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POEMAS, CUENTOS Y ESCRITOS REVOLUCIONARIOS DE DANIEL FERNÁNDEZ ABELLA is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License. Para utilizar primero y siempre sin ánimo de lucro ha de consultar al autor. Daniel Fernández Abella todos los derechos reservados.

viernes, 18 de enero de 2019

ALEMANIA DURANTE EL SIGLO XIX

El 18 de enero de 1871 es el inicio de Alemania como país con la institución del Imperio Alemán. Tras la victoria de Prusia en la Guerra Franco-Prusiana, se consigue la unificación de los diferentes estados alemanes, excluyendo a Austria. De esta manera Prusia se convierte en Alemania bajo el régimen del canciller Otto von Bismarck, uno de los estadistas más importantes del siglo XIX. A partir de entonces se inicia un período de gran desarrollo nacional en los ámbitos de economía, política y milicia. Desde entonces, Alemania es considerada junto con el Reino Unido, una de las principales potencias del mundo. Bajo este liderazgo, Alemania experimentó rápida industrialización, y el nacionalismo alemán militante surgió a finales del siglo XIX.

Antecedentes

En la segunda mitad del siglo XIX, la grandeza militar de Francia fue vencida por un estado alemán, conocido como Prusia, y así emergió una nueva y poderosa Alemania. Tras el fracaso de las revoluciones de 1848, la confederación alemana, compuesta por más de 40 estados, quedó más desunida de lo que hahia estado en siglos. Los dos estados más poderosos, Austria y Prusia, luchaban por el poder sobre toda Alemania. Aunque al principio era la más débil, la industria y el comercio de Prusia creció en la década de 1850. Su creciente poderío era apoyado por el káiser de Prusia y su nuevo primer ministro, Otto von Bismarck. Austria y Prusia fueron a la guerra contra Dinamarca para controlar los ducados de Shlesvvig y Holstein. Aunque ambos ducados pertenecían a la familia real de Dinamarca, muchos alemanes vivían allí. Dinamarca fue vencida y los dos ducados quedaron bajo el control de los alemanes, pero Austria y Prusia comenzaron a reñir sobre cómo debían ser administrados.

Batalla contra Austria

Después de la Guerra de los Ducados, Austria se había quedado con el ducado de Holstein. Bismarck estaba descontenta con la administración austríaca en el condado y declaró la guerra a Austria en el año 1866. Prusia derrotó a Austria en la guerra y pasó a dominar a los Estados del norte de la Confederación.

En 1866, Bismarck disolvió la confederación alemana y Austria le declaró la guerra a Prusia, confiando en la victoria. No obstante, no tuvieron en cuenta la destreza y la fortaleza del ejército prusiano. Las fuerzas prusianas arrasaron el territorio austríaco a una velocidad alarmante y el poder del imperio Habsburgo austríaco fue debilitado para siempre cuando los austríacos fueron vencidos el 3 de julio de 1866, en la batalla de Sadowa. Bismarck luego formó la confederación del norte de Alemania, con Prusia como su miembro más poderoso. 

Batalla contra Francia 

La batalla de Sedan, en el oriente de Francia, el 1 y 2 de septiembre de 1870, fue la escena de un conflicto desigual entre las fuerzas prusianas y las francesas. Las fuerzas francesas fueron superadas en número, de dos a uno. Aunque Leboeuf, el ministro de Defensa francés, había asegurado que la preparación francesa era total, cuando la batalla comenzó se encontró con que no todos los carabineros franceses tenían un rifle. Rodeados e incapaces de huir, Napoleón III y una tropa francesa de 85.000 hombres finalmente fueron obligados a rendirse. 

Con un ejército formado por militares prusianos y germánicos, Prusia condujo la invasión y conquista de Francia. Guillermo I fue proclamado emperador de Alemania en 1871, completando el proceso de unificación de Alemania. En 1871 fue firmado el Tratado de Frankfurt entre Francia y Alemania. Como vencidos, los franceses tuvieron que pagar una elevada indemnización de guerra y ceder a Alemania los territorios de Lorena y Alsacia.


El kaiser Guillermo I

Partidario de una monarquía fuerte, emprendió inmediatamente una profunda reorganización del ejército con el objetivo de hacer realidad la realpolitik, el proyecto de unidad alemana. El Landtag, el parlamento bicameral, no aprobó las partidas presupuestarias necesarias para su financiación, pero Bismarck, su nuevo canciller, hizo caso omiso tanto del voto parlamentario como de las protestas de la oposición y llevó adelante los planes.

Después de la guerra de los Ducados (1864-1865), autorizó, no sin reparos, la guerra contra Austria, que fue derrotada en Sadowa. Tras la victoria militar, se anexionó los estados de Schleswig, Holstein, Hannover, Hesse electoral, Hesse-Nassau y Frankfurt, logró el apoyo de otros en el seno de la Confederación Alemana del Norte y firmó alianzas militares con los estados del sur.

Durante la Guerra Franco-Prusiana, el 18 de enero de 1871, Guillermo fue proclamado Emperador Alemán en el Palacio de Versalles. Este título fue elegido cuidadosamente por Bismarck después de la discusión hasta (y después) el día de la proclamación.

Guillermo I


La figura de Otto von Bismark

En el año 1862, el rey prusiano Guillermo I eligió para ser el primer ministro de Prusia, al político y diplomático Otto von Bismarck, apodado el Canciller de Hierro. La idea de Guillermo I era unificar los Estados alemanes, un proceso que sería organizado por el líder político. Sin embargo, Bismarck creía que para eso sería necesario el camino militar. Para lograr su objetivo, Bismarck pasó a aumentar el poder bélico de Prusia, ampliando el número de militares e invirtiendo en la producción de armamentos.

 Otto von Bismarck
Desde que el rey Guillermo I le nombró canciller (primer ministro) en 1862, puso en marcha su plan para imponer la hegemonía de Prusia sobre el conjunto de Alemania, como paso previo para una eventual unificación nacional. Empezó por reorganizar y reforzar el ejército prusiano, al que lanzaría a continuación a tres enfrentamientos bélicos, probablemente premeditados, en todos los cuales resultó vencedor: la Guerra de los Ducados (1864), una acción concertada con Austria para arrebatar a Dinamarca los territorios de habla alemana de Schleswig y Holstein; la Guerra Austro-Prusiana (1866), un artificioso conflicto provocado a raíz de los problemas de la administración conjunta de los ducados daneses y dirigida, en realidad, a eliminar la influencia de Austria sobre los asuntos alemanes; y la Guerra Franco-Prusiana (1870), provocada por un malentendido diplomático con la Francia de Napoleón III a propósito de la sucesión al vacante Trono de España, pero encaminada de hecho a anular a Francia en la política europea, a fin de que dejara de alentar el particularismo de los Estados alemanes del sur.

En cada una de aquellas guerras Prusia acrecentó su poderío y extendió su territorio: en 1867 ya fue capaz de unir a la mayor parte de los Estados independientes que subsistían en Alemania, formando la Confederación de la Alemania del Norte; en 1871, además de anexionarse las regiones francesas de Alsacia y Lorena, impuso la creación de un único Imperio Alemán bajo la corona de Guillermo I, del que sólo quedó excluida Austria.

La política interior de Bismarck se apoyó en un régimen de poder autoritario, a pesar de la apariencia constitucional y del sufragio universal destinado a neutralizar a las clases medias (Constitución federal de 1871). Inicialmente gobernó en coalición con los liberales, centrándose en contrarrestar la influencia de la Iglesia católica (Kulturkampf) y en favorecer los intereses de los grandes terratenientes mediante una política económica librecambista; en 1879 rompió con los liberales y se alió al partido católico (Zentrum), adoptando posturas proteccionistas que favorecieran el desarrollo de la revolución industrial. En esa segunda época centró sus esfuerzos en frenar el movimiento obrero alemán, al que ilegalizó aprobando las Leyes Antisocialistas, al tiempo que intentaba atraerse a los trabajadores con la legislación social más avanzada del momento.

En política exterior, se mostró prudente para consolidar la unidad alemana recién conquistada: por un lado, forjó un entramado de alianzas diplomáticas (con Austria, Rusia e Italia) destinado a aislar a Francia en previsión de su posible revancha; por otro, mantuvo a Alemania apartada de la vorágine imperialista que por entonces arrastraba al resto de las potencias europeas.  En 1872 Alemania, Rusia y Austria firmaron la Liga de los Tres Emperadores. La Liga de los Tres Emperadores se fue renovando hasta 1887, siendo cancelada por el zar como consecuencia de sus rivalidades con Austria en los Balcanes.

En 1882  formó la Triple Alianza promovida por el canciller alemán Bismarck,  constituida por Alemania, Austria-Hungría e Italia. Sin embargo esta última no cumplió sus compromisos cuando estalló la guerra y en principio se mantuvo neutral hasta intervenir más tarde como miembro del bando contrario. Fue precisamente esta precaución frente a la carrera colonial la que le enfrentó con el nuevo emperador, Guillermo II (1888), partidario de prolongar la ascensión de Alemania con la adquisición de un imperio ultramarino, asunto que provocó la caída de Bismarck en 1890.

La industrialización de Alemania

En la industrialización alemana, el Estado jugó un papel muy activo. La intervención estatal fue relevante a la hora de la modernización del sistema de comunicaciones, la mayoría de las líneas ferroviarias fueron construidas con participación estatal. A fines de los años 1870, la política arancelaria volvió hacia el proteccionismo debido a la gran depresión, tanto para la industria como la agricultura.

Los aranceles proteccionistas favorecieron la expansión de las exportaciones industriales alemanas, ya que las empresas pudieron vender a precios elevados en el mercado interno, protegido por barreras aduaneras, y a precios bajos en el mercado externo, practicando políticas de dumping.
 
Los bancos constituyeron un factor decisivo en el proceso de industrialización de Alemania. Existió una relación más estrecha entre crédito bancario y desarrollo industrial. Los bancos, además de otorgar créditos, promovía la formación de nuevas empresas y canalizaban el ahorro hacia ellas. Los bancos se convirtieron en grandes accionistas de las empresas industriales, a tal punto de poder participar en la dirección de ella.  

Las grandes empresas también cumplieron un rol decisivo en la industrialización. Se incrementaron la cantidad de sociedades anónimas, se aceleró el proceso de propiedad y gestión. La competitividad de las grandes empresas, llevaron a la adaptación de medidas eficaces en la organización y al desarrollo tecnológico. Una de las características distintivas de las empresas alemanas fue su tendencia a la expansión y la integración vertical, con el fin de controlar las diversas fases de producción.

Etapas de la industrialización alemana:

 - 1780 ~ 1840: Primera industrialización 
  • Comienzo de la mecanización, se realizaron reformas institucionales aboliendo el feudalismo y favoreciendo al libre comercio y los mercados de mano de obra y de tierras.  
  • El incremento de la población se vio acompañada por un incremento en la producción agrícola.
  • Se mecanizaron la industria textil y metalúrgica.  
  • Zollverein, unión aduanera, abolición aduanera que permitió la integración económica dentro del país. 
- 1840 ~ 1870: El despegue 
  • Desarrollo del ferrocarril y su impacto en las industrias del carbón, hierro y maquinarias, que pasaron a ser sectores líderes en la industria alemana. 
  • La red ferroviaria disminuyó los costes de transporte e hizo posible el transporte a larga distancia.  
  • La red ferroviaria fue clave para la integración del mercado interno..la red ferroviaria dio impulso a la expansión de la industria siderúrgica y mecánica.
  • Al principio, los insumos eran importados, pero posteriormente fueron reemplazados por productos nacionales. 
  • Rápida innovación tecnológica, nuevos métodos de producción para la industria pesada.  
- 1870 ~ 1914: Fase industrial madura  
  • Difusión de la industria moderna, aceleración del cambio estructural y de la urbanización.
  • Expansión internacional de la economía alemán, desplazando a Gran Bretaña del liderazgo industrial.  
  • Crecimiento del PIB per cápita. 
  • Exportación de bienes de capital. 
  • Expansión de nuevos sectores de punta. 
  • Desarrollo del sistema educativo. 
El estado social alemán

Bismarck entendió que, al movimiento obrero, organizado a través del SPD, no se le podía acallar simplemente con represión. Y que el Estado debía intervenir con alguna medida de tipo social para contentar a los trabajadores y sofocar las demandas socialistas más radicales y revolucionarias.

Bismarck entendió que, al movimiento obrero, organizado a través del SPD, no se le podía acallar simplemente con represión. Y que el Estado debía intervenir con alguna medida de tipo social para contentar a los trabajadores y sofocar las demandas socialistas más radicales y revolucionarias.

En el mensaje imperial de noviembre de 1881, fueron aprobadas las siguientes leyes: el seguro público de salud en 1883, un segundo seguro de accidentes en 1884 y la pensión por discapacidad y las jubilaciones en 1889. Este seguro al igual que los dos anteriores era obligatorio, con contribuciones progresivas por parte del patrón, empleado y Estado. El Estado social, se convierte entonces, en un contrato social entre los ciudadanos y el gobierno, como instrumento de bienestar, para la población. 

El estado del bienestar de Bismarck no fue fruto de la generosidad y la empatía para con los trabajadores, sino, más bien, una medida ante la amenaza que podría llegar a suponer el movimiento obrero organizado. Pero sirvió a Bismarck para cohesionar a la nación, puesto que el sistema de pensiones era un bien común que incumbía a todos los alemanes. Defender el estado del bienestar suponía, también, defender a la nación política que lo sustentaba.


lunes, 14 de enero de 2019

JOHN DOS PASSOS Y LA LITERATURA ANTIMILITARISTA

Frente a tantas matanzas reales y potenciales, el siglo XX propició asimismo una reacción antibelicista como tampoco se había conocido hasta entonces. Esa sana reacción moral se expresó en diversos ámbitos de la cultura humana, la literatura entre ellos. Entre los escritores que surgieron reaccionando a la barbarie, destaca la figura de John dos Passos.

John dos Passos: su vida

John dos Passos
Escritor estadounidense representativo de la "generación perdida", cuyas novelas, amargas y profundamente impresionistas, atacan la hipocresía y el materialismo de los Estados Unidos entre las dos guerras mundiales y tuvieron una honda influencia en varias generaciones de novelistas europeos y estadounidenses, Dos Passos nació el 14 de enero de 1896 en Chicago. Nieto de un zapatero portugués e hijo ilegítimo de un abogado, fue educado en el hogar materno. En 1917 se graduó en la Universidad de Harvard, donde conoció a intelectuales vinculados al grupo "estetas de Harvard". Durante la Primera Guerra Mundial fue conductor de ambulancias en el frente francés, experiencia que le proporcionó material para su novela Iniciación de un hombre: 1917 (1920). El reconocimiento de la crítica y del público le llegó con su siguiente novela, amarga y antibelicista, Tres soldados (1921), con la cual alcanzó el reconocimiento de la crítica por su amargo antibelicismo. 

Inspirada en su propia experiencia, La Iniciación de un hombre: 1917 recoge el recorrido del narrador, chófer de ambulancias, por diferentes lugares para ofrecer un panorama visual y sonoro de la guerra que mezcla breves descripciones, en las que Dos Passos da libre curso a una estética sensual, con diálogos en los que todo tipo de personajes, soldados, oficiales, médicos, pero también ancianos o tenderos que viven en zonas de combates, expresan sus opiniones sobre la guerra… Tres soldados es la segunda novela del escritor estadounidense. En ella, va más allá en su denuncia de la guerra, poniendo en escena a varios soldados procedentes de distintas clases sociales durante las largas esperas en las trincheras puntuadas de tiroteos de gases…

Al terminar la guerra, su país le dio permiso para quedarse en París con el fin de cursar estudios de antropología en la Sorbona. 

Ambas obras se inscriben en la temática característica de la Generación perdida: aunque se defiende al individuo en rebelión, se acaba condenándolo al fracaso. Pero en 1925 publicó su monumental Manhattan Transfer, que por su peculiar estructura abrió una nueva manera de escribir y de entender la ciudad: como un organismo poderoso y en cierto sentido autónomo de los seres que la habitan.


Manhattan Transfer (1925), una visión panorámica de la vida neoyorquina entre 1890 y 1925, tuvo un éxito inmenso. Esta poderosa novela, construida con fragmentos de canciones populares, titulares de prensa, pasajes de monólogo interior y fragmentos naturalistas de las vidas de una multitud de personajes sin relación entre sí, determinó el estilo de las mejores de sus últimas novelas. Manhattan Transfer enmarca una visión del Nueva York de principios del siglo XX abandonando el tradicional análisis caracteriológico o psicológico de los personajes por una indagación más sociológica y colectiva.

 Su trilogía USA (reunida en 1938), en el mismo estilo, amplió su panorama para abarcar todo el país. Comprende las novelas El paralelo 42 (1930), 1919 (1932) y El gran dinero (1936), y describe el crecimiento del materialismo estadounidense desde la última década del siglo pasado a la Gran Depresión. En este ambicioso proyecto, Dos Passos expresó buena parte de la filosofía de la historia que habían compartido los intelectuales de su país durante el período de 1920 a 1940. Ya en 1926 había publicado artículos políticos con una visión más bien de izquierda; sin embargo, a partir de 1930 se fue decepcionando hasta devenir un conservador nacionalista, nostálgico de una especie de pasado mítico de Estados Unidos, que intentó recuperar en sus novelas y ensayos posteriores. Pero tales obras no alcanzaron (con excepción de sus memorias, Años inolvidables) la calidad e importancia de sus ciclos urbanos.

Dadas sus dotes observadoras, viajó por Europa, Oriente Próximo y Marruecos como periodista y el resultado fue una gran desilusión política que plasmó en otra trilogía, Distrito Columbia, compuesta por Hombre joven a la aventura (1939), El número uno (1943) y El gran proyecto (1949). Continuó escribiendo mucho: varias novelas, libros de observaciones personales, de historia, biografía y viajes. El mejor recibido fue Mediados de siglo (1961), una novela que retomaba la técnica caleidoscópica de sus primeros éxitos para narrar otra visión panorámica de la posguerra en Estados Unidos. 

A finales de los años sesenta, ya firmemente comprometido con la defensa de los valores ultraderechistas, John Dos Passos se alejó de forma radical de esa realidad americana que le había desilusionado para volver los ojos hacia el pasado y narrar la historia de tres siglos del país de sus antepasados. Fruto de este absorto aislamiento -no ajeno a la propia meditación interior- fue la obra titulada The Portugal Story (La historia de Portugal, 1969), un libro que, publicado un año antes de la desaparición del autor, mostraba la asombrosa evolución ideológica que había experimentado John Dos Passos

En el momento de su muerte, el 28 de septiembre de 1970, en Baltimore (Maryland), Dos Passos había terminado la mayor parte de una novela, La crónica decimotercera. Póstumamente se publicó Isla de Pascua (1971), un libro de viajes, y La crónica decimocuarta (1973), sus diarios y correspondencia. El relato de Dos Passos sencillo y directo con un fondo crítico y social, que busca además una totalidad cultural, influyó mucho en escritores europeos y americanos como en el peruano Ciro Alegría, o en los españoles Camilo José Cela y Juan Benet.

"¿De qué sirve que terminen las guerras si los Ejércitos continúan en pie?" Tres soldados

John Dos Passos forma parte junto a otros autores, principalmente norteamericanos, como Faulkner, Hemingway, Steinbeck y Scott Fitzgerald de lo que la escritora norteamericana Gertrude Stein dijo a su amigo Ernest Hemingway en conversación privada que luego el escritor revelaría en sus obras Fiesta y París era una fiesta: "You're all a Lost Generation". Con esta frase la poeta estadounidense quiso transmitirle a Hemingway que, dada la admiración que muchos de estos jóvenes sentían por París y Europa en general, los Estados Unidos de América habían venido a perder a toda una generación de grandes autores. Lo que como ha demostrado el curso de los años, Estados Unidos no sólo no perdió a esta legión de escritores, sino más bien vino a enriquecer su literatura con las aportaciones que éstos trasladaron a la cultura norteamericana.

La primera gran conflagración mundial inauguró también la “era de las matanzas”, como dejó escrito el gran historiador Eric Hobsbawm, es decir, una nueva época en la que los niveles de horror y destrucción alcanzados no tuvieron parangón con nada de lo conocido con anterioridad. La carrera de armamentos entre EE.UU y la URSS desarrollada en la segunda mitad del siglo XX, potencialmente capaz de desembocar en un conflicto bélico que hubiera podido provocar la extinción de la humanidad, fue su culminación lógica.

Todo estos hechos contribuyeron de forma decisiva que el movimiento obrero de inspiración consecuentemente socialista o anarquista se opusiera a la Gran Guerra (aunque no pudiera impedir su estallido) y que ésta, a pesar de comenzar con un gran apoyo de masas, se acabara transformando en una inmensa catástrofe humana que indujo a las poblaciones, empezando por la rusa, a rebelarse contra sus respectivos estados para exigir su fin inmediato.


lunes, 7 de enero de 2019

GALILEO GALILEI

La ciencia más antigua de la Humanidad es la Astronomía, que se basaba en un principio axiomático: La Tierra es el centro del Universo. No obstante, el año 2.000 años a.C., el griego Aristaco de Samos, había afirmado que el centro del Universo era el Sol. En 1473, nació Copérnico, célebre astrónomo polaco, quien escribió un libro sosteniendo, como el griego Aristaco, que: La Tierra giraba alrededor del Sol, verdadero centro del Universo. Su teoría significaba una revolución completa en el enfoque del Universo. Como tantas veces, las ideas de Copérnico cayeron en el vacío y, para resucitar, debieron esperar- no tanto como el griego de Samos - hasta la aparición en el mundo científico del matemático, físico y astrónomo italiano, Galileo Galilei (1564-1642).


Galileo fue el primero en unir las ciencias Matemáticas y Físicas que hasta entonces habían marchado separadas; esta concepción, además, le permitió unificar los fenómenos celestiales con los terrenales, destruyendo la tradicional división entre el mundo de más allá de la Luna y del mundo más acá de la Luna. Su método consistió en combinar la experimentación con el cálculo y en la transformación de lo concreto en abstracto, pero con una constante comparación de los resultados.

La experimentación había comenzado a tener importancia con las aportaciones de Roger Bacon (1220-1292) y de su homónimo Francis Bacon (1561-1626), pero fue Galileo el encargado de destruir la teoría de los griegos, y lo hizo experimentando.

Este joven científico desde su juventud se vio rodeado de la leyenda. Se cuenta que, mientras rendía el primer año en la Universidad de Pisa, visitó la catedral de la ciudad y observando la oscilación de la lámpara central, calculó que necesitaba la misma cantidad de tiempo para completar cada oscilación, sin que importara el largo del recorrido. Más tarde, hizo experimentos para comprobar su observación y sugirió el principio del péndulo, útil para regular la marcha de los relojes.

La otra anécdota atribuida a Galileo cuenta que subió a la famosa torre inclinada de Pisa y lanzó desde lo alto dos esferas de 5 y 10 kilos de peso, respectivamente: ambas golpearon el suelo al mismo tiempo. Así demostró como falacia lo que sostenía Aristóteles que la velocidad de la caída dependía del peso del objeto.

eppur si muove

Galileo dio un paso fundamental para el desarrollo del conocimiento al utilizar la inducción como método lógico de la ciencia, por encima de la deducción. Contrariamente a lo que se había aplicado hasta entonces, el método inductivo partía de las observaciones para llegar a las generalizaciones. Esta nueva concepción constituye la piedra fundamental de la moderna Filosofía de la Naturaleza y establece que no existe la certeza de alcanzar una verdad permanente, porque la verdad de hoy puede ser modificada o desmentida por nuevas experiencias ú observaciones. Desde muy joven, Galileo estaba convencido de la verdad de la teoría de Copérnico, pero no se atrevía a defenderla por temor a quedar en ridículo ante los científicos de su época.

Galileo 

El año 1609, estando en Venecia, se enteró de que el holandés Lipperschey, hacía un año que había inventado el telescopio (Este invento también se atribuye a otros dos científicos, Jannsen y Metius). Galileo, como siempre, superó al inventor, construyendo un telescopio con tres brazos y preocupándose especialmente de mejorar la curvatura de las lentes. Con estas modificaciones logró aumentar el poder de su telescopio de manera muy importante; este hecho le permitió hacer observaciones astronómicas que fueron aportaciones de trascendencia para esta ciencia: 
  1. Descubrió los satélites de Júpiter
  2. Comprobó que la superficie de la Luna era irregular y no plana, como se la suponía
  3. Observó que la Vía Láctea, estaba compuesta por una colección de lejanas estrellas; y 
  4.  Descubrió las fases de Venus y reveló también las manchas solares, temas sobre los que escribió un libro.
Todo esto significaba aceptar como verdadera la condenada teoría de Copérnico, aparte de establecer que Ptolomeo, estaba equivocado. Los profesores que seguían el hilo aristotélico de los conocimientos, al ver amenazadas sus posiciones, se unieron para despertar sospechas eclesiásticas, porque la teoría de Copérnico contradecía a las Sagradas Escrituras. A este movimiento adhirieron los predicadores domínicos y, secretamente, denunciaron a Galileo a la Inquisición, acusándolo de pronunciar blasfemias contra la doctrina católica. Galileo se defendió con brío. Dejó el claro que la Iglesia recurría a interpretaciones alegóricas de las Escrituras, cada vez que tropezaba con la verdad científica.

Sin embargo, debió viajar a Roma para explicarse. Y, aunque tenía de su parte a algunos eclesiásticos expertos en estos temas, el cardenal Bellarmina, jefe teológico del catolicismo, sin valorar los argumentos científicos expuestos por Galileo, solo temió que tales afirmaciones debilitaran la lucha que sostenía con el protestantismo. Entonces, el cardenal decidió dictaminar que el libro de Galileo fuera declarado falso y erróneo.

Durante los siguientes siete años, Galileo hizo una vida de estudios, retirado en su casa; pero, en 1624, viajó a Roma esperando obtener la derogación del decreto del año 1616, aunque solo consiguió que el Papa lo autorizara a escribir sobre "los sistemas del mundo", desde los puntos de vistas de Copérnico y Ptolomeo. Pero, el Papa, advirtió a Galileo que la Ciencia no podía presumir saber cómo había sido hecho el mundo, porque Dios podría haber apelado a caminos inimaginables por el hombre y que éste no debía restringir su Omnipotencia.

A fines de 1623, Galileo publicó "Experimentando", que dedicó al Papa Urbano VII, una polémica y brillante exposición sobre las realidades físicas, afirmando que el libro de la Naturaleza está escrito en caracteres matemáticos. Su propósito era desvirtuar un intencionado panfleto suscrito por Orazio Grassi, acerca de la naturaleza de los planetas. Galileo estuvo ocupado varios años redactando su monumental obra Diálogo de los Dos Principales Sistemas del Mundo. Pero el conflicto con la Iglesia no cesó y, de nuevo, fue acusado de herejía; aunque invocó su edad y su mala salud, fue obligado a viajar a Roma. Fue declarado culpable de sostener y divulgar la doctrina de Copérnico. Se le ordenó retractarse, con una fórmula en que él abjuraba, maldecía y detestaba sus pasados errores. La sentencia era de prisión, pero, el Papa, le cambió esta pena por la de arresto domiciliario.

Así vivió Galileo durante sus últimos años, encerrado en su casa, y aunque ya sobrepasaba los 70 años mantenía sus prodigiosas facultades mentales. En 1634, terminó su Diálogo sobre Dos Nuevas Ciencias, una recapitulación que abarca desde sus experimentos iniciales hasta sus meditaciones de madurez sobre los principios mecánicos, posiblemente, uno de sus trabajos más importantes. La publicación se hizo en 1638. Poco antes de quedar ciego, hizo sus últimos descubrimientos telescópicos:- Los balances diurnos y nocturnos de la Luna, y dio las normas de la aplicación pendular para la regulación de los relojes, que Huygens hizo realidad, solo en el año 1656. Todavía alcanzó a discutir con sus discípulos Viviani y Torricelli, explicándoles sus últimas ideas sobre la teoría del impacto.

Galileo Galilei murió el 8 de enero de 1642.

Galileo 

LA REVOLUCIÓN IRANÍ

La Revolución iraní, comandada por el imam Jomeini desde su exilio en Irak y más tarde en Francia, acabaría teniendo éxito al derrocar a Mohamed Reza Pahlevi, el Sha de Persia,  poniendo punto final a la aventura monárquica en el imperio, finiquitando la breve dinastía Pahlevi y sacudiendo los cimientos de la geopolítica internacional en esta región estratégica controlada por Estados Unidos.

Irán, 1980: los revolucionarios han tomado el poder. En un hotel desierto de Teherán, Ryszard Kapuscinski intenta -a partir de notas, cintas magnetofónicas, fotos, materiales que ha acumulado desde que está en Irán- comprender la causa de la caída del SHa. ¿Cuál ha sido la evolución del país desde finales del siglo XIX hasta la revolución islámica? ¿Cuáles fueron los orígnes del movimiento chiíta? ¿Cómo ha logrado Jomeini imponerse? ¿Qué puede éste ofrecer contra la promesa del Sha de "crear una segunda Norteamérica en una generación"? ¿Qué es lo que la gente espera de la revolución y qué es lo que realmente obtiene? ¿Cuál es la situación del país después de tanta y tanta violencia?

Publicado en 1982, “El Sha o la desmesura del poder” fue editado en castellano por Anagrama (primera edición) cinco años más tarde. El libro contiene relatos impagables, por ejemplo, del Irán anterior a la llegada al poder de Jomeini. Uno de ellos, sobre la “dolce vita” iraní, esa clase social “que no conoce límites a su desenfreno, a su voracidad y a su cinismo”, y que reside en “barrios superlujosos” con casas de varios millones de dólares. En Teherán conviven con familias enteras que se alojan en diminutas casas sin luz ni agua. El periodista opta en ocasiones por la pincelada literaria, pero otras veces escoge el bisturí, concreta y puntea el origen de los fenómenos sociales. El 8 de enero de 1978 el diario pro-gubernamental “Etelat” publicó un artículo que apuntaba directamente a Jomeini, en ese momento en el exilio. El periódico llegó a la ciudad de Quom. “Una gran indignación se apoderó de la gente, que empezó a congregarse en calles y plazas”

IRÁN ANTES DE LA REVOLUCIÓN

Irán nació en 1935 como Estado aglutinador de los antiguos territorios del Imperio Persa. Tras la segunda Guerra Mundial se llevó a cabo un proceso de occidentalización impulsado por el sha (emperador) Mohammad Reza Pahlevi, que subió al poder en 1953 a través de un golpe orquestado por Inglaterra y Estados Unidos conocido como Operación Ajax.

El nuevo sha introdujo cambios significativos en Irán: entre otras cuestiones, se impulsó una reforma agraria, se llevó a cabo la industrialización en Irán y se agudizó su papel como principal productor y exportador de petróleo de Oriente Medio, apoyado por las potencias occidentales. Los nuevos elementos económicos medraron en la población que se vio aumentada y se produjeron grandes movimientos migratorios del campo a las ciudades para buscar un empleo o mejores condiciones de vida. La sociedad iraní se modernizó a semejanza de las doctrinas europeas durante las décadas posteriores a la II Guerra Mundial.

Sin embargo, las aspiraciones sociales se vieron frustradas por los grandes desequilibrios y la dura represión por la que se caracterizó el régimen del sha. A principios de los años setenta comenzaron a proliferar protestas en contra de las políticas represivas del gobierno iraní, la corrupción, las desigualdades sociales y económicas. Estas protestas estuvieron encabezadas por grupos de izquierda islámica y los Tudeh, partido comunista de Irán que aglutinaron a otras fuerzas como los movimientos nacionalistas o democráticos. A su vez, se recrudeció el enfrentamiento entre el gobierno y las fuerzas religiosas tradicionales por la intención de Reza Pahlevi de occidentalizar Irán. 

La tensión se había forjado en los años sesenta cuando el emperador restó protagonismo y poder a las fuerzas religiosas en el país. La inclusión de la religión en la lucha contra el régimen fue tardía pero caló en la población incluyéndose como un símbolo más en sus reivindicaciones políticas, sociales y económicas.

La dinastía de Mohammed Riza Sha Pahlevi fue instaurada por su padre en 1925, debiendo abdicar en su hijo en 1953. Tanto Gran Bretaña como Rusia consideraron oportuno que el antiguo Sha se exiliara; su simpatía hacia el nazismo representaba un peligro si acaso decidía desligarse de la larga tutela mantenida por rusos e ingleses.

El Sha Riza mantuvo una política de apertura hacia Occidente, alineándose con Estados Unidos e Inglaterra una vez que la guerra finalizó. El rico suelo en yacimientos petrolíferos y su alineación con Occidente, al punto de entregar la explotación a empresas americanas, llevaron a serios enfrentamientos internos, aspirando, aquellos que estaban en contra de su política, la nacionalización del petróleo. En 1951 los sectores liberales y nacionalistas le obligaron a nombrar primer ministro al doctor Mohamed Mossadegh, antiguo opositor al régimen tiránico de Reza Khan. Mossadegh inició una etapa nacionalista y antiimperialista, e intento recortar al máximo los poderes del sha, hasta convertirlo en un monarca constitucional a la europea. La huida de la familia real a Roma el 16 de agosto de 1953 sólo fue el primer acto del derrocamiento de Mossadegh tres días después, en un golpe de Estado de militares fieles al sha (quien retornó de inmediato a Teherán) con la asistencia de los servicios secretos de Estados Unidos.

Mientras estuvo en la jefatura de gobierno Manouchehr Eqbal antes de dimitir, se fundó la SAVAK. Se trata de la Organización de Inteligencia y Seguridad Nacional, que corresponde a las siglas de: Sazeman-i Ettelaat va Amniyat-i Keshvar. La institución existió en Irán entre 1957 y 1979, durante el mandato del Sha. Los partidos y la prensa fueron sometidos a una fuerte censura.

El conflicto se pronunció hacia 1973 cuando, debido a la crisis, hubo un recorte en el ingreso del petróleo, lo que ocasionó un estallido social respaldado por el chiismo. El 16 de enero de 1979 hubo un levantamiento liderado de Jomeini, apoyado por el pueblo, que derivo en el derrocamiento del Sha y la institución del chiita como líder religioso. Posteriormente, un referéndum declaró la República Islámica de Irán y al Ayatolá, líder político y espiritual vitalicio. En cuanto a las costumbres, se reinstaló la vigencia de la sharia (ley islámica). En relación con la política exterior, rompió con Estados Unidos, avaló el asalto a la Embajada americana el 04 de noviembre de 1979 y el secuestro de sus autoridades (que se mantuvo hasta 1981), llamando a todos los islámicos a levantarse contra el demonio americano.

El descontento social en la década de los setenta le hizo crecientemente popular en su país. Dirigió el levantamiento que llevó al derrocamiento del Sha el 16 de enero de 1979 y volvió en loor de multitudes el 1 de febrero, siendo aclamado como líder religioso de la revolución en Irán. En diciembre un referéndum aprobó el establecimiento de una república islámica en Irán, siendo Jomeini nombrado líder político y religioso vitalicio. Impuso un régimen dirigido por los “mulás” (clérigos chiítas) y reimplantó la “sharia” o ley islámica. 


LA FIGURA DE JOMEINI

Transcurridos 11 años desde el triunfo de la Revolución Islámica, el Imam Jomeini falleció a sus 87 años de edad, el 4 de junio de 1989.

Ruhollah Musavi Jomeini fue un imán y ayatolá (es el título más alto dentro del clero chií).  chií iraní, líder político-espiritual de la revolución de Irán en 1979.

En 1921 estudió en Arak y en 1922 en Quom. En 1922 se trasladó con él a Qum para fundar conjuntamente el Instituto Musulmán en dicha ciudad. Khomeini comenzó a destacar como teólogo del Islam y como autor de numerosos libros sobre religión. En 1930 adoptó el nombre de Jomein, su ciudad natal, como apellido propio. A los 25 años, escribió su primer libro y en 1928 era profesor de ética y filosofía. En 1941, escribió “Kasf-Al Asar” contra la dinastía Pahlevi.

Jomeini fue exiliado en 1964 en Turquía y luego en Irak, donde pasó 14 años; posteriormente tuvo que trasladarse a Francia en 1978. Eso, debido a que fue un sólido crítico del régimen monárquico de Pahlavi.

Jomeini 
De una larga tradición de ayatolás (“signo de Dios”), Jefe espiritual dentro del chiismo, Jomeini se inclinó desde pequeño por la vocación religiosa, alcanzando dicho nombramiento en 1961 y comandando el movimiento chiita islámico desde 1962. Esta rama del islamismo que sigue la tradición de Fátima, hija del profeta Mahoma y esposa del cuarto califa que, a diferencia de sunitas, considera la autoridad califal solo por la línea hereditaria, constituía una minoría dentro del Islam; tendencia que se revirtió en la figura del Ayatolá Jomeini, volviéndose popular tras el derrocamiento del Sha en 1979. Por los desacuerdos con este, pasó 18 meses en la cárcel, exiliándose luego , primero en Turquía, después en Irak (Najaf) y más tarde en Francia, continuando su política de confrontación.

El mundo occidental lo consideraba un líder mesiánico, cuyas iniciativas políticas ponían en peligro la estabilidad internacional. En 1979 derrocó al Sha (Emperador) de Irán, Mohammad Reza Pahlevi. Jomeini gobernó Irán hasta que falleció en 1989. Es considerado el fundador del moderno estado chií.

Descendiente de una familia con ascendencia profética , perteneciente a la rama chiita de la religión islámica, su padre, educado en la religión y respetado en su comunidad, falleció cuando Ruhollah contaba con cinco meses de vida.

Hijo y nieto de líderes religiosos chiítas, su padre fue asesinado por un terrateniente local poco después de nacer él. Khomeini, cuyo nombre original era Ruhollah Musawi, se trasladó a Arak a los quince años de edad. En Arak vivía el «ayatolá» (título honorífico de los jefes religiosos chiítas) Abdul Karim Haeri, que se dedicaba a difundir las enseñanzas del Islam. 

En el terreno internacional rompió la larga alianza con EE.UU. Mientras tanto, trató de exportar su revolución islámica a los países vecinos.

Vale mencionar que para Jomeini, gran estudioso de la jurisprudencia islámica y escritor de cantidad de bibliografía, política y religión tienen un mismo punto de partida que es la ley islámica, no como un conjunto de reglas religiosas y morales, solamente. Esta ley indica cómo debe establecerse un gobierno justo, el manejo de las finanzas, las leyes y la yihad (lucha por la causa de Dios) que es el fin último del hombre y su felicidad.

Para 1979, regresó a Irán para acabar con el régimen. En menos de 50 días celebraron un referéndum en que el pueblo decidió el futuro político del país; más de 98 por ciento de los habitantes votó por el establecimiento de la República Islámica.

Años más tarde, Jomeini protegió al país ante diversas conspiraciones internas y externas, en la que está incluida la guerra entre Irak e Irán desde 1980 hasta 1988, impuesta por el exrégimen baasista.

LA REVOLUCIÓN IRANÍ

El 11 de febrero de 1979 se dio un hito en la historia de Irán que también influiría en el andar de varios países en Oriente Medio. En esa fecha el pueblo iraní se movilizó en contra de la dinastía Pahlavi y de la mano del ayatolá Jomeini lograron instalar un nuevo sistema.

Los reportajes de Kapuscinsky se alejan de la prosa burocrática y aburrida, tienen el pálpito de la calle. La idea de movimiento se aprecia incluso en la composición del texto; en “El Sha o la desmesura del poder” el autor introduce técnicas narrativas de desdoble, características de la literatura barroca: compone el relato tirando del hilo de fotografías que el periodista ha logrado reunir. El reportero no esconde la subjetividad ni las vivencias personales, que no se quedan en mera anécdota (ni tampoco en la inflación del ego), sino que aportan información sobre el objeto del reportaje. “El whisky tomado en pequeños sorbos en situación de clandestinidad (y realmente hay que ocultarse pues rige la ley seca impuesta por Jomeini) tiene, como toda fruta prohibida, un sabor especial, más atractivo”. La tienda de especias y frutos secos de un armenio viejo en la calle Engelob –“una paleta radiante de colores”- le sirve al reportero para tomarle el pulso a la realidad política. Si el género está expuesto en la calle, pinta “normalidad”. De lo contrario, habrá ese día manifestación.

Avances de Irán después de la Revolución

Los logros del país persa en las últimas cuatro décadas son múltiples en diferentes campos. Vale resaltar que la economía de Irán durante la monarquía Pahlavi era de montaje, dependiente de occidente y consumidor, administrada solo con el dinero del petróleo.

Con la victoria de la Revolución Islámica, Irán diseño grandes objetivos como la independencia económica, la autosuficiencia, la creación de empleos y de una vida estándar a sus ciudadanos. A pesar de una enorme cantidad de dificultades y obstáculos como las amplias sanciones, una guerra impuesta durante 8 años y diversas conspiraciones, en estas cuatro décadas, Irán ha sido capaz de alcanzar un buen desarrollo económico.

En este contexto hay que añadir la reducción significativa de la pobreza en el país. En 1977, según el Banco Mundial, el 46% de los iraníes vivían por debajo del umbral de la pobreza. Esta cifra disminuyó al 8% en 2015, según un informe del Foro Económico Mundial.

En el campo de la capacidad defensiva, a día de hoy, Irán produce la mayoría de los equipamientos requeridos. Su poderío aéreo, marítimo y terrestre crece continuamente. Produce drones, aviones y helicópteros. Dispone de más de 10 modelos de tanques y vehículos militares. Se protege por mar con buques de guerra, destructores, lanchas y submarinos. Y su mayor poder disuasorio es su programa de misiles que incluye misiles balísticos y de alta precisión.

Por su parte, la producción científica y los avances tecnológicos, que son considerados como los principales medidores del desarrollo de un país, en Irán, pese a las duras sanciones a las que está sometido desde el exterior, la ciencia ha sabido florecer gracias a la capacidad de los iraníes.

En el contexto nuclear, Irán logró enriquecer uranio al 3,5 por ciento en 2007, y en 2012 pudo enriquecer uranio al 20 por ciento para inyectarlo a la planta de investigación de Fordo, en el centro del país. Ahora, Irán es uno de los pocos países productores de energía nuclear en el mundo.

Aunque Irán aparece clasificado entre los países en desarrollo, ha cosechado grandes avances en el sector aeroespacial, convirtiéndose en uno de los pioneros en esta materia.

En 2009, Irán lanzó el primer satélite de fabricación propia. Con el satélite Omid, entró en el reducido club de los nueve países que cuentan con dicha capacidad. El primer cohete iraní fue lanzado al espacio con éxito en 2013, con un mono a bordo. Con el lanzamiento del segundo cohete con un ser vivo, Irán dio otro paso hacia el envío del hombre al espacio.

Sus logros científicos se destacan también en la biotecnología. Los ingenieros en genética iniciaron en los últimos años importantes investigaciones, las cuales han dado como resultado la producción y exportación de decenas de biomedicinas. Irán se encuentra entre los 10 primeros países del mundo en el ámbito de la investigación y la tecnología de células madres. Ha registrado grandes éxitos en cuanto a clonación animal se refiere. Asimismo, ha alcanzado grandes logros en el trasplante de médula ósea, ocupando la segunda posición en el planeta, después de Italia.

A ello, hay que añadir los avances en el campo de la nanotecnología. Aunque esta materia es todavía muy joven, Irán ha avanzado bastante ubicándose entre los seis mejores países del mundo. Irán ya ha iniciado la exportación de nanotecnología a Corea del Sur y China, países pioneros en esta industria.

Con todo lo expuesto sobre el pasado y la situación actual de Irán, hay que señalar que el país pese a las presiones y manipulaciones mediáticas a gran escala, es considerado como un país modernizado e independiente en muchos aspectos, gracias a las políticas económicas y sociales de la Revolución Islámica.