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martes, 27 de enero de 2015

NOS VIMOS EN BERLÍN

El 1 de noviembre de 2005, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó asignar el 27 de enero como el Día Internacional de Conmemoración de las víctimas del Holocausto.

Naciones Unidas eligió el 27 de enero porque fue el 27 de enero 1945 cuando el Ejército Soviético liberó a los presos del campo de concentración de Auschwitz.

La fijación de esta fecha tiene como objetivo lograr que los estados miembros elaboren programas educativos para mostrar a las futuras generaciones la realidad histórica de unos hechos lamentables y repudiables como los acontecidos durante el Holocausto, con el fin de evitar actos de genocidio en el futuro. El Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, establece su propio programa de divulgación, titulado "El Holocausto y las Naciones Unidas" y realiza labores para movilizar a la sociedad para el recuerdo del Holocausto y las enseñanzas que se deben extraer del mismo, para que se repita nunca un capítulo tan terrible en la Historia.


La historia del campo de concentración de Auschwitz

El 20 de mayo de 1940 los nazis abrieron el Campo de Concentración de Auschwitz. El terror nazi traspasó todos los límites cuando los nazis decidieron llevar a la práctica el exterminio masivo de los que ellos consideraban personas de raza inferior, dando comienzo a la conocida “Solución Final”. De este modo, los nazis comenzaron a inaugurar distintos campos de concentración por los distintos territorios ocupados en Europa. El campo de Auschwitz fue un campo de concentración y exterminio nazi situado en territorio ocupado polaco. El campo de concentración estaba compuesto por diferentes campos, Auschwitz I, Auschwitz II Birkenau, Auschwitz III Monowitz, campo de trabajo de IG Farben y otros 45 campos más. Hasta que el campo de concentración fuese liberado por el Ejército Rojo, los nazis explotaron y exterminaron hasta más de un millón de personas, entre ellas se encontraban judíos, polacos, gitanos, comunistas... en definitiva todo enemigo de los nazis. Las atrocidades que cometieron los nazis en campos como los de Auschwitz nos debe recordar qué puede llegar a pasar si esas ideas vuelven a tomar el poder.

La liberación de Auschwitz

A finales de 1944 y ante la imparable ofensiva de las huestes de Ejército Rojo, las autoridades nazis del campo se prepararon para abandonar Auschwitz y ordenaron la destrucción de las evidencias de los crímenes cometidos.

Tras eliminar la documentación y gran parte de las instalaciones, entre los días 17 y 21 de enero los prisioneros que aún podían caminar fueron obligados a caminar hacia el interior del Reich, en lo que se conocieron como marchas de la muerte.  Aquellos pocos que no fallecieron en la travesía, fueron reubicados en otros campos.

Aún así, las tropas soviéticas encontraron a su llegada, el 27 de enero de 1945, abundantes e irrefutables pruebas del exterminio masivo en Auschwitz, como montones de cadáveres sin enterrar o las pertenencias de las víctimas: miles de trajes de caballero y vestidos de mujer o, entre otros, 6500 kilos de cabello humano preparado para su venta en Alemania.

Asimismo encontraron a cerca de 7000 personas, extenuadas y enfermas, en el interior del campo. A pesar de los esfuerzos de las tropas y médicos de los aliados más de la mitad fallecería a los pocos días de haber sido liberados.

Aquel 27 de enero de 1945 fue especialmente frío. Eran casi las tres de la tarde cuando una avanzadilla de la 332º división de infantería del Ejército Rojo se topaba con una enorme verja donde, en lo alto, se podía leer Arbeit Macht Frei (el trabajo os hará libres). Ante ellos se abría el mayor campo de exterminio construido por los nazis en Polonia: Auschwitz. 


Aquella fecha #TalDíaComoHoy ha quedado inmortalizada a nivel mundial como el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto.
  • Auschwitz era un gigantesco complejo compuesto por tres campos de prisioneros: Auschwitz I (el campo original), 
  • Auschwitz II-Birkenau (campo de concentración y exterminio) y 
  • Auschwitz III-Monowitz (campo de trabajo), además de otros campos satélites
Cuando los soviéticos hicieron su entrada allí, la mayoría de los guardias ya había huido, anticipándose a las consecuencias que traería la llegada del avance del Ejército Soviético después de su victoria meses atrás en el transcurso de la Operación Bagration, que representó la liberación de toda la Unión Soviética ocupada por los nazis y dio paso a la ofensiva de los rusos en Polonia, hasta llegar finalmente a Alemania. "Estuve en Auschwitz. Vi todo con mis propios ojos. Te amo ahora aún más. Por favor, no pierdas la calma: esto no va a volver a pasar, mamá. Nosotros nos vamos a asegurar de ello", escribió Vladimir Brylev, soldado del Ejército Soviético, en un carta a su madre. 

En el verano de 1944, el Ejército Rojo llevó a cabo una gran ofensiva que lo llevó hasta el Vístula y, en la región de Auschwitz, a unos 200 kilómetros del campo.

Los nazis se dieron cuenta de la necesidad de proceder rápidamente a la evacuación de los campos de concentración y partieron del sector de mujeres de Birkenau: en septiembre, una parte de las prisioneras fueron trasladadas a Ravensbrück, mientras que las enfermas fueron llevadas (entre noviembre y diciembre). a Bergen-Belsen. A finales de octubre comenzaron los traslados de prisioneros judíos varones aptos para trabajar a los campos de concentración alemanes: 2.096 en Dachau, 1.023 en Buchenwald, 2.045 en Flossenbürg, 494 en Mauthausen, 2.522 en Sachsenhausen y unos cientos en Stutthof. El 30 de octubre llegó el último convoy de judíos de Theresienstadt: tras la selección, de los 2.038 deportados, 1.689 fueron llevados inmediatamente a las cámaras de gas.

En noviembre de 1944, con mucha mayor claridad que Hitler, Himmler se dio cuenta de que la guerra estaba perdida y se engañó pensando que podía entablar negociaciones con los aliados. Entre los méritos que creía poder aportar, debía estar también el de haber puesto fin al exterminio de los judíos. Por lo tanto, alrededor del 28 de noviembre, Himmler emitió una orden verbal para detener los gaseamientos en Auschwitz y destruir las tres instalaciones homicidas en Birkenau que todavía estaban en funcionamiento, después de que el Sonderkommando, durante la revuelta del 7 de octubre de 1944, hubiera puesto el Crematorio IV. . Este último, durante el mes de octubre, fue desmantelado por completo, hasta los cimientos.

En diciembre, para cumplir las órdenes de Himmler, se inició la destrucción de los grandes Crematorios II y III. Los sistemas del horno fueron cuidadosamente desmantelados y enviados a Alemania. El Crematorio V siguió en funcionamiento, pero sólo cumplía funciones asistenciales: destruir los cuerpos de los reclusos que morían en el interior del campo de concentración por penurias o cansancio laboral. En cuanto al Crematorio I del campo base, ya había sido desactivado en 1943 y privado de sus instalaciones internas a mediados de 1944. El 17 de enero de 1945 tuvo lugar el último pase de lista general en el campo de Auschwitz. Había 67.012 reclusos (hombres y mujeres): 31.894 en Auschwitz I y Birkenau, 35.118 en los subcampos y en Monowitz. Temprano en la mañana del 18 de enero se inició la salida de los que podían caminar, divididos en columnas de distintos tamaños (500, 1000, 1500 individuos, según el caso). Quedaban alrededor de 9.000 enfermos, en una situación de degradación y abandono total, que Primo Levi recuerda como una terrible pesadilla.

Entre el 20 y el 26 de enero, las SS volaron lo que quedaba de los crematorios II y III, destruyeron el crematorio V (aún intacto) con dinamita e incendiaron Kanada, el barrio de los cuarteles utilizados como almacenes. El 27 de enero llegaron las primeras tropas soviéticas; como Levi no se cansaba de repetir, la liberación no tuvo nada de festiva, sino que estuvo acompañada -en aquellos que no estaban demasiado enfermos o desnutridos para darse cuenta de lo que estaba sucediendo- de un conjunto de sentimientos contrastantes: la conciencia de la ofensa sufrida, la vergüenza de haber sobrevivido, el remordimiento por acciones inmorales realizadas durante el cautiverio o por no haber ayudado a compañeros en dificultades. En otros sujetos, el delirio, la locura o el mutismo total denotaban que la experiencia del campo de concentración los había devastado por completo; En todos los supervivientes habría dejado huellas profundas y completamente imborrables.

Cuando los soldados entraron en Auschwitz, los recibió un hedor insoportable. Frente a ellos, sólo vieron montones de zapatos, algunas personas en condiciones infrahumanas vagando sin rumbo, cadáveres en el suelo y niños atemorizados en barracones gritando "¡No somos judíos!".

En ese momento quedaban 2.819 prisioneros en Auschwitz. Pero para muchos la liberación llegó tarde. 

Centenares de presos, demasiado débiles, murieron en sus camas o hacinados en los barracones. Para los soldados fue muy difícil establecer un vínculo de confianza con ellos y hacerles comprender que pertenecían al ejército soviético y estaban allí para liberarles. Los soldados soviéticos que llegaron al campo aquel 27 de enero de 1945 encontraron 370.000 trajes de hombre, 837.000 vestidos de mujer, 44.000 pares de zapatos y 7,7 toneladas de cabello humano, que, según cálculos de la época, corresponderían a unas 140.000 personas. Se calcula que 1,3 millones de personas fueron enviadas a Auschwitz entre 1940 y 1945, y al menos 1,1 millones fueron asesinadas allí según los datos del Museo Estadounidense Conmemorativo del Holocausto. 

Se calcula, igualmente, que durante la guerra, en todos los campos de concentración y de exterminio seis millones de personas fueron asesinadas por los nazis por el mero hecho de ser judías, mientras que once millones más murieron por pertenecer a otras minorías, incluidos civiles y soldados soviéticos y polacos capturados en combate.

Auschwitz representó la industrialización de la muerte a una escala inimaginable. La vida humana no significaba nada más que un número tatuado sobre el brazo de una persona indefensa que sólo estaba a la espera de ser enviada a la "ducha", donde las víctimas eran rociadas con gas tóxico para, a continuación, ser llevadas a los hornos crematorios y, desde allí, a las fosas comunes. Aquella aniquilación planificada contemplaba asimismo experimentos genéticos y la práctica  (un sistema de perfeccionamiento de la especie humana mediante el criterio racista de selección). 

El oro de las dentaduras de las víctimas fue fundido para engrosar las reservas del Reich, e incluso las cenizas de los muertos fueron recicladas como fertilizantes

V. Letnikov, uno de los soldados soviéticos que llegaron al campo días después, lo describió así en una carta enviada a su esposa: "Ayer examinamos un campo de exterminio para 120.000 prisioneros. Postes de dos metros de alto con alambrada electrificada encierran al campo.  Además, los alemanes pusieron minas en todos lados. Hay torres de vigilancia con guardias armados y ametralladoras cada 50 metros. No muy lejos de las barracas hay un crematorio. ¿Puedes imaginar cuántas personas deben haber quemado los alemanes ahí? Al lado de este crematorio destruido, hay huesos, huesos y pilas de zapatos que llegan a varios metros de altura. Hay zapatos de niños en la pila. El horror es total, imposible de describir". 

Y es que aunque los soldados rusos habían experimentado en carne propia la crueldad de la Wehrmacht (fuerzas armadas de Alemania en ese período) y especialmente de las SS, famosas por sus grandes matanzas de civiles en Ucrania y otros territorios entonces soviéticos, no podían imaginarse lo que encontrarían en Auschwitz. 

A pesar de que otros campos ya habían sido desmantelados y parcialmente destruidos por los nazis en su huida, el hecho de encontrar prisioneros vivos en ese terrible estado, cientos de cadáveres apilados y la evidencia de un plan bien organizado de extermino era algo inimaginable y quedó marcado a fuego en las mentes de todos aquellos soldados.

Existen muchos testimonios de primera mano que relatan el horror que presenciaron los soldados rusos que liberaron Auschwitz. 

Por ejemplo, el corresponsal de guerra Konstantin Simonov dijo a sus editores en Moscú que su mente todavía se negaba a creer lo que había visto y les advirtió de que ellos estaban a punto de ver algo "inmenso, aterrador e incomprensible"; asimismo, el coronel Georgy Elisavetsky dijo que al recordar las imágenes del campo, "la sangre se me hiela de sólo pensarlo". 

Anatoly Shapiro, comandante del regimiento 1085°, declaró: "Había visto mucho en esta guerra. Había visto a gente inocente morir, gente colgada, incluidos niños, gente quemada, pero no estaba preparado para lo que vi en Auschwitz".  "Había tal hedor que era imposible estar ahí por más de cinco minutos. Mis soldados no lo podían soportar y me rogaban para que los dejara ir. Pero teníamos una misión que cumplir". Este militar fue el primero que ingresó a Auschwitz-Birkenau, donde se estima fueron exterminadas más de 1.1 millones de personas, entre 1940 y 1945, en su mayoría judías, aunque también murieron negros, gitanos y minusválidos.

Vassily Petrenko, general del ejército soviético, escribió: "Yo, que había visto gente morir a diario, quedé estupefacto ante el odio indescriptible de los nazis hacia los prisioneros, que se habían convertido en esqueletos. Había leído sobre el tratamiento de los nazis para con los judíos en varios folletos, pero no había nada allí sobre el tratamiento que tenían con las mujeres, los niños y los ancianos. Fue en Auschwitz donde me enteré del destino que habían sufrido los judíos"

Rápidamente se prestó atención médica a aquellos que la necesitaban y se  construyó, con ayuda de la Cruz Roja polaca, un hospital de campaña para tratar a los prisioneros más graves. Los primeros meses, mientras se combatía muy cerca de allí y los suministros escaseaban, fueron muy duros. Muchos de los enfermos, especialmente aquellos que padecían  tuberculosis y otras enfermedades graves, perdieron la vida.

Poco antes de la rendición de Alemania, y con la llegada de la primavera, la situación se estabilizó y la mayoría de los supervivientes fueron trasladados a barracones para que pudieran recuperarse De hecho, más allá de la falta de cobertura mediática ofrecida por la Unión Soviética, el Ejército Rojo se aseguró de registrar con el máximo detalle posible la magnitud de la barbarie nazi. 

Por eso, gran parte de lo que hoy sabemos sobre el horror de lo sucedido en Auschwitz es gracias a este ingente trabajo de documentación. 

A pesar de que liberar Auschwitz en principio no se encontraba entre los objetivos del Ejército Rojo, la liberación del campo se produjo cuando los rusos avanzaban en persecución del ejército alemán.

Habría que esperar al 20 de noviembre de 1945 para que comenzara el proceso de Nuremberg, en el que se juzgó a ocho organizaciones hitlerianas y 24 dirigentes nazis por los crímenes y atrocidades cometidas.

Doce de estos prominentes nazis fueron sentenciados a muerte. La mayoría de ellos admitió haber cometido los crímenes de los que se les acusaba, aunque apenas 3 de ellos mostraron arrepentimiento.

La autoridad más alta del estado Nazi, Adolf Hitler, no estuvo presente. Al igual que muchos de sus más estrechos colaboradores, se había suicidado durante los últimos estertores de la Segunda Guerra Mundial.

El triángulo rojo

Según el sistema de marcado nazi el triángulo rojo invertido era la marca utilizada por los presos políticos en dichos campos de concentración nazis, algunos de los cuales, como Dachau y Buchenwald fueron específicamente construidos para confinar a los comunistas, socialdemócratas alemanes, y strasseristas que seguían existiendo dentro de las filas del partido. Si bien el color rojo fue el escogido por haber sido asignado primero a los comunistas, también fue usado para demócratas, liberales, masones, socialdemócratas, strasseristas, anarquistas, sindicalistas opositores al régimen y otros opositores políticos, y durante la guerra, a antifascistas y luchadores antinazis en general de otros países.


El papel de la Unión Soviética en la II Guerra Mundial

En 1941, la Unión Soviética encabezada por Rusia entra en el bando aliado y repele importantes ofensivas alemanas. Las pérdidas que sufre el ejército alemán en la batalla de Stalingrado, una de las más sangrientas de toda la guerra, son cruciales para la victoria aliada. Las fuerzas alemanas no vuelven a recuperar la iniciativa en el Este y tienen que reorganizar sus efectivos para paliar las bajas.

A pesar de los intentos por parte de los Estados Unidos y Gran Bretaña de autoproclamarse vencedores, excluyendo a otros aliados menos poderosos y también al invencible ejército rojo, quien fue el gran vencedor de la guerra contra Hitler fue la Unión Soviética. Gracias al ejército rojo el fascismo desapareció de Europa (aunque al detenerse en Berlín posibilitó que el fascismo enmascarado de democracia continuara hasta hoy).

La resistencia heroica de más de 200 días en Stalingrado, durante el invierno del 42-43, infectó del virus terminal de la derrota a un agresor alemán cuyo inmenso poderío tampoco pudo doblegar a los combatientes del Ejército Rojo y el pueblo en Moscú, Leningrado, Kursk… aquella colosal Gran Guerra Patria.

La bandera roja de la hoz y el martillo sobre el Reichstag el 9 de mayo de 1945 simbolizó el fin de una locura devastadora causante de la muerte de 70 millones de seres humanos y surgida de la irracionalidad, la demagogia, las ambiciones extremas; la reticencia alemana ante las condiciones impuestas por las potencias aliadas como resultado de su derrota en la I Guerra Mundial; el insano sentido de superioridad de la ficticia raza aria cual base de un nuevo orden mundial vinculado a la redistribución territorial planetaria; el fortísimo respaldo de las corporaciones estadounidenses a su rearme y el apoyo al nacionalsocialismo hitleriano por parte de varias burguesías: no solo la local.

Al indoblegable pueblo soviético, al Ejército de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (integrado en su mayoría por obreros industriales y campesinos) la humanidad le debe la terminación definitiva del conflicto iniciado de forma unilateral el 1 de septiembre de 1939 mediante la invasión a Polonia; la contención del exterminio nazi; el fin del Holocausto con esos casi seis millones de judíos asesinados, más otros once millones de víctimas entre los cuales se incluyen tres millones de prisioneros de guerra soviéticos. Nada ni nadie hubiesen podido detener a Hitler sin la barrera de la URSS.

La II Guerra Mundial se suscitó, fundamentalmente, entre Berlín y Moscú. Las estadísticas lo indican: de los 20 millones de militares muertos, 16 pertenecían a los ejércitos soviético y germano. Sumados todos los efectivos caídos de Inglaterra, Francia y Estados Unidos, no sobrepasan algo más del millón.

Años de cine hollywoodense, teorías del totalitarismo y libros de propaganda colaboraron en la construcción de una imagen distorsionada de la realidad histórica que favorecía a Occidente en detrimento de Rusia. El estado ruso actual, en la búsqueda de la recuperación de la grandeza pasada y la reconfiguración de su identidad nacional, intenta recomponer un retrato de la guerra alejado de estos malos entendidos y resaltando la importancia de la URSS. En esa operación ha preferido rescatar el rol de Stalin y del nacionalismo ruso, recordando el peso de la población soviética en la contienda con más de 27 millones de muertos defendiendo su tierra del invasor fascista, tanto civiles como soldados, demostrando el estoicismo y la resistencia de un pueblo y una nación frente a la bestia fascista, mientras otros pueblos recibieron a los nazis como libertadores y luego sufrieron sus barbaries y sus métodos de exterminio. 

Recordad, nunca olviden la historia
la historia reciente que nunca llegó a su fin
recuerden cuando estuvimos presos en Berlín
Prohibido olvidar: refrescar la memoria

Esperando en Auswitchz que se abran las puertas del averno
Cara hundida, ojos apagados, labios fríos, silencio de muerte
un corazón roto, sin aliento, sin palabras, no hay lágrimas.
Que hablen más bajo...esos poetas infernales, Dante, Blake, Rimbaud...

El ejército Rojo derribó los muros y alambradas
que escondían las torturas, humillación, hambre y muerte
que sembró la bestia fascista en Europa ¡Recordad!
Los cuervos siguen festejando el banquete de la guerra

la muerte pasea por las tierras desoladas
mientras aquellos que sobrevivieron maldicen su suerte
al recordar todo lo que perdieron, tanto dolor, tanta maldad...
nieve derretida, barro y sangre bañan la tierra

Pensad que esto ha sucedido: en la tierra el infierno
partida perdida, maldita la suerte
de aquellos que sobrevivieron con alma llena de espinas
clavadas en lo más profundo de su ser. Grabadlas en vuestros corazones

Aunque el fascismo fue derrotado, todavía persiste
aunque gran parte de la población sufre amnesia y olvido
y los pueblos todavía resisten el embiste
de la bestia que resurge con la crisis y el caos, nunca fue vencido

pienso en vosotros y en vuestro largo y doloroso camino
ante los edificios desiertos, ante las aceras electrificadas
en las alambradas derruidas, en los muros derribados
en la herrumbrosa piedra del horno donde fueron incinerados

en el olor del gas que perfora mis pulmones y selló el destino
de millones de personas hacinadas, separadas por alambradas
del mundo, desnutridos, rapados y marcados
cifras en la historia que recuerdan lo sufrido y lo pasado

El enemigo todavía no está derrotado, no está vencido
Por eso recordad Berlín y su legado !Acordaos! ¡No al olvido!
porque no nos dominarán por la fuerza sino por la ignorancia
y no existen tantos años de distancia

4 comentarios:

  1. Hola buenas noches,bueno yo no se mucho de politica y me gustaria saber como se llamaria al regimen que hubo en la URSS con un tal Stalin,

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    Respuestas
    1. Socialismo, de cada uno según su capacidad a cada uno según su trabajo.
      Comunismo, de cada uno según su capacidad a cada uno según su necesidad

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    2. Sistema socialista anticapitalista es decir antifascista.
      Sin mentira fascista-capitalista, estudiar la historia del camarada Stalin.

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  2. Muy buen artículo. Dinámico, de fácil lectura, muy interesante y, sobre todo, bien documentado.

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