transcurre silencioso un río de barbas plateadas
Donde de sus aguas bebe un lobo rojo
Que narra venidas y desgracias en una montaña herida.
Narra la historia de una muchacha que se enamoró del sol
El astro lamía su piel y ésta le respondía con sonrisas
La luna envidiosa, celosa por su atención
La luna envidiosa, celosa por su atención
planeó deshacerse de esta rival
Le cantó al viento una plegaria a la muchacha dirigida
Mujer mortal que al gran astro oscureces en cada jornada
¿No preferías estar con tu amor, ver con tus propios ojos
Tocar su rostro, sentir su calor , compartir juntos vuestra vida?
Yo puedo conseguir lo que anhelas, alza la vista al cielo
que tus ojos busquen ese amor anhelado
que lo busquen hasta hallarlo
y termine por fin tu angustia y halles la paz deseada
Mal caso hizo la muchacha al fiarse de la envidiosa luna
Al ver al sol, sus ojos se cegaron
Y miles de lágrimas derramaron creando una laguna
cuyas aguas ascendieron, ahogándola en su propia pena
Mal caso hizo la muchacha al fiarse de la envidiosa luna
Al ver al sol, sus ojos se cegaron
Y miles de lágrimas derramaron creando una laguna
cuyas aguas ascendieron, ahogándola en su propia pena
El sol, al enterarse, dio calor a la montaña fría, derritiendo el hielo
creando un manantial del agua de sus glaciares nevados
recorriendo el valle, dando vida a la tierra, un manto largo
de flores y verde hierba recordando a su fallecida amada
Recuerda, caminante esta historia de amor
nunca te fíes de aquellos cuya envidia ocupa su corazón
busca la felicidad que te llene tu cuerpo y tu alma
busca la paz, la serenidad, el amor propio y la calma
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