Galileo fue el primero en unir las ciencias Matemáticas y Físicas que hasta entonces habían marchado separadas; esta concepción, además, le permitió unificar los fenómenos celestiales con los terrenales, destruyendo la tradicional división entre el mundo de más allá de la Luna y del mundo más acá de la Luna. Su método consistió en combinar la experimentación con el cálculo y en la transformación de lo concreto en abstracto, pero con una constante comparación de los resultados.
La experimentación había comenzado a tener importancia con las aportaciones de Roger Bacon (1220-1292) y de su homónimo Francis Bacon (1561-1626), pero fue Galileo el encargado de destruir la teoría de los griegos, y lo hizo experimentando.
Este joven científico desde su juventud se vio rodeado de la leyenda. Se cuenta que, mientras rendía el primer año en la Universidad de Pisa, visitó la catedral de la ciudad y observando la oscilación de la lámpara central, calculó que necesitaba la misma cantidad de tiempo para completar cada oscilación, sin que importara el largo del recorrido. Más tarde, hizo experimentos para comprobar su observación y sugirió el principio del péndulo, útil para regular la marcha de los relojes.
La otra anécdota atribuida a Galileo cuenta que subió a la famosa torre inclinada de Pisa y lanzó desde lo alto dos esferas de 5 y 10 kilos de peso, respectivamente: ambas golpearon el suelo al mismo tiempo. Así demostró como falacia lo que sostenía Aristóteles que la velocidad de la caída dependía del peso del objeto.
La experimentación había comenzado a tener importancia con las aportaciones de Roger Bacon (1220-1292) y de su homónimo Francis Bacon (1561-1626), pero fue Galileo el encargado de destruir la teoría de los griegos, y lo hizo experimentando.
Este joven científico desde su juventud se vio rodeado de la leyenda. Se cuenta que, mientras rendía el primer año en la Universidad de Pisa, visitó la catedral de la ciudad y observando la oscilación de la lámpara central, calculó que necesitaba la misma cantidad de tiempo para completar cada oscilación, sin que importara el largo del recorrido. Más tarde, hizo experimentos para comprobar su observación y sugirió el principio del péndulo, útil para regular la marcha de los relojes.
La otra anécdota atribuida a Galileo cuenta que subió a la famosa torre inclinada de Pisa y lanzó desde lo alto dos esferas de 5 y 10 kilos de peso, respectivamente: ambas golpearon el suelo al mismo tiempo. Así demostró como falacia lo que sostenía Aristóteles que la velocidad de la caída dependía del peso del objeto.
eppur si muove
Galileo dio un paso fundamental para el desarrollo del conocimiento al utilizar la inducción como método lógico de la ciencia, por encima de la deducción. Contrariamente a lo que se había aplicado hasta entonces, el método inductivo partía de las observaciones para llegar a las generalizaciones. Esta nueva concepción constituye la piedra fundamental de la moderna Filosofía de la Naturaleza y establece que no existe la certeza de alcanzar una verdad permanente, porque la verdad de hoy puede ser modificada o desmentida por nuevas experiencias ú observaciones. Desde muy joven, Galileo estaba convencido de la verdad de la teoría de Copérnico, pero no se atrevía a defenderla por temor a quedar en ridículo ante los científicos de su época.
El año 1609, estando en Venecia, se enteró de que el holandés Lipperschey, hacía un año que había inventado el telescopio (Este invento también se atribuye a otros dos científicos, Jannsen y Metius). Galileo, como siempre, superó al inventor, construyendo un telescopio con tres brazos y preocupándose especialmente de mejorar la curvatura de las lentes. Con estas modificaciones logró aumentar el poder de su telescopio de manera muy importante; este hecho le permitió hacer observaciones astronómicas que fueron aportaciones de trascendencia para esta ciencia:
Galileo dio un paso fundamental para el desarrollo del conocimiento al utilizar la inducción como método lógico de la ciencia, por encima de la deducción. Contrariamente a lo que se había aplicado hasta entonces, el método inductivo partía de las observaciones para llegar a las generalizaciones. Esta nueva concepción constituye la piedra fundamental de la moderna Filosofía de la Naturaleza y establece que no existe la certeza de alcanzar una verdad permanente, porque la verdad de hoy puede ser modificada o desmentida por nuevas experiencias ú observaciones. Desde muy joven, Galileo estaba convencido de la verdad de la teoría de Copérnico, pero no se atrevía a defenderla por temor a quedar en ridículo ante los científicos de su época.
Galileo |
El año 1609, estando en Venecia, se enteró de que el holandés Lipperschey, hacía un año que había inventado el telescopio (Este invento también se atribuye a otros dos científicos, Jannsen y Metius). Galileo, como siempre, superó al inventor, construyendo un telescopio con tres brazos y preocupándose especialmente de mejorar la curvatura de las lentes. Con estas modificaciones logró aumentar el poder de su telescopio de manera muy importante; este hecho le permitió hacer observaciones astronómicas que fueron aportaciones de trascendencia para esta ciencia:
- Descubrió los satélites de Júpiter
- Comprobó que la superficie de la Luna era irregular y no plana, como se la suponía
- Observó que la Vía Láctea, estaba compuesta por una colección de lejanas estrellas; y
- Descubrió las fases de Venus y reveló también las manchas solares, temas sobre los que escribió un libro.
Sin embargo, debió viajar a Roma para explicarse. Y, aunque tenía de su parte a algunos eclesiásticos expertos en estos temas, el cardenal Bellarmina, jefe teológico del catolicismo, sin valorar los argumentos científicos expuestos por Galileo, solo temió que tales afirmaciones debilitaran la lucha que sostenía con el protestantismo. Entonces, el cardenal decidió dictaminar que el libro de Galileo fuera declarado falso y erróneo.
Durante los siguientes siete años, Galileo hizo una vida de estudios, retirado en su casa; pero, en 1624, viajó a Roma esperando obtener la derogación del decreto del año 1616, aunque solo consiguió que el Papa lo autorizara a escribir sobre "los sistemas del mundo", desde los puntos de vistas de Copérnico y Ptolomeo. Pero, el Papa, advirtió a Galileo que la Ciencia no podía presumir saber cómo había sido hecho el mundo, porque Dios podría haber apelado a caminos inimaginables por el hombre y que éste no debía restringir su Omnipotencia.
A fines de 1623, Galileo publicó "Experimentando", que dedicó al Papa Urbano VII, una polémica y brillante exposición sobre las realidades físicas, afirmando que el libro de la Naturaleza está escrito en caracteres matemáticos. Su propósito era desvirtuar un intencionado panfleto suscrito por Orazio Grassi, acerca de la naturaleza de los planetas. Galileo estuvo ocupado varios años redactando su monumental obra Diálogo de los Dos Principales Sistemas del Mundo. Pero el conflicto con la Iglesia no cesó y, de nuevo, fue acusado de herejía; aunque invocó su edad y su mala salud, fue obligado a viajar a Roma. Fue declarado culpable de sostener y divulgar la doctrina de Copérnico. Se le ordenó retractarse, con una fórmula en que él abjuraba, maldecía y detestaba sus pasados errores. La sentencia era de prisión, pero, el Papa, le cambió esta pena por la de arresto domiciliario.
Así vivió Galileo durante sus últimos años, encerrado en su casa, y aunque ya sobrepasaba los 70 años mantenía sus prodigiosas facultades mentales. En 1634, terminó su Diálogo sobre Dos Nuevas Ciencias, una recapitulación que abarca desde sus experimentos iniciales hasta sus meditaciones de madurez sobre los principios mecánicos, posiblemente, uno de sus trabajos más importantes. La publicación se hizo en 1638. Poco antes de quedar ciego, hizo sus últimos descubrimientos telescópicos:- Los balances diurnos y nocturnos de la Luna, y dio las normas de la aplicación pendular para la regulación de los relojes, que Huygens hizo realidad, solo en el año 1656. Todavía alcanzó a discutir con sus discípulos Viviani y Torricelli, explicándoles sus últimas ideas sobre la teoría del impacto.
Galileo Galilei murió el 8 de enero de 1642.
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