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martes, 28 de mayo de 2024

LA DECORACIÓN DE LOS EDIFICIOS ROMANOS: ESCULTURAS, PINTURAS Y PAVIMENTOS

INTRODUCCIÓN

Al igual que sucedía en el mundo griego, la ornamentación era consustancial a la arquitectura romana y se plasmaba mediante la pintura, el mosaico y la escultura, ya sea en piedra, terracota, metal, vidrio y piedras semipreciosas. 


LA ESCULTURA

Tipología, contexto y funcionalidad

La escultura romana se clasifica en dos categorías: el retrato y el relieve. Hay una tercera categoría compuesta por copias e interpretaciones de las obras maestras griegas. La escultura romana de los siglos I a.C. y I d.C. está influida por Grecia, sobre todo por el deseo de las clases cultas romanas de poseer esculturas griegas, lo que impulsó a la realización de numerosas copias. Nace con la conquista de Grecia y el saqueo de las obras escultóricas y pictóricas que se llevaron a Roma. Además de esta importación llegan escultores helenos que trabajan para las clases altas romanas. 

Otro tipo es la escultura decorativa representada, por los candelabros, grandes recipientes marmóreos y brocales de pozo usados en contextos domésticos y religiosos.

El término estatua deriva del latín statuere (erigir, elevar) y se aplica de igual forma a las estatuas de gran tamaño y a las de pequeñas dimensiones. Se crean esculturas de cuerpo entero e imágenes parciales como el busto o el torso del individuo. Las primeras se representan de pie, sentadas o a caballo, vestidas o desnudas. Los dioses y los héroes visten a la manera griega y las esculturas honoríficas de los emperadores ataviadas con la toga o el traje militar. En las imágenes parciales destacan los hermas, los bustos y las imagines clipeatae, relieves con busto inserto en un escudo. 

Escultura romana

El relieve en el mundo romano son las obras escultóricas unidas a un soporte que actúa como fondo. Se realizaron relieves de todo tipo de materiales, y junto a los de pequeño tamaño, existían los grandes relieves figurativos destinados a la decoración de edificios.

La decoración escultórica del foro, concebido como centro urbano, constituía la imagen de la estructura social de la época y también era una especie de memoria colectiva. 

En los templos y santuarios la divinidad presidía el complejo, al que se sumaban los exvotos, como estatuas o relieves y los utensilios de carácter litúrgico, mesas, altares y candelabros.

Los teatros y las termas son ámbitos donde se incluyen todos los géneros de la escultura romana, aunque hay tipos iconográficos para cada uno de ellos. Las esculturas de Apolo y las Musas son características en los teatros republicanos a los que se añaden las de la familia imperial desde Augusto. En las termas, se exponían estatuas de atletas y héroes representando la plenitud de la forma física, o divinidades relacionadas con la salud, como Esculapio e Higea, y las que tienen relación con el agua Neptuno y su cortejo.

En los monumentos funerarios hay una clara evolución. En época altoimperial las imágenes se ubican en el exterior siendo una exhibición de la posición social del difunto. En época bajoimperial se sitúan en el interior y los temas hacen alusión al recuerdo y consuelo.

Las domus y villas de las élites además de ser privadas, tenían un componente público que se manifestaba en ceremonias como la salutatio y la cena, en las que el dueño recibía a amigos y clientes. Por lo que la decoración constituía un elemento de auto-representación en la que los retratos de los antepasados desempeñaban un rol fundamental. Las esculturas griegas saqueadas en la conquista se exhibían en ciertas casas, lo que provocó una importante demanda. En las estancias privadas los temas son mitológicos relacionados con el amor y en las estancias que dan prestigio al propietario esculturas de Atenea, Apolo y las Musas. Los triclinios y peristilos son los lugares idóneos para las estatuas de Dionisos y Afrodita.

Relieve romano

Materiales y técnicas

Aunque en la actualidad la mayoría de las esculturas conservadas son de mármol, existieron otros materiales escultóricos como la terracota, el estuco, el bronce, la plata, el oro y las piedras semipreciosas. En la elección influye las dimensiones, el destino, el coste, la facilidad de transporte y el mensaje ideológico que se quería transmitir y el grupo social al que iba dirigido, así el oro y la plata solo se utilizan para los retratos imperiales.

El mármol es la piedra más apreciada y pueden emplearse distintas variedades en la misma obra. El mármol más característico es el de Carrara, que se convierte en el material escultórico mayoritario del Imperio.

Las esculturas de bronce eran igual de numerosas, aunque nos han llegado menos al ser un material que se reutiliza desde la Antigüedad. La primera escultura revestida de oro fue en honor del cónsul Mario Acilio Glabrion en 191 a.C. sin embargo, no se conoce la fecha exacta en la que se realizó la primera escultura en oro macizo, aunque hay que tener en cuenta que sus orígenes son helenísticos, igual que las esculturas en plata. 

La escultura en terracota tiene origen etrusco, quienes decoraban sus templos y santuarios con ornamentos de este material, así como estatuillas, exvotos urnas y sarcófagos.

LA PINTURA

Fuentes para el estudio de la pintura romana

Existen dos tipos de fuentes de conocimiento, por un lado, las fuentes escritas que nos aportan valiosos datos, Vitrubio es el autor que nos transmite mayor información, dedicando a la pintura el libro VII de su obra De Architectura. 

Entre las fuentes arqueológicas, hay que destacar las ciudades de Pompeya, Herculano y las villas de la zona campana en las que gracias a la erupción del Vesubio en el año 79 d.C. se han conservado numerosas estancias pintadas. La pintura de los siglos II al IV d.C. está representada en la ciudad de Ostia, cuyos edificios fueron abandonados entre la Tardoantigüedad y el Medievo recubriéndolos el limo y fango del Tíber. Importante también es la ciudad de Roma, aunque los restos no presentan una continuidad en el tiempo por lo que es difícil seguir un desarrollo igual al de la zona vesubiana o de Ostia.

Los orígenes de la pintura romana

Los primeros restos pictóricos romanos se fechan en el siglo III a.C. y su información se reduce a las fuentes escritas.

Las pinturas más antiguas son las del Templo de Ceres en Roma. La decoración se limitaba a la cella del templo, realizada sobre placas de cerámica. A finales del siglo IV a.C. el pintor Fabio decoró el Templo de la Salud del Quirinal.

La pintura triunfal aparece en Roma en la primera mitad del siglo III a.C. con influencia etrusca. Es una pintura de caballete de grandes dimensiones, utilizando como soporte la tela o la tabla. Se exhibía en los cortejos triunfales con el fin de ilustrar al pueblo de las hazañas del vencedor. También se practicó en otro tipo de monumentos como las tumbas. Un ejemplo es la tumba de los Fabii, donde la decoración se escalona en cuatro registros en los que aparecen figuras togadas, otras con indumentaria militar y escenas de guerra.

La decoración del Esquilino suministra una idea precisa de la pintura triunfal, cuyo carácter es descriptivo y coherente con aquellas formulaciones comunes a todas las manifestaciones artísticas populares.

A la par que observamos una decadencia en la pintura triunfal, en el siglo II a.C. adquieren gran popularidad un tipo de revestimientos parietales decorados con colores monocromos e imitaciones marmóreas de distintos tipos, sobre una superficie con relieve real, que se conocen como I estilo estructural en el área helenística oriental y como I estilo pompeyano en la zona occidental.

La técnica de ejecución

La técnica pictórica empleada por los artesanos romanos se conoce por las fuentes clásicas y los restos conservados.

Existen dos fases en la realización de una pintura romana, la preparación de la pared y la ejecución de la pintura propiamente dicha.

Cualquiera que fuese el material del muro, éste recibía con posterioridad un revestimiento de mortero, aplicado en varias capas, que según Vitrubio son siete. La primera se denomina trullisatio sirve para regularizar la pared, la otras seis, directiones, son cada vez más finas tanto en espesor como el grosor de sus componentes, que varían, en las tres primeras son capas de cal y arena y en las tres últimas son cal y polvo de mármol. Para Plinio son cinco capas, aunque en la realidad la mayoría de las pinturas no tiene este espesor y composición. 

El enlucido se aplica de arriba hacia abajo. Para Vitubrio las cuatro primeras se daban en toda la superficie, dejándolas rugosas para facilitar la adherencia de las siguientes, que se disponían horizontalmente en tres partes: zócalo, zona media y zona superior.

Para asegurar y aumentar la adherencia del enlucido al muro se utilizaron diferentes sistemas de sujeción. Existen hasta seis métodos conocidos, aunque pueden existir otros:

  • Sobre la primera capa de mortero se dispone un entramado de juncos o cañas, para reforzar los muros de adobe o dar armazón a una bóveda. En el primer caso, se colocan cañas en fila continua clavadas con clavos y tras una capa de adobe se colocan otras cañas en sentido diferente para aplicar el mortero. Para las bóvedas, una sola capa de cañas dobladas según el perfil previsto, quedan fijadas por cuerdas que deber ser de esparto de Hispania, según Vitrubio.
  • En las paredes lo más común son las incisiones en forma de V sobre la primera capa de mortero aplicado sobre el muro y sirve para mejorar la adhesión del resto de las capas.
  • También es corriente introducir ladrillos o fragmentos de cerámica en la primera capa de mortero, para reforzar la conexión entre capas. También se disponen tegulae mammatae, placas cerámicas para combatir la humedad.

El último de los trabajos que se lleva a cabo son los trazos preparatorios que el pintor u otro operario trazaban sobre el enlucido todavía húmedo para marcar el esquema básico de composición. Son tres los procedimientos usados: la incisión con un punzón de metal o hueso, el compás de punta seca para las curvas y el cordel, a veces empapado en ocre, con el que se hacía una señal sobre el enlucido húmedo, que deja improntas perceptibles.

Las técnicas empleadas en la aplicación de la pintura son dos: el fresco y el temple.

El fresco consiste en aplicar sobre el enlucido húmedo los colores disueltos en agua, produciéndose el proceso químico en el que el anhídrido carbónico del aire en contacto con la cal del enlucido reacciona formando una película de carbonato cálcico, que es la que conserva los colores y le garantiza la adherencia al soporte. 

En el temple los colores se aplican disueltos en un aglutinante como huevo, caseína, cola animal o vegetal. 

Tras acabar los trabajos de pintura, los alisadores intervienen de nuevo para tratar la pared pintada. Para ello los colores deben estar bastante secos para no borrarse pero también húmedos para poder alisarlos.

Los artesanos dedicados a la pintura tenían trabajos especializados y se debieron agrupar en talleres. En función de su especialidad recibían distintos nombres, el que aplicaba el enlucido era el tector, el dealbator encalaba las paredes de blanco, el pictor podía ser parietarius que aplicaba los colores y los temas decorativos más sencillos y el imaginarius encargado de pintar las escenas.

PAVIMENTOS Y MOSAICOS

El mosaico es un revestimiento utilitario, cuya función consiste en hacer lisa, confortable, robusta e impermeable una superficie, así se adoptó como cubierta del suelo en edificios privados y monumentos públicos. Al mosaico del suelo o pavimento se le llama opus tessellatum y al mosaico de paredes y techos se le denomina opus musivum.

Técnicas de ejecución

Las referencias de los autores antiguos sobre los mosaicos y su técnica son incompletas. Sin embargo, esto se palía por los estudios de conservación de los pavimentos que permiten conocer las diferentes técnicas.

Antes de disponer las teselas hay que realizar una serie de operaciones previas para que la superficie sea estable e impermeable, para ello se construían una serie de capas:

  • Entre el mosaico y el suelo natural existe una capa apelmazada de tierra, en la que se insertan porciones de cal, pequeñas piedras o restos de conchas.
  • Este nivel queda regulado por la primera capa del verdadero soporte denominado statumen, que es un mortero compacto de tierra, cal y grandes cantos rodados.
  • La segunda capa, rudus, es de mortero duro, compuesta de cal, arena y fragmentos de otros materiales, como piedras calcáreas y areniscas, polvo de ladrillo o teja y carbones.
  • La capa superior en la que se disponen las teselas se denomina nucleus. Es la más homogénea y de su confección depende la calidad del mosaico. Está compuesta por un mortero de cal, arena y polvo de ladrillo o teja muy triturada.
  • Finalmente en algunos existe una capa de mortero muy fina que constituye el lecho de colocación, denominada supranucleus.

Una vez preparado el suelo o pared por los albañiles se realizaba el mosaico. Primero se pintaba sobre el suelo el boceto, en carboncillo para poder rectificar y luego con pintura para que no se borrara. Una vez hecho el dibujo el musivario perforaba el mortero, dejando vacío y limpio el dibujo para que el teselario colocara las teselas. Se humedecía la parte perforada se rellenaba de mezcla y se colocaban las teselas cortadas para que encajasen.

Las teselas se disponían mediante dos técnicas diferentes:

  • Puesta directa, se colocaban directamente sobre la capa de mortero.
  • Puesta indirecta, las teselas se pegaban sobre el cartoncillo del diseño por el lado que debía verse, luego la tabla se presionaba sobre la capa de mortero, se dejaba secar y se despegaban las teselas del cartoncillo.

En la colocación de las teselas se requieren tres procedimientos:

  • Disposición paralela, mediante la yuxtaposición de teselas rectas.
  • Colocación diagonal o en oblicuo, por alineaciones de teselas opuestas por el vértice o por los lados.
  • Para realizar líneas curvas el musivario varia las disposiciones: yuxtaposición de elementos cuadrados dejando que aparezcan entre ellos triángulos de lecho; elementos cortados en forma de dovelas y yuxtapuestos; elementos triangulares o poligonales; teselas cortadas en formas complementarias y colocadas siguiendo un cierto orden.

En ocasiones, una vez dispuestas todas las teselas, se rellenaba con mortero los instersticios existentes entre ellas y se pulía con arena.

Los materiales usados para las teselas son: mármoles de diferentes colores, piedras semipreciosas, vidrio, esmalte, cerámica e incluso oro. Se pulían las teselas con polvo de mármol, arena o cal.

Tipos de pavimentos

Los romanos distinguían diferentes tipos de mosaicos dependiendo del material y la técnica: 

  • El opus signinum pavimento típico romano, su nombre viene de la ciudad itálica de Signae, famosa por su arcilla. Es muy simple y económico, realizado con mortero y cal, mezclado con fragmentos de cerámica, que le da un color rojizo. Se le inserta antes del fraguado teselas blancas o rojas que se alinean formando sencillos motivos geométricos o figurados, e incluso inscripciones que contrastan con el tono rojizo oscuro de la superficie. Tiene gran impermeabilidad por lo que fue utilizado en obras hidráulicas, cubriéndose grandes superficies de termas, pórticos e impluvia, también aparecen pavimentados almacenes y habitaciones de servicio, e incluso triclinia y cubicula.

Los más antiguos son del siglo III a.C. proceden del Norte de África de ambiente púnico, también de Cerdeña y Sicilia. En Italia su producción comienza en época de Sila, y su periodo de esplendor en Italia y provincias es del I-II d.C.

Su decoración se reduce a motivos geométricos, (crucetas, rombos, círculos) y motivos vegetales como la roseta de seis pétalos, palmetas de hojas encorvadas, etc. También inscripciones en griego y latín y en la Península Ibérica en alfabeto ibérico.

  • Opus sectile realizado con fragmentos de mármol de diferentes colores y calidades cortados en formas geométricas. Su uso parece ser una moda típica romana, inspirada en el mundo helenístico. Los más antiguos se fechan de fines del siglo II inicios del I a.C. realizados en palombino, pizarra y piedras de baja calidad. El mármol se usó en época de Augusto alcanzando su apogeo con Nerón, realizando composiciones vegetales muy elaboradas con mármoles de importación como el pórfido rojo de Egipto, el serpentino de Grecia, etc. En el periodo Flavio y con Trajano y Adriano los motivos se simplifican y con la Tetrarquía hasta el siglo V d.C. se aprecia un nuevo impulso en los sectilia.
  • Opus scutulatum. Es una variante del opus sectile con piezas en forma de rombo. Aparece en el siglo I a.C. y durante el siglo I d.C. convive con el opus signinum y el sectile, con gran desarrollo en las provincias, destacando Hispania donde la influencia de Italia fue más duradera.
  • Opus tessellatum. Realizado con teselas cuadradas y rectas. Puede ser bicromo, tricromo o polícromo. El más antiguo procede de Morgantina (Sicilia) representando el Rapto de Ganímedes, 260-250 a.C. Es la variedad pavimental de la que se conservan un mayor número de ejemplos que se extienden a lo largo de todas las provincias. Existen dos variantes:
  • El opus tessellatum propiamente dicho que cubre grandes superficies con teselas de 0,5-1,5 cm3
  • El opus vermiculatum, cuyas teselas son muy pequeñas, aproximadamente de 1-5 mm de largo. Se realizaba en el taller sobre paneles cuadrangulares que se insertaban en el suelo o en la pared. Estos cuadros se denominan emblemata palabra griega que hace referencia a un elemento introducido en otro. Pueden aparecer los dos tipos combinados, usándose el opus vermiculatum para los contornos y el opus tessellatum para su relleno.

En la ciudad de Roma el opus tessellatum aparece bajo las tres formas características: 

monocroma, ornamental y figurada durante el siglo II a.C. coexistiendo con el scutulatum y el signinum. El más antiguo es el hallado en la ciudad de Roma del siglo II a.C. del Templo de Apolo Sosiano en el Foro Boario, con teselas monocromas blancas dispuestas en forma irregular.

A finales del siglo II a.C. aparecen los mosaicos policromos con motivos geométricos. Estos no tienen duración y pronto desaparecen a favor de un repertorio de motivos lineares en blanco y negro. Este estilo queda definido en la casa de Livia en el Palatino y la domus Aventina. 

A finales del siglo I d.C. se instala en Roma un tipo de mosaico de pequeños cuadros negros aislados o agrupados por pares.

En época de Adriano se añaden motivos vegetales y arabescos.

En época de Septimio Severo el negro predomina sobre el blanco y aparecen las cruces, ovas grandes y vasos en forma de campana. 

Los pavimentos bicromos con decoración ornamental son escasos en los siglos III-IV d.C. solo se constatan en las Termas de Diocleciano.

Los primeros mosaicos figurados son policromos y se datan de finales del siglo II a.C. (gato comiendo un pájaro o juicio de Paris de Palestrina).

A partir del siglo I a.C. predominan los mosaicos en blanco y negro con temática mitológica y de la vida cotidiana y es Ostia la que ofrece un amplio repertorio.

Tras la expansión del blanco y negro, los mosaicos policromos figurados en Roma son esporádicos y sus características son distintas a las del periodo inicial.

En época constantiniana los pavimentos figurados vuelven a dar prioridad a las figuraciones, como se observa en el mosaico de las venationes de Torre Nova o el de los atletas de las Termas de Caracalla.

La temática

Es muy variada y está inspirada tanto en la vida diaria como en el mundo de las creencias religiosas, también en escenas basadas en obras literarias:

  • Los temas más representados son los relacionados con las divinidades y sus ciclos míticos. Destacan los relacionados con Dionisos. Otros temas míticos de forma recurrente son los Amores de Júpiter, el Juicio de Paris, Perseo y Andrómeda, Dédalo y Pasifae, Teseo y el Minotauro, los Trabajos de Hércules, la historia de Aquiles y Ulises, Orfeo y las fieras, etc.
  •  La representación del mar y las aguas. En el Alto imperio predominan el nacimiento de Venus y los Triunfos de Neptuno, en el Bajo imperio la figura de Océanos o la simple fauna marina.
  • Las representaciones de los juegos y espectáculos que se llevaban a cabo en termas, circos, anfiteatros y estadios son frecuentes. 
  • Temas que ponen de relieve la fuerza del dueño o conmemoran manifestaciones de su prestigio, o destacan su implicación con la cultura para hacer constar su cualidad de hombre poderoso y mousikos aner (hombre de las musas).
  • El paso del tiempo se representa a través de la personificación de las estaciones, los calendarios y el zodiaco.
  • La naturaleza y los jardines, puesto que la renovación de la vegetación no solo es un tema filosófico sino de bienestar.
  • Temas de la vida cotidiana en las villas rústicas: trabajos agrícolas, sobretodo la vendimia y la caza.
  • También se representan xenia, imágenes de naturaleza muerta, que decoran salas nobles como el triclinium o el oecus de las domus o villae, para honrar la hospitalidad al tiempo que exalta la generosidad de los domini.
  • Un tema muy peculiar y único en la musivaria romana es el de las representaciones geográficas.

Todos estos temas tienen relación con las estancias que decoran. Los personajes acuáticos están en las fuentes de los peristilos o complejos termales; en los cubicula aparecen temas amorosos de dioses y de seres humanos; en las salas de recepción (triclinium) los xenia que evocan abundancia y hospitalidad.


El mosaico parietal

Denominado opus musivum no tiene precedente en época helenística, sino que fue una contribución original romana, inspirada posiblemente en la práctica existente en el Egipto Ptolemaico de incrustar objetos con piedras preciosas o semipreciosas. 

A partir del siglo I a.C. en Italia son peculiares los mosaicos parietales que decoran los ninfeos de los jardines. Los motivos son acuáticos y vegetales y a mediados del siglo I d.C. los temas figurados. A finales de este siglo se imitan las representaciones pictóricas con la técnica del opus vermiculatum.

En los siglos II y III d.C. se desarrolla el mosaico parietal en los edificios, como en las termas de Ostia, las bóvedas de las tumbas en San Pedro de Roma o los santuarios dedicados al dios Mitra.

En el siglo IV d.C. decoraban los palacios imperiales, el de Constantino en Tréveris y comenzó a usarse en las paredes y bóvedas de las iglesias cristianas, especialmente en Roma, con un repertorio de símbolos y temas cristianos

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