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POEMAS, CUENTOS Y ESCRITOS REVOLUCIONARIOS DE DANIEL FERNÁNDEZ ABELLA is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License. Para utilizar primero y siempre sin ánimo de lucro ha de consultar al autor. Daniel Fernández Abella todos los derechos reservados.

sábado, 21 de julio de 2018

LA MILICIANA

Marina Ginestà nació el 29 de enero de 1919 en Toulouse, pero en 1930 sus padres se trasladaron a Barcelona, donde militó durante la República en el Partido Socialista Unificado de Cataluña, PSUC.

En 1936 junto a otros compañeros de las Juventudes Socialista organiza la llamada Olimpiada Popular como respuesta a los Juegos Olímpicos de Berlín 1936. Tras el golpe de estado del 18 de julio de 1936 contra el gobierno de la II República Española y el estallido de la Guerra, las Juventudes Socialistas se instalan en el hotel Colón, donde será tomada aquella famosa fotografía y, de la cual Marina Ginestà desconocerá su existencia, y su simbolismo, hasta 10 años antes de su muerte.

Marina Ginestà tenía 17 años, un carné de las Juventudes Socialistas Unificadas y el sueño de una revolución cuando en verano de 1936 posó orgullosa y desafiante en la terraza del Hotel Colón de Barcelona para el fotógrafo Juan Guzmán que tomó de ella una imagen simbólica que se convirtió en un icono de la resistencia. La fotografía fue tomada después del 21 de julio de 1936 por el fotógrafo alemán Hans Gutmann (conocido como Juan Guzmán). La aplicación que usa la agencia EFE para documentar exige poner una fecha exacta: El edificio del Hotel Colón fue ocupado el 21 de julio , con lo que la fecha mínima de ocupación es esa. Se desconoce la fecha exacta. El pie es lo que vale

Marina durante la guerra trabajó como periodista de varios medios de comunicación republicanos, así como de mecanógrafa y como intérprete del corresponsal del diario soviético "Pravda", Mijaíl Koltsov. Tras la victoria de las tropas del ejército franquista y sus aliados fascistas y nazis, y después de su estancia en un campo de concentración, Marina comienza un largo exilio que la lleva a la República Dominicana, donde el dictador Trujillo maltrata a los refugiados españoles como al resto de dominicanos, Venezuela y finalmente a Francia en 1949.

Es allí donde escribe sus dos libros, Els Antipodes y Els Precursors. Allí es también donde a sus casi 89 años ve por primera vez la foto de aquella mujer de 17 años que fue una vez todas las mujeres que arriesgaron y dieron su vida un verano del 36 por combatir al fascismo.

Sobre la fotografía, la propia Ginestà comentó que: "Es una buena foto, refleja el sentimiento que teníamos en aquel momento [..] Dicen que en la foto tengo una mirada arrebatadora. Es posible, porque convivíamos con la mística de la revolución del proletariado y las imágenes de Hollywood, de Greta Garbo y Gary Cooper"

Marina Ginestà murió el 6 de enero de 2014, la sonrisa que plantó cara al fascismo. Su retrato, la sonrisa de una miliciana, fusil al hombro, mirando a la cámara en una terraza de Barcelona se convirtió en uno de los iconos más emblemáticos de la Guerra Civil y la resistencia antifascista frente al golpe de Estado que perpetraron militares. 

A título informativo la foto se conserva en el archivo de la agencia EFE.

La juventud pasada entre fábricas
Que marcaron en tu piel, heridas
Heridas que dejan cicatriz
En tus suaves manos,
Mi amor, mi camarada, mi vida

Fue entonces cuando empezaste a cambiar
Luchando contra el marco donde te colocaron
Aquellos que en su día te explotaron
oprimiéndote hasta hacerte sangrar

Cambiaste la tela por el fusil
Luchaste por el pueblo, tu clase y tu tierra
abandonando tu mirada infantil
dejándola sepultada bajo la guerra

Miliciana que por los pueblos erras
Llamando a la igualdad
Por campos, llanuras y tierras
Combatiendo la maldad

Que caíste en lucha contra el opresor
Y una fosa te silenció
Pero el recuerdo nunca se borró
Recuerdo y memoria, semillas de la revolución

Porque nada ni nadie ha sido olvidado
A pesar del tiempo pasado
Y de aquellos que nuestras lenguas
Cortaron, silenciaron y amordazaron

Te canto a ti, miliciana
Símbolo de resistencia
Porque tu esencia
Ilumina nuestras mañanas
retrato de Marina Ginestà, con 17 años, de miliciana con el fusil al hombro en una terraza de Barcelona, tomado por el fotógrafo Hans Gutmann. Agencia EFE

viernes, 20 de julio de 2018

MARCONI Y LA RADIO

La radio tiene un incalculable número de emisoras que han aumentado gracias a los avances tecnológicos de los últimos años. con una mayor penetración en mercados locales y nacionales, la publicidad y su política sigue siendo persuasiva e influyente. 

El informe de la OFCOM (Reino unido) afirma que le 50% de los jóvenes hace vida mientras escucha la radio. Es una práctica cada vez más extendida gracias al auge de internet, que crea una radio a la carta. Si bien el desarrollo de emisoras independientes fue disminuyendo gracias a la concentración de grupos de comunicación privados que absorbieron las pequeñas emisoras, el auge de los medios digitales ha permitido el renacer de radios independientes especializadas. La audiencia sigue concentrada en las grandes emisoras de radio pero ha pasado del estatismo a nuevas interacciones gracias al desarrollo de internet.

Oír y escuchar

La radio tiene un lenguaje espacial que ofrece  ala gente nuevas ideas y emociones: el poder de las palabras en la radio es capaza de llevar a la gente a mundos idílicos gracias a periodistas que crean un estilo propio donde los oyentes se adaptan

Marconi

Su carrera fue la de un inventor afortunado, de mentalidad clara y visionaria y, además, poseía el espíritu de los negocios, preciso para inspirar confianza y procurarse los medios financieros indispensables.

Guglielmo Marconi nació en Bolonia, el 25 de abril de 1874, de padre italiano y madre irlandesa. Desde muy joven, manifestó una viva afición por "las manipulaciones de física", y en el desván de la casa paterna, organizó un pequeño laboratorio, con pilas, timbres, manipulador Morse, bobina de Ruhmkorff y otros aparatos de moda., pero bastante caros, por lo que su madre le hacía empréstitos secretos, porque Marconi padre veía con malos ojos aquel baratillo.

Probablemente, mientras estudiaba en Liorna, tuvo relación con el profesor Righi, que repetía entonces las primeras experiencias sobre las ondas electromagnéticas: la rana de Galvani y de Biot, sometiéndola a descargas electroestáticas o con el tubo de limaduras de Branly que, con esas descargas, se hacían bruscamente conductoras; y sobre todo, las observaciones características de Hertz sobre la polarización, la reflexión y la refracción de las ondas eléctricas, análogas a las ondas luminosas.

Marconi 

Todas estas "acciones a distancia" son perceptibles hasta a veinte metros de las fuentes, pero en aquella época, nadie podía imaginar que pudieran ir mucho más lejos; aunque ya Popov descubría, con su cohesor enchufado a un pararrayos, tempestades a varios kilómetros de distancia. Ello era debido a que las descargas atmosféricas ponían en juego potencias desproporcionadas en relación con las de los excitadores de laboratorio. No obstante, la idea de "telegrafiar sin hilos" a distancias comercialmente interesantes, había cruzado por algunos cerebros, aunque no llegó a manifestarse en realización alguna. Pero éste fue precisamente el punto de partida original de Marconi. Provisto del aparato de Hertz, la antena de Popov y el cohesor de Branly, logró realizar en Bolonia una transmisión de telegrafía sin hilos a algunos centenares de metros.

Era 1896 cuando patentó su invento, pero no encontró apoyo oficial en Italia y como la primera virtud de un inventor es no desanimarse, desde luego, Marconi la poseía, además, contaba con su madre que tenía relaciones con Inglaterra. Emprendió el viaje y renovó sus gestiones con Sir Willian Preece, ingeniero jefe de telégrafos, que precisamente se encontraba ensayando una "telegrafía por el suelo", hombre admirable por su gran inteligencia y la amplitud de visión: lejos de tratar a este extranjero como a un competidor eventual, se apresuró a facilitarle la demostración. En el mismo Londres, se realizó una comunicación a noventa metros; después, en la llanura de Salisbury, a cuatro kilómetros. El empleo de la antena de Popov, inmediatamente después, le permitió hacerlo a través del canal de Bristol, 14 kilómetros. Esta distancia era suficiente para numerosas aplicaciones y los ingleses le concedieron al joven inventor - tenía 22 años - una subvención de 15. 000 francos y fundaron para sostenerlo, la "Wireless Telegraph and Signal Company"; los italianos, informados de este éxito, lo llamaron para efectuar otros ensayos en el golfo de La Spezia.

Marconi 

Y comienzan los hitos de la Telegrafía Sin Hilos: en 1898 comunicaciones efectivas a través de la Calzada de los Gigantes, en Irlanda - con ocasión de las regatas de Dublín, primer "radio-reportaje" en el yate real del príncipe de Gales, y meses mas tarde, la llamada de socorro y del primer salvamento, cuando este barco fue víctima de una colisión. Después de otras exitosas pruebas, sin esperar más, Marconi decide comunicarse a través del Atlántico. Son necesarios "grandes elementos". Lleva a Poldhu, Cornwall, una estación emisora, cuya potencia se eleva desde 200 vatios hasta una veintena de kilovatios (los condensadores se cargan por un alternador); la antena consiste en un "plano" de 50 hilos, soportado por dos torretas de 49 metros de altura, separadas por 61 metros. Se embarca él mismo para ir a ensayarla y comprobar la recepción en Terranova: el emplazamiento escogido es la colina de Signal-Hill, cerca de Saint-John. Para alcanzar económicamente una gran altura, la antena está sostenida por una cometa; la recepción se hace en un teléfono montado en serie con el detector.

Desde el primer día (12 diciembre 1901), las señales de Poldhu-tres puntos, la letra "S" del alfabeto Morse - se oyen débilmente, pero el alcance de 3540 kilómetros ha sido cubierto y la fortuna sonríe al audaz. Se fundó rápidamente la "Marconi Wireless Co.", se reforzó la estación de Poldhu, se construyó la estación de Glace-Bay en Nueva Escocia, y así comenzó el servicio comercial trasatlántico.

En 1909, el salvamento del paquebote Republic y, en 1912, el más célebre aún del Titanic (865 personas supervivientes), confirmaron el inmenso servicio prestado por la Telegrafía Sin Hilos a la seguridad de las vidas humanas en el mar. Es imposible citar todo lo que ha permitido hacer desde entonces y la navegación aérea no existiría si el aviador no pudiera estar constantemente en contacto con sus bases, para conocer el tiempo, guiarse a través de la niebla y pedir socorro en caso de aterrizaje forzoso.

Mientras proseguía interesándose por la técnica propiamente dicha - sobre todo en las ondas cortas y, desde 1922, por la posibilidad de "detectar electromagnéticamente" los obstáculos -Marconi había llegado a convertirse en un personaje importante: presidente de poderosas compañías, senador, hombre político, presidente de la Academia de Ciencias italiana, premio Nobel 1909 y titular de numerosas medallas y recompensas de todos los países. Sin embargo, también le tocó sufrir duras pruebas: en 1911, en un accidente de automóvil perdió un ojo, haciéndole temer, durante algún tiempo, la ceguera completa, a la que se resignó valerosamente.

Se casó dos veces, la primera en 1905 y la segunda veinte años después, en 1925.
Marconi falleció a causa de una crisis cardíaca, el 20 de julio de 1937.

Marconi 

jueves, 19 de julio de 2018

LA GENERACIÓN DEL 98

La Generación del 98 está formada por un grupo de escritores que, nacidos entre 1864 y 1875, tienen una formación intelectual bastante semejante, un estilo con aspectos comunes que rompe con la literatura anterior, un acontecimiento que los aglutina: el desastre de 1898, y un guía espiritual reconocido por todos, Miguel de Unamuno.

El origen del grupo que conforma la Generación del 98 estuvo constituido principalmente por tres autores: Pío Baroja, Ramiro de Maeztu y Azorín. Además de estos tres destacados escritores, también debemos mencionar a Miguel de Unamuno, Antonio Machado, Ramón María del Valle-Inclán y Ángel Ganivet, entre otros muchos.

CONTEXTO HISTÓRICO

El siglo XIX termina con una grave crisis: el final del imperio colonial español: España pierde Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Este acontecimiento provocó una ola de indignación y protesta que se manifestó en literatura a través de los escritores de la Generación del 98, cuyos principales componentes fueron: Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Azorín, Antonio Machado y Valle- Inclán. Es Azorín quien propone esta denominación en unos artículos de 1913; aunque la idea fue rechazada inicialmente por algunos miembros de la generación como Baroja, el concepto se impone finalmente. Todos ellos adoptaron una actitud crítica ante la situación política y social del momento. Son precisamente algunos de estos autores los que marcan un cambio en la narrativa, a partir de 1902: Azorín con La voluntad, Baroja con Camino de perfección, Unamuno con Amor y Pedagogía y Valle-Inclán con Sonata de otoño: inician un camino innovador, alejándose del Realismo y buscando la expresión de la realidad personal e interior, bajo la influencia de la filosofía pesimista de Schopenhauer.

 
 Rasgos de esta novela son:
  • La historia, lo que se cuenta, pierde importancia. Las acciones son mínimas y el espacio yel tiempo están poco definidos.
  • Interesa el mundo interior del protagonista, estados anímicos, reflexiones...
  • El protagonista es un inadaptado, antiburgués, rebelde, amoral, fracasado, que a veces llega a la destrucción total
  • Narración fragmentada: selección de momentos significativos mezclados con reflexiones.
  • Reaparición de la novela dramatizada o dialogal (el narrador cede la voz a los personajes:diálogos, monólogos...)

RASGOS GENERALES

La mayor parte de componentes del grupo seguían una ideología de izquierdas, socialista o anarquista. Su rebeldía y espíritu progresista marcaron también muchas de sus obras. La Generación del 98 se consideraba a sí misma regeneracionista, un movimiento intelectual que meditaba sobre las causas de la decadencia en España.

  • Evolución de ideas políticas:  El denominado "grupo de los tres"(Baroja, Azorín y Maeztu) y Unamuno evolucionan desde una juventud revolucionaria radical hasta actitudes plenamente conservadoras o francamente reaccionarias; en cambio, Antonio Machado y Valle-Inclán experimentan un proceso radicalmente inverso: de sus actitudes conservadoras iniciales evolucionaron hasta una madurez comprometida con la Segunda República y el Frente Popular.
  • Intentaron aclimatar en España las corrientes filosóficas del irracionalismo europeo, en particular de Friedrich Nietzsche (Azorín, Maeztu, Baroja, Unamuno), Arthur Schopenhauer (especialmente en Baroja), Sören Kierkegaard (en Unamuno) y Henri Bergson (Antonio Machado).
  • Europeísmo y gusto por lo castizo: En una primera propuesta hubo un intento de elevar España a la altura de Europa (europeizar España). Esto significaba abrirse a las corrientes modernas de pensamiento y vivir en un espacio amplio y sin fronteras.
  • El amor a España llevó a los noventayochistas a profundizar en el conocimiento de lo español. Ven la autenticidad de España en la Castilla medieval, libre, poderosa e invicta.
  • Sobriedad: los noventayochistas huyen de la grandilocuencia retórica y buscan la máxima claridad y llaneza. Su afán de expresividad les lleva a buscar términos poco frecuentes o arcaísmos.
  • Subjetivismo: la evolución del problema de España hacia posturas intimistas los lleva a la subjetividad y a una visión introspectiva de la realidad.
  • Idealización del paisaje: el paisaje castellano se convierte en el símbolo del alma española.
  • La preocupación por los problemas de España les hace subordinar la forma al contenido, por lo que recurren preferentemente al ensayo.
  • Reflexiones filosóficas: al producirse una interiorización de la crisis general del país, los noventayochistas reflexionan sobre el sentido de la vida, la religión, la existencia de Dios, el tiempo, etcétera.
  • Realización de actos públicos: Visita a la tumba de Larra (1901), manifestación contra la concesión del Premio Nobel a Echegaray (1904)

Recordando a Unamuno, Baroja y Azorín
Entre otros destacados de la 98 generación
Destacamos sus novelas sin fin
Recordando sus figuras para la ocasión

Eran un grupo preocupado por España
Influenciados por Castilla
Buscando entre sus villas
La solución a los males de nación

entre Nietzsche y Schopenhauer y su filosofía
entre la moderna Europa y la castiza Castilla en España
en las visitas a la tumba de Larra transcurrían
sus ideas, sus escritos y sus hazañas

Y a pesar de la evolución de sus ideas y pensamientos
y de la persecución que algunos sufrieron
siguen siendo recordados,  nunca murieron
dejaron su huella en la historia, retratando su momento

En la historia y en la literatura dejaron su huella y su legado
Abriendo nuevas arcas para futuras generaciones
recordando una época y tiempo pasado
en las novelas, obras, poesías y canciones

LA GENERACIÓN DEL 27

La denominación del 27 surgió de un acto cultural que se celebró en el Ateneo de Sevilla para homenajear al poeta sevillano Luis de Góngora en el tercer centenario de su muerte.

GENERACIÓN DE LA AMISTAD

A este grupo de poetas se le ha llamado la “Generación de la amistad”. La Residencia de Estudiantes de Madrid fue su privilegiado lugar de encuentro. Allí vivieron algunos y otros acudieron a participar de las actividades culturales (exposiciones, representaciones teatrales, tertulias) que se realizaban.

Participaron en las revistas más importantes del momento, como la Revista de Occidente y La Gaceta literaria, pero también en otras más: Litoral (Málaga, 1926), Verso y prosa (Murcia, 1927), Mediodía (Sevilla), Cruz y Raya (Madrid, 1933) y Caballo verde para la poesía (Madrid, 1935).

Características generales de la Generación del 27

La Generación del 27 es el nombre que recibe uno de los grandes grupos de escritores españoles de todos los tiempos. Algunos de los miembros más importantes de este conjunto de hombres de letras son: Federico García Lorca, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Vicente Alexandre, Dámaso Alonso, Jorge Guillén, Pedro Salinas o Gerardo Diego, entre otros.

Todos estos escritores tienen en común que se relacionaron entre ellos tanto a nivel artístico y literario; es decir, acudían a los mismos cafés para hacer tertulias literarias, como personal, ya que la mayoría de ellos eran íntimos amigos. Además, estos escritores recurrieron a las revistas de la época, como la Revista de Occidente, creada por José Ortega y Gasset, como medio de publicidad y difusión de su obra literaria, la gran mayoría en forma de poemas.

Las obras de la Generación del 27 se caracterizan por el intento de renovación a nivel estético de la poesía; es decir, recogen los preceptos antiguos y los unen con los movimientos vanguardistas y también surrealistas. Por esta razón, utilizan la metáfora como recurso literario principal y se centran en la problemática humana que atraviesa la sociedad de su tiempo.


CARACTERÍSTICAS LITERARIAS

La Generación del 27 coincide con nuestra vanguardia. Desde 1918 (Ultraísmo, Creacionismo) hasta 1930 (culminación de nuestro Surrealismo), adaptan o crean los “ismos” en España. La presencia de la tradición fue uno de los elementos de la poesía del 27 (los cancioneros de los siglos XV y XVI, el Siglo de Oro).

Temas:
  • La ciudad, que significa progreso.
  • La naturaleza y el amor. La naturaleza cercana a la ciudad y la naturaleza humana.
  • El compromiso con su tiempo y con el arte. Durante la Guerra Civil los poetas del 27, junto con Antonio Machado y Miguel Hernández, forman la base de un cancionero y romancero de guerra.
  • La preocupación religiosa fue escasa en el grupo, exceptuando a Gerardo Diego
En cuanto a la métrica, los poetas del 27 no utilizaron tantos metros y formas como los románticos o los modernistas, pero su uso estuvo más ligado a los contenidos. El soneto, como forma culta, así como el romance y el villancico, como formas populares, fueron muy empleados.

La gran innovación del grupo fue el verso libre. También cultivaron el verso blanco y el versículo.
  • VERSO LIBRE: el que no está sujeto a rima ni a medida (propio de la poesía moderna).
  • VERSÍCULO: (en la Biblia o el Corán, entre 8,12 sílabas o mayor).
  • VERSO BLANCO: el que no está sujeto a rima, pero sí a medida

Primera etapa de la Generación del 27: hasta 1927

En esta primera etapa de la Generación del 27 podemos observar un marcado predominio de la llamada poesía pura; esto es, aquel tipo de poesía con escasa retórica, sin elementos decorativos, sin marcas de sentimientalismo, que sigue la estela de Juan Ramón Jiménez. Algo que todos los escritores del 27 tuvieron en común es su admiración y predilección por el autor de Platero y yo.

Asimismo, durante la primera etapa de la Generación del 27 se produce un intento por recuperar los modelos de la poesía clásica a nivel formal, con autores tan importantes como Luis de Góngora (pues, no debemos olvidar que, precisamente el origen de este movimiento literario parte de un homenaje al poeta andaluz) así como las estructuras típicas de la poesía de corte popular.

Segunda etapa de la Generación del 27: de 1927 hasta la Guerra Civil (1936)

Esta segunda etapa de la Generación del 27 se caracteriza por el intento de humanizar la poesía. Para ello, los autores buscan su propia identidad e, influenciados por Pablo Neruda y su obra Caballo verde para la poesía, intentan rehumanizar de nuevo la poesía y conseguir una poesía impura.

Es precisamente durante esta segunda etapa cuando se desarrolla uno de los movimientos artísticos más importantes y con más influencia en la literatura española: el surrealismo. De la mano de la estética surrealista, los escritores de la Generación del 27 descubrieron cómo reflejar los problemas existenciales que afectan al ser humano, además de utilizar la poesía con un arma de protesta política y social, a través del cual podían mostrar su descontento con la sociedad en la que vivían.

Todo esto impulsado por sucesos sociales que conmocionados a la población española de aquellos años, como fue, por ejemplo, el comienzo de la Guerra Civil (1936-1939).


FRANCIA DURANTE EL SIGLO XIX

La Revolución Francesa (1789-1799) significó el derribo del Antiguo Régimen dominado por la monarquía absoluta y la aristocracia feudal de la edad media y la implantación del liberalismo dominado por la burguesía.

Antecedentes

Bebiendo de las ideas de la Revolución inglesa del siglo XVII, el siglo XVIII o Siglo de la Razón se cristalizó en el triunfo de la revolución francesa. Las ideas de John Locke defendiendo:
  • Libertades individuales frente a la opresión política
  • Que los hombre son miembros de una comunidad de iguales
  • Que la propiedad privada es una parte fundamental de la sociedad
  • Una separación de poderes que garantiza ese derecho a la propiedad
  • La razón como parte del derecho natural
fueron claves para el triunfo de esta idea. Rousseau en su Contrato social establece la posibilidad de una reconciliación entre la naturaleza y la cultura: el hombre puede vivir en libertad en una sociedad verdaderamente igualitaria. El problema fundamental es “Encontrar una forma de asociación que defienda y proteja con toda la fuerza común proporcionada por la persona y los bienes de cada asociado, y por la cual cada uno, uniéndose a todos los demás, no se obedezca más que a sí mismo, y permanezca, por tanto, tan libre como antes”.

Rousseau parece preferir la democracia como forma de gobierno, considerando conveniente su aplicación, especialmente para los pequeños estados. De hecho, la constitución de un estado como el postulado por Rousseau se parece a la democracia ginebrina de su época, en la que las leyes eran propuestas al pueblo soberano por un número limitado de magistrados. Pero Rousseau sostiene también un cierto relativismo que le hace considerar que no existe una forma de gobierno apta para todos los países, si bien, en todo caso, cualquier forma de gobierno debe ser expresión de la voluntad general de la ciudadanía para ser legítima.

Finalmente, Rousseau considera las condiciones del sufragio y las elecciones; propone la antigua Roma como modelo para impedir las transgresiones, y termina con la necesidad de fundar una religión civil, entre cuyos dogmas positivos figurarán la santidad del contrato social y las leyes establecidas como expresión de la voluntad general.

Montesquieu en “El espíritu de las leyes” habla de los conceptos de poder ejecutivo, poder legislativo y poder judicial pero, sobre todo, de la relación de los tres. Montesquieu rechaza las teorías absolutistas en las que una persona debería concentrarlos todos en su figura y apuesta por un “equilibrio de poderes”. Este se debería producir de manera muy  sencilla, donde cada uno de los poderes controle al otro y todos se controlen entre sí.

Montesquieu inició su loable trabajo desarrollando su teoría política. Tomó la concepción clásica de tipos de gobierno (aristocracia, democracia y monarquía). Separó y clasificó los gobiernos en tres clases: los republicanos (aristocracia y democracia), los monárquicos y los despóticos, cada uno de los cuales se encuentra determinado por un sentimiento político propio: la virtud, el honor y el temor.

Expansión de las ideas ilustradas

Los panfletos y periódicos, los grabados de fotos y canciones, los carteles y medallones multiplicados por la impresión fueron, al mismo tiempo, la fuerza impulsora y el producto de los increíbles acontecimientos. El alivio de la censura y la aceptación de la participación ciudadana en la política desencadenó una avalancha sin precedentes de periodismo político.

La difusión de las ideas ilustradas como la tolerancia religiosa o la laicidad fue gracias a la creación de correos organizados y un prensa política asentada como contrapoder. La prensa diaria fue el medio más rápido, pero no el único, para difundir la «buena noticia» de la conquista del «Schreckensburg» parisino («torre de los horrores») por parte de los rebeldes. Su efecto se vio reforzado por la abundancia de folletos impresos rápidamente, en su mayoría traducciones al alemán de panfletos franceses. 

La tertulia en los salones, en su forma moderna, nació en el siglo XVIII en Francia. Cuando las tertulias dejaban las casas privadas para celebrarse en cafés, fondas o tabernas, su papel se transforma pues se abre a otros grupos sociales, facilitando la difusión de sus ideas hacia grupos más populares. De esta manera, se construye una articulación importante entre el mundo de las élites y el del pueblo. En efecto, estos nuevos espacios de sociabilidad involucraron a la élite con grupos sociales distintos, difundían las nuevas ideas a través de la conversación y la lectura, de tal manera que superaban la dificultad del analfabetismo.

El triunfo de la Revolución 

El 14 de julio, que se convirtió desde entonces en la fiesta nacional francesa, la Bastilla fue tomada por los revolucionarios. El acontecimiento tuvo un efecto extraordinario. Se crearon comités por todas partes, las mansiones nobiliarias fueron asaltadas, se destruyeron documentos y se dejaron de pagar los derechos señoriales. En la capital se formó una municipalidad revolucionaria, se creó una Guardia Nacional (a cuyo mando se puso al Marqués de La Fayette) y se adoptó una escarapela con los colores rojo y azul de París, a los que se añadió el blanco real.

Los 'sans culottes', pobres semiproletarios de la ciudad, faltos de pan y carentes de derechos, se lanzarán a las calles de París el 12 de Julio en busca de armamento y el día 14 tomarán La Bastilla para poner fin a la sociedad feudal, con el poder y privilegios de señores feudales y la Iglesia. De 28 millones de habitantes de Francia en 1780, el 97% pertenecían al Tercer Estado y apenas 3% a la nobleza y el clero, exentos de impuestos.

Las arcas de Francia estaban en la ruina, por apoyo de la monarquía a las colonias estadounidenses que lucharon y vencieron para independizarse de Inglaterra, que costó un 25% de la hacienda gala. Aumentaron los impuestos, subió el diezmo al clero, se encarecieron los precios del pan y cereales. En 1788, la hambruna y la miseria se agravaron con una mala cosecha. Fue la chispa para la Revolución. De la crisis económica y los opresivos impuestos, a la crisis del régimen político y a la Revolución social. Se convocaron los Estados Generales (una forma de Asamblea) el 5 de mayo de 1789. No se habían reunido desde 1614.La burguesía, revolucionaria frente al feudalismo, se impuso al clero y la nobleza, suprimiendo el voto por estamento y logrando un voto por representante. El Tercer Estado tenía 610 votos por 290 del Primer estado ( la nobleza) y 271 del Segundo Estado (clero).. La Gran Revolución Francesa logró abolir el feudalismo en Francia y abrir la espita para su fin en el mundo, destruyó al viejo ejército y lo sustituyó por la Guardia Nacional; como defensa ante la contrarrevolución monárquica francesa y europea (el zar de Rusia, el rey de Prusia, el imperio austro-húngaro) tuvo que utilizar una etapa conocida como 'el Terror' y rodaron miles de cabezas de las clases privilegiadas que buscaban en forma armada derrotar la Revolución. También sancionó los Derechos del Hombre y del Ciudadano, suprimió los privilegios feudales de la nobleza y el clero, confiscó tierras y suprimió el diezmo de la Iglesia, y se estableció la Constitución de 1793. Pese a que el Thermidor marcaría el proceso de restitución de la reacción, la quebrada sociedad feudal no pudo resurgir más. Se abriría la época de la burguesía y del entonces débil e incipiente, y en unos años más naciente proletariado industrial. El periodo de mayores cambios y de participación de las masas, se dio entre 1792-1794, años de los jacobinos en el poder gobernante.

La Revolución Francesa ha sido tradicionalmente considerada como el indicador del final de una época histórica y el punto de arranque de una nueva etapa: la Edad Contemporánea. Por este motivo puede aceptarse que, aunque cronológicamente el siglo XIX comenzase en 1801, históricamente se inició en 1789. Ciertamente, el estallido de la Revolución Francesa señala una línea divisoria entre dos sistemas sociopolíticos opuestos: en el Antiguo Régimen, anterior a la Revolución Francesa, el absolutismo monárquico regía una sociedad feudal; en el Nuevo Régimen surgido tras la misma, en cambio, reconocemos muchos de los rasgos que caracterizan la organización política y social del mundo contemporáneo.

En el terreno político, la Revolución Francesa acabó con el sistema de monarquías absolutas que había prevalecido durante siglos en muchos países europeos. Dicho sistema político se basaba en el principio de que todos los poderes (el de promulgar las leyes -legislativo-, el de aplicarlas -ejecutivo-, y el de determinar si las leyes habían sido o no cumplidas -judicial-) residían en el rey. El monarca era fuente de todo poder por derecho divino; tal derecho era la base jurídica y filosófica de su soberanía.

La Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano es, junto con los decretos del 4 y el 11 de agosto de 1789 sobre la supresión de los derechos feudales, uno de los textos fundamentales votados por la Asamblea nacional constituyente formada tras la reunión de los Estados Generales durante la Revolución Francesa. La Declaración sirvió como afirmación de los valores fundamentales de la Revolución francesa y tuvo un gran impacto en el desarrollo de la libertad y la democracia en Europa y en todo el mundo.

Textos como ¿Qué es el Tercer Estado? de Emmanuel Joseph Sieyés ayudaron a reclacar la importancia del tercer estado dentro de la sociedad como verdadera representación de la nación. Sieyès propuso que los Estados Generales, en los que el Tercer Estado, aunque la mayoría no ganara, se organizaran con: representantes genuinos en los Estados Generales y un voto por persona y no por Estado.

La revolución va a modificar profundamente esos equilibrios pluricelulares. Se atacan tanto las palabras como los privilegios y realidades sociales que las sostienen, es decir los bienes de ciertas categorías. Nace un nuevo imaginario colectivo: surge una Francia en donde la gente está orgullosa del título de ciudadano, en donde el tuteo se impone, por lo menos en el año II (1793), reforzado por la reforma vestimentaria, cuyo anhelo es la igualdad por medio del vestido.

Estos son algunos ejemplos:
  • Se fomenta la palabra Patria frente al rey, como un concepto emancipador de las nuevas clases dirigentes (la burguesía), creando el concepto de "Soberanía Nacional"
  • La palabra "Progreso" va abriéndose paso frente a la "tradición". El rechazo del pasado y la búsqueda de un futuro es clave.
  • El lema de la Revolución Francesa "Libertad, Igualdad, Fraternidad" constituye nuevos parlamentos y nuevas representaciones políticas, donde las clases populares, burguesía, obreros y campesinos reclaman su papel como sujeto político
  • La palabra "ciudadano" frente  al "súbdito". Ciudadano con derechos y deberes, con obligaciones pero con misma representación legal sin importa su condición social o económica.
Los símbolos de la revolución su popularizan, conociéndoselo en símbolos universales
  • La Guillotina
  • La Marianne como símbolo del cambio de régimen, pero, sobre todo, encarnados en el símbolo de "la madre patria", la madre que alimenta y protegido a los niños de la República.
  • El gorro frigio usado por los esclavos emancipados de los imperios griegos y romanos. Desde allí, eran los ciudadanos no esclavos.
  • Las escarapelas 
  • La aparición de mártires revolucionarios
  • El día nacional de Francia, celebrado el 14 de julio, fue instituido por ley en 1880 para conmemorar la toma de la Bastilla del 14 de julio de 1789, símbolo del fin de la monarquía absoluta, y la Fiesta de la Federación del mismo día de 1790, símbolo de la unión de la nación francesa.
  • La Marsellesa como himno nacional: En 1792, tras la declaración de guerra del Rey a Austria, un oficial francés en misión en Estrasburgo, Rouget de l’Isle, compone, en la noche del 25 al 26 de abril, en casa de Dietrich, alcalde de la ciudad, un "Canto de guerra para el ejército del Rin. Dicho canto es adoptado por los federados de Marsella que participan en la insurrección de las Tullerías, el 10 de agosto del mismo año. Su éxito es tal, que se lo declara "canto nacional" el 14 de julio de 1795. 
Siguiendo el ejemplo americano, el 26 de agosto de 1789 los miembros de la Asamblea Constituyente aprobaron una relación de derechos del ciudadano que había de servir de preámbulo a la constitución. La Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano (con una visión más universalista que su homónima americana) establecía los principios de libertad, igualdad, inviolabilidad de la propiedad y resistencia a la opresión, que iban a constituir la base de toda la legislación revolucionaria. El rey no la aceptó hasta el mes de octubre; después, se trasladó a París y se alojó en el Palacio de las Tullerías. La Asamblea se trasladó también a la capital y se dispuso a continuar allí su labor.

La burguesía moderada era el grupo que contaba con mayor representación en la Asamblea; considerando la configuración de la cámara, sostenían posturas centristas: eran partidarios de una monarquía constitucional con poderes limitados que pusiese remedio a los males sociales. A la derecha se encontraban los aristócratas, partido que aglutinaba los elementos más conservadores, defensores del absolutismo. En la izquierda se situaban los republicanos, entre los que figuraba Maximilien de Robespierre. Al margen de la pluralidad ideológica surgida en la cámara y fuera de ella (clubes de opinión y tertulias políticas: fuldenses, jacobinos, cistercienses, franciscanos), los principales dirigentes del proceso revolucionario acordaron llevar a la práctica una experiencia política de carácter monárquico y parlamentario, fruto de un compromiso entre la corona y la revolución.

Unas semanas después, el palacio de Versalles era invadido por la masa revolucionaria, y Luis y María Antonieta eran llevados a París, donde se vieron obligados a actuar como reyes constitucionales. Tras el fracaso de su intento de huida en 1791, la hostilidad contra la monarquía se acentuó, hasta la insurrección de 1792 y la puesta en marcha del Terror revolucionario, una de cuyas primeras víctimas fue el mismo Luis XVI, guillotinado en 1793. Con esta ejecución y la proclamación de la República, los revolucionarios creían haber puesto fin a lo que veían como una larga época de opresión del pueblo por los reyes y la aristocracia, inaugurando una era de libertad, de igualdad y de fraternidad, como rezaba la principal máxima inspiradora de la revolución.

Francia y la época de Napoleón

La figura de Napoleón Bonaparte emergió durante la Revolución Francesa, y con el paso de los años se agigantó hasta convertirse en uno de los símbolos militares y políticos más importantes de la historia de Europa. Como emperador, dominó su país y lo embarcó en una espiral expansionista: las Guerras Napoleónicas. Consumado estratega, ganó buena parte de las batallas que libró, hasta las que fueron sus dos grandes derrotas, en Leipzig y Waterloo.

Aprovechando su gran popularidad en Francia dio el golpe de estado del 18 de Brumario del año VIII de la Revolución (9 de noviembre de 1799), para instaurar un triunvirato formado por Sièyes, Ducos y él mismo. Poco después se proclamó primer cónsul, cargo que le permitía gobernar durante diez años.

En 1804, se convirtió en Emperador y buscó tener el control de todo Europa. En esta etapa invadió muchos países y obtuvo grandes victorias, como en las batallas Austerlitz (1805), Jena (1806) y Friedland (1807).  Pero también grandes fracasos, como sus campañas a Rusia y España.

El 19 de octubre de 1813, Napoleón fue derrotado en la batalla de Leipzig por una coalición formada por Inglaterra, Rusia, España, Portugal, Prusia, Austria y Suecia. Entonces se exilió en la isla de Elba (4-5-1814). Pero en marzo de 1815 regresó a Francia y formó un nuevo ejército, soñando recuperar su imperio.

Sin embargo, la llamada Séptima Coalición, encabezada por Inglaterra, lo derrotó definitivamente en la batalla de Waterloo el 18 de junio de 1815. Napoleón fue capturado y llevado a la isla Santa Elena (Océano Atlántico), donde murió el 5 de mayo de 1821.

Francia Tras Napoleón

Se formó una séptima coalición la cual declaró la guerra al reinstaurado Imperio francés, derrotándolo completamente en Waterloo, y por segunda vez restauró a Luis XVIII en el trono de Francia, esta vez de forma definitva. Luis XVIII gobernó como rey por un poco menos de una década.

Los Borbones no fueron restablecidos en Francia por una meditada reflexión de los Aliados vencedores de Napoleón. Porque, cuando todavía sus ejércitos avanzaban hacia París, seguían dudando acerca del régimen del que habrían de dotar a la Francia postnapoleónica. Austria deseaba una regencia de la emperatriz María Luisa (hija, al fin, de su corte), durante la minoría del rey de Roma; el zar, ya descontento con las intrigas entre ingleses y austríacos, quería tratar con deferencia a los franceses, dándoles un régimen que les agradase. Único soberano en desplazarse a París con los ejércitos aliados, Alejandro se dejó seducir por la idea de una restauración de los Borbones, por las artes de su anfitrión Talleyrand y el control que ejercía sobre una ciudad como Burdeos, en medio del delirio popular, la influyente sociedad realista les Chevaliers de la foi.

El rey llamó entonces de nuevo al duque de Richelieu, que hizo votar medidas reclamadas por la derecha: el restablecimiento de la censura de los periódicos y la ley del doble voto para las elecciones legislativas (junio de 1820), gracia a la cual, los electores más ricos, a menudo grandes propietarios agrarios, votarían dos veces.

El resultado fue el regreso masivo de los ultras a la Cámara de los Diputados, renovada enteramente. Y forzaron a Richelieu, en diciembre de 1821, a dejar el poder, sustituyéndolo por uno de los suyos. Entre estos, el rey eligió a Joseph de Villèle, un  modesto hidalgo de Toulouse, competente en materia financiera y más sensato que la mayor parte de sus colegas de bancada, que rechazaba alguna de las exageraciones de su partido. Apoyándose en el rey, Villèle va a impulsar una política relativamente moderada hasta 1824.         

Sin embargo, las nuevas medidas en prensa y elecciones parecían cerrar la vía legal del poder a la oposición liberal; y una fracción de esta volcó hacia la acción violenta de las sociedades secretas.
La más importante iba a ser la Charbonnerie o Carbonarisme (el Carbonarismo, los Carbonarios), importada del reino de Nápoles, donde había funcionado, paradógicamente, en favor del Borbón Ferdinando IV expulsado del trono, contra el intruso Murat; y luego, ya movimiento liberal, para expulsar a los austríacos y contra el autoritarismo. Sus miembros se agrupaban en la base en “ventas” municipales de diez miembros. Por encima, se hallaban las ventas departamentales y, en la cúspide, una venta suprema o comité central, la haute vente, presidida, un tiempo, por La Fayette. Los carbonarios debían obedecer ciegamente a las órdenes recibidas. Y en su seno se codeaban republicanos, bonapartistas, burgueses, obreros, estudiantes y oficiales, nostálgicos de la Grande Armée. De 1820 a 1823 la Charbonnerie iba a provocar una serie de levantamientos chapuceros, fácilmente reprimidos por el poder. Si la ejecución de cuatro sargentos (les quatre sergents de la Rochelle), jóvenes idealistas que habían participado en un complot, conmovió a la opinión pública y sirvió para alimentar, durante un tiempo, fáciles imágenes populares, las sociedades secretas se desacreditaron pronto, tanto por la excesiva prudencia personal, si no cobardía, de sus jefes, como por sus fracasos.

Y, en 1824, cuando los ultras no se enfrentaban ya a ninguna oposición activa en el país, vino a morir Luis XVIII.

Al subir al trono tras la muerte de su hermano, Carlos X -antes conde de Artois que con su frivolidad había animado otrora los salones del brillante Versalles de María Antonieta-, había manifestado enseguida su fidelidad de pensamiento al Antiguo Régimen, haciéndose coronar en Reims, a la vieja usanza de la monarquia. De él se podría decir cabalmente aquello que los liberales atribuían, no sin malicia, a todos los realistas: “Ils n’ont rien oublié ni rien appris”, porque Luis XVIII, sí había aprendido ciertas cosas, y alguno de sus ministros también.


Las otras revoluciones francesas del siglo XIX

En 1830 los parisinos obligaron a huir al último rey Borbón, Carlos X, en la llamada Revolución de Julio, mediante un levantamiento popular. Sin embargo, la instalación de una República, era todavía un sueño lejano.

Los sectores liberales moderados, lograron coronar a Luis Felipe de Orleáns, quien gobernó como monarca constitucional. Sus poderes estaban limitados por una asamblea, cuyos miembros eran elegidos por voto restringido. De ideas discretamente liberales, el nuevo gobierno buscó en el plano exterior una aproximación con Gran Bretaña y continuó la expansión imperialista sobre Argelia. A pesar de que en un principio la política económica fue eficaz, en el último tiempo debió soportar una grave crisis, sumado a la corrupción administrativa.

En febrero de 1848  la insurrección, protagonizada por sectores pequeño-burgueses, obreros y estudiantes forzó la abdicación de Luis Felipe y la proclamación de la IIª República bajo un régimen de acusado matiz social que implementó las siguientes medidas: sufragio universal masculino (frente al censitario), libertad de prensa, libertad de asociación y derecho al trabajo.

El gobierno provisional contó por primera vez con miembros socialistas (Louis Blanc) que implantó la jornada laboral de 10 horas. Además, con el fin de mitigar el paro obrero (más de 100.000 desempleados solo en el distrito de París) fueron creados los Talleres Nacionales, impulsados desde el Estado, si bien constituyeron un fracaso y fueron clausurados tras pocos meses de funcionamiento.
En junio la revolución se radicalizó y la pequeña burguesía que había estado del lado de las clases obreras se alió con la alta burguesía. La lucha contra el absolutismo se transformó en una lucha interclasista entre burgueses y obreros que se saldó con una fuerte represión (más de 1.500 ejecutados).

Tras la aprobación de la Constitución fue nombrado presidente de la República Luis Napoleón Bonaparte, sobrino de Napoleón, quien en 1852 se proclamó emperador con el nombre de Napoleón III, dando al traste con la mayor parte de las reivindicaciones revolucionarias e inaugurando el Segundo Imperio francés.

Tras la derrota en 1871 en la guerra franco-prusiana, donde Francia cedió Alsacia y Lorena al II Reich alemán de Guillermo I y Otto von Bismark, los problemas no terminaron para Napoleón III: París fue sometida a un sitio de más de cuatro meses (19 de septiembre de 1870-28 de enero de 1871), que culminó con la entrada triunfal de los prusianos —que se retiraron de inmediato— y la proclamación imperial de Guillermo I de Alemania en el Palacio de Versalles.

El movimiento popular parisino se organizó en la llamada "Comuna de París", quien creó un poder popular y revolucionario que organizó al pueblo parisino, siendo una de las primeras expereincias revolucionarias de los trabajadores del siglo XIX.  Todas las medidas tomadas por la Comuna suponía una amenaza para el viejo mundo, basado en la opresión y la explotación. Por primera vez el proletariado derrocaba al poder establecido y establecía sus propios órganos de gobierno y reemplazaba al estado monárquico- burgués capitalista, que veía como la Comuna les hacia perder todos sus privilegios económicos y sociales. Lo que explica también la fuerte represión que se ejercería sobre los "communards" y que gran parte del mundo viera a la Comuna como una revuelta de "vagos" proletarios.

La Comuna es, finalmente, aplastada el 28 de mayo de 1871.

La creación de la III República

En 1873, Francia se liberó de las tropas prusianas, que abandonaron el territorio. La Asamblea le quitó a Thiers su voto de confianza, y éste renunció.

La forma de gobierno definitiva para el estado francés, en ese momento a cargo del conservador Thiers, fue objeto de disputas, pues se pretendía instaurar una monarquía constitucional a cargo de Enrique V, nieto de Carlos X, apoyado por el bando de los legitimistas, aunque los Orleanistas, pretendían que el trono fuera ocupado por Luis Felipe, Conde de París. El acuerdo al que se arribó que consistía en que ocupara el trono el primero, y a su muerte, el segundo, no pudo realizarse pues Enrique V, quería establecer una monarquía absoluta y no constitucional, rechazando la bandera tricolor, y exigiendo la blanca de Enrique IV.

En el mes de febrero de 1875, luego de una serie de acuerdos legales, se consolidó la Tercera República, creándose los cargos de Presidente de la República, Presidente del Consejo y un Poder Legislativo, a cargo de un Parlamento bicameral.

El gobierno republicano no pudo zanjar definitivamente las diferencias internas, que se reflejaban el seno mismo del gobierno. Así, dos años más tarde, el duque de Magenta, Patrice MacMahon, presidente de la república, de ideas monárquicas, desplazó de su cargo al Presidente del Consejo, Jules Simon, de ideas republicanas, disolviendo también el Parlamento, para intentar restaurar la monarquía, pero su intento fracasó debiendo renunciar en enero del año siguiente.

En 1880, creció la fama del general Georges Boulanger, que contaba con el apoyo de todos los sectores, y era el candidato favorito a ganar las elecciones del mes de julio de 1889, pero desde el gobierno republicano se temió que su ascenso significara la extinción de ese régimen para establecer una dictadura, disponiéndose su arresto bajo el cargo de traición. El candidato huyó, y dos años más tarde se suicidó.

En 1894 ocurrió el denominado “Caso Dreyfus”, que reveló las divisiones ideológicas internas, mostrando un gran sector conservador, ultra-monárquico y antisemita, uno de cuyos grandes exponentes fue el periodista Charles Maurras, y la corrupción del sistema de justicia militar de la república francesa. El capitán Dreyfus, era alsaciano y judío, y fue condenado al destierro, por espionaje hacia el gobierno alemán. Comprobada su inocencia y hallado el verdadero culpable, que no fue sindicado como tal y enviado al norte de África, para luego absolverlo, no se levantaron los cargos contra Dreyfus, que fue defendido por el escritor Émile Zola, en su obra “Yo acuso”.


La Tercera República Francesa, debió afrontar ambas guerras mundiales, saliendo airosa de la Primera Guerra Mundial, pero sin poder resistir en la Segunda Guerra, la invasión nazi de 1940, que estableció la república de Vichy, por medio de un acuerdo entre el mariscal Philippe Pétain, con los alemanes, que consistió en el establecimiento de un gobierno títere, presidido por Pétain, que respondía a las órdenes alemanas.

EL TEATRO FRANCÉS DEL SIGLO XVII

En el siglo XVII y hasta fines del XVIII, Francia era el modelo de la literatura para los otros países europeos. El idioma francés era la lengua de moda que hablaban los intelectuales y la gente culta; el gusto por lo francés era la regla de la buena sociedad.

Ya en el siglo XVI, se formaron los grupos llamados "los cómicos de la legua", con actores que representaban donde podían, v.gr. en el cuarto grande de una posada o en una granja, alumbrando el espacio con velas de sebo. Después de varias incursiones por París representaron en el hotel de Borgoña, antiguo palacio de los duques y solo en 1628, se establecieron en París y entonces obtuvieron el título de Compañía real. Luego, en 1634, se estableció el Teatro de Marais y los actores se hicieron llamar comediantes del rey.

En aquellos teatros, la sala era larga y estrecha. En uno de los extremos, encima de un estrado, estaba el escenario: A lo largo de las paredes, dos pisos de galerías formaban los palcos. Todo el resto era el patio, donde los espectadores se mantenían de pie. La sala estaba muy mal alumbrada, con velas de sebo colocadas a los lados. Luego hubo candeleros colgados de cuerdas delante del escenario.

Los actores llevaban los trajes que querían, sin tener en cuenta el país donde la escena tenía lugar. Se juzgaba suficiente ponerse turbante para representar el papel de turco. Los papeles femeninos estaban a cargo de hombres.

El espectáculo empezaba a las dos. El precio de las localidades no era alto. El público se componía, sobre todo, de gentes del pueblo y personas de posición modesta. Gritaban, hacían ruido, como sucede hoy en los teatros de feria. Las señoras no se atrevían aún a ir al teatro. Para aquel público poco delicado, se representaban obras cuya acción fuera violenta, aparecían en escena asesinatos y combates. Se hacía con frecuencia hablar a los personajes un lenguaje muy grosero.

Apenas se pagaba al autor que escribía aquellas obras. Para vivir, necesitaba incesantemente escribir otras nuevas. Hardy, que trabajaba para el Hotel de Borgfma escribió más de 700.

Por el año 1630 tuvo lugar un gran cambio. Las personas instruidas, los caballeros y las señoras empezaron a frecuentar el teatro. Se ponían en el escenario asientos que los señores ocupaban detrás de los actores, y el escenario resultaba demasiado lleno. Las señoras asistían al espectáculo en los palcos. El patio seguía abandonado a las gentes de posición modesta y a los jóvenes.

Entonces los autores dejaron de tener en cuenta al público del patio. Quisieron trabajar para las señoras y los caballeros, que llamaban las buenas gentes, y se dedicaron, por tanto, a escribir obras adaptadas al gusto del nuevo público. Las gentes instruidas de aquel tiempo admiraban las obras de los griegos y de los romanos -que, por otra parte, conocían mal-. Quisieron que se aplicasen a las obras dramáticas francesas las reglas establecidas por los antiguos. Creían entonces que Aristóteles había establecido la regla de que la obra dramática debe representar siempre una sola acción que tiene lugar en un solo día y en un solo sitio. Era la llamada regla de las tres unidades -"unidades de acción, de tiempo y de lugar"-. La decoración no representó ya más que un sitio, porque en él había de representarse toda la obra. El autor, metido en este zapato chino, debía de arreglárselas para que todo pasase en veinticuatro horas. Así se establecieron en Francia las reglas de la tragedia y de la comedia.

Se mejoró el alumbrado, poniéndose al borde del escenario, en las candilejas, velas encendidas que había que despabilar. Pero el escenario siguió estando lleno de espectadores, y los actores llevando, trajes que no guardaban relación con los personajes de la obra. Por ejemplo, representaban al emperador Augusto con peluca, o al héroe Aquiles vestido con traje de Corte y, por cierto, las las actrices representaban a Andrómaca con vestidos de señoras de la época.

En 1636, ocurrió otro hecho significativo, relacionado con la literatura. Algunos hombres de letras tomaron la costumbre de reunirse en determinados sitios y por uno daban charlas y hablaban de de literatura. El cardenal Richelieu les propuso que constituyeran en corporación regular; eligieron, en principio, 12 miembros, que creció hasta 40 personas. Esta reunión llegó a ser una corporación oficial reconocida por el rey con el nombre de Academia Francesa. Richelieu adoptó el título de Protector y también Luis XIV fue miembro.

La Academia, desde entonces, celebró sus reuniones en el Palacio del Louvre.

LA DIÁSPORA

(añadir tiema isreal al blog)

Nabucodonosor II (605+562 a.C.) en el 587, conquistó Jerusalén, destruyó el templo de Salomón y deportó a la aristocracia judía a Babilonia. Este período, conocido como de cautividad, inició el fenómeno de la diáspora y representó, paradójicamente, un momento de auge de la cultura hebrea, con la compilación de la Biblia y la sistematización de otras doctrinas tradicionales.

Cuando el Imperio neobabilónico fue destruido por los persas, éstos permitieron a los judíos deportados regresar a la patria a condición de reconocer su vasallaje. No todos retornaron, pero los que lo hicieron constituyeron un foco cultural y religioso cuya máxima expresión fue la reconstrucción del templo de Salomón (completada hacia 515 a.C.), El prolongado período de paz bajo la dominación persa, en cuyo transcurso el arameo desplazó al hebreo como lengua de uso, dio paso, sin sobresalto alguno, a la incorporación de Judea al imperio de los sucesores de Alejandro Magno (siglo III a.C., Tolomeos de Egipto primero, Seléucidas de Siria después).

El nuevo ámbito político facilitó aún más la diáspora judía, y se inició un provechoso contacto con el mundo cultural helenístico. La traducción de la Biblia al griego en Alejandría (versión de los Setenta) significó un paso decisivo en la difusión universal de las doctrinas hebreas.
Sin embargo, los Seléucidas, rompieron la tradición de tolerancia de la que se habían beneficiado los judíos hasta el momento, y trataron de imponer una helenización forzosa en la cultura y la religión. La resistencia quedó plasmada en los libros bíblicos de Daniel y Ester y en la rebelión capitaneada por los hermanos Macabeos (160 a.C.). El debilitamiento del Imperio seléucida, carcomido por las luchas internas, devolvió a los judíos cierta tranquilidad e incluso la independencia durante un siglo, gobernados por unos sacerdotes-reyes descendientes de los Macabeos, hasta la anexión por Roma a mediados del sigloI (a.C).

Roma ya había conquistado Siria y aprovechó las luchas dinásticas que sacudían Jerusalén. Los romanos reconocieron como rey a Herodes (734 a.C.), hijo de Antípatro, un alto dignatario judío favorable a Roma. Herodes, muy helenizado aunque cumplidor de la ley mosaica, llevó el orden y una relativa prosperidad a su pueblo, pero se ganó la enemistad de los celosos de la ortodoxia. Éstos alimentaron un clima apocalíptico y de expectativas mesiánicas, que convirtieron Palestina en un hervidero de rebeliones que los reyes, siempre sostenidos por Roma, no consiguieron superar, arrostrando ellos mismos una gran impopularidad con independencia de lo acertado de su gestión.
Esta atmósfera de deterioro estalló en 66 (d.C.) en una rebelión que culminó en el año 70, siendo Tito emperador en Roma, con la toma de Jerusalén y la destrucción definitiva del templo. Tras este episodio, puede darse por concluida la historia de una Palestina judía.


miércoles, 18 de julio de 2018

EL 5º REGIMIENTO

El dieciocho de julio 
en el patio de un convento 
el Partido Comunista 
fundó el Quinto Regimiento. 

El Quinto Regimiento fue creado y dirigido hasta su disolución por el Buró Político del PCE. Se trató de la principal plataforma de difusión de la política militar comunista. La dirección administrativo-militar corrió a cargo de la Comandancia General del Regimiento, también llamada Mando General y que se constituyó mediante su división en las secciones propias de un Estado Mayor más aquellas que se consideraron necesarias. El Quinto Regimiento contó con varias comandancias y numerosos cuarteles por toda la geografía republicana con la excepción de Cataluña y el Norte cantábrico. Tuvo cuatro comandancias en Madrid y una en Albacete, Valencia, Alicante, Cartagena, Almería, Málaga y Guadalajara.

Después del asalto y la toma del Cuartel de la Montaña, en los días siguientes al 18 de julio de 1936, los integrantes de las Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas (MAOC) de Cuatro Caminos requisan el Convento y Colegio Salesiano de la calle Francos Rodríguez nº 5, del que habían huido los religiosos salesianos temerosos por sus vidas, ante las iras de las milicias populares en respuesta al alzamiento militar contra la República. Tras esta requisa las Milicias se instalan en el mismo, tomando el nombre de Quinto Regimiento.

El Quinto Regimiento fue el germen del que sería después el Ejército Popular Republicano. El hecho de que el 5º Regimiento tuviese allí su sede supuso que sus instalaciones se convertirían en uno de los centros de reclutamiento e instrucción militar más importantes de la Guerra Civil, parejo a esto fue sede de formación política de mandos y dirigentes del Partido Comunista de España. Entre otros, Enrique Líster y Juan Modesto son algunos de los dirigentes comunistas más destacados de los que pasaron por el Quinto Regimiento. Sus milicianos se integrarían en las primeras brigadas mixtas del ejército. Su fundador y primer dirigente fue el militante comunista Enrique Castro Delgado, que a las pocas semanas dejó paso al dirigente comunista internacional Vittorio Vidali.

En palabras de Vittorio Vidali (alias Carlos Contreras, Comandante Carlos), Comisario Político y uno de sus organizadores: “Instrucción militar, escuela de guerra; intendencia, administración, sanidad, talleres de reparaciones, transportes; fábricas de bombas y municiones; escuelas de enfermeras, asilos para los niños de los combatientes; organización de guerrilleros y artilleros; trabajos de enlace con las autoridades, con los partidos, con las organizaciones; periódicos murales, diarios, semanarios y muchas otras publicaciones; fiestas, conciertos; relaciones con toda España y con los otros países del mundo; ayudas concretas a otros batallones y regimientos, organización de cuarteles; propaganda entre las filas enemigas, en todos los frentes y en todas las retaguardias; puertas abiertas y hospitalidad a poetas, escritores, periodistas, pintores, escultores, a delegaciones y a voluntarios extranjeros: todo esto fue el 5º Regimiento”.

Formado a partir de las 1000-1500 unidades de las Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas (MAOC), únicas milicias con verdadera formación militar previa a la guerra civil, a iniciativa de la dirección del PCE, el Quinto Regimiento fue la única milicia con vocación de convertirse en un ejército regular capaz de sobreponerse al caos organizativo en el que el ejército se veía sumido tras el golpe de Estado.

Las compañías de Acero fueron las primeras unidades organizadas por el 5º Regimiento. La idea de su creación partió de Enrique Castro, comandante general del Regimiento en aquellos primeros días. A la llamada de reclutamiento acudieron miles de voluntarios. Se seleccionaron trescientas personas (incluyendo varias milicianas) en función de su aptitud física, manejo del fusil, la ametralladora y bombas de mano. La mayoría de ellos eran jóvenes de entre veinticinco y treinta años. Tras una semana de entrenamiento y disciplina ya estaban listos para partir a luchar al frente.

Desde su fundación, el Quinto Regimiento dedica una especial atención a la instrucción de sus milicias. A través de la prensa, desde finales de julio realiza diversos llamamientos para que se incorporen instructores al mismo. Además de los ya citados, hemos de mencionar al capitán de Artillería Bozada, uno de los primeros; al comandante Rivas, organizador de la 2ª, 3ª y 5ª “Compañías de Acero” y luego responsable de Organización de la Comandancia Militar de Milicias; al capitán Enrique Martínez Laredo, que procedía del Cuerpo de Auxiliares de Infantería de Marina y que dirige en la defensa de Madrid uno de los Batallones de Choque del Quinto Regimiento a cuyo frente muere.

Orgulloso de pertenecer
Al Quinto Regimiento
Creado por el Partido Comunista
con Líster y sus camaradas

Nuestro lema: luchar hasta perecer
destruyendo el fascismo desde sus cimientos
recordando a los idealistas
que dieron su vida por una sociedad más humana

Combatiremos a Franco y sus ejércitos fascistas
Y amanecerá una nueva era aunque caiga yo en el frente
Sembraremos nuevas flores con la sangre de los idealistas
que creen un manto rojo que perdure eternamente

Cuando el sol anuncie una nueva era
Se oirán nuevas canciones 
que anuncien nuevos cantos de revoluciones
con las nuevas flores que traerá la primavera

Comunista soy, hijo del proletariado
Comunista hasta morir, idealista convencido
Comunista, rojo, del pueblo un soldado
siempre fiel, siempre en la vanguardia del Partido

Siempre revolucionario, eternamente antiautoritario
Antifascista de por vida, antiimperialista por juramento
Daré mi vida por mis camaradas, por mi lealtad al 5º regimiento
Daré mi vida por ayudar a mis hermanos proletarios

Comunista siempre de por vida, vivo o muerto
Ese es mi juramento que defenderé con el fusil y la palabra
esperando que mi ejemplo y el de mis camaradas abra
nuevas puertas, nuevas alamedas y nuevos puertos

viernes, 13 de julio de 2018

LA MARIANNE. EL SÍMBOLO DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA Y DEL REPUBLICANISMO


Muchos de los símbolos de la Revolución Francesa han perdurado en el imaginario colectivo llegando en ocasiones hasta la actualidad. Desde el inicio aparece un nuevo lenguaje simbólico que continuará enriqueciéndose a lo largo de todo el período. Los revolucionarios buscaron en dos fuentes principales las imágenes para asociar a sus ideas fundamentales: la Antigüedad Clásica y la masonería

El día nacional de Francia, celebrado el 14 de julio, es un día festivo en Francia. Fue instituido por ley en 1880 para conmemorar la toma de la Bastilla del 14 de julio de 1789, símbolo del fin de la monarquía absoluta, y la Fiesta de la Federación del mismo día de 1790, símbolo de la unión de la nación francesa.

La Marianne

La Marianne es un símbolo de la república francesa. La Marianne es un busto de una mujer orgullosa y resuelta que lleva un gorro frigio . Ella simboliza la unión de los ciudadanos comunes de la revolución de la República - Marianne representa la libertad, igualdad y fraternidad.


Marianne parece provenir del nombre Marie-Anne, que era un nombre común durante el siglo XVIII en Francia. Para la aristocracia, Marie-Anne no era un buen nombre y fue considerado como peyorativo en sus círculos sociales, ya que representaba al pueblo.
 
Los revolucionarios adoptaron el nombre de Marianne como símbolo del cambio de régimen, pero, sobre todo, encarnados en el símbolo de "la madre patria", la madre que alimenta y protegido a los niños de la República.
 
Otras fuentes dicen que el nombre se origina en 1797, cuando Barras, miembro de la Dirección, eligió el nombre de la esposa de uno de sus amigos, Reubelle, para representar el nuevo régimen. El nombre cumplía las condiciones de la simplicidad y la falta de la connotación realista.

En ese período, hubo también un revolucionario Occitane canción, la Garisou de Marianno [la Guérison de Marianne o la curación de Marianne] que utiliza este nombre para referirse a la República.

Más tarde, durante la Restauración y el Segundo Imperio , Marianne se convirtió en el nombre en clave de una sociedad republicana clandestina.


La imagen de Marianne y su gorro frigio tiene sus orígenes en la antigüedad. El gorro frigio fue usado por los esclavos emancipados de los imperios griegos y romanos. Desde allí, eran los ciudadanos no esclavos.

Las primeras representaciones de una mujer con un gorro frigio se hicieron durante el período de la Revolución Francesa. Los marineros y tripulantes cocina de las regiones del Mediterráneo llevaban gorras que eran prácticamente el mismo diseño. Cuando se unió a la Revolución, trajeron la tapa a París.

Un gorro frigio es un suave, fieltro rojo tapa que cubre las orejas, con una punta redondeada que se tira hacia adelante. Frigia era parte de Anatolia en Turquía. Uno de sus reyes fue Midas de los cuales se afirmaba que todo lo que tocaba se convertía en oro.
 
Durante la Tercera República , Marianne fue representado por estatuas, a menudo puestos en ayuntamientos [mairie s]. Llevaba el gorro frigio para enfatizar su carácter revolucionario, pero esto a veces se considera como una llamada a la rebelión, y la tapa fue sustituida por una corona o tiara para dar Marianne un carácter de mayor sabiduría.
 
Desde 1789 (fecha de la Revolución Francesa ) las mujeres aparecieron en las pinturas y esculturas, donde se expresan los valores de la libertad y la revolución, con su gorro frigio y, a veces una lanza decorada. Cuando la Marianne llevaba un vestido túnica larga, era formal y conquistar.

Un decreto de 1792 dispuso que el "sello del estado cambiaría y habría que representa a Francia una mujer vestida como en la antigüedad, de pie, sosteniendo en su mano derecha una lanza rematada por un gorro frigio, o gorro de la libertad, con la mano izquierda apoyada en un paquete de armas, ya sus pies un timón ". También tendría a sus pies tablas con la ley y la Declaración de los Derechos del Hombre presentado al mundo.
 
Después de 1799, el fin de la República y el inicio del primer imperio debilitado la representación de Marianne, aunque el tema de la libertad sufrió. Su nombre volvió a aparecer por un tiempo durante la Segunda República, pero en general, en sentido negativo.
 
Napoleón III, el nuevo emperador, sustituye Marianne en las monedas y sellos con su propio retrato. La Comuna de París de 1870 desarrolló un culto de un luchador revolucionario mujer con los pechos desnudos con gorro frigio de los sans-culottes, pero no se llamó Marianne.
 
Bajo la Tercera República, dos modelos compitieron - la estatua con una corona de trigo y la estatua con el gorro frigio. La primera representa una república moderada, mientras que la segunda es una república revolucionaria del pueblo republicano llamada Marianne.
 
En la Tercera República se instalaron bustos en las alcaldías y las escuelas. Un modelo de uniforme se utiliza generalmente, al ser un busto de una mujer con un rostro joven y tranquilo, a veces llevaba una corona de trigo, pero más a menudo con gorro frigio.
 
Se ha logrado la asimilación de la Marianne en la República Francesa. Marianne ha sobrevivido a través de cinco Repúblicas y por medio de las turbulencias de la historia. Los últimos diseños de Marianne son populares en los ayuntamientos, con las características de celebridades como Brigitte Bardot, Catherine Deneuve y Laetitia Castra.
 

jueves, 5 de julio de 2018

CUANDO NADA VALE NADA

El hombre empezó a notarse insignificante, como si fuera una mota de polvo más en el inmenso desierto que es el mundo. La sensación de ahogo y de impotencia inundaba su cuerpo, oprimiendo su pecho, dificultando su respiración. Luchó por respirar con bocanadas fuertes, forzando sus pulmones, buscando una mísera gota de aire, pero fue inútil.

La sensación de ahogo iba a más y empezaba a jugar con sus percepción de la realidad. La habitación parecía plegarse sobre si misma, las paredes iban retrocediendo cada vez más, estrechándose, devorando cada rincón y cada espacio, atrapándole en un zulo estrecho, oscuro y frío. Luchó por escapar, por salir de ahí pero algo le retenía las piernas y le inmovilizaba en contra de su voluntad. era como una cadena invisible que lo ataba y le impedía moverse, por más que zafara y luchara por romperla, sus eslabones no cedían.
  
El dolor, la impotencia y la rabia aparecieron. Sus ecos empezaban a resonar en su cabeza, recordando su pasado, su vida. Empezó a golpear su cabeza contra las paredes con el objetivo de librarse de esos ecos que resonaban en su cerebro y que le hacían la vida imposible. El dolor le devolvió momentáneamente a la realidad, pero a un gran coste.

Los golpes habían provocado convulsiones y problemas en su coordinación. La estructura de su cuerpo estaba visiblemente dañada:  empezó a temblar violentamente, perdiendo el equilibrio. Sus piernas ya no le sostenían, no soportaban la acumulación de dolor físico y depresión que se acumulaban en sus rodillas. Necesitaba pisar tierra firme.

Cayó de rodillas. Notó como el peso de su cuerpo era una pesada carga que oprimía su pecho, impidiéndole respirar. Era un embalse demasiado lleno que necesitada evacuar su carga, carga que le ahogaba. Las lágrimas empezaron a surcar su rostro, liberando la rabia y la impotencia convirtiéndose en un eterno torrente de dolor y sufrimiento que formaba charcos en el suelo.

Recordó el pasado. Su infancia feliz, su familia y sus amigos. El pasado siempre es recordado con dolor, dolor por lo que pasó, por lo que perdimos, por lo que ya no tenemos. Todo eso ya pasó. No volvería. 

Ahora estaba solo.

Una ráfaga de aire frío le golpeó. Agradable al principio por la sensación de frescor, el frío empezó a quemarle los pulmones, impidiéndole respirar.

Conmocionado por la falta de aire y dolor acumulado, caminó tambaleándose y se dirigió a su habitación, chocándose con las paredes, cayendo numerosas veces al suelo y volviéndose a reincorporar. Entró en una amplia sala donde kilos de ropa sucia estaban desperdigados, formando pequeños montones. Colocadas sin orden, la sensación de caos era una de las primera manifestaciones de su locura. Los muebles estaban rotos por los golpes y la rabia que había descargado en ellos, colocados y desperdigados de forma caótica tras uno de los tsunamis de rabia que le había golpeado.

La locura iba ganando terreno. Nublada su juicio y se alimentaba de su dolor y su rabia. La razón iba desapareciendo, poco a poca hasta que se convirtió en un polvo que borró la última brisa de la primavera. Sumido por la vorágine, creyó ver la figura de su hermano en la habitación. Ese hermano, excluido por ser diferente del resto de la gente por la enfermedad que padecía, silenciado por Dios eternamente sin que él pudiera hacer algo para impedir que cayese a ese gran pozo oscuro, sin fondo, que es el morir.

El recuerdo de su hermano le hizo caer de dolor y pena. Su cuerpo chocó con el suelo, haciendo que sus rodillas sangrasen. Estaba solo. No podía soportarlo. No era lo suficientemente fuerte. No había otra salida.

Recordó en ese momento una estrofa de una canción que decía:

“CUESTA DISTINGUIR LA REALIDAD CUANDO LA VIDA NO VALE NADA Y CUANDO NADA VALE NADA YA”

Esa idea germinó en su mente. Poco a poco fue creciendo hasta convertirse en una obsesión. Era verdad. No había otra salida. No podía evitarlo. tenía que hacerlo. tenía que acabar con su sufrimiento.  Abrió de golpe los armarios, tanteó las paredes y los suelos. No lo encontraba. Pero la encontraría. Al final la halló, una cuerda fuerte. Esa serviría.

Se detuvo un momento. ¿estaba dispuesto a hacerlo? ¿no había otra solución? Los recuerdos se agolpaban en su cabeza y la duda apareció por primera vez en toda la noche. Una ráfaga de aire frío le golpeó de frente, haciendo que empezase a temblar violentamente y a estornudar. No, no había otro modo. Tenía que hacerlo. Tenía que seguir adelante.

Su cuerpo tembló violentamente cuando tiró la silla que mantenía sus pies en el suelo. La soga no le había roto el cuello así que notaría cómo su cuerpo buscaba los últimos vestigios de aire y luchaba por respirar. La sangre se agolpaba en su cuello y no subía a la cabeza, dejándole sin oxígeno sumergiéndole en una oscuridad y en el vacío infinito. Un último espasmo en las piernas, que quedaron totalmente inmóviles confirmaba su fatal desenlace. 

El silencio y la oscuridad inundaron la sala.
...

El dispositivo policial estaba ya montado. El barrio antaño tranquilo, estaba en ebullición. Los vecinos de un pequeño bloque de viviendas  habían denunciado que, desde hacía varios días, no se veía a de sus propietarios. Preocupados llamaron a su puerta, pero, al no recibir respuesta y después de intentar tirar la puerta abajo sin éxito, llamaron a la policía.

Tras tirar la puerta abajo, la policía se encontró con el cuerpo de hombre colgado en una habitación. Inspeccionaron la casa, buscando pruebas o indicios que explicaran que había pasado. Uno de los
oficiales entró el dormitorio. Los armarios estaban abiertos y todo estaba en desorden. Encontró el cadáver de un hombre colgado del techo. Debajo de él, había un trozo de papel.

El oficial lo recogió y lo leyó. En él, había escrito:

Perdóname por haber sido uno más