El proceso de formación de la agricultura como método productivo de alimentos, no fue un caso premeditado sino un paso más amplio dentro del proceso de recolección vegetal. Algunos grupos humanos comenzaron a cultivar cereales y legumbres en terrenos aluviales cercanos a los poblados, pero no conscientes del cambio de sistema económico, sino como un paso más de un proceso (recolección de cereal y leguminosas) que se llevaba realizando desde el Mesolítico.

Testimonio de ello, son la cebada de Jericó o los guisantes y lentejas de Tell Aswad (Israel).

La ganadería no fue tan determinante en los primeros momentos del PPNA excepto en el caso del perro, domesticado ya desde el Natufiense.

En la mayoría de los yacimientos la especie más consumida es la gacela, con la que se continuaba realizando su caza selectiva.

También se cazaban liebres, aves acuáticas, onagros, bóvidos, gamos, ciervos y cabe destacar que en los yacimientos de la cuenca del río Jordán, las aves constituyeron el 50% de los recursos alimenticios.

Fuera del corredor Levantino, en zonas áridas, los asentamientos y la producción económica fue muy variada, donde se continuó viviendo como cazadores-recolectores con una economía mixta
(complementaban los recursos con la agricultura).

En las montañas de Jordania, la cueva de Iraq ed-Dubb, tiene en el exterior, una serie de estructuras cavadas empleadas como silos, en las que se encontraron granos silvestres y domésticos de trigo,
cebada, lentejas y otras legumbres. En el yacimiento turco de Cayönü  Tepesi se localiza un foco de domesticación de trigo y una posible proto-domesticación del cerdo, a la vez que se encuentran evidencias de proto-domesticación de la cabra en el Zagros.

También, en ese momento, aumentan los intercambios en toda la región. Las mercancías que se convierten en objetos de intercambio son variadas, desde minerales exóticos como la malaquita y el betún procedente de las charcas cercanas al mar Muerto que se empleaba para impermeabilizar, hasta conchas del mar Mediterráneo o del mar Rojo, que servían para la confección de cuentas de collar. Asimismo se han documentado intercambios s larga distancia con malaquita y la obsidiana. En el caso de esta última, sabemos que materia prima procedente de la zona central de Anatolia se ha encontrado en Jericó.

En algunos casos, las redes de intercambio de estos bienes pudieron tener puntos de encuentro. De esta manera se explica el tamaño tan extraordinario de algunos yacimientos como el de Wadi Fayan 16 (Jordania), en los márgenes desérticos, situado muy cerca de fuentes de malaquita.




NEOLÍTICO PRECERÁMICO B (PPNB)

Introducción

El Neolítico Precerámico B tiene una cronología comprendida entre 10.950 – 8.900 años ca BP, y supone el afianzamiento de la producción de alimentos y su expansión a otras áreas adyacentes, como Anatolia, Chipre y Meseta iraní.

Este periodo se suele dividir en 3 etapas
  • PPNB Inicial: Localizado al norte del Creciente Fértil (noroeste de Siria), área que ocupaba el Mureybetiense, corresponde a la primera oleada expansiva hacia el sureste de Anatolia. Se define claramente en el yacimiento de Tell Aswad (Siria).
  • PPNB Medio: Corresponde a la segunda oleada de expansión hacia el sureste del Próximo Oriente con numerosas facies tecnoculturales (en Éufrates medio, Taurus, región entre Palestina y Damasco). Se identifica claramente con la domesticación de rumiantes y con asentamientos mayores y más estables.
  • PPNB Final: Corresponde a la gran fase de expansión más allá del área nuclear del Creciente Fértil, hacia el noreste de Siria hasta llegar a zonas no ocupadas y hasta en el desierto ocupando zonas deshabitadas desde finales del Natufiense. Se producen profundos cambios económicos en torno a la agricultura, la domesticación de nuevas especies y la aparición del pastoreo nómada. El final del PPNB coincide y coexiste con la aparición del Neolítico Cerámico con el que no existe una ruptura clara.
Asentamientos

La mayoría de los asentamientos pueden comprender de 2 a 12 ha, y los mayores pueden formar tells (montículos de desechos compuestos por escombros y restos de viviendas hechas de tapial o adobe, de ocupaciones anteriores).

Los yacimientos mejor conocidos podrían tener una población de entre 1.000 a 2.000 personas entre los que se destacan, Tell esSultan (Jericó), ‘Ain Ghazal (Israel), El Kown, Bouqras y Tell Abu Hureyra (Siria), Cayönü, Tepesi, Haçilar y Çatalhöyük (Turquía) y Maghzaliyah o Nemrik (Irak).


Los asentamientos reflejan un incremento mayor de la complejidad social, existiendo construcciones empleadas como viviendas y otras usadas con fines rituales o sociales. Con la generalización de la
ganadería existen zonas dedicadas a la estabulación, bien dentro de la propia vivienda o bien en el exterior. Las estructuras de uso doméstico son generalmente de planta rectangular o cuadrada, de paredes con ladrillos de adobe y con varias estancias. Algunas de ellas con dos plantas, siendo la inferior usada como lugar de almacenaje y procesado de alimentos, mientras la superior es la vivienda. La mayoría de ellas tiene silos (agujeros excavados para el almacenamiento) y hogares definidos con piedra, por lo que parece claro, que la familia fue la unidad básica de producción y consumo.

Las construcciones son ahora de planta cuadrangular aunque existe una amplia variedad de construcciones. Pueden clasificarse en cuatro tipologías:
  • Casas alargadas. Excavadas en el suelo y de dos plantas. La parte inferior, semienterrada, se usaba como taller o almacén y la parte alta tenía una o dos estancias destinadas a actividades domésticas.
  • Casas con corral central y estancias alrededor. Contaban con una entrada en la parte superior y también tenían dos plantas. El corral servía como elemento articulador de las estancias y para estabular al ganado.
  • Casas aglutinadas “estilo Indios Pueblo” de hasta tres pisos.
  • Casas de varias estancias cerradas al exterior con corral central y una sola planta típicas del paso entre el PPNB el Neolítico cerámico.
El motivo de tal variedad de viviendas podría estar relacionado con diferentes factores: la topografía, la entidad grupal o la estructura social.

Además de estructuras de uso doméstico se siguieron construyendo edificaciones de uso comunal y de posible uso simbólico, religioso o social.

Investigaciones llevadas a cabo en las últimas décadas, han puesto en evidencia los patrones arquitectónicos para conocer “dónde” y “cómo” construyeron los edificios que tenían una función simbólica, religiosa o social. En el yacimiento de Beidha, a unos 40 metros fuera del poblado, se construyó una estructura con altos muros de piedra, un profundo agujero revocado de piedra y una plataforma rectangular. Por su localización y morfología, se trataba de una estructura de carácter ritual. En Ain Ghazal se encontraron 2 estructuras construidas entre edificios rectangulares, donde una de
ellas tenía 4 canales subterráneos orientados hacia los puntos cardinales. Otros dos edificios en el mismo yacimiento tenían al final de la estancia monolitos de piedra. No son pocos los que denominan a este tipo de construcciones, templos o santuarios, aunque dichos términos correspondan a épocas posteriores.



Ritos funerarios y simbolismo

Siguen existiendo enterramientos en las casas pero en menor número quizás debido a la existencia de las necrópolis.

Coexistieron 3 tipos diferentes de enterramiento:
  • Las sepulturas primarias de adultos, tanto hombre como mujeres en tumbas individuales.
  • Entierros de niños en tumbas individuales y en ocasiones múltiples.
  • La extracción de algunos cráneos de adultos en tumbas individuales, formando parte de algún ritual, volviéndose a enterrar en escondijos uno a uno, o en grupo.
Un aspecto muy interesante es la relación entre ritos funerarios y arquitectura pero sin seguir un patrón reconocible. Hay cadáveres de niños que se pueden encontrar enterrados en los cimientos, suelos o
 patios de las viviendas, formando parte de ritos de la fundación de las casas o muros. Los enterramientos secundarios de los cráneos en casas suelen ubicarse en la zona suroeste de las viviendas, con muestras de tratamiento previo al enterramiento. En Nahal Hemar (Israel) se encontró un escondrijo con 6 cráneos parcialmente recubiertos en asfalto, y en el yacimiento de ‘Ain Ghazal, se encontraron 3 cráneos en el centro de la habitación con ligeras capas de betún en sus partes traseras.

Los cráneos modelados son la evidencia más llamativa de los rituales funerarios durante el PPNB, con una gran variabilidad de tipos de materias empleadas para moldear cráneos, grado de intervención del modelado, y técnicas de realización. Las capas empleadas (generalmente de yeso) servían para preservar los cráneos, así como para ofrecer un aspecto lo más parecido a la persona viva, con lo que se reconstruía, la nariz, ojos (mediante incrustaciones de conchas), o la boca. De la veintena de cráneos moldeado que se conocen, la mayoría no conservan la mandíbula.

Las actividades relacionadas con la extracción de cráneos, su modelado y su posterior enterramiento, tuvo que estar relacionado con rituales de carácter simbólico o religioso, en el que se involucraba gran parte de la población. Estudios etnológicos ponen en relación este tipo de actividades con el culto a los antepasados y los enterramientos secundarios en las viviendas enfatizan la importancia de la comunidad frente al individuo.

También emplearon un amplio espectro de máscaras, estatuas y figuras en su cotidianidad y vida espiritual. Algunas de las más relevantes son las estatuas antropomorfas de los yacimientos de
Jericó o ‘Ain Ghazal, figuras modeladas y realizadas en materias blandas de más de 1 metro de altura, representando individuos completos, o bien, en busto (cabeza y torso). Se construyeron por partes que se ensamblaron y representaron un esfuerzo de energía y tiempo considerable. En ambos yacimientos fueron encontradas enterradas dentro de las viviendas.

Las máscaras esculpidas en caliza son también un elemento representativo de la vida espiritual, presentado orificios en boca y ojos. También aparecen figurillas de animales en arcilla, en contextos domésticos, por lo que algunos investigadores, lo asocian a cultos de carácter doméstico. La mayoría de estas figuritas representan toros (también cabras o caballos), lo que indica la importancia del toro en sus ritos religiosos. En algunas de ellas se hicieron incisiones con un instrumento lítico cuando la arcilla estaba fresca, simulando un sacrificio ritual, aunque hay otras figuras que pudieron servir como juguetes a los niños.

Cultura material

La industria lítica se caracteriza por aumento de talla laminar a partir de núcleos prismáticos bipolares, tallados por percusión directa con percutor duro, y por núcleos unipolares tallados por presión (núcleos nabiformes). El objetivo es producir hojas muy estandarizadas y retocadas para confeccionar piezas de uso cinegético (microlitos geométricos o puntas de flecha pedunculadas), piezas de siega (dientes de hoz), piezas para trabajar la madera (hachas) o piezas para trabajar madera, el hueso o el cuero (buriles, raspadores, perforadores).

El material de molienda aumenta, sobre todo, el empleado para moler y machacar (molederas o cuencos de mortero), los cuales se realizaban en diferentes materias primas como arenisca, caliza o basalto.

La producción de cal se empleó de manera muy amplia para enlucir las paredes y suelos de las viviendas, y su empleo pone en evidencia que ya conocían el método de fabricación y el control del fuego, para llevar a cabo la calcinación de la caliza.

Muy importantes son las evidencias de cordería y cestería, gracias a improntas dejadas en los sedimentos o en el betún empleado para impermeabilizarlo, y también a partir de los restos encontrados en yacimientos como Nahal Hamar (Palestina), donde aparecieron restos de esterillas, cestos, vasijas, redes y carcajs realizados en fibras vegetales.

Subsistencia

La actividad agrícola se efectúa, en gran parte, sobre especies domesticadas, las cuales, se expanden rápidamente, y las evidencia botánicas así lo indican, y las arqueológica también, como los dientes de hoz que son mucho más robustos, ya que se debía segar el cereal seco, o con un raquis más robusto que la especie silvestre.

Cereales como el trigo, la cebada o leguminosas como el haba, la algarroba, la arveja, la lenteja o el guisante están claramente presentes en muchos yacimientos como Ahihud en Israel.

La agricultura usaría técnicas de arado manual, y también se ha constatado el uso de técnicas de quema de vegetales para favorecer el crecimiento de pastos.

Desde finales del PPNA se conocen indicios de actividad ganadera en la región del Zagros, y en el yacimiento de Ganj Dareh se conocen restos de cabra con morfología doméstica, la cual, gracias a las estructuras tipo redil, improntas de sus pezuñas en ladrillos de adobe y análisis de fosfatos del sedimento sabemos que estaban estabulados. La ganadería de oveja y cabra se extiende rápidamente por todo el Creciente Fértil, encontrándose pronto en Anatolia e Israel.

La inclusión del cerdo y la vaca se producen en la fase final del PPNB, y las primeras evidencias las encontramos en el noroeste del Levante y la zona centro-sur de Anatolia. Los toros fueron una imagen importante en el mundo simbólico de estos grupos, y muchos toros fueron sacrificados en rituales religiosos y parte de ellos incluidos en las construcciones de los edificios, sobre todo cráneos que figuran en algunas estancias.

No abandonaron las prácticas forrajeadoras y siguieron consumiendo vegetales silvestres y cazando animales salvajes, como refleja el yacimiento iraní de Umm Dabaghiyah, el cual, se interpreta como un
asentamiento estacional o de corta duración, en la que personas provenientes de un yacimiento permanente en la ribera, se desplaza a esta zona a cazar onagros y gacelas.

En áreas áridas, la caza y la recolección siguen la actividad de subsistencia principal, la ocupación sigue siendo estacional, y las estructuras de habitación circulares u ovales como el PPNA. En la región del Sinaí y del Negev, se interpreta la aparición de cebada doméstica, no como fruto de agricultura, sino de intercambios con otros agricultores de zonas más fértiles. Otros investigadores consideran que la cebada doméstica fue cultivada por estos, debido a la influencia o presión territorial, aunque la completa producción de alimentos (cereal, oveja, cabra) no fue un sistema consolidado en la región hasta varios siglos después de finalizar el PPNB.

Se practica el comercio tanto a larga distancia como a nivel local, con intercambios de obsidiana para la talla lítica desde el este de Anatolia hasta el Zagros, y la zona levantina. Se observa especialización en la talla de piedra en núcleos nabiformes, probablemente por artesanos locales dedicados, a tiempo parcial, a tallar la obsidiana y obtener láminas para el resto de los miembros, como parece demostrar las acumulaciones de talla (formando auténticos basureros) en algunos yacimientos como Ain Ghazal.



EL NEOLÍTICO CERÁMICO

El hecho de que se denomine Neolítico Precerámico no implica que no se usase la cerámica. Más allá de las figuritas de arcilla del PPNA y PPNB, el menaje cerámico comienza a usarse en las fases finales del Neolítico precerámico.

La transición del Neolítico Precerámico al Neolítico Cerámico

Este periodo, denominado transicional por unos y Pre-Pottery Neolithic C (PPNC) por otros comprende una cronología del 9.050- 8.4550 años cal BP.

Los yacimientos no son muy numerosos y las áreas excavadas no son muy amplias por lo que no podemos discernir muy bien las características de los asentamientos:
  • Parece ser que la zona destinada al estabulado es mayor que en momentos anteriores.
  • Las viviendas siguen siendo cuadradas y de pequeño tamaño. En ocasiones separadas por estancias para almacenaje, las cuales forman edificios independientes. 
No hay evidencias de edificios comunales o de uso ritual, y son de interés numerosos pozos encontrados en el yacimiento Atlit Yam (Israel), con más de 7 metros de profundidad, lo que indica un
complejo conocimiento hidrológico y tecnológico.

Las prácticas funerarias siguen siendo similares a las etapas anteriores (enterramientos individuales), aunque comienzan a existir enterramientos colectivos. Los enterramientos secundarios de cráneos también siguen realizándose.

En la subsistencia se observan diferencias, donde la actividad cinegética pasa a un segundo plano en comparación con la fauna domesticada. En el yacimiento de Ain Ghazal, entre los caprinos, el 50% corresponde a la especie doméstica y la oveja el 85%.


El Neolítico Cerámico

La cerámica se comienza a utilizar de manera sistemática en una horquilla cronológica desde el 8.400 hasta el 6.500 años cal BP., cuando el sistema económico de la producción de alimentos está implantado y conlleva grandes cambios en el uso social de la agricultura.

Las ventajas del uso de la cerámica son:
  • La de almacenar líquidos, como los restos cerámicos de Abu Hureyra, los cuales, se ha demostrado que fueron empleados para cocinar, pudiendo (como comenta Moore), realizarse guisos mezclando carnes y diferentes vegetales.
  • El procesado de vegetales se hizo más suave, ya que las piezas dentarias estudiadas en Abu Hureyra, presentan menos abrasión.
  • El proceso de fermentación: Las bebida alcohólicas fueron usadas como elemento catalizador en celebraciones rituales ysociales, sin olvidar el papel alimenticio que iba a tener en la regiónde Mesopotamia unos siglos después.
  • La cerámica también ha tenido un papel importante a la hora dedefinir tradiciones culturales, y a las culturas de diferentes zonas, a partir de la morfología y decoraciones de los recipientes cerámicos.
Paralelo al empleo de la cerámica se va a producir otro importante cambio en la manera de gestionar el ganado. Los grupos humanos, empezaron a explotar otros recursos ofrecidos por los animales, en
los que Sherrat denominó “Revolución de los productos secundarios”.

Las ovejas y las cabras ofrecen carne, pero también ofrecen leche, que convertida en queso o yogurt, se convierte en una excelente manera de almacenar proteínas (además de eliminar parte de la lactosa, a la que los humanos son, como todos los mamíferos adultos, intolerantes), gracias, al empleo de recipientes cerámicos específicos para la elaboración de estos. Las ovejas además, generan lana, y el ganado vacuno (pese a necesitar más pastos y agua) aportan una mayor cantidad de carne y leche, además de que puede ser empleado como animal de tiro en arados y carros.

En el Próximo Oriente la diversidad cultural fue mayor que en etapas precedentes dándose numerosos grupos culturales distintos, entre los que podemos destacar, el Yarmukiense, el neolítico de Anatolia, la cultura de Halaf (Anatolia) y la cultura de Samarra (Zagros y Taurus).



El Yarmukiense
  •  Se localiza entre la estrecha franja del Mar Muerto y el lago Tiberias, ocupando parte de Israel y Jordania.
  • Existe mayor intensificación en la actividad productora y los asentamientos son también de mayor extensión.
  • Presenta cerámica pintada e incisa.
  • Edificaciones empleadas como viviendas con morfologías tanto circulares como rectangulares, produciéndose una dispersión de la población (quizás debido a la necesidad de más tierras de labor y pastos).
  • Los enterramientos son escasos, pero de gran diversidad de ritos (individuales y colectivos, con o sin ajuar, bajo suelos de habitación o en cistas en el exterior).
  •  Las figuritas (comunes en etapas anteriores), aparecen escasamente en unos yacimientos y desaparecen en otros.


El Neolítico de Anatolia
  • Se ubica en la llanura de Anatolia, en una región cuyas precipitaciones permiten el cultivo de cereal, destacándose los yacimientos de Haçilar, Can Hassan III y Çatalhöyük.
 Económicamente:
  •  Depende de la agricultura de cereal y leguminosas, además dellino.
  •  En la ganadería, destaca la explotación de ovicápridos, vacuno y cerdo.
En cuanto a la cultura material se talla obsidiana mediante percusión directa y presión.
La cerámica es monocroma, de color negro y escasamente decorada.
La industria ósea es muy abundante y variada, comenzando a aparecer objetos en cobre nativo martilleado.
  • Los poblados son monolíticos (casas adosadas unas a otras sin espacios intermedios, ni calles). Se entraban a las casas desde los tejados y las paredes estaban enlucidas en cal, y en el interior se realizaban estructuras como bancos corridos, hogares, etc.
  • El aspecto más importante de esta cultura es el simbólico, obtenido a través de restos arquitectónicos interpretados como santuarios o templos en el yacimiento de Çatalhöyük.
La temática de estas, está polarizada por las representaciones de toros (asociados con lo masculino) y figuras femeninas. * Se representan pinturas y grabados, destacando los relieves sobre paredes en los que partes del esqueleto (cabezas y cuernos), se imbrican en los muros del edificio. Las representaciones femeninas se asocian con la diosa madre, y suelen mostrarse con los atributos sexuales bien marcados, y en acciones muy explicitas relacionadas con la fertilidad (por ejemplo, dando a luz toros). En etapas finales de este periodo, destacan una gran cantidad de pequeñas figuras en terracota, yeso y otras materias primas.
  •  Socialmente se observa cierta estratificación social, observándose en los enterramientos diferenciaciones en el ajuar, sobre todo dependiendo del sexo.
  • Algunos autores han visto en estos momentos, la finalización de un movimiento social que comenzaría antes incluso de la actividad productora, y que se concreta en una especie de pan-religión en el Próximo Oriente en donde el toro y la diosa madre serían los elementos simbólicos aglutinantes.
yacimiento de Çatalhöyük

La cultura de Samarra

Se ubica en la zona meridional de Mesopotamia, desde los montes Zagros hacia el sur, teniendo sus esplendor hacia la segunda mitad del VI milenio a.C.

Los yacimientos más relevantes son Choga Mami, Tell Sawwan o Bagouz (Irak).



Los poblados son complejos en su estructura y de gran tamaño, pudiendo llegar a 6 ha. Los poblados tienen una plaza central donde desembocan los accesos a él, y algunas casas están estructuradas en
torno a un patio central. El yacimiento de Tell-es-Sawwan, está rodeado por un foso y una muralla de adobe realizados en molde y las casas son de planta rectangular, con estancias de tamaño variable y contrafuertes en los muros, lo que indica existencia de pisos superiores.
  • Los enterramientos eran inhumaciones diferenciando entre adultos (enterrados individualmente en fosas, con escasos ajuares e impermeabilizados con asfalto) y niños (enterrados en grandes vasijas y acompañados de figuritas como ajuar).
  • La economía se basaba en la ganadería de bóvidos y ovicápridos, y cerdos.
Lo más importante de esta cultura es que existen pruebas arqueológicas del uso de irrigación a gran escala, con varios kilómetros de canales encontrados en el yacimiento de Choga Mami.
Esta irrigación se debe, en parte, al cultivo de especies cereal que necesita abundante agua. Los recursos fluviales también son importantes en la economía con actividades de pesca y recolección de moluscos.


 La cultura de Halaf
  • Al final del VI milenio a.C. la región comprendida entre el Éufrates y los Zagros.
  • Destacan los yacimientos de Tell Halaf, Tell Sabi Adyad, Tell Yarim Tepe II.
  • Esta cultura presenta en amplia dispersión y cambios socioculturales que llevaron a las primeras jefaturas, apoyados, en parte, a las mejoras en los transportes de animales de tiro.
  • Los asentamientos no son demasiado grandes, aunque los mayores podían alcanzar 8 ha, componiéndose de estructuras circulares de adobe, en ocasiones compartimentadas, y con techumbre cupular. Las edificaciones forman agrupaciones de casas circundadas por un muro a modo de muralla.
  • La base de su economía era la agricultura (trigo, cebada, lentejas, garbanzos, lino) mejorada por los suelos fértiles del Éufrates, y la ganadería (bóvidos, ovicápridos y suidos), además de la caza complementaria de onagros, ciervos y pesca fluvial.

La cultura material estaba dominada por la cerámica de vasijas carenadas de bordes abiertos y copas de pie largo, con decoraciones en color rojo y negro, y con motivos geométricos, vegetales y zoomórficos. 

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