En Archidona, señorial lugar emplazado sobre la falda de una áspera sierra, entre 1895 y 1900, cursará el bachillerato en el internado de los Escolapios. Entre 1901 y 1904 problemas familiares le obligarán a permanecer en Casares, donde trabaja como auxiliar de su padre en la secretaría del Juzgado Municipal.
Entre junio de1905 y octubre de 1906 estudiará y concluirá Derecho en la Universidad de Granada. Es la trayectoria típica de un hijo de familia de clase media desahogada. La “etapa granadina” es fundamental en la vida de Infante. Allí asimilará el pasado andaluz; sus viajes por Andalucía le permitirán conocer directamente su realidad. Se le muestra así el brutal contraste entre un pretérito esplendoroso y un presente dramático. De 1907 a 1909 vive de nuevo en Casares, preparando las oposiciones a Notarías, leyendo y formándose intelectualmente. Gana plaza de notario, que no podrá ocupar hasta 1910, al cumplir la edad reglamentaria.
En 1910 toma posesión de la notaría de Cantillana (Sevilla), instalando también vivienda en Sevilla, que pasará a ser el nuevo, y ya definitivo, escenario de su biografía. Entre 1910 y 1915 va a cuajar su orientación definitivas el encuentro con el georgismo (en 1913 participará en el Congreso Georgista de Ronda), su profunda inquietud por la cuestión de la tierra -el hiriente contraste entre latifundios y jornaleros y el contacto con los hombres del Ateneo Hispalense y de la revista Bética, le llevarán al andalucismo, o sea: a la construcción de un proyecto político que trata de dar soluciones a los problemas estructurales de la realidad andaluza. Su Ideal andaluz (Sevilla, 1915) será un primer esbozo de alternativa; la formulación de un programa de regeneración para Andalucía.
Entre 1916 y 1923 Blas Infante vive plenamente su aventura vital andaluza y se produce el despliegue del movimiento andalucista. Sustentándose en una ideología política federalista y en un pensamiento económico georgista, tiene como objetivo la recuperación de Andalucía y la devolución al pueblo andaluz de su orgullo como tal pueblo. En 1916 nace en Sevilla el primer “Centro Andaluz”, presidido por Infante, y aparece la revista Andalucía, órgano de relación entre los correligionarios de “Centro Andaluz”, de portavoz, en definitiva, del andalucismo. En enero de 1918, la Asamblea de Ronda de los andalucistas, donde se acordó la bandera y el emblema de Andalucía, asumirá la Constitución de Antequera de 1883 como “Carta Magna” para Andalucía, esbozará un programa político de actuación y formulará, obra de Infante, el escudo y la bandera de Andalucía. En l919, el Manifiesto nacionalista de enero -“el ideario de la nacionalidad”- y la Asamblea de Córdoba de marzo, hacen posible la concepción de un proyecto económico para Andalucía.
El 19 de febrero de ese mismo 1919, Infante contraía matrimonio con Angustias García Parias, del que nacería cuatro hijos. También en ese 1919 realizaba su primera aventura electora, presentándose sin éxito por el malagueño -y caciquil- distrito de Gaucín. De 1920 a 1923 será una etapa de intensa creación literaria e intelectual de Infante. Cabe señalar, Motamid (teatro, 1920), Cuentos animales (1921) y La dictadura pedagógica (1921). Con la llegada de la Dictadura, en 1923, los “Centros Andaluces” fueron cerrados y prohibida la celebración de actos. Infante pide el traslado a la notaría de Isla Cristina (Huelva), donde se retira a meditar y a escribir. Son años de reflexión. En su “exilio interior”. Concluida la Dictadura en enero de 1930 -días antes ha dado una muy importante conferencia en Málaga-, Infante se traslada de nuevo a Sevilla ocupando la notaría de Coria del Río. Se va a iniciar el último tramo de la vida de Infante y del andalucismo.
En efecto, 1931-1936 constituye el último trayecto. Infante y los andalucistas se empeñan en la lucha por la autonomía andaluza y en la consecución de un Estado libre de Andalucía, que no quiere decir “separado” de España, sino “liberado” de toda opresión, dominación e injusticia. Él mismo nos lo contará en su libro La verdad sobre el complot de Tablada y el Estado libre de Andalucía (Sevilla, 1931). En ese esfuerzo hacia una Andalucía autónoma conseguirá, pese a grandes dificultades, que la Asamblea de Córdoba de enero de 1933, reunida a ese efecto, acuerde un Anteproyecto de Bases para el Estatuto de Andalucía, el primero de su historia, que, tras muchas reticencias, contrariedades y dilaciones, debería ser aprobado en una Asamblea al respecto a celebrar el último domingo de septiembre de 1936. En la búsqueda de un Estado libre de Andalucía se entiende que éste se alcanzará mediante una reforma agraria singular y en una España organizada federalmente. Estas tareas fundamentales constituyeron los ejes vitales de Infante en esos años. En su defensa, se presentó, de nuevo sin éxito, a las elecciones de 1931, por Sevilla y Córdoba, y de 1933, por Málaga.
ANDALUCES DE TODOS LOS CAMPOS Y PARTIDOS, VENID A ESTA LABOR, LOS HOMBRES DE IDEAS MÁS OPUESTAS, UNIDOS POR EL IDEAL DE UNA ANDALUCÍA GRANDE Y REDIMIDA.
Incluimos un fragmento de su obra principal, Ideal Andaluz (1915):
"La tierra andaluza para el jornalero andaluz. Repitámoslo. Este ideal en el centro; sin él, de nada serviría trabajar por el cumplimiento de los demás ideales. No tendremos espíritu regional, ni pueblo, ni agricultura, sin la base de la tierra. (...) Sin tierra, inútil es pensar en la cultura del pueblo. Para que el cerebro pueda atender los requerimientos de la civilización, es preciso que ésta no estorbe sus primordiales energías elaboradas en los estómagos, donde son atendidos los requerimientos de la naturaleza.
Se mata a un hombre, pero no se puede matar una idea. Y Blas Infante fue la voz que encarnó una idea de Andalucía y la plasmó en un programa. Y este programa no fue nunca un instrumento de partido o de gobierno. Fue mucho más: una ética de la convivencia, un proyecto de redención y una esperanza de justicia para el pueblo andaluz. Un hombre, un esfuerzo, una teoría, un movimiento andaluz, todo va junto y unido en el trazado del perfil biográfico de Infante. Por ello, cuando la descarga final ahogó su grito de ¡Viva Andalucía libre!, él esperaba que por cada gota de sangre derramada nacerían nuevas fuerzas para la libertad y la autonomía del pueblo andaluz.
Lloran eternamente las fuentes de tu tierra andaluza
al saber que tu sangre regó los olivos y los campos, semilla de rebeldía,
cuando las esperanzas fueron enterradas en agosto del treinta y seis
cuando la guerra y la muerte asolaron tu tierra
Siguen gritando las voces silenciadas por militares traidores, gentuza
que nunca soportó un pueblo libre y soberano, ahogaron la alegría
en sangre y muerte, miseria y desolación ¡Recordad en silencio! ¡No olvidéis!
la obra de los asesinos sigue vigente en las ciudades, pueblos, veredas y en la sierra
las esperanzas de un pueblo siguen silenciadas y sepultadas en fosas olvidadas
por el tiempo pero no por aquellos que perdieron y siempre recordaron
el dolor, la muerte, el miedo y la tristeza. ¡Ellos nunca olvidaron!
y cada año florecen campos verdes con flores blancas regados con la sangre derramada
por aquellos asesinos que intentaron silenciarte, Blas Infante, soldado de una Andalucía libre y soberana
libre de señoritos, obispos, terratenientes y oligarcas, que nunca quisieron repartir Tierra, Trabajo y Libertad
que ahogaron con sangre la esperanza de un futuro mejor para el trabajador andaluz ¡Recordad!
Cada agosto flores blancas y verdes hojas brotan en los campos y carreteras sevillanas
Lugar del fusilamiento de Blas Infante (Sevilla) |
Algún día no muy lejano, podamos saborear el fruto del árbol que sembraron tus ideas y tus manos.
ResponderEliminarQue así sea.
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