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lunes, 16 de octubre de 2017

EL SÁHARA

El Sahara, el mayor desierto del mundo, cubre más de 8 millones de kilómetros cuadrados en los que cae una lluvia no superior a los 100 milímetros y tán vasto territorio es compartido por los siguientes países: Argelia, Marruecos, Tunicia, Libia, Egipto, Sudán, Chad, Nigeria, Malí y Mauritania. Y solo el Nilo es el río que atraviesa el desierto. En el Sahara viven, aproximadamente 1.500.000 personas y el nomadismo que era la forma de vida del 50% de esta población ha ido retrocediendo progresivamente ha medida que crece la actividad económica. En los oasis se practica la agricultura que produce cereales, hortalizas y, principalmente, una muy considerable cantidad de dátiles. Los recursos mineros son importantes: petróleo y gas natural en Argelia y en Libia, fosfatos en el Sahara Occidental, uranio en el Níger, hierro en Mauritania.


El Sahara conoció varios períodos húmedos durante el cuaternario, según revela el aspecto del relieve, los restos de una vegetación de tipo mediterráneo y los yacimientos prehistóricos con numerosos grabados y pinturas rupestres. En el paleolítico vivieron cazadores-recolectores, cuyo número disminuyó a consecuencia de una fase de desecación. En el neolítico antiguo se desarrolló una muy importante población, al parecer negra, de pescadores, cazadores, ganaderos e incluso agricultores. A partir de 1874 se descubrieron casi 30 000 pin-turas y grabados, clasificadas y agrupa-das en tres períodos (el de los rebaños, el del caballo y el del camello). El resto, de concepción simbólica, característica del período denominado arcaico, sería la más antigua forma de arte africano.

En el 1er. milenio a.C., libios y garamantes abrieron la ruta de los carros, que unía el golfo de Sirtes con la región de Gao a orillas del Níger, que decayó a partir del siglo IV a.C., tras un período de sequía que hizo imposible el empleo del caballo, que fue sustituido paulatinamente por el dromedario, procedente de Arabia. Entonces se atravesó el Sahara en rutas comerciales, que transportaban oro de Sudán hacia Cirenaica, y también marfil, plumas de avestruz y esclavos. El dromedario permitió a los grandes nómadas y a los bereberes del norte de África aprovechar el retroceso del poder romano para controlar el desierto e imponer su ley a los sedentarios de las regiones colindantes del Sahara. Los bereberes desarrollaron el comercio de caravanas entre el mundo mediterráneo y el África negra utilizando los llamados puertos saharianos (Gana, Awdagust).

Los árabes, tras imponer su dominio a los bereberes del norte de África, atravesaron el desierto y alcanzaron el África negra, Siglo VIII, y, en sucesivas oleadas, se instalaron en el Sahara hasta la época contemporánea. Las poblaciones saharianas fueron así islamizadas, arabizadas e incluso avasalladas; solo los que estaban protegidos por la dureza de las condiciones naturales, como los tuareg, conservaron su lengua y sus costumbres. El comercio de caravanas se amplió, gracias a las posibilidades que ofrecía el mercado musulmán. Los pueblos árabes o arabizados y los bereberes del desierto (san-háyas, zanatas) intervinieron en el Magreb con el movimiento de los almorávides, en los siglos XI y CXII, y avanzaron hacia Sahel. Poco a poco islamizaron a la población y desmembraron los imperios, como el de Ghana, en el año 1076, que controlaban el comercio transahariano, que pasó a sus manos. En 1591 los marroquíes terminaron con el imperio songhai.


En el siglo XIX los europeos iniciaron la explotación del desierto. Tras instalarse en el norte y en las costas occidentales del continente, intentaron unir los diversos territorios. Los franceses ocuparon Lag-houat (1852) y Tombouctou (1854), y las tropas procedentes de Argelia, Sudán y el Congo confluyeron en el Chad (1898-1900). La unión entre Marruecos y Mauritania se estableció en 1934. Los españoles crearon la colonia del Río de Oro (1884-1886). Los italianos se establecieron en Tripolitania y en Cirenaica (1911-1912). Los descubrimientos de minerales y petróleo, y la voluntad independentista de las poblaciones, impulsaron la descolonización de la región en años comprendidos entre 1951 y 1976.

Los bereberes

Los bereberes constituyen la población característica del Norte de África y, más en concreto del Magrib. Pero si el sustrato poblacional es claramente bereber, sin embargo, este elemento hoy es considerado minoritario en relación con lo árabe. En realidad lo árabe y los bereber forman únicamente una falsa dicotomía planteada por motivos políticos más que fundamentada en realidades resumiríamos de ser de pura raza árabe y las lenguas romances, todas juntas, tendrían menos difusión que los dialectos bereberes.

En consecuencia, hoy día en el Norte de África resulta muy difícil establecer la frontera entre lo árabe y lo bereber. Al igual que en el caso de los bereberes en al-Andalus, que tuvieron más presencia en realidad que lo árabe, incluso en el Magrib, lo andalusí tiene más presencia en la química étnica y social que lo puramente árabe: recordemos las múltiples emigraciones, desde la del arrabal cordobés hasta el paso de los moriscos en 1609. En consecuencia, en la actualidad resulta anacrónico hablar de lo bereber como un fenómeno étnico.

Como ha destacado el profesor Hart, en la actualidad el fenómeno bereber es un elemento básicamente lingüístico. Se considera bereber únicamente a aquellos que hablan como lengua natal alguno de los dialectos bereberes. Y en cifras esa población ha quedado fuertemente reducida por el paso de la Historia humana. En cifras de comienzo de los años 80, el fenómeno lingüístico bereber apenas suponía un 2% en la población de Túnez, pero ascendía al 30% en Argelia y hasta el 40% en Marruecos.

Los orígenes del pueblo bereber han merecido múltiples especulaciones desde la misma Antigüedad clásica. Estas leyendas no rebasan el terreno de la curiosidad. Los griegos relacionaron la cuestión con su mitología; así Hesiodo podía indicar que Moros, la negra Ker y Tánato eran hijos de una madre concreta: la Noche. Por el contrario, para Platón todos los pobladores del Occidente eran descendientes de Poseidón , y los africanos eran Atlantes.
Los cartagineses de época helenística, tal y como va a transmitir el historiador latino Salustio , van a interpretar los orígenes de la siguiente forma : una buena parte de los norteafricanos eran descendientes de los medos o persas llegados en el ejército del mítico Hércules . De ellos procederían tanto los moros como los númidas.

Para otros autores, sin embargo en la misma línea que la banal interpretación púnica, los bereberes eran descendientes de indios, mientras entre los autores hebreos y cristianos de los siglos III al V, alguno de ellos tan significativo como San Agustín, relacionaban los orígenes de los bereberes con los cananeos.
Este tipo de leyendas tendrá siempre buena acogida. En los autores árabes, desde el mismo siglo IX, nos va a aparecer un dato de forma recurrente. Tradición histórica que llegará hasta el gran historiador tunecino lbn Jaldun. De acuerdo con esta creencia, los bereberes en su origen no habían sido otros que los palestinos que, con la muerte de su rey Goliat, se vieron obligados a emigrar al Norte de África. Podemos preguntarnos por la realidad de estos pretendidos orígenes si procederían tanto los moros como los númidas.

EL PUEBLO SAHARAUI

Tras su independencia de Francia, Marruecos reclamó el territorio del Sáhara Occidental como parte de su "Gran Marruecos". En 1963 el Comité Especial de Descolonización de Naciones Unidas incluía el Sahara Occidental en la relación preliminar de regiones del mundo a las que se debía aplicar la Declaración sobre concesión de independencia a países y territorios coloniales. En 1965 la ONU proclamó el derecho a la autodeterminación del Pueblo Saharaui y instó a España a que agilizara su descolonización. Años antes, el rey de Marruecos había manifestado su intención de anexionarse los territorios del Sahara occidental. Había vuelto a aparecer la idea del Gran Imperio soñado por Marruecos. También Mauritania, al ver la situación, se apresuró a pedir parte del territorio del Sahara.

En 1967, la ONU recomendó la descolonización del territorio en tanto que poco después, Mauritania también se sumó a las reclamaciones territoriales marroquíes.

El 12 de mayo de 1975, una Comisión de la ONU viaja al territorio saharaui para comprobar que “el Polisario es la única fuerza política dominante en el territorio y que la inmensa mayoría del pueblo desea la independencia”. Pero durante el mismo año, y en medio del proceso de la transición democrática iniciada en España con la muerte de Franco el 20N, el Gobierno español procede a la entrega del territorio de Sáhara Occidental a Mauritania y Marruecos. Comienzan entonces los enfrentamientos armados entre el Ejército de Liberación Popular Saharaui (E.L.P.S) y las Fuerzas Armadas Reales Marroquíes. Marruecos, al mismo tiempo, inicia su “Marcha verde” el 6 noviembre y Mauritania comienza a atacar por el sur. Con esta marcha, Hassan II movilizó a 350.000 hombres y mujeres marroquíes, además de 25.000 soldados, para tomar posesión de Sáhara. La población civil saharaui se ve obligada a huir a la región argelina de Tinduf. El 14 de noviembre, España entrega el territorio de Sáhara Occidental a Marruecos y Mauritania, a través de la firma de los Acuerdos Tripartitos de Madrid.

El Frente Polisario proclama la constitución de la República Árabe Saharaui Democrática el 27 de febrero de 1976, un día después de que las últimas presencias españolas abandonasen la zona. De la noche a la mañana el territorio pasó de manos españolas a manos marroquís y mauritanas. Mauritania firmó su acuerdo de paz con el frente Polisario en 1979, renunciando a sus derechos sobre el territorio saharaui y la OUA y distintos países han venido reconociendo desde entonces a la nueva república. Sin embargo, Marruecos, en lugar de hacer lo mismo, se anexionó la parte a la que Mauritania renunció para reivindicarla también como suya y continuó con la ocupación.


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