En la inmensidad del desierto, en su punto más profundo y recóndito, los viajeros son atraídos por misteriosas voces, melodías susurrantes que los animan a seguir adelante,a pesar del calor y la sed. espíritus de fuego. Esas voces son metáforas: un sueño, una esperanza, una mujer, un ironista, un padre, una ciudad, una casa con muchas habitaciones, un relojero que dejó su preciado cronómetro, alguien que te ama; incluso, tal vez, contra toda evidencia, un ser celestial cuyo único interés es asegurarse de que tu equipo de fútbol, tu ejército, tu negocio o tu matrimonio prosperen y triunfen sobre toda oposición. Vagamos por el desierto atraídos por esos cantos mientras las preocupaciones nos pesan y se hunden a cada paso en la arena.
Estos Jinns guían nuestros pasos, trazando un sendero seguro en el desierto. Se dice que habitaron la tierra antes de que nosotros. Los viajeros solitarios, o una persona separada de su grupo, se convierten en víctimas favoritas de estos seres. Hay que saber distinguir las bien las voces si no queremos perdernos en la inmensidad del desierto y llegar al oasis escondido, vivir nuestro propio éxodo sabiendo que la tierra prometida es nuestra meta, dejando atrás la inmensidad del desierto recorrido mientras el viento borra nuestras huellas en la arena, olvidando el camino recorrido, eliminando toda huella de nuestro sufrimiento y dolor cuando nos recibe la Medina y las palmeras del oasis nos dan su bienvenida.
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