BREVE HISTORIA DE LA GEOMORFOLOGÍA CLIMÁTICA
En 1913 el autor De Martone introdujo el término Geomorfología Climática; y en 1926 hubo una reunión sobre el análisis de las formas de relieve que supuso el intento más importante acerca del estudio de la problemática de la Geomorfología Climática.
Hacia 1950 aparecen los primeros trabajos de Bedel que culminan en 1977 con la publicación del libro Geomorfología climática y más tarde en 1980 escribe sobre las zonas morfoclimáticas.
En 1960 otro autor, Birot, escribe sobre las zonas tropicales húmedas y áridas; y en 1965 varios autores ya distinguieron hasta trece zonas morfoclimáticas; más tarde otros autores se unieron con sus estudios al desarrollo de la Geomorfología Climática.
CLIMA Y MORFOGÉNESIS
LA INFLUENCIA DEL CLIMA EN LAS FORMAS DE RELIEVE
Investigaciones recientes han puesto de manifiesto que el clima interviene como factor limitante en la aparición, en la amplitud con la que se dan y en el ritmo e intensidad de los procesos morfogenéticos, y lo hace de forma directa e indirecta, según sea el contacto de la superficie terrestre con la atmósfera. Si el contacto se establece entre los agentes meteorológicos y la superficie desnuda de vegetación su acción es inmediata y la incidencia del clima en el modelado del relieve es directa; este contacto directo se da principalmente en climas fríos y áridos. Pero si el contacto se da a través de una cobertera vegetal y edáfica la incidencia morfodinámica del clima sobre la superficie es indirecta. Como la superficie terrestre está en su mayoría cubierta de una capa biótica, el clima ejerce, por lo general una acción indirecta.
Cuando existe esa cobertera vegetal, las condiciones de meteorización varían y con ellas las de la morfogénesis; la vegetación protege a las rocas del efecto de las temperaturas y de la humedad o precipitaciones, también absorbe parte del calor del Sol y protege de la rápida pérdida de calor en los momentos de enfriamiento, así mismo se interpone en la caída de las precipitaciones con lo que evita los procesos que se producirían en la roca desnuda, y a la vez favorece el mantenimiento de un cierto grado de humedad.
Junto a esta cierta labor protectora, la cobertera vegetal también puede favorecer alguna acción desintegradora de las rocas (efecto de las raíces).
Como hemos comprobado las características climáticas condicionan el predominio de un concreto sistema morfogenético; y así en climas fríos y áridos se caracterizan por abundar los procesos mecánicos, en los climas húmedos, templados y cálidos los procesos más numerosos son los físico-químicos y bioquímicos.
Entre los aspectos en los que se manifiesta la relación clima y morfogénesis podemos destacar algunos como que las rocas se comportan ante la erosión como duras o resistentes y como blandas o deleznables, pero este comportamiento depende de las propiedades físicas de la roca que puede variar en función del sistema morfogenético en el que se encuentren. También destacaremos que la alternancia de rocas de distinta resistencia a la erosión provoca la actuación de la erosión diferencial, dejando en resalte las rocas duras y haciendo desaparecer las blandas; pero esta erosión diferencial es distinta según sea el clima en el que se encuentren.
En los relieves estructurales también se puede observar una diferente evolución sobre el clima en el que se hallen; y por último se puede decir que no hay muchas formas de relieve específicas de un determinado tipo de clima, aunque en algunos sean predominantes unas concretas (valles glaciares en climas fríos, dunas en zonas de desiertos…)
De todo lo expuesto se deduce que la acción del clima resulta fundamental en cada región y que actúa condicionando la respuesta de cada estructura geológica.
PALEOCLIMAS Y HERENCIAS MORFOCLIMÁTICAS
LOS CLIMAS DEL CUATERNARIO
Es en el Cuaternario cuando se han podido detectar mejor los continuos cambios ambientales. A lo largo de las eras geológicas se han sucedido una serie de climas diferentes unos y similares otros, son los denominados paleoclimas.
Los climas del Cuaternario se han podido estudiar gracias al análisis de las huellas que han dejado en distintos medios (limos marinos, varvas de los glaciares, suelos fósiles, restos prehistóricos…); de todos estos estudios se ha extraído como conclusión la existencia de una serie de sucesivas glaciaciones.
Una de las áreas donde se han realizado dichos estudios son los Alpes, donde se han obtenido cuatro glaciaciones, Günz, Mindel, Riss, Würm; esta última glaciación terminó en un periodo de intenso frío y desde entonces se han sucedido períodos de frío y calor de mayor o menor duración.
Entre las glaciaciones (en las que el hielo cubría gran parte del continente europeo) se intercalaron periodos interglaciares, en los que el clima era más cálido. Al sur de las áreas cubiertas de hielo se establece la existencia de períodos pluviales e interpluviales.
En cada dominio morfoclimático se puede observar la existencia de formas que se están originando en la actualidad, llamadas formas vivas, y la de otras cuya formación fue en épocas pasadas y denominadas formas heredadas o relictas.
A la vez que el clima hay otros actores, dependientes de él, que han influido en la configuración de las citadas formas relictas; uno de ellos es la vegetación. Los paleoclimas llevaban asociado un característico tipo de vegetación que no tiene por qué coincidir con el actual; ese tipo de clima propiciaba o desfavorecía la actuación de los distintos tipos de erosión, por lo que daba lugar a diferentes formas de relieve.
Otro aspecto a destacar es la acción erosiva del hombre, aunque en aquella época resultaba mínima comparada con la actual.
Trasladar en el tiempo cómo ha sido la actuación de la erosión en el pasado es una tarea complicada; determinadas formas son fáciles de reconocer, pero hay otras ocasiones en que es muy difícil determinar si las formas que vemos son de épocas pasadas o no.
Como norma general se puede afirmar que cuando una determinada forma de relieve no ha podido producirse en las condiciones bioclimáticas de la región en la que se encuentra, es evidente que es una forma del pasado, es decir, una forma relicta.
El sistema bioclimático actual es el que permite la conservación o no de las formas que se originaron en el pasado. Unos dominios morfoclimáticos se consideran activos o muy dinámicos (la erosión hace desaparecer las formas del pasado, como los periglaciares, tropicales húmedos y los de alta montaña) y otros dominios son poco activos, y estos son los que conservan las formas heredadas (como los dominios desérticos). Entre estos dos extremos existen áreas en las que se produce una situación intermedia (sabanas y estepas semi-áridas).
Cuando conviven formas actuales y formas heredadas se pueden dar dos situaciones, una es que tanto las formas actuales como las heredadas que se hayan formado bajo un mismo dominio morfoclimático serán homogéneas, y otro caso será que las formas actuales y las heredadas sean diferentes por haberse originado bajo condiciones morfoclimáticas muy distintas y el resultado será heterogéneo.
LAS GRANDES ÁREAS MORFOCLIMÁTICAS
DIVISIONES MORFOCLIMÁTICAS
En 1950, Peltier relacionó dos parámetros climáticos, temperatura media mensual y precipitación total anual, con cinco procesos geomorfológicos; así mismo distinguió dos elementos morfogenéticos, los procesos de meteorización y los agentes de transporte. Como resultado de ese análisis propuso nueve regiones morfogenéticas diferenciadas por un conjunto de procesos geomorfológicos característicos. Otros geomorfólogos han tratado de hacer nuevas regiones sin llegar a un acuerdo. De estos numerosos intentos de dividir la Tierra en áreas o dominios morfoclimáticos se deducen serias dificultades. Basándose en criterios climáticos y biogeográficos, Tricart realizó la división morfoclimática de la Tierra en cuatro zonas, con subzonas.
LA ZONA MORFOCLIMÁTICA FRÍA
Se localiza en las altas latitudes de ambos hemisferios, más allá del paralelo 60o; su criterio diferenciador es el frío y las precipitaciones en forma de nieve. Dentro de esta zona se establece una subdivisión en dominios, el glaciar y el periglaciar.
DOMINIO GLACIAR
Su característica fundamental es la presencia permanente de hielo, por lo que su límite coincide con el de las nieves perpetuas (o con el clima EF de Köppen). Los procesos: el hielo es un agente erosivo que ejerce una labor de ablación y transporte a la que se suma la de las aguas de fusión que aparecen en los márgenes de los casquetes glaciares y por debajo de cierta altura en los glaciares. Junto a la labor erosiva del hielo y el agua, actúa otro agente, el viento.
En el dominio morfogenético glaciar predominan los procesos mecánicos, pero se ven limitados porque los cambios de temperatura son muy escasos y casi siempre por debajo de los 0o C. En este dominio el agente morfogenético dominante es el glaciar, que posee una gran capacidad de acción (abrasión, sobreexcavación, transporte, acumulación y evacuación).
Las formas resultantes: son de abrasión, ablación y acumulación. Estas formas que resultan tras la acción de glaciares y casquetes se pueden estudiar en zonas antes cubiertas por los hielos pero en las que hoy han desaparecido y se encuentran fuera del dominio glaciar.
DOMINIO PERIGLACIAR
Se encuentra en todas las áreas de clima frío cuyas temperaturas pasan varias veces por el umbral de 0o C (tª de congelación del agua y fusión del hielo), y cuyo régimen de precipitaciones asegura la cantidad necesaria de agua para darse dichos cambios de estado.
En el dominio periglaciar (a diferencia del glaciar) existen suelos y vegetación (de forma escasa, poco desarrollada y discontinua) aunque insuficientes para cambiar el carácter abiótico del medio en el que se desarrolla el relieve.
Los procesos: el sistema morfogenético de este dominio se caracteriza por la abundancia de procesos mecánicos de meteorización (gelifracción, gelivación o crioclastia), siendo también importantes los procesos de disolución.
Lo esencial del proceso erosivo es la acción de la alternancia hielo-deshielo, y su acción varía en función del tipo de roca; si la roca es porosa el agua penetra por sus poros y al helarse la va triturando hasta formar arenas y gravas (microgelifracción), y si la roca está fisurada el agua penetra por dichas fisuras y al helarse la fragmenta en bloques y cantos angulosos (macrogelifracción).
En cuanto a la dinámica de vertientes es muy importante la acción de la gravedad, los desplazamientos en masa, la arroyada de las aguas fundidas y algunas de las acciones de movilización de partículas (crioturbación, pipkrake); todos estos procesos dan lugar a la aparición de abundantes materiales que deben ser evacuados por los cursos de agua (también la nieve y el viento pueden evacuar dichos materiales).
En la formación de este modelado periglaciar, además de los procesos vistos también intervienen una serie de factores condicionantes como las características de la roca, el volumen de agua disponible, duración e intensidad de la helada, frecuencia…
Los procesos analizados son predominantes en regiones frías y en la zona en la que el subsuelo permanece siempre helado o se deshiela brevemente en la estación más cálida; este hecho sirve para establecer la primera diferencia dentro de este dominio, y hacer la división entre regiones con pergelisol o permafrost (suelo permanentemente helado en profundidad) o suelo sin hielo.
Las formas resultantes: en el modelado de las vertientes se forman conos de derrubios al pie de un talud de mayor o menor pendiente, constituido por materiales acumulados; se dan también vertientes de goletz, de aspecto escalonado y horizontal que está separado por abruptos taludes; otra forma son las vertientes de gelifluxión, donde los materiales suelen sufrir desplazamientos en masa; y por último podemos encontrar nichos de nivación, que tienen a su pie un cono de acumulación por crioclastia.
En las llanuras periglaciares, que se formaron por el desbordamiento de ríos, aparecen unas curiosas formas llamadas pingo e hidrolacolitos (montículos producidos por la acumulación de hielo en el subsuelo que al fundirse pueden dar lugar a pequeñas balsas; pueden ser de diversos tamaños). En el enlace entre llanura y montaña destacan importantes glacis de acumulación debido a la acción de aguas de arroyada.
Otra formación muy característica son los suelos poligonales, que se trata de formaciones de figuras geométricas dibujadas por las piedras removidas por el hielo-deshielo; junto a estas formas aparecen otras denominadas césped almohadillado, que consiste en pequeños montículos de tierra recubiertos de vegetación.
Otro fenómeno observable con gran facilidad es el pipkrake, y es la aparición de pequeñas columnas de hielo que llevan en su cima pequeñas partículas de tierra y que al derretirse son transportadas a escasa distancia; parece ser que este fenómeno es la causa fundamental del suelo poligonal y de otra formación como el enlosado nival.
Por último, unas formas periglaciares debidas a otro agente erosivo, el viento, son los campos de piedras, la formación de dunas y la acumulación de loess.
Tipología de dominios periglaciares: el autor Tricart diferencia tres; uno es el desierto de gelivación (se da en altas latitudes y no tiene vegetación; sus procesos dominantes son la crioturbación y la crioclastia), el siguiente es la tundra (se da en climas más suaves y húmedos) y finalmente la zona de transición (aparece el bosque pero con permafrost).
Las regiones periglaciares actuales estuvieron en su día cubiertas de hielo, por eso podemos encontrar formas periglaciares relictas en las actuales zonas templadas.
LA ZONA MORFOCLIMÁTICA DE LATITUDES MEDIAS
Se localiza entre la tundra y los desiertos subtropicales y predominan en ella zonas que se caracterizan por tener una vegetación natural de bosque.
El dominio templado-húmedo se denomina también dominio forestal de latitud media (climas Cf, Cs, Df y Dc de Köppen) y sus temperaturas son moderadas, la pluviosidad es media-alta distribuida regularmente y el régimen hídrico es estacional. Todas estas características favorecen la formación de suelos bastante bien desarrollado y la existencia de formaciones vegetales; la vegetación se interpone entre los agentes meteorológicos y el roquedo, lo que hace que las acciones de modelado sean indirectas y que la erosión se vea atenuada por ellos.
Consecuentemente, los procesos mecánicos son poco relevantes, predominando los procesos químicos, aunque sin excesiva intensidad debido a las moderadas temperaturas.
En la zona templada forestal el aspecto fundamental es la existencia de una importante capa de vegetación, lo que hace que la influencia del clima sea indirecta; por una parte, la presencia de bosques frena las acciones mecánicas y por otra las moderadas temperaturas hacen que los procesos químicos no sean intensos.
Estas condiciones bioclimáticas favorecen la conservación de paleoformas cuaternarias, por lo que el relieve que podemos observar hoy serán formas heredadas del pasado.
Pero esta zona no es homogénea y se pueden distinguir distintos dominios.
DOMINIO MARÍTIMO
Tiene un régimen de precipitaciones regular a lo largo del año y unas temperaturas suaves con reducida amplitud térmica. La acción del hielo es reducida y los ríos tienen un régimen muy regular (clima Cf de Köppen); estas características provocan procesos mecánicos escasos y predominio de los químicos, aunque poco activos por las débiles temperaturas.
DOMINIO CONTINENTAL SECO
El clima es contrastado, con inviernos fríos; la temperatura se caracteriza por su gran amplitud y las precipitaciones son menos abundantes. Su distribución sigue un régimen muy contrastado, alternando el hielo y la aridez (climas Da y Db de Köppen). Los suelos son extensos pero poco desarrollados y la cobertera vegetal es de matorral, lo que reduce la acción protectora, lo que supone que los procesos mecánicos sean más importantes.
DOMINIO TEMPLADO MEDITERRÁNEO (TIBIO)
En el dominio tibio, el clima mediterráneo ocupa la mayor extensión, por lo que también se denomina dominio templado mediterráneo o subdominio mediterráneo (Csa de Köppen). Las alternancias de estaciones secas y húmedas juegan un papel fundamental en la morfogénesis, ya que por un lado, provocan dilataciones y retracciones hidroclásticas (cambios de volumen en las arcillas) y superficies de discontinuidad hídrica que facilitan los desplazamientos.
Así mismo los ríos tienen un régimen contrastado, con épocas de crecida (erosión y transporte) y otras con épocas de estiaje (sedimentación). Las precipitaciones favorecen las arroyadas.
Es evidente con estos datos que la acción de procesos mecánicos es significativa, pero sin predominar sobre las químicas y bioquímicas.
LA ZONA MORFOCLIMÁTICA ÁRIDA O XÉRICA
La sequía es la característica fundamental; sus condiciones climáticas se corresponden con la clasificación BS y BW de Köppen. Sus formaciones edáficas son esqueléticas y de vegetación escasa y xerófila. Se desarrolla en latitudes tropicales y templadas.
Los procesos: las acciones mecánicas son los procesos dominantes. Las grandes oscilaciones térmicas llegan a provocar fragmentación en las rocas, y la esporádica presencia de agua y su rápida evaporación produce cambios de volumen en las rocas, lo que se une a la fragmentación. Los procesos químicos son lentos pero destacables los de disolución-precipitación; se produce disolución ya que el agua que penetra y se halla en el suelo sufre ascensiones provocadas por la evaporación arrastrando en ese ascenso sustancias disueltas que precipitan en la superficie, así se producen las pátinas o barnices, y si las partículas que ascienden son de mayor tamaño se originan costras.
A pesar de la aridez son las aguas corrientes las que juegan un papel esencial en los procesos morfogenéticos, y suelen ser además de carácter torrencial ya que el terreno sin vegetación no la frena y el suelo es poco apto para la infiltración, todo esto hace que la arroyada tenga un papel importante.
Otro agente fundamental es el viento, cuya acción se ve favorecida por la ausencia de vegetación y por la sequía del ambiente.
Las formas resultantes: los glacis se extienden al pie de algunos relieves estructurales montañosos, se enraízan en la vertiente montañosa para enlazar con un valle o depresión, y se forman unas veces por ablación (erosión) y otras por acumulación, pero siempre como resultado de la erosión areolar o lateral del agua corriente. Los uadis son cauces o valles secos de las áreas desérticas por lo que sólo corre agua de forma ocasional. Las ramblas son cauces típicos de los países áridos por lo que las aguas sólo corren cuando las lluvias son los suficientemente abundantes. Las hamadas son grandes llanuras planas o muy poco accidentadas en las que no existe dirección fluvial.
Los glacis, uadis y hamadas a menudo convergen en depresiones cerradas que suelen encontrarse a menor altura que el nivel del mar.
En esta zona son también muy características las formas debidas a la acción del viento, que las origina por ablación o erosión (yardang, rocas facetadas o rocas seta) y por acumulación (dunas).
Tipología de dominios áridos: la escasez de agua no es uniforme en toda la zona xérica, y según su déficit de agua se establece una tipología de dominios áridos.
- Dominio semiárido o de estepa: se localiza alrededor de los grandes desiertos y en las zonas áridas templadas; coincide con los climas Bs de Köppen. La vegetación y el agua son escasos por lo que la cobertera vegetal no puede proteger de la erosión. Además la erosión antrópica (el hombre) que rotura tierras, usa la poca cobertura de alimento para ganado…da lugar a un intenso abarrancamiento y erosión.
- Dominio árido: extensiones con una escasez de agua importante, lo que provoca vegetación xerófila y discontinua. Las precipitaciones son escasas y coincide con los climas BW de Köppen. No existe una red hidrográfica organizada y el agua circula en forma de arroyada difusa. Los procesos fundamentales son debidos a la meteorización mecánica, a la erosión del viento y a las aguas de arroyada. Se desarrollan glacis.
- Dominio hiperárido: es el caso más extremo de aridez con ausencia total de precipitaciones incluso durante años. Los procesos de meteorización son exclusivamente térmicos (termoclastia); pero son muy importantes los generados por el viento, aunque su evolución es muy lenta. En este dominio hay que hacer mención especial a los desiertos costeros que son consecuencia de las corrientes frías donde la existencia de frecuentes nieblas producen en la roca importantes procesos de meteorización química (hidratación).
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| Estepa |
LA ZONA MORFOCLIMÁTICA TROPICAL
Se caracteriza por su elevada y constante temperatura (18o C), el volumen de precipitaciones es abundante y coincide con los climas A de Köppen. La diferencia fundamental entre los climas tropicales húmedos es la existencia de estación seca.
La presencia del calor y las elevadas precipitaciones favorecen los procesos químicos, y las rocas se ven muy alteradas por estas condiciones; los procesos mecánicos apenas se dan debido a la ausencia de hielo y la escasa variación térmica.
Los caudalosos ríos que recorren esta zona evacuan en suspensión materiales muy finos, resultado de los procesos químicos, y como consecuencia de esto la acción de abrasión de los ríos es muy pequeña.
La diferencia de precipitaciones entre los que tienen estación seca o no, nos hace diferenciar dos dominios, el de selva y el de sabana.
DOMINIO TROPICAL DE SELVA
Se extiende en torno al Ecuador y sus temperaturas son permanentemente cálidas (+18o C), las precipitaciones son abundantes y sin casi diferencias estacionales. Coincide con los climas Am y Af de Köppen.
Las abundantes y constantes precipitaciones junto con las altas temperaturas favorecen la aparición de un bosque denso o selva donde los procesos químicos son los más abundantes.
Las rocas se descomponen constantemente por disolución, hidratación e hidrólisis; estos procesos generan gran cantidad de rocas meteorizadas. En este dominio morfoclimático tiene lugar de forma generalizada el proceso de laterización (el suelo se vuelve de color rojizo debido al óxido de hierro) por lo que el suelo se vuelve estéril. Las rocas se ven alteradas lentamente y de forma superficial, lo que provoca su descamación, exfoliación y disgregación granular.
La acción de la arroyada y la reptación también está presente en este dominio a pesar de la abundante cubierta vegetal; la deforestación masiva puede provocar la aparición de grandes movimientos en masa.
Los modelados de este dominio son las medias naranjas (pequeñas colinas de forma semiesférica), los panes de azúcar (formaciones que sobresalen bruscamente en una superficie plana), los pitones, los domos graníticos, los mogotes y los pitones kársticos (a modo de torres emergen sobre una superficie llana).
DOMINIO TROPICAL DE SABANA
El aspecto morfoclimático fundamental es la existencia de una estación seca. Se corresponde con los climas Aw de Köppen. Aquí los procesos más generalizados son de origen químico, aunque no se debe menospreciar los mecánicos.
La sucesión de estación húmeda y seca va a favorecer la aparición de procesos de distinta naturaleza; mientras que cuando llegan las lluvias, después de la estación seca, encuentran una tierra seca y endurecida en la que la arroyada tiene un papel fundamental; en la época lluviosa se observan procesos producidos por la infiltración del agua, dando lugar a procesos de solifluxión, deslizamientos…
En el dominio de sabana existe escasa infiltración y lixiviación (los materiales solubles de los horizontes superiores de un suelo son arrastrados por la acción continuada de las aguas descendentes por gravitación), sin embargo es muy importante la ascensión del agua contenida en el suelo, y debido a la intensa evaporación por la cual aparecen concreciones que pueden llegar a crear corazas de gran dureza. Cuando el horizonte A del suelo es destruido, estas corazas afloran a la superficie y originan plataformas acoradas.
Los ríos tienen un régimen irregular y transportan los materiales más gruesos, arenas y gravas que aumentan el papel erosivo. Además debemos mencionar la erosión antrópica ya que el hombre al roturar el bosque ha provocado la aparición de sabana en áreas antes ocupadas por la vegetación de selva.
LA MORFOGÉNESIS EN ÁREAS DE MONTAÑA
En todos los tipos de climas existen áreas de montaña que presentan características diferentes de las de la zona climática en la que están insertos. Las montañas muestran un escalonamiento altitudinal en pisos que no se encuentran a la misma altura en todas las montañas debido a distintos factores (exposición al sol y latitud).
La altitud marca claros contrastes en el clima de las montañas, ya que recordemos que la temperatura del aire disminuye con la altura, que las precipitaciones son más abundantes en las laderas expuestas a vientos húmedos, que los rayos solares atraviesan menor espesor de troposfera, que la amplitud térmica en las montañas es mayor y por último que en ellas se forman vientos locales entre el valle y la montaña. En la meteorización física las bajas temperaturas y la abundante humedad favorecen los procesos de gelifracción yla abundante precipitación favorece la escorrentía que actúa con gran fuerza por las pendientes montañosas. Debido a las bajas temperaturas y a las precipitaciones en forma de nieve, se forman hielos y nevé, dando lugar a la aparición de glaciares.
Además de la altitud, las pendientes también favorecen la aparición de formas debidas a los fenómenos de ladera.
En una misma zona montañosa, las características del clima y por lo tanto de la vegetación, varían con la exposición a los rayos solares. La solana, al recibir más luz que la umbría, se ilumina y calienta más, por lo que los árboles alcanzan mayor nivel; en cuanto a la vertiente de barlovento, al recibir mayores precipitaciones, también favorece al tamaño de los árboles. Todo esto origina que existan pisos morfoclimáticos y que estos estén a diferentes alturas.
LOS PISOS MORFOCLIMÁTICOS
De forma general, se puede considerar la existencia de tres pisos morfoclimáticos fundamentales: forestal, periglaciar y glaciar.
- Piso forestal: es la parte inferior de la montaña; aquí la vegetación actúa como filtro de algunos agentes meteóricos, facilita la infiltración de agua de lluvia gracias a las raíces, pero sin embargo también intercepta parte de la precipitación no dejándola caer directamente y atenuando la erosión del suelo. En este piso se dan grandes alteraciones de las rocas y los movimientos en masa por las vertientes son muy importantes.
- Piso periglaciar: está inmediatamente por encima del forestal, y aquí el agente modelador fundamental es la acción hielo-deshielo. En este piso periglaciar de montaña no suele existir un subsuelo permanentemente helado, pero sí puede darse que una capa de nieve lo recubra gran parte del año, lo que evita la acción del hielo, pero favorece la aparición de otros fenómenos como las avalanchas y las aguas de fusión.
Los procesos más importantes aquí son la gelifracción, la gelifluxión y la solifluxión; la acción erosiva principal es la mecánica.
- Piso glaciar: inmediatamente por encima del periglaciar y a partir del nivel de las nieves perpetuas. Se caracteriza por estar cubierto de hielo, y su agente fundamental también es el hielo, que arranca, transporta y deposita los materiales.


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