SI LENIN LEVANTARA LA CABEZA...

El camarada Lenin se despertó un día de su mausoleo y decidió dar un paseo por la república de Rusia. Recordaba todos los esfuerzos que realizó junto a sus camaradas bolcheviques para mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora y sus intentos para que la revolución comunista triunfase en el resto del mundo.
Sin embargo, cada paso que daba por Rusia le desanimaba cada vez más:  observó miles de edificos y oficinas de grandes multinacionales controladas por grandes oligarcas rusos y extranjeros que se habían afiliado al Partido Comunista simplemente para enriquecerse, traicionando así los principios del marxismo-leninisimo y a su propio pueblo; observó cómo los servicios públicos que garantizaba la Unión Soviética como la sanidad gratuita, el derecho a una educación de calidad o el derecho a poseer una vivienda digna eran brutalmente destruido por una bestia neoliberal que destruía el estado socialista que tanto trabajo y esfuerzo había dedicado a construir.
Paseando por las calles de Moscú, observó horrorizado cómo la iglesia ortodoxa, a la que siempre había combatido, retomaba su antiguo poder y se cristalizaba en decrimiento del Partido Comunista, cada vez más debilitado, y el auge de un partido nacionalista, Rusia Unida, que había aportado como presidente primero a Boris Yelsin, un antiguo comunista gordo, borracho y putero y luego como primer ministro a Vladimir Putin, un antiguo miembro de la policía secreta que está instaurando una dictadura personalista gracias a una serie de elecciones posiblemente manipuladas con el fin de mantenerse en el poder.
Asimismo, observó cómo el vodka había destruido a gran parte de la población, convirtiéndoles en borrachos violentos porque el Partido no había desarrollado la tarea de mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora y había invertido la mayor parte de los ingresos del estado en el ejército y en la industria armamentística.
Cuando entró en la Duma, el espectáculo no podía ser peor: ver a miembros de diferentes partidos nacionalistas llegar a las manos en pleno debate y el control total por parte de Vladimir Putin de todo el país
le entristeció el corazón.
Entonces, se dirigió a comer algo y entró en una empresa de comida rápida. cuando le preguntaron si quería una hamburguesa con queso no pudo soportarlo más. Levantó la vista al cielo y, con las manos en la cabeza, gritó: Por Marx, ¿Qué habéis hecho?