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martes, 14 de octubre de 2014

EL PERIODISMO, LA MUJER Y LA PAZ

El verdadero periodismo es intencional. Busca siempre una reacción

Los seres humanos somos egoístas por naturaleza. Somos el único animal que mata a sus semejantes, no por una cuestión de supervivencia, sino por cuestiones más banales y materiales.

El periodismo  permite sacar a la luz todos  estos conflictos sociales, políticos y económicos que sufren los seres humanos. En todos estos conflictos, las más perjudicadas son las mujeres.

Según Naciones Unidas, en el mundo existen 200 millones de mujeres desaparecidas, víctimas del infanticidio, de la violencia doméstica, de la trata de blancas, de violaciones y de crímenes de honor. La Organización Mundial de la Salud reconoce que una de cada cinco mujeres ha sufrido una violación en los países subdesarrolllados. La cifra en los países desarrollados no es muy diferente: una de cada seis mujeres ha sufrido algún tipo de violación.

Todas las violaciones y atentados contra las mujeres tienen fines políticos: las violaciones buscan romper el tejido social ya que las mujeres son el sostén económico de las comunidades de países subdesarrollados o en vías de desarrollo.

Periodistas como Carla Zibla, Leyre Otaegi o Caddy Adzuba entre otras se han convertido en el altavoz de conflictos olvidados y silenciados para denunciar la situación de las mujeres en zonas en conflicto.

Carla Fibla “En África las mujeres toman partido activamente gracias al periodismo”

Carla Fibla es corresponsal de la Cadena SER desde hace seis años en Oriente Próximo, con oficina en Amman. Anteriormente estuvo siete años en Marruecos cubriendo el Magreb para el periódico La Vanguardia y la cadena SER.

Carla Fibla dirige Aish, donde un equipo de diez personas entre los que se encuentran periodistas, arabistas, investigadores y sociólogos cubre 21 países. Siguen la actualidad árabe bajo la perspectiva de sus protagonistas. Aish significa en árabe: pan, sustento y vivir. Quieren comprender y transmitir lo que se sienten, respira y aspiran en la nueva sociedad árabe en constante ebullición.
Actualmente ha estado cubriendo el conflicto en Sudán del Sur, donde los continuos enfrentamientos entre el gobierno y las guerrillas, han provocado una crisis humanitaria alimentaria. Las mujeres se han convertido en el sostén de los hogares y las familias. La guerra se ha convertido en una excusa para la violación de la mujer: 24000 mujeres sufren violencia sexual tanto en la guerra como los campos de refugiados.

La simplificación de los conflictos en el continente africano minimiza el drama que sufren las mujeres en tiempos de guerra, olvidando que cada persona es una historia y todas ellas juntas crean una imagen aproximada del conflicto. Los muros de silencio sobre los conflictos del continente africano son una losa para las mujeres que viven allí.
Carla Fibla



Leire Otaegi “El papel de las mujeres en el proceso de paz es histórico, pero siempre es silenciado”

Leire Otaegi  forma parte de la asociación Lolamora, asociación que denuncia la violencia sexual en tiempos de guerra. Actualmente está cubriendo el conflicto colombiano, un conflicto armado que dura más de medio siglo. Un conflicto heterogéneo, ya que es político, económico y social, pero que siempre convierte a la población civil como objetivo.

El conflicto colombiano abarca muchos ámbitos: intereses económicos, narcotráfico, grupos paramilitares, terrorismo de estado, el fracaso de los procesos de paz…  un conflicto que desde 1984 se ha cobrado la vida de seis millones de personas.

Las mujeres colombianas han participado activamente por la paz: a pesar de haber sido silenciadas y quedar relegadas a un segundo plano en el ámbito político: ellas son las principales víctimas de este conflicto.

A pesar de los intentos realizados para lograr la paz, queda mucho camino por andar para exigir Verdad, Justicia y Reparación.
Leire Otaegui

Caddy Adzuba “El periodismo debe combatir los estereotipos que ocultan la verdadera cara del conflicto”

“No hablan de los problemas de África porque existen muchos intereses económicos ocultos”

Caddy Adzuba es una de las principales voces del periodismo africano. Licenciada en Derecho por la Universidad de Bukavu, ejerce su profesión en radio Okpai, emisora principal de la MONUC, la misión de la Naciones Unidas en el Congo.  Es miembro de la Asociación de Mujeres de Medios de Comunicación del Este del Congo, asociación que denuncia las constantes violaciones sexuales de las mujeres de la República Democrática del Congo, país que lleva en guerra desde 1996. Adzuba también desempeña el cargo de presidenta de AFIDEP, asociación que trabaja con niñas para el Desarrollo y Promoción de Valores Humanos, que opera en Bukavu desde 2004.

Su labor periodística ha sido reconocida mundialmente: en el año 2009 Adzuba recibió el premio internacional de periodismo “Julio Anguita Parrado” por su valor personal y la repercusión social de un trabajo desarrollado en condiciones de extrema violencia y como símbolo del coraje de las mujeres africanas y de los periodistas que arriesgan diariamente su vida ejerciendo su profesión en zonas de guerra.”   Los premios otorgados por la asociación de mujeres periodistas “El club de las 25”,  la Cátedra Unesco de Comunicación de la Universidad de Málaga y el Consiglio Regionale della valle d’Aosta son el fruto de una labor periodística intensa y fundamental al dar voz y poner nombre y rostros a los problemas que sufre la libertad de expresión en el continente africano.

Los periodistas de la República Democrática del Congo y de África tienen varias dificultades para ejercer su labor social: en primer lugar, tienen serias dificultades económicas y estructurales para ejercer su trabajo por lo que aprender periodismo con la práctica diaria. 

“Aprendí el periodismo haciéndolo, poniéndolo en práctica y lo que hoy conozco es el fruto de mucho trabajo y mucha pasión”

En segundo lugar, las múltiples presiones por parte del poder político y económico para acallar estas voces críticas contra el pensamiento único, llegando incluso a amenazar de muerte a los periodistas, como denunció la Unión Nacional de Prensa del Congo a finales de septiembre de 2009.

Al problema de la falta de medios, hay que añadir las sistemáticas guerras y violaciones de derechos humanos en África: Existen todavía varios conflictos sin resolver armados en el continente africano en los que el periodista debe reivindicar la figura de vigilante en una sociedad democrática, controlando y denunciando los abusos de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, debe ser capaz de dar voz a los sinvoz, utilizando la palabra como única arma de protesta que dispare contra los muros del silencio y la censura para poder construir una sociedad libre y democrática.

Sin embargo, el problema africano es silenciado en Europa, principalmente porque no interesa a los grandes Medios de Comunicación (a no ser que haya un motivo económico detrás) quienes venden una imagen de África como la de un continente empobrecido, perpetuando el estereotipo del africano  que ya existía en Europa.

Sin embargo, la realidad es distinta: el Congo es un país muy rico en recursos naturales, siempre explotado por potencias extranjeras desde que se convirtió en una colonia belga en 1861.  Las multinacionales financian a grupos guerrilleros y  crean los conflictos entre países mientras realizan una explotación de los recursos africanos, controlando, incluso los Medios de Comunicación, recordando aquella frase de Malcom X:

“Si no estás prevenido contra los Medios de Comunicación, te harán amar al opresor y odiar al oprimido”

Como los Medios de Comunicación están controlados por grandes empresas, los periodistas tienen serias dificultades para ejercer su labor social, convirtiéndose en un eslabón más de una empresa que busca sacar un beneficio. 

Un claro ejemplo es el silencio ejercido por aquellos que, como Adzuba, denuncian la degradación que sufre la mujer en África.  La mujer es el principal motor de la economía en África y ha sido objeto de sistemáticas violaciones, mutilaciones, trata de blancas y prostitución. Como ella misma  reconoce “Trabajo en una situación de conflicto donde violan sistemáticamente los Derechos Humanos, como la violación de la mujer”.

Por tanto, los periodistas deben reivindicar su labor social actuando como un contrapoder realizando una labor de campo muy activa y continua, buscando la manera de conseguir influenciar en la política para transmitir a la sociedad valores democráticos informándoles de los abusos del poder político y económico, defendiendo la paz y los Derechos Humanos a través de la información, la formación y la educación de la población. Todas estas labores están plasmadas en el trabajo de Adzuba, quien, junto a sus compañeros se encarga de dar voz a los grupos sociales más débiles denunciando las sistemáticas violaciones a las mujeres africanas o el usos de los niños soldado.

 La revolución digital ha ayudado a los periodistas en ese aspecto gracias al auge de blogs, redes sociales y páginas webs. Adzuba es miembro de la red de mujeres periodistas y comunicadoras “Un Altavoz para el silencio”, un proyecto de la Fundación Euroárabe que, como su propio nombre indica, pretende ser un altavoz contra las injusticias y violaciones sucedidas en África, defendiendo la libertad de expresión, los Derechos humanos y la construcción de la paz en el continente africano.

Como la propia Adzuba reconoce: Hay que buscar la independencia de los Medios de Comunicación y romper la imagen que Europa vende de África.  Y, para que esto sea posible, es necesario viajar, leer y trabajar en el continente con la mente abierta, acercando África a Europa denunciando la gestión de occidente en África y relatando los problemas que sufre a diario el continente africano.

El conflicto del Congo es una de las múltiples guerras olvidadas: este olvido provoca la impunidad de aquellos que cometen actos contra las mujeres. Para evitar esta situación, es necesario seguir hablando de estos conflictos, dando voz a los protagonistas, educando a través del periodismo para revertir esta situación. Iniciativas como radio Okapi, la Asociación de Mujeres de los Medios, y Mujeres al Teléfono son algunos ejemplos de cómo el periodismo puede cambiar el mundo.

El periodismo debe convertirse en una herramienta de paz: el periodista tiene la oportunidad de colaborar en estos conflictos para denunciarlos y acabar con ellos.

Por tanto, el periodista debe convertirse en un altavoz para construir la paz, denunciando las injusticias y rompiendo los estereotipos y tópicos  sobre el continente africano.
Caddy Adzuba

El periodismo sigue siendo revolucionario

El periodismo debe convertirse en una herramienta para cambiar el mundo: en su afán de denunciar las injusticias e informar a la población, los periodistas deben ser capaces de desarrollar su empatía y ayudar a construir un mundo mejor. En este proyecto común, las mujeres tienen mucho que aportar: vivimos en un mundo egoísta, cruel, despiadado…  y tenemos  que cambiarlo y construir un mundo que necesita una mirada de cariño, de ternura, de empatía: un mundo donde las mujeres son una pieza fundamental para humanizarlo.

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