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miércoles, 19 de febrero de 2025

LAS REVOLUCIONES INGLESAS EN LA EDAD MODERNA

Interpretación de la Revolución. Inglaterra a comienzos del siglo XVII 

En el s. XVII la monarquía inglesa fracasó en su intento de avanzar por la vía del absolutismo, provocando un  levantamiento armado que acabó con la decapitación del rey y con el consiguiente gobierno de una república. Una  revolución exclusivamente política que sentó las bases del parlamentarismo con una monarquía limitada que se  impuso décadas más tarde. Sus protagonistas buscaban la vuelta a los usos idealizados del pasado, subvertidos  por las innovaciones de la monarquía. 

La historiografía 

Existen dos grandes corrientes de interpretación de la revolución: 
  • La whig, hoy desprestigiada, que incide en el excepcionalismo, y ve en la revolución el preludio de la democracia en occidente y el modelo a imitar. 
  • La marxista (Christopher Hill), que ve en esta revolución la consecuencia lógica de unos cambios económicos y sociales que llevaron a una lucha de clases que se reflejó en la política.
Lawrence Stone toma elementos de ambas para realizar un análisis detallado de la historia social. Desde los años 70 han aparecido planteamientos revisionistas, como los de Conrad Russel, que inciden en la importancia de otros aspectos: carácter británico y no sólo inglés, consideración del contexto europeo y del peso de la religión, etc. 

El contexto histórico en Inglaterra 

Inglaterra, gracias a su economía más evolucionada, tenía a inicios del s. XVII una de las sociedades más avanzadas de Europa, con una relevante clase burguesa enriquecida y una gran parte de la nobleza participante en  las actividades productivas, especialmente la gentry. En contraste con el desarrollo económico y social, el desarrollo  de la capacidad de acción de la Monarquía había sido menor que en España o Francia (fiscalidad arcaica e  insuficiente, ejercito reducido, burocracia poco desarrollada). 

El desarrollo económico había sido compartido por nobleza y gentry, en contraste con las diferencias en política y  religión: 
  • Religión: la nobleza cortesana estaba vinculada al anglicanismo oficial, mientras la gentry y la burguesía abrazaban el puritanismo. 
  • Política: la alta nobleza cortesana seguía atesorando el poder central y se inclinaba hacia el absolutismo, mientras la gentry, que había conseguido ocupar importantes cargos en el territorio, exigía libertades frente a los  poderes político y religioso (en la línea de Richard Hooker y Edward Coke). En consecuencia, censuraban las  concepciones de privilegios, beneficios y monopolios económicos a aristócratas, grandes mercaderes y  dignatarios eclesiásticos, la rigidez de la estructura social tradicional basada en la sangre, la política fiscal  discriminatoria o las limitaciones que imponía el poder central a los condados y poderes locales. 

Tendencias absolutistas de los primeros Estuardo y conflictos con el Parlamento 

Jacobo I (1603-25)

La muerte sin descendencia de Isabel I convirtió en heredero del trono a Jacobo VI (hijo de María Estuardo y por tanto bisnieto de Margarita, la hermana mayor de Enrique VIII), quien reinaba en Escocia desde la deposición de su madre en 1567. Al asumir como Jacobo I el trono de Inglaterra dio lugar a una monarquía compuesta, la Gran Bretaña, formada por Escocia, Irlanda e Inglaterra, de la que Jacobo se titularía rey desde 1604. 
  • El asunto religioso 
Fue criado en el puritanismo dominante en Escocia, pero abrazó rápidamente el anglicanismo. Este cambio vino dado por las difíciles relaciones con la iglesia reformada escocesa, y especialmente por su clara inclinación hacia el absolutismo, manifestado en dos tratados de teoría política: The true law of free monarchies (1598) donde se defiende el origen divino del poder de los reyes, y el Basilikon Doron (1599) escrito para la formación de su primogénito Enrique. En 1604 el rey se dirigió a los dirigentes reformados con la frase, “no bishops, no King” con la que daba a entender que la Iglesia anglicana y la organización episcopal eran esenciales para la subsistencia de la monarquía. 

Su llegada al trono fue vista con esperanza por los católicos mayoritarios en Irlanda y abundantes aún entre la nobleza, sobre todo en el norte de Inglaterra. Sin embargo, persiguió tanto a católicos como a protestantes disidentes. Durante su reinado numerosos puritanos fueron encarcelados o se vieron forzados a emigrar (primero a Holanda y más tarde a Norteamérica). Y en 1605 un grupo de católicos radicales, entre ellos Guy Fawkes, fracasaron con el famoso Complot de la Pólvora, en el que pretendían volar el Parlamento con el rey presente. 

  • La relación con los parlamentos 
Mantuvo buenas relaciones con los parlamentos de Escocia e Irlanda; no así con el inglés, debido a su opción por el anglicanismo y sus tendencias absolutistas. Controlaba la Cámara de los Lores, cuyos miembros nombraba. Pero la de los Comunes era elegida mediante sufragio censitario por parte de los propietarios de cierta importancia, dando así acceso a los sectores más dinámicos de la sociedad (con especial protagonismo de los puritanos), convirtiéndose así en la principal oposición a la política real. 

Al inicio de su reinado en Inglaterra, Jacobo I se encontró con una difícil situación financiera, con una deuda de más de 400.000 libras, sumada a una gran inflación. El intento del lord tesorero, Robert Cecil, de reorganizar los ingresos reales fue bloqueada en el parlamento en 1610 → en 1611 se recurrió a un préstamo forzoso y a la venta masiva de cargos y títulos. Tras un nuevo bloqueo de medidas fiscales por parte del Parlamento en 1614, el rey se resignó a vivir de ingresos que no requerían la aprobación parlamentaria. La situación se agravó al volver la guerra a Europa (Guerra de los Treinta Años). El pretexto para convocar el Parlamento en 1621 fue precisamente la petición de ayuda de su yerno, Federico V del palatinado, desposeído de sus Estados tras la victoria católica en la Montaña 
Blanca. Durante las sesiones las tensiones entre la asamblea y la corona se materializaron en el impeachement (procesamiento) contra el canciller Francis Bacon por corrupción y en la protestation presentada por el Parlamento en defensa de sus privilegios y de la libertad de expresión que el rey les había arrebatado. En respuesta, el rey hizo detener a varios de los Comunes, como Edward Coke o John Pym, y disolvió el Parlamento. 

Tras la muerte de Cecil en 1612, el gobierno evolucionó a un sistema de favoritos que acumularon gran poder político y de patronazgo, destacando George Villiers, nombrado gentilhombre de cámara, caballerizo real y en 1623 Duque de Buckingham. La impopularidad de estos favoritos y la del monarca creció debido a las costumbres y gasto excesivo cortesano, o el acercamiento a España. Se añadía la oposición de los puritanos en el Parlamento y el malestar de la burguesía comerciante ante la falta de colaboración con las compañías mercantiles. 

Poco antes de morir se produjo el alejamiento de la corona española debido al fracasado enlace entre su hijo Carlos con la hermana de Felipe IV, la infanta María, episodio conocido como el Spanish match y cuyo desenlace fue seguido por una oleada de antihispanismo. 

 Jacobo I (1603-25)

Carlos I (1625-1649) 

Jacobo I murió en 1625 y su segundo hijo le sucedió como Carlos I (el hijo mayor, Enrique, había muerto de tifus en 1612). El nuevo rey continuó la tendencia absolutista de su padre y durante su reinado se agudizó el enfrentamiento con el Parlamento y los puritanos, a lo que contribuyó el mantenimiento de Buckingham en el poder, su matrimonio con la católica Enriqueta María de Francia, hermana de Luis XIII, o la protección otorgada a clérigos contrarios al calvinismo y próximos al catolicismo como Richard Montagu o William Laud. 

En 1625, ante el inminente enfrentamiento contra España, el Parlamento aprobó dos subsidios y dos aranceles durante un año, el tonnage y poundage, dos aranceles de elevado rendimiento procedentes de la baja Edad Media y que afectaban respectivamente a la importación de vino y a la importación o exportación de otras mercancías. 

Carlos I disolvió la asamblea antes del fracasado ataque naval a Cádiz en 1625. El Parlamento de 1626 apenas contribuyó a las finanzas de la corona y responsabilizó al duque de Buckingham, lord almirante, del fracaso de Cádiz, ante lo que el rey decidió disolver el Parlamento de nuevo. 

La corona intentó recaudar sin recurrir al Parlamento, principalmente con un préstamo forzoso, con cuyos recursos pudo Buckingham intervenir contra Francia en el rescate de La Rochelle (1627), también fracasado. Los que se negaron a pagar, fueron castigados y ello acrecentó el malestar. 

En 1628 en plena preparación de una nueva expedición a La Rochelle el rey volvió a convocar al Parlamento. 

Consiguió varios subsidios, pero a cambio los Comunes presentaron una Petition of Rights con sus reivindicaciones:  ilegalidad de los impuestos no aprobados por el Parlamento, del encarcelamiento sin juicio previo, los alojamientos militares forzosos o la aplicación a civiles del derecho militar. El rey la aceptó, pero en 1629, ante la persistencia de los enfrentamientos con el Parlamento, encarceló a varios de los miembros de los Comunes y lo disolvió, afirmando que no lo volvería a convocar en un tiempo. 

Carlos I
  •  El período de tiranía (1629-40) 
El asesinato de Buckingham en 1628 inició un segundo periodo en el reinado de Carlos I: “la tiranía”,de gobierno personal, con Thomas Wentworth (Duque de Strafford) y William Laud, decano de la capilla real y arzobispo de Canterbury desde 1633, como principales colaboradores, y su Privy Council como órgano principal de gobierno.

Ante la falta de recursos para proseguir la guerra y el aumento del desprestigio de la corona por las malas intervenciones en el exterior, firmó la paz con Francia en 1629 y con España en 1630, cerrando así un periodo en el que sus ocasionales intervenciones en el exterior habían sido bastante deslucidas, lo que contribuyó también al desprestigio de la corona. El rey gobernaba con el asesoramiento del Privy Council y una serie de juntas o comités especializados creados al efecto, con la Star Chamber convertida en un auténtico tribunal político contra los opositores. 

Thomas Wentworth

La ausencia de recursos dependientes de la aprobación del Parlamento se intentó paliar con importantes ventas de cargos, la creación y venta de monopolios, además de nuevas multas y tarifas aduaneras entre otras medidas. 

Destaca la recuperación del ship money en 1634, impuesto dedicado a incrementar la flota naval que se podía aplicar en tiempos de guerra y zonas costeras, aplicado ahora en tiempos de paz, extendido a todo el reino y pagadero en dinero como tasa sobre las rentas. Denunciado como ilegal por John Hampden en 1637, hubo de renunciar a él en 1639. 

El descontento puritano se incrementaba con los fastos cortesanos, con presencia de pintores flamencos como Rubens o Van Dyck, el auge del catolicismo cortesano y la política religiosa que reforzó la Iglesia anglicana, no solo en Inglaterra, sino también en Irlanda y Escocia, donde era más débil. En 1638 un grupo de dirigentes de la sociedad escocesa (incluida la mayor parte de la nobleza) firmó el National Covenant (pacto) donde se comprometían a defender la religión, leyes y libertades del reino. Ante dicha actitud el rey empezó a reunir un ejército y apenas consiguió reclutar 15.000 hombres. La llamada Primera Guerra de los Obispos apenas se inició, ya que ambas partes acordaron la paz de Berwick, aunque las tensiones fueron en aumento. Para poder actuar en Escocia, el rey necesitaba más recursos, para lo cual se vio obligado a convocar de nuevo al Parlamento, tras once años de gobierno personal. 

El Parlamento se volvió a reunir el 13/4/1640. Carlos I pretendía un importante subsidio, pero ante las numerosas quejas y reivindicaciones políticas de los Comunes y parte de los Lores, volvió a disolverlo el 5 de mayo (Parlamento Corto). Pero en paralelo, tropas escocesas entraron en Inglaterra, derrotaron al ejército real y ocuparon la zona de Newcastle → Carlos I debió pactar con ellos y decidió volver a convocar en noviembre el llamado Parlamento Largo, activo hasta 1653. Esta nueva asamblea, más radical y en la que destacaba John Pym, impulsó una reforma política en la que quedaron claras sus exigencias y forzó al rey a prescindir de sus dos principales colaboradores: Strafford fue juzgado y ejecutado (con la firma del rey) y Laud encerrado en la torre de Londres. El Parlamento suprimió los 
tribunales de prerrogativa regia, declaró ilegales el ship money y otros impuestos y aprobó el Triennial Act o Dissolution Act, que obligaba al rey a convocar el Parlamento al menos cada 3 años y con una duración mínima de 50 días. 

Tras la retirada de las tropas escocesas en 1641, se produjo en Irlanda un levantamiento católico con una gran matanza de protestantes. Ante la desconfianza en el rey, el Parlamento consideró ocuparse de la dirección del ejército contra la rebelión y John Pym presentó en el Parlamento la Grand Remonstrance (protesta) criticando la actuación del rey y solicitando restringir sus facultades. La propuesta fue aprobada y el rey contraatacó en 1642, presentándose con tropas en la Cámara de los Comunes, con la intención de apresar a los líderes opositores, pero sin conseguir su objetivo, ya que habían sido advertidos. 

Rebelión irlandesa

El pueblo de Londres se sublevó y Pym, con ayuda de Cromwell, creó un comité de defensa, con la intención de hacerse con el control de las tropas. El rey se trasladó a Oxford junto a su familia, donde se preparó para enfrentarse al Parlamento por las armas. Este promulgó una Ordenanza de la Milicia y las dos cámaras declararon traidores a los seguidores del rey. 

La guerra civil (1643-48)

El contexto
  • BANDO REALISTA: respaldado por la Iglesia anglicana y la alta nobleza, incluida la católica, y parte de la gentry, además de sectores conservadores, teniendo sus mayores apoyos en el N y O. Su ejército era conocido como los cavaliers. 
  • BANDO PARLAMENTARIO: apoyado por los puritanos, la gentry, la burguesía urbana, los trabajadores de las ciudades, y los campesinos del E y S. Su ejército era conocido como los roundheads, por el corte típico de los puritanos. 
La mayoría de la población prefería no intervenir contra el rey, fueron los puritanos 
radicalizados quienes protagonizaron la guerra, conscientes de los ideales religiosos y sociales por los que luchaban. La efervescencia política hizo surgir diversos grupos y tendencias políticas-religiosas: 
  • Independientes: puritanos radicales que pedían la supresión de la monarquía y la creación de una república basada en el sufragio censitario 
  • Levellers: liderados por John Lilburne, pedían la supresión de la Cámara de los Lores, la igualdad política social, un sufragio más amplio y una completa tolerancia religiosa. 
La extensión del radicalismo entre las clases populares inquietó a las clases privilegiadas, y muchos diputados en principio opuestos al rey cambiaron de actitud. No conviene olvidar, por ejemplo, que el inicio de la guerra dio lugar a un amplio movimiento campesino contra los enclosures que asustaría sin duda a la mayoría de sus dueños. 



El desarrollo de la guerra
 
La guerra fue larga y cruenta. El rey pactó en octubre de 1643 con los rebeldes irlandeses e incorporó tropas irlandesas al ejército real, así como los escoceses realistas. El Parlamento consiguió un importante apoyo en Escocia, tanto militar como de impulso al puritanismo en Inglaterra. 

Parecía que la ventaja era para los realistas, pero en el bando del Parlamento destacó la figura de Oliver Cromwell (1599-1658), independiente y que ya había formado parte de los Comunes. Gran organizador y líder, creó una agrupación de caballería, los ironsides, que resultaron decisivos en la victoria en la batalla de Marstoon Moor (1644). 

batalla de Marstoon Moor (1644)

La imposición de las posturas más radicales en el bando del Parlamento (Fairfax y Cromwell) frente a los sectores moderados (condes de Essex y Manchester), dispuestos a pactar con el rey, llevó a la creación por parte de Cromwell de un eficaz ejército de 22.000 hombres de puritanismo fanático (New Model Army), inspirado en el ejército sueco de Gustavo Adolfo. El puritanismo también ganó peso en el Parlamento, en perjuicio de la Iglesia anglicana: se suprimieron los obispados, el Prayer Book y la celebración de Navidad, y Laud fue juzgado y ejecutado (1645). 

En junio de 1645, los realistas fueron derrotados en la decisiva batalla de Naseby y acabaron rindiéndose el año siguiente. Meses después el rey fue hecho prisionero y el Parlamento y el Consejo de Oficiales creado por Cromwell le fueron presentando diversas propuestas de paz, más o menos moderadas o radicales, donde las cuestiones básicas eran la religión y los poderes del rey. La más radical fue la de las Proposiciones de Newcastle (1646), que exigía la implantación del calvinismo. La intransigencia tanto de Carlos I como de los sectores más radicales del ejército, influenciados por los levellers, hizo que ninguna de las propuestas saliera adelante.
 
Entre 1647 y 1649 Lilburne y otros presentaron el Agreement of the People, manifiestos que planteaban una organización republicana con soberanía popular, sufragio universal y libertad religiosa → alarma en los sectores moderados del Parlamento y otros, entre ellos Cromwell, contrarios a ese tipo de reivindicaciones radicalmente igualitarias en nombre de la pequeña burguesía y los artesanos urbanos. 

Carlos I, que había escapado, quiso aprovechar estas divisiones y pactó con los escoceses a cambio de su aprobación del Covenant de 1638 → Segunda Guerra Civil (1648), finalizada con la victoria de Cromwell en Preston (agosto de 1648), que le permitiría entrar en Edimburgo. 

Mientras el Parlamento y los moderados aún buscaban llegar a un acuerdo con el rey, el ejército decidió actuar: el 6/12/1648, tropas al mando del coronel Thomas Pride irrumpieron en el Parlamento y echaron a 231 de los 470 miembros los Comunes → Rump Parliament, formado mayoritariamente por independientes, que, pese a la protesta de los Lores, creó un Alto Tribunal encargado de juzgar al rey, condenándolo a muerte como traidor, tirano, asesino y enemigo público. Sólo 59 de los 135 miembros del tribunal firmaron la sentencia, que fue ejecutada el 30/1/1649. 

La República y el Protectorado de Cromwell (1649-60) 

Se crea en mayo de 1649 la república, la Commonwealth, controlada por Cromwell con la ayuda del Rump Parliament y un Consejo de Estado de 41 miembros. Oliver Cromwell gobernará con el título de Lord Protector. Cromwell llevará a cabo una serie de medidas populares con las que tendrá problemas por su sentimiento religioso cerrando teatros, tabernas, etc. Cuando fue la guerra civil Cromwell se puso del lado de los llamados roundheads, partidarios del parlamento, y por sus dotes militares ascendió rápidamente en el ejército poniéndose a la cabeza de las campañas militares en Escocia e Irlanda. Para muchos historiadores actuales es lo más cercano a un dictador que tuvo Inglaterra pero para muchos otros es un gran libertador.

Oliver Cromwell
  •  La intervención en Escocia e Irlanda
La Commonwealth no incluía en principio Escocia, sólo unida a Inglaterra por unos lazos dinásticos ya inexistentes. 

Pero los escoceses, ofendidos por la ejecución del rey y fieles a una dinastía originaria de su reino, no tardaron en reconocer al heredero al trono, Carlos II → Intervención del New Model Army en Escocia y en Irlanda, donde aplastó duramente la revuelta católica iniciada en 1641. 
  • ESCOCIA: Cromwell venció a los legitimistas en Dumbar (1650) y Carlos II huyó a Francia → en 1652 se impuso la unión de Escocia a Inglaterra (sumisión, en realidad). 
  • IRLANDA: después de reprimir la rebelión duramente (matanza de Drogheda en 1649) Cromwell promovió la colonización inglesa con entrega a los colonos (muchos de ellos soldados) de tierras confiscadas a los católicos, quienes además asumieron el control social y político → subordinación o emigración de los católicos. 
Se volvió así a la Gran Bretaña de los tiempos de la Monarquía.  El Acta de Navegación dictada en 1651, que reservaba a las naves británicas la entrada en exclusiva a los puertos del país, estaba destinada a convertir In­glaterra en una gran potencia co­lonial y en la dominadora del co­mercio marítimo mundial.

Como lord protector (1653-­1658) consiguió para su país un relevante perí­odo de prosperidad se firmó la paz con enemigo, extranjeros (holandeses), florecieron el comercio y la economía y se garantizó la libertad religiosa Pero tale, logros no se alcanzaron legalmente, pues el Parlamento no funcionó durante la mayor parte de su mandato y Cromwell empleó el poder de modo arbitrario. Por ejemplo, impuso por decisión propia la libertad religiosa, desposeyendo a la Iglesia oficial anglicana de sus privilegios. Igualmente, en contra de sus consejeros declaró la guerra a España porque creía que era la política cristiana, correcta "Vuestro gran enemigo", informó al Parlamento, "es el español. Es un enemigo natural".

  • La estabilización del poder de Cromwell 
La República era un régimen oligárquico que pronto encontró diversos grupos opositores radicales políticos y religiosos: 
  • Levellers: liderados por Lilburne, Cromwell los combatió depurándolos en el ejército. 
  • Diggers: surgidos de los levellers, defendían la igualdad social y la abolición de la propiedad privada. 
  • Milenaristas: preconizaban la llegada de la Quinta Monarquía. 
  • Cuáqueros: contrarios a cualquier jerarquía, defendían la igualdad de sexos y el pacifismo. 
  • Otros: anglicanos, realistas, católicos o puritanos, a los que Cromwell controló mediante represión y censura. 
Pese a la tolerancia religiosa oficial entre los credos protestantes, pronto se impuso el rigor puritano, prohibiéndose burdeles, teatros, tabernas o espectáculos, incrementando la vigilancia de las costumbres y reprimiendo las prácticas inmorales. 

Las tensiones entre Parlamento y ejército seguían → en 1653 Cromwell disolvió el Rump Parliament y creó un nuevo Consejo de Estado de 13 miembros que nombró el conocido como Parlamento Barebone, cuyos 140 miembros fueron seleccionados por su religión. Entre sus realizaciones figuran la legalización del matrimonio civil y la abolición de los diezmos. 

En diciembre de 1653 se adoptó el Instrumento de Gobierno, la primera constitución escrita británica, que instituía un único Parlamento para los tres reinos y consolidaba el poder de Cromwell al proclamarle Lord Protector de la Commonwealth de Inglaterra, Escocia e Irlanda.
 
Cromwell gobernó dictatorialmente, militarizó el país, reclutó tropas y recaudó impuestos sin respaldo del Parlamento. En 1657, un grupo de parlamentarios redactó una nueva constitución, la Humble Pettition and Advice, que reforzaba el Parlamento con una segunda cámara (the Other House) y facultaba a Cromwell a nombrar heredero. 

El desarrollo económico 

Pese a no conseguir resolver los grandes problemas políticos de la Monarquía, la política de Cromwell fue positiva en general para el desarrollo económico y la expansión mercantil de Inglaterra. Claramente mercantilista, se apoyó la iniciativa privada en el comercio internacional y el desarrollo marítimo de Inglaterra. Se realizó una tarea de unificación legislativa que eliminó diversos estatutos y privilegios locales de ciudades y condados, impulsando el comercio interno y la difusión de las manufacturas. 

En estos años se realizó una política contraria a la Alta nobleza, que había sido el principal apoyo de la monarquía, pero favorable a los intereses burgueses. De la política antinobiliaria formaron parte medidas como la supresión de la cámara de los Lores o el sometimiento de los nobles al procedimiento judicial y al derecho penal común. La promoción de los intereses de la burguesía se vio facilitada, en el mundo rural, por la supresión de algunos derechos feudales o de las restricciones a la propiedad de la tierra, lo cual facilitó la expansión del movimiento de los enclosures y la inversión de capitales en agricultura y ganadería 


  •  La primera guerra mercantil con las Provincias Unidas 
Inglaterra tenía una fuerte competencia comercial en las Provincias Unidas, república protestante a la que Cromwell propuso una unión política y económica que fue rechazada → el Parlamento promulgó un Navigation Act muy proteccionista en 1651, que reservaba el comercio a través de sus puertos a navíos ingleses o del país del que provinieran las mercancías, en perjuicio de los neerlandeses, especializados en el comercio como intermediarios →

Primera guerra mercantil anglo-neerlandesa (1652-54), que los ingleses acabaron ganando → Tratado de Westminster: los neerlandeses aceptaban el Navigation Act → quiebra del monopolio neerlandés del tabaco, pieles o azúcar, e incremento en el tráfico de esclavos por parte inglesa → Creciente protagonismo inglés en el comercio internacional a costa de la hegemonía comercial de las Provincias Unidas. 

Cromwell se apoyó en el dominio colonial para la expansión económica: conquistó Jamaica a España en 1655, en 1658 intervino en la batalla de las Dunas → anexión del puerto de Dunkerque (1658), e introdujo el Navigation Act en las colonias inglesas de Norteamérica → subordinación económica a la metrópoli. 
Primera guerra mercantil anglo-neerlandesa (1652-54)

 El desarrollo cultural 

Fue un período de represión política, pero con menos censura, menor control del gobierno sobre las parroquias y la educación, al tiempo que la Biblia y la proliferación de escuelas republicanas favoreció la alfabetización → mayor libertad de opinión en materia religiosa, que se extendería a campos como la reflexión social, política, etc. 

De hecho, el intenso ambiente de la República y el Protectorado fue un perfecto caldo de cultivo para el desarrollo del pensamiento político, con la publicación de las obras de Hobbes, Milton o Harrington. 

Restauración de los Estuardo (1660-88) 

A la muerte de Cromwell en septiembre de 1658 le sucedió su hijo Richard (1658-60), quien incapaz de realizar la labor de su padre y enfrentado a los jefes militares abandonó el poder en mayo de 1659. El Consejo de Oficiales convocó el Rump, que en 1660 convocó nuevas elecciones, de las que surgió el llamado Parlamento Convención, de mayoría monárquica y que llamó al trono a Carlos II (1660-85), quien, en la declaración de Breda, firmada antes de viajar a Inglaterra, aceptaba mantener las conquistas revolucionarias (el gobierno con el Parlamento, la common law, el imperio de la ley). 

El rey decretó una amnistía de la que el Parlamento excluyó a los regicidas, de los que 29 fueron juzgados, 10 de ellos ejecutados. El cadáver de Cromwell fue exhumado y decapitado. 

A finales de 1660 fue elegido el Parlamento Cavalier, con mayoría de grandes propietarios monárquicos y anglicanos, que durante su vigencia hasta 1679 eliminaría buena parte de las iniciativas del período republicano e impulsó una dura reacción anglicana y antipuritana: 
  • La Iglesia anglicana volvió a ser la oficial. 
  • Código Clarendon: conjunto de disposiciones que significaban la vuelta a la intolerancia, como el Act of Uniformity (mayo de 1662) que obligaba a todos los eclesiásticos a suscribir el nuevo Prayer Book. 
  • Las restricciones a la nobleza desaparecieron. 
  • Se restauró la Cámara de los Lores. 
  • Tanto a la nobleza como a la Iglesia le fueron devueltas sus posesiones territoriales. 
  • El ejército fue depurado. 
  • La mayoría de los puritanos destacados fueron reemplazados en sus cargos. 
Al mismo tiempo, el rey mostraba su tendencia absolutista y su tolerancia religiosa, incluidos los católicos 
  • Tensiones con los parlamentos y la opinión pública, que vinculaba el catolicismo con el absolutismo, además de achacarle los males del país, como la peste de Londres de 1655, el incendio de 1666 o el intento de asesinato del rey en 1678 (Popish Plot) 
  • Persecución a los católicos → El Parlamento aprobó una serie de leyes, llamadas Test Acts, que los excluían de cualquier cargo o empleo público (incluso el hermano del rey y heredero al trono, Jacobo, que se había convertido al catolicismo, hubo de renunciar a su cargo de Gran Almirante en 1673). En 1678, los católicos fueron excluidos de la Cámara de los Lores. En la vida cotidiana, el puritanismo de Cromwell dio paso a una relajación de las costumbres. 
Carlos II

Hay que mencionar que antes de morir, Carlos II se convertiría al catolicismo. 
  • Whigs y Tories 
Durante el reinado de Carlos II surgieron las dos grandes tendencias políticas que protagonizarán la política británica en los siguientes siglos: 
  • TORIES: partidarios del reforzamiento de la autoridad real, la aristocracia y la Iglesia anglicana. Mayoritarios entre los terratenientes. 
  • WHIGS: defensores de los derechos del Parlamento y contrarios a la alta nobleza. Burguesía mercantil. 
Whigs y Tories

Aunque la actividad parlamentaria se centró en la defensa de los intereses de los propietarios y hombres de negocios (impulso de los enclosures, Navigation Acts), hubo algunas iniciativas de especial relevancia para frenar las tendencias absolutistas de Carlos II, especialmente por parte de los whigs: 
  • Trienial Act (1664): el mayor logro del Parlamento cavalier, obligaba al rey a convocar el parlamento al menos una vez cada tres años. Pero el rey no lo respetó, ya que desde 1681 gobernó sin Parlamento. 
  • Habeas corpus (1679): ley promulgada por el Parlamento whig que sustituyó al cavalier, que establecía que un detenido debía ser puesto a disposición de un juez en como máximo 20 días, evitando así los arrestos arbitrarios. 
  • Bill of Exclusion (1679): ante la falta de descendencia del rey, los whigs lograron con esta ley apartar de la herencia al trono a Jacobo duque de York, absolutista y católico. 
Carlos II no aceptó dicha medida y disolvió el Parlamento y los dos siguientes, también de mayoría whig (el último en 1681), y no volvería a convocarlo más, ya que, subvencionado por Francia, gobernaría desde entonces de forma absolutista, con un ejército permanente para controlar el orden, restaurando la censura y suprimiendo libertades. 

Los whigs reaccionaron organizando diversos complots, todos descubiertos. 
  • La política exterior 
La venta de Dunquerque a Francia (1662) hizo disminuir la popularidad del monarca en el Parlamento, que sí apoyó su política antiespañola (alianza con Portugal y matrimonio con Catalina de Braganza en 1662), así como la segunda guerra mercantilista con las Provincias Unidas (1665-67), precedida por las nuevas leyes de navegación de 1660 y 1664 y la expansión colonial (anexión de Tánger y Bombay, toma de Nueva Ámsterdam en 1664). La guerra finalizó debido al avance en los Países Bajos por parte de Francia durante la guerra de Devolución, que llevó a las Provincias Unidas a firmar la paz de Breda (1667): a cambio del Surinam y la suavización de las Navigation Acts, entregaban a Inglaterra sus posesiones en Norteamérica (Nueva Ámsterdam pasaría a llamarse Nueva York en honor al sucesor del trono inglés). 


En los meses siguientes Carlos II se unió a las Provincias Unidas y Suecia en la triple alianza de la Haya contra Luis XIV, pero a partir de 1668, la política exterior inglesa sería dependiente de Francia. En 1670, con el tratado de Dover, Luis XIV se comprometía a entregar 2 millones de libras a Carlos II a cambio de restablecer el catolicismo, añadiendo otros 3 cada año que Inglaterra interviniera en la guerra que el monarca francés proyectaba contra las Provincias Unidas. Ni la relación con Francia ni la guerra con las Provincias Unidas (1672-74), en las que la flota inglesa sufrió varias derrotas, fueron bien vistas por la opinión pública. 

La relación con Escocia e Irlanda no mejoró en exceso, aunque en 1660 se anulara la unión con Escocia, y se tratara de mejorar las relaciones con Irlanda. La política religiosa y la imposición de las nuevas leyes de navegación siguieron creando tensiones. 

Jacobo II (1685-88) y la Revolución Gloriosa de 1688 

A la muerte de Carlos II le sucedió con 52 años su hermano, Jacobo II, quien sólo contaba con el apoyo de los tories y era muy impopular entre los whigs, que instigaron dos rebeliones contra él, ambas derrotadas. 

Animado por la revocación del Edicto de Nantes por Luis XIV en 1685, Jacobo II presionó para restaurar el catolicismo en Inglaterra y colocó a varios católicos en cargos importantes, pero pese a contar con mayoría tory en el Parlamento, no logró eliminar las Test Acts ni el Habeas Corpus. Esta política hizo crecer el radicalismo anticatólico y una reacción antiabsolutista, que provocaron que Jacobo II se viera forzado a abandonar el poder a manos de Guillermo de Orange, llamado por los whighs y parte de los tories. La población deseaba orden y estabilidad, pero sin perder las libertades ganadas durante la revolución → fracaso de la restauración de los Estuardo, que descontentos con el poco poder ganado por la Monarquía habían intentado introducir cambios.

Jacobo II
  • La revolución 
Jacobo II tenía dos hijas protestantes mayores de edad, María y Ana Estuardo, y un único hijo varón bautizado en el catolicismo, que al nacer pasó a ser el pretendiente Jacobo III (1688-1766). Dicho nacimiento fue la causa de la segunda Revolución inglesa (Gloriosa). Se decidió llamar al trono al calvinista Guillermo de Orange, casado con María Estuardo. 

A diferencia de la primera, la segunda Revolución no fue violenta. A instancias de las Provincias Unidas y los conspiradores whigs, Dinamarca y varios estados protestantes alemanes se pusieron de acuerdo en virtud del acuerdo de Magdeburgo (1688), para distraer a Francia en el Rin, hasta que Guillermo de Orange se asentara en el trono inglés. 

Guillermo desembarcó en Inglaterra el 5 de noviembre con 15.000 hombres y 600 barcos. Tras ser derrotado en Reading el 9 de diciembre, Jacobo II acabó en el exilio junto a su familia en Francia. Se eligió un Parlamento Convención para discutir las diferentes alternativas, siendo coronados Guillermo III y María en febrero de 1689. 

El triunfo del parlamentarismo sobre el absolutismo se certificó más aún el día de la coronación con la firma del Bill of Rights, que establecía las bases constitucionales del nuevo régimen y el sometimiento de la Corona a la voluntad de la nación expresada en el Parlamento, que mantuvo las dos cámaras tradicionales → Sistema de monarquía limitada con grandes poderes del Parlamento; además se reafirmaba el Habeas Corpus, se establecía el derecho a la existencia de una prensa libre, el carácter no permanente del ejército, la libertad individual, de reunión y de opinión, y el derecho a la propiedad. El monarca se reservaba la política internacional y tenía derecho a veto. El Trienial Act de 1694 limitaba a 3 años la vigencia de un parlamento, forzando su renovación para impedir que el rey pudiera mantener sine die una asamblea favorable. 

  • The Bill of Rights
The Bill of Rights es una propuesta legislativa, que el parlamento inglés promulgó luego de los resultados de la Revolución Gloriosa de 1688, con el objetivo de dotar con efectos jurídicos, a los resultados de esta revolución: haber depuesto al último rey de la casa de los Estuardos, y obtener para los súbditos, mayores derechos y libertades.

Es una Ley original del Parlamento Inglés y ha estado bajo la custodia del Parlamento desde su creación. El proyecto de ley estableció firmemente los principios de parlamentos frecuentes, elecciones libres y libertad de expresión dentro del parlamento, lo que hoy se conoce como privilegio parlamentario. También incluye el derecho a no cobrar impuestos sin el acuerdo del Parlamento, la libertad de la interferencia del gobierno, el derecho de petición y el trato justo de las personas por parte de los tribunales. Los principios fundamentales de la Declaración de Derechos todavía están vigentes hoy en día, particularmente siendo citados en casos legales, y se utilizó como modelo para la Declaración de Derechos de los EE. UU. de 1789. Su influencia también se puede ver en otros documentos que establecen los derechos de los humanos, como la Declaración de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y el Convenio Europeo de Derechos Humanos.


El papel de la prensa en las revoluciones inglesas

La prensa estaba controlada por el poder. Esta situación provocó la aparición de periódicos clandestinos que transmiten lo que sucede en la política inglesa. La mayor parte de la información recogida sobre la vida política es aportada por los mismos parlamentarios, por lo que aprobaron una serie de leyes sobre libertad de prensa. Por último, presentaban un título y un editor (los cuales son conocidos). Además empezaba a haber cabeceras.

La libertad de prensa, sin embargo, no era total porque el Parlamento no permitía publicar noticias críticas con los parlamentarios, creando en 1643 medidas de control y censura.

Ante esta situación respondió Milton en su Areopagítica (1644), donde crítico la censura, argumentando que la libertad de prensa era un derecho del hombre, no del Parlamento.

Se volvía a una situación de censura y privilegio parlamentario. Sólo se permitirían aquellos periódicos que fuesen partidarios de Cromwell. Tras su muerte en 1660 y la subida de Carlos II reaparece la censura real porque la prensa era un problema para sus intereses. En 1665 aparece el London Gazette, periódico bisemanal, y en poco tiempo comienzan a circular una serie de periódicos clandestinos en cafés. Los periódicos que contenían informes parlamentarios filtrados por algunos de sus miembros, eran de tirada pequeña y muchos de ellos estaban hechos a mano, ya que la impresión también debía hacerse clandestinamente.

Poco a poco se irán configurando estados de opinión liberales y conservadores hasta llegar a la Gloriosa en 1688, que supondrá una expansión de la libertad de expresión y del desarrollo de la prensa.

Por otra parte, el Daily Courant hacía gala de dos principios: la imparcialidad, centrándose en los hechos evitando ser partidista y la credibilidad, procurando utilizar fuentes fidedignas. Estos dos principios suponían una mejora, pero presentaban también sus problemas. No obstante, gracias ellos, el lector se convertía en un agente activo que opinaba y construía la información.
 
Buckley buscaba la objetividad. Para ello, seleccionaba las fuentes y las jerarquizaba por fiabilidad, introduciendo un elemento subjetivo. A su vez, evitaba suposiciones, lo que suponía una cortapisa en la investigación.

Posteriormente aparecieron más diarios, como el Evening Post (1706) y el Daily Advertising (1731).
Tras la situación legal tras la Gloriosa, la censura va a ser indirecta: el poder político sometió a la prensa a un régimen fiscal muy duro con la Stamp Act (1712) consiguiendo que su desarrollo fuese menor y, por otra parte, se prohibía informar sobre el Parlamento, pues si no gozaba de intimidad perdía libertad de acción.

Pero no todo era prensa de información política. Existía un periodismo cultural, con una vocación pedagógica de tipo moralizante, cuyos principios eran la formación a los ciudadanos, educando a la sociedad en lo que estaba bien y mal. Destacaron tres publicaciones: The Weekly Review (1704), dirigido por Daniel Dafoe; The Examiner (1710), dirigido por Jonatahn Swift; y The Spectator (1712), la más importante de las tres, dirigida por dos parlamentarios, Addison y Steek. Estas publicaciones reflexionaban sobre las costumbres sociales, convirtiéndose en un producto de tertulias de cafés, donde una serie de personas y debatían y eran controladas por un moderador.
Otro de los éxitos de la prensa fue atraerse el apoyo del pueblo, actuando como cuarto poder contra la censura del gobierno.

En 1785, nacía The Times, el primer que concebirá la prensa como un negocio. Es un periódico que pretende ser creíble para ganar la confianza del público y vender más, lo cual consigue gracias a ser el que primero informaba de la Revolución Francesa en Inglaterra

 Las tensiones políticas, sociales y religiosas 

Las relaciones entre Corona y Parlamento fueron especialmente tensas. El aumento del ejército debido a la intervención de Inglaterra en la Guerra de los Nueve Años fue uno de los motivos. Y en el plano social, la división ya no era entre privilegiados y no privilegiados, sino entre los propietarios (los mayores beneficiados de las libertades ganadas por la revolución) y los que no lo eran. 

En el terreno religioso, el Toleration Act de 1689 puso fin a las persecuciones de disidentes protestantes (católicos, judíos o ateos no estaban incluidos en dicha ley de tolerancia), aunque mantenía su exclusión de cualquier actividad pública, lo que los llevó a dedicarse al comercio y otras actividades productivas. 

La política económica 

Destaca la creación del Banco de Inglaterra en 1694, primer banco nacional de la historia de Europa. Fue impulsado por los tories como medio para hacer frente a la crisis financiera que había ocasionado la Guerra de los Nueve Años. 

Era de carácter privado y prestaba al tesoro público, estableciendo una deuda a largo plazo, en la que el banco gestionaba el crédito y movilizaba los recursos del país, provenientes de los contribuyentes Revolución financiera, con el comercio exterior como elemento esencial: se consiguió adaptar la hacienda a las necesidades financieras de la Monarquía y las posibilidades económicas del país → Potencia británica basada en la iniciativa privada y el capitalismo, no en el poder real. 

Banco de Inglaterra

La amenaza de los Estuardo 

Frente al monarca reinante habría por largo tiempo un pretendiente Estuardo (Jacobo II o sus herederos), quienes con apoyo de Francia y la ayuda interna de los denominados jacobitas, intentaron reiteradamente invertir la situación. 

En 1689 Jacobo II desembarcó en Irlanda y fue derrotado ➔ abolición del parlamento irlandés y continuación del dominio inglés. 

También en Escocia tuvo apoyos Jacobo II. En 1688 el vizconde de Dundee encabezó una rebelión apoyada por  los clanes de los Highlands, y pese a su muerte en combate las rebeliones continuaron algunos años.

rebelión jacobita de 1689

LA CRISIS Y SUS MANIFESTACIONES EN EL S. XVII. EL AUGE ECONÓMICO DE LAS PROVINCIAS UNIDAS E INGLATERRA

Características y alcance de la crisis 

La historiografía abandonó la idea de una crisis generalizada en el s. XVII. Hay más bien diversas crisis asimétricas y de diferente amplitud e intensidad. Lo más correcto es hablar de reajustes en el período 1580-1600 a 1680-1730, que perjudicaron a algunas zonas a favor de otras; todo ello en un contexto general de crecimiento positivo en el conjunto de Europa, aunque menor que el del s. XVI. Mientras en el Mediterráneo empezaron los síntomas de crisis a final de s. XVI, desarrollándose con gran intensidad durante 80 años, en el NO lo hicieron a mitad del s. XVII, prolongándose hasta 1730 en forma de leve retroceso económico. Europa oriental sufrió también una fuerte crisis. 

Será el cambio definitivo del protagonismo histórico del Mediterráneo al Atlántico norte, que será protagonista de las transformaciones económicas, sociales, políticas y culturales en Europa. 

Las causas de dichos reajustes son diversas. El enfriamiento climático fue una de las más importantes: la “pequeña edad glaciar” (a partir de 1560, con los máximos entre 1640-1665 y 1690-1710) dio lugar a malas cosechas habituales en una Europa que había crecido demográficamente en el s. XVI. A ello se añadían factores que empeoraban la situación de la población (régimen señorial, estructura de la propiedad de la tierra y presión fiscal). 

La intensificación de las guerras, el aumento de la desigualdad y los contrastes sociales, las reacciones antes estos y el avance del absolutismo fueron a la vez causas y efectos, contribuyendo a aumentar las dificultades. 

Uno de los indicadores más importantes de dicha crisis fue el fin de la revolución de los precios, que se estancaron primero y descendieron a continuación. Como en su génesis, hay quien aplica las teorías cuantitativas para explicar el fenómeno por el descenso de las entradas de metales preciosos, mientras otras fuentes descartan la importancia principal de dicho factor, otorgando más peso a la relación directa entre oferta y demanda de la población. 


La evolución demográfica 

El crecimiento fue débil y claramente inferior al del s. XVI. Según Livi Bacci se pasó de 111 millones en 1600 a 125 millones en 1700. Las dificultades demográficas se dieron en diferentes fases y de forma asimétrica. En general la Europa noroccidental ganó peso demográfico, contribuyendo a la transferencia del peso económico. 
  • Finales s. XVI y principios s. XVII, hubo malas cosechas y epidemias como la peste atlántica, que afectaron especialmente al área mediterránea. 
  • 1618-1648: Guerra de los 30 Años, que redujo la población alemana en un 15-20%. 
  • 1640-60: Peste mediterránea (1647-52), del NO (1665-67) y Guerra del Norte (1654-60). 
  • 1690-1715: Guerra de Sucesión en España (1701-13), crisis de subsistencia en Francia (1693-94 y 1709-10) y la dramática carestía de Finlandia (1696-97), que acabó con un tercio de la población. 
  1. ESPAÑA: 6,8 → 7,5 millones. La crisis se centró en Castilla, mientras que en el Cantábrico y el Levante se produjo un leve aumento de población, cambiando el centro de gravedad a la periferia. 
  2. ITALIA: En la primera mitad del s. XVII cayó de 13,5 a 11,7 millones (especialmente en el N, motor económico), pero recuperó en la segunda mitad los niveles iníciales. 
  3. FRANCIA: 19,6 a 22,6 millones, con mayor crecimiento en la segunda mitad del siglo. 
  4. N Y NO ATLÁNTICO: Crecimiento en Inglaterra, las Provincias Unidas y Escandinavia, pese a las dificultades. 
Las epidemias 

La peste afectó prácticamente a toda Europa, con 4 oleadas especialmente graves: 
  • 1596-1603: Peste atlántica, la mayor catástrofe demográfica desde la peste negra. 
  • 1628-32: Norte de Italia (1,1 millón de víctimas según Cipolla) y Francia. 
  • 1647-52: Mediterráneo, desde el sur de Andalucía hasta Cataluña y Baleares. Italia (1656-58). 
  • 1663-70: NO de Europa, en ciudades como Londres. 
De forma generalizada, aunque no de forma definitiva, la peste remitió a partir de los años 70 del s. XVII. 


Causas del retroceso demográfico 

Al estancamiento demográfico se le pueden encontrar otras causas, de tipo social, como el celibato, el retraso en la edad matrimonial e incluso prácticas contraceptivas, y algo de menor incidencia tuvo en las nuevas zonas de expansión de la industria rural, donde la bonanza contribuyó al crecimiento. 
La mortalidad se cebó sobre todo en las ciudades debido a los contagios, con lo que el auge de las ciudades durante el s. XVI se vio frenado en el siguiente, lo que provocó, en especial en España e Italia, una ruralización de la demografía. No se puede generalizar, por ejemplo las capitales como Madrid se vieron beneficiadas por la llegada de las Cortes Barrocas, en detrimento de otras como Toledo o Burgos. A parte de las mediterráneas sobre las que se cebó la crisis como Valencia o Sevilla ambas por la peste, surgirán ciudades como Málaga y Cádiz que recogerán el testigo de las rutas atlánticas. 

Los movimientos de población 

El s. XVII continuó con los movimientos de población los habituales: del campo a la ciudad, algunos estacionales; debemos sumar los que se dirigieron a otros continentes. La causa era la superpoblación entendida en base a la posibilidad de subsistencia tanto geográfica, económica o de propiedad de la tierra. También fueron importantes los movimientos internos, como en Sicilia, donde los nobles fundaron ciudades interiores entre finales del XVI y mediados del XVII, los movimientos agrícolas de los Países Bajos con los nuevos pólders, que servirán de asentamiento a otras comunidades, y por último el repoblamiento de regiones arrasadas por la guerra, este es el caso de Alsacia a la que llegan gran cantidad de suizos perfectamente organizados. 

Otras migraciones tendrán carácter político, como los 14.000 escoceses que emigran al Ulster irlandés, y detrás el deseo de Inglaterra de mantener la isla. El servicio militar obligatorio, por lo que muchos soldados se quedaban en los países a los que eran enviados. Pero las más importantes siguieron siendo las de carácter religioso, como la expulsión de moriscos en España (1609-1614), que expulsó a 300.000 personas de Valencia y Aragón al norte de África. Otra fue la de los hugonotes expulsados de Francia tras la revocación del Edicto de Nantes en 1685, que recalaron en los Países Bajos, Inglaterra o las colonias inglesas, siendo una migración importante ya que eran gente preparada, no simples campesinos. Por último, destacar los movimientos religiosos internos en Alemania o los Países Bajos, durante y tras la guerra de los 30 años, que sirvieron para conformar la población de Brandeburgo, Prusia y Pomerania o países escandinavos. 

Las migraciones al Nuevo Mundo también fueron importantes. De España se calcula que salieron casi 100.000 personas en el s. XVII, y las cifras de Portugal son más difíciles de cuantificar. De Inglaterra partieron 378.000 personas a las colonias y 250.000 holandeses emigraron en especial a Asia; más escasa será la de franceses a Canadá y las Antillas, alrededor de 27.000 personas. 


Las ciudades 

La mortalidad se cebó sobre todo en las ciudades debido a la facilidad de contagio, interrumpiendo el auge urbano que se había dado en el s. XVI → ruralización en España e Italia (especialmente afectadas). Las capitales fueron una excepción, debido al efecto de atracción de las cortes barrocas. En el NO, el auge urbano estaba relacionado a la actividad económica. 

Las ciudades con más de 300 mil habitantes a mediados del s. XVII eran Londres, París y Nápoles. Un estudio de Jan de Vries demuestra el cambio del peso demográfico del Mediterráneo al Atlántico, basándose en las ciudades que doblan su población en 3 periodos diferentes de la Edad Moderna:
  • 1500-1600: aparecen 8 ciudades del marco Mediterráneo sobre un total de 18. 
  • 1600-1750: solo aparecen 3 sobre 34. En este período es también muy significativo que una gran cantidad de ciudades pierden población, concentrándose el crecimiento urbano en un limitado número de ciudades, la mayoría capitales y/o puertos mercantiles. 
  • 1750-1800: solo aparece Barcelona entre 19 ciudades. 


Agricultura y ganadería 

El sector primario fue uno de los más castigados durante el periodo de crisis. Con descenso de precios, menor consumo y disminución de la producción, la nobleza vio como sus recursos disminuían, repercutiendo sobre las rentas o en la sustracción de los derechos a los agricultores, en especial al inicio de la crisis. A ello se sumará la presión fiscal de los gobiernos para el sufragio de las guerras. Hay que destacar que esta crisis de la agricultura se cebó más en los países que perdían demografía llevando a un nuevo abandono de tierra cultivadas. 

Todo esto tuvo diferentes repercusiones, por ejemplo, en Europa Oriental, incrementó el poder de la nobleza aristocrática, al hacerse con las pocas tierras que quedaban en manos de agricultores, que no podían hacer frente al descenso de demanda de cereales por Occidente. Esto repercutió en el aumento de la servidumbre, sumiendo a la Europa Oriental en la precariedad de la sociedad rural. Algo similar sucedió en Inglaterra, pero con diferente solución, ya que también existió concentración de tierras en manos de los más poderosos, pero el resultado fue la migración a las ciudades. Los grandes propietarios se harán con la mayoría de territorios cultivables, pero además, roturarán nuevas tierras, plantarán nuevos campos de cereales y drenarán territorios nuevos, como Fenlands. Estas circunstancias llevaron a la denominada trilogía del campo inglés; grandes propietarios que arrendan sus territorios a los arrendatarios, que explotan los territorios para un beneficio económico y poder, tras satisfacer el pago a los primeros y asalariados a su servicio. Todo ello propició la llegada de nuevos productos (plantas forrajeras, legumbres, etc.) y los métodos capitalistas a la agricultura inglesa. Pero además incrementaron la producción de cereales para abastecer las ciudades y no depender del Báltico. El resultado fue una agricultura y ganadería diversificada y en expansión, que encaminó a Inglaterra no solo al autoabastecimiento, sino que evitó la crisis y a principios del XVIII se convirtió en exportadora de cereales a Europa. 

Pero el mejor modelo de agricultura siguió siendo el de los Países Bajos, por especialización y comercialización. A diferencia del inglés siguió comprando el cereal en el Báltico, favoreciéndose de los precios bajos, y aprovechó sus territorios para la producción especializada: quesos, tulipanes, mantequillas o plantas industriales, y a inicios del s. XVII incrementado el territorio cultivable con la construcción de pólders. En términos generales podemos constatar que el fuerte endeudamiento provocó la caída de los pequeños agricultores y de los intermediarios, mientras que los principales beneficiarios serán la nobleza, el clero y los rentistas urbanos. Todo ello derivó en un aumento de la gran propiedad. Desde el punto de vista productivo, el principal protagonista será el maíz, que desde finales del XVI se había instalado en las costas cantábricas y se expandirá a Francia e Italia, suponiendo un gran avance para mitigar la crisis por su alta productividad. El arroz se extendió por la Lombardía y Valencia. Los cultivos industriales también se expandieron, como la morera en el Mediterráneo para la seda, o el lino y cáñamo en el Atlántico. O las frutas y hortalizas para la demanda de las ciudades, como la vid, en una Europa cada vez más sofisticada que demandaba vinos. 


Industria, comercio y finanzas

Cambios generales 

Se observan dos importantes tendencias: 
  • La ya comentada basculación del peso económico al Atlántico desde un Mediterráneo (Italia, Castilla) que pasa a ser exportador de materias primas e importador de manufacturas. 
  • En Inglaterra se da ya la concentración de capital fijo en múltiples actividades, ya no dependientes del capital mercantil. 
 Cambios en la industria textil 

La crisis se cebó principalmente en las manufacturas textiles del norte de Italia y los Países Bajos, ambas vinculadas al tradicional sistema gremial. Se produjo un claro trasvase de la producción al verlagssystem basado en la industria rural, que se escapaba del férreo control de los gremios, algo de lo que los mercaderes empresarios sacarán provecho iniciando la carrera hacia el capitalismo, y consolidando nuevos productos como los new draperies, o ropas más económicas. 

El epicentro de este cambio de producción fue Inglaterra. Las causas eran varias: flamencos huidos durante la guerra con España y su necesidad de trabajar, la crisis comercial entre 1619-1622 y la influencia sobre los mercados de la guerra en el norte de Europa y por último los cambios alimenticios de los animales que producían una lana de peor calidad. El triunfo de estas nuevas prendas más económicas vino también por el aumento de las exportaciones. 

Los ingleses tienen nuevos mercados como el Mediterráneo y las colonias, que necesitan de estos productos más económicos y más ligeros. Pronto también comenzarán las producciones de lino y después de algodón. 

Las nuevas pañerías se extendieron a los países Bajos, con epicentro principal en Leiden, que se aprovechó de la abundante mano de obra experta, y su principal mercado también en el Mediterráneo. Pero Leiden entrará en crisis hacia 1670, por la falta de competitividad contra los paños ingleses y la fuerte dependencia de las materias primas extranjeras. En lo que sí fueron importantes y basaron su industria fue en los tintes, ya que teñían los paños ingleses y blanqueaban el lino alemán. La industria rural se extendió por otros países: 
  • FRANCIA: Tras los problemas de los años 30 y con continuos conflictos sociales con los gremios, sumados a las consecuencias de las guerras con España, llevarán a la dualidad rural-urbana en ciudades como Amiens y Beauvais. También contaron con las políticas de proteccionismo de Colbert. La región más beneficiada será el Languedoc, por la exportación al Mediterráneo desde Marsella, además de Lyon, que aprovechará la crisis de Génova para convertirse en el principal productor de seda. 
  • ITALIA: Tuvieron problemas al ser incapaces de competir con los precios de las new draperies, en especial por el fuerte control gremial. Para superar la crisis debieron reconvertir su industria textil, pasando de las producciones de lana a la seda, aunque esta no absorbiera toda la caída de la primera. 
  • CASTILLA: Intensa crisis de la pañería, despareciendo en algunos casos. Aguantó el gran centro que era Segovia, reduciendo producción y diversificando con paños de menor calidad. A finales de siglo comenzó la recuperación de la pañería en Cataluña, centrada en localidades semiurbanas como Igualada, Sabadell y Terrassa. También se expandió la seda por Valencia y Barcelona, aprovechando la crisis de Toledo. 

Cambios en otros sectores 

Otros grandes sectores industriales adquieren importancia, en especial la metalurgia de Suecia, clave para su poderío militar y político. Fueron los principales productores de armamento y fundición de hierro, además de exportadores de cobre. 

La metalurgia inglesa también era importante, más que como productora para lo cual tenía el problema de falta de combustibles debido a la deforestación, se dirigió a la industria de transformación en Birmingham o Sheffield. Es el síntoma de que Inglaterra tenía capacidad de sobreponerse a sus problemas, que le llevará por ejemplo a la explotación del carbón mineral desde Newcastle. Su generalización para el consumo doméstico convirtió a Londres en su principal mercado, al tiempo que un número creciente de manufacturas lo utilizaban en sustitución de la leña o el carbón vegetal, a pesar de que su empleo en la metalurgia planteaba problemas que no habrían de resolverse hasta el siglo XVIII, en que se convertiría en la principal fuente de energía para la Revolución Industrial. 

También fueron novedosas las manufacturas holandesas, producción de azúcar, industria pesquera, blanqueo del lino o la construcción de barcos, aunque seguirán el proceso general de los Países Bajos entrando en crisis a partir de los años 70 del s. XVII. 

Cambios en el comercio 

El comercio a gran escala también verá los cambios del s. XVII, algunos de los comercios básicos del siglo anterior como el de esclavos a América, el de las Indias orientales, o el vacuno de Dinamarca entrarán en recesión. El cambio de peso también llegó al mercado, donde los venecianos entrarán en crisis definitiva ante los holandeses en el Índico, perdiendo Venecia el control de los productos orientales en Europa. Todo ello consecuencia del triunfo definitivo de las rutas marítimas atlánticas respecto a las terrestres. También se debe tener en cuenta la crisis económica mediterránea y alemana por la guerra de los 30 años. Por tanto, el cambio de peso se volverá definitivo en el s. XVII, y el comercio español en América y el portugués en Asia perderán importancia en el contexto europeo. 


La hegemonía neerlandesa 

La gran beneficiada, Amsterdam, como nuevo centro financiero y mercantil de Europa, contó con la ventaja ante Amberes de poseer la mejor flota mercante. Los holandeses definitivamente romperán el comercio internacional, además del dominio pesquero de altura (bacalaos o ballenas). Desde finales del XIX contaban para ello con un barco creado específicamente para el transporte de mercancías la fluyt o filibote. Estrecho y alargado con una gran capacidad de carga despreciaba la protección utilizando también para el almacenamiento los espacios en que otros barcos situaban cañones, además necesitaba menos tripulación que otros buques. A ello unía unos bajos costes de producción y explotación, así como una financiación novedosa gracias al sistema redirige, que proporcionaba un capital muy dividido entre gran número de pequeñas empresas, lo que distribuya ampliamente los beneficios y reducir los riesgos. 

Así los holandeses apostaron por el comercio marítimo; comerciaban con productos voluminosos como el trigo o la madera, muy a menudo con productos sobre los cuales actuaban como intermediarios. Esta forma de negocio le llevó a poseer una de las flotas más importantes, ejerciendo el control de la mayoría del negocio del Báltico. Pero no solo comerciaban en este mar, sus barcos navegaban por todo el mundo, desde sus colonias en Asia, hasta el Mediterráneo, donde establecieron un centro de distribución de mercancías en Livorno, sobre los productos más variados, desde la plata que los españoles traían de América, sus propios textiles o el trigo del Báltico. 

En 1602 crearon la Compañía de las Indias Orientales (VOC), financiada a través de la Bolsa de Ámsterdam y auténtico representante de los holandeses en Asia. Ello llevó al enfrentamiento con Portugal, del cual saldrán victoriosos convirtiéndose en los líderes del comercio entre el Índico y el Pacífico. No les fue tan bien en América, donde crearon la Compañía de las Indias Occidentales en 1621 (WIC), con el objetivo de controlar el comercio del Caribe, Brasil y Guinea, también en disputa con Portugal; pese a algunos éxitos, la Compañía se ahogó en deudas. 

Refundándola en los años 70 y dedicada al lucrativo tráfico de esclavos, llevo a los holandeses de mitad del s. XVII a poseer la flota más importante de Europa, con más de 2000 barcos, el 75% de todos los europeos. 


Ámsterdam, centro financiero 

Pero Ámsterdam, también se convertirá en centro principal de las finanzas de Europa, con dos instituciones la Bolsa y el Banco de Ámsterdam como protagonistas. La Bolsa separaba de forma definitiva la negociación de valores de la de las mercancías, un avance decisivo en la evolución del capitalismo mercantil. El Banco se creó básicamente para centralizar las principales operaciones europeas de letras de cambio; además comenzó a aceptar depósitos y realizar transferencias entre clientes (compensando los grandes intercambios comerciales). Era básicamente un banco de cambio. 

El fin de la hegemonía 

El problema holandés fue la falta de un sistema productivo y un escaso mercado interior, lo que le hizo vulnerable y muy dependiente del comercio marítimo. Sus competidores aprovecharon esos problemas para debilitarlos, como Inglaterra, que llevó a cabo tres guerras comerciales con ellos, y el rey francés Luis XIV una agresión en 1672. Todo ello le lleva a un lento declive y el paso del poder mercantil a Hamburgo, aunque Ámsterdam seguirá brillando en el s. XVIII, ya no con la misma intensidad. La supremacía inglesa se basó en aspectos de los que carecían los Países Bajos, como su reestructurada producción textil, inicios de las actividades industriales, un sólido mercado interior y la apuesta por la expansión colonial a América con su renovada flota, y un crecimiento constante durante el s. XVII. 
Inglaterra basó su poderío en productos coloniales, como el tabaco o el azúcar, que, tras procesarlos, reexpedía por el mundo. En 1694 creó el Banco de Inglaterra y su célebre bolsa de valores desde las tabernas del pequeño callejón de Change Aley. 


El mercantilismo 

Término acuñado por los economistas liberales y aplicado a un conjunto de prácticas y escritos ya presentes en la Baja Edad Media y dominantes en la Edad Moderna, especialmente en el s. XVII (como reacción a la crisis). La ausencia de líneas claras hace que no se pueda generalizar y se hable de un mercantilismo español, francés, inglés, etc., pero según Pierre Deyon se pueden identificar los siguientes elementos fundamentales: 
  • Incremento del poder del Estado. 
  • Apología del trabajo y de los intercambios. 
  • Extrema atención a la balanza comercial. 
  • Incremento de la población y de la riqueza de los súbditos. 
Ante una riqueza mundial agregada limitada, las naciones se enfrentan en un juego de suma cero, en el que las naciones luchan por la mayor parte posible de los metales preciosos 

➔ NACIONALISMO ECONÓMICO, cuyo objetivo es conseguir una balanza comercial lo más positiva posible, mediante: 
  • Importar sólo las materias primas y evitar su exportación (más baratas) mediante aranceles. 
  • Impulso a la exportación de manufacturas (más caras) → favorecer las industrias nacionales y poner aranceles a la importación de manufacturas. 
  • Comerciar con barcos propios para retener los beneficios → creación de flotas mercantes y compañías comerciales. 
  • Expansión colonial para explotar el comercio con los territorios controlados (fuente de materias primas y mercados). 
  • Favorecer el crecimiento demográfico y el incremento de la riqueza de la población para crear una poderosa demanda interna para las manufacturas nacionales. 
Estas políticas llevaron a tres guerras mercantiles entre Inglaterra y las Provincias Unidas entre 1651-1672, así como a una carrera desmedida por hacerse con colonias.
 
El colbertismo francés 

Jean Baptiste Colbert, primer ministro de Luis XIV, basó su política mercantilista (colbertismo) en el comercio exterior y en el fomento de la producción nacional. Para él las compañías de comercio son los ejércitos del rey y las manufacturas sus reservas, ya que Francia pasó a luchar por el dominio en China y en especial en América. Así nacieron sus compañías por el mundo, como las Indias orientales y occidentales, la del Norte con Europa e incluso con el Mediterráneo oriental. Una de las más nefastas fue la Compañía de Guinea para la trata de negros. Acometió para ello mejoras en su flota naval y en las infraestructuras, donde destaca el canal de Midi, que conectaba vía fluvial el Atlántico con el Mediterráneo. 

Promocionó la creación de manufacturas reales y estimuló la iniciativa privada con ventajas fiscales y la concesión de monopolios, préstamos, etc. Surgieron así tres tipos de empresas: 
  • Manufacturas del rey, para el abastecimiento de la corte. 
  • Manufacturas reales, subvencionadas para potenciar y proteger los sectores estratégicos (minería, metalurgia, etc.). 
  • Manufacturas privilegiadas, que gozaban de algún tipo de monopolio o ventaja. 
El éxito de estas medidas fue relativo, ya que la ayuda gubernamental desincentivaba la innovación. Aun así, la flota mercantil francesa pasó de 130.000 Tm en 1663 a 150.000 Tm en 1700.


El mercantilismo de las Provincias Unidas 

El mercantilismo más atípico fue el de las Provincias Unidas, ya que su cometido fue contrario del resto de países, y ello fomentó la libertad de movimientos de mercancías. Su carácter de intermediarios basados en proteger su balanza de pagos, ya que llevaban plata y oro al Báltico a cambio de trigo, era inverso a sus rivales, y no necesitaba la protección de su economía interna, porque era deficitaria y la compensaba con la libertad de aduanas y políticas de mares abiertos para su principal fuente de ingresos a través del transporte marítimo. Con ello podemos decir que fue un mercantilismo no proteccionista, que entró en lucha contra ingleses y franceses en la protección por estos de su buen mercado interno, lo que produjo el choque entre estos estados. 

En el fondo, el mercantilismo era una práctica de los menos fuertes contra los más fuertes. En la 2ª mitad del siglo XVIII Inglaterra, una vez lograda la supremacía comercial, defenderá también principios propios del liberalismo mercantil. 


Cambios sociales y tensiones 

La crisis tuvo repercusiones sociales, que se debieron principalmente a la reacción de los poderosos para transferir al campesinado sus efectos, y a la polarización social.
 
La reacción de la nobleza 

La reducción de rentas y un gasto frecuentemente excesivo dio lugar a un enorme endeudamiento. Dado que las tierras de los nobles no podían ser amortizadas (mayorazgo), lo reyes debieron intervenir nombrando administradores que pudieran garantizar el pago de deudas, dejando unos ingresos al noble para que viviera dignamente. 

Ante esta situación, la nobleza, entre otras medidas, incrementó la presión sobre los campesinos, se apropió de terrenos comunales y reivindicó derechos jurisdiccionales. 

A las dificultades económicas de la vieja nobleza se unía el hecho de que los reyes seguían necesitando dinero y seguían vendiendo cargos y acudiendo a asentistas, prestamistas y recaudadores. De esta forma se incrementó la nueva nobleza. A ello reaccionó la vieja nobleza intentando distinguirse de los “recién llegados” y reivindicando su papel político en las cortes, levantándose contra los favoritos de Luis XIII y Luis XIV en Francia, y deviniendo una élite de poder en España. 

La polarización social
 
La burguesía se ennoblecía comprando tierras y títulos y abandonaba en parte sus negocios y la inversión productiva a cambio de las rentas de la tierra y la deuda pública → El capital se alejó del progreso, excepto en las Provincias Unidas e Inglaterra, donde se siguió apostando por las actividades creadoras de riqueza. 

El principal afectado por la crisis fue el tercer estado, sobre el que recaía la presión fiscal de los monarcas para sufragar las guerras. Los campesinos, pequeños arrendatarios y jornaleros serán los que más sufran esta crisis, convirtiéndose en vagabundos y marginados → las leyes de pobreza y sus casas de beneficencia, creadas por Inglaterra en el siglo anterior, serán adoptadas en las Provincias Unidas y Francia. La distancia entre ricos y pobres se incrementó, pero no se puede hablar de una nueva organización social basada en la riqueza, sino de un reajuste. 

Al contrario, se reforzó la defensa de los derechos estamentales. 

La conflictividad social en el s. XVII se dio tanto en el campo (motines de subsistencia, reacciones antiseñoriales, protestas contra los enclosures ingleses, el pago del diezmo, la fiscalidad, el alojamiento de tropas etc.), como en la ciudad (motines, conflictos gremiales, etc.), y en ocasiones revueltas conjuntas. 

Las revueltas campesinas más conocidas son la de Baja Austria en 1596-1597, las de Rusia en 1606-1607, las de los Croquants en Francia 1624-1643, o ingleses y alemanes en los años 20. Y de otros en Hungría, Normandía y Andalucía, y la centuria acabará con el levantamiento de Stenka Razin contra la nobleza rusa en 1670-1671. Las tensiones populares se produjeron en la década de los 40, desencadenando conflictos políticos en las islas británicas, Cataluña, Portugal, Sicilia, Nápoles y Francia. Y también en la segunda mitad del XVII, como contra Luis XIV en Francia y las tensiones campesinas de fin de siglo en Valencia y Cataluña