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lunes, 13 de enero de 2014

LOS GÉNEROS LITERARIOS. LA DRAMÁTICA

La dramática

El género dramático es aquel que representa algún episodio o conflicto de la vida de los seres humanos por medio del diálogo de los personajes.

La palabra dramático proviene de “drama”; esta palabra corresponde al nombre genérico de toda creación literaria en la que un artista llamado dramaturgo concibe y desarrolla un acontecimiento dentro de un espacio y tiempos determinados. Los hechos se refieren a personas o caracteres que simbolizan en forma concreta y directa un conflicto humano.

Este género esta destinado a ser representado públicamente frente a un auditorio, por lo tanto, este género abarca a todas manifestaciones teatrales, a todo lo escrito para el teatro y a todo lo que es susceptible de representación escénica ante un público.

Una característica esencial es la acción. Lo que sucede en la obra no está descrito ni narrado ni comentado directamente por el dramaturgo, sino visto por el espectador. La obra está escrita, pero lo principal en ella es lo que ocurre (debido a esto, existen obras dramáticas sin palabras, o sea mudas, en las cuales se utilizan gestos y actitudes que expresan el conflicto).

La obra dramática ha sido creada para ser representada o interpretada por actores frente a un público, pudiendo estar escrita en prosa o en verso o combinando a ambos.

a) Historias ficticias que se puedan representar.

Mediante la dramática el autor escribe un texto que contenga una historia ficticia (tomada de la realidad o inventada) que pueda ser llevada a escena y representada en un espacio-tiempo real.

b) Pretende provocar “catarsis” mediante la representación.

El drama se caracteriza por la tensión (“pathos”), que consiste en el anudamiento y desenlace de las intrigas –cómica o patética- por la vía eficaz de la representación o actuación sensitiva directa de unos actores para lograr la conmoción (“catarsis”: conmoción trágica o exaltación cómica) de los espectadores (García Berrio y Huerta Calvo, pg 55 y ss)

c) Sujeto de la enunciación: los personajes

En la dramática o teatro, el sujeto o sujetos de la enunciación son los personajes, que se identifican y actúan como seres reales, aunque los espectadores saben que son ficticios y que su discurso e identidad han sido producidos o creados por el dramaturgo. En el teatro no existe la posibilidad de que narrador alguno se responsabilice del texto. En el teatro no hay instancia mediadora como en la narración, sino que hay una inmediatez enunciativa. El drama puede realizar historias, actuar, actualizar o representar. El drama realiza una mímesis en el sentido más estricto del término. Mímesis es imitación, simulación o representación. Mímesis es representación ficticia ya sea de hechos reales o inventados/ficticios.

Este modo de presentar la realidad tiene consecuencias lingüísticas y textuales, como son:
  • el estilo directo libre –es decir, no regido por voz superior alguna- de los diálogos
  • el lenguaje necesariamente impersonal de las acotaciones que excluye el uso de la primera (y segunda) persona gramatical.
Además es también exclusiva del teatro la peculiar combinación de ambos –diálogos y acotaciones-, caracterizada por la impermeabilidad entre ellos –visible de forma práctica en la diferenciación tipográfica-, que no se da entre diálogo y narración en la novela.En el teatro, el dramaturgo apenas está presente en el texto en los títulos, dramatispersonae y algunas acotaciones- casi no se distingue del autor teatral. En cambio, el dramaturgo sí se diferencia y distancia al máximo de sus personajes, que son los sujetos de la enunciación en el teatro.Potencia la objetividad porque muestra sin que el dramaturgo intervenga.

La tragedia

Es una forma dramática que tuvo su origen en la antigüedad. Se refiere a un episodio fatal de la vida, que termina en forma triste o con la muerte del protagonista. Habitualmente el conflicto trágico es producto de la ruptura del orden del mundo, evento que enfrenta a los personajes con un destino inexorable.

La historia trágica imita acciones humanas en torno al sufrimiento de los personajes y a la piedad, hasta el momento del reconocimiento de los personajes entre sí o de la toma de conciencia del origen del mal.Es la imitación de una acción elevada y completa, de cierta magnitud, en un lenguaje distintamente matizado según las distintas partes, efectuada por los personajes en acción y no por medio de un relato, y que suscitando compasión y temor lleva a cabo la purgación de tales emociones.

El gran modelo de la tragedia como forma dramática lo encontramos en las obras de los clásicos griegos.

La tragedia floreció en el siglo V a.C. con autores como Esquilo, Sófoclesy Eurípides.

Las obras son solemnes, escritas en verso y estructuradas en escenas (episodios) entre personajes (nunca hay más de tres actores hablando en una escena) e intervenciones del coro en forma de canciones (odas).

Las historias están basadas en su mayoría en mitos o antiguos relatos, aunque el objetivo no fuera simplemente volver a contar esas historias (sobre las que los poetas se tomaban frecuentes libertades), sino hacer consideraciones sobre el carácter de los personajes, el papel de la humanidad en el mundo y las consecuencias de las acciones individuales. Por lo general, eran obras de poca acción y los hechos se relataban a través de diálogos y canciones del coro.

Las obras se representaban en festivales en honor de Dioniso; entre estos festivales se encontraban el Gran Dionisíaco de Atenas, en primavera; el Dionisíaco Rural, en invierno; y la Lenaea, también en invierno tras el Rural. Se seleccionaban las obras de tres poetas para su representación. Aparte de tres obras trágicas (una trilogía), cada poeta tenía que presentar una sátira y una farsa, a menudo atrevida parodia sobre los dioses y sus mitos.

La comedia

Es una forma en la que la acción dramática discurre de manera opuesta a la tragedia. Si en la tragedia los personajes cambian de un estado favorable a uno desfavorable, en la comedia se da un ascenso en el estado de los personajes.

Es la imitación de las personas más vulgares; pero no vulgares de cualquier clase, de cualquier fealdad física o moral, sino de aquella única especie que supone lo ridículo.

Describe, intelectualmente deformados, los aspectos concretos y risibles de la vida cotidiana. Los personajes son de condición inferior, el desenlace es feliz y optimista, su finalidad es provocar la risa del espectador. Presenta aspectos cómicos u optimistas de la vida.

La comedia se desarrolló hacia la mitad del siglo V a.C. Las comedias más antiguas que se conservan son las de Aristófanes.

Tienen una estructura muy cuidada derivada de los antiguos ritos de fertilidad. Su comicidad consistía en una mezcla de ataques satíricos a personalidades públicas del momento, atrevidos chistes escatológicos y parodias aparentemente sacrílegas de los dioses. Para el siglo IV a.C. la comedia había sustituido a la tragedia como forma dominante.

Con la expansión de la cultura griega a raíz de las conquistas de Alejandro III, el Magno, las comedias literarias y basadas en tópicos, así como las tragedias filosóficas, pasaron a ser poco apropiadas y dejaron paso a un tipo de comedia local, muy abundante, llamada nueva.

“El misántropo” es la única obra completa que se conserva de Menandro, el gran autor de comedias nuevas. La trama gira alrededor de una complicación o situación que tiene que ver con amor, dinero, problemas familiares y similares. Los personajes son típicos e identificables, tipos socialmente simples, como el padre miserable o la suegra molesta.

El drama

A diferencia de las formas anteriores, el drama no tiene un carácter definido, sino que en él se combinan indistintamente aspectos trágicos y cómicos. Esto se debe a que el drama pretende representar la vida tal cual es, razón por la cual tiende a tratar los asuntos de forma menos rígida que la tragedia y la comedia.

El término drama viene de la palabra griega que significa "hacer", y por esa razón se asocia normalmente a la idea de acción. En términos generales se entiende por drama una historia que narra los acontecimientos vitales de una serie de personajes.

Los primeros datos documentados de literatura dramática son del siglo VI a. C.; la primera obra crítica sobre la literatura y el teatro esPoética (330 a. C.) de Aristóteles.

Aristóteles sostenía que la tragedia griega se desarrolló a partir del ditirambo, himnos corales en honor del dios Dionisio que no solamente lo alababan sino que a menudo contaban una historia.

Según la tradición, Thespis, el director de un coro del siglo VI a.C., creó el drama al separar en un ditirambo el papel del personaje principal del resto del coro: él hablaba y el coro respondía. Según Aristóteles, desde ese hecho sólo había que dar un pequeño paso hacia la evolución del drama como forma independiente con la incorporación de otros actores y personajes. Pero el desarrollo espontáneo hacia el drama trágico, un género muy elaborado y sin precedentes, es difícil de documentar.

En cuanto a los contenidos de los dramas, Esquilo comenzará a representar historias de héroes, en tanto que el teatro que lo precedió, tan sólo se ocupaba de las figuras de los dioses.

Los principales tipos de drama son:
  • Drama isabelino: se desarrolla en Gran Bretaña, bajo el poder de Isabel I Tudor.
  • Drama histórico: el que tiene por asunto de su discurso a figuras, episodios o procesos históricos.
  • Drama Lírico: aquel en que la poesía y profundidad del texto tienen preeminencia sobre la acción.
  • Drama litúrgico: gestado durante la Edad Media en España y Francia; su materialización está en los autos sacramentales.
  • Drama de la pasión: comúnmente se representa el día de Viernes Santo, al aire libre.
  • Drama social: Se preocupa por la dignidad del hombre y ensalza la lucha del proletariado.
  • Drama satírico: En el teatro griego, género bufo en el cual los personajes principales son sátiros y faunos.
  • Drama escolar: actividades teatrales realizadas en las universidades europeas, durante los siglos XVI y XVII.
  • Drama abstracto: El que en su desarrollo no se atiene a la lógica de las acciones humanas convencionales; así el teatro del absurdo.
Tragicomedia

Obra que participa de los géneros trágico y cómico. Tal es el caso de Anfitrión, de Plauto, primer autor en utilizar esta denominación.

Su desarrollo, a partir del Renacimiento, alcanzó gran relieve en los siglos XVIII y XIX; como el melodrama y el drama romántico. El género se caracteriza por la indiferenciación de la clase social a la que pertenecen los personajes —aristocracia y pueblo— y por la utilización de distintos lenguajes.

Auto sacramental

Son representaciones de episodios bíblicos, misterios de la religión o conflictos de carácter moral y teológico. Inicialmente representados en los templos o pórticos de las iglesias; el más antiguo es el denominado Auto de los Reyes Magos.

Después del Concilio de Trento, numerosos autores, especialmente del Siglo de Oro español, escribieron autos destinados a consolidar el ideario de la Contrarreforma, se destacan: Calderón de la Barca, Tirso de Molina, Lope de Vega, etcétera.

Formas menores
  • Entremés
Pieza teatral cómica, en un solo acto y de trama jocosa, surgido en España, en el siglo XV. Los entremeses eran representados en los intermedios de las jornadas de una obra. En el siglo XV, el término "entremés" se aplicaba en los festejos de cortes y palacios, a distintos torneos y danzas que se ejecutaban acompañadas de coros líricos.
  • Paso
Pieza dramática de breve duración, asunto sencillo y tratamiento cómico, que antiguamente se intercalaba entre las partes de las comedias.
El paso, denominado así por Lope de Rueda en el siglo XVI, está considerado como el precursor del entremés y se caracteriza por su lenguaje realista.
  • Monólogo
Monodrama pieza dramática interpretada por un solo actor, aun cuando en ella intervengan varios personajes; es un parlamento de extensión superior a lo habitual en los diálogos, pronunciado en solitario o en presencia de otros personajes.
  • Farsa
Pieza cómica destinada a hacer reír. La diferencia entre la farsa y la comedia reside en el asunto; que en la primera al contrario que en la segunda, no necesariamente tiene que ser convincente o cercano a la realidad.
  • Vodevil
Comedia aligerada con canciones y bailes, de carácter marcadamente frívolo, alegre y de asunto amoroso, con marcada intriga y enredo; muy popular en Francia en los siglos XVIII y XIX.

CONTEXTO HISTORICO

El teatro es una de las manifestaciones culturales más antiguas y, al mismo tiempo, más enraizadas en el pueblo. El ser humano ha intentado manifestar sus sentimientos a través de la gestualización y la mímica, incluso antes de que existiera la palabra como vehículo de comunicación. La representación teatral supone, por tanto, uno de los primeros intentos del hombre para establecer una comunicación con sus semejantes.

Las representaciones teatrales han tenido sus orígenes en las manifestaciones de carácter religioso como fenómenos ceremoniosos en honor de los dioses. En la Grecia antigua se realizaban representaciones como ofrendas a las divinidades agrícolas: Baca y Ceres, atribuyéndose a Esquilo, Sófocles y Eurípides (siglo V antes de J.e.) la paternidad de la tragedia griega. Igualmente ocurría en Roma con las «Saturnalia» y otras manifestaciones teatrales en honor de sus divinidades. En la Edad Media, el teatro es utilizado por la Iglesia Católica como uno de los más eficaces medios de comunicación de masas para transmitir los mensajes evangélicos. Una prueba de ello son los famosos «Misterios», de los que todavía conservamos algunos relevantes testimonios como el «Misterio de Elche» que sigue celebrándose en el interior de un templo. Otra modalidad fueron los Autos Sacramentales, de los que el español Calderón de la Barca fue uno de los autores más representativos.

En España son muchos los casos de reconocidos escritores que han ejercido la crítica teatral como, por ejemplo, Eugenio D'Ors, Larra, Menéndez Pelayo, Mesonero Romanos, Díaz Canedo, etc. Recientemente se han incorporado a esta área de especialización periodística reconocidas firmas como Eduardo Haro Tecglen, Lorenzo López Sancho, José Monleón, Enrique Llovet y otros.

Las publicaciones españolas especializadas en teatro no han sido muy abundantes aunque, sin embargo, han tenido, por lo general, una gran calidad de contenido. El precedente, en España, de este tipo de publicaciones especializadas es El Diario de Espectáculos, editado en 1804. Hacia mediados del siglo XIX aparecen en España diversas publicaciones teatrales como Los teatros (1878), El Indicador de los Espectáculos y del Buen Gusto (1822), El entreacto (1839), Revista de Teatros (1841) El palco escénico (Barcelona, 1845), Las Candilejas (Barcelona, 1856), Boletín de Espectáculos (1885), La Gaceta Teatral Española (1892), etc. En 1891 se publica la revista Nuevo teatro crítico, fundada y dirigida por Emilia Pardo Bazán. Ya en el siglo XX se editaron, en los años 40, las revistas Máscara, dirigida por Enrique del Corral; Crítica y Reseña, y Cuadernos de teatro, editada en Córdoba por Cruz Hernández. En 1957 aparece la publicación Primer Acto, dirigida por José Ángel Ezcurra que ha tenido una gran incidencia en la actividad teatral en España. Por su parte, la editorial Edicusa publicaría distintos ensayos sobre teatro. Otras publicaciones teatrales a destacar en el panorama español de los años 70 son la revista Teatro y Espectáculos. En 1983, el Centro de Documentación Teatral del Ministerio de cultura edita la publicación especializada en teatro El Público, finalizando su publicación en diciembre de 1992.

Un atrac­tivo indiscutible para la ilustración de cualquier información relaciona­da con esta manifestación cultural. Pero también, la localización de la actividad teatral, casi exclusivamente en los grandes centros en los que tradicionalmente se desarrolla, ha limitado la proyección del teatro en los programas informativos a las grandes obras o a los grandes eventos. Estos condicionantes pueden estar en los orígenes de los fracasados inten­tos de los programas de televisión dedicados al teatro.

Otro foco importante de la información teatral lo constituyen los festivales de teatro. En España se celebran anualmente dos grandes fes­tivales, en Mérida (Cáceres) y en Almagro (Ciudad Real), que convo­can la atención de los medios y de los aficionados y que constituyen dos de las manifestaciones más ricas de la actividad teatral española y en las que en ocasiones se pueden ver también espectáculos internacionales. Pero si hay una plataforma en la que se ofrece la posibilidad de apreciar las tendencias más novedosas del teatro que se hace en rudo el mundo, ésta es la del Festival de Otoño de Madrid. Aquí se dan cita las más prestigiosas compañías internacionales y se pueden ver los montajes más arriesgados, las experiencias más vanguardistas, las obras de los mejores directores y el trabajo de los grandes actores e intérpretes.

Otros focos de interés de la información del teatro, como la conce­sión de los Premios Max, que quieren ser en el teatro español como los Goya en el cine, o los tradicionales Premios Mayte, no han termi­nado de cuajar y de tener la trascendencia alcanzada por sus homólo­gos del cine.

El teatro es la más antigua manifestación de las artes escénicas, tan vie­ja como la misma civilización. Las primeras manifestaciones del teatro se registraron ya con las primeras culturas y fue en la Grecia clásica don­de floreció con mayor brillantez. Sus autores han mantenido tan extraor­dinaria vigencia a través de los siglos que aún hoy continúan represen­tándose con pocas variaciones sobre sus textos originales. El teatro, siempre en crisis y siempre en la vanguardia del arte y la cultura de un país, mantiene en toda su pureza unos valores expresivos propios, irre­petibles en otras manifestaciones similares. A lo largo de la historia ha representado los valores y las inquietudes de las sociedades en las que sus obras se ponían en escena y en sus salas se han manifestado las reac­ciones políticas, religiosas, sociales y culturales de un país con aplausos, pateos y todo tipo de actitudes, que eran la expresión misma de las inquie­tudes de esas sociedades.

En España el teatro es una de las expresiones culturales más antiguas y de mayor tradición. A lo largo de la historia ha proporcionado obras y autores considerados en todo el mundo como ejemplos y guías de la van­guardia creativa en esta manifestación artística y cultural. Ha generado una edad de oro difícilmente superable, una época de la que buena parte de sus obras siguen representándose aún con sorprendente periodicidad y de la que sus autores mantienen en todo el mundo un prestigio y una veneración alcanzados tan sólo por nombres como los de Shakespeare o Ibsen. Esta tradición y este prestigio, esta riqueza que cada día se mani­fiesta en los escenarios españoles de teatro, no tiene por parte de los medios de comunicación la atención que le correspondería por su importancia y por constituir uno de los patrimonios más ricos de nuestra cultura.

El tratamiento de la información sobre el teatro en los medios escri­tos se reduce apenas a la crítica puntual de los estrenos de cada tem­porada y esta circunstancia hace que el teatro tenga sitio sólo en aque­llos medios que se publican en las ciudades que cuentan con salas de teatro, que son muy pocas si exceptuamos Madrid, Barcelona y algu­nas grandes capitales de provincia que acogen en ocasiones obras tea­trales de compañías en gira que sólo se mantienen en cartel apenas unos días. En ocasiones, estos medios publican entrevistas con algu­no de los actores o directores más populares o de las obras más sobre­salientes. El hecho de que los grandes estrenos de teatro se reduzcan casi exclusivamente a las grandes capitales y que el tratamiento que se les da desde el punto de vista mediático sea el de un espectáculo de entretenimiento, provoca que los medios de comunicación del resto del territorio nacional apenas se ocupen de informar sobre esta mani­festación cultural, dando por supuesto que sus lectores no tienen la posibilidad de acudir a las representaciones y por tanto tienen menor interés en ellas.

En la televisión, el tratamiento del teatro ha tenido una atención mayor que en la prensa debido sobre todo a que las imágenes que pro­porciona cualquier puesta en escena de una obra teatral tienen un atrac­tivo indiscutible para la ilustración de cualquier información relaciona­da con esta manifestación cultural. Pero también, la localización de la actividad teatral, casi exclusivamente en los grandes centros en los que tradicionalmente se desarrolla, ha limitado la proyección del teatro en los programas informativos a las grandes obras o a los grandes eventos. Estos condicionantes pueden estar en los orígenes de los fracasados inten­tos de los programas de televisión dedicados al teatro.

Otro foco importante de la información teatral lo constituyen los festivales de teatro. En España se celebran anualmente dos grandes fes­tivales, en Mérida (Cáceres) y en Almagro (Ciudad Real), que convo­can la atención de los medios y de los aficionados y que constituyen dos de las manifestaciones más ricas de la actividad teatral española y en las que en ocasiones se pueden ver también espectáculos internacionales. Pero si hay una plataforma en la que se ofrece la posibilidad de apreciar las tendencias más novedosas del teatro que se hace en rudo el mundo, ésta es la del Festival de Otoño de Madrid. Aquí se dan cita las más prestigiosas compañías internacionales y se pueden ver los montajes más arriesgados, las experiencias más vanguardistas, las obras de los mejores directores y el trabajo de los grandes actores e intérpretes.

Otros focos de interés de la información del teatro, como la conce­sión de los Premios Max, que quieren ser en el teatro español como los Goya en el cine, o los tradicionales Premios Mayte, no han termi­nado de cuajar y de tener la trascendencia alcanzada por sus homólo­gos del cine. 



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