Durante la década de los cincuenta y los sesenta,
Italia vivió un boom económico tras la caída del régimen fascista de Mussolini.
Los estadounidenses vieron en Roma un reflejo del esplendor y la alegría de
vivir en la capital de la península itálica en una época donde la ciudad se
convirtió en la Hollywood de Europa al mismo tiempo que convivían un nuevo
glamour y un nuevos estilo de vida, estilo que quedó plasmado en la película de
Federico Fellini LA DOLCE VITA.
La exposición está compuesta por un total de 160
fotografías que retratan los exponentes más importantes de la cultura italiana
y
del auge del cine de temática
romana. Destacan los fotógrafos Marcello Geppetti
(1933-1998), fotógrafo que trabajó en Guiliiani y la agencia Rocca para
convertirse luego en freelance, quien retrató con su cámara el primer desnudo
de Brigitte Bardot y el beso entre Liz Taylor y Richard Burton, instantánea que
pertenece a la lista de las treinta fotografías más famosas de la historia; Arturo
Zavattini, quien se encargó de fotografiar las grandes películas como Cleopatra, Ben-Hur o Espartaco. Ambos
fotógrafos, junto a Tazio Secchiaroli, capturaron con sus objetivos las
primeras instantáneas en las que muestran a las celebridades del momento en
situaciones comprometidas, creando un nuevo modelo de fotógrafo: los paparazzi,
los cuales formarían una parte indivisible entre la fotografía y el mundo del
espectáculo, convirtiendo a la fotografía en una parte indispensable del mundo
rosa, donde prima más el morbo y el cotilleo que la información periodística;
es decir, donde lo fundamental no es informar sino entretener.
Los paparazzi también sirvieron para hacer
publicidad de las marcas italianas: Marcas de moda como BRIONI o BULGARI eran
utilizadas constantemente en las películas de Hollywood y el cine ayudó a
difundir las marcas italianas entre los espectadores: Artistas como Liz Taylor
y Richard Burton usaban joyas y bisutería de la marca BULGARI, quien supo
forjar un estilo osado, colorista y transgresor al crear un tallaje innovador en forma de
estructuras geométricas, creándose así una demanda de dicha marca italiana. En
el caso de BRIONI, actores como John Wayne o el personaje de 007, James Bond,
difundieron el estilo elegante, exclusivo y atemporal de esta firma de ropa
italiana, especializada en la minuciosa atención que prestan a los pequeños
detalles, como la selección de los tejidos más selectos del mercado y el
trabajo a mano de los propios sastres para crear las diversas piezas de ropa,
permitiendo que la ropa se adapte a la perfección del cliente.
A través del mundo de Hollywood, el espíritu de la
dolce vita se difundió por todo el planeta generando una demanda de productos
de ropa y complementos italianos gracias a la producción cinematográfica, como
muestra el documental Hollywood sobre el Tíber, que muestra como Roma se
convirtió por unos años en la Hollywood europea.
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