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domingo, 28 de abril de 2024

LOS INICIOS DE LA EXPANSIÓN EUROPEA

A partir del Siglo XIII los europeos comienzan a extender su poder e influencia sobre Asia y África para terminar a fines del siglo XV incorporando a América a sus mercados y a sus necesidades de consumo. El desarrollo del comercio y la economía europeas aumentaron la necesidad de los europeos de disponer de metales preciosos para acuñar monedas. Este fue uno de los motivos de la expansión. Además querían eliminar a los costosos intermediarios y llegar directamente ellos a las fuentes de producción de los valiosos productos orientales.


Causas de la expansión europea

Las motivaciones mentales y materiales de la expansión

Durante los siglos XIV y XV se producen en Europa Occidental una serie de mejoras tanto en agricultura como ganadería que conduciría en el siglo XIII a una mayor producción de cereal que hará disminuir el hambre y una mejor utilización de la fuerza animal. en cuanto al transporte, la carreta de dos ruedas se sustituye por la de cuatro, lo cual facilitará el transporte masivo de mercancías a partir del siglo XIII. La mayor difusión de la moneda y los mercados da paso a una economía más abierta, con intercambios comerciales de todo tipo. Durante los siglos XI y XII se produce el mayor crecimiento de Europa hasta la revolución industrial.

La península escandinava inauguró la expansión de Europa con los primeros establecimientos noruegos en Groenlandia (finales del siglo X) y, hacia el año 1000, con el descubrimiento de Vinland. Entre 1200 y 1350 se produce un enfriamiento del clima en Europa que produce un retroceso de la expansión escandinava. Sin embargo, será la Europa del sur la que retome y culmine la expansión marítima, concretamente Portugal y Castilla. Estos dos reinos supieron aprovechar las técnicas comerciales mediterráneas ( de genoveses, catalanes y mallorquines, que monopolizaban el comercio de los puertos del mediterráneo hasta Flandes), y la experiencia en las técnicas de navegación atlántica y la fortaleza de los barcos.

En esta expansión, aunque inicialmente partía de motivaciones de un grupo reducido de personas, sus consecuencias afectarán, de forma expansiva, a toda Europa. entre los diversos motivos encontramos la expansión del cristianismo o el freno de la expansión musulmana y el establecimiento de cabezas de puente como futura labor evangelizadora. Frente a las motivaciones religiosas, había otras de tipo político-económico..

El primer motivo económico de los descubrimientos fue el control de las fuentes de oro para deshacerse de los intermediarios marroquíes que, desde el siglo II, lo transportaban desde el África negra. El oro del Sudán entraba en Europa a través del Magreb, transportado por dromedarios que atravesaban el Sáhara como pago por los productos importados de Europa, especialmente telas finas. la riqueza del imperio de Malí estaba basada en este importante comercio caravanero.

A lo largo del siglo XV; el oro desapareció casi por completo de Europa y de la Península Ibérica, debido al comercio con Oriente, con lo que su reposición se convirtió en uno de los principales objetivos de las economías nacionales. de Oriente procedían las ricas telas de seda, los damascos y las especias.

DeSde finales del siglo XIII, todo este comercio estaba monopolizado por Venecia y Génova , gracias a sus alianzas con Bizancio y con el kanato de Persia, por parte de Génova y con el Egipto de los mamelucos por parte de Venecia. las rutas terrestres, de modo intermitente, estaban cerradas debido a las convulsiones políticas y militares que sufría el próximo oriente, especialmente a  finales del siglo XIV tras la aparición de Tamerlán, sustituyéndose por rutas marítimas.

Nuevas técnicas de navegación

Los barcos

A finales de la Edad Media se empleaban dos tipos de navíos: la galera, en el Mediterráneo, navío ligero, alargado, rápido, fácil de maniobrar, movido a remo y a vela, pero no apto para transportar cargas pesadas o voluminosas; y la coca, en el atlántico y mares septentrionales, un tipo de navío redondeado, panzudo, lento, poco manejable y a vela, pero que es muy apto para el transporte de cargas pesadas y voluminosas. La galera desaparecería como navío de transporte, subsistiendo como navío de guerra. Las cocas, sin embargo, fueron perfeccionándose con el tiempo, imitando a la galera, resultando a principios del siglo XV en la carabela: se trataba de un velero largo, de poco calado, con tres mástiles de los que colgaban velas. El mástil central tenía, en la parte más alta, una cofa en forma de cesto para el vigía.

La carabela resultó ser el navío idóneo para los descubrimientos, siendo la rapidez su principal característica: sin embargo, la falta de quilla hacía que la carabela no navegara bien contra el viento, ya que hacía que se perdiera fácilmente a la deriva.


Cartas y portulanos

Hasta finales del siglo XVI, se empleaba la navegación astronómica, que solo tenía en cuenta la medida astronómica en grados mediante el uso del astrolabio, tomando como referencia la estrella Polar u otros astros.

La cartografía altomedieval es muy escasa hasta que empieza a aparecer la Geografía de Estrabón y las obras de autores árabes, especialmente de Al-Idrisi y de Al-Magribi, obras que fueron traducidas en españa e Italia. ya a partir de los siglos XII y XIII, empiezan a elaborarse mapas del Mediterráneo bastante más precisos.

La principal fuente de información para la elaboración de estos mapas corresponde a los cuadernos de a bordo en los que los capitanes de las naves anotaban los puertos, las rutas a seguir, las distancias y cualquier información útil para la navegación: estos nuevos mapas se denominaron portulanos, ya que, en el perfil de las costas, aparecía el nombre de cada puerto, así como los principales accidentes geográficos y los rumbos a seguir, en relación con los cuatros vientos dominantes y teniendo presente la declinación respecto al norte magnético. Estos cuatro vientos dan lugar a los dieciséis de la Rosa de los Vientos, de las cartas del siglo XIII, que darán lugar a los treintas y dos rumbos sobre los que,a su vez, mediante un ejercicio de triangulación, se lograba calcular el avance efectivo del barco. Los vientos son: Levante, Poniente, Mediodía, Tramontano, Griego, Xaloc, Lebeche y Maestre.

A partir del siglo XIV, las cartas de navegación o portulanos se van perfeccionando y van incorporando cada vez más información para facilitar su uso: este tipo de cartas son conocidas como náutico-geográficas, mientras que las que describen únicamente la línea costera y se limitan a reproducir sólo los accidentes que se ven desde el mar, son las consideradas puras. Son famosas la Carta pisan de 1290; la del genovés vesconte o la del mallorquín Angelino Dulcert de 1339. La escuela mallorquina y sus cartas gozan de gran prestigio.


Los instrumentos de navegación

Para poder trazar el rumbo de la nave, debía conocerse los ángulos que los vientos, representados en las cartas, formaban entre sí. Esta tarea la realizaban los noacheros sirviéndose del compás, que media y trasladaba las distancias en la carta marina, y de las tablas de navegar, llamadas de Martelagio, que servían para indicar la posición en el mar, respecto al rumbo deseado: las primeras Tablas de Martelagio documentadas datan de 1436 y se localizan en el atlas de Andrea Bianco.

Cuando los marineros no tenían ningún tipo de referencia geográfica, solo contaban con la referencia astronómica , navegando a alestiam, basándose en conocimientos técnicos y empíricos proporcionados por la experiencia y en la información proporcionada por la aguja de marear, primero y en la brújula después. la aguja de hierro, imantada con calamita, indicaba el norte magnético. su uso para la orientación proviene de china, siendo los árabes quienes lo difundieron por el Mediterráneo: la brújula fue un perfeccionamiento en el uso de la aguja de marear, ya que en aquella la aguja se mantiene sobre un pivote, que se coloca en el centro de un círculo graduado, rosa de los vientos, y protegido dentro de una caja: su uso se generalizó en la primera mitad del siglo XIV.

En el siglo XIII, los marineros se percataron de que el polo astronómico, indicado por la estrella Polar no coincidía con el polo magnético, indicado por la aguja de marear y la brújula, por lo que había que corregir el desajuste: la observación astronómica era de gran importancia, ya que la altura de las estrellas y el ángulo formado con el observador, indicaba la altitude en la que se encontraba la nave.

El astrolabio era un instrumento que representaba la bóveda celeste y servía para fijar la posición y el movimiento de los astros: su uso fue casi exclusivamente terrestre, siendo el cuadrante (una especie de astrolabio plano) el instrumento que se usaba en el mar, para calcular la posición de los astros y conocer la hora. Se utilizaba también el sextante, que era el cuadrante simplificado de sesenta grados.



Viajes y viajeros medievales

En la Antigüedad hubo dos momentos de esplendor, que coinciden con Alejandro Magno (323 AC) y con el reinado de los Antoninos (siglo II). Tras la separación del Imperio Romano, la Parte Occidental verá más dificultado su contacto directo con Oriente, debido a la interposición de bizantinos y musulmanes. venecianos y genoveses son los únicos europeos que consiguieron mantener ese contacto.

Desde finales del siglo XI; el lejano Oriente estaba comunicado con occidente a través de cuatro grandes vías o rutas, dos terrestres y dos marítimas: la más septentrional de las terrestres comunicaba China con el mar Negro y transcurría a lo largo de las estepas del sur de Siberia, desembocando en Trebisonda (en el mar Negro). La otra transcurría a través del Turquestán desembocando en basara: la más antigua de las rutas marítimas ponía en contacto la India y el sudeste asiático con el Golfo pérsico, desde donde, a través de Arabia, se transportaban las mercancías hasta los puertos palestinos y sirios. la más reciente ponía en contacto la India y el sudeste asiático con el mar Rojo y desembocaban en los golfos de Suez y Áqaba, reduciéndose al máximo el transporte terrestre. las rutas terrestres, a pesar de ser las más utilizadas por los viajeros medievales, eran las más lentas y expuestas a toda clase de peligros: estos contactos contrbuyeron a un enrequcecimeitno del escaso conocimiento que en europa se tenía sobre Asia y el mundo musulmán.

Tanto los relatos de estos viajeros por asia como los de peregrinación proporcionaron muy variada información (geográfica, etológica, sociológica, económica, política, etc) que ha hecho de ellos un género literario propio, el de los Libros de Viajes.

Viajeros musulmanes

El viajero musulmán, a diferencia del cristiano, tuvo siempre buena reputación, ya que las peregrinaciones y la hospitalidad eran elementos básicos de su religión y cultura. además, la existencia de una lengua común facilitaba los desplazamientos. Rhila (memorias de viaje) es el nombre que se da en el mundo musulmán a los libros de viajes. Los autores más destacados fueron el granadino abu Hamid al-Garnatí, considerado el iniciador de la Rhila; el valenciano,Ibn Yubayr al Balansí, que aportó información sobre Egipto, Palestina, Irak, Arabia; Siria y Sicilia, y, el autor más renombrado, el tangerino Ibn Batuta, que recorrió más de ciento veinte mil kilómetros en 30 años visitando casi todos los países musulmanes. la difusión de su Rhla es comparable a la que tuvo Marco Polo en el mundo cristiano.

Entre la larga lista de viajeros musulmanes, merece especial mención el marroquí Hasan al Wazzan al Fasi, conocido como León el Africano, que vivió y se educó en Fez. Fue capturado por piratas, fue vendido y entró al servicio del Papa León X, para quien escribió un relato en italiano sobre la Descripción de África y de las cosas notables que hay allí, que constituyó, durante mucho tiempo, la fuente de noticas más importante sobre el África Negra o Sudán.

Entre los viajeros judíos que nos han aportado información sobre la vida y costumbres de los judíos en Europa medieval, encontramos a Ibrahim Ibn Yaqub, que recorrió gran parte de Europa, llegando hasta Polonia. El español Benjamín de Tudela recorrió el Mediterráneo, Francia, Italia, Jerusalén, Bagdad y Egipto; aportó numerosas noticias sobre las aljamas judías que lo acogieron, así como su buena relación con las autoridades musulmanas y cristianas que visitó.

Ibn Batuta


Viajeros europeos

Hasta el siglo XIII, el viajero mítico por excelencia fue Alejandro Magno. En época medieval, las cruzadas avivaría la curiosidad por conocer Asia, aunque, en realidad el contacto nunca rebasó el más cercano Oriente Próximo. Todo cambió a raíz de la aparición del imperio mongol y de las conquistas de Gengis Khan; de la derrota de los rusos en el río Kalak (1223); de la toma de Kiev (1240) y la presencia de la avanzadillas mongolas en Hungría; Polonia y Austria (1241) y de la definitiva pérdida de Jerusalén (1244). en este contexto circularon muchas leyendas y porfecías: la existencia del preste Juan (personaje mítico que sería una especie de rey-sacerdote cristiano cuyo reino se situó primero en la India, donde había cristianos nestorianos, después en Etiopía al existir allí cristianos coptos, y finalmente en Asia Central; el despertar de los legendarios pueblos de Gog y Magog, mencionado en la Biblia y en el Corán; la posibilidad de convertir a los mongoles, etc. Estas leyendas y profecías hicieron que el papa Inocencio IV mostrara públicamente su preocupación y su interés por la desconocida Asia en el IV concilio de Letrán (1245), donde se decidió enviar una misión oficial a partir de la cual frecuentarían sus viajes a Asia, hasta que el ascenso de la dinastía Ming (1368) puso fin a su presencia en aquellas tierras.

La gran saga de viajeros se inicia con Juan Carpino, monje franciscano enviado por Inocencio IV a la corte del gran Khan en una misión diplomática y de espionaje, en la que se pedía el fin de los ataques a Europa y la conversión de su pùeblo. A través de Polonia, Hungría y Kiev, llegó a al capital mongola, karakorum. Regresó en 1247 con una carta en papel de Guyk al Papa en la que le instaba a prestarle acatamiento. Narró su viaje en una Historia Mongalorum y en un Liber Tartarorum, que fueron las primeras notica fiables llegada a Europa sobre la vida y costumbres de los mongoles. En 1247, el papa Inocencio IV volvió a enviar otra misión, esta vez a cargo del dominio Nicolás Ascelino, pero, en el campamento de Batú, sería reenviado a Europa (1248). Fray Simón de San Quintín escribió una Historia Tartarorum.

De naturaleza distinta fue la embajada que Luis IX de Francia envió al gran Khan, al mando del franciscano Guillermo de Rubruk, en la que se proponía una alianza estratégica contra los musulmanes. Escribió un Itinerarium fratis Willielmi, en el que aporta numerosos datos sobre la vida y costumbres de los mongoles, constituyen la mejor fuente de información sobre este pueblo. El franciscano Juan de Montecorvino fue enviado a al corte de Kubilia Khan a petición del khan de Pesia, con fines evangelizadores. salió de Venecia en 1289 y llegó a Pekín, ciudad en la que permaneció hasta su muerte. Desde allí escribió numerosas cartas en la que cuanta las costumbres chinas.

El hombre medieval era un homo viator (viajero), tanto en el plano espiritual (camino hacia la vida eterna), como material (peregrinaciones, rutas comerciales, …)

Fue muy famoso el Libro de Alexandre del siglo XIII, que hablaba de un Oriente lleno de prodigios y fábulas. Los relatos del mundo musulmán eran ignorados en Europa, y aunque las Cruzadas avivan la curiosidad por Asia y mitigan en parte este desconocimiento, el contacto nunca rebasó el Oriente Próximo. 

Marco Polo: vida y viajes

El viajero más famoso de toda la Edad Media fue el veneciano Marco Polo (1254-1324). Su padre y su tío habían estado en la corte de Kubilai Khan por motivos comerciales, y a su regreso trajeron una carta al Papa en la que le solicitaba gente instruida. Volvieron a China llevando al joven Marco en 1271, que se ganó el favor del khan y realizó para él varias misiones.El viaje de una princesa mongola a Persia para casarse con su khan felicitó su regreso. Finalmente, tras veinticuatro años ausentes,  regresaron a Venecia en 1295. Tras caer cautivo de los genoveses, Marco Polo dictó a Rusticello de Pisa su relato en provenzal Libro de las Maravillas del Mundo, 11 misiones o Viajes de Marco Polo que se convirtió en el best-seller de la Edad  Media y convirtió Catay (China) y Cipango (Japón) en tierras míticas llenas de riquezas. Tras la caída de Constantinopla se dificultó el acceso terrestre.

También hubo viajeros de órdenes religiosas, especialmente misioneros dominicos y franciscanos. El franciscano Juan de Marignoli fue arzobispo de Pekín. El dominico Jordán Catalá de Sévérac fue el primer obispo en la India (diócesis de Quilón), recogiendo información de la flora y fauna en su obra Mirabilia desciripta. El franciscano Oderico de Pordenone recorrió persia, india; sumatra y chian y fue el primer europeo que entró en el Tíbet.

Marco Polo

Viajeros españoles

Además de viajeros musulmanes y judíos de origen español, también hubo viajeros cristianos como el franciscano Fray Pascual De Vitoria que realizó un viaje a Tartaria en 1342.

En el siglo XV se producen dos grandes viajes por españoles: Entre ellos destaca la embajada que Enrique III de Castilla (1390-1406) envió a Bayaceto y que fue testigo de la derrota de los cruzados en Nicópolis (1396). Posteriormente envió una embajada a Tamerlán, que contempló la derrota a Bayaceto en Ankara (1402) y que regresó con una embajada de Tamerlán y parte del botín capturado a los turcos. 

El rey castellano le contestó con otra embajada (1403-1406) al frente de la cual se encontraba Ruiz de Clavijo, que relató fielmente su viaje en Embajada a Tamerlán.  Durante el reinado de Juan II de Castilla (1406-1454) el caballero cordobés Pedro Tafur también recorrió diversos países del Mediterráneo y Europa. 

La salida al Atlántico

La apertura del estrecho de Gibraltar

Hasta la segunda mitad del siglo XIII las comunicaciones entre el Mediterráneo y el Atlántico  estaban dificultadas porque ambas orillas del Estrecho estaban en manos musulmanas. A medida que las  ciudades andaluzas eran liberadas, colonias de genoveses se instalaban en ellas (Sevilla, Algeciras, Tarifa,  …) y pugnaban por abrir una vía marítima que les comunicara directamente con Flandes e Inglaterra. 

Los genoveses fueron los primeros en organizar una flota de carácter anual que atravesaba el Estrecho (1377): aunque el transporte de mercancías hacia el norte de Europa a través de las rutas alpinas no cesó, pronto se generalizó el  comercio a través del Estrecho. Una vez abierta la ruta del estrecho, naves catalanas, mallorquinas, venecianas cántabras y vascas lo cruzarían con frecuencia.

Genoveses, mallorquines y catalanes

La apertura del paso hacia el Atlántico abrió la posibilidad de llegar a la India bordeando África, ya  que se admitía en algunos círculos la esfericidad de la Tierra. 

A principios del siglo XIV se descubren para Europa Madeira y las Islas Canarias, y poco después  las Azores, y dada la resistencia de los barcos y las técnicas de navegación podían alcanzarse sin escalas.  Lancelotto Malocello descubrió las islas Canarias en 1312 y fueron dibujadas en el atlas del cartógrafo mallorquín Dulcert. madeira fue descubierta a principios del siglo XIV por una expedición de genovese y florentinos.

Tanto catalanes como mallorquines mantenían un intenso comercio con el Magreb occidental y con su vertiente atlántica, con intercambio de tejidos, cereales y esclavos, y habían llegado incluso a Malí. 

El desarrollo de la técnica y de los medios náuticos hicieron posibles los grandes viajes, pero necesitaban un  ingente aporte económico que solo podían ofrecer las Coronas de España y Portugal. Los italianos y catalano-baleares se encontraban por contra muy lejos de sus bases. 

Las grandes exploraciones portuguesas y castellanas del siglo XV

La familiaridad de portugueses y castellanos con el Atlántico y su situación ayudaron a  esta tarea. Franceses e ingleses tenían los mismo medios técnicos y humanos pero no las misma motivaciones estratégicas, políticas ni comerciales, incorporándose a lo largo del siglo XVI a la tarea de exploración y colonización.


Las Islas Canarias

Tras el descubrimiento en 1312 y las frecuentes visitas, se emprendió su colonización en 1402, empezando por las más pequeñas (Lanzarote, por iniciativa de Juan de Bethencourt y Gadifer de la Salle) y terminando por la de Tenerife en 1496. La expedición de 1402 fue iniciativa del normando Juan de Bethecourt y de gadifer de la salle. Ocuparon la isla e Lanzarote pero la falta de hombres hizo que la expedición buscara refuerzos y se acogiera a la protección del rey Enrique III.Fuerteventura (1403) y el hierro (1406) fueron conquistados y Gran Canaria y Tenerife fueron conquistados por los Reyes Católicos, debido a la fuerte resistencia guanche. 

La conquista de Madeira y las Azores se hizo sin contratiempos por la falta de población autóctona.  Se llevó mano de obra esclava para atender el cultivo de caña de azúcar recién implantado. 

Guanches

Las rutas portuguesas en África. Don Enrique el Navegante

El establecimiento en Portugal de la dinámica Casa de Avís (1383) y su afianzamiento frente a Castilla tras la batalla de Aljubarrota (1385), además de favorecer un sentimiento nacionalista hizo que  las fuerzas mercantiles de la zona pensasen en establecer una cabeza de puente en Ceuta para controlar  el territorio marroquí, dadas las dificultades de los Meriníes, y el paso del Estrecho, ya que la parte  peninsular estaba en manos de Castilla. Los comerciantes portugueses frecuentaban los puertos marroquíes, de donde traían cereales, de los que era deficitario Portugal. La necesidad de establecer una cabeza de puente en Ceuta desde donde pudiera emprenderse la conquista del territorio marroquí y controlar el paso del estrecho era clave para la navegación.

Para llevar a cabo estos planes primero se firmó un tratado de paz con Castilla (1411) y luego se  consiguieron los beneficios de la Cruzada (1413). La toma de Ceuta (1415) inició una etapa de grandes  exploraciones portuguesas que culminó al doblar el Cabo de las Tormentas en 1488. 

Todas las actividades de la Corona fueron dirigidas por el infante Don Enrique el Navegante (1394- 1460), tercer hijo de Juan I. Fundó en Sagres una escuela de cartografía y de estudios de náutica y desde allí dirigió la conquista de Madeira y las Azores. 

Enrique el Navegante

Tras el fracaso de la toma de Tánger (1437), se abandonó la idea de la conquista de Marruecos y  se pensó entonces en el establecimiento de una serie de plazas fuertes que apoyaban a la navegación y al comercio, las fuentes de otro y los esclavos. Se estableció un tráfico regular de oro y esclavos sin intermediarios con grandes beneficios tras franquear el Cabo Bojador (1434) y el cabo Blanco (1441), tryanedo el primer grupo de esclavos negros y creando el fuerte de Arguim (1448). En 1444 es llegó a la desembocadura del río Senegal lo  que provocó que castellanos y franceses intentasen seguir sus pasos. En 1455 el papa Nicolás V reconoce  el derecho exclusivo de Portugal a las exploraciones africanas, lo que motivó que Colón planteara su viaje  a las Indias a través del Atlántico. 

La llegada de los portugueses al África Negra hizo que que castellanos, franceses y genoveses intentaran seguir sus pasos. La Bula Romanus Pontifex que le otorgó el Papa Nicolás V en 1455, reconoció el derecho exclusivo de Portugal a las exploraciones africanas. entre 1460 y 1475, taras franquear Sierra leona se inspeccionan dos mil kilómetros de costas.

Después de la muerte de Don Enrique se traslada a Lisboa el Trauto de Arguim, la Compañía que  dirigía todas las exploraciones y se funda en Ghana la fortaleza y la factoría La Mina, que pasa a centralizar el tráfico de esclavos. En 1482 se fundó en la costa de Ghana, la fortaleza y factoría de la Mina que, junto al de Arguim, fueron los centros principales del control de comercio de esclavos y oro africanos.

En el Tratado de Alcaçobas en 1480 firmado por los Reyes Católicos y Alfonso V de Portugal, se reconoce a Castilla la posesión de las Islas Canarias y se le prohíbe navegar más allá del Cabo Bojador, mientras que Portugal se queda con Madeira y Azores y todo lo que haya al sur de dicho cabo. el pap Sixto IV sancionó lo acordado mediante la bula Aeterni Regis (1481) y confirmó lo establecido en la Romanus Pontifex (1455) de Nicolás V. Alejandro VI solucionó esta cuestión definitivamente mediante su famosa bula Inter caetera (1493) y, finalmente, el Tratado de Tordesillas (1494) situó una línea de demarcación a 370 leguas de las Azores, en la que se adjudica a España todo lo situado al oeste de dicha línea y a Portugal el este, quedando así Brasil en manos portuguesas. Los portugueses pusieron sus padroes o mojones de piedra indicando las tierras conquistadas y descubiertas a lo largo de las costa africana.

En 1487 Bartolomé Díaz inició el viaje a la India bordeando África, y consiguió doblar el Cabo de   las Tormentas, al que denominó de Buena Esperanza a su regreso en 1488. También se investigaron las  rutas a través del Mediterráneo y el Mar Rojo. A fin de obtener información de la costa oriental de África y  de la India, el monarca portugués había enviado en 1487 expediciones comandadas por Alfonso de Paiva y Pedro de Covilha por el Mediterráneo. Colvilha llegó a la India mientras que su compañero murió en la empresa. A su regreso de la India; Colvilha se dirigió desde Adén hacia els ur llegando en 1491 a Sofala (Mozambique)

En 1497 Vasco de Gama comunicó por primera vez vía marítima Europa con la India. A la altura de Sierr Leona se dirigió hacia el oeste, emprendiendo una enorme volta que casi lo llevó hasta Brasil, para posteriormente dirigirse hacia el cabo de Buena Esperanza. En Mozambique, contrató a un piloto árabe que le llevó a Calicut en la costa india de Malabar el 20 de mayo de 1498, volviendo a Lisboa en 1499. Poco a poco los portugueses fueron asimilando y conociendo los vientos y corrientes de la zona  atlántica, lo que les permitió aprovecharlos para, internándose en el Atlántico, aprovecharlos mejor para sus viajes. 



EL NUEVO MUNDO 

Los grandes avances técnicos y los conocimientos sobre los vientos (la volta y la gran volta) así como la afirmación de que la Tierra era redonda, hicieron madurar en Cristóbal Colón (Génova, 1451) la idea de viajar a Catay por Occidente. 

Colón llegó a Andalucía en 1485, y a través de los franciscanos de La Rábida, que  vieron en la aventura  la posibilidad de evangelizar nuevos pueblos,encontró en el duque de Medinaceli un valedor. En 1486 se entrevistó con los Reyes Católicos. Fernando no era partidario, pues deseaba  respeta los derechos de Portugal, pero la reina Isabel nombra una comisión.  En 1488 regresó Bartolomé Díaz con la noticia del hallazgo del paso hacia Asia, así como los informes desfavorables de la comisión, frenaron el proyecto. Colón volvió a ofrecer el proyecto a Francia e Inglaterra, pero fue otra vez rechazado.A finales de 1491, Colón insistió ante la reina Isabel, que estaba dispuesta a aceptar el proyecto. Pero en marzo de 1492 se produjeron desavenencias entre Colón y la Corona, aunque fueron solventadas en las Capitulaciones de Santa Fe (17-30 abril 1492) en las que se reconocía a Colón como Virrey, Gobernador General y Almirante, y el 10% de las riquezas de todo tipo, descontados los gastos, para él y sus sucesores. Lo desmesurado de lo concedido a Colón,trajo después más de 55 años de pleitos entre la familia de éste y la Corona. Los preparativos   duraron   tres   meses.   Los   hermanos Pinzón   y   los   Niño ayudaron a reclutar la tripulación y abastecer los tres navíos: Pinta, Niña y Santa María. El 3 de agosto de 1492 zarparán de Palos, y tras escala en Canarias, el viaje durará hasta el 12 de octubre, con la llegada a la isla caribeña de San Salvador. El itinerario seguido, marcará la ruta que durante más de trescientos años seguirán las flotas españolas. El genio y “errores” de  Colón hicieron posible el descubrimiento.


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