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miércoles, 25 de octubre de 2017

PABLO PICASSO

Tal día como hoy, en 1881, nacía el pintor, escultor y militante comunista andaluz Pablo Ruiz Picasso.

Figura excepcional como artista y como hombre, Picasso fue protagonista y creador inimitable de las diversas corrientes que revolucionaron las artes plásticas del siglo XX, desde el cubismo hasta la escultura neofigurativa, del grabado o el aguafuerte a la cerámica artesanal o a la escenografía para ballets. Su obra inmensa en número, en variedad y en talento se extiende a lo largo de más de setenta y cinco años de actividad creadora, que el pintor compaginó sabiamente con el amor, la política, la amistad y un exultante y contagioso goce de la vida. Famoso desde la juventud, admirado y solicitado por los célebres y poderosos, fue esencialmente un español sencillo, saludable y generoso, dotado de una formidable capacidad de trabajo, enamorado de los barrios bohemios de París, del sol del Mediterráneo, de los toros, de la gente sencilla y de las mujeres hermosas, afición que cultivó sin desmayo.

Pablo Diego José Ruiz Picasso, conocido luego por su segundo apellido, nació el 25 de octubre de 1881, en el n.º 36 de la plaza de la Merced de Málaga, como primogénito del matrimonio formado por el pintor vasco José Ruiz Blasco y la andaluza María Picasso López. El padre era profesor de dibujo en la Escuela Provincial de Artes y Oficios, conocida como Escuela San Telmo. La primera infancia de Pablo transcurrió entre las dificultades económicas de la familia y una estrecha relación entre padre e hijo, que ambos cultivaban con devoción. El niño era un escolar menos que discreto, bastante perezoso y muy distraído, pero con precoz facilidad para el dibujo, que don José estimulaba.

En 1891 la familia se traslada a La Coruña, en cuyo Instituto da Guarda son requeridos los servicios del padre como profesor. Pablo inicia sus ensayos pictóricos, y tres años más tarde su progenitor y primer maestro le cede sus propios pinceles y caballetes, admirado ante el talento de su hijo. En 1895, Ruiz Blasco obtiene un puesto docente en la Escola d'Arts i Oficis de la Llotja de Barcelona. Pablo resuelve en un día los ejercicios de examen previstos para un mes, y es admitido en la escuela. En 1896, con sólo quince años, instala su primer taller en la calle de la Plata de la Ciudad Condal.

Dos años más tarde obtiene una mención honorífica en la gran exposición de Madrid por su obra Ciencia y caridad, todavía de un realismo académico, en la que el padre ha servido de modelo para la figura de un médico. La distinción lo estimula a rendir oposición al curso adelantado en la Academia de San Fernando, mientras sus trabajos, influidos por El Greco y Toulouse-Lautrec, obtienen nuevas medallas en Madrid y Málaga.

En 1898 realiza su primera muestra individual en Els Quatre Gats de Barcelona. Finalmente, en el otoño del año 1900 hace una visita a París para ver la Exposición Universal. Allí vende tres dibujos al marchante Petrus Mañach, quien le ofrece 150 francos mensuales por toda su obra de un año. Pablo es ya un artista profesional, y decide firmar sólo con el apellido materno. En 1901 coedita en Madrid la efímera revista Arte Joven, y en marzo viaja nuevamente a París, donde conoce a Max Jacob y comienza lo que luego se llamará su «período azul». Al año siguiente expone su primera muestra parisiense en la galería de Berthe Weill, y en 1904 decide trasladarse definitivamente a la capital francesa.

Picasso se instala en el célebre Bateau-Lavoir, en el número 13 de la calle Ravignan (hoy plaza Hodeau), alojamiento variadamente compartido por artistas sin blanca, entre otros el también español Juan Gris. Allí trabó amistad con Braque y Apollinaire, y se enamoró de Fernanda Olivier. Durante tres años Picasso pinta y dibuja sin cesar, rendido a la influencia de Cézanne, mientras elabora con Braque las líneas maestras del cubismo analítico, cuya gran obra experimental, Las señoritas de Aviñón, es pintada por Picasso en 1907.

Pronto sobreviene el asombro y el escándalo ante un estilo deforme que rompe todos los cánones y va ganando nuevos adeptos, al tiempo que su audaz inventor expone en Munich (1909) y en Nueva York (1911). Pablo ha encontrado una nueva compañera en Marcelle Humbert, y siempre seguido por Braque, se lanza a crear el cubismo sintético, que los acerca al borde de la abstracción (en su extensa y tan variada obra, Picasso jamás llegaría a abandonar la figuración). Poco después se muda de Montmartre a Montparnasse, y se abren exposiciones suyas en Londres y Barcelona.

En 1914, con el estallido de la Primera Guerra Mundial, llegan las tragedias: Braque y Apollinaire son movilizados, y Marcelle muere súbitamente ese otoño. Pablo abandona prácticamente el cubismo, y busca otros caminos artísticos. Los encuentra en 1917, cuando por medio de Jean Cocteau conoce a Serguéi Diáguilev, que le encarga los decorados del ballet Parade de Erik Satie. El fin de la guerra le trae un nuevo amor, la bailarina Olga Clochlova, y también un nuevo dolor: la muerte de Apollinaire a consecuencia de una grave herida en la cabeza. Se casa con Olga en 1918, y hasta 1925 trabaja en diversos ballets que dan cauce a su evolución pictórica.

Un viejo retrato de su madre, pintado en 1918, le valdrá el millonario premio Carnegie de 1930, que le permite adquirir una suntuosa villa campestre en Boisgelup, y pasarse más de un año viajando por España. Por entonces vuelve a la escultura y mantiene un romance con Teresa Walter, del que nace su primera hija, Maya. La Clochlova inicia un escandaloso juicio para conseguir el divorcio, que el juez se niega a conceder. Despechado, Picasso se enamora de Dora Maar.

Picasso y su visión política

Al estallar la Guerra Civil, Picasso apoya con firmeza al bando republicano, y acepta simbólicamente la dirección del museo del Prado, mientras en 1937 pinta el Guernica en París. Dos años después se realiza una gran exposición antológica en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Deprimido por el triunfo de los nacionales y la posterior ocupación de Francia por los nazis, pasa la mayor parte de la Segunda Guerra Mundial trabajando en su refugio de Royan.

Guernica
En 1944 se afilia al Partido Comunista Francés y da a conocer 77 nuevas obras en el Salón de Otoño. Después se entusiasma por la litografía y por la joven y hermosa pintora Françoise Guillot, con la que convive hasta 1946. Se inicia así su etapa de Vallauris, en la que trabaja en sus magníficas cerámicas. Con Françoise tendrá dos hijos: Claude, nacido en 1947, y Paloma en 1949.

En 1951-1952 Picasso pintó una obra, Masacre en Corea, que muestra de una manera muy clara su relación con el partido Comunista y sus sentimientos en general hacia sufrimiento humano. En el año 1951 los Estados Unidos fueron acusados por China de lanzar bombas en Corea del Norte, matando a muchos comunistas. Picasso estaba de acuerdo con estas acusaciones, y se comprometió de hacer una serie de pinturas anti-americanas para el gobierno de China. Concretamente esta tiene tonos de grises, amarillos y verdes. Muestra un grupo de mujeres desnudas a punto de ser masacradas de un grupo de violentos militares que se parecen robots. Aunque esta pintura relata la realidad de Corea del Norte, también muestra sufrimiento en general. Las mujeres desnudas son víctimas inocentes. Los cuerpos son muy suaves en contraste con los cuerpos rígidos e inhumanos de los atacantes. Hay una clara referencia a la obra de Los fusilamientos del tres de mayo de Goya, de la que se toma la organización en dos grupos de figuras: las víctimas sin y los atacantes violentos, fuertes, y animales. 
Masacre en Corea, 1951-1952



En 1954, el infatigable anciano se fascina por una misteriosa adolescente de delicado perfil y largos cabellos rubios llamada Sylvette David, que acepta posar para él a cambio de uno de los retratos, a su elección. El trato se cumple y su resultado produce algunas de las obras más conocidas y reproducidas del pintor, como el famoso perfil de Sylvette en la butaca verde.

Si la fascinación por la etérea Sylvette había sido platónica, no tuvo el mismo cariz su atracción por Jacqueline Roqué, joven de extraodinaria belleza a la que tomó como compañera en 1957, un año antes de pintar el gigantesco mural para la UNESCO. Fértil milagro del arte y de la vida, Picasso seguiría creando, amando, trabajando y viviendo intensamente hasta morir en 1973. Dejó tras de sí la mayor y más rica obra artística personal de nuestro siglo, y una fabulosa herencia que provocó agrias disputas hasta recaer en un ser de pacífico nombre: su hija Paloma.

El estilo de Picasso

Durante su estancia en París, Pablo Picasso actualizaba constantemente su estilo; trabajó desde el período azul, el período rosa, el estilo de las influencias africanas, pasando por el cubismo, el surrealismo y el realismo. No solo dominó estos estilos, sino que fue pionero en cada uno de estos movimientos e influyó en los estilos a seguir a lo largo del siglo XX, a partir de las obras iniciales que creó. Además de los estilos que introdujo en el mundo del arte, también trabajó a través de los diferentes estilos que aparecieron mientras trabajaba en París. No solo mejoró continuamente su estilo y las obras que creó, es bien sabido el hecho de que él tenía la capacidad de crear en cualquier estilo que era prominente durante este tiempo.

Al pintor malagueño no le gustaba trabajar a las órdenes de nadie; sin embargo, incursionó en el teatro, colaborando con Diaghilev. Además, ilustró más de medio centenar de libros con portadas o retratos- que no estaban necesariamente relacionados con el texto -, aunque su trabajo aportaba su enorme prestigio. En total, colaboró en más de un centenar de libros. El más apreciado trabajo literario de Picasso fue su GÓNGORA, publicado en 1948. Picasso, durante su vida, se sintió más atraído por la compañía de escritores que la de pintores o escultores; incluso, escribió poesía en español y en francés; pueden citarse "El entierro del conde Orgaz", como tributo de admiración al Greco, contemporáneo de Góngora y, en 1937, editó "El sueño y la mentira de Franco", la más trascendente edición artística de valor político de todo el siglo. Sbartés, su amigo desde la época de estudiante y durante muchos años su secretario, afirma que nunca vio a Picasso con un libro en las manos. Pese a esta afirmación, lo cierto es que Picasso, tenía una biblioteca selectiva, destacando una edición de Obras de Góngora, publicada en Lisboa, en 1667. Pese a lo que dice Sbartés, los amigos de Picasso aseguran que estaba muy bien informado de la literatura pasada y presente. Le era posible hablar de Shakespeare o Molière, o citar a Kierkegard, a Barthes, a Sade o a San Juan de la Cruz. Picasso se confesaba conmovido e influenciado por La sonata a Kreutzer, de Tolstoy. También que en una reunión, hizo un elocuente análisis El Retrato de Kahnweiler en relación con Bergson; pero, luego, admitió no haberlo leído jamás y que había formado su opinión analítica escuchando a sus amigos. Probablemente, el interés de Picasso por Góngora nació al conocer a Pierre Reverdy, amigo del pintor Juan Gris. En Francia, Reverdy, desde 1898, había hecho revivir la poesía de Góngora, casi completamente olvidada. Esta resurrección sobrepasó en repercusión a la que se hizo para rehabilitar a El Greco, otro artista casi inadvertido en París. La labor incansable de Reverdy llegó a su clímax en 1927, tercer centenario de la muerte de Góngora.

Pablo Picasso era un pacifista, y las pinturas a gran escala que creó, mostraban un grito de paz y cambio para este tiempo. Una pieza de 1937 que creó, después del bombardeo alemán de Guernica, fue una de esas piezas influyentes de este tiempo. No solo se convirtió en su pieza de arte más famosa, sino también es muy importante la pieza, ya que mostraba la brutalidad de la guerra y la muerte, por esto se convirtió en una figura prominente de la época. Vender su trabajo, el mensaje en el que creía, el arte, la política y la excentricidad, se encontraban entre sus principales objetivos de venta.

Con el pincel como arma e instrumento
como el martillo que transforma
la realidad pues el arte no es un espejo
que recoge su verdadera forma

y modifica y erosiona y cambia como el viento
el malagueño se inclina ante el pincel
pincel que dibuja en los bocetos los reflejos
de sus ideas, sus sueños y sus pensamientos en el papel

en un mundo que se hunde en los mares de la necedad
el arte toma protagonismo para ocultar la maldad del ser humano
modificando y disfrazando la cruda realidad
como el trabajo sutil y perfecto de un cirujano

como el martillo que transforma las rocas y las da forma
para que juntas puedan ser una perfecta escultura
el arte de Picasso es la visión que deforma
una realidad y una época con luces claras y oscuras

lunes, 23 de octubre de 2017

GUEORGUI ZHÚKOV

El 18 de junio de 1974 fallecía, en Moscú, el Gran Mariscal de la Unión Soviética, Gueorgui Konstantínovich Zhúkov, un verdadero Héroe de la Humanidad, comandante del glorioso Ejército Rojo y principal vencedor del nazi-fascismo en la Segunda Guerra Mundial. Fue el Mariscal de la Victoria en la Gran Guerra Patria de los pueblos de la URSS, de los comunistas del mundo entero y de toda la Humanidad progresista.

El 23 de octubre de 1941, en Moscú, Unión Soviética; en el contexto de la Segunda Guerra Mundial; Stalin, nombra Jefe supremo del Ejército Rojo a Gueorgui Zhukov, uno de sus hombres más fieles, leales y un gran estratega clave para la recuperación del ejército soviético. Las aplastantes derrotas de los soviéticos en la Operación Barbarroja llevaron a un replanteo de Stalin quien necesitaba que el alto mando del ejército quedara en otras manos, para evitar la derrota total incluso antes que llegara el invierno. Inicialmente, Zhukov que tenía una trayectoria formada desde abajo en el ejército rojo y que ascendió por méritos propios desde 1937, había sido un hombre clave para aplastar a los japoneses en Mongolia en 1939, lo que le hizo un hombre respetable.

Gueorgui Zhúkov



Hijo de humildes labradores, el general Gueorgui Zhúkov se convirtió, con toda justicia, en un héroe de la Unión Soviética. En agosto de 1939 fue el artífice de la mayor derrota japonesa en la frontera de Manchuria, y, tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), de la decisiva victoria en la batalla de Stalingrado (2 de febrero de 1943).

En 1941 Stalin, necesitado de militares capaces, lo llamó para reorganizar la defensa de Moscú, amenazado por el avance alemán. Sus brillantes maniobras y la pronta llegada de refuerzos procedentes de Siberia, que dejó al descubierto las defensas orientales de Rusia, consiguieron rechazar al ejército alemán a las puertas de la ciudad.

Stalin, dudando de otros hombres, asignó a Zhukov el cargo la defensa de Moscú ese mismo año. Un poco por la mejor coordinación que dio al ejército rojo y el oportunismo del crudo invierno, hizo que la defensa de la capital fuera un éxito, deteniendo por primera vez a los alemanes. Desde allí, el prestigio de Zhukov aumentó a pesar del fracaso de intentar recuperar Smolensko.  A finales de 1942, Gueorgui Zhukov se hizo cargo del frente de Stalingrado, escenario de una de las más sangrientas batallas de la guerra, donde planeó la espectacular contraofensiva del Ejército Rojo que consiguió cercar al VI Ejército alemán, al mando del mariscal Friedrich Paulus, en el interior de la propia ciudad, y lo obligó a rendirse.
Gueorgui Zhúkov

La maniobra de piezas hechas sobre las unidades más débiles del Eje fue toda una obra maestra para Zhukov que trajo consigo un enorme cerco sobre los alemanes que finalmente se rindieron en febrero de 1943.

Ese mismo año, luego del fracaso inicial, en el mes de agosto tendría a cargo la Operación Ciudadela y el éxito final de batalla de Kursk, en la cual los soviéticos saldrían vencedores por su superioridad numérica y una decisión de Hitler de replegarse desobedeciendo a sus generales. Ya en 1944, sería el Comandante supremo de la Operación Bagration, donde movilizaría millones de hombres dividido en tres cuerpos de acción (Norte, Centro y Sur) y que expulsaría a los alemanes de la URSS definitivamente. En 1944, si bien no planificaría, seria quien también ordenaría y daría el visto bueno a la ruptura del sitio de Lenningrado después de 900 días, poniendo a disposición algunos de sus hombres para liberar la segunda ciudad del país.

Finalmente, sería el nombre mayor en la batalla de Berlín aunque tendría una disputa previa con Ivan Koniev, ya que ambos dirigían al ejército rojo. Zhukov intentó un avance raro por las colinas de Seelow que le costó más vidas de lo esperado pero finalmente logró llegar antes a Berlín, por decisiones propias de Stalin quien detuvo a Koniev al desviarlo hacia otro objetivo más inmediato que la capital. Su avance final sobre Berlín, pondría fin al Tercer Reich y terminaría la guerra en Europa.

Las victorias de Zhukov supusieron un punto de inflexión en el desarrollo de la guerra, ya que infligieron una de las primeras derrotas a las fuerzas alemanas, cuyo avance hasta el momento había sido casi imparable. Bajo su mando, los rusos consiguieron detener el último gran asalto alemán en Kursk, momento a partir del cual la marcha del Ejército Rojo sobre Alemania adquirió un ímpetu irresistible.
Gueorgui Zhúkov

En el tramo final de la guerra, Gueorgui Zhúkov mandó el ejército ruso que tomó la capital de la Alemania nazi. En los últimos años del gobierno de Stalin fue relegado a un segundo plano, pero tras la muerte de Stalin su figura se vio rehabilitada y fue reconocido el hecho de que jamás sufriera una derrota a lo largo de su dilatada carrera militar.

martes, 17 de octubre de 2017

LA OSCURIDAD

"La culpa es como un saco de ladrillos: solo hay que descargarlo.” Es una de las frases que me repetía a mí mismo más de una vez. Sin embargo, qué fácil parecía decirlo y qué difícil era ponerlo en práctica.

Mientras camino por calles oscuras, la oscuridad de la noche me acompaña como una vieja amiga. Una eterna amante que nunca me abandona, apagada a mi alma ya mi vida como el aire que respiro. Nuestra vida siempre tiene luces y sombras y en esos claroscuros comienza la función.

Nuestra vida está construida en base a nuestras acciones. Como una pequeña ciudad los edificios van creciendo poco a poco cambiando el paisaje, modelando la desnuda silueta de nuestra vida dando forma a una pequeña city que saluda a los visitantes y que parece impasible y eterna  ante los ojos del mundo y de la gente, hasta que se que convierta en polvo besado por el tiempo y el clima y vuelva ser un ligero parpadeo de la mirada de Cronos en una película que tiene demasiados remakes.

Como todas las obras de teatro y como todas las películas, todo tiene una duración. Todo pasa y todo llega, pero lo nuestra es pasar. esa es la única verdad indiscutible. mientras escribimos nuestra historia, nos observan. A los dioses les gusta observar, y jugar con nuestras vidas y nuestros destinos. son una panda de bromistas:  nos dotan  de instintos, nos dan esta extraordinaria virtud, y ¿qué hacen luego? Nos utilizan para pasárselo en grande, para reírse de nosotros, para ver como quebrantamos las reglas. Ellos disponen las reglas y el tablero y son una panda de tramposos: mira, pero no toques; toca, pero no pruebes; prueba, pero no saborees. Y mientras nos llevan como marionetas de un lado a otro, ¿qué hacen? Se descojonan, ¡se parten el culo de risa! son una panda de sádicos y de manipuladores que nos manejan en sus hilos.

Pero ya ha llegado la hora de romper el tablero y de librarnos de su yugo. Pensar es dudar y nada más que dudar. Y esa duda es la semilla del cambio, de un mundo nuevo, de la rebelión. Los demonios me asaltan. La mayoría de las veces, nuestros demonios continúan ahí, agazapados en la sombra. Acechando infatigablemente el momento en que bajemos la guardia. Intentan acabar con nosotros, con nuestra mente, atacando con la duda, sembrando la semilla del rencor y del dolor, haciéndonos vagar por el desierto del mundo como un Caín desterrado lleno de odio.

Venimos de la nada; Tenemos hijos, que se encuentran atados a este infierno al igual que nosotros, y volvemos a la nada. No hay nada más. La existencia es algo fortuito. No hay ningún patrón salvo el que imaginamos cuando nos quedamos mirando fijamente durante mucho tiempo. No tiene ningún sentido, salvo el que decidimos imponer.

Entonces renaceré, libre de garabatear mi propio diseño sobre el lienzo en blanco, en cuestiones morales, que es este mundo. Solo el hombre es dueño de su destino.

Pero ¿y si estoy equivocado? Soy humano, a veces me confundo... Así empieza todo, la duda, la fiebre, la ira, la sensación de impotencia total  que nos infunde crueldad. Y mientras me hundo en mis pensamientos, la oscuridad sale de la tumba y se eleva en el aire. La vida es sólo una pequeña luz entre dos grandes oscuridades.

lunes, 16 de octubre de 2017

EL SÁHARA

El Sahara, el mayor desierto del mundo, cubre más de 8 millones de kilómetros cuadrados en los que cae una lluvia no superior a los 100 milímetros y tán vasto territorio es compartido por los siguientes países: Argelia, Marruecos, Tunicia, Libia, Egipto, Sudán, Chad, Nigeria, Malí y Mauritania. Y solo el Nilo es el río que atraviesa el desierto. En el Sahara viven, aproximadamente 1.500.000 personas y el nomadismo que era la forma de vida del 50% de esta población ha ido retrocediendo progresivamente ha medida que crece la actividad económica. En los oasis se practica la agricultura que produce cereales, hortalizas y, principalmente, una muy considerable cantidad de dátiles. Los recursos mineros son importantes: petróleo y gas natural en Argelia y en Libia, fosfatos en el Sahara Occidental, uranio en el Níger, hierro en Mauritania.


El Sahara conoció varios períodos húmedos durante el cuaternario, según revela el aspecto del relieve, los restos de una vegetación de tipo mediterráneo y los yacimientos prehistóricos con numerosos grabados y pinturas rupestres. En el paleolítico vivieron cazadores-recolectores, cuyo número disminuyó a consecuencia de una fase de desecación. En el neolítico antiguo se desarrolló una muy importante población, al parecer negra, de pescadores, cazadores, ganaderos e incluso agricultores. A partir de 1874 se descubrieron casi 30 000 pin-turas y grabados, clasificadas y agrupa-das en tres períodos (el de los rebaños, el del caballo y el del camello). El resto, de concepción simbólica, característica del período denominado arcaico, sería la más antigua forma de arte africano.

En el 1er. milenio a.C., libios y garamantes abrieron la ruta de los carros, que unía el golfo de Sirtes con la región de Gao a orillas del Níger, que decayó a partir del siglo IV a.C., tras un período de sequía que hizo imposible el empleo del caballo, que fue sustituido paulatinamente por el dromedario, procedente de Arabia. Entonces se atravesó el Sahara en rutas comerciales, que transportaban oro de Sudán hacia Cirenaica, y también marfil, plumas de avestruz y esclavos. El dromedario permitió a los grandes nómadas y a los bereberes del norte de África aprovechar el retroceso del poder romano para controlar el desierto e imponer su ley a los sedentarios de las regiones colindantes del Sahara. Los bereberes desarrollaron el comercio de caravanas entre el mundo mediterráneo y el África negra utilizando los llamados puertos saharianos (Gana, Awdagust).

Los árabes, tras imponer su dominio a los bereberes del norte de África, atravesaron el desierto y alcanzaron el África negra, Siglo VIII, y, en sucesivas oleadas, se instalaron en el Sahara hasta la época contemporánea. Las poblaciones saharianas fueron así islamizadas, arabizadas e incluso avasalladas; solo los que estaban protegidos por la dureza de las condiciones naturales, como los tuareg, conservaron su lengua y sus costumbres. El comercio de caravanas se amplió, gracias a las posibilidades que ofrecía el mercado musulmán. Los pueblos árabes o arabizados y los bereberes del desierto (san-háyas, zanatas) intervinieron en el Magreb con el movimiento de los almorávides, en los siglos XI y CXII, y avanzaron hacia Sahel. Poco a poco islamizaron a la población y desmembraron los imperios, como el de Ghana, en el año 1076, que controlaban el comercio transahariano, que pasó a sus manos. En 1591 los marroquíes terminaron con el imperio songhai.


En el siglo XIX los europeos iniciaron la explotación del desierto. Tras instalarse en el norte y en las costas occidentales del continente, intentaron unir los diversos territorios. Los franceses ocuparon Lag-houat (1852) y Tombouctou (1854), y las tropas procedentes de Argelia, Sudán y el Congo confluyeron en el Chad (1898-1900). La unión entre Marruecos y Mauritania se estableció en 1934. Los españoles crearon la colonia del Río de Oro (1884-1886). Los italianos se establecieron en Tripolitania y en Cirenaica (1911-1912). Los descubrimientos de minerales y petróleo, y la voluntad independentista de las poblaciones, impulsaron la descolonización de la región en años comprendidos entre 1951 y 1976.

Los bereberes

Los bereberes constituyen la población característica del Norte de África y, más en concreto del Magrib. Pero si el sustrato poblacional es claramente bereber, sin embargo, este elemento hoy es considerado minoritario en relación con lo árabe. En realidad lo árabe y los bereber forman únicamente una falsa dicotomía planteada por motivos políticos más que fundamentada en realidades resumiríamos de ser de pura raza árabe y las lenguas romances, todas juntas, tendrían menos difusión que los dialectos bereberes.

En consecuencia, hoy día en el Norte de África resulta muy difícil establecer la frontera entre lo árabe y lo bereber. Al igual que en el caso de los bereberes en al-Andalus, que tuvieron más presencia en realidad que lo árabe, incluso en el Magrib, lo andalusí tiene más presencia en la química étnica y social que lo puramente árabe: recordemos las múltiples emigraciones, desde la del arrabal cordobés hasta el paso de los moriscos en 1609. En consecuencia, en la actualidad resulta anacrónico hablar de lo bereber como un fenómeno étnico.

Como ha destacado el profesor Hart, en la actualidad el fenómeno bereber es un elemento básicamente lingüístico. Se considera bereber únicamente a aquellos que hablan como lengua natal alguno de los dialectos bereberes. Y en cifras esa población ha quedado fuertemente reducida por el paso de la Historia humana. En cifras de comienzo de los años 80, el fenómeno lingüístico bereber apenas suponía un 2% en la población de Túnez, pero ascendía al 30% en Argelia y hasta el 40% en Marruecos.

Los orígenes del pueblo bereber han merecido múltiples especulaciones desde la misma Antigüedad clásica. Estas leyendas no rebasan el terreno de la curiosidad. Los griegos relacionaron la cuestión con su mitología; así Hesiodo podía indicar que Moros, la negra Ker y Tánato eran hijos de una madre concreta: la Noche. Por el contrario, para Platón todos los pobladores del Occidente eran descendientes de Poseidón , y los africanos eran Atlantes.
Los cartagineses de época helenística, tal y como va a transmitir el historiador latino Salustio , van a interpretar los orígenes de la siguiente forma : una buena parte de los norteafricanos eran descendientes de los medos o persas llegados en el ejército del mítico Hércules . De ellos procederían tanto los moros como los númidas.

Para otros autores, sin embargo en la misma línea que la banal interpretación púnica, los bereberes eran descendientes de indios, mientras entre los autores hebreos y cristianos de los siglos III al V, alguno de ellos tan significativo como San Agustín, relacionaban los orígenes de los bereberes con los cananeos.
Este tipo de leyendas tendrá siempre buena acogida. En los autores árabes, desde el mismo siglo IX, nos va a aparecer un dato de forma recurrente. Tradición histórica que llegará hasta el gran historiador tunecino lbn Jaldun. De acuerdo con esta creencia, los bereberes en su origen no habían sido otros que los palestinos que, con la muerte de su rey Goliat, se vieron obligados a emigrar al Norte de África. Podemos preguntarnos por la realidad de estos pretendidos orígenes si procederían tanto los moros como los númidas.

EL PUEBLO SAHARAUI

Tras su independencia de Francia, Marruecos reclamó el territorio del Sáhara Occidental como parte de su "Gran Marruecos". En 1963 el Comité Especial de Descolonización de Naciones Unidas incluía el Sahara Occidental en la relación preliminar de regiones del mundo a las que se debía aplicar la Declaración sobre concesión de independencia a países y territorios coloniales. En 1965 la ONU proclamó el derecho a la autodeterminación del Pueblo Saharaui y instó a España a que agilizara su descolonización. Años antes, el rey de Marruecos había manifestado su intención de anexionarse los territorios del Sahara occidental. Había vuelto a aparecer la idea del Gran Imperio soñado por Marruecos. También Mauritania, al ver la situación, se apresuró a pedir parte del territorio del Sahara.

En 1967, la ONU recomendó la descolonización del territorio en tanto que poco después, Mauritania también se sumó a las reclamaciones territoriales marroquíes.

El 12 de mayo de 1975, una Comisión de la ONU viaja al territorio saharaui para comprobar que “el Polisario es la única fuerza política dominante en el territorio y que la inmensa mayoría del pueblo desea la independencia”. Pero durante el mismo año, y en medio del proceso de la transición democrática iniciada en España con la muerte de Franco el 20N, el Gobierno español procede a la entrega del territorio de Sáhara Occidental a Mauritania y Marruecos. Comienzan entonces los enfrentamientos armados entre el Ejército de Liberación Popular Saharaui (E.L.P.S) y las Fuerzas Armadas Reales Marroquíes. Marruecos, al mismo tiempo, inicia su “Marcha verde” el 6 noviembre y Mauritania comienza a atacar por el sur. Con esta marcha, Hassan II movilizó a 350.000 hombres y mujeres marroquíes, además de 25.000 soldados, para tomar posesión de Sáhara. La población civil saharaui se ve obligada a huir a la región argelina de Tinduf. El 14 de noviembre, España entrega el territorio de Sáhara Occidental a Marruecos y Mauritania, a través de la firma de los Acuerdos Tripartitos de Madrid.

El Frente Polisario proclama la constitución de la República Árabe Saharaui Democrática el 27 de febrero de 1976, un día después de que las últimas presencias españolas abandonasen la zona. De la noche a la mañana el territorio pasó de manos españolas a manos marroquís y mauritanas. Mauritania firmó su acuerdo de paz con el frente Polisario en 1979, renunciando a sus derechos sobre el territorio saharaui y la OUA y distintos países han venido reconociendo desde entonces a la nueva república. Sin embargo, Marruecos, en lugar de hacer lo mismo, se anexionó la parte a la que Mauritania renunció para reivindicarla también como suya y continuó con la ocupación.


LA PINTURA EN EL SIGLO XVIII Y EL SIGLO XIX

Siglo XVIII

La pintura tiene una deslumbrante presencia en el siglo XVIII.
En Francia con Antoine Watteau (1648+1721), Nicolás Lancret, Francoise Boucher, Maurice Quentin de la Tour, Jean Baptiste Chardin, Jean Honoré Fragonard.

En Venecia con el Canaletto, Francesco Guardia, Pietro Longhi, Giam-battista Tiépolo. Y, en España, casi un siglo y medio después de Velázquez, nace otro artista excepcional don Francisco de Goya y Lucientes (1746+1828).

Goya que explosiona con una pujanza intrínseca y absoluta, con una inmensa obra llena de golpes psicológicos y de sentido político. Mención aparte merecen sus famosas Maja vestida y Maja desnuda, pintadas al cumplir Goya el medio siglo.

También hay que destacar el aporte de los ingleses Hogarth (1697+1746),Josua Reynolds, Thomas Gainsborough, Henry Raeburn (1756+1823), nos llevan hasta el siglo XIX con William Blake y los paisajistas John Crome (1768+1821), John Constable y Richard Farkens.

SIGLO XIX

En Francia, el llamado neoclasicismo, está representado por Louis David, que pintó a Napoleón en el Monte Saint-Bernard; Jean-Baptista Regnault con sus Tres Gracias; François Pascal con Madame Recamier, y Prud'hon con Rapto de Psique.

En Alemania, el romanticismo, que bebió en las fuentes de Roma, tiene dos grandes representantes: Tischbein (1751+1829), que pintó al poeta Goethe, y Gaspar David Friederich, que debió esperar el paso del tiempo para alcanzar el prestigio que le correspondía.

En el siglo XIX, figura Gericault que se inició inspirándose en la epopeya napoleónica y que murió a los 33 años. Es famoso su cuadro El loco asesino. Citar a Jean Dominique Ingrés (1780+1867) es llegar a las ilustraciones de absoluta dominancia femenina con retratos de Mlle. Rivière y Mme. Zèlie o El Baño Turco.

Entonces, aparecen figuras como Eugène Delacroix (1798+1863)- Rapto de Rebeca, Matanzas de Scio, La Libertad conduce al pueblo, La mujer del papagayo o La novia de Abydos; Théodore Chasseriau con Ester arreglándose para Asuero y Las dos Hermanas; Francoise Millet con Las Espigadoras, Los leñadores o La Primavera.

En el siglo XIX tiene Francia a Jean-Baptiste Corot (1796+1875), que realiza pinturas como La odalisca romana y El Puente de Nantes, La mujer de la perla o La iglesia de Marisel.
Es curioso consignar que Corot vendió su primer cuadro cuando ya tenía 51 años de edad. Y también es notable saber que existió un artista, que murió a los 71 años en una casita de Valmondois, que ocupaba gracias a la generosidad de Corot.

Era Honoré Daumier (1808+1879), que participó con más de 4.000 planchas entregadas a La Caricatura y al Charivari. Tiene obras en el Louvre y también en la National Gallery, en el Metropolitan de Nueva York; en Munich, se exhibe el Quijote que produjo en 1868.

Gustave Courbet (1819+1877), se llamaba a sí mismo el Maestro pintor, pero se decía sin ideal ni religión. Murió exiliado y su prestigio se vio menguado por cientos de falsificaciones de sus obras.
Desde 1832 hasta 1883, vivió Manet y con él viene el impresionismo, dejando atrás el realismo: Almuerzo en el campo, Olimpia, Un bar en Follies-Bergere, bastan para situarlo.

También se inscriben en el movimiento impresionista Boudin, Jongkind, Bazille, Morisot, Casait y, especialmente, Claude Monet (1840+1926) con La Catedral de Rouen, El Parlamento de Londres, Velero en Argenteuil y Las Ninfas.

Y está en el movimiento impresionista Camille Pisarro (1830+1903), con Entrada al pueblo de Voisins, La isla de Laccroix o Los Tejados rojos, además de Pierre Auguste Renoir (1841+1919), citando Bañista secándose, Desnudo echado, Gabriela con una rosa o Muchacha peinándose y su muy famosísimo Moulin de la Galette.

Además, hay que citar a Sisley, nacido en París, pero de padres británicos, que nunca logró obtener la nacionalidad francesa y se pasó la vida luchando contra la pobreza. Degas (1834+1917), aunque calificado en el grupo impresionista, trae un mensaje innovador y la figura humana es captada por él, en sus movimientos sorpresivos, como sus célebres bailarinas.

Citemos ahora a Paul Cézanne (1839+1906), con Los jugadores de cartas, El Vaso azul, Retrato de Mme. Cézanne o El joven de chaleco rojo. Paul Cézanne, decía: Cuando el color alcanza su grandeza, la forma logra su plenitud.

En los momentos en que, Monet y Renoir, ya no participan del impresionismo, aparece Georges Surat (1859+1891) que trae el neoimpresionismo o puntillismo, ejemplificado en La paseante del mono.

Y mientras un grupo trata de aprovechar lo que ofrece el progreso técnico, aparece una figura que rompe los moldes, pues, se abraza al primitivismo:

Es Paul Gaugin (1848+1903). Recorre Bretaña, primero, y luego viaja por Panamá, La Martinica y Tahíti, en su fuga de la vida burguesa y de la civilización que la enmarca. En Bretaña pinta Visión después del sermón y en la isla sus famosos cuadros de las tahitianas.

Otro más, es el trágico Van Gogh (1853+1890), cuyo cuadro Giraso-les, en 1992, alcanzó el mayor precio nunca pagado en el mercado del arte - 4.500 millones de pesetas -, pese a que el autor lo vendió por 200 francos. Sus auto-rretratos lo dicen todo, amén de su Campo de trigo de los cuervos o la Iglesia de Auvers. Su vida fue una desgracia continua y, sin embargo, el atormentado ha dejado una de las más desgarradoras historias de la pintura. Henri Toulouse-Lautrec (1864+1901), enano por accidente, se sumerge a pintar en Montmartre para huir de su deformidad y elige como sus modelos a las mujeres de los prostíbulos.

El hilo de la historia de la pintura, en una sola década, llega al fauvismo y al cubismo en Francia, al expresionismo en Alemania; el futurismo y la pintura metafísica se desarrolla en Italia, mientras que la abstracta no se circunscribe a un solo país. Henri Matisse (1869+1954), sigue a Redon, Vuillard, Denis y Bonnard.

Para una rápida definición del fauvismo puede afirmarse que la vivacidad y crudeza preconizó el triunfo del color. Acompañaban a Matisse en este movimiento Dufy, Vlaminck, Derain, Friesz, Manguin, y Valtat.

Georges Braque (1882+1963), según sus comentarista, todo lo reduce a cubos sean lugares, casas o figuras; de ahí el término de Cubismo, aunque la definición misma ya no es aceptada, representó una auténtica revolución que rompió toda atadura con el pasado, pero sin proponer una nuevo realismo. Destacan sus obras: Vaso y pipa, El velador, El dúo, Flores y paleta, El tocador.

Su compañero en el movimiento cubista es el nombre más ilustre de la pintura del siglo XX, el español Pablo Ruiz Picasso (1881+1973),a quien acompaña otro español, también, avecindado en Francia, Juan Gris (1887+1927).

Picasso ha dejado obras importantes desde su juventud: La mujer del abanico, Las señoritas de Avignon, Los tres Músicos, Mujer llorando, Gallo y cuchillo, Las Meninas según Velázquez y El Guernica.

A estos nombres hay que agregar los de Leger, Robert Delaunay y Jacques Villon.En el futurismo italiano hay que citar a Umberto Boccioni (1882+1916), Gino Severini y Giacomo Balla. En la pintura metafísica está el nombre de Giorgio de Chirico, a quien le siguen Carrá y Morandi.

Luego de la primera Guerra Mundial, aparece el expresionismo flamenco y la escuela de París y en ella destacan Chaim Sutin, Alberto Modigliani y Marc Chagall. La historia continúa con la pintura ingenua que representan Maurice Utrillo (1883+1955), Henri Rousseau, Louis Vivan, Bauchant y Bombois.

El movimiento dadaísta tiene como sus principales pintores: Marcel Duchamp, (1887+1968), Desnudo descendiendo una escalera, Paso de la virginidad al noviazgo, La Novia; Jean Arp (1887+1966), pintor, escultor y poeta, decía: el arte es una fruta que crece en la mano del hombre, como la fruta crece en el árbol, Torso humano, Torse frutal; Francis Picabia (1879+1953), fundador y miembro del Grupo de Oro, pintaba al estilo cubista Agárralo como puedas, Parada amorosa, Prostitución universal, La hija sin madre.

Al surrealismo se anotan Max Ernst (1891+1976), mezclaba a sus pinturas elementos mecánicos, mujeres desnudas y un perturbador erotismo; Salvador Dalí(1904+ 1989), miembro del movimiento surrealista del que fue expulsado a mediados de los años 30 por sus veleidades y sospechoso de ser partidario de Hitler fue, además,, escultor, poeta, novelista, diseñador de joyas. Sus ideas están contenidas en el panfleto La conquista del irracionalismo; Joan Miró (1893+1983 ), pintor y escultor, fue alumno de Urgelli, practicó el cubismo y el postimpresinismo. Por último, debemos mencionar la pintura abstracta con Vassily Kandinsky (1866+1944), nació en Moscú, se nacionalizó alemán en 1928, pero tomó la ciudadanía francesa en 1939; tenía casi 30 años cuando abandonó sus estudios académicos de Derecho, para estudiar pintura, en Munich. Era un artista de sólida formación intelectual y sus ideas las expuso en el libro Concerniente al espiritualismo en Arte y, finalmente, Kazimir Malevich (1878+1935) pionero de la pintura no figurativa. Muy influenciado por el cubismo, desarrolló una abstracción semigeométrica, que llamó suprematismo, con sus pinturas Blanco y blanco y sus incursiones en la decoración de calles. Entró al grupo Unovis, y desplazó como director de la escuela a Chagall; Malevitch, está muy relacionado con el constructivismo, movimiento fundamental en la pintura de mediados de siglo.

domingo, 15 de octubre de 2017

THOMAS SANKARA, EL CHE AFRICANO

El capitán Thomas Sankara (1949-1987), pese a estar en el poder apenas cinco años, inició en la actual Burkina Faso un proceso revolucionario sin precedentes en el África Occidental: En 1983 expulsó a la oligarquía colonialista de los estamentos del Alto Volta, facilitando el camino hacia la emancipación de la mujer y subsanando las diferencias de clase de su país en gran medida.

Sin embargo, este naciente proceso revolucionario encaminado hacia la meca del socialismo, fue truncado el 15 de octubre de 1987.
A pesar de estar solamente cuatro años en el poder, la figura de Thomas Sankara ha dejado una huella y una página más en la historia de los revolucionarios.

¿QUIÉN ERA THOMAS SANKARA?

El comandante Thomas Isidore Nöel Sankara, nacido en una familia católica, era silmi-mossi, un grupo étnico originado en el matrimonio de hombres mossi con mujeres fulani, Los silmi-mossi eran los que tenían menos ventajas en el sistema de castas silmi. Estudió primaria en Gaoua y secundaria en Bobo-Dioulasso, la segunda mayor ciudad del país.

Su padre combatió en el ejército francés durante la Segunda Guerra Mundial y fue capturado por los nazis. La familia de Sankara quiso que tomará los hábitos y dedicara su vida a transmitir la religión cristiana.
 
Empezó su carrera militar a los 19 años, cuando Burkina Faso se independizó. En 1967 fue enviado a Madagascar, donde presenció una serie de movimientos revolucionarios contra el gobierno neocolonialista de Philiberet Tsiranana.

Estos hechos fueron el detonante del comienzo de su carrera política, pues empezó a leer clásicos del marxismo. Otro suceso que le marcó fue la pugna territorial entre el alto Volga y Malí, donde estuvo destinado entre 1972 y 1974, destacando por su labor militar.

En 1976, durante la presidencia del coronel Saye Zerbo, los oficiales más jóvenes del ejército crearon la Agrupación de Oficiales Comunistas (ROC en francés) donde destacaron las figuras de Henri Zongo, Jean-Baptiste Boukary Lingani, Blaise Compaorè y el propio Sankara, el cual llegó a ser comandante del Centro de Entrenamiento de Comandos en Po. En este mismo año conoció a Blaise Compaoré en Marruecos, quien daría un golpe de estado el 15 de octubre de 1987 ayudado por Francia y traicionaría y mataría a Sankara, desmembrando y mutilando su cuerpo para evitar que el pueblo burkinés le rindiera honores.

"Para el imperialismo es más importante dominar culturalmente que militarmente. La dominación cultural es más flexible, la más eficaz, la menos costosa. Nuestra tarea consiste en descolonializar nuestra mentalidad."

LAS MEDIDAS REVOLUCIONARIAS DE THOMAS SANKARA

Una de las primeras medidas del gobierno de Sankara fue la abolición de los privilegios de los jefes tribales del país. También reformó el servicio militar obligatorio, construyendo un ejército popular de obreros y campesinos. En 1984 el estado del Alto Volta tomaría su actual nombre (Burkina Faso), adoptando un nuevo himno nacional, compuesto por el propio Sankara, y una nueva bandera, de inspiración socialista.

También fomentó la creación de Centros de Defensa de la Revolución (CDR), tal y como se habían creado en la Cuba de Fidel Castro. Estos centros estaban formados por militares y clases populares para defender las conquistas de la revolución.

"El imperialismo es un sistema de explotación que se produce no solo en la forma brutal de quienes vienen con armas para conquistar el territorio. El imperialismo a menudo ocurre en formas más sutiles, un préstamo, ayuda alimentaria, chantaje. Estamos luchando contra este sistema que permite que un puñado de hombres en la Tierra gobierne a toda la humanidad.“  Fuente:https://citas.in/autores/thomas-sankara/?utm_content=cmp-true

Dos meses antes de su muerte, Sankara aprovechó el escenario de la XXV Conferencia de la Organización para la Unidad Africana (OUA) para abordar el tema de la deuda, calificándola como un instrumento colonial para estrangular y mantener en la pobreza a los países del Tercer Mundo.

Durante su gobierno de cuatro años, se planteó como prioridad paliar el hambre de la población, en especial en el campo; asegurar diez litros de agua a cada habitante de Burkina Faso (que significa Tierra de hombres dignos); fomentar la escolarización y consolidar un sistema mínimo de salud en cada pueblo de la nación africana. Una de las medidas que implementó fue la distribución de las tierras de los terratenientes ricos entre los campesinos. También, en un intento de revertir la desertificación del Sahel, el Gobierno de Sankara plantó más de 10 millones de árboles. Como resultado, en tres años la productividad agrícola se incrementó de 1.700 a 3.800 kilogramos por hectárea y la nación alcanzó la autosuficiencia alimentaria, indica la revista Panafrican Review. Pronto, Burkina Faso empezó a ser autosuficiente en algodón.

El otro frente fue el papel de la mujer: Sankara incluyó a un gran número de mujeres en el gobierno burkinés. Su gobierno también prohibió la mutilación genital femenina, el matrimonio forzado y la poligamia; al nombrar a mujeres en altos cargos gubernamentales y alentándolas a trabajar fuera de casa y a quedarse en la escuela aunque estuvieran embarazadas.

Sankara también promovió la planificación familiar, fomentando la igualdad entre hombres y mujeres con medidas sociales para que los hombres sufrieran en sus propias carnes la degradación a la que estaba sometida la mujer africana: obligándoles a ir de compras y a preparar comidas, trabajos realizados fundamentalmente por mujeres.

Además, Sankara fue el primer líder africano en designar a mujeres para los principales puestos del gabinete y en reclutarlas activamente para el ejército. También se desarrolló el sistema sanitario. En el marco de una campaña masiva, 2 millones de niños burkineses fueron vacunados contra la polio, la meningitis y el sarampión en menos de dos semanas. Como resultado, la mortalidad infantil se redujo de alrededor del 20 al 14 %. En la esfera de la educación, una campaña nacional incrementó la tasa de alfabetismo en el país hasta el 73 %. La administración de Sankara fue también el primer gobierno africano reconocer públicamente al SIDA como una gran amenaza para África.


Todas las regiones del país quedaron interconectadas con una red de carreteras y vías férreas, y se pusieron en marcha varias fábricas de ladrillos para la construcción de viviendas.

En Burkina Faso Thomas Sankara demostró que las naciones de África podían emprender su propio camino alejados del paternalismo y la caridad de las grandes potencias capitalistas occidentales. El capitán Sankara entendió que África debía acometer un desarrollo propio y que apoyándose en las grandes masas trabajadoras y populares únicamente podrían cumplir con el objetivo de superar el hambre, la pobreza y el subdesarrollo que han arrastrado los pueblos de África desde hace siglos. El imperialismo ha demostrado que todo aquel que se oponga firmemente a sus ambiciones debe ser eliminado y Thomas Sankara fue asesinado simplemente por tratar de sacar a su pueblo de miseria y el hambre. Hoy, el recuerdo de Thomas Sankara está más presente que nunca entre los africanos y deben comprender la justeza del pensamiento revolucionario de Sankara para emprender un desarrollo nacional propio y sin depender de nadie. 


Tras tres años de avances sociales y económicos, el sueño de Sankara desapareció el 15 de octubre de 1987 cuando fue asesinado junto a doce oficiales en un golpe de estado organizado por su sucesor y antiguo colaborador Blaise Compaoré, quien justificó el golpe  alegando que Sankara había puesto en peligro las relaciones exteriores con la antigua potencia colonial francesa y la vecina Costa de Marfil.

Transcurrieron veinte años desde su vil asesinato para que Sankara pasará a formar parte de la gran familia de revolucionarios africanos e históricos: el 15 de octubre de 2007, la figura de Thomas Sankara fue conmemorada en todo el mundo, en diversas ceremonias que tuvieron lugar en África, Francia, Canadá y los Estados Unidos.

Los que vivimos esta historia, esta muerte y resurrección de nuestra esperanza enlutada,
los que escogimos el combate y vimos crecer las banderas, supimos que los más callados
fueron nuestros únicos héroes y que después de las victorias llegaron los vociferantes
recordando que existiais, que seguíais vivos, que teníais nombre y apellidos

cuando vivieron peligrar su negocio y sus beneficios, temieron un África liberada
libre de potencias extranjeras, soberana e independiente, sin manos y pie atados
a los grilletes y cadenas de los colonizadores, que quería que todo fuera como antes
robando a la tierra y al pueblo africano, como fue, como sería y siempre ha sido

Mataron al hombre, Thomas Sankara, y pensaron que todo había acabado
libres para seguir explotando la tierra, libres paras seguir matando
No hay que decir qué hiciste, qué forjaste. Lo intuye, lo celebra, lo sabe
Sólo nos falta hallar el mapa de la revolución que tú sabías de memoria

pero otros retomarán la bandera revolucionaria, recordando tu legado
tu cuerpo es semilla en la tierra, mentes y corazones que siguen caminando
hacia el horizonte, hacia la estepa africana. Tu ejemplo es la llave
que abre las puertas a un mundo mejor, Thomas Sankara, recordemos tu historia



sábado, 9 de septiembre de 2017

HENRI TOULOUSE-LAUTREC

Henri de Toulouse-Lautrec nació el 24 de noviembre de 1864 en Albi. Era descendiente de los gobernantes de la región albigense de Francia. Su padre, el conde Alphonse de Toulouse-Lautrec-Monfa, era un hombre excéntrico que paseaba sobre una yegua blanca por los caminos de herradura de los parques parisienses, desmontaba, ordeñaba la yegua y luego, impertérrito, apuraba la leche. Vivía en un pasado caprichoso y, con excepción de las carreras de caballos, odiaba al mundo moderno, especialmente al arte moderno.


La niñez de Henri transcurrió entre el castillo de la familia en Albi y una casa que tenían en París, donde asistió al Liceo Condorcet. Aprendía con rapidez, era inteligente y aplicado en sus estudios, ganaba fácilmente la amistad de sus condiscípulos y dibujaba sin descanso. Observaba con delicia caballos y animales y hacía incontables bosquejos de ellos.

Cuando tenía catorce años, Henri resbaló en el pulido piso de la biblioteca del castillo y se rompió una pierna; transcurrió un tiempo inusitadamente largo para que sanara la fractura. Cierto día, cuando ya caminaba penosamente con muletas, salió de paseo con su madre. Resbaló una muleta y cayó en una zanja, rompiéndose la otra pierna. Contaba entonces quince años. Siguieron dos años de invalidez, enfermedad y sufrimientos, al terminar los cuales se vio que las piernas habían dejado de crecer. El resto del cuerpo se desarrolló normalmente, sin embargo, en la edad adulta, el hermoso niño se convirtió en un monstruo de hinchada nariz, labios demasiado gruesos y una boca acentuada bruscamente por la corta y negra barba. Había quedado deforme -su estatura no llegaba a un metro veinticinco centímetros-, y el cuerpo viril montado sobre las delgadas pernezuelas le daba una apariencia ridícula y repulsiva. El padre, defraudado por la monstruosidad de su hijo, dejó el futuro de Henri al cuidado de la bondadosa madre del muchacho, que lo animó a terminar su educación y a entregarse seriamente al estudio del arte. Un amigo recomendó el taller de Bornadt, pero Bonnat, académico engreído, no podía soportar la originalidad y declaró que Lautrec nunca aprendería a dibujar. Tuvo otro maestro, Fernand Cormon, que era un pintor rutinario era de una disciplina tolerante; y en su estudio, Henri, a Van Gogh y a otros jóvenes pintores experimentales.

A los veinte años se trasladó a Montmartre, barrio de París que se encontraba fuera de la ciudad y, además, fuera de la ley, que se distinguía por la mala reputación de sus tabernas y sus lupanares, pero por 1880 los artistas comenzaron a abandonar el Barrio Latino y buscaron las ventajas de Montmartre. Lautrec se convirtió en asiduo concurrente de estas guaridas y salones de baile. El salón preferido de Henri fue el Molin Rouge y pintó a todas las mujeres y personajes que visitaban el local para el que realizó una buena cantidad de carteles publicitarios, aunque no lo atraía tanto la grosera vida nocturna cuanto su colorido, movimiento, animación y alegría, que excitaban su inteligencia de observador sensible a lo diferente. Además, entre los fracasados, los anormales y los extravagantes, podía vivir su personalidad y se mezclaba con la gente de circo y con los jockeys; no se cansaba de hacer bocetos de jinetes, bailarinas, acróbatas, trapecistas. Lautrec, pese a su deformidad, era normal sexualmente, pero solo inspiraba repugnancia a las prostitutas que se llevaba con él. Entre los veinticinco y treinta años Toulouse-Lautrec produjo más de 1.000 dibujos, litografías y pinturas, pero también pintó lienzos de gran profundidad, especialmente, el tierno perfil de su madre y los magníficos retratos de Van Gogh y de Oscar Wilde.

Lautrec había bebido durante muchos años y, aparentemente, el alcohol no dañaba su salud, pero la bebida y otros excesos, le provocaron un colapso en 1899 y fue llevado a sanatorio de Neuilly. Para distraerse en este confinamiento, de memoria, produjo la ahora famosa serie "El circo". Cuando lo dieron de alta, tenía una especie de guardia que lo acompañaba a las cantinas. Le compraba bebidas y su gusto era regresar a la clínica, él completamente sobrio, y su guarda completamente borracho. Sin embargo, a los pocos meses de vivir abstemio, volvió a la bebida con una inusitada fiereza y en el verano de 1901 sufrió un ataque de parálisis. Su madre lo llevó al castillo familiar de Malrome, donde murió el 9 de septiembre.

No había cumplido aún los treinta y siete años de edad.

Lautrec se preocupó, sobre todo, por la dinámica, los movimientos de los seres humanos y de los animales. Apenas se interesó por la literatura y la música; consideraba que la Naturaleza carecía de interés. "Solo existe la figura - afirmaba -, el paisaje no tiene valor y solo debe constituir un elemento secundario: el pintor de paisajes puros, es un idiota. El paisaje debe usarse solamente para dar mayor inteligibidad al carácter de la figura. Mack escribió que Toulouse.Lautrec consiguió elevar el diseño a la altura de las bellas artes. No toleró ninguna distinción, ninguna barrera arbitraria y petulante entre el arte comercial y el arte puro". Alma atormentada y de gran delicadeza, reprimía sus emociones y abominaba del sentimentalismo. No fue un moralista ni un misántropo, sino, un testigo.

Había jurado hablar sin odio y sin temor. Ignoró a la sociedad y analizó al individuo con terrible sangre fría. Examinaba con incesante curiosidad; contemplaba sin reservas la colección de tipos humanos que se le ofrecía en aquellos lugares públicos que no son el cielo ni el infierno. Sus modelos fueron las bailarinas, los beodos, los payasos, los llamados hijos de la vida alegre. Pero no hay alegría -ni siquiera la alegría del color- en su obra. Las bailarinas son graves, los payasos están exhaustos, los beodos son insulsos, las prostitutas son horribles. Mas su perspicacia psicológica es profunda; el creador y el inválido son superados por el realista que se encuentra más allá de la felicidad y de la miseria. El arte de Toulouse-Lautrec es el arte del observador que no rinde un veredicto, sino que ofrece al mundo sus testimonios transparentes, escrupulosamente sinceros, en los que, a pesar de todo, no falta la compasión.


Estilo artístico

Fue grabador, dibujante y pintor, realizó gran número de óleos, dibujos, aguafuertes, litografías y pósteres o carteles, así como también ilustraciones para varios periódicos de entonces. Lautrec produjo solamente 32 carteles y un modesto número de diseños de música y cubiertas de libros. Su dominio del dibujo directo sobre piedras litográficas era extraordinario.

Es un auténtico observador de la persona en sociedad, es un crítico, aunque la crítica para él no era ofensiva como Daumier, simplemente expone; algunos ven un asunto divertido, otros ven la explotación de la mujer. Era una suerte de cronista social del París de su tiempo.

La última etapa de Lautrec está relacionada con el cartelismo y la pintura lúdica, con la que deriva cuando se encuentra bastante deteriorado psíquicamente.

Su estilo de pintura es espontáneo, vertiginoso, seguro de sí mismo y preciso a la vez que imprudente. La pintura de Lautrec no es estática sino que siempre tiene movimiento, estando llena de ritmo, baile y música. A su vez, está profundamente interesada en la atmósfera, el color y las luces. Para lograr dicha combinación de intereses, entre lo gestual y lo atmosférico, Lautrec tuvo que desarrollar una técnica de trabajo propia y única, completamente característica de él.

Henri de Toulouse-Lautrec

viernes, 8 de septiembre de 2017

LOS CARTELES SOVIETICOS Y EL ARTE VANGUARDISTA

"El arte no es un espejo para reflejar la realidad, sino un martillo para darle forma." Bertolt Brecht

El cartelismo político es la vertiente del cartelismo que se enfoca a la propaganda política. El cartel político es un instrumento gráfico y visual eficaz para la transmisión de las ideologías. Ha sido definido como "un grito en la pared" que atrapa la atención y obliga a percibir un mensaje. Durante todo el siglo XX se ha utilizado como herramienta de propaganda política de cualquier régimen político, democrático o autoritario; pero sobre todo destacó su uso en las dos guerras mundiales y durante el periodo de entreguerras, cuando los soviéticos, fascista y nazi lo utilizaron con profusión y eficacia, al igual que ambos bandos de la guerra civil española.

La Unión Soviética dio lugar al movimiento artístico moderno de la vanguardia rusa. Junto con los impresionantes desarrollos socioeconómicos de principios de siglo XX, los artistas parecían rechazar el pasado y buscar formas innovadoras de expresión en diferentes tipos de arte. Estos carteles son claros ejemplos de los movimientos artísticos, como el constructivismo, suprematismo y, más tarde, realismo socialista, un fértil punto de encuentro entre arte e ideología.

Historia y evolución 

La mayor evolución en el cartel político se produjo en la Rusia posterior a 1917. En 1919 aparece un nuevo tipo de cartel cuyo autor fue Mijail Cremnyi.4 Su título genérico era Ventana satírica de los Telégrafos Rusos, y se le conoce normalmente por la sigla ROSTA. Las “ventanas” consistían en ilustraciones con pies que recuerdan la secuencia cinemática de las viñetas delcómic. El poeta Mayakovsky, que había participado en el renovado interés general por las tradiciones nativas, hizo los diseños más famosos de esta serie, donde desarrolló una notable combinación de poesía e imagen. Es muy significativo que la producción de estos diseños se llevara a cabo mediante un esfuerzo colectivo y que las copias se hicieran y distribuyeran rápidamente para exhibirlas en las “ventanas”.

Durante la guerra entre la Unión Soviética y la Alemania nazi, los carteles de propaganda política se convirtieron en la forma principal de la pintura:
La antigua Unión Soviética no inventó el cartel propagandístico, pero probablemente ha sido uno de los países más prolíficos en este tipo de arte. 

Los carteles propagandísticos estaban entre las herramientas más importantes para influenciar a la opinión pública en la Unión Soviética.
El texto que acompañaba a cada póster era un mensaje claro y explícito para el público, mientras que el uso de técnicas específicas (modificación, deformación y amplificación de fotografías) transmitía indirecta y subconscientemente un mensaje a favor o en contra de una opinión, una persona o una elección política.

La Unión Soviética dio lugar al movimiento artístico moderno de la vanguardia rusa. Junto con los impresionantes desarrollos socioeconómicos de principios de siglo XX, los artistas parecían rechazar el pasado y buscar formas innovadoras de expresión en diferentes tipos de arte. Estos carteles son claros ejemplos de los movimientos artísticos, como el constructivismo, suprematismo y, más tarde, realismo socialista, un fértil punto de encuentro entre arte e ideología.

Un grito en la pared 

También la revolución produjo profusión de carteles políticos, con algunas originalidades, las tiras educativas del ROSTA (Servicio de Telégrafos Ruso) que no se parece a nada conocido hasta entonces. Viñetas de cuatro o más dibujos ilustrando aspectos educacionales, sanitarios y políticos. Además los cartelistas rusos de primera hora de la revolución, como los republicanos, se constituyeron en espontánea vanguardia produciendo carteles de concepción innovadora. Es entonces cuando nace la vanguardia creadora soviética, que en cartelismo, adopta la teoría artística del "constructivismo", que como todas las teorías marxistas de la época, trata de expresar desde supuestos de clase, de la clase trabajadora, claro está, una visión revolucionaria de lo que está ocurriendo en todas partes de la URSS, campo, ciudad, fábricas, ejercito, etc... Técnicamente se desliza por una peligrosa tendencia al fotomontaje (muy imitada en la GCE) que termina plasmando una realidad cuasi industrial más que ideas revolucionarias. Por este motivo, el final del "constructivismo" coincide prácticamente con la llegada de Stalin, quién, no perdonó a los artistas del cartel, como no perdonó a nadie, sufriendo muchos de ellos purgas y prisión. Con Stalin, el "Realismo Socialista" y La Asociación de Artistas Revolucionarios es lo único que pervive. De la primera época destaca el cartel de Dimitri Moor, "¿Te has alistado como voluntario?", donde un miliciano del ejercito ruso nos señala con su índice al más puro estilo del cartelista americano Flagg. Este gesto, también sería imitado por otros cartelistas, entre ellos el español Goñi.


 Los carteles soviéticos de toda hora tuvieron una influencia decisiva, y no sólo, como en el caso del bando rebelde, por posibles analogías ideológicas, que las hubo, sino por la influencia directa de españoles conocedores del cartel soviético y la inmensa presencia que todo lo ruso tuvo en la zona republicana desde el otoño del 36. No obstante, en nada se parecen ambos fenómenos artísticos, como en nada se parecen ambos procesos políticos. España era un país democrático, parlamentario y con profusión de partidos políticos. Desde el primer momento de la guerra, la espontaneidad artística de los cartelistas españoles, aficionados y profesionales se pone en marcha para demostrar que una de las más inmediatas consecuencias del arte en la República (aunque fuera en guerra) es la diversidad y la imaginación, frente a la monotonía del cartel ruso. En cualquier caso, cuando se examinan individualmente carteles de ambos países, los parecidos saltan muy a menudo.

EL FOTOMONTAJE COMO UNA NUEVA FORMA DE AGITACIÓN – GUSTAVE KLUTSIS, MOSCÚ 1931

El fotomontaje, por ser el método más moderno en el campo de las artes plásticas, está íntimamente unido al desarrollo de la cultura industrial y a la acción artística de masas.
El fotomontaje es la forma que toma la agitación y la propaganda en el campo del arte. Es natural, por tanto, que haya sido utilizado principalmente en el campo cultural de la Unión Soviética.
En el desarrollo del fotomontaje hay que distinguir dos tendencias. La primera tiene su origen en la publicidad de Estados Unidos: es lo que se llama el fotomontaje publicitario formalista que ha sido utilizado por los dadaístas y los expresionistas occidentales. La segunda se ha desarrollado de una manera completamente independiente sobre suelo soviético: es el fotomontaje de propaganda política el que ha elaborado sus propios métodos, principios y leyes de construcción. Después ha alcanzado la legitimidad de ser llamado “el nuevo aspecto del arte de masas” o el arte de la construcción del socialismo.
Este aspecto del fotomontaje a ejercido una influencia importante en la prensa comunista de Alemania y en otros países que se han apropiado de este método para presentar la literatura de masas.
En la URSS, el fotomontaje apareció en el Frente de Izquierdas de las Artes después de la desaparición de la no-objetividad. Para el arte de agitación era necesario un medio de representación realista basado en una técnica de vanguardia, que gozase de una precisión gráfica y de una expresión extremas.
Las viejas formas de arte plástico, como el dibujo, la pintura o el grabado, se revelaron insuficientes, con su técnica atrasada y su métodos de trabajo anticuados, para satisfacer el compromiso de las masas revolucionarias.
La esencia del fotomontaje radica en la utilización que hace de la fuerza físico-mecánica de la cámara fotográfica (de la óptica) y de los recursos de la química con una finalidad de agitación y de propaganda. Cuando la foto sustituye al dibujo, el artista representa tal o tal momento de una manera más verídica y más viva, y por ello con un mayor grado de sensibilidad para las masas.
Lo importante de esta sustitución es que la foto no es el croquis del hecho visual, sino su fijación exacta. Esta actitud, este lado documental, dan a la foto un poder de acción sobre el espectador imposible de alcanzar por la representación gráfica.
Los carteles de propaganda, cubiertas e ilustraciones de libros, eslóganes leninistas, periódicos murales y cuñas rojas han necesitado nuevos métodos de representación más vivos, más contundentes y más exactos. Se necesitó un arte sostenido por un buen equipo técnico y que utilizara las fuentes de la química. UN ARTE AL NIVEL DE LA INDUSTRIA SOVIÉTICA. Este arte es el fotomontaje. No hay que pensar que el fotomontaje se reduce a una disposición expresiva de las fotos. Lleva consigo un eslogan político, color y elementos puramente gráficos.
La organización expresiva de todos estos elementos únicamente pude ser realizada en el plano de la ideología y del arte por una nueva clase de artista –un militante- especialista del trabajo político-cultural de masas, un constructor que posee el arte de la foto y que construye su composición según las leyes completamente nuevas en el campo del arte. Los nuevos procedimientos de construcción se han convertido en indispensables para los nuevos elementos de representación así como para el nuevo orden social.

Los carteles soviéticos y su eficacia comunicativa

Todo cartel soviético, no importa la fecha de creación, lleva consigo la estampa de expresividad y calidad gráfica. La atención a los detalles es impresionante. El ámbito de técnicas usadas es inabarcable. Los carteles soviéticos son un cofre con un tesoro lleno de inspiración para cualquier diseñador gráfico, sin mencionar el placer de verlos. Y lo que es importante, todo cartel soviético tiene una referencia histórica esencial para el entendimiento de los distintos significados que han ido adquiriendo con el tiempo.

En la Unión Soviética, el movimiento constructivista, de la mano de Lissitzky, Rodchenko, Klutsis y Stenberg, considerará el arte al servicio de la nueva sociedad comunista, consagrándose el diseño industrial, las artes aplicadas y la comunicación visual. Este trabajo de los constructivistas tendrá un impacto importante en el diseño occidental, sobre todo a través de la Bauhaus y el movimiento «de Stijl».A partir de 1932, el realismo social pasó a ser el arte oficial de la Unión Soviética.

En la ex Unión Soviética los bolcheviques promovieron un movimiento llamado constructivismo ante una sociedad cada vez más industrializada, entre los cartelistas más importantes de este movimiento están Lissitsky y Alexander Rodchenko.