Hay noches en la vida de todo hombre que jamás olvidará. Yo, como muchos otros, recuerdo varias. Sin embargo, son las noches traumáticas las que recordamos con más intensidad. También solemos hablar poco de esas noches fatídicas.
Ha pasado ya tiempo pero lo recuerdo como si fuera ayer.
Y ahora que todos duermen...
...
El cántico que provenía del bosque era nuevo. Se deslizó a través de la mosquitera rota, con un ligero olor a lodo de río y hierba recién cortada. Las cortinas se levantaban y caían. La mecedora del porche crujía. En el jardín, las hojas de arce se alzaban pálidas hacia el cielo como si estuvieran listas para revelar un secreto. Me quedo allí, con la mano en el marco de la puerta, y dejo que el viento me suba por la parte interior de la muñeca, cuando tenía una mano que me daba seguridad y normalidad.
¿Dónde estás? Miro alrededor y, aunque aún no te conozca, sé que no estás; y te busco siempre, siempre lo hago, pero no, no estás, nunca estás… ¿O es acaso que cruzas de un modo tan rápido, tan fugaz a través de mis sentidos, que tu luz apenas tiene oportunidad para dejar un suave brillo en torno a mis ojos, un brillo tenue pero evidente y que me consiga alertar?
Oía una voz distante que cantaba desde el horizonte. Por dentro, estaba tranquilo y hipnotizado. Era una euforia similar a la que las drogas solían devolverme en mis años de locura. La voz seguía llamaba. Guiaba mis pasos y me marcaba el rumbo. Casi sin pensar, mis pies siguieron un camino invisible mientras mis pasos continuaban sin rumbo ni destino conocido. La dulce melodía se agolpaba en mis oídos y llenaba mi mente, transportándome a un mundo idílico.
"No te preocupes, cariño. Yo me encargo"
El terreno descendía a medida que se acercaba al lago, primero gradualmente, luego abruptamente, por lo que se vio obligada a adoptar un vergonzoso paso arrastrando los pies para mantener el impulso al descender la colina. Los cánticos no solo se hacían más fuertes a medida que se acercaba, sino también más apasionados.
No sé dónde, pero sé que andas por ahí, que estás... oculta en algún lado. ¿O tal vez tan sólo existes en un rincón escondido de mi mente? No, sé que estás. Y lo sé porque te distingo en mis deseos y te intuyo mientras duermo. Pero no te veo. Y no, no te escucho. Imagino sin consciencia la textura de tu piel, siempre despierta pero ensimismada. Aunque no, no te he tocado.
Quizás pase mi vida y se vaya para siempre al lugar de los olvidos sin que tus ojos queden fijos jamás en los míos. Quizás esa sonrisa que revuelve mis neuronas sea únicamente un dibujo, una ilusión, un juego de mi mente que te busca y no te encuentra.
"No te preocupes, cariño. Yo me encargo"
El bosque le escupió justo a la orilla del lago. El efecto fue desconcertante: en un momento estaba mirando la hierba bajo sus pies, concentrándose en no torcerse un tobillo, y al siguiente se hundía ligeramente en la arena húmeda.
¿No estás?, o es que enredas y te ocultas, y te haces invisible y me rondas y me miras, y confías como yo en que esto que ambos ansiamos, en que este amor guardado aguardando la ocasión, escapará de nuestros cuerpos por sorpresa cuando menos esperemos, y será como una explosión, y creará una nube blanca que ocultara el mundo, a todo y a todos, salvo a ti y a mi. Y entonces nada más habrá, y nada más querremos. Tú y yo. Nada más.
¿Estás?, ¿estás y juegas con mi anhelo, con mi deseo, con mi pasión; y juegas con mi fuego? ¿Estás y sueñas como yo porque tampoco me encuentras, porque tampoco me ves? Desordenado se halla el mundo, el tiempo y el espacio, y es por esto por lo que no logramos encontrarnos. Estás donde no estoy, estás cuando no estoy, estoy donde no estás, estoy cuando te vas.
"No te preocupes, cariño. Yo me encargo"
La noche hizo aparición mientras caminaba por el sendero del bosque. Mis pasos seguían el camino invisible, guiado por la voz. Los árboles fueron arropándome en la oscuridad. Un claro apareció entre la espesura donde había un lago tranquilo. El aire húmedo llenó mis pulmones. Cuando estamos sin prisa y somos prudentes, percibimos que sólo las cosas grandes y dignas tienen una existencia permanente y absoluta; que los temorcillos y los placeres despreciables no son sino la sombra de la realidad. Esto es siempre regocijante y sublime. Los hombres cierran los ojos, dormitan y consienten en ser engañados por las apariencias; así establecen y confirman su vida diaria de rutina y costumbre en cualquier parte, la que, además, está edificada sobre bases puramente ilusorias. Mi cerebro apenas podía procesar el ruido de las olas. Fue entonces cuando oí un sonido extraño. Supongo que todos los sonidos son raros cuando no has oído nada en décadas, pero esto era diferente a todo lo que recordaba. Entonces ocurrieron dos cosas casi simultáneamente: primero, el sol por fin se escondió tras el horizonte, dejando solo un tenue resplandor anaranjado en su centro; segundo, una fuerza invisible me llamaba desde las profundidades del lago.
"No te preocupes, cariño. Yo me encargo"
Una voz distante cantaba desde el horizonte. Por dentro, estaba tranquilo y hipnotizado. Era una euforia similar a la que las drogas solían devolverme en mis años de locura. Me imagino que era prácticamente lo mismo que oyeron segundos antes de morir. El aire se mezcló en el pelo y me quitó el sudor del cuello. Cuando las cortinas respiren esta noche, escucharé. A veces el viento es el tiempo. A veces es el recuerdo. A veces es una promesa. Y cuando la brisa roza mi piel, suave y fría, sé que no estoy solo. Así, empujados siempre hacia nuevas riberas,llevados sin retorno en la interminable noche,¿no podremos nunca en el mar de los tiempos echar el ancla algún día? Porque cuando el lago suspira, juro que puedo oírlo: No te preocupes, cariño. Yo me encargo.
...
La policía ya había acordonado la zona. Los transeúntes habían encontrado un cuerpo flotando en el lago. Rápidamente dieron la voz de alarma y varios agentes del cuerpo aparecieron. Las sirenas de los coches patrulla rompieron el silencio monótono del parque y las voces de los agentes ausuatron a los pájaros que habitualmente estaban cerca.
El equipo forense hizo por fin acto de presencia. Determinaron que el hombre de mediana edad se había ahogado en el lago debido a la cantidad de agua encontrada en sus pulmones, su temperatura corporal y su ropa empapada. Todavía era pronto para determinar la hora de la muerte, pero la causa de esta era evidente. Levantaron el cadáver y lo colocaron en un bolsa negra, camino de la morgue.
El policía suspiró. ¿Cómo es posible que la gente no fuera tan precavida? ¿A quién se le ocurre? No se sabe muy bien la profundidad del lago, pero es engañoso… Comienza con aguas cristalinas para de repente ser una oscuridad y tenebrosidad muy clara. Nunca puedes fiarte. ¿Qué querrán saber? Tanta autopsia; para qué, si no ven nada. No saben para qué los abren: un mito, una superstición, una recolección de cadáveres, creen que tienen una virtud dentro, animistas, están buscando un secreto y en cambio no dejan que busquemos los que podíamos encontrar algo, pero qué va, para qué, tiene razón, Otro día más. Divagando como siempre. Monotonía. Eterno papeleo. ¿Qué iba a hacer yo? ¿Qué tenía que hacer yo?. Iba a ser un día muy largo: papeleo, investigación, atender a la prensa, ahuyentar a los curiosos... un día de cansancio y estrés.
Mientras se sumergía en una maraña de pensamientos, una voz suave, un leve susurro, una melodía le rozó los oídos. Era un canto espiritual que le alejó por un momento del ruido, del bullicio y de ese horrible día que empezaba .
"No te preocupes, cariño. Yo me encargo"

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