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jueves, 27 de marzo de 2025
VIEJAS PALABRAS
miércoles, 26 de marzo de 2025
FRANCIA, GRAN BRETAÑA Y LOS ESTADOS UNIDOS EN LA BAJA EDAD MODERNA
Francia y Gran Bretaña eran los dos grandes poderes europeos. La primera era el modelo más acabado del absolutismo y la segunda un régimen parlamentario que limitaba el poder real. En común tenían la solidez de sus economías, los intereses coloniales y el comercio mundial, la disputa por el papel hegemónico o la importancia del pensamiento y la cultura ilustrada. En el s. XVIII, Francia se vería abocada a la crisis del Antiguo Régimen y la Revolución, y Gran Bretaña perdería las colonias de Norteamérica y alcanzaría gran estabilidad política, respaldada en lo económico por el inicio de la Revolución Industrial.
Francia después de Luis XIV
La Regencia de Felipe de Orléans (1674-1723)
Luis XIV murió en septiembre de 1715, tras 72 años de reinado. Heredó su biznieto Luis XV (1715-74), de 5 años, dado que tanto su abuelo, el gran delfín, como su padre, el duque de Borgoña (hermano del rey de España Felipe V), y sus dos hermanos mayores, habían muerto. La regencia le correspondió al duque Felipe de Orléans, sobrino del fallecido rey y primero de los príncipes de la sangre, y que consiguió que el Parlamento de París le otorgara plenos poderes. Le enfrentaba a Felipe V la ambición de poder reinar si el joven rey fallecía.
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Felipe de Orleans |
En un inicio se apoyó en los descontentos de la política de Luis XIV, la noblesse d’epeé y de robe, trasladó la corte de Versalles a París, y prodigó el lujo y las fiestas, a pesar de la enorme deuda, superior a los 2.300 millones de libras, que causó varias bancarrotas durante la regencia. A instancias del duque de Saint Simon modificó la estructura administrativa, creando un sistema polisinodial, pero en 1718 empezó una regencia más autoritaria e inició la restauración de las secretarías de Luis XIV, acabada en 1723. El año 1718 significó en realidad el paso de una regencia más alegre y permisiva marcada por la relajación de las costumbres, a otra autoritaria, en la que la figura principal fue el abad Guillaume Dubois, secretario de Asuntos Exteriores.
Dos asuntos enfrentaron al regente con el Parlamento: la lucha contra el jansenismo frente al galicanismo del Parlamento y la quiebra bancaria de John Law.
Luis XIV había querido acabar con el peligro que representaban los jansenistas y arrancó de Clemente XI la Bula Unigenitus (1713), que condenaba 101 proposiciones de la obra del jansenista Pasquier de Quesnel. Al morir Luis XIV, el Parlamento, de mayoría galicana, se opuso a la bula por considerarla una intromisión del papa en la Iglesia de Francia. La tolerancia inicial del regente cambió, como toda su política, en 1718. En septiembre el papa excomulgó a quienes se opusieran a la bula → aumento de las protestas y petición de un concilio general, ya no solo por parte del Parlamento. La observancia de la bula fue ordenada en agosto de 1720 por declaración real. Las protestas fueron acalladas por el influjo del obispo preceptor de Luis XV André Hercule de Fleury, que hizo de la defensa de la bula una cuestión de principios, considerando a los jansenistas rebeldes frente a la autoridad real.
Cuando las especulaciones del banquero escocés John Law causaron la quiebra de la Banque Royale en 1720, que causó grandes pérdidas a los inversores y dejó sin resolver la crisis de la deuda, el Parlamento puso fin a la Regencia adelantando la mayoría de edad del monarca. El regente reaccionó desterrando los diputados a Pontoise. La corte regresó a Versalles y Dubois, cardenal desde 1721, fue nombrado primer ministro en agosto de 1722. En octubre se coronó rey a Luis XV. Al morir Dubois en 1723, el duque volvió unos meses a la regencia hasta su muerte en diciembre.
El reinado personal de Luis XV (1723-74)
El gobierno de Condé (1723-26)
El duque de Borbón y príncipe de Condé gobernó durante los primeros años de reinado, aunque el rey mantenía como consejero a su preceptor Fleury.
- Gestionó el matrimonio del rey con María Leczinska, hija del ex rey de Polonia Estanislao.
- Tomó impopulares decisiones contra la crisis financiera, como crear en 1725 la cinquantième, tributo directo que gravaba en un 2% la producción y las rentas sin excluir a los privilegiados. Su política tuvo resultados favorables, reduciendo la deuda y la carga anual de intereses.
- Se recrudeció la persecución a los protestantes → migraciones a las Provincias Unidas o Prusia.
El gobierno de Fleury (1726-43)
En 1726 el duque de Borbón fue remplazado por Fleury, que dio gran estabilidad política, y aunque no pudo evitar guerras, buscó la paz para poder centrarse en los problemas interiores:
- SITUACIÓN DE LA HACIENDA REAL: Controló el gasto y siguió intentando estabilizar la moneda. Suprimió el cinquantième y, más que elevar los impuestos (excepto durante las guerras de sucesión de Polonia y Austria), exigió una mayor contribución a los arrendatarios de estos. Gracias a esto redujo significativamente la deuda.
- JANSENISMO Y GALICANISMO: Continuó el enfrentamiento respecto a la bula Unigenitus, que el Parlamento se resistía a registrar como ley del reino. En 1732 Fleury hizo que Luis XV les obligara a registrar una Declaración de Disciplina que restringía el derecho de los parlamentarios a oponerse a las disposiciones reales → El parlamento suspendió su actividad y 139 parlamentarios fueron castigados al exilio a Pontoise → Bloqueo institucional y presión de la opinión pública → El rey suspendió la Declaración de Disciplina.
Este enfrentamiento parecía un contrasentido, pero el Parlamento utilizaba el galicanismo para reivindicar su papel constitucional frente al absolutismo, mientras la corona persiguió el jansenismo y el galicanismo por las consecuencias que estos podían tener sobre la Iglesia y la sociedad. Otra corriente perseguida fue el richerismo, que extendía la idea de la superioridad colectiva frente la individual, no solo de los concilios frente a los papas sino también de los sínodos diocesanos frente al obispo o las asambleas parroquiales frente a las parroquias → riesgo de que estas ideas se aplicaran al ámbito político.
Los años de Fleury fueron positivos para la economía francesa, gracias a la fase expansiva de la economía, pero también gracias a la política mercantilista de Philibert d'Orry, que facilitó el auge de las manufacturas y el comercio.
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Fleury (1726-43) |
El período sin ministro principal. La época de Madame Pompadour (1743-58)
Tras la muerte de Fleury, Luis XV quiso gobernar personalmente. Los problemas seguían siendo los mismos:
- SITUACIÓN DE LA HACIENDA REAL
Tras la Guerra de Sucesión de Austria, la deuda era de 1200 millones de libras y el déficit anual de 100 millones. Se creó en 1749 el vingtième, que gravaba con un 5% todos los ingresos y rentas, incluido los privilegiados, y que se recuperaría durante la Guerra de los Siete Años en 1756. En su contra se desató una fuerte campaña anticlerical. La corona reaccionó con dureza contra la Asamblea del Clero, que fue disuelta, y contra los Estados del Languedoc y Bretaña, pero acabó cediendo y a finales de 1751 eximió al clero del nuevo tributo.
- JANSENISMO Y GALICANISMO
Continuó el enfrentamiento antijansenista entre Parlamento y magistrados y Corona e Iglesia. La oposición del Parlamento al absolutismo se vio alentada por el auge de la Ilustración. Los obispos trataron de imponer su autoridad a los jansenistas, lo que llevó al Parlamento a publicar en 1753 las Grandes Remonstrances, reivindicando su papel de garante del orden constitucional y se atribuía la representación nacional en ausencia de los Estados Generales no convocados desde 1614 → El rey suspendió su actividad y desterró a los magistrados a Pontoise.
A su regreso los miembros del Parlamento continuaron sus ataques hacia los obispos antijansenistas → Luis XV impuso en 1755 una ley del silencio sobre la bula Unigenitus, hizo publicar una nueva Declaración de Disciplina que limitaba aún más la capacidad del Parlamento a objetar sus disposiciones y prohibía la huelga de sus magistrados (muchos de los cuales dimitieron), e intentó evitar el Parlamento reforzando el Grand Conseil. Finalmente, el clima de tensión y la necesidad de financiar la guerra llevaron a un acuerdo: el rey suspendió la Declaración de Disciplina a cambio de que los magistrados que habían dimitido volvieran a sus puestos.
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Madame Pompadour (1743-58) |
El gobierno de Choiseul (1758-70)
Étienne François de Choiseul debió afrontar como ministro principal la Guerra de los Siete Años → nuevas tasas incluyendo una tercera vingtième de 1760-63. Sus grandes problemas fueron los ya anteriores:
- OPOSICIÓN DEL PARLAMENTO, extendida a la alta magistratura formada por dinastías de noblesse de robe, deseosa de intervenir en la política del reino. La oposición tenía que ver ahora con la fiscalidad.
- DIFICULTADES FINANCIERAS, agravadas por la deuda generada por la guerra, que además causó la pérdida de parte de sus colonias. Las iniciativas en el terreno financiero fueron muchas, algunas de ellas en línea con las propuestas de la fisiocracia de crear un impuesto territorial, pero fracasaron en su mayor parte por la oposición a pagar impuestos de los privilegiados, principales propietarios de la tierra, que contaron con frecuencia con el respaldo de los parlamentos.
El clima antijesuítico, especialmente fuerte entre las mayorías galicanas y jansenistas del Parlamento, dieron lugar en 1762 a la expulsión de los jesuitas de París, decisión imitada por varios parlamentos provinciales → Triunfo de los magistrados frente a la Corona.
Mientras tanto, el predominio del entorno de la amante del rey, madame Du Barry, debilitaba la posición de Choiseul, una de cuyas últimas gestiones fue el matrimonio del delfín con María Antonieta de Austria, siendo sustituido en 1770 por el duque de Aiguillon, el cual constituyó un triunvirato junto a Maupeou (enemigo de los parlamentos y canciller desde 1768) y el abate Terray (al frente de las finanzas desde 1769), ambos miembros del partido devoto al igual que madame Du Barry.
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Choiseul (1758-70) |
El Triunvirato (1770-74)
Los años del Triunvirato se caracterizaron por la reacción de la corona contra los parlamentos. En 1770 un nuevo reglamento de disciplina provocó la declaración en huelga del Parlamento de París → disolución de este y otros parlamentos díscolos. Maupeou inició una reforma con la intención de restar poder a estas instituciones, incluyendo la supresión de la Cour d’Aides y el Grand Conseil.
En la Hacienda, Terray, aplicó también una política autoritaria, logrando una importante reducción del déficit. En la fiscalidad prorrogó las dos vingtièmes y creó algunos impuestos. Su liberalismo económico le llevó a suprimir la Compañía de las Indias Orientales y los bienes comunales.
Las iniciativas del Triunvirato provocaron muchas críticas y descontentos (despotismo ministerial) → oposición de los magistrados tratando de frenar el absolutismo (como en Inglaterra).
Luis XVI (1774-93) y el planteamiento de la crisis
Nieto de Luis XV y último rey del Antiguo Régimen, Luis XVI, tuvo como principal cargo del gobierno al conde JeanFrederic de Maurepas, mientras Chales Gravier, conde de Vergennes, se encargaba de los Asuntos Exteriores y el fisiócrata Anne Robert Jacques Turgot de la Hacienda. El reinado comenzó conciliador → suspensión reforma de los parlamentos, siendo restablecidos, aunque con capacidad de huelga y oposición reducidas, debilitados → 1774-87 débil oposición a las iniciativas del gobierno. Los mayores problemas fueron los financieros, sobre todo a partir de 1778, con el inicio de una coyuntura negativa, con graves tensiones sociales.
La fiscalidad seguía aplicándose básicamente al comercio y las manufacturas y poco a la tierra, a lo que se sumaba la exención de los privilegiados, la desigualdad entre los diversos territorios, las injusticias y abusos en los sistemas de recaudación, todo lo cual no sólo tenía unos efectos sociales negativos, sino que suponía un obstáculo para el crecimiento económico. La mayor recaudación provenía de un tributo directo (taille), seguido de la gabelle, impuesto indirecto sobre el consumo de sal.
En 1774, Turgot liberalizó el comercio de cereales, pero la coincidencia con una mala cosecha favoreció la especulación → motines en abril de 1775 (“guerra de la harina”), duramente reprimidos. Su propuesta más ambiciosa fue un impuesto territorial pagadero por todos los propietarios rurales, excepto el clero → oposición de los parlamentos y sus enemigos de la corte → su caída en mayo de 1776. Su sucesor, Jacques Necker hubo de hacer frente a los gastos de la guerra de independencia de Norteamérica → créditos, sin nuevos impuestos. Proyectó crear asambleas consultivas provinciales con miembros de representación estamental (idea de que no cabe introducir un impuesto sin representación) inicialmente limitado a Berry (1778) y Guyena (1779); el intento de generalizarlas encontró la oposición del Parlamento de París → Necker presentó su dimisión en mayo de 1781 al no lograr que el rey ampliara sus poderes.
En 1783, por los gastos de la guerra americana, se impone durante 3 años la tercera vingtième. Se encarga de la Hacienda Charles Alexandre de Calonne, que insiste en establecer un impuesto territorial en especie, liberalizar el comercio de grano o crear asambleas provinciales consultivas de propietarios. Para evitar la oposición del Parlamento recurrió a la Asamblea de Notables, que también rechazó sus propuestas → le sustituye el arzobispo Lomenie de Brienne, que mantuvo las propuestas de su antecesor, volviendo a chocar con la Asamblea de Notables.
Ante el bloqueo, en agosto de 1787 el Parlamento indicó que sólo los Estados Generales podían corregir las decisiones de la Asamblea, en lo que insistieron cuando el rey les obligó a registrar los nuevos edictos fiscales →Inicio de la revolución de los privilegiados, que implicó a muchos nobles. Finalmente, el 8/8/1788, el rey convocó los Estados Generales para mayo de 1789. Unos días después declaró la bancarrota y volvió a poner a Necker al frente de la Hacienda.
El endeudamiento de los estados de la época era muy elevado, pero no significa que estuvieran en quiebra ni les impedía nuevas guerras. En 1789 Francia destinaba el 60% de los ingresos a pagar deuda, aunque podía ser soportada al no superar el doble del PIB. Pero el problema estaba en su administración financiera, incoherente e ineficaz, y en el hecho de combinar la crisis financiera con una profunda crisis política.
La crisis financiera y el desmoronamiento del Antiguo Régimen fueron el resultado de muchos factores: políticos, económicos, sociales, ideológicos, etc. El empeoramiento de la situación política que llevó a la revuelta de los privilegiados, y la mala coyuntura económica desde finales de los 70, contribuyeron a las posteriores propuestas revolucionarias. También influyó la Ilustración, la independencia americana y el aumento de la participación política entorno a la convocatoria de elecciones de los delegados a los Estados Generales de 1789.
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Maria Antonieta y Luis XVI |
Gran Bretaña
Consolidación del parlamentarismo británico
El reinado de Ana I (1702-14)
A la muerte de Guillermo III subió al trono Ana I, hija del primer matrimonio de Jacobo II, con la que acabo la dinastía Estuardo, ya que ninguno de sus hijos sobrevivió.
En 1707, los parlamentos británico y escocés firmaron sendos Acts of Union → unión política, Reino Unido de la Gran Bretaña (cuando en 1800 se unió Irlanda, seria Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda). Esta unión fue acordada: los escoceses, minoritarios en el nuevo parlamento común, deseaban participar en la prosperidad mercantil británica y en la aventura colonial, y los ingleses querían acabar con los problemas en las relaciones entre ambos reinos.
Otro hecho importante de su reinado fue el triunfo internacional de Gran Bretaña en la Guerra de Sucesión española → paso hacia su hegemonía del s. XVIII: cesiones territoriales francesas en América, privilegios en el comercio con las Indias españolas, más el Tratado de Methuen con Portugal (1703).
La política británica postrevolucionaria fue dominada más de medio siglo por los whigs, que representaban sobre todo los intereses mercantiles y propiciaron por ello las dos coaliciones contra Francia (1688-1697 y 1701-1713) para consolidar la implantación colonial y el dominio marítimo. Sólo en 1711 perdieron el gobierno en beneficio de Los toires, opuestos a la guerra y los gastos militares, que se mantendrían en el poder hasta 1714. Conviene tener en cuenta que la sociedad británica era la más evolucionada de Europa a comienzos del siglo XVIII, con una opinión pública cuyo peso influye en el Gobierno y en los cambios políticos.
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Ana I (1702-14) |
La nueva dinastía (Jorge I, 1714-27)
Al final del reinado de Guillermo III, el Act of Settlement de 1701, que exigía que el rey fuera anglicano, había asignado la sucesión al duque elector de Hannover, Jorge. En los últimos años del reinado de Ana I cuando los tories tenían mayoría, hubo intentos de cambiar la ley sucesoria para favorecer a los Estuardo, por lo que una de las primeras medidas de Jorge I fue alejar del poder a los tories. En las siguientes elecciones ganarían de nuevo los whigs y nada más constituirse el nuevo parlamento en 1715, varios líderes tories fueron procesados por traición →protestas populares contra el proceso → la oposición a la nueva dinastía no se limitaba a un sector de los tories.
Ese mismo año fracasó una rebelión jacobita en Escocia con el pretendiente Jacobo III al frente, llegado desde Francia. Para evitar más problemas, el gobierno decidió consolidar la mayoría que tenía en la Cámara de los Comunes consiguiendo que esta aprobara el Septennial Bill, que prolongaba a 7 años el plazo previsto en la Triennial Act para convocar nuevas elecciones.
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Jorge I, 1714-27 |
Jorge I viajaba mucho a su ducado alemán, apenas hablaba inglés y tenía poco interés en los asuntos británicos.
Pese a ello, la nueva dinastía se consolidó frente a la opción de los Estuardo, cuya corte permanecía en la cercana Francia, debido a la amplia oposición al catolicismo de estos y por la intromisión de potencias extranjeras en la política británica que hubiera supuesto su reinado.
Dentro de una sociedad con una opinión pública que influía en el gobierno y en los cambios políticos, era muy importante la difusión de la prensa. Whigs y tories tenían sus propias publicaciones y sus autores favoritos. Sin embargo, los partidos eran agrupaciones no estructuradas sin necesariamente una política común. La Cámara de los Comunes reflejaba los intereses de los propietarios de la tierra y del mundo urbano mercantil. Cada circunscripción elegía 2 diputados, y por lo obsoleto de la lista de dichas circunscripciones había poblaciones “podridas” casi despobladas con 2 diputados y otros importantes núcleos de población como Liverpool o Manchester, que no tenían representación. Por otra parte, las elecciones no eran limpias, había un alto grado de manipulación y corrupción.
Menos importante era la Cámara de los Lores cuyos poderes eran más judiciales que políticos, al tratarse del máximo tribunal de apelación. 220 miembros, 26 obispos y el resto pares o altos nobles ingleses y 16 escoceses, cuyos puestos eran hereditarios. El poder de los grupos dirigentes se extendía al territorio, a través sobre todo de dos instituciones: el lord liutenant y los jueces de paz, controlados respectivamente por la aristocracia terrateniente y la gentry.
James Stanhope controló el gobierno entre 1717 y 1720 basándolo en la buena relación con Francia. A ambos les interesaba la paz en un momento de inestabilidad política, IAE fuera en Gran Bretaña por la implantación de la nueva dinastía y la amenaza jacobita, hoy en Francia por la minoría de edad de Luis XV y las ambiciones sobre el trono del regente Felipe de Orleans. Más complicadas fueron las cosas en la política interior. En 1711 los tories habían aprobado la Occasional Conformity Act, que aplicaba de forma estricta la ley que reservaba los cargos públicos a los anglicanos. Stanhope fracasó en el intento de modificarla, como también en el Peerage Bill (1719), un proyecto que, al limitar la prerrogativa real de crear pares, hubiera garantizado la mayoría que tenían en ella los whigs. Le sucedió Robert Walpole (1721-42), coincidiendo con el cardenal Fleury en Francia, a quien le unía su inclinación a la paz. Ligado a Stanhope en los comienzos de su carrera política, desde el ascenso de aquel al poder encabezó la oposición dentro del partido whig, con el apoyo del heredero del trono, cuyas relaciones con el rey no eran buenas. La política de Walpole abandonó el tradicional belicismo de los whigs para centrarse en el desarrollo económico y social de Inglaterra, con el respaldo del sistema de paz y equilibrio europeo diseñado en Utrecht, que la alianza con Francia trataba de garantiza.
El reinado de Jorge II (1727-60)
Walpole mantuvo el poder con Jorge II, gracias sobre todo al apoyo de la reina consorte Carolina de BrandeburgoAnsbach, y a su capacidad de ganar elecciones con las alianzas con magnates locales, el clientelismo, la habilidad para controlar las mayorías o la corrupción. Abandonó el belicismo whig para centrarse en el desarrollo económico y social de Inglaterra. La inclinación de Walpole a la paz y la neutralidad supuso la pérdida de influencia en el continente. Sólo en 1739 no tuvo más remedio que declarar la guerra a España ante la reacción del Parlamento y la opinión pública tras los incidentes del comercio con América. En política interior tomó medidas para evitar una posible nueva conspiración jacobita, intentó reducir la deuda pública y los intereses, luchó contra el fraude y el contrabando, y mejoró el sistema fiscal basado en los impuestos indirectos sobre el comercio y en las aduanas.
Bajo su mandato se dio un importante crecimiento manufacturero y mercantil gracias al cual Inglaterra vivía a mediados de siglo un extraordinario desarrollo comercial. Su habilidad para controlar la Cámara de los Comunes y las elecciones le permitió, no obstante, enfrentarse a ellos, como lo prueban sus victorias en las elecciones de 1727 y 1734, la última de las cuales hizo que Brolingbroke abandonara la lucha retirándose a Francia. Desde entonces su principal opositor fue William Pitt, quien representaba políticamente a los grupos más dinámicos del comercio y las finanzas, que defendía una política exterior más agresiva, sobre todo en las colonias. El descenso de apoyos en las elecciones de 1741 le hizo abandonar el poder en 1742 → Cambio en la política exterior, con mayor intervención en Europa a favor de los intereses de Hannover y en contra de Francia.
En 1745, estando el rey en Hannover, se inició en Escocia un nuevo levantamiento jacobita encabezado por el hijo del pretendiente, Carlos Estuardo (conocido como Bonnie Prince Charlie), con apoyo de Francia. Tomaron Edimburgo y llegaron a invadir el norte de Inglaterra. Sin embargo, en abril de 1746 sufrieron una derrota ante el ejército del duque de Cumberland y el levantamiento se deshizo lentamente y la represión fue muy dura → El movimiento jacobita se extinguió prácticamente a finales de los 80 con la muerte de Carlos Estuardo, último descendiente de Jacobo II.
Henry Pelham estuvo al frente del Gobierno hasta su muerte en 1754, sucediéndole su hermano mayor Thomas, duque de Newcastle. Ambos contaron con Pitt, que no sólo controlaba la mayoría whig en el Parlamento, sino que tenía un fuerte apoyo del mundo de negocios y la opinión pública.
A finales del reinado de Jorge II ganó importancia en el gobierno la figura de William Pitt, que dirigió la política militar durante la Guerra de los Siete Años.
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Jorge II (1727-60) |
El reinado de Jorge III (1760-1811)
A la muerte de Jorge II le sucede su nieto Jorge III, ya que su padre Federico había muerto en 1751. Su reinado consolida la dinastía, no solo por la desarticulación del movimiento jacobita, si no por ser el primer monarca Hannover nacido y formado en Gran Bretaña. Intervino en política de forma más directa que sus antecesores. Su tendencia a reforzar las prerrogativas reales le inclinó hacia los tories, más cercanos a tales ideas → Se inmiscuyó en el control de las cámaras con sobornos y prebendas para acabar con la mayoría whig. En 1761 puso al frente del Gobierno al tory escocés John Stuart, conde de Bute, que había sido su preceptor. Con él se concluiría la Guerra de los Siete Años, que disgustó a los intereses mercantiles partidarios de continuarla (representados por Pitt y su gente), y a la opinión pública → dimisión de John Stuart (al frente del gobierno de la mano del rey) en abril de 1763 → años de gobiernos whigs inestables.
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Jorge III (1760-1811) |
- El gobierno de North (1770-82)
La guerra llevó a incrementar la presión fiscal sobre las colonias, agravando su descontento. En la vida política aparecían corrientes radicales, que no se sentían representadas por los partidos. En 1770 el rey puso al frente del gobierno al tory lord Frederick North (1732-92) que se mantuvo en el poder hasta 1782 → Estabilidad y saneamiento financiero que permite reducir momentáneamente los impuestos, hasta que la guerra con las colonias obligó a volver a subirlos → oposición en el Parlamento y la opinión pública, que además lo responsabilizaban a él y al rey de la pérdida de las colonias.
Se trató de calmar el desarrollo del sentimiento nacionalista en Irlanda, sometida a un trato colonial, con medidas que concedían mayor autonomía política y tolerancia hacia los católicos, como la anulación de los Test Acts, la concesión de autonomía legislativa al Parlamento de Dublín (1782) o iniciativas para mejorar la situación legal de los católicos en Gran Bretaña (Papists Act, 1778), que provocaron en Londres los llamados Gordon's riots, a comienzos de junio de 1780, unos botines en contra de tales cambios organizados por el diputado escocés Lord George Gordon, presidente de la Protestant Association of London.
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North (1770-82) |
- El gobierno de William Pitt (1783-1801)
La marcha negativa de la guerra contra las 13 colonias marcó el final del gobierno de lord North, que dimitió en marzo de 1782. La derrota definitiva supuso la vuelta de los whigs al gobierno, de la mano de William Pitt (1759-1806), conocido como el Joven para distinguirlo de su padre el Viejo. Controlará la política hasta 1801, huyendo de los whigs más radicales, que desean limitar el poder real, y favoreciendo la renovación de los tories.
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William Pitt (1783-1801) |
Se dedicó a reducir la enorme deuda causada por la guerra contra las colonias (232 M libras en 1783) creando impuestos indirectos sobre numerosos y variados artículos. Gran Bretaña contaba con un sistema de deuda respaldado por el Banco de Inglaterra, lo que garantizaba su devolución y permitía así pagar tipos de interés en préstamos más bajos a largo plazo.
En estos años Gran Bretaña reafirmó su hegemonía marítima y colonial y se inició la Revolución Industrial. Desde finales de los ochenta la enfermedad mental del rey y las repercusiones de la Revolución Francesa reforzaron su gobierno. La decapitación de Luis XVI llevó a un sector tory a coaligarse con él en 1794 → giro conservador contra el radicalismo. En Irlanda, el ejemplo de Francia alentó el independentismo → revuelta en 1798 → En 1800 Pitt promovió la incorporación de Irlanda a la Unión, formándose el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda. Intentó abolir las leyes contra los católicos, pero la oposición de Jorge III le llevó a dimitir en 1801.
Estados Unidos. La independencia de las colonias de Norteamérica (1776-1783)
El levantamiento de las colonias de Norteamérica, junto con la Revolución Francesa y la emancipación de Latinoamérica de España y Portugal inició la crisis del sistema del Antiguo Régimen. Las causas son complejas, aunque en el trasfondo está su dinamismo económico y su gran crecimiento demográfico:
- ECONÓMICAS: Presión fiscal y obligación de comercio con la metrópoli (materias primas por manufacturas).
- POLÍTICAS: Desarrollo de la conciencia política, de la propia identidad de una serie de personas que en muchos casos se vieron obligadas a huir de la metrópoli por diferencias religiosas o políticas. Dicha singularidad acabó vinculándose a valores como la libertad, la tolerancia o los derechos individuales, muy influenciados por la Ilustración, como también en la idea de progreso implícita en la aspiración a una sociedad basada en principios como el utilitarismo o el bienestar.
Pese a sus anhelos compartidos, había importantes diferencias entre las colonias:
Norte
- Connecticut, Massachussets, Rhode Island y New Hampshire.
- Puritanos ingleses dedicados a la agricultura, la madera y la pesca. Su ciudad más importante era Boston, con 20.000 habitantes.
Centro
- Nueva York, Nueva Jersey, Pensilvania y Delaware.
- Ingleses, holandeses y alemanes dedicados a la agricultura de cereales y a la madera. Su ciudad más importante era Filadelfia, con 45.000 habitantes.
Sur
- Maryland, Virginia, Georgia, Carolina del Norte y Carolina del Sur.
- Economías de plantación basadas en los esclavos africanos.
- Agricultura subtropical de algodón, tabaco o arroz.
En las colonias del norte y el centro, el comercio aumentó constantemente a lo largo del siglo, pero la balanza comercial negativa y la exigencia de la metrópoli de que le pagaran en efectivo los artículos que enviaba llevaron a los colones a resarcirse en el comercio con el Caribe, al que exportaba cereales, carne y madera, a cambio de algodón, azúcar y, sobre todo, melazas, de las que obtenían el ron. Mayor era la dependencia de las colonias del sur, cuyos productos eran exportados en su totalidad a Gran Bretaña a cambio de manufacturas, cuyo precio superior generó un endeudamiento crónico de los colonos, que animó a muchos a la revuelta.
Todas las colonias se regían políticamente por un gobernador (representante del rey) y una asamblea de propietarios.
La Guerra de los Siete Años agrandó la brecha política entre colonias y metrópoli. Los colonos habían dado la victoria a Inglaterra contra Francia, pero en vez de ser recompensados con mayores tierras o poder colonizar más allá de los Apalaches, la metrópoli les subía los impuestos para paliar los gastos de la guerra. Ello aumentó el sentimiento común creado por la movilización y que se vería plasmado en el Congreso de las Siete Colonias, en el cual Benjamín Franklin propuso la creación de un Comité Federal en Albany en 1754. Los años de la posguerra pusieron en evidencia o crearon otros motivos de malestar, como la falta de tierras para los recién llegados, la promesa incumplida de concedérsela en el oeste a los veteranos americanos de la guerra, o la prohibición de los asentamientos más allá de los Apalaches, cuyas tierras fueron adscritas a la corona en 1763.
Tras la guerra Inglaterra continúo con la asfixia económica con medidas como la Ley del Azúcar de 1764, el incremento de aranceles, o la Ley del Timbre de 1765 → Delegados de nueve colonias, reunidos en Nueva York, plantearon boicotear los productos británicos. Las primeras protestas surgieron efecto, con la caída del responsable del Tesoro y la abolición de las leyes del Timbre y el Azúcar en 1766. Pero un año después, las leyes Townshend gravaban la entrada de productos como el té, el papel o el vidrio en América → Nuevas protestas y nueva abolición, con la excepción del té. En 1773 se dictó la Tea Act, por la cual la Compañía de las Indias Orientales podía vender té a las 13 colonias sin pasar por Gran Bretaña, con la consiguiente disminución de precios, pero manteniendo el impuesto Townshend → reacción de las colonias, con el motín del té en Boston en diciembre de 1773, durante el cual se arrojó al mar el cargamento de un barco de las Indias Orientales → el parlamento británico sancionó al puerto de Boston, envió tropas y negó el derecho de reunión.
En 1774, Benjamín Franklin convocó el primer Congreso Continental de Filadelfia, donde se impusieron los partidarios de la negociación con la metrópoli. Sin embargo, no se producían acercamientos y los colonos comenzaron a organizar milicias armadas.
La guerra
La guerra se inició por un pequeño incidente, cuando en abril de 1775 se produjo en Lexington un enfrentamiento no buscado entre las milicias y el Ejército del general Thomas Gage, que mandaba las tropas en Boston. Este y otro combate sangriento junto a dicha ciudad, en Bunker Hill, hicieron que Lord North, que encabezaba el Gobierno británico, tratara de evitar la guerra mediante la negociación, para lo que Franklin fue enviado a Londres como embajador, donde se reunió con Pitt. Pero en diciembre, el segundo Congreso Continental decidió organizar un ejército al mando de George Washington. El envío de tropas británicas llevó al Congreso de Filadelfia a aprobar la Declaración de Independencia el 4 de julio de 1776, redactada por Thomas Jefferson e inspirada en la Ilustración.
Se inició entonces una guerra de casi siete años, en la que los colonos compensaban su ausencia de gobierno central e inferioridad militar (sin experiencia, industria ni fuerza naval), con su entusiasmo, luchar en su terreno y la capacidad militar de Washington. Además, Franklin buscó apoyos en Europa y consiguió de Francia financiación, armamento y voluntarios.
En septiembre de 1776 un destacamento británico desembarcó en Nueva York (mayoritariamente realista), pero su avance pudo ser frenado. En 1777 los británicos atacaron con las tropas de Nueva York y otro ejército que bajaba de Canadá. Los primeros llegaron a conquistar la capital de las colonias, Filadelfia, pero el segundo, agotado, se rindió en Saratoga, lo que decidió a Francia a entrar en la guerra, imitada por España en 1779 y los Provincias Unidas en 1780, después de que Inglaterra les declarara la guerra. Deseoso de crear una gran coalición contra Gran Bretaña, Vergennes supo explotar el error británico de interferir en el comercio de algunos países que no intervenían en la guerra, lo que llevó a estos a la creación de una Liga en favor de la libertad de los mares, conocida como la Liga de los Neutrales (1780), en la que participaron las Provincias Unidas, Prusia, Rusia, Suecia, Dinamarca, Nápoles y Portugal. La guerra se trasladó también al mar en las Antillas y el Índico.
La victoria de los colonos con ayuda francesa, en la batalla de Yorktown en octubre 1781, supuso prácticamente el fin de la guerra → Tratado de Versalles de 1783, donde Gran Bretaña reconocía la independencia de las trece colonias → Primera república independiente fuera de Europa.
Tras la independencia las colonias hubieron de organizar un Estado, afrontar la deuda de la guerra, frenar la inflación, dotarse de moneda única, organizar la fiscalidad, organizar la expansión al oeste, etc. En mayo de 1787 se reunió en Filadelfia una Convención con poderes constituyentes, con 55 representantes de los estados → Primera constitución de los EE. UU., surgida como un compromiso entre federalistas y autonomistas. Dicha Constitución, aún vigente con las ligeras enmiendas introducidas desde entonces, distingue las competencias de los estados y del poder federal. En este último se establece una clara separación de poderes: legislativo (Cámara de Representantes y Senado), jurídico (Tribunal Supremo independiente), y el ejecutivo (un presidente que elige su gobierno). George Washington sería el primer presidente desde marzo de 1789. La Constitución, avanzada y con clara base ilustrada, será un modelo reivindicado en Europa por países en crisis político-sociales (Irlanda, Provincias Unidas e incluso Francia).
viernes, 21 de marzo de 2025
LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL (1939-1945)
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