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lunes, 8 de mayo de 2017

SANTIAGO CASARES QUIROGA

Nacido en 1884, desde muy joven se inclinará por el ideal republicano, teniendo en cuenta que su padre, Santiago Casares Paz, militaba en las filas del Partido Republicano Federal, vinculado al Casino Republicano de La Coruña desde su fundación en 1886, y alcalde republicano de esta ciudad el año 1917, dada la mayoría de concejales republicanos. Ciudad, por otro lado, donde el republicanismo tiene una fuerte presencia desde mediados del s. XIX.

De su padre hereda también su inclinación masónica, iniciándose como aprendiz masón en Madrid el año 1917, en la Logia Hipano-Americana número 379 del Gran Oriente Español, llegando a ocupar más tarde el puesto de Venerable en la Logia Galleacia número 408 de La Coruña, en cuya creación tiene una participación decisiva. Posteriormente decaerá este inicial interés, que sólo recuperará en los años republicanos cuando se intenta utilizar la Masonería, como arma contra el fortalecimiento político de Lerroux. Si bien su participación en la Masonería fue confusa y giró siempre alrededor de la negligencia.
 

 
Casares hubo de acostumbrarse desde muy joven a vivir con la enfermedad, pues ya desde los cinco años se encontraba tuberculoso, ello va a influir en su personalidad de un modo decisivo. De ahí el desdén hacia la muerte que mostró muchas veces a lo largo de su trayectoria humana y política. De ahí también esa fina ironía con que todo lo revestía, y que ha sido criticada por tantos colaboradores y adversarios políticos al calificarlo de persona frívola y un tanto desdeñosa.

"Casaritos", como se le llega a conocer popularmente en La Coruña, había comenzado su formación en esta ciudad, cursando sus estudios universitarios en Madrid, doctorándose en Derecho con una tesis dedicada a la figura del humanista gallego Ramón de la Sagra. De aquellos años en la capital, regresa con una hija que será entregada a la custodia de su padre. También será por aquellos años cuando comience a moverse en los ambientes republicanos de su ciudad natal.

En torno al año 1907, se convierte en uno de los personajes más destacados de la "Solidaridad Gallega", asociación creada para la defensa y modernización del agro gallego, a imitación de la creada en Cataluña por los solidarios catalanes; lo que le llevará políticamente a una ruptura con su padre, viejo republicano federal que no entiende estas alianzas. Pues en "Solidaridad Gallega" convergen una serie de grupos ideológicamente alejados, como republicanos, tradicionalistas, galeguistas, que pronto comienzan a mostrar sus diferencias. Los solidarios gallegos, con el beneplácito del propio Salmerón, recorren Galicia luchando para conquistar el campo gallego, organizando mítines y asambleas agrarias de tanta importancia como la de Monforte de Lemos (Lugo) de 1909.

El prestigio de Casares, logrado en los años que duró la experiencia solidaria, contribuye a su afianzamiento en el seno del republicanismo coruñés. Ligado al Partido Republicano Autónomo de La Coruña, grupo que llega a liderar con 24 años y que habían fundado Martínez Fontenla y el médico Rodríguez, teniendo a Gerardo Abad Conde como Secretario de su Junta Directiva, quien se convertirá en el futuro líder del Partido de Lerroux en la ciudad Herculina, y que el tiempo irá convirtiendo en su rival político.

En 1914, Casares asume la dirección del periódico Tierra Gallega, diario republicano fundado en 1903 que defiende el autonomismo gallego, renegando del viejo federalismo por creerlo caduco. Manteniendo también una línea neutral ante el conflicto de la I Guerra Mundial; lo que va a generar un enfrentamiento con los que están a favor de que el periódico esté con los aliados. No obstante, esta actitud le proporciona ventajas. Un año después participa en la creación de la prestigiosa revista España.
 
A consecuencia de su implicación en una campaña anticlerical en 1917 en la que resulta agredido, Casares será destituido como concejal del Ayuntamiento de La Coruña, cargo que desempeñaba desde 1907. Y en 1919 figura como candidato a Diputado a Cortes por La Coruña en una coalición republicano-socialista, siendo derrotado, lo que le llevará a orientar el republicanismo coruñés a una posición independiente de las directrices centrales que predominaban. A partir de entonces se convierte en la principal figura antimonárquica de su ciudad.

Por aquellos años mantiene un largo noviazgo con Gloria Pérez Corrales, hija de una cigarrera coruñesa, por lo que será muy criticado en algunos círculos sociales, casándose en 1920, con la que llegará a tener una hija, la futura actriz María Casares. Sirva como anécdota que en el año 1918 ya conoce a Manuel Azaña, quien en 1924 llegará a editar en la ciudad herculina, su manifiesto contra la Monarquía. Por aquellos años también defiende como abogado a gentes humildes y a numerosos militantes anarquistas.

La toma del poder por el general Primo de Rivera hace que su actividad política decaiga, y luego de permanecer un corto periodo de tiempo en la cárcel, pasa a dedicarse al mundo de los negocios y a administrar su considerable fortuna. La Dictadura será el detonante que facilitará la convergencia de todas las fuerzas políticas opuestas al nuevo régimen, olvidando las diferencias anteriores. Así, cuando el 11 de febrero de 1926 se crea por parte de un grupo de intelectuales de izquierda la llamada Alianza Republicana, en ella se van a integrar los representantes del Casino Republicano Coruñés, entre ellos Gerardo Abad Conde y Santiago Casares Quiroga.

El fracaso del pronunciamiento llevado a cabo por Sánchez Guerra, a principios de 1929, será el causante de una desintegración progresiva de la Alianza, consumada el 14 de julio de 1929, fruto de la cual nace el Partido Republicano Radical Socialista. En ese momento Casares abandona dicha alianza por considerar perdida toda posibilidad de éxito, principalmente tras la salida de los radical socialistas.

El 5 de septiembre de 1929 Casares se reúne en el Casino de Santiago de Compostela con Emilio González López, Antón Villar Ponte y otros intelectuales gallegos al objeto de crear un nuevo partido político republicano de carácter autonomista, que llevará por nombre ORGA (Organización Republicana Gallega Autónoma), confluyendo en él los republicanos de Casares y las Irmandades da Fala de Antón Villar Ponte, ésta poco predominante. Partido que se implicará junto a otras fuerzas republicanas como el Partido Radical, los federales, los radical-socialistas, etc., el día 26 de marzo de 1930 en la localidad coruñesa de Lestrove (Pacto de Lestrove) en la creación de una Federación Republicana Gallega, conformando así una amplia plataforma de cara a una eventual consulta electoral. En este Pacto se acuerda también la designación de Gerardo Abad Conde, dadas sus cualidades oratorias, para asistir al Mitin de afirmación republicana a celebrar en Madrid en septiembre de ese año, y a Santiago Casares como representante de dicha Federación, para asistir a una próxima reunión republicana a celebrar el 17 de agosto en San Sebastián, con el objetivo de reivindicar un Estatuto de Autonomía para Galicia. Entre otros acuerdos también se le ofrece el liderazgo de esta recién constituida Federación republicana al político liberal Manuel Portela Valladares, quien no lo acepta, aun cuando pone a disposición de ésta el influyente periódico de su propiedad El Pueblo Gallego.

En octubre de 1929 la prensa regional publica el Manifiesto programático de la ORGA, que después de proclamar su liberalismo, fija sus objetivos de transformar Galicia en un emporio de riqueza y de cultura, y finalizaba diciendo su razón de republicanos federales, y de no separar lo unido sino el de estrechar vínculos fraternos con otras nacionalidades, colaborando con todos los correligionarios de España para conseguir una Iberia dentro de los futuros Estados Unidos de Europa.

Líder y fundador de la Organización Republicana Gallega Autónoma (ORGA), participó en el Pacto de San Sebastián (1930), una plataforma integrada por los principales partidos de la oposición a la dictadura de Primo de Rivera para propiciar la caída de la monarquía de Alfonso XIII mediante un movimiento insurreccional que proclamaría la República, en representación de la Federación Republicana Gallega. Esta era una plataforma republicana formada por la ORGA junto con otras fuerzas republicanas gallegas como el Partido Radical, los federales, los radical-socialistas. En diciembre de ese año, fue enviado a Jaca como delegado del Comité Revolucionario Nacional (CRN) en la clandestinidad para evitar que el capitán Fermín Galán Rodríguez -encargado de sublevar la guarnición de la localidad pirenaica dentro del plan general- se anticipase a la fecha acordada por el CRN dando con ello al traste con el plan del Comité. Casares Quiroga llegó de madrugada a Jaca, pero adujo estar cansado para no informar a Galán hasta el día siguiente, con lo que la sublevación tuvo lugar en Jaca al alba, con éxito efímero. A consecuencia de ello, Casares Quiroga fue encarcelado.

Con la proclamación de la República fue nombrado Ministro de Marina en el gobierno provisional y más tarde de Gobernación. Elegido diputado en las Cortes Constituyentes por la ORGA, siguió siendo Ministro de Gobernación durante el bienio socialista-republicano (1931-1933) presidido por Manuel Azaña, del que Casares era amigo personal.

Elegido diputado de nuevo en 1933, en 1934 une su partido (renombrado Partido Republicano Gallego en 1932) con el de Azaña y otras fuerzas para crear Izquierda Republicana, partido que se integraría en el Frente Popular. Casares Quiroga renovó su acta de diputado en las elecciones de febrero de 1936 y fue nombrado Ministro de Obras Públicas. Tras el acceso de Azaña a la presidencia de la República, Casares Quiroga fue nombrado Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de la Guerra (mayo de 1936). Como presidente, organizó el referéndum sobre el Estatuto de Autonomía de Galicia (el tercero propuesto durante la República tras los de Cataluña y el País Vasco), el cual fue aprobado el 28 de junio de 1936.

Tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones de 1936 fue nombrado ministro de Obras Públicas y, después, jefe de Gobierno y ministro de la Guerra, durante la presidencia de Manuel Azaña. En junio de 1936 protagonizó un crudo debate parlamentario con el monárquico José Calvo Sotelo en el que se declaró "beligerante contra el fascismo" y responsabilizó a Calvo Sotelo "de cualquier cosa que pudiera suceder". Seguía siendo Presidente del Consejo de Ministros al producirse el alzamiento en julio de 1936 se opuso a la distribución de armas al pueblo, y al día siguiente dimitió para dar paso al "ministerio relámpago" de intención conciliatoria formado por Martínez Barrio. Durante la contienda no ocupó ningún cargo político. Al finalizar la guerra se exilió a Francia, donde permaneció el resto de su vida. Murió en el exilio en 1950.

No ocupó ningún cargo público durante la guerra civil, quedando en un segundo plano. Muy desacreditado ante los republicanos, en la zona sublevada la situación no fue mejor. El gobernador civil de La Coruña, el navarro José María Arellano, llegó al extremo de ordenar que se retirara su «odiado nombre» de todos los documentos públicos. Tras la caída de Cataluña marchó a Francia junto con Azaña y Martínez Barrio. En la capital gala sufrió un incidente en el despacho de este último; al presentarse ante el secretario particular de Martínez Barrio, el profesor Juan Rueda Ortiz (hijo del anarquista Juan Rueda Jaime) le replicó: "Pues tome usted en nombre de los republicanos españoles", lanzando un puñetazo acto seguido a la cara de Casares, el cual cayó de inmediato al suelo.

En la primavera de 1940, ante la invasión de Francia por parte de los nazis, huye a Inglaterra ayudado por el doctor Juan Negrín, quien lo encuentra vagando en los muelles de Burdeos y espontáneamente lo invita a ir en un barco preparado por él; incluso lo alojó en su casa en Londres. Esto da una idea de la generosidad del entonces presidente del Gobierno de la República en el exilio, máxime cuando, según el historiador Juan Marichal, Casares era el político más opuesto, si cabe decirlo así de Negrín.

Murió exiliado en París, en febrero de 1950.

Santiago Casares Quiroga

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