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lunes, 22 de octubre de 2018

ROBERT CAPA


Robert Capa es el pseudónimo de los fotógrafos Ernö Friedmann, de origen húngaro, y Gerda Taro, de origen alemán, quienes unificaron sus trabajos en la personalidad de Capa para publicar sus fotografías como un solo autor y facilitar las ventas.
Ernö Friedmann y Gerda Taro

Ambos fotógrafos se hicieron un hueco en la historia por ser los primeros corresponsales de guerra que utilizaron cámaras de pequeño formato y por humanizar con sus fotografías la crueldad de las guerras.

La fotografía de Capa se caracterizada por la cercanía con la que tomaba las fotos y el dominio de la velocidad de obturación, el cual le permitía captar el movimiento de las situaciones con especial significado. A pesar de perder nitidez en las imágenes al aumentar la velocidad de obturación, Capa sabía captar el instante, dejándolo para la posteridad.

Ernö Friedmann nació en Budapest, Hungría en 1913, mientras que Gerda nació en Sttutgart, Alemania en 1910. Fueron conocidos por retratar como nadie algunas de las guerras más significativas del siglo XX.

Friedmann  abandonó su país a los 17 años debido a su ideología de izquierdas para ir a Alemania a estudiar periodismo y comenzó trabajando para la agencia Dephot. Es el rostro visible de Robert Capa y ha pasado a la historia por las coberturas que hizo de conflictos armados y que le llevaron a las primeras líneas de combate por todo el mundo. Sus fotografías mostraban no solo la barbarie de las guerras, sino también su lado más humano y desolador.

Ficha de Ernö Friedmann como fotógrafo autorizado por la junta de Defensa de Madrid

Bajo la personalidad de Capa, crearon un nuevo modelo de fotógrafo; un fotógrafo que acercaba con su cámara una realidad casi tangible. De hecho, fue el primer corresponsal de guerra en utilizar cámaras de pequeño formato para contar lo que sucedía en el frente. Desde 1936 obtuvo prestigio en todo el mundo por sus reportajes sobre la Guerra Civil española.

La valentía de Robert Capa le condujo a presenciar muchas batallas en primera línea, abandonando la posición neutral que debe tener un periodista, apoyando fervientemente la causa republicana durante la Guerra Civil Española; utilizando sus fotografías para reflejar el dolor y la crueldad de la guerra y buscar la adhesión de los receptores al bando republicano español.

En 1936, en medio de la guerra civil, Endre Ernő Friedmann y Gerda Taro (Robert Capa) pasaron por aquí e hicieron esta foto. Una foto mítica y emblemática de los horrores de la guerra. Vemos a unos niños jugando y a una mujer que sonríe mientras los mira desde la puerta. 
Juegan junto a una casa que ha sufrido los golpes de un bombardeo. Y todos, mujer y niños, parecen ajenos al fotógrafo que pasa por allí para inmortalizar el momento.

La foto se hizo muy famosa y se publicó en varios medios de la época. Pero nadie sabía dónde se hizo la foto.  Hasta que en 2010 el fotógrafo José Latova descubrió el lugar. Es una casa de una planta dividida en 14 viviendas de 25 m² cada una. Está en el Puente de Vallecas, en Madrid, en la calle Peironcely, 10. Se construyó en 1927 para albergar a la clase obrera. 

Y siempre ha estado en condiciones muy precarias. Después de 80 años los orificios de la metralla en la pared no se taparon bien y por eso se pudo localizar la casa.

En 2019 la casa se incluyó en el Catálogo de Elementos Protegidos de la Comunidad de Madrid. La idea era expropiar el inmueble, realojar a los inquilinos y destinar la casa a sala de exposiciones sobre los bombardeos en Madrid. Finalmente, la casa se ha expropiado por 870.000€. Los vecinos han sido realojados. Y una foto ha proporcionado una vida más confortable a las familias que quedaban allí.

"Children in front of a bullet-riddled building,
Peironcely, 10, Vallecas, Madrid".

Sus fotografías en blanco y negro muestran el idealismo de los voluntarios y milicianos que defendieron la causa republicana y son un claro ejemplo de cómo la fotografía puede utilizarse como propaganda política: el reflejo del dolor, la tristeza, la crueldad de la guerra y la valentía de los milicianos cautivaban a los receptores, que rápidamente tomaban partido a favor del bando republicano. A diferencia de la propaganda bélica procedente del poder político, Capa humanizaba la guerra mostrando las carestías de los soldados, su rutina diaria en las trincheras, la vida social de las ciudades como Madrid, utilizando su cámara como un arma de denuncia de las guerras y convirtiéndola en un fiel reflejo de la crueldad de los conflictos bélicos.
Miliciana republicana

Además de en el frente, las cámaras de Robert Capa tuvieron la capacidad de mirar hacia la retaguardia, ese lugar donde la población civil esperaba para saber el avance de un bando o de otro. Robert Capa plasmó el sufrimiento, la pobreza y la desesperación de los españoles que sufrieron las consecuencias del conflicto; ancianos, mujeres y niños que veían cómo su vida y su mundo desaparecían bajo el fuego de mortero.

Lanzándose en paracaídas, o arrastrándose a la playa junto a la primera oleada de soldados, logró documentar cinco de las principales guerras del siglo XX. Así, humanizó la guerra civil española, la segunda guerra mundial y la guerra en China entre los nacionalistas del Koumintag de Chan Kai Shek y los comunistas de Mao Tse Tung.

De todos estos conflictos informó con un arrojo que hacía honor a su divisa: “Si no son bastante buenas tus fotos, es que no estás bastante cerca”.

En 1938, cuando sólo tenía 25 años, la revista británica Picture Post no dudó en llamarle “el mejor fotógrafo de guerra del mundo”.

A finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta, Capa viajó por todo el mundo como corresponsal de Magnum Photos, agencia que fundó en 1947 con Henri Cartier-Bresson, David Seymour, William Vandivert y George Rodger. La exposición también presenta retratos de algunas de sus amistades más famosas de esta época, como Ingrid Bergman, John Huston, Ernest Hemingway y Pablo Picasso.

El empeño de Capa por plasmar la guerra con la mayor inmediatez posible acabó costándole la vida mientras reflejaba la lucha por la independencia de la Indochina francesa en 1954. El paisaje con el que se encontró Capa a su llegada no era el mismo que en tantas otras ocasiones; aquí la selva lo invadía todo. Montado en un vehículo de una unidad francesa, el fotógrafo tomaba instantáneas del paisaje mientras los soldados iban desactivando lentamente las minas que infestaban la carretera. Pero Capa no estaba satisfecho con los encuadres que le ofrecía su cámara y decidió bajar del vehículo. Un error que se demostraría fatal.

Sin darse cuenta, el fotógrafo había pisado un mina antipersona. Sin perder un segundo, los militares organizaron una operación de evacuación, pero ya era tarde. La vida de Robert Capa se había desvanecido de la manera más violenta posible, aunque en el ejercicio de la profesión que tanto amaba, como hizo su querida Gerda: buscando el encuadre perfecto. Robert Capa, se convirtió, así, en el primer corresponsal norteamericano muerto en combate.


Robert Capa y el exilio republicano


El 15 de enero de 1939, Capa registró con su cámara en 101 tomas la huida de miles de civiles de Tarragona. El bando franquista acababa de tomar Tarragona, el bastión catalán, en los que fueron los últimos coletazos de la Guerra Civil española y comenzaba la larga diáspora para los vencidos: el exilio republicano.

No resulta difícil, por tanto, imaginar el valor del material fotográfico almacenado en el modesto estudio parisino de Capa cuando los alemanes ocuparon la ciudad. Aquí se hallaba la obra íntegra de los tres fotógrafos, con imágenes que han construido una parte importante de la memoria de España: la vida de muchos de nuestros abuelos en las trincheras o en los campos de refugiados, los rostros de sus familias frente a la espera y la incertidumbre, la dureza del día a día y la falta de recursos básicos en el medio rural, los estragos de los ataques aéreos sobre la población civil en las grandes ciudades, heridos en los hospitales, bombardeos que cortan en vertical y exponen, desordenados, rotos y polvorientos, los objetos personales de lo que un día fue un hogar familiar, muertos con identidad republicana en las morgues esperando ser identificados, rostros anónimos de cansancio e incertidumbre en el sombrío caminar hacia el exilio. Cientos de dramas humanos, pero también imágenes que reflejan fuerza y optimismo durante el inicio y desarrollo de la guerra, como los retratos de las jóvenes milicianas catalanas de 1936 o el de los paseantes y vendedores callejeros de las grandes urbes que aspiran a la normalidad manteniendo sus rutinas durante los tres años que duró el conflicto.

Otras muestran momentos íntimos y acontecimientos históricos, como el Segundo Congreso Internacional de Escritores Antifascistas, con los actos públicos de José Bergamín, Anna Seghers, Tristan Tzara o Silvia Townsend Warner en Valencia y los momentos íntimos de Rafael Alberti, Arturo Serrano Plaja o María Teresa León durante sus horas de descanso en la casa madrileña de la Alianza. Más retratos de personajes como Federico García Lorca, André Malraux, Manuel Azaña, Dolores Ibárruri La Pasionaria, Miguel Hernández o Ernest Hemingway. Y la resistencia de Madrid, con los legendarios carteles del ¡No pasarán! como protagonistas. En definitiva, un testimonio excepcional de la memoria española contenida en miles de imágenes de los tres fotógrafos sobre soportes distintos: negativos, copias por contacto, positivados de época y publicaciones

El trabajo de Capa ilustra idóneamente el importante momento que tuvo lugar durante la Guerra Civil española, definida en términos fotográficos como «la línea divisoria entre los principales modelos de fotografía, desarrollados en las dos guerras mundiales» (Fontcuberta, p. 172). Sin embargo, para entender este importante momento no basta con considerar únicamente a los individuos que parecen directamente responsables de un acto único. Su contribución, aunque importante, es sólo un eslabón en una cadena, una fase en un proceso más complejo y vinculado a toda una red social, política, económica, intelectual, artística y tecnológica de una época que favoreció cambios en los principales modelos de comunicación del momento.

Uno de estos cambios decisivos fue el uso de la Leica. Esta cámara de pequeño formato comercializada en 1928 comenzó a popularizarse entre los fotógrafos en torno a los años treinta, de ahí que las imágenes obtenidas durante el conflicto español marcaran un punto y aparte respecto a la representación gráfica de las guerras previas, donde los combates habían estado fuera del alcance de las cámaras.


Con el objetivo como arma
y la verdad como bandera
vuestra cámara disparaba y la verdad capturaba
rompiendo muros y fronteras

testigos de un mundo en guerra y en estado de alarma
testigos y protagonistas de una era
donde la humanidad naufragaba
en un océano de muerte, mentiras y guerras

luz de la verdad frente a la ceguera y oscuridad
de la mentira y la censura de aquellos que intentaron
destruir al mundo y a la humanidad
entre sus armas y trincheras que de sangre regaron

Gerda y Friedmann, dos fotógrafos bajo la misma Capa comprometida
testigos y militantes de la vida y de la verdad
con el objetivo de luchar por un mundo nuevo para la humanidad
con la cámara como arma y reflejo de la historia y nuestra vida

martes, 16 de octubre de 2018

BLACK POWER

Tommie Smith y John Carlos han pasado a la historia de los Estados Unidos y a la historia global como atletas comprometidos.

Eran las Olimpiadas de 1968. El lugar, México. Tommie Smith ganó la carrera de los 200 metros con un récord del mundo de 19.83 segundos, con el australiano Peter Norman en segundo lugar con un tiempo de 20.06 segundos, y el también estadounidense John Carlos en tercera plaza de 20.10 segundos. Tras la carrera, los tres fueron a recoger sus medallas en el podio. Los dos atletas estadounidenses recibieron sus medallas, pero vestían guantes negros, representando la pobreza negra. Smith llevaba un pañuelo negro alrededor de su cuello para representar el orgullo negro. Carlos tenía su chándal desabrochado como muestra de solidaridad con todos los obreros estadounidenses y portaba un collar de abalorios que, según él, "era para las personas que fueron linchados, o asesinados, y nadie ha hecho una oración por ellos, que fueron ahorcados y para los que fueron arrojados al agua en mitad del pasaje".

Cuando empezaron a entonar el himno estadounidense, tanto Smith como Carlos levantaron el puño. Smith llevaba un pañuelo negro que representaba a la población negra de Estados Unidos mientras que Carlos llevaba el chándal desabrochado en representación de todos los obreros de Estados Unidos.

Fue un acto reivindicativo, un acto de rebeldía frente a un sistema que, a lo largo de su historia, había basado su crecimiento económico en la explotación de la población negra y el proletariado estadounidense mientras millones de personas morían en su búsqueda del sueño americano.

Como dijo Smith "Si gano, soy americano, no afroamericano. Pero si hago algo malo, entonces se dice que soy un negro. Somos negros y estamos orgullosos de serlo. La América negra entenderá lo que hicimos esta noche"

La imagen del Black Power y de México del 68 ha quedado grabada en la historia colectiva. La imagen de Tommie y Smith, oro y bronce respectivamente en dichas Olimpiadas, ha sido utilizada en todo tipo de carteles, ilustraciones, camisetas, medallas, insignias… Vamos a analizar y diseccionar la imagen para entender el por qué.


El puño levantado

El puño cerrado es un gesto histórico. Un símbolo del movimiento obrero que justifica la necesidad de unión de la clase obrera.Mi mano derecha -dijo Smith a la prensa- se levantó por el poder de la América negra; la izquierda de Carlos, por la unidad de la América negra. Juntas formaron el arco de unión y poder. Mi bufanda negra representó el orgullo negro y nuestras medias negras sin zapatillas, a la pobreza negra de la América racista." (E.Fernández Moores, La Nación, El Black Power de México’68, 40 años después, 8 de octubre de 2008)

No es un gesto agresivo, sino defensor de la unidad de todos los obreros. Es una representación del internacionalismo, idea presente de forma muy clara desde antes de la formación de la Primera Internacional (1864), y en especial en un texto básico como el Manifiesto Comunista de Marx y Engels de 1848.

La idea que representa es la defensa del interés colectivo por encima del nacional. Ello explica la frase de “los obreros no tienen patria”, y la consigna final: “¡Proletarios de todos los países, uníos!”. Levantar el puño no puede ser considerado como un gesto violento, porque su sentido histórico es el de querer expresar la unidad de aquellos que en cualquier parte del mundo viven en peores condiciones, y si hay algún principio del marxismo que aún sigue en pie ese es el del internacionalismo. 



La mirada hacía el suelo

La mirada se define como el mirar a la otra persona en o entre los ojos, o más generalmente, en la mitad superior de la cara. En los Juegos Olímpicos, la mirada de los atletas se dirige hacia arriba como señal de orgullo al sonar el himno de su país. El atleta representa en ese momento al país y sus valores, ideologías, símbolos y cultura. En el momento de celebrar una victoria deportiva, la mirada se eleva hacia arriba como muestra de orgullo de los valores que representa la nación. En el caso del Black Power, la mirada de Tommie y Smith se dirige hacia el suelo en señal de respeto a todos aquellos muertos en Estados Unidos que buscaban una mejora de sus condiciones de vida y no lo consiguieron.

Guante y pañuelo negros, símbolos del Black Power

Stokely Carmichael consideraba el concepto de Black Power como una forma de solidaridad entre individuos dentro de su movimiento político. Con su concepción y articulación de la palabra, consideraba que su movimiento no sólo era un movimiento contra la segregación racial, sino para combatir el racismo extendido entre la sociedad estadounidense. Una y otra vez insistió: por última vez, “Black Power” significa personas negras uniéndose para formar una fuerza política que elige representantes u obliga a sus representantes a defender sus intereses.

Tanto Martin Luther King como Malcom X defendieron la reinvidicación del color negro como un color con belleza y atracción. Había que recuperar el orgullo racial y la memoria de África, y no confiar más en la buena voluntad y el paternalismo de los blancos y el Estado.

La connotación negativa del color negro es histórica: el negro establece la diferencia entre el bien y el mal. La negación, los sentimientos negativos, la maldad, el odio, la mala suerte… culturalmente ha estado asociado al color negro.

Sin embargo, el negro es señal de protesta y rebeldía ante las condiciones existentes. El color negro es color contracultural: los grupos sociales que optan por usar este color comunican que tratan de vivir al margen de la cultura y de su país.

Asimismo, el negro es asociado a la elegancia: Quién viste de negro renuncia incluso al color, por eso se dice que es un tipo de elegancia sin riesgo. Esto se ve claramente en la moda a través de los trajes elegantes, el frac y el esmoquin.

El negro es el color de la juventud porque es el que muestra la edad de una persona con mayor claridad. Los años sesenta son los años del movimiento feministas, del movimiento obrero, del movimiento de los derechos sociales y el primer movimiento estudiantil: el negro y el rojo son los colores predominantes en Mayo del 68.

En África es el color considerado como más bello. El símbolo de la libertad de África es una estrella negra de cinco puntas.

El chándal desabrochado en representación de todos los obreros de Estados Unidos.

Carlos llevaba el chándal desabrochado en señal de todos los obreros estadounidense y portaba un collar de abalorios que, según él, "era para las personas que fueron linchados, o asesinados, y nadie ha hecho una oración por ellos, que fueron ahorcados y para los que fueron arrojados al agua en mitad del pasaje".

Estados Unidos es representado ante la opinión pública como la “tierra de las oportunidades”. Su desarrollo industrial, económico y su asentamiento como potencia mundial se debe a la venta del Sueño Americano: la idea de una vida mejor promulgada por el gobierno y los medios de comunicación.

Esta idea tiene su reverso en la creación de una sociedad civil, la falta de integración de los extranjeros en la sociedad estadounidense, el problema racial, el problema nacional con la aparición de la Mafia italiana e irlandesa, provoca la creación de ghettos, de segregación laboral y racial, la aparición del racismo y movimientos ultranacionalistas como el Tea Party o el Ku Kux Klan…

La chapa del movimiento social a favor de los derechos humanos

Botón Histórico usado por los atletas en los Juegos Olímpicos de 1968, en la Ciudad de México. Todos los 3 atletas de pie en el podio, en el famoso soporte victoria, estaban usando este botón.

El Proyecto Olímpico para los Derechos Humanos propuso un boicot por los afroamericanos de los Juegos Olímpicos si no se cumplía su pliego de reclamos de derechos civiles. Con el tiempo, llamó al boicot fuera, pidiendo a sus miembros protestar a su manera. Fue lo que hizo Smith y utilizó este momento, frente al mundo para hablar en contra de la opresión racial. Así, convirtió este momento en uno de los símbolos centrales de los Juegos Olímpicos de Ciudad de México, y en una de las mejores representaciones de lo compleja que era 1968.


Descalzos, como símbolo de la pobreza de los negros

El calzado, al igual que otra vestimenta, se ha convertido en un símbolo que distingue entre civilización o barbarie. Las primeras civilizaciones, como Egipto, Grecia y Roma, utilizaron el calzado como elemento de distinción y status social. En la edad contemporánea y en nuestros días, el calzado es un distintivo entre clases y grupos sociales. El uso de un determinado calzado indicada tu nivel económico y tu grupo social. Los atletas llevaban los pies descubiertos para expresar su condición social y política ante el mundo.




La imagen del Black Power provocó un efecto inmediato en la opinión pública. Podemos hablar entonces de la teoría de la Aguja Hipodérmica, que defiende que los efectos de los medios de comunicación son: directos, inmediatos y uniformes e influyen en los sentimientos y emociones. No obstante, hay que tener en cuenta que existen límites. Uno de ellos es el tejido socio-grupal que recibe el mensaje, tal y como apuntan Hovland y Lazzarsfeld.  El contexto en el que los dos atletas levantaron el puño, había sido abonado por las revueltas de estudiantes y obreros días antes de los  JJOO. De ahí, que el impacto de este símbolo fuera inmediato. Pero, el México de aquel 1968, estaba dirigido por líderes políticos que intentaron por todos los medios manipular la información

Está claro que Smith y Carlos sabían bien lo que hacían, su objetivo había sido minuciosamente estudiado. Por ello, eligieron un acontecimiento de repercusión mediática mundial que llevara hasta el gran público la necesidad de crear una conciencia activa a favor de la igualdad de derechos sociales para los negros.  Su postura supuso una afirmación y  el refuerzo de valores adquiridos a través de las corrientes de Luther King y Malcolm X, yendo un paso más allá: retando a los medios, que fueron los verdaderos vehículos transmisores de su mensaje. Sin el impacto de la imagen televisiva, su hazaña hubiera quedado en algo menos que un gesto anecdótico.



jueves, 4 de octubre de 2018

ASTURIAS: TIERRA DE RESISTENCIA Y SOCIALISMO

Empezaba a amanecer en el horizonte
cogimos todos los picos y las fiambreras
para sacar el carbón del monte
y llevarlo a la cuenca minera

íbamos todos juntos cantando
no llevábamos armas
sólo llevábamos la razón y los puños

Todos nos unimos como hermanos
y entre todos creamos un breve utopía
donde revindicamos nuestros derechos

de ganar nuestros sustento con nuestras manos
de que en nuestras vidas hubiera una leve mejoría
de tener garantizado pan, trabajo , libertad y techo

muchos cayeron muertos en la tierra fría
otros muchos fueron encarcelados
entre los barrotes de la injusticia

Nada ni nadie ha sido olvidado
seguís en nuestra memoria, compañeros
hijos del carbón, el frío y el acero

martes, 25 de septiembre de 2018

VICTORIA KENT

Nacida en Málaga el 6 de Marzo de 1889 en una familia de clase media e ideología liberal. Este ambiente le permitirá, en contra de lo habitual en la época, estudiar magisterio en Málaga y posteriormente trasladarse a Madrid donde estudiará derecho en la Universidad Central, terminando la carrera en 1924, siendo la primera mujer en España que ejercerá la abogacía ejerciendo sobre todo en el ámbito laboral.

En 1929 se integrará en el recién creado Partido Radical Socialista, ejerciendo posteriormente de defensora de Álvaro de Albornoz como miembro del Comité Revolucionario Republicano, siendo la primera mujer en el mundo en participar en un consejo de guerra.

Con la llegada de la República fue elegida en 1931 diputada en las Cortes Constituyentes, siendo, durante el gobierno de Azaña, nombrada directora de prisiones cargo en cual intentará, y conseguirá en parte, una amplia labor reformista mejorando las condiciones de vida de los presos y preocupándose especialmente por las mujeres, y entre ellas por las que eran madres, creando la cárcel de mujeres de las Ventas. Permanecerá en dicho cargo hasta 1934.

Pero sin duda, el hecho que marcó su trayectoria política fue la discusión sobre el sufragio femenino. Enfrentada a Clara Campoamor, Victoria Kent, al igual que otros republicanos, no era contraria al voto femenino, pero creía que aquel no era el momento de aprobar el sufragio debido a la falta de preparación de las mujeres de la época y a la influencia que en ellas tenía la Iglesia.

Abandonó junto con el sector progresista el Partido Radical Socialista para crear el Partido Radical Socialista Independiente y posteriormente en la integración de este en Izquierda Republicana, y si bien no consiguió acta de diputado en 1933, en 1936 se presentaría junto con su partido en el Frente Popular, consiguiendo en esta ocasión un escaño.

Durante la Guerra Civil se encargó de la acogida de los niños refugiados y de la creación de guarderías infantiles. Más tarde, sería enviada a la embajada española en París, encargándose igualmente de las evacuaciones de niños y una vez terminada la guerra de la emigración de los republicanos hacia América.

Durante la II Guerra Mundial tuvo que refugiarse en la embajada mexicana al ser París ocupado por las tropas alemanas, permaneciendo en la ciudad con identidad falsa hasta el fin de la guerra gracias a la Cruz Roja. Esta experiencia la reflejará en su libro “Cuatro años en Paris”.

Después de la guerra se marchará a México, donde dará clases de Derecho Penal en la universidad  y creará una escuela para personal de prisiones. A la vez se encargará de ayudar a los refugiados españoles. Allí dirigió la Escuela de Capacitación para Empleados de Prisiones y Establecimientos Penitenciarios que se creó, adscrita a la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, en 1949, siguiendo su propuesta.

Ella fue quien creó el plan de estudios de la escuela y también fue su profesora más prestigiosa. Además, enseñó en la UNAM un curso sobre el estudio del medio penitenciario, y más tarde impartió docencia vinculada a la Cátedra de Sistemas e Instituciones Penitenciarias (Gutiérrez Vega, 2001: 152-153). Al principio, en México, tenía estatus de residente, manteniendo su certificado de nacionalidad española expedido por el consulado general de España en México, que dependía del Gobierno de la República en el exilio. El 4 de mayo de 1950 obtuvo «sin renuncia de la nacionalidad española», como otros muchos refugiados republicanos, la nacionalidad mexicana, lo que le facilitó mucho la movilidad. «El titular es mexicano por naturalización según carta 335 otorgada el cuatro de mayo de 1950», rezaba el pasaporte mexicano de Victoria Kent.

El encargo de las Naciones Unidas para estudiar el estado de las prisiones en Iberoamérica la llevará a Nueva York, donde se instalará, aunque el la excesiva burocracia del trabajo hará que lo abandone pronto, dedicando sus esfuerzos a la publicación de la “Revista Ibérica”, la cual mantendrá hasta 1974.

Victoria Kent no quiso regresar a España hasta que no legalizaran a todos los partidos políticos, cosa que no ocurrió hasta después de las elecciones del 15 de junio de 1977. Si bien se habían legalizado casi todos los partidos políticos, incluso el Partido Comunista de España, no ocurrió lo mismo con los partidos republicanos, que, como era lógico, mantenían la defensa de una forma de gobierno republicana para España. Fue el 2 de agosto de 1977 cuando se legalizaron ARDE y las otras dos formaciones republicanas que habían sobrevivido en el exilio: Acción Republicana y Esquerra Republicana. En ese momento Victoria Kent sí solicitó en el consulado de España en Nueva York su flamante pasaporte español –recordemos que nunca había renunciado a la nacionalidad española– y organizó su viaje a España. Volverá , si bien, y aún terminada la dictadura de Franco, mantendrá su residencia en Nueva York, donde morirá el 26 de Septiembre de 1987.





miércoles, 15 de agosto de 2018

EL MARQUÉS DE SADE

Donato Alfonso Francisco, marqués de Sade, (París 1740+1814), el primer escritor maldito de la época moderna, porque sadismo es el sustantivo creado por sus obras y su vida. Su posición social lo emparentaba con la real casa de Condé, desde una de sus antecesoras - Laure de Noves - que el poeta italiano del siglo XIV inmortalizó en sus versos, y cuando nació Sade, en la mansión Condé, su padre era diplomático en la corte del Elector de Colonia; su madre, Melena Elénore Maulé de Carman, era dama de compañía de la Princesa de Condé.
Marqués de Sade

Él heredó propiedades en Francia del señorío de Saumane, La Coste, y el señorío de Mazan, dominios en las provincias de Bugey, Valromey, y Gex.

Terminada sus primeras letras con su tío Abbé de Sade de Ebrueil, hizo sus estudios en el Lycée Louis-le-Grand en París. Su respaldo aristocrático lo acreditó en varios escalones en los regimientos del rey; en el 1754 empezó su carrera militar, que abandonó en 1763 al final de la Guerra de los Siete Años. Ese mismo año se casó con la hija de una familia burguesa de alto rango en la magistratura de Montreuil; su suegro era el Presidente del Parlamento de París, un cuerpo del legislativo, dependiente del monarca. Apenas había transcurrido el primer mes de su matrimonio, cuando inició un asunto amoroso con la actriz, La Beauvoisin, que ya había tenido varios protectores. Sade invitaba a las prostitutas a su "nidito de amor"que poseía en Arcueil y las sometía diversos abusos sexuales. Por estas acciones fue enviado a prisión en la fortaleza de Vincennes, por orden del rey.

Liberado, después de varias semanas de prisión, reasumió su vida de libertino, pero había contraído grandes deudas. Fue en 1768 cuando estalló el primer escándalo público: el asunto de Rose Séller, que era una joven prostituta que Sade había conocido en domingo de Pascua; la llevó a su
casita de Arcueil, y abusó de ella sexualmente, a su modo. La muchacha pudo escapar y contó al vecindario los brutales actos antinaturales a que la había sometido y les mostró las heridas que le había causado. Sade fue sentenciado y enviado a la prisión de Pierre-Encise, cerca de Lyon.

Luego de cumplir su condena, se retiró a vivir en su castillo de La Coste. En junio de 1772, viajó a Marsella para tratar de conseguir algún dinero del que tenían gran necesidad. Allí, comprometió a Latour, su sirviente, para encontrarle algunas prostitutas en las que el marqués pudiera
saciar sus excesos sexuales y, al mismo tiempo, practicó sodomía con Latour. Las mujeres jóvenes ayudaron deliberadamente al marqués regalándole una cajita de dulces, que contenían afrodisíacos. Cuando poco después, tanto Sade como Latour, se sintieron enfermos, con dolores de estómago, temieron que habían sido envenenados, huyeron al estado de Sardinia, donde fueron arrestados. El Parlamento de Aix los sentenció a muerte por defecto, simuladamente. Después de escapar de la fortaleza de Miolans, Sade se refugió en su castillo de La Coste, momento en que se reunió con su esposa. Ella compartió su compañía, pero desistió de ser cómplice por las súplicas de sus padres, del vecindario y de las muchachas que había sufrido experiencias con Sade, quejas que fueron presentadas al fiscal. Sade huyó a Italia acompañado por su cuñada, que se había unido al marqués. Volvió a la Coste en 1776. Pero, un escándalo seguía a otro y esta atmósfera, una vez más, se volvió en su contra.
 Esta vez fue arrestado y enviado al calabozo de Vincennes el 13 de Febrero de 1777, donde las condiciones de vida eran pésimas. Sade intentó incitar a los prisioneros para sublevarse.

Marqués de Sade

Las visitas de su esposa, que fueron eventualmente permitidas, se esfumaron cuando sufrió un repentino ataque de celos. La marquesa se retiró a un convento. Sade resolvió su rabia y fastidio por estar en prisión, escribiendo. Todos los temas eran sobre asuntos sexuales: gráficos, novelas, obras de teatro. En julio de 1782 de julio terminó su Diálogo entre un sacerdote y un moribundo, obra en que se declara ateo. Sus cartas a su abogado así como las que escribió a su esposa, son una combinación de incisivo e implacable espíritu rebelde. En 12 de Febrero de 1784, fue trasladado a la Bastille en París. Ahí, en un rollo de papel unos 12 metros del largo, escribió Ciento veinte días de Sodoma, en que él describe una numerosa variedad de perversiones sexuales; pero es en 1787 cuando produce su más famosa novelas de su carrera Los infortunios de la Virtud.

En los años siguientes escribió novelas cortas y cuentos que, en 1788, se publicaron bajo el título Los crímenes del amor, pero donde detalla numerosas variedades de perversión sexuales es en Ciento veinte días de Sodoma. Sade, además, ofreció varias obras a la Comédie-Francaise, así como a otros teatros. Aunque se aceptaron cinco de ellas, no todas ellos fueron estrenadas. Separado de su esposa, vivía ahora con una actriz joven, la viuda Quesnet, y entonces escribió su Justina la novela de los males de la virtud o Los Infortunios de Virtud y Juliette.

Durante el Reino de Terror le salvó la vida a su suegro, Montreuil, aunque ellos habían estado a favor y fueron responsables de sus varios encarcelamientos. Sade pronunció discursos en nombre de la Revolución, pero se le tachó de moderado; equivocadamente, se le inscribió en la lista de emigrados. Sade escapó de la guillotina, por casualidad, el día antes que el líder revolucionario Robespierre fuera derrocado, en el momento que Sade estaba viviendo con la viuda Quesnet en condiciones de pobreza abyecta. El 6 de marzo de 1801, se arrestó a su editor, donde copias de Justine y Juliette se encontraron con notas suyas y varios manuscritos escritos a mano. De nuevo le enviaron a Charenton, donde causó nuevos escándalos.

Marqués de Sade

No obstante, él tuvo éxito al estrenar alguna de sus obras en Charenton, con un elenco en que los actores eran los presos. Por último inició una ambiciosa novela que tendría 10 volúmenes; alcanzó a escribir dos: Los Días de Florbelle o Naturaleza Quitaron el velo. Después de su muerte, su hijo mayor hizo quemar todos sus manuscritos, cumpliendo la voluntad de su testamento, escrito en 1806.

Estableció "los rastros de mi tumba desaparecen de la cara de la tierra, cuando yo me adulo que mi memoria se borrará de la mente de hombres." 

A la salida del siglo XX el poeta francés Guillaume Apollinaire ayudó a establecer el dominio dejado por Sade en la cultura. Hoy sus escritos marcan un momento importante en la historia de literatura en la que figura como el primero de los modernos escritores malditos.

jueves, 9 de agosto de 2018

IRLANDA Y LAS BRIGADAS INTERNACIONALES

Durante la guerra española (1936-1939), más de 35.000 hombres y mujeres de 53 países distintos, agrupados en las Brigadas Internacionales, acudieron a España en auxilio del gobierno de la II República. Nunca en la historia se ha producido un caso tan extraordinario de solidaridad internacional. Aquellos jóvenes vinieron dispuestos a dar su vida para ayudar al pueblo español cuyos derechos y  libertades estaban amenazadas por el fascismo español y europeo. Más de 9.000 de ellos dejaron sus vidas en los campos de España.

Las Brigadas Internacionales no fueron, al contrario de lo que se suele creer, ni los primeros ni los únicos voluntarios extranjeros que partieron a luchar a España en favor de la República. Ya antes de su formación (en octubre de 1936) había en la Península un número, aunque no muy alto, de soldados extranjeros, que desde prácticamente el día de la sublevación de los nacionales estaban participando en la contienda. Algunos de ellos ya residían en España antes del golpe del 18 de julio y procedían mayoritariamente de países con gobiernos fascistas, de donde se habían visto obligados a exiliarse por su militancia progresista, socialista, comunista o anarquista. Por esta razón, los dos principales países de origen de estos primeros voluntarios extranjeros fueron Alemania e Italia.


Irlanda y las Brigadas Internacionales

Irlanda había sufrido una guerra civil entre 1921 y 1923, provocando la división de la población en dos bandos. La aparición del Partido comunista en 1933 y del movimiento fascista de los Camisas Azules de O'Duffy acentuó más esta división y unos de los escenarios más concretos fue la participación en la guerra española, apoyando respectivamente a los bandos de la contienda.

Pese a sus buenas relaciones con el gobierno republicano español, la postura oficial del gobierno irlandés seguía siendo de no-intervención. En esta tesitura, y tras enterarse de que O´Duffy se hallaba formando una brigada para unirse a las tropas franquistas, Sean Murray, líder del Partido Comunista de Irlanda, pronunció un emotivo discurso en Dublín, animando a los irlandeses a acudir en ayuda de la República, del Frente Popular y, en definitiva, del pueblo obrero español. Rescatamos este pequeño fragmento:

“No tenemos más que desprecio por la traición al republicanismo que hicieron De Valera y sus periódicos que también están detrás de la pandilla fascista criminal en España. Los trabajadores españoles están dando sus vidas para defender la libertad en el mundo. Por eso pregunto a los irlandeses, ¿Qué estáis haciendo? Pedimos que se cree un frente unido obrero y republicano en este país para ayudar al pueblo español”.

La labor de los defensores de la república se plasmó en el Comité Nacional de Ayuda A España que, junto a sindicatos y partidos políticos, se encargó de contrarrestar la propaganda oficial y de recaudar dinero. Sacerdotes católicos rompieron la postura oficial de la iglesia irlandesa y apoyaron al comité. Sacerdotes como el padre O'Flanagan recorrieron Estados Unidos y Canadá dando a conocer la realidad española entre los católicos.

Al comenzar la Guerra Civil, el republicano irlandés Peadar O´Donnell se encontraba en Barcelona para la apertura de las Olimpiadas Populares, olimpiadas que por el estallido de la guerra, nunca llegaron a celebrarse. Desde el primer momento, O´Donnell movilizó unidades de voluntarios en apoyo del Gobierno republicano entre los miembros del Ejército Republicano Irlandés (IRA) y otros activistas nacionalistas. En septiembre de 1936 se decidió formar un destacamento voluntario irlandés y en diciembre de ese mismo año se formó la Columna Connolly. La Columna Connolly fue una unidad de voluntarios irlandeses integrados en la Brigada Lincoln que formó parte de las Brigadas Internacionales que combatieron en apoyo de la II República durante la Guerra Civil Española. Recibe su nombre del líder socialista irlandés James Connolly, ejecutado en 1916, con motivo de su implicación en la insurrección de Pascua contra el poder inglés. La creación de la Columna Connolly fue también una reacción frente a la creación de la Brigada Irlandesa, del fascista Eoin O´Duffy, que agrupaba a los voluntarios pronacionales en España.


Los primeros integrantes de la Columna Connolly llegaron a España en diciembre de 1936 con Frank Ryan liderando el grupo y se instalaron en Albacete, ciudad que era el cuartel general de las Brigadas Internacionales. Se les integró en el Batallón Lincoln compuesto mayoritariamente por norteamericanos, para que no tuviesen que estar en el Batallón Británico, ya que con los ingleses, por razones históricas, sobradamente conocidas, la relación era altamente conflictiva.

Esta pequeña unidad estaba compuesta tan sólo por 150 hombres. Participaron en las muy importantes batallas de Madrid, Jarama y el Ebro. En la del Jarama, combatieron contra sus compatriotas de la Bandera Irlandesa. El líder de la Columna, Frank Ryan, fue herido, y tras recuperarse en su país, regresó, participando en el Frente de Aragón, siendo capturado y llevado al tristemente célebre campo de prisioneros (o Campo de Concentración) de Miranda de Ebro (Burgos), donde fue sentenciado a muerte. Sin embargo, la intervención del Presidente de Irlanda, Éamon de Valera, consiguió que se le perdonase la vida. La pena de muerte fue cambiada por 30 años de cárcel, pero en 1940, se le liberó y fue trasladado a la frontera francesa y puesto bajo custodia alemana.

La sección irlandesa salió para el frente el 24 de diciembre de 1936 en Córdoba donde fueron cercados por los fascistas y sufrieron grandes pérdidas. Trasladados después al frente del centro, rechazaron a los fascistas en Majadahonda y en la batalla del Jarama, donde fueron incorporados a la Brigada Lincoln. Allí frenaron la ofensiva nacional sufriendo grandes pérdidas. También participaron en la batalla de Brunete en julio de ese mismo año, y trasladados posteriormente al frente de Aragón. Allí hicieron prisionero a Frank Ryan, quien acabó en la Prisión Central de Burgos tras pasar por San Pedro de Cárdenas. Frank Ryan no fue fusilado gracias a la presión del pueblo irlandés pero conmutaron su pena de muerte por la de treinta años. 

En septiembre de 1938, poco después de la batalla de Ebro, la última ofensiva republicana de la guerra en la que los voluntarios irlandeses participaron también, el gobierno de la República española disolvió las Brigadas Internacionales en la esperanza inútil de asegurar la ayuda militar de las otras democracias, los combatientes supervivientes de la Columna Connolly, regresaron a Irlanda.

Quienes regresaron tropezaron con numerosas dificultades originadas por el desempleo. Cuatro de los veteranos combatieron en la segunda guerra mundial: Paddy O'Daire, quien ganó el grado de comandante; Alec Digges; Michael Lehane, muerto en un buque mercante noruego durante un choque con el enemigo y Paddy Roe Mc' Laughlin. Algunos de los voluntarios como Michael O'Riordan, John Power o Paddy Smith acabaron en un campo de concentración irlandés y otros como James O'Regan y Liam O'Hanlon cumplieron condenas de nueve años en cárceles inglesas.

Sin embargo nunca renegaron de España y su causa por la libertad. La geografía y los edificios oficiales de Gran Bretaña e Irlanda están poblados de homenajes a los brigadistas que se desplazaron a España en defensa de la República.


Frank Ryan: una vida revolucionaria

Frank Ryan fue siempre un alma rebelde, un irlandés romántico que jamás antepuso su interés personal a su ideario de libertad. Nacido en la localidad de Epton en 1904, fue un activo luchador por la independencia de Irlanda del todopoderoso Imperio británico. Así, este periodista de profesión (dirigió el periódico La República) pronto se integró en el Ejército Republicano Irlandés (IRA), del que llegó a ser uno de sus principales dirigentes, conociendo la cárcel en varias ocasiones.

En julio de 1936, la Guerra Civil española, un evento que transformaría la vida de Ryan, comenzó cuando el general Franco, respaldado por otros generales del ejército de derecha, terratenientes y la Iglesia católica española, intentó derrocar al gobierno republicano elegido democráticamente. En diciembre, Ryan lideró el primer contingente de una fuerza de más de doscientos irlandeses para luchar en las Brigadas Internacionales. ¿Por qué Ryan se comprometió con España? Puede haber sido influenciado por la falta de un papel político viable en Irlanda. El Congreso republicano se había derrumbado, estaba desempleado y el IRA ya no tenía ningún recurso para él.

Habiendo desempeñado un papel de liderazgo en la organización del apoyo irlandés al gobierno del Frente Popular desde el verano de 1936, puede haberse sentido personalmente obligado a luchar junto a los irlandeses que ya se ofrecían como voluntarios para España. También sintió la necesidad de oponerse al líder fascista irlandés, Eoin O'Duffy, que estaba trayendo una fuerza irlandesa mucho más grande para luchar por Franco. El internacionalismo también jugó un papel: como otros radicales en toda Europa y el resto del mundo, Ryan se sintió atraído por España porque era la primera línea en la lucha contra el fascismo.

Aunque nunca ocupó un puesto de comando de campo, Ryan jugó un papel importante dentro de las Brigadas Internacionales. Promovido a mayor, fue el oficial irlandés de mayor rango en las Brigadas Internacionales y actuó como líder de facto de los irlandeses en España (aliviando las tensiones entre los voluntarios irlandeses y sus camaradas ingleses dentro del batallón británico, y sirviendo de enlace entre los irlandeses y los irlandeses a veces rebeldes) el liderazgo de la Brigada Internacional liderada por los comunistas). Aunque participó principalmente en el trabajo político (escribió y transmitió propaganda desde Madrid), resultó herido en la batalla de Jarama en febrero de 1937. Fue en Jarama (a pesar de todo su militarismo, una de las pocas ocasiones en que Ryan fue probado en la batalla). demostró coraje real, desempeñando un papel fundamental en apuntalar la moral del colapso del batallón británico que había sido diezmado por el ataque de las fuerzas militares superiores.

Frank Ryan

Como ayudante del general republicano José Miaja, tomó parte en acciones de propaganda y fue el encargado de escribir el Libro de la XV Brigada, editado por el Comisariado General de las Brigadas Internacionales y publicado a comienzos de 1938. Sin embargo, en marzo de ese mismo año fue capturado por los italianos en una emboscada. Bob Doyle, uno de sus compañeros y el más longevo de los voluntarios gaélicos recogió en su libro de memorias (Memorias de un rebelde sin pausa) este infortunado episodio con permanentes alusiones a Ryan, al que define de esta manera: «Frank no llevaba ni rifle ni pistola. Era capitán y llevaba polainas de oficial».

Según narra Doyle, el 30 de marzo se hallaban los irlandeses en Teruel cuando sucedió lo que sigue: «De repente, por ambos lados de la carretera aparecieron soldados que se abalanzaron sobre nosotros y nos apuntaron con sus fusiles gritando ¡Manos arriba! Carretera arriba apareció un tanque seguido de motocicletas con metralletas montadas sobre sus manillares que se metieron entre nuestras dos filas. Dejé mi ametralladora junto a Frank y corrí hacia el tanque para echar un vistazo. Al acercarme pude ver bien al oficial que ocupaba la torreta del tanque; estaba cubierto de polvo, pero se le podían ver la insignias con los colores italianos. (...) Me volví corriendo hacia donde había dejado la ametralladora y, al llegar, vi que Frank y el resto del grupo ya tenían las manos arriba. Yo hice lo mismo».

Prisioneros de los italianos, todos creyeron que serían inmediatamente fusilados. Más aún cuando Ryan, identificado como el capitán de la columna, fue requerido para que diera toda la información (posición, número de armas y de hombres) de su batallón, negándose en rotundo. Así lo cuenta Doyle: «Frank les dijo que bajo ningún concepto iba a dar otra información que sus datos personales (...) Ryan se negó a responder, por lo que el oficial italiano, desde su metro sesenta de altura, le asestó un fuerte puñetazo en la mandíbula». Los prisioneros fueron trasladados primero a Zaragoza y días después a Burgos. «Desde allí hicimos andando los diez kilómetros que hay hasta San Pedro de Cardeña; cuando llegamos ya era de noche. El sitio era una fortaleza inhóspita y siniestra; allí comenzó nuestra obsesión por saber si algún día saldríamos vivos de allí o qué podía suceder si estallaba la segunda guerra mundial», cuenta Doyle en sus memorias.

Palizas, hacinamiento, humillaciones... Lo que Ryan, Doyle y los suyos recibieron fue la antesala del infierno. O el infierno mismo. El 12 de junio de ese año se llevaron a Ryan del campo de concentración de San Pedro de Cardeña rumbo al penal de Burgos. Todos temieron que fuera fusilado, pues había sido condenado a muerte aunque finalmente se le conmutó la pena por la de cadena perpetua. La situación era terrible, pero todos vivieron con esperanza la noticia de que los italianos estaban negociando un canje de prisioneros. Y así fue como Bob Doyle y los suyos pudieron salir del infierno casi un año después de su llegada a Burgos.

 Para mantener la moral, organizó y dirigir a los demás presos. La intervención del gobierno irlandés aseguró que no fue ejecutado. Permaneció en prisión hasta 1940, cuando fue conducido a la frontera francesa y puesto bajo custodia alemana. Durante la Segunda Guerra Mundial fue detenido por la Gestapo. Junto con el jefe del IRA Sean Russell, Ryan estaba en un submarino alemán en ruta a Irlanda. Sin embargo, Russell murió de apendicitis durante el viaje y la misión fue abortada. Murió en Dresde de la pleuresía y neumonía en el 10 de junio de 1944. En 1963, su tumba fue encuentra en Dresde. Sus restos fueron llevados de vuelta a Irlanda por los irlandeses que le había seguido a España. Fue enterrado en el cementerio de Glasnevin por sus antiguos camaradas.



La figura de Charlie Donelly

Charlie Donelly nació en 1914 en los valles de Dungannon, Irlanda, y murió con 23 años en la batalla del Jarama. Recibió un tiro en el brazo, otro en el costado y un tercero, en la cabeza. Donnelly no era un militar. Sobrevivió poco más de un mes a la guerra en España. Era un joven poeta que escribió un puñado de versos en la universidad, pero cuya consagración literaria llegó con la muerte. 

Charlie Donelly
Al estallar la Guerra Civil, sintió la “llamada española” y trató de impulsar la marcha de voluntarios irlandeses dispuestos a defender la República española amenazada. Más de 300 se integraron en distintas unidades de las Brigadas Internacionales de los cuales cerca de 80 reposan en tierra española. En el Jarama murieron 19 irlandeses de distintas ideologías y creencias, pero todos ellos unidos en el compromiso de defender la democracia amenazada en España y en el mundo.

El último día de la batalla del Jarama defendía la Colina del Suicidio. Rodeado de soldados del bando nacional, parapetado tras un olivo, un camarada canadiense le escuchó murmurar bajo el ruido de la metralleta que esquilmaba a su compañía: "Hasta las aceitunas están sangrando". Así se lo repitió el testigo al escritor irlandés Joseph O'Connor -hermano de la cantante Sinéad O'Connor-, que tituló con la cita una biografía del poeta. Minutos después de la frase, Donnelly fue abatido. Era el 27 de febrero de 1937. Sus compañeros no pudieron recuperar el cuerpo hasta el 10 de marzo para enterrarlo junto al Jarama.
memorial de Charlie Donelly en Rivas VaciaMadrid

Bob Doyle

Bob, sindicalista, militante comunista y escritor, fue el último superviviente de la Columna Connolly, la unidad irlandesa integrada en el Batallón Lincoln de las Brigadas Internacionales. 

Bob, que había crecido en Dublín, se incorporó al Partido Comunista de Irlanda y al IRA y participó en las peleas callejeras de los años 30, en las cuales se le ocasionó un daño permanente en su ojo izquierdo. Vino a España en 1937 y se incorporó a la famosa XV Brigada Internacional. Su intención era luchar contra el fascismo, en esos momentos en auge en toda Europa. Fueron los fascistas de Mussolini, las tropas italianas que combatían junto a Franco, quienes le hicieron prisionero en Calaceite (Teruel). Estuvo casi un año prisionero en el campo de concentración de San Pedro de Cárdena. Tras su liberación se instaló en Londres y se casó con una española exiliada en esa ciudad.

Bob Doyle falleció en Londres el 22 de enero de 2009 a la edad de 92 años.

Bob Doyle

Tommy Wood

"Tommy Woods age seventeen died in Cordoba
With Na Fianna he learned to hold his gun
From Dublin to the Villa del Rio
Where he fought and died beneath the blazing sun".


Tommy Wood fue el voluntario irlandés más joven de las Brigadas Internacionales en morir. Había salido de Dublín el 11 de diciembre de 1936 con el primer grupo de voluntarios y murió en uno de sus primeros enfrentamientos el 29 de diciembre. Trágicamente para su familia, la confirmación de su muerte no les llegó durante muchos meses.

Tommy Wood, recordado aquí en la letra de la conocida canción de Christy Moore "Viva la Quinta Brigada", fue el irlandés más joven en morir durante la Guerra Civil Española, siendo herido en acción en esta fecha, el 29 de diciembre de 1936. Fue voluntario en las Brigadas Internacionales que vinieron de todo el mundo para defender a la República Española de las fuerzas del fascismo europeo y del golpe de Estado del general Franco.

'Fue herido en el Frente Córdoba el 29 de diciembre pasado. Estaba hablando con dos compañeros que lo llevaron al vestuario. Lo golpearon arriba de la rodilla izquierda y luego, mientras lo llevaban adentro, él y uno de sus compañeros fueron golpeados nuevamente. Esta vez, la bala alcanzó a Tommy en la cabeza, pero los dos muchachos que lo acompañaban pensaron que era solo un rasguño, ya que estaba consciente todo el tiempo. Lo llevaron al Hospital de Andujar y el primer informe de allí fue muy favorable, luego no pudimos tener más noticias de él. Es solo ahora que hemos descubierto por qué ''. Frank continúa diciendo que el nombre de Wood se confundió con el de Wools, un camarada holandés que estaba allí. Ahora resulta que Tommy Wood murió en este hospital.

En una carta a su madre, al salir para España, Tommy Wood decía: 'Me voy a España a pelear con la Columna Internacional. Dejé un mensaje para que se los entregara el domingo. Vamos a luchar por la clase trabajadora. No es una guerra religiosa, es todo propaganda. Salud.'


Robert Hillard

Robert Hilliard formó parte del primer equipo irlandés enviado a los Juegos Olímpicos, boxeando en la división de peso gallo en París en 1924.

Fue campeón irlandés de peso gallo en 1923 y 1924. La victoria de 1923 le aseguró un boleto para los Juegos Olímpicos de París. En 1924, Robert todavía tenía solo veinte años, pero había pasado de la escuela secundaria al boxeador olímpico a través de la guerra de independencia irlandesa y la posterior guerra civil en solo tres cortos años.

Hillard fue ordenado sacerdote en 1932, sus ideas socialistas hicieron que más tarde abandonara  la fe y se uniera al Partido Comunista de Irlanda.

El 11 de febrero de 1937 , las fuerzas franquistas cruzaron el río Jarama para tomar la carretera. En la batalla del Jarama que siguió, las fuerzas republicanas sufrieron grandes pérdidas y finalmente tuvieron que retirarse.

Hilliard fue uno de los encargados de cubrir la retirada cuando las fuerzas fascistas que avanzaban le dispararon y posteriormente murió a causa de sus heridas.




Hannah Ormsby

Hannah (Ruth) Ormsby fue la única mujer voluntaria irlandesa que murió en la lucha contra el fascismo y en apoyo a la República española.  Ella era una enfermera cualificada que respondió al llamamiento para viajar a España en abril de 1937 para atender a los republicanos españoles heridos y a los miembros de las Brigadas Internacionales. Ruth trabajaba habitualmente en quirófanos improvisados ​​durante todo el día en el calor sofocante y el polvo de un verano español y principios de otoño mientras los bombarderos nazis intentaban destruir las chozas de madera que habían convertido en hospitales rudimentarios.

Después de sobrevivir a la intensa lucha, murió trágicamente en Barcelona en mayo de 1938: Ella había sobrevivido a condiciones inimaginables, pero ella y un colega se vieron envueltos en un infierno furioso en un bloque de departamentos médicos en el séptimo piso en el centro de la ciudad. Ambas enfermeras saltaron en un intento por escapar: su amiga sobrevivió, pero ella no.




Mary Elmes

Mary nació en Cork, Irlanda, en 1909. Fue una estudiante brillante y logró notables logros académicos en el Trinity College de Dublín y la London School of Economics. Tenía un talento especial para los idiomas, dominando el francés y el español.

Cuando estalló la Guerra Civil española, abandonó sus actividades académicas y se mudó a España, donde se involucró en una red de ayuda humanitaria cuáquera.

En 1939, junto con otros refugiados republicanos, huyó a Francia y se instaló en Perpiñán, donde continuó con sus actividades humanitarias, esta vez centradas en la difícil situación de los refugiados judíos, muchos de los cuales estaban detenidos en el Campamento de Riversalt en los Pirineos.

La caída de Francia en 1940 significó un gran desafío para su red ya que muchos de los voluntarios eran británicos y tuvieron que huir del país para evitar ser arrestados por las autoridades.

Tras este duro golpe para su equipo, Mary estableció una estrecha cooperación con las organizaciones judías locales, intensificando las actividades de rescate y socorro. Arriesgando sus propias vidas, la valiente irlandesa y un grupo de voluntarios judíos comenzaron a organizar la fuga de niños judios del campo de Riversaltes, conduciéndolos a lugares seguros.

En febrero de 1943, Mary Elmes fue arrestada por su actividad anti-alemana y anti-Vichy. Fue liberada unos seis meses después.

Tras su liberación, prosiguió su labor humanitaria hasta el fin de la guerra y continuó viviendo en Francia hasta su muerte en 2002, a la edad de 93 años.

La periodista irlandesa Clodagh Finn le dedicó un libro titulado “A time to risk all” (“Un tiempo para arriesgarlo todo”) y según revela la obra, Elmes habría salvado las vidas de centenares de niños.



La solidaridad por bandera

El 10 de diciembre de 1938, un pequeño grupo de voluntarios que regresaban desembarcó en Dun Laoghaire y abordaron el tren hacia la estación Westland Row de Dublín. Allí fueron recibidos por amigos y simpatizantes de  los miembros de los 'Amigos Irlandeses de la República Española' que luchó tan bien en el 'frente interno', y por los compañeros que habían regresado previamente de España debido a las heridas. Una multitud curiosa de espectadores en la estación observó cómo los voluntarios que regresaban y el grupo de bienvenida formaban en orden de marcha, encabezados por un flautista, partió hacia la esquina de Abbey Street, donde en un camión en medio de una lluvia torrencial estaba el padre Michael O'Flanagan. Frente a la pequeña audiencia pronunció las palabras de bienvenida a aquellos que regresaban de España. Los participantes se trasladaban al Bar Oval para beber, relajarse e intercambiar todas las noticias que se habían acumulado tanto en España como en Irlanda. Unas semanas después, cuando Franco había desatado su última gran ofensiva contra Cataluña, el padre O'Flanagan realizó una visita solidaria a Barcelona.

El internacionalismo proletario tiene dos elementos importantes: la solidaridad con los procesos revolucionarios de todos los pueblos del mundo, que se expresa a través de la prestación de ayuda a éstos para que alcancen éxito; y el aprendizaje de lo que ellos tengan de positivo para alcanzar los comunes objetivos de la causa revolucionaria de los trabajadores.

En este marco, la tesis que está detrás del internacionalismo proletario es que la “solidaridad de clase” rebasa los linderos estatales y que los miembros de una clase social —burguesía, capas medias, proletariado—, a pesar de habitar territorios diferentes y hablar lenguas distintas, tienden a aproximarse entre sí en función de los intereses económicos y sociales que representan y a promover conjuntamente su defensa.

La lucha contra el fascismo en España terminó con una derrota temporal, pero abrió el camino a la victoria en 1945.  Las palabras de la Pasionaria en 1938, "¡Volved!, cuando el olivo de la paz florezca...", resonaron en los oídos de estos voluntarios cuando en noviembre de 1996 volvieron a España a recibir el encendido y merecido homenaje del pueblo español. Habían transcurrido 60 años, pero su gesta quedó finalmente reconocida.


Irlanda, isla esmeralda, marcada por la guerra y la sangre derramada
donde volvió a alzarse la bandera roja de la solidaridad
para frenar a la bestia que se alzaba en España,
pueblos separados por mares y océanos, unidos en la lucha y la resistencia contra un enemigo extranjero

cargando los fusiles a nuestras espaldas, combatimos por la libertad en tierras lejanas
recordando el dolor y sufrimiento que padecimos en nuestros campos y ciudades ¡Recordad!  
O'Duffy paseaba impunemente por las calles pero sus palabras ya no nos engañan
Iremos a combatir por la libertad del pueblo español y la nuestra. ¡Noble hazaña! ¡Siempre los primeros!

Con nuestra sangre derramada en Jarama, Madrid, Majadahonda y Brunete regamos sus tierras
y nuestros cuerpos abonaron los campos y veredas de las tierras de España
para que cada primavera a orillas del río germinaran semillas de solidaridad
del que brotaría un campo rojo recordando a aquellos que cayeron luchando por la libertad

para que todos los viandantes sepan que en España hubo una guerra
donde nos recuerdan y tienen guardado un lugar especial en el corazón por tan noble hazaña:
la lucha por la democracia, por el pueblo español, contra el fascismo y la libertad
donde silenciaron los cantos de revoluciones, murió la esperanza y triunfó la maldad 

La muerte llega abundante desde problemas resueltos sobre el mapa, 
desde sabias disposiciones, desde ángulos de elevación y de tiro; accidental
acecha en cada esquina y rincón, aparece de imprevisto y siega la vida 
mientras perfora la carne, brota la sangre y su caballo negro galopa

Yacéis, hijos de Connolly, camaradas irlandeses, sin sepultura en tierras lejanas
camaradería de héroes de la decimoquinta brigada internacional
“No pasarán” el compromiso que os hizo luchar por la esperanza no perdida
los olivos siguen sangrando recordando vuestro ejemplo a pesar de la derrota 

Camaradas irlandeses que no cayeron en la propaganda del púlpito que ayudó a O’Duffy y su tropa
que negaron la llamada de Franco, junto a Hitler y Mussolini, mentirosos y traidores
que no quisieron la bendición de los obispos en Dun Laoghaire a los ‘camisas azules’, bestias fascistas  
mientras navegaban bajo la esvástica hacia España.

Camaradas unidos por la libertad, la democracia, el socialismo y el antifascismo, caballos que galopan
por las tierras de España combatiendo al enemigo que siembra muerte y horrores
dejando la tierra muerta y seca, donde yacen sin sepultura militantes y activistas
de la libertad caídos por ella, enarbolando su estandarte en la contienda, defendiendo esa noble hazaña