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martes, 23 de diciembre de 2025

CALLE VACÍA

Las ciudades y los pueblos se desarrollan alrededor de los edificios y monumentos erguidos por los hombres. La vida fluye en torno a estos, convirtiéndose en los órganos principales de este ente inerte surcado por arterias y venas, calles y avenidas que recorren cada parte de ese cuerpo inerte e inmóvil que es la ciudad. Miles de historias y personas recorren cada día  sus caminos, miles de historias anónimas que ha visto pasar inmutable. Los edificios se erigen a su alrededor, casa antiguas y modernas que marcan el sendero y los pasos de los habitante y turista que recorren su camino.  En julio, bajo el largo sol del atardecer, las casas cuelgan en un silencio de colmena tras su huida. Los chicos caminan erguidos y ligeros por la calle. Las mariposas revolotean entre las chicas. A la sombra de las cortinas azulamarillas, los ancianos observan. Se sientan, observando el tránsito a su alrededor: dócilmente, en su castillo de huesos, se consuela de seguir formando parte de ella. Pero su alma... está aparte.

Paseo por las calles vacías y desiertas. Las calles sin gente son las arterias que nos conducen a lo verdaderamente importante. El pálpito transcurre escondido en otros tantos lugares donde se combate por la vida, que permanece enchufada a respiradores. Centros neurálgicos donde hoy reside la esperanza. Escenarios en los que se valora lo importante y donde no tiene hueco lo mediocre. En los que personas íntegras, envueltas en trajes, despiden, dando la mano con sus guantes de nitrilo a los que nos van dejando. Es la solidaridad que se materializa en el cuerpo a cuerpo, minuto a minuto, caricia a caricia. 

Paseo por las largas avenidas de piedra de la calle principal mientras mis pasos se pierden en el vacío, el silencio roto por mi caminar. Estoy solo. Un alma solitaria en en la inmensidad de la calle, envuelta en la oscuridad. ¿Qué mira ese tipo? ¿Es una suposición infundada que esté mirando pero no quiera que lo vean? Podría estar mirando hacia abajo esperando a que los dos hombres del bar se vayan. Podría tener la intención de escapar por la puerta trasera. O tal vez nada de esto sea cierto. Podría ser solo mi desconfianza.

Las sombras lentamente me envuelven su abrazo. La oscuridad penetra en mi cuerpo y una sensación de ahogo comienza. Me falta el aire. Me ahogo. Las sombras me rodean y me arrastran al abismo. Intento zafarme de su abrazo sin éxito. Una de ellas se aproxima. Notó su presencia cerca de mi rostro. ¡No dejará que me lleves! ¡No podrás conmigo! desesperado saco el revólver. El disparo atraviesa la oscuridad como una daga brillante. Un ruido seco rompe el silencio imperante. De nuevo silencio. El arma quemaba en mis manos. Un golpe seco se oyó mientras el cuerpo se desplomaba inerte en el suelo. no hubo miedo, no hubo gritos, no hubo alaridos, solo sorpresa en un rostro silencioso que no acaba de entender qué había pasado. El cuerpo se desplomó en el suelo, mientras yo me quedé inmóvil con el arma aún humeante en la mano. Paralizado, sin saber qué hacer, quedé en shock. Empecé a correr lo más rápido que pude, ocultándome en las sombras mientras las luces de las casas se encendían, alertados por el sonido del disparo. Tenía que escapar. Huir de allí. Ocultarme en las sombras.

...

La policía acordonó la calle mientras intentaba evitar que curiosos y transeúntes se acercaran. Habían encontrado el cadáver de un hombre. Un disparo le atravesó el corazón y murió desangrado. a pesar del ruido, no había ningún testigo, ni cámaras, ni nadie que pudiera dar una imagen clara de lo qué había pasado. No sabían si fue un robo, un ajuste de cuentas o algo que se torció. El oficial suspiró. Iba a ser un largo día.

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