Las Brigadas Internacionales no fueron, al contrario de lo que se suele creer, ni los primeros ni los únicos voluntarios extranjeros que partieron a luchar a España en favor de la República. Ya antes de su formación (en octubre de 1936) había en la Península un número, aunque no muy alto, de soldados extranjeros, que desde prácticamente el día de la sublevación de los nacionales estaban participando en la contienda. Algunos de ellos ya residían en España antes del golpe del 18 de julio y procedían mayoritariamente de países con gobiernos fascistas, de donde se habían visto obligados a exiliarse por su militancia progresista, socialista, comunista o anarquista. Por esta razón, los dos principales países de origen de estos primeros voluntarios extranjeros fueron Alemania e Italia.
También, hubo otro grupo de extranjeros que a partir del 18 de julio fue llegando a España por sus propios medios y se incorporó al bando republicano por simple simpatía política hacia el Frente Popular.
La ciudad de Albacete fue designada como el cuartel general y centro de entrenamiento de las Brigadas bajo el mando del líder comunista francés André Marty, secretario general de la Tercera Internacional. Pronto se vio que, dado el número de voluntarios que iban llegando, era necesario crear campos de entrenamiento en los pueblos aledaños a la capital: La Roda, Tarazona de la Mancha, Madrigueras y Villanueva de la Jara entre otros.
Muchos de los soldados que conformaban estas unidades voluntarias espontáneas se integraron luego en las Brigadas Internacionales, pero otros muchos, por diversas circunstancias, permanecieron al margen de ellas y combatieron en otras unidades del Ejército Popular de la República. Numerosos extranjeros no se integraron en las brigadas debido, principalmente, a discrepancias políticas debido a que las Brigadas empezaron organizadas y promovidas por el Partido Comunista Francés (de donde salieron los primeros oficiales brigadistas), lo cual causaba que extranjeros de filiación socialistas, anarquistas, o marxistas ajenos al comunismo, prefirieran enrolarse en otras unidades.
El 28 de octubre de 1938 Barcelona da el adiós del pueblo español a las Brigadas Internacionales, las cuales --según lo dice la Pasionaria en su discurso de despedida-- salen de nuestro suelo por «razones de estado» --alusión nada amable, sino más bien irónica (y hasta cargada de una connotación fuerte que tal vez no le fuera desconocida, a saber: el significado de razones maquiavélicas, de la alta política opaca y a menudo inconfesable).
No les fue fácil regresar a sus países, o a otros. El reaccionario gobierno francés les prohibió a muchos el cruce de la frontera (a los refugiados antifascistas alemanes, italianos, polacos, húngaros, austríacos, a menos que justificaran un domicilio en Francia).
Tres meses después las fuerzas sublevadas asaltan Barcelona. La guerra se prolongaría hasta el 31 de marzo de 1939.
Las Brigadas Internacionales demostraron que el pueblo español, abandonado por las potencias "democráticas", no estaba solo. los trabajadores del mundo, dignamente representados por los brigadistas, vinieron a luchar codo con codo junto a los republicanos españoles que aspiraban a tener un país más digno y más justo.
¿DE DÓNDE VENÍAN LOS BRIGADISTAS?
Las primeras Brigadas, la XI y la XII, estaban compuestas por franceses y belgas, italianos, alemanes y polacos. Luego comenzaron a llegar voluntarios procedentes de más de 50 países del mundo. Según los datos oficiales del cuartel general de las BI a finales de agosto de 1938, los efectivos llegados hasta entonces fueron los siguientes:
"La heroica y decidida resistencia del pueblo español contra el fascismo bárbaro que ataca a los pueblos pacíficos sacudió a todo el mundo progresista. El eco de la justa lucha del pueblo español también penetró en la pequeña Palestina, que lleva mucho tiempo convulsionada" "Palestina entregó más de 150 voluntarios a las Brigadas Internacionales, que se encontraban dispersos en las distintas unidades militares, donde siempre demostraron ser luchadores intrépidos." "La larga cadena de persecuciones y torturas en sus países de origen, y especialmente la trágica realidad en Palestina, les mostraron el camino correcto. Enfriados por el antisemitismo, la reacción y el fascismo dieron paso a la demagogia sionista, que se ganó la fe de buena parte de la juventud judía en que en Palestina encontrarán un hogar nacional democrático. Sin embargo, estos pueblos se enfrentaron duramente allí [a] fuerzas económicas y de seguridad nacional lo que les hizo darse cuenta de que no son más que una herramienta del imperialismo británico. Para mantener su dominio sobre el pueblo árabe y asegurar la defensa de su posición estratégica en Palestina, el Ministro de Asuntos Exteriores inglés, Lord Balfour. proclamó en 1917 la declaración para la formación de un hogar nacional judío. El sionismo, a su vez, basándose en esta afirmación suya, se convirtió en un gendarme del Imperio Británico." Los estados totalitarios buscan por todos los medios explotar la lucha de liberación nacional revolucionaria del pueblo árabe para sus fines criminales. Atacando a los árabes apoyan a los judíos y los apoyan contra el imperialismo británico. Pero las masas populares árabes, así como las ex masas orientales, se dan cuenta cada vez más de que la única solución es la unión de los dos pueblos en lucha común contra el fascismo internacional y la subyugación nacional. "Los voluntarios palestinos entendieron que existe una estrecha conexión entre la guerra por la independencia de España y su lucha nacional-revolucionaria. Gran parte de ellos llegaron a España directamente desde las prisiones de Palestina donde fueron encarcelados por su actividad revolucionaria. Con ellos vinieron 2 compañeros árabes que también vinieron a España, para continuar la lucha por la felicidad de los pueblos. Los voluntarios palestinos destacaron en todas las batallas por su altruismo y heroísmo. Entre los héroes caídos en el campo de honor, hay varias docenas de los mejores hijos del movimiento obrero revolucionario en Palestina. Los voluntarios palestinos esparcidos en el dique, unidos, luchando codo con codo con el heroico pueblo español y con lo mejor de 53 naciones, fortalecieron aún más su conciencia antifascista y su voluntad de luchar. Con la rica experiencia adquirida en la lucha liderada por el pueblo español, continuarán con más fuerza que hasta hoy la lucha por la unidad de la clase obrera, por el Frente Único con todos aquellos que estén decididos a luchar contra el fascismo, el enemigo más feroz de la humanidad." La fuente es nuevamente el Archivo Ruso de las Brigadas Internacionales ( hilo twitter).! El título del artículo es "Voluntarios de Palestina"
Hubo brigadistas de más de cincuenta países del mundo y de distintas clases sociales (desde intelectuales, obreros, militares retirados, sindicalistas, escritores).
Personajes como Orwell, Hemingway, Willy Brandt, el pintor mexicano David Alfaro, Joseph Briov (Tito) o Enver Hoxha entre otros vinieron desde las distintas partes del mundo con el único fin de frenar al fascismo internacional y defender la democracia no sólo en España, sino en el resto de Europa.
El origen social de los brigadistas era diverso, si bien predominaban los trabajadores manuales; también hubo militares en activo o retirados, veteranos de la primera guerra mundial, campesinos, estudiantes y profesionales. Había numerosos sindicalistas, mineros de Europa Central o del Reino Unido, estibadores y cargadores de los principales puertos europeos, médicos y enfermeras. En general, constituyeron una fuerza voluntaria fuertemente comprometida con sus ideales, diferentes en cada caso, pero que en España se concretaron en el objetivo de frenar el ascenso del fascismo. Vinieron a España a luchar en una guerra que no era suya, pero que ellos pensaron que sí.
La mayoría de los voluntarios procedían de organizaciones políticas o sociales de izquierda si bien prevalecieron los de afiliación comunista. Esto dependía también del país de origen; mientras que en el caso de los alemanes cerca del 80 % eran comunistas, en el contingente francés la proporción era menor: entre el 49 y el 58%, según Skoutelsky. Este mismo autor duda del porcentaje oficial que se da para el colectivo polaco, 54%, y cree que es superior. Peter Carroll afirma que el 73% de los voluntarios norteamericanos era comunista. Probablemente el dato es válido para el final del servicio, pero no para el comienzo, ya que muchos voluntarios que llegaban sin una militancia política definida acabaron adscribiéndose al partido comunista.
SIEMPRE ESTARÁN EN EL RECUERDO
GRACIAS POR VENIR, COMPAÑEROS.
¿DE DÓNDE VENÍAN LOS BRIGADISTAS?
Las primeras Brigadas, la XI y la XII, estaban compuestas por franceses y belgas, italianos, alemanes y polacos. Luego comenzaron a llegar voluntarios procedentes de más de 50 países del mundo. Según los datos oficiales del cuartel general de las BI a finales de agosto de 1938, los efectivos llegados hasta entonces fueron los siguientes:
- Francia
- Polonia
- Italia
- Estados Unidos
- Alemania
- Balcanes
- Reino Unido
- Irlanda
- Bélgica
- Checoslovaquia
- Países Bálticos
- Austria
- Países Escandinavos
- Holanda
- Hungría
- Canadá
- Suiza
- Portugal
La participación de los judíos venidos de Palestina en la Guerra Civil –que incluso se unieron a otros hebreos en su propio batallón, la Unidad Botwin. La mayoría de los 200 voluntarios que abandonaron su recién estrenada vida en Palestina –sólo tres de ellos habían nacido en la región– eran miembros del Partido Comunista de Palestina (PCP).
Hubo brigadistas de más de cincuenta países del mundo y de distintas clases sociales (desde intelectuales, obreros, militares retirados, sindicalistas, escritores).
Personajes como Orwell, Hemingway, Willy Brandt, el pintor mexicano David Alfaro, Joseph Briov (Tito) o Enver Hoxha entre otros vinieron desde las distintas partes del mundo con el único fin de frenar al fascismo internacional y defender la democracia no sólo en España, sino en el resto de Europa.
El origen social de los brigadistas era diverso, si bien predominaban los trabajadores manuales; también hubo militares en activo o retirados, veteranos de la primera guerra mundial, campesinos, estudiantes y profesionales. Había numerosos sindicalistas, mineros de Europa Central o del Reino Unido, estibadores y cargadores de los principales puertos europeos, médicos y enfermeras. En general, constituyeron una fuerza voluntaria fuertemente comprometida con sus ideales, diferentes en cada caso, pero que en España se concretaron en el objetivo de frenar el ascenso del fascismo. Vinieron a España a luchar en una guerra que no era suya, pero que ellos pensaron que sí.
La mayoría de los voluntarios procedían de organizaciones políticas o sociales de izquierda si bien prevalecieron los de afiliación comunista. Esto dependía también del país de origen; mientras que en el caso de los alemanes cerca del 80 % eran comunistas, en el contingente francés la proporción era menor: entre el 49 y el 58%, según Skoutelsky. Este mismo autor duda del porcentaje oficial que se da para el colectivo polaco, 54%, y cree que es superior. Peter Carroll afirma que el 73% de los voluntarios norteamericanos era comunista. Probablemente el dato es válido para el final del servicio, pero no para el comienzo, ya que muchos voluntarios que llegaban sin una militancia política definida acabaron adscribiéndose al partido comunista.
Himno de marcha de las Brigadas Internacionales
El "Himno de las Brigadas Internacionales" o "País lejano" es una canción compuesta a finales de 1936 por el poeta alemán Erich Weinert.
País lejano nos ha visto nacer.
De odio, llena el alma hemos traído,
mas la patria no la hemos aún perdido,
nuestra patria está hoy ante Madrid,
mas la patria no la hemos aún perdido,
nuestra patria está hoy ante Madrid.
Camaradas, cubrid los parapetos,
que la vida no es vida sin la paz.
Defended con el pecho vuestros hijos,
os ayuda la solidaridad;
defended con el pecho vuestros hijos.
os ayuda la solidaridad.
Libre España de castas opresoras,
nuevo ritmo el alma batirá,
morirán los fascismos sangrientos,
en España habrá ya felicidad;
morirán los fascismos sangrientos,
en España habrá ya felicidad.
Generales traidores a su patria
del fascismo quieren saciar la sed;
mas los pueblos del mundo defendemos
lo que España jamás ha de perder;
mas los pueblos del mundo defendemos
lo que España jamás ha de perder.
Guerra al pueblo no hacemos como ellos,
pues nosotros luchamos por la paz,
con el triunfo del mundo antifascista
la tierra ensangrentarán;
con el triunfo del mundo antifascista
la tierra ensangrentarán.
Si al combate marchamos con arrojo
para España obtendremos libertad.
Morirán los fascismos sangrientos,
en España habrá ya felicidad;
morirán los fascismos sangrientos,
en España habrá ya felicidad.
"La Voz del Combatiente" -Órgano de difusión de la Comisión de Propaganda de la Inspección General del Ejército del Centro, y a su vez dependiente del Comisariado de Guerra-, era un periódico que constaba de cuatro páginas y que había publicado su primer número el 1 de enero de 1937, tras la mayor ofensiva de los rebeldes fascistas sobre la ciudad de Madrid en los meses de noviembre -sobre todo- y diciembre de 1936; y que mantendría cierta continuidad y que se prolongaría hasta casi el final de la Guerra de 1936-1939, el 1 de abril de 1939; siendo su último número el correspondiente al 26 de marzo de 1939 y que constaría de sólo dos páginas. Siendo reseñable destacar que a partir del año 1938 cambiaría su titulo para denominarse "Diario del Ejército del Centro".
"La Voz del Combatiente", que estaba subtitulado como "Diario de los Comisarios del Guerra del Ejército del Pueblo", enlazaba con el ideario y la defensa por parte del Partido Comunista de España (PCE) de la figura del Comisario Político inmerso en las filas de las unidades militares republicanas.
En este poema Miguel Hernández, como Comisario de Cultura del Ejército Popular, significaría un homenaje y reconocimiento a los brigadistas internacionales -"que tienen un alma sin fronteras"-, que en una muestra de solidaridad internacionalista entre los pueblos, habían llegado a España a luchar contra el fascismo y la reacción. Incidiendo que aquellos caídos en el campo de batalla habían regado con su sangre la tierra española.
Este poema "Al Soldado Internacional caído en España", formaría parte de su poemario "Viento del pueblo", editado por Socoro Rojo de España, en Valencia en septiembre de 1937.
AL SOLDADO INTERNACIONAL CAÍDO EN ESPAÑA.
Por MIGUEL HERNÁNDEZ.
"Si hay hombres que contienen un alma sin fronteras,
una esparcida frente de mundiales cabellos,
cubierta de horizontes, barcos y cordilleras,
con arena y con nieve, tú eres uno de aquellos.
Las patrias te llamaron con todas sus banderas,
que tu aliento llenara de movimientos bellos.
Quisiste apaciguar la sed de las panteras,
y flameaste henchido contra sus atropellos.
Con un sabor a todos los soles y los mares,
España te recoge porque en ella realices
tu majestad de árbol que abarca un continente.
A través de tus huesos irán los olivares
desplegando en la tierra sus más férreas raíces,
abrazando a los hombres universal, fielmente."
(Fuente: "LA VOZ DEL COMBATIENTE". Diario de los Comisarios de Guerra del Ejército del Pueblo. Año I - Nº 95 - Página 6, Madrid, 5 de abril de 1937).
El periódico salió cuando lo peor del ataque nacionalista a Madrid se podía dar por acabado, dado que la mayor ofensiva se produjo durante noviembre y diciembre de 1936, aunque todavía se combatía en la Ciudad Universitaria, la Casa de Campo y el Parque del Oeste. Las fuerzas republicanas, con el general Miaja al frente, lograron frenar lo que parecía la inminente toma de la capital de España. Todo esto se refleja ampliamente en los primeros números de La Voz del Combatiente.
Así, por ejemplo, en el primer número se reproducen las palabras que un comisario, megáfono en mano, dirige a los soldados de la trinchera enemiga intentando convencerles para que se pasen a su bando y dejen de ser explotados. El periódico destaca que, ante las sabias palabras del comisario, un legionario grita desde enfrente profiriendo solo insultos.
“Soy un voluntario de las Brigadas Internacionales porque admiro profundamente el valor y heroísmo del pueblo español en lucha contra el fascismo internacional; porque mis enemigos de siempre son los mismos que los del pueblo español. Porque si el fascismo vence en España, mañana vencerá en mi país y mi hogar será devastado. Porque soy un trabajador, un obrero, un campesino que prefiere morir de pie a vivir de rodillas. Estoy aquí porque soy un voluntario y daré, si es preciso, hasta la última gota de mi sangre por salvar la libertad de España, la libertad del mundo.” Juramento de las Brigadas Internacionales
A pesar de que la historia la escriben los vencedores, el ejemplo de los brigadistas nunca caerá en el olvido. y así se puso de manifiesto en el homenaje celebrado en Madrid frente al monolito que los recuerda y que nunca los ha olvidado.
El internacionalismo proletario tiene dos elementos importantes: la solidaridad con los procesos revolucionarios de todos los pueblos del mundo, que se expresa a través de la prestación de ayuda a éstos para que alcancen éxito; y el aprendizaje de lo que ellos tengan de positivo para alcanzar los comunes objetivos de la causa revolucionaria de los trabajadores.
En este marco, la tesis que está detrás del internacionalismo proletario es que la “solidaridad de clase” rebasa los linderos estatales y que los miembros de una clase social —burguesía, capas medias, proletariado—, a pesar de habitar territorios diferentes y hablar lenguas distintas, tienden a aproximarse entre sí en función de los intereses económicos y sociales que representan y a promover conjuntamente su defensa.
El internacionalismo proletario tiene dos elementos importantes: la solidaridad con los procesos revolucionarios de todos los pueblos del mundo, que se expresa a través de la prestación de ayuda a éstos para que alcancen éxito; y el aprendizaje de lo que ellos tengan de positivo para alcanzar los comunes objetivos de la causa revolucionaria de los trabajadores.
En este marco, la tesis que está detrás del internacionalismo proletario es que la “solidaridad de clase” rebasa los linderos estatales y que los miembros de una clase social —burguesía, capas medias, proletariado—, a pesar de habitar territorios diferentes y hablar lenguas distintas, tienden a aproximarse entre sí en función de los intereses económicos y sociales que representan y a promover conjuntamente su defensa.
Muchos de los brigadistas no pudieron volver a sus países de origen, pues les esperaban dictaduras fascistas (Alemania, Austria, Italia, Bulgaria). Otros, se enfrentaron a gobiernos que perseguían al comunismo o les exigían cuentas por haber combatido en las filas de un ejército extranjero (Canadá, Suiza). Algunos acabaron en campos de concentración franceses. Otros se incorporaron a la resistencia. Cuatro brigadistas yugoslavos organizaron el Ejército Partisano de Liberación: Peko Dapcevic, Koca Popovic, Kosta Nad y Petar Drapsin. Todos son considerados grandes héroes nacionales. Entre los brigadistas ilustres, puede mencionarse a Willy Brandt, el pintor mexicano David Alfaro Siqueiros o el mariscal Tito. Los voluntarios de la Brigada Abraham Lincoln regresaron a Estados Unidos sin problemas, pero durante los años del macartismo sufrieron el hostigamiento del gobierno, que les consideraba simpatizantes de la Unión Soviética. El 26 de enero de 1996 el Congreso de los Diputados les concedió la nacionalidad española, a cambio de renunciar a su propia nacionalidad. La Ley de Memoria Histórica eliminó este ofensivo requisito en 2006 y en junio de 2009 la embajada española en Londres entregó varios pasaportes. La derecha española nunca ha ocultado su odio hacia las Brigadas Internacionales y ha boicoteado sistemáticamente cualquier clase de homenaje o reconocimiento.
La lucha contra el fascismo en España terminó con una derrota temporal, pero abrió el camino a la victoria en 1945. Las palabras de la Pasionaria en 1938, "¡Volved!, cuando el olivo de la paz florezca...", resonaron en los oídos de estos voluntarios cuando en noviembre de 1996 volvieron a España a recibir el encendido y merecido homenaje del pueblo español. Habían transcurrido 60 años, pero su gesta quedó finalmente reconocida:
GRACIAS POR VENIR, COMPAÑEROS.
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