Dos de los poleis más memorables de la Era Arcaica fueron Esparta y Atenas. Los dos poleis fueron en muchos sentidos un estudio en contrastes: una sociedad de “iguales” obsesivamente militarista y de aspecto interno que controlaba la mayor sociedad de esclavos de Grecia, y una potencia naval cosmopolita a la vanguardia de la innovación política.
El Estado espartano surge en el valle de Laconia/Lacedemonia (valle del río Eurotas, en el sureste de la península del Peloponeso). Dicho valle está rodeado de cadenas montañosas de difícil acceso que provocan su aislamiento geográfico. Esparta representa el prototipo de sociedad ordenada y disciplinada que supedita las libertades individuales a los intereses y la grandeza del Estado. Ha fascinado a pensadores de todos los tiempos, desde Platón y Aristóteles, hasta los ideólogos nazis.
Hacia el 1100 AC, se produce el colapso de los reinos micénicos, coincidiendo con la llegada de nuevos pueblos indoeuropeos (eolios, jonios y dorios). Muchos autores griegos (entre ellos, Heródoto y Tucídices) narran el asentamiento de los dorios en el Peloponeso y el “retorno de los Heráclidas”, relacionados serían una familia aristocrática micénica exiliada debido a conflictos internos sucedidos en el último periodo de dicha cultura, que lograrían regresar e imponerse en su territorio con la ayuda de los dorios. Otros autores consideran que el “retorno” de los Heráclidas significaría la recuperación del poder por gentes que habían permanecido en Grecia desde antes de la llegada de los micénicos. En todo caso, hoy es opinión generalizada que los dorios no fueron el factor determinante de la caída de la civilización micénica.
Según las fuentes literarias, el Estado espartano se formó en Laconia por el sinecismo de 5 poblados independientes (Obai) en el siglo IX AC. Su población quedó dividida en tres tribus y en ella había un sustrato micénico al que se incorporan los dorios. En sus inicios, Esparta presentaba una estructura política similar a la de las otras Poleis arcaicas. Constaba de un colegio de magistrados (Eforado), un consejo de ancianos (Gerusía) y una asamblea de guerreros (Apella). Su única peculiaridad era la existencia de dos reyes (Diarquía), que pertenecían a dos antiguas familias aristocráticas: los Agiadas y los Europóntidas, creyéndose ambas descendientes de los legendarios Heráclidas.
Esparta padeció los mismos problemas económicos y demográficos que el resto de las Poleis, pero optó por soluciones diferentes, condicionada en parte por su aislamiento geográfico. En lugar de optar por la colonización, lo hizo por la conquista del vecino territorio de Mesenia.
Entre 750-735 AC tuvo lugar la Primera Guerra Mesenia, enfrentamiento entre los dos Estados vecinos del Peloponeso. El objetivo principal de Esparta era lograr tierras de labor y mano de obra para su cultivo. Tras la victoria espartana, los mesenios que no lograron huir fueron reducidos a servidumbre (Hilotas). Las tierras mesenias conquistadas se dividieron en lotes (Kleros), de los que al principio solo se benefició la aristocracia espartana.
Posteriormente, el pueblo protestó y se realizó un nuevo reparto fijado en las reformas de Licurgo.
LA SOCIEDAD, RELIGIÓN Y CULTURA ESPARTANA
La población de Esparta se dividía en varios estamentos:
- Espartiatas u Homoioi (“los iguales”)
Son los ciudadanos de pleno derecho, considerados descendientes de los dorios y los Heráclidas. Constituyeron siempre una minoría de la población total y, además, su número decreció progresivamente debido a las pérdidas ocasionadas por la guerra. En teoría, entre ellos existían únicamente diferencias derivadas de la edad y el grado militar, pero en la práctica existieron notables diferencias de riqueza. Para que un habitante de Esparta se integrase en la categoría de los Espartiatas, debía reunir 3 requisitos: nacimiento de madre y padre espartanos y pertenecientes a esta misma categoría (prohibición de los matrimonios mixtos con extranjeros y con gentes de categorías inferiores), administración a una Sissitía (y pago de la cuota correspondiente) y sumisión a la disciplina. Los Espartiatas se dedicaban exclusivamente al entrenamiento militar y la participación en las instituciones políticas. Poseían las mejores tierras, que no cultivaban por sí mismos sino por medio de los Hilotas. No tenían vida familiar con sus esposas, pues debían dedicar la mayor parte de su tiempo a sus compañeros y la única misión del matrimonio era la de procrear niños fuertes y saludables para servir al Estado. Los guerreros espartiatas integran la infantería (como Hoplitas) y la caballería, pero no la marina.
Vivían en pequeñas comunidades independientes en la periferia. Cultivaban la tierra y se dedicaban al comercio y a la artesanía, siendo un elemento básico de la economía espartana. Los Periecos no tenían la condición de ciudadanos, pero sí pertenecían a la comunidad espartana y tenían obligaciones con ella: contribución económica para el mantenimiento de las propiedades regias y de culto e integración en la marina del ejército espartano (de la que estaban excluidos los Espartiatas). No podían participar de la vida política del Estado, pero estaban exentos de la dura disciplina militar de los Espartiatas y gozaban de gran libertad. Además, acapararon el campo económico y algunos llegaron a enriquecerse a costa de los Espartiatas.
En cuanto a su origen, los Espartiatas presumían de que los Ilotas eran los descendientes de los habitantes originarios de Laconia reducidos a servidumbre por los conquistadores dorios y Heráclidas. A ellos se sumaron los nuevos Hilotasmesenios, quienes conservaron su identidad hasta recobrar la independencia en el 371 BC. Los Hilotas eran siervos adscritos a la tierra (Kleros), la cual no podían abandonar. Debían entregar al Espartiata una cantidad del producto cosechado prefijada por el Estado. Servían en el ejército como ayudantes de los Hoplitas o bien, se integraban en la marina junto a los Periecos. Sin embargo, los Espartiatas no tenían ningún derecho personal sobre los Hilotas y solo el Estado (concretamente, la Apella) podía manumitirlos. Cuando conseguían la libertad (por concesión del Estado o por haber prosperado lo suficiente como para poder comprarla), podrían desempeñar diversas funciones (quizás como mercaderes, artesanos o marinos), pero nunca alcanzaban la ciudadanía.
Existen además varias categorías intermedias en Esparta (ciudadanos que han perdido parte de sus derechos): los hijos de padre espartiata y madre de categoría inferior (llamados Mothaces), los hijos ilegítimos de padre espartiata (Partenios o “hijos de doncellas”) y aquellos guerreros que no habían pagado su cuota o habían recibido un castigo (Hipomeiones). No hay un status social intermedio para los aspirantes a Espartiata que no superen las duras pruebas encaminadas a convertirlos en guerreros o que, por algún otro motivo, hayan sido expulsados de la comunidad. La situación de todos ellos es la misma: hombres que no pueden acceder a la categoría de Espartiata y, por lo tanto, de guerreros; y que, en consecuencia, tampoco reciben el correspondiente lote de tierras, por lo que no pueden vivir en Esparta y se ven avocados a la emigración.
Debido a la originalidad de la sociedad espartana, la mujer desempeñó en ella un papel muy distinto al del resto de mujeres griegas. Los autores griegos, en general, criticaron su excesiva libertad y su autoritarismo. La mujer espartana no se ocupaba de ninguna labor doméstica (confiándose a las sirvientas), sino que se dedicaba al aprendizaje de la música, la poesía y los ejercicios gimnásticos. El gozar de buena salud era fundamental para la mujer espartana, en cuanto a procreadora de hijos saludables para servir al Estado. Debido a las obligaciones del marido con la comunidad, la vida familiar era escasa y la mujer gozó de gran libertad en su vida social, al tiempo que administraba la economía de la casa. La gran libertad de la mujer en su vida social contrastaba con la enorme disciplina exigida al marido.
La religión espartana refleja una sociedad fuertemente militarizada. Como en el resto de las Poleis griegas, tuvo gran importancia el culto del dios Apolo y su Oráculo de Delfos. En honor de Apolo, se celebraba la festividad religiosa de las Karneas. De entre los héroes míticos griegos, destacó Heracles (de cuya estirpe, los Heráclidas, descendían los reyes). Pero la divinidad espartana por excelencia es Ártemis Orthia, quien, además de mantener sus atributos de fertilidad, es la diosa de la caza, la guerra y la educación de los hijos. En las fiestas dedicadas a los dioses, se ensalzaban los valores militaristas y se organizaban carreras, luchas y exhibiciones gimnásticas.
Orígenes del conflicto
El siglo V BC comienza con la sublevación de numerosas ciudades jonias, encabezadas por Mileto y apoyadas por algunas ciudades de la Grecia continental, contra el dominio del Imperio Persa de Darío I. Persia derrotó la revuelta y afianzó su poder en Asia Menor, volviendo sus miras entonces hacia la Grecia continental. En ese momento, Atenas y Esparta estaban enfrentadas, y el depuesto tirano Hipias seguía refugiado en Persia. En el 492 BC, mientras el ejército persa se concentraba para una gran expedición contra el mundo griego, aparece Temístocles en la escena política ateniense, partidario de una política enfrentada al poder persa. Según Heródoto (algunos autores discuten este hecho), Darío I de Persia envío entonces unos emisarios para exigir sumisión de las ciudades griegas, y la mayoría de ellas aceptaron, excepto Atenas y Esparta, que respondieron dando muerte a los emisarios, provocando así definitivamente la guerra entre Persia y el mundo griego. No obstante, no hay que descartar otras causas, como el hecho de que Atenas había apoyado poco antes la sublevación jonia contra Persia. En cualquier caso, sabemos que la primera expedición persa contra Grecia fue enviada en el 490 BC por Darío I, y la segunda en el 480 BC por su Jerjes I.
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Guerras Médicas según 300 |
Primera Guerra Médica (490 BC)
En el 490 BC, los persas lanzaron su expedición contra Atenas. Los persas llevaban consigo al depuesto Hipias, con la intención de reinstaurarle en el poder y asegurarse la fidelidad de los atenienses. Atenas pidió la ayuda de Esparta. Tiene lugar la Batalla de Maratón. Los atenienses ocuparon posición en la ladera de la montaña que desciende a la llanura del Maratón, en cuyo fondeadero desembarcaron los persas. Los espartanos excusaron su ayuda inmediata por estar celebrando las Karneas.
Debido a la demora del ataque ateniense, los persas comenzaron a embarcar su caballería con la intención de dirigirla a Atenas. Ello debilitó sus fuerzas en Maratón, y Milcíades (uno de los 10 Strategoi) logró convencer a Calímaco (Arconte Polemarco) para realizar un ataque sorpresa. Gracias a esta genial idea, Atenas venció por sí sola a los persas, llegando la ayuda espartana al día siguiente de la batalla.
En la victoria de la Batalla de Maratón, jugaron un papel esencial los Hoplitas y la pericia de Milcíades. Supuso el definitivo reconocimiento hacia los Hoplitas y fue también la última vez que apareció como jefe supremo del ejército el Arconte Polemarco (el mando del ejército lo asumirán desde ahora directamente los Strategoi). Los muertos atenienses fueron enterrados con todos los honores en un monumento en forma de montículo en la propia llanura del Maratón, que aún hoy se conserva.
En el decenio comprendido entre las dos guerras (490-480 BC), se produjeron importantes acontecimientos. Un año después de la Batalla de Maratón, Milcíades llevó a cabo una expedición con el objetivo de lograr una línea de defensa naval en las Cícladas, pero sufrió una grave derrota y, a su vuelta a Atenas, fue acusado de estafar a los atenienses y condenado a una multa que pagó su hijo Cimón tras su muerte en prisión (488 BC). Tras la muerte de Milcíades, Temístocles se hizo con el poder e inició una serie de reformas políticas y militares.
En primer lugar, construyó una gran flota de combate integrada por los Thetes, lo que provocó las protestas de los Hoplitas, que dejaban de ser la principal fuerza militar ateniense. En segundo lugar, reformó el Arcontado, permitiendo el acceso de los Hippeis al mismo. Los 10 Strategoi fueron asumiendo cada vez más funciones, hasta el punto de que eran ellos quienes tomaban las decisiones más importantes en política interior y exterior. Al ser reelegibles (al contrario que los Arcontes), los Strategoi pudieron estabilizarse en sus cargos y llegaron a tener una gran influencia en la Eklesía y la máxima autoridad política, incluso por encima de los Arcontes (ejemplos de ello serán el propio Temístocles, y más tarde, Pericles). Por último, numerosos aristócratas sufrieron el Ostracismo durante este período, sospechosos de simpatizar con los persas, pero después, fue autorizado su retorno en vísperas de la Segunda Guerra Médica.
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Maratón |
Segunda Guerra Médica (480 BC)
La victoria ateniense de Maratón en el 490 BC había provocado importantes levantamientos dentro del Imperio Persa, destacando el de Egipto y Babilonia. Darío I muere en el 485 BC sin ver pacificado su reino. Su hijo, Jerjes I, se empeñó en sofocar estas sublevaciones y logró de nuevo el sometimiento de Egipto y Babilonia. A partir de ahí, comenzó a preparar su ataque contra Grecia, fortaleciendo enormemente su ejército. Ante la amenaza persa, unas 30 ciudades griegas (incluidas Atenas y Esparta) se reunieron en Corinto en el 481 BC y decidieron formar una Liga Panhelénica (en la que se fundió la del Peloponeso), tomando las siguientes decisiones: establecer una paz duradera entre ellas, enviar espías a Asia para tener conocimiento de los preparativos de los persas, autorizar el retorno de los ostracitados y condenar con futuras represalias a las ciudades griegas que colaborasen con los persas. Se colocó al mando de las tropas griegas a Esparta, quizá debido a que la Liga del Peloponeso, liderada por ella, representaba la fuerza más considerable.
La primera etapa de la Segunda Guerra Médica comprende la Batalla de las Termópilas y la Batalla de Salamina. En el 480 BC, las ciudades griegas dispusieron una nueva estrategia para impedir la entrada de los persas en Grecia, ocupando posiciones tanto por tierra (en el angosto desfiladero de las Termópilas, bajo el mando del diarca espartano Leónidas) como por mar (en la isla de Eubea y el estrecho de Artemision, bajo el mando del Strategoateniense Temístocles). Para evitar un inminente desastre naval, los persas penetraron primero por tierra y vencieron en la Batalla de las Termópilas (según Heródoto, dirigidos por un griego traidor, aunque esto no está claro), donde muere Leónidas. Las narraciones sobre esta famosa batalla resaltan el heroísmo de Leónidas y su ejército de tan solo 300 soldados espartanos y 4000 aliados de otros Estados del Peloponeso, que combatieron contra 125000 persas.
Entonces, Jerjes I entró en el Ática, que fue arrasada (destrucción del Hecatompedón), provocando un gran deseo de venganza en los atenienses. Los aliados griegos, conscientes de que su carta más fuerte estaba en el mar, decidieron concentrar todas sus fuerzas y presentar batalla en el golfo de Salamina, bajo el mando de Temístocles. La flota persa era muy superior en número, pero fue ampliamente vencida ya que la estrechez del espacio impidió su capacidad de maniobra. La victoria griega en Salamina logró la retirada de Jerjes I con la mitad del ejército persa y la recuperación del optimismo de los griegos hacia sus instituciones.
La segunda etapa de la Segunda Guerra Médica está representada por la Batalla de Platea (Beocia). Después de Salamina, la mitad del ejército persa se había marchado con Jerjes I y la otra mitad permanecía en el norte de Grecia bajo el mando del caudillo Mardonio. En el 479 BC, hubo contactos diplomáticos entre ambos bandos y los persas intentaron, sin éxito, atraer a los atenienses a su causa. Acto seguido, las tropas griegas, al mando del diarca Pausanias de Esparta, se desplegaron a lo largo del monte Citerón y, después de una especialmente dura contienda de tres semanas, lograron una gran victoria en el lugar de Platea, matando al caudillo Mardonio. Tras la victoria de Platea, los griegos lanzaron además un ataque victorioso contra Tebas, que había colaborado con los persas, y otro contra Asia Menor (con una importante victoria en Mícale en el 479 BC). Formalmente, el conflicto entre griegos y persas se da por finalizado con la Paz de Calías en el 448 BC.
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Batalla de Salamina |
Consecuencias
A nivel político, el fin de las Guerras Médicas provocó ante todo el reforzamiento de las instituciones y la ideología dominante en las ciudades griegas. La flota naval adquirió una gran importancia y los Thetes van a tener desde ahora un mayor peso en la vida política. Ante el enemigo común, las ciudades griegas habían sido capaces de unirse por primera vez en una Liga Panhelénica, aunque claramente existían dos grandes grupos de intereses agrupafos en torno a Atenas y Esparta. Tras la desaparición del peligro persa en el 479 BC, Esparta volvió a replegarse, abandonando la Liga Panhelénica y reconstituyendo la del Peloponeso. La Liga Panhelénica se transformó en la Liga Ático-Délica en el 478 BC, bajo la hegemonía de Atenas.
Ambos entrarán enseguida en conflicto en la Guerra del Peloponeso (431-404 BC). A nivel económico, el fin de las Guerras Médicas propició un nuevo impulso al comercio griego, tanto en el Egeo como en todo el Mediterráneo. Disminuyó la importancia y la dependencia del campo, y en las ciudades, aparece un mayor número de artesanos y comerciantes. En Atenas, eran fundamentalmente los Metecos, que tras las Guerras Médicas aumentaron en número y fueron un factor clave del desarrollo económico de la ciudad.
A nivel cultural, tiene lugar un gran desarrollo en todas las manifestaciones artísticas (iniciándose la Época Clásica). La cerámica produce la última fase del estilo Severo, que representa escenas adornadas con motivos geométricos. Las grandes fiestas religiosas y culturales favorecen el desarrollo intelectual y artístico. Por último, la actitud filopersa del Oráculo de Delfos (mediatizado por aristócratas griegos colaboracionistas de los persas) hizo entrar en declive el culto de Apolo en beneficio de otras divinidades (como Atenea).
LA PENTECONTECÍA ATENIENSE
LA DEMOCRACIA RADICAL Y SU FUNCIONAMIENTO: LAS REFORMAS DE EFIALTES Y PERICLES
Se llama Pentecontecía al periodo de 50 años (478-429 BC) que se caracteriza por la consolidación del Imperio ateniense, la instauración en Atenas de la Democracia Radical y el extraordinario florecimiento económico y cultural del mundo griego. Todo ello, terminará con el estallido de la Guerra del Peloponeso. Las fuentes documentales principales de este período son Tucídices y Jenofonte (segunda mitad del siglo V BC), Diodoro de Sicilia (siglo I BC) y Plutarco (siglos I-II AD).
Durante la Pentecontecía, destacaron en Atenas una serie de dirigentes (Strategoi) que tenían en común pertenecer a las grandes familias aristocráticas atenienses, aunque unos se inclinaron por defender los intereses oligárquicos (básicamente Arístides y Cimón, que gobernaron entre 478-462 BC) y otros las nuevas tendencias democráticas (básicamente Efialtes y Pericles, que gobernaron entre 462-429 BC). Arístides fue el impulsor de la creación de la Liga Ático-Délica y Cimón afianzó el poder de Atenas en el Egeo.
Efialtes y Pericles realizaron importantes reformas internas. El Stratego Efialtes tuvo el protagonismo político tras la muerte de Cimón y se dedicó a la reforma de Areópago, órgano controlado por la oligarquía. Lo despojó de sus principales funciones administrativas y judiciales, quedando solo como tribunal de penas capitales y delitos de tipo religioso. Sus antiguas funciones pasaron a la Bulé y a la Heliea, representantes del pueblo. Efialtes fue asesinado en circunstancias misteriosas, pero sus reformas fueron continuadas por Pericles.Pericles pertenecía, por parte de madre, al Genos de los Alcmeónidas, de fuertes convicciones democráticas. Recibió una esmerada educación y fue considerado más un intelectual que un político (en su gobierno predominó la inteligencia sobre la demagogia), estando muy influido por el pensamiento y la obra de Clístenes. Entre 443-429 BC, fue reiteradamente elegido para el cargo de Stratego Autokrátor, desde donde llevó el régimen de la Democracia Radical hasta sus últimas consecuencias. Dicho cargo aparece mencionado en las fuentes por primera vez en referencia a Pericles (siendo muy infrecuente) y puede considerarse como magistrado y general supremo en el régimen de la Democracia Radical.
Pericles consolidó las reformas de Clístenes y Efialtes e introdujo una serie de innovaciones:
- Limitación del acceso a la ciudadanía ateniense, concediéndose únicamente a los hijos de padre y madre atenienses (antes solo era necesaria la ciudadanía del padre). Las reformas democráticas de Pericles no pretendían que hubiese más ciudadanos participando en la vida política, sino aumentar el grado de participación popular en las instituciones de la Polis.
- Acceso al Arcontado de la tercera clase censada (Zeugitas).
- Instauración de la Mistoforía (retribución de las funciones públicas destinada a compensar económicamente la pérdida de una jornada de trabajo).
- Instauración de la Dokimasía (procedimiento de control sobre el ejercicio de las funciones públicas por el que la Bulé y la Heliea comprobaban si el candidato propuesto reunía las condiciones necesarias para ejercer el cargo en cuestión).
- Instauración de la Grafé pará Nomon (acción promovida por cualquier ciudadano contra quien realizara una propuesta en la Asamblea que considerara ilegal e incluso contra el Epístate que la aceptara y sometiera a votación de la Asamblea). La condena podía ir desde una multa hasta la pena de muerte y tres condenas suponían la Atimia (pérdida de los derechos ciudadanos).
El resultado fue el régimen de la Democracia Radical, considerado aquel en que los ciudadanos obtuvieron el máximo grado de participación y de control en las instituciones de la Polis, culminación del proceso de democratización en la Antigua Grecia.
LA LIGA ÁTICO-DÉLICA
Formación de la Liga Ático-Délica
Tras el fin de las Guerras Médicas en el 479 BC, la Liga Panhelénica se vino abajo por la renuncia de Esparta al mando de la misma. Una vez superado el peligro persa, al rey Pausanias de Esparta no le interesaba alejar demasiado su ejército de territorio espartano, debido a las continuas amenazas de sublevación de las ciudades griegas.
En el 478 BC, se constituye la Liga Ático-Délica como Simmajía, en sustitución de la anterior Panhelénica y siendo liderada por Atenas. Estas son las principales características de la Liga Ático-Délica en contraposición a la Liga Panhelénica:
- Carácter marítimo: Atenas es la única ciudad de la Grecia Continental, siendo todas las demás ciudades de tipo insular o costero en torno al mar Egeo.
- Dualidad: se distinguen el bloque de Atenas y el bloque de los aliados.
- Disparidad: el voto de cada ciudad de la liga no es igual, sino que depende de su aportación a la misma.
- Intemporalidad: constitución de la liga con carácter indefinido, aunque el motivo oficial es la teórica persistencia de la amenaza persa.
Organización de la Liga Ático-Délica
La constitución de la Liga Ático-Délica como Simmajía tuvo en principio un fin estratégico, por lo que fue apremiante la formación de una flota potente que se logró con la contribución de todos los aliados según sus posibilidades (estas contribuciones eran anuales y se denominaban “foros”).
En un principio, todos los aliados se reunían para tomar las decisiones en un consejo general (Synedrion) que se convocaba de manera regular. La sede del Synedrion y del tesoro se estableció en la isla de Delos (una de las más pequeñas de las Cícladas y de gran importancia religiosa por albergar el santuario del dios Apolo). Arístides fue el gran impulsor de la creación de la Liga Ático-Délica y fue designado su Hegemón o jefe militar.
Firmada la Paz de Calías en el 448 AC, desaparecía el motivo oficial que había llevado a la constitución de la Liga Ático-Délica. Sin embargo, Atenas no quiso deshacerse de ella y reforzó su poderío y su control sobre la misma. El tesoro de la liga fue transferido de Delos a Atenas, bajo el pretexto de que, en Delos, subsistía el peligro persa, aunque en Deles permaneció la sede del Synedrion. Además, el Estado ateniense comenzó a utilizar dicho tesoro para sus propias necesidades. La cantidad a aportar por las distintas ciudades pasó a decidirse en la Eklesía ateniense cada cuatro años. Atenas utilizó todos los medios posibles para exigir su cumplimiento y asegurarse la docilidad de sus aliados, lo cual, a la larga, generó conflictos.
Expansión de la talasocracia ateniense
Durante el período 448-435 BC, tiene lugar una nueva etapa en la política exterior ateniense, dirigida fundamentalmente por Pericles. Desaparecido el peligro persa, Atenas utilizó la Liga Ático-Délica para consolidar y expandir su talasocracia. Se apropió de una parte del territorio de las ciudades aliadas para fundar en ellas auténticas colonias (Klerukías). No contentándose con su dominio sobre el Egeo, amplió sus horizontes por todo el Mediterráneo:
- La expansión hacia Occidente respondió sobre todo a la necesidad de asegurar su talasocracia. En esta época se evidencia el aumento del comercio ateniense en las costas adriáticas. En el 443 BC, Pericles fundó la colonia de Turios (sur de Italia) como un enclave fundamental en las rutas comerciales del Mediterráneo occidental.
- La expansión hacia Oriente se debió a motivos diferentes: la necesidad de asegurar la sumisión de las ciudades aliadas en esta parte del Mediterráneo y el abastecimiento de trigo del Mar Negro para la población ateniense. Un enclave importante en esta zona fue la colonia de Anfípolis (Macedonia), fundada hacia el 437 BC.
LA SOCIEDAD ATENIENSE DEL SIGLO V AC: SU COMPOSICIÓN
Desde el punto de vista jurídico-político, nos encontramos en la Atenas de Pericles con una nítida separación en dos categorías de personas: ciudadanos y no ciudadanos, no existiendo categorías intermedias. Quedan fuera del ámbito de la ciudadanía los extranjeros, los esclavos y las mujeres. Existen desigualdades socioeconómicas entre los ciudadanos, pero todos ellos participan en teórica igualdad en la vida política de la Polis en el régimen de la Democracia Radical.
En el 450 AC, Pericles promueve una ley que establece que el derecho de ciudadanía implica el derecho a la propiedad del suelo (pudiendo además enajenarse), el derecho a participar en la vida política (a través de la Eklesía) y el derecho a participar en los beneficios económicos de la ciudad. Este último derecho presenta una triple vertiente: los ciudadanos eran los primeros beneficiados de las rentas obtenidas por la ciudad, que se invertían en obras públicas; todo ciudadano que ejercía una función pública era retribuido oficialmente (Mistoforía); y todos los ciudadanos eran gratificados por participar en espectáculos públicos.
Los Metecos eran extranjeros libres (griegos y bárbaros) que, una vez establecidos en el Ática, tenían un plazo de tiempo para domiciliarse en algún Demos (en caso de no hacerlo, podían perder su libertad). Ahora bien, aunque el Meteco se encontraba domiciliado en un Demos, no pertenecía al mismo, por lo que carecía de un nombre demótico (apellido que indicaba el lugar de procedencia de un ciudadano y que no cambiaba, aunque éste lo hiciese de domicilio). Reunían unas condiciones económicas (pagar un impuesto a la Polis, llamado Metoikón) y jurídicas (tenían cierta capacidad jurídica, pudiendo recurrir por sí mismo ante los tribunales, y participaban en la guerra). Estaban excluidos de la agricultura (al no ser ciudadanos, no tenían derecho a la propiedad del suelo cultivable), por lo que se dedicaban a la artesanía y el comercio. Algunos llegaron a enriquecerse y reclamaron la concesión de la ciudadanía.
Los esclavos carecían totalmente de personalidad jurídica. Pertenecían a su dueño. No podían recurrir por sí mismos ante los tribunales y no participaban en la vida política ni en la guerra.
El número de esclavos en la Atenas clásica era alto (aunque existen discrepancias en cuanto a su número y proporción), por lo general, bárbaros, aunque también los hubo griegos, pero nunca atenienses. Salvo el penoso trabajo de las minas, no había trabajos específicos de esclavos. Realizaban las mismas labores que los libres, pero por cuenta ajena: mientras la mayoría de los hombres libres realizaban un trabajo independiente ceñido a los límites de una empresa familiar (y solo unos pocos trabajaban como jornaleros), las grandes empresas en distintos sectores empleaban sobre todo a esclavos. El elevado precio de los esclavos dificultaba su manumisión, que se alcanzaba por testamento o por compra de su libertad en los pocos casos en que conseguían reunir la cantidad necesaria. Los esclavos manumitidos (Libertos) quedaban en la misma situación legal que los Metecos. Los esclavos podían ser públicos (si pertenecían al Estado) o privados (si pertenecían a particulares). Existían una clase de esclavos en situación privilegiada (Demosioi), que vivían fuera de la casa del amo, con una vida prácticamente independiente, aunque con la obligación de entregar una renta a sus dueños. A diferencia de Esparta, en Atenas no hubo rebeliones provocadas por esclavos, debido en parte a que nunca tuvieron conciencia de clase (lo cual puede explicarse por su origen cultural heterogéneo, que dificultaba el entendimiento entre ellos), pero también a que gozaban de ciertas protecciones legales: el esclavo no podía ser maltratado ni matado impunemente. La existencia de tales protecciones da cuenta de lo esencial que era el trabajo esclavo para el mantenimiento del sistema productivo, independientemente de su número.
Existen discrepancias en cuanto a la proporción del trabajo esclavo en la Atenas clásica, pero hoy no cabe duda de que era esencial para el mantenimiento del sistema productivo. Los esclavos aseguraban el servicio doméstico, las grandes explotaciones agrícolas y artesanas, la minería y las obras públicas. Probablemente, su número era inferior al de trabajadores libres tanto en la agricultura como en la artesanía, pero estudios rigurosos han calculado que su número era mayor que el total de ciudadanos (según Andrewes). Esto se explica porque eran muchos los esclavos dedicados al servicio doméstico (hasta los más modestos artesanos y agricultores podían tenerlos) y porque en sectores como la minería y las obras públicas proporcionaban la mayor parte de la fuerza del trabajo. Puesto que la base de la economía en la Atenas clásica seguía siendo la agricultura, donde predominaba el pequeño campesinado, muchos autores han cuestionado la importancia del trabajo esclavo era esencial para el mantenimiento del sistema productivo, que necesitaba de un amplio grupo social privado de todo derecho que pudiese ser sometido a una explotación máxima en las fincas de los propietarios ricos y en sectores tan importante para el funcionamiento de la Poliscomo la minería y las obras públicas.
La mujer ateniense carecía prácticamente de personalidad jurídica. Siempre estaba bajo la tutela de un varón: padre, marido, hermano o hijo. Carecía de actividad cívica, no podía comparecer ante la justicia por sí misma, no podía firmar documentos y no podía actuar como propietaria (aunque sí transmitir bienes por herencia o dote). Estaba recluida en el ámbito familiar y su única misión era transmitir la ciudadanía (aunque ella no la ejercía). Está claro que, desde luego, la mujer ateniense no recibía la educación ni disfrutaba de la libertad características de la mujer espartana.
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Sociedad ateniense |
LA ECONOMÍA Y LA CULTURA ATENIENSE
La Antigüedad Clásica Grecorromana constituye una civilización esencialmente urbana desde el punto de vista política y cultural: el Derecho, las instituciones, la Administración, la filosofía, las artes y las ciencias alcanzaron un desarrollo y una complejidad impresionantes. Pero por debajo de esa cultura y ese sistema político urbanos nunca existió una economía esencialmente urbana. El mundo clásico fue masivamente rural tanto cuantitativa como cualitativamente. La agricultura siempre fue el ámbito dominante de la producción y proporcionó las principales fortunas de las ciudades. Las ciudades nunca fueron predominantemente comunidades de artesanos y comerciantes y, de hecho, surgieron como agrupaciones de terratenientes. Las manufacturas se desarrollaron de forma característica, pero no a causa de una creciente concentración sino, precisamente, debido a su dispersión. Luego la clave de la civilización clásica radica en la base social de la relación campo-ciudad que se dio en su interior. El enorme nivel cultural alcanzado por los griegos fue posible gracias al sustrato esclavista que permitía a los miembros de la clase terrateniente vivir en la ciudad completamente liberados del trabajo productivo de sus campos. Este hecho no significa que la mano de obra esclava fuese necesariamente mayoritaria en el campo, pero sí que su utilización predominante por la clase terrateniente permitió a esta prosperar por encima del resto de las clases sociales y protagonizar la construcción de una civilización esencialmente urbana desde el punto de vista político y cultural.
En Atenas no existía una economía de Estado propiamente dicha (no hubo planificación) y toda la actividad económica se supeditaba a la política. La base de la economía en la Atenas clásica seguía siendo la agricultura, donde predominaba el pequeño campesinado, pero el trabajo esclavo era esencial para el mantenimiento del sistema productivo, que necesitaba de un amplio grupo social privado de todo derecho que pudiese ser sometido a una explotación máxima en las fincas de los propietarios ricos y en sectores tan importantes como la minería y las obras públicas. También ha de destacarse el papel igualmente esencial que los esclavos jugaban en la economía doméstica, donde realizaban las funciones de sirvientes o administradores.
La agricultura se basaba en la pequeña propiedad familiar, destinada únicamente a la autosuficiencia (únicamente se comercializaban el vino y el aceite en pequeñas cantidades). Las técnicas agrícolas eran rudimentarias y el cuidado de la tierra se reducía al barbecho bianual. Los cultivos eran típicamente mediterráneos (trigo, vid y olivo) y hay muy pocos datos sobre la ganadería. Únicamente en las fincas privadas de gran extensión (de aristócratas o de los templos) se trabajaba la tierra por medio de jornaleros y esclavos, pero la importancia de estas tierras era muy escasa. A la artesanía se dedicaban quienes carecían de propiedades agrícolas. Fueron básicamente los Metecos y los Demiurgos (ciudadanos libres especializados en estas tareas). La mayoría de los trabajos artesanos se producían en pequeños talleres familiares. Puede que también hubiese fábricas manufactureras que podrían estar en manos de Metecos enriquecidos y estarían trabajadas por esclavos, pero su importancia sería inferior a la de los talleres. Destacó la cerámica ática de figuras negras, realizada a torno y de gran perfección, que se exportó como producto de lujo. El taller generalmente es una pequeña sala donde trabajan el alfarero, el pintor y algunos aprendices y esclavos.
El comercio fue un elemento decisivo para la hegemonía de Atenas (talasocracia ateniense). Existió un comercio interior en el Ática, basado en el trueque y a través de pequeñas tiendas, donde se intercambiaban objetos necesarios para la vida cotidiana (cestos, recipientes, etc.) y productos alimenticios muchas veces traídos por los propios campesinos. Junto a estos comerciantes se instalaban los cambistas, que canjeaban monedas y realizaban pequeños préstamos, aunque no parece que tuviesen una gran importancia. El comercio exterior estaba en manos de los Metecos, que gozaron de gran libertad en esta actividad, limitándose el Estado a controlar el abastecimiento de trigo y a imponer su propia moneda en el tráfico internacional (esto último fue más por una cuestión de dominio político que por un afán de controlar el comercio exterior y se hizo posible gracias a la explotación de las minas de Laurio). Atenas acuñó los famosos Tetradracmas de plata. La moneda ateniense se convierte en medio de intercambio general con la expansión de Atenas en Época Clásica.
La minería fue una muy importante fuente de ingresos. Las minas eran propiedad del Estado, que las cedía en arriendo para su explotación, normalmente a ciudadanos. Conocemos su funcionamiento gracias a las excavaciones de las minas de Laurio: instalación de galerías estrechas con vigas de madera y realización in situ del lavado y la fundición del mineral, que luego se enviaba a los talleres. La mano de obra era esclava y sus condiciones eran las más miserables. Muchos de estos esclavos lograron escapar durante la Guerra del Peloponeso.
Por último, la política fiscal griega era rudimentaria y sin un planteamiento hacia el futuro. La mayor fuente de ingresos para el Estado ateniense provenía de los “foros” de las ciudades aliadas. No existían impuestos directos sobre los ciudadanos por considerarse una humillación, pero se estimaba que los más afortunados debían hacerse cargo de ciertos gastos en beneficio de la ciudad. Si existía en cambio un impuesto directo sobre los Metecos(el Metoikón). Los impuestos indirectos eran empleados por el Estado, generalmente sin distinción entre ciudadanos y no ciudadanos (sobre el comercio, los arriendos, etc.).
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